Ya que V. há formado el proposito de desterrar los vicios y
preocupaciones comunes, es muy puesto en razon que todos aquellos que
por singular genio se hallan destituidos de toda parcialidad produzcan
sus tareas, y pongan algun cuidado en subministrarle aquellas ideas mas
proporcionadas, á fin de que V. si son dignas las apruebe, y ponga en el
numero de sus obras.
Con efecto me determino desde hoy á poner esmero en ver como dar reglas
conducentes á la educacion tan abatida entre nosotros, si es que el
favor de Divino me ampara en tan loable pretension.
DISCURSO I.
Corrumpi mores in scholis putant, nam et corrumpuntur interim
sed domi quoque; et sunt multa ejus rei exempla tan lesa herclé
quam conservata santissima utrobique opinionis. Quintil. inst. lib. I. cap. 3.
Si la enseñanza de los Niños es uno de los objetos mas
interesantes á una Republica bien organizada, no hay razon alguna
para que esta se muestre tranquila è indiferente en esta parte,
siempre que en ella se observe decadencia notable.
Pero ¿que hace el buen Maestro con sus penosas tareas, si los Padres
de familias no ponen de su parte los medios mas eficaces para la
solida instruccion de sus hijos? ¿Que hace la Republica por mas que
vigíle en la eleccion y consentimiento de buenos Maestros, si no hay
Padres? Yo confieso que el buen Maestro es una gran columna en que
estriba, y de que depende la sucesiva felicidad de los Pueblos, como
que los Niños nacen para su govierno; pero tambien aseguro que los
Padres son los cimientos en que estriva esta columna, esto es, todo
el fruto del Magisterio. El Pedagogo podrá sujetar á un niño á sus
lecciones; mas luego que sale de ellas, si falta la autoridad
paterna, es lo mismo que si no oyera tales lecciones.
Mas ¿que estoy diciendo? ¿Es posible que me oygan? Desde luego digo
que será arrojado este papel, abominado y hecho polvo, como si fuera
acaso un cumulo de voces huecas, que nada mas sirviera
que para confundir al entendimiento, y meter a los hombres en un
laberinto de que saliesen con dificultad. Ah! ignorancia! Ah!
preocupacion! Con mucha verosimilitud y al caso nos dice Samaniego Tom. I. Fab. 25. lib. 2.
que:
Por hombres de
seso
muchos son tenidos,
que á nuevas razones
cierran los oidos.
El hombre es muy docil: hace como la varilla que mientras
está tierna puede doblarse con facilidad, y qualquiera ayrecillo
excita en ella movimiento, mas al paso que engordece, vá perdiendo
aquella tenuidad de que antes estaba dotada, é ya no puede moverla
con facilidad el viento, hasta que llega á tal punto que no es
posible doblarla una fuerza por grande que sea. Pues considerese asi
un niño: mientras sus nervios se hallan flexîbles,
puede el Padre ó el Maestro inclinarle á qualquiera asunto, y el
niño recibir con mas docilidad lo que se le enseña, y aquello á que
se le dirige; pues aun están por rigidar los organos sensorios, y no
tienen resistencia para dejar de inclinarse á qualquiera cosa. Esto
es evidente, y no necesita mas prueba que la misma experiencia; pero
ya que de esta no se habla, tambien lo esforzaré con mis
razones.
Nadie duda, que el hombre es racional, y por consiguiente mas capaz
sin comparacion de recibir lecciones, que el Perro. Bien está: vemos
quotidianamente que si se enseña á un perro luego que nace á baylar
ó á otro movimiento corporal de urbanidad, insensiblemente se verá
gran fruto. Luego tambien si á un niño le fueran imponiendo al
conocer en el discernimiento, es forzoso que por grados se lograse
ver enseñado en qualquiera materia sin tanta diftcultad y trabajo
como vemos es preciso para imbuirlos despues de grandes.
Este método era el propio para la perfecta educacion, y
que está en manos de los Padres de familias, mas no poniendo estos
cuidado alguno en todo lo que se les insunue [sic] acerca de este
punto, los niños mientras no están en edad capaz de ser puestos al
cuidado de algun Maestro, obran solamente del modo que ven á los de
su edad, y á los demás que tratan con ellos; asi que con mas
facilidad dominan del hombre los vicios que la virtud: quoniam dociles imitandis turpibus ac pravis omnes
sumus [Juvenal#H::Jubenal.] Satira 14. V.
32 especialmente quando se adquieren en casa;
porque velocius et citius nos corrumpunt vitiorum
exempla domesticaIb. V. 23 y lo que mas
es viendolos á los mismos Padres magnis cum
subeant animos auctoribus.Ibid.
Esto supuesto vamos á otra parte. Ponen los niños al cuidado de un
buen Maestro, ven que sus hijos adelantan en vicios, y
no viendo ó cerrandoseles los ojos para ver la causa, la atribuyen á
los Maestros. Verdaderamente estos pueden tener culpa; pero tambien
se pueden culpar inocentes. Los Padres preocupados maldicen á los
Maestros. ¡Que locura! ¿Pues como el Maestro os ha de enseñar un
niño, é inclinarle á la virtud, si ya se lo entregais anegado en
vicios? Es cierto que en la Escuela se corrompen ¿pero en casa? Nam et corrumpuntur interim, sed domi
quoque.[Quintilian#H::Quintil.]
Nos dicen Phedro y Esopo en sus
Fabulas, que
Jupiter nos puso dos alforjas, una delante y otra
atrás: en la de adelante nos puso los vicios agenos, y en la de
atrás los nuestros, afirmandonos con esto que los hombres veian los
vicios agenos, y los suyos no.
Ah! Padre que tienes hijo en la
Escuela tecum habita: mirate bien: et noris quam sit tibi curta supellex: y
verás que poco es lo que enseñas á tus hijos.[Persius#H::Aul. Pers. flac.] Satir. 4 V.
ulc.
Pasemos mas adelante: démos una visita á los Señores
Maestros, y veamos qual es su enseñanza. Por decontado ya vemos la
mala pronunciacion que muestran á sus discipulos; pero esto es mas
porque ellos no saben, que porque les falte su trabajo; pero al
mismo tiempo quieren que pronuncien como ellos. ¡O barbarie! Diganme
esos Señores: Si me mandan tocar una Campana despues de oir tocar
otra, mas sin ver, no solamente tocarla, sinó aun la misma Campana,
y sin saber que hay tal cosa ¿podré yo tocarla? Es cierto que no.
Ahora bien: asi en la pronunciacion: los niños oyen el sonido de la
silaba que pronuncia el Maestro; mas no saben como lo hacen: salen
con que mas no saben que movimientos se han de dar para excitar
semejante sonido. ¡Ay lastima! ¡Pobres niños! Ojalá no destruyesen
vuestros talentos miserablemente![Quintilian#H::Quintili.] inst. lib. I. cap.
3
De esta manera los Maestros no ven fruto en los Niños,
y sus Padres ven adelantamiento de vicios, y atraso de Maestros: ven
que insensiblemente van estos faltando, no en numero, sinó en
facultades, quiero decir, ven multiplicar los Maestros, mas no sus
saludables efectos: ven todo esto, é ignoran la causa, y creen con
buena fé unos y otros, que los niños son ineptos para las ciencias y
primeras letras. Tal es su ignorancia, su preocupacion, y su mal
modo de pensar. Mas para desengaño del Publico envasaré aqui la
causa de las dos cosas. El Maestro no ve fruto de sus discipulos,
porque no sabe enseñarles con el método que debe, y el Padre de
familias siente falta en los Maestros, porque á este empléo solo
aspiran los desauciados que no tienen otro arbitrio á que apelar por
su ineptitud; asi que ni hay buenos Maestros, ni hay ni puede haver
buenos Profesores.
Por el contrario aquellos hombres que se ven dotados de las
qualidades y circunstancias de buen Maestro, no toman sobre si tan arduo negocio, como quienes consideran las
dificultades que se ofrecen al querer desempeñarlo con conciencia.
¡O! si consideráran esto aquellos que lo executan!
Esta, Señor Editor, es materia de mucho volumen, y que es dificil de
compediar en un Periodico; pero esta y otras como ella son las que
deben salir á luz publica, como que trahen mas utilidad que el
conocimiento del origen de las lenguas Orientales, y otras materias
que se toman algunos para poner en un Caton, que solo se dirige á desterrar los vicios, y
preocupaciones vulgares, que el quitarlas es gran empresa. Yo por lo
menos formo este concepto, y hasta que se me haga demostrable lo
contrario permaneceré en él
Si es que V. Señor Editor, toma á bien el poner esta pequeña Carta
entre sus Obras, prometo seguir el asunto, y verán los hombres de
instruccion quan util es mi dictamen. Prescribiré en otras Cartas el
método de enseñar las primeras letras de que dependen
los conocimientos de las ciencias exâctas; y por ultimo manifestaré
al Publico mis deseos de servirle; mas si asi no se verificase,
desde luego me avergonzaré de escribir acerca de otro asunto, aunque
sea de importancia y tenga en el ideas ventajosas.
Entre tanto reciba V. esto poco que en si es mucho; pues me atrevo á
decir con Seneca: Pauca sunt que
dicuntur; sed si illa animus bene exceperit, convalescunt et
exurgunt. B. L. M. de V. su mayor Servidor. -:- J. V. V. C.
y C. -:-
VARIEDADES.
