Le grave Philosophe est par tout révéré:Souvent même á la Cour il se voit honoré.Son credit peut nous perdre, et sa haine y conspire.¿Que peuvent contre nous leurs traits injurieux.Il falloit nous porter des coups plus serieux.
Racin. La Relig. Cant. 4. v. 341
Enteramente se halla respetado
El Filósofo grave; y su alta ciencia
Hasta en la Corte logra preeminencia:
Su crédito y honor tan encumbrado
Perdernos puede; y su enconada ira
A nuestra destruccion allí conspira.
¿Mas qué nos puede hacer su ardor contrario?
Un golpe superior es necesario.
Vease el Correo de los Ciegos desde el n.o 33 al 38. la le conozcan, le apostillen y le noten. ¡Ah! yo sé muy bien toda la extension de vuestro mérito, y no dudo que, con exponerle brevemente, hiciera de vosotros la mas completa Apologia. Vosotros habeis ilustrado á la Nacion con las mas doctas y eruditas producciones; el público está ya mas que suficientemente convencido de vuestras notorias prendas y talento; la España tiene bien impresas las glorias de que la ha llenado vuestro zelo, y las que nunca sabrá agradeceros dignamente: los extrangeros os
Sin embargo, á fuer de Sabios, espero que convengais conmigo en que no lo sois vosotros solos, ni por consiguiente los unicos acreedores á mi proteccion apologetica, aunque hasta aqