Miércoles 21 de Marzo de 1804.
Es indispensable que haya constancia y habilidad para emprender una buena educacion. Yo sé que eres buena hija, buena esposa, buena ama de casa, buena amiga, y no dudo que seras tambien buena madre, por lo que me imagino que te impondrás la ley de no demostrar jamas cólera ni mal humor, que no reprehenderás sino con dulzura y sensibilidad, que tus caricias, dones y elogios moderados serán el premio de los esfuerzos y adelantamientos de tu hija, que tu voluntad jamas se su yugará á la suya, y que no exîgirás de ella cosa alguna sin decirla ántes la causa. Con estos medios formará la idea de tu carácter inclinando el suyo á la bondad, á la confianza y al respeto. Yo supongo que tu intencion será el asistir lo mas que puedas á las lecciones que se den á tu hija, porque tu presencia la dará emulacion, y el maestro no se atreverá á descuidar de su instruccion. Estos cuidados son muy provechosos para las madres mismas, pues el género de vida que tienen en el mundo las hace olvidar muchas cosas que las lecciones se las enseñan ó se las recuerdan. Los niños que tienen con que pasar la vida cómodamente deben aprender solo lo que pueda hacerlos agradables á la sociedad, y si yo los tuviera no les enseñaria de la danza mas que lo que necesitaran para presentarse con gracia, saludar, caminar, y sentarse con facilidad y nobleza.
No les impediria que cantasen quanto quisieran, porque tendria mucho gusto en que formasen su oido, que conociesen teda la extension de su voz, que advirtiesen el horror de la dis-
Lo que deben saber muy bien es el idioma de su pais, porque es muy vergonzoso ignorar la significacion, el valor, el género y la pronunciacion de las palabras que oyen y que pronuncian. Quanto mas se sabe el idioma nativo, se engrandecen mas las ideas. La eleccion de las palabras proporciona el agrado y la fuerza á la eloqüencia, y la modulacion que cada una de ellas pide le da mil encantos al discurso. El que sabe su lengua natural no pronuncia entre dientes, no suprime silabas, ni cae en monotonía, defectos que son insoportables á los oídos finos, y que con la edad se hacen incorregibles. Al conocimiento del idioma se sigue naturalmente el de la ortografía; bien sé que se les dispensa á las mugeres su ignorancia sobre este punto, pero debes infundir en tu hija aquel noble orgullo que no recibe indulgencia alguna. Cuida pues de su modo de escribir, porque no hay cosa mas cansada para aquel que recibe una memoria, una carta, ó cosa semejante, que el haberla de entender quando está mal escrita, y no hay estilo, por bueno que sea, que no pierda mucho en no leyéndose bien. Los renglones torcidos y los caracteres ininteligibles manifiestan un individuo abandonado y de mala educacion.
Todos los libros de historia que son enfadosos para nosotros, deben de ser insoportables para los niños. Así pues yo te aconsejo que al principio no la des á leer á tu hija sino algunos compendios bien hechos de historias particulares, que acomodados en su lectura piquen mas fácilmente su curiosidad. Exîge pues que te los explique, haz que te descubra el efecto que en ella producen, y no dexes pasar ningun rasgo de virtud, de heroismo ni de humanidad sin hacer de él el elogio cor-
No te persuadas, mi estimada Paulina, que yo procuro dictarte leyes. Yo no he tenido hijos, ni jamas ha sido el objeto de mi estudio la educacion. Puede ser que las advertencias que te hago no sean las mas justas, pero las puedes arreglar á tu razon: si son buenas síguelas, y si no considéralas como desvarios de una alma sensible, que no pudiendo mas pretende aun contribuir á tu felicidad.
En lo que no me engaño seguramente es en desear que tu hija te elija por su confidente y mejor amiga, porque esto es asegurar el reposo y la dicha de las dos. Las mugeres somos mas delicadas, sensibles y moderadas que los hombres en todos nuestros afectos, y así debe estar reservado para nosotras el dar el exemplo de las obligaciones puras y suaves que manda la naturaleza. La madre que se excusa de desempeñarlas, y la hija que las desconoce, no pueden ser sino unos monstruos.
Tu no te hallas todavía en aquel término en que las mugeres se ven obligadas á confesar que todo el tiempo de la vida pasa muy pronto; pero tu hija, al paso que vaya creciendo, vendrá á ser la fe de bautismo en que se lea la edad que tienes, y por lo que oyes decir de las demas debes considerar lo que se puede decir de tí. Quando llegamos á los treinta años tienen los hombres la injusticia de mirarnos como viejas, y de vituperar en nosotras aquellos caprichos que ellos mismos se dispensan en la vejez. No te ofendas pues de este concepto, y consulta tu razon para saber lo que te debes permitir. No podrás dexar de conocer tú misma que cada dia perderás una gracia, pero tu alma exercitada por el tiempo y la experiencia las puede reemplazar con virtudes, las quales te asegurarán un imperio mas dulce y durable que el de la belleza.
Es difícil y aun imposible el leer el corazon humano, pero las acciones y los discursos de los hombres te demostrarán á lo ménos o que intentan parecer. Si comparas y reunes estas observaciones con lo que tú sepas por otra parte, conocerás toda la verdad que intentas descubrir. Muy pocas son las familias
Tú tienes un buen talento natural: cultívalo pues, y procura que no se pase ningun dia sin leer alguna cosa instructiva. La moral, la historia, las bellas letras, y alguna novela muy escogida le bastan á una muger para cumplir sus deberes, y tener un consuelo en la soledad: si quieres hacer el mejor uso del tiempo, ocúpate en asegurar en tu casa el buen órden, la economía y la paz. Tu marido es uno de estos hombres honrados en donde no entra jamas la desconfianza, y que siempre caminan de buena fe en punto á sus intereses; pero los tiempos se han mudado, y es preciso que mudemos también de conducta sobre nuestros gastos. Antes se reunian las gentes muy rara vez, y el fausto era momentáneo: al presente sucede esto casi todos los dias, y por muchos bienes que se tengan, si no se está siempre con cuidado sobre los desperdicios de los criados, y no se pone un freno á su codicia, se arruina qualquiera bien pronto, ó por lo ménos cae en escasez. Así pues, el que es discreto debe reservar siempre una porcion considerable de su renta anual, y hacer de ella un fondo para un caso de necesidad, con el qual se acude á algunas cosas que no han podido preveer. Si llegas á hacer alguna adquisicion ventajosa de este modo, puedes proporcionar con ella el establecimiento de tus hijos, y procurarte la dicha inestimable de favorecer á algun amigo.
Por los pocos caprichos que tengas, por el orden que establezcas en tus gastos, con los diez años que tienes de experiencia de tu marido, y por la buena disposicion que él note en su casa, no te será dificil obtener su confianza en un todo. Para que todo vaya bien en un matrimonio, es preciso que el hombre tenga la inspeccion y manejo de los negocios exteriores, y que la muger tenga la de todos los de casa; pues al cabo de cierto tiempo ya no tienen los esposos asunto alguno que conversar, y refiriéndose mutuamente todo lo que hacen en el dia, tienen objetos útiles é interesantes que hablar; aumentando así la estimacion y la confianza.
Siguiendo esta conducta tendrás siempre una gran preponderancia en el establecimiento de tus hijos: no se dispondrá cosa alguna sin tu consulta y aprobacion, y por tu utilidad en la casa tendrás un amigo en tu esposo, al paso que tu inutilidad le haria ser un amo. Á tí te toca pues el escoger, pero considera antes que un disgusto en la juventud no es mas que un aletazo de mariposa que se olvida con el menor placer, y que en la vejez es una puñalada cuya herida se renueva cada momento.
Si tu gusto no se opone á este plan, y las circunstancias te permiten seguirle, me atrevo á salir garante de la felicidad de toda tu vida. Ella te separará de los peligros del mundo, conservará tu salud, asegurará la paz de tu alma, y te proporcionará lo que pocas mugeres poseen, que es el respeto, la estimacion y el cariño de quantos te conozcan, A Dios mi estimada amiga.
Las Reflexîones que siguen son interesantes para la literatura, á pesar de ser un poco largas; por este motivo ha determinado el Tribunal insertarlas en este periódico, repartiéndolas en varios Números, en los quales se insertarán además algunas otras producciones y cartas sobre diversas materias, á fin de hacer mas amena y variada la lectura del papel.
Si vmd. no se hubiese metido á censurar una traduccion sin haber visto el original, como vmd. mismo confiesa ahora en el Número 5 de su respuesta; si vmd. no se hubiese propasado en disfamar al la propiedad el imitable, y lo que es inimitable no es propiedad, pero al se-destemplada la censura de vmd., y ahora precisamente está vmd. declarado por impostor, y confesado por vmd. mismo que no ha procedido con la imparcialidad y desinterés que deben guiar á un censor quando está llamado ó autorizado para serlo.
El Maestro de vmd.
La tenacidad de vmd., y su poco amor á tan respetable Maestro, me han obligado á hacer ver las ventajas de los Elementos de Botánica del
Ahora, señor
Vamos pues á su delicadísima articulata.
Número 1. La crítica en qüestion no parecía original de Se continuará.)
Con Real Privilegio
En la Imprenta de la Administracion del Real Arbitrio de Beneficencia.