Todo me parece
muy bien, Sr. D. J. El asunto de su ocupacion, la correccion á
los Padres y Maestros, y en una palabra el todo de su Carta me
gusta, y no puedo dejar de alabar el util pensamiento que V. me
comunica; pero por mas util que sea este, no me parece que sea
de una utilidad exclusiva de qualquiera otra produccion por
inferior que ella sea, para que V. proclame su
papel como unico, y dicte la proscripcion al n.° del Origen de las Lenguas. Esta clara
confesion, propia de un egoista que no dá quartel á produccion
alguna agena, alarmaría la vigilancia de los emulos de V. si no
procurase yo encubrir el verdadero sentido de aquellas palabras.
¿Por ventura cree V. que no es asunto de un Caton lo que sirve á istruir y desengañar de falsas
credulidades, tanto como lo que se dirige á desterrar los vicios
y preocupaciones? Aquello y esto tenian el principal lugar en el
espíritu de aquel justo é inflexîble Censor, CATON; aquello, como pasion que le
dominaba, pues no ignorará V. que entre las tres cosas que
merecian su arrepentimiento, una era, haver
dejado pasar un dia sin aprender alguna cosa nueva; y
esto, como objeto principal de todos sus cuidados. Pues si el
retrato ha de ser, segun el Principe de los Pintores, copia
identica del original que se imita ¿por que este renuevo, digo mal, este bosquejo de aquel modelo de la
justificacion no há de abrazar en si tanto los objetos de
instruccion y desengaño, como los correctivos? Acaso pretende V.
revestir al Caton Compostelano de
aquellas ordinarias pasiones que suele germinar el odio, y que
salen del equilibrio de su justa balanza, para desnudarle de los
principales agentes de su espíritu, la Justicia é Igualdad? En
vano se cansa V. Es indefectible en el hombre virtuoso la
libertad, asi como en el malo la esclavitud; y mientras aquella
exerza sus incóquistables derechos, no podrá la malicia cautivar
el corazon de quien los posea, ni obligarle á predilecciones,
quando el merito sea igual.
El de su pensamiento anterior es claro á todas luces; y su
continuacion que promete, colmará la esperanza que empieza á
renacer en el corazon de su Servidor. -:- El Editor. -:-
*¡Que á mal llevo yo que nuestra Nacion retenga
todavia de los Romanos cierta injusta prevencion contra la
Comedia! ¿Porque han de querer que el oficio de Comicos sea
infame, sinó en quanto sirve á representar cosas infames, del
mismo modo que la Poesía, la Pintura, y todas las demás Artes? Y
¿porque no lo han de tener por honrado, quando representa cosas
honestas? Pero ya preveo que me arguirán, que no es cosa honesta
divertir á otros y hacerlos reir, y porque no? Es cien veces mas
honesto divertir á otros y hacerlos reir, que entristecerlos y
hacerlos llorar; cosa que es peculiar de otras mil profesiones
tenidas por muy honradas en el Estado. Si por trabajar en
divertir al Publico se hiciese el hombre infame, los Pintores, y
Poetas burlescos serían los mas infames del Mundo. ¿Que há hecho
Quevedo toda su vida? sinó trabajar para hacer
reir á los demás. ¿Que han hecho Carpio, Marrot, y S.
Amant? Pero este reproche de
divertir á otros no se entiende con los Actores Dramaticos, y si
con los Comicos, porque aquellos divierten no haciendo reir,
sinó causando admiracion. Pues ¿porque padecerá mas infamia un
Actor que hace revivir los heroes de los siglos pasados con la
voz y accion, haciendose vivo retrato de ellos, que un Poeta ó
Pintor que saben imaginar bellas actitudes? Será unicamente
bueno saber expresar una pasion con el pincel ó con la palabra,
y saber representarla bien será cosa infame? Esto ciertamente
repugna; pero el hombre es por naturaleza tan cruel y embidioso,
que solo pone su gloria en causar pena á los de su especie, y
tiene por vergonzoso el divertirlos.
Sin embargo de estas razones aun me arguirán q los Actores
Comicos están sugetos á sufrir los silvos, y burlas del Publico,
y á obedecer siempre su voz. Bueno: y ¿se verifica que el
Publico tiene siempre razon, y decide con la
misma? El Publico es un Cuerpo de muchas cabezas, cuyas diversas
opiniones pugnan ordinariamente entre si, de suerte que lo que
una llama bueno, otra lo hace malo, y en esta irreconciliable
contradicion consiste, que mientras unos vituperan otros alaban.
Prescindo del caso en que una buena pieza sea representada por
un mal Actor, pues en este supuesto es justo que padezca
desprecio; pero aun entonces está el Publico autorizado para
conducirse con la grosería que acostumbra de silvar, y gritar,
fuera fuera? Esto no puede aprobarse
por la razon; bien que solo en Pueblos donde reyna la libertad
de costumbres puede suceder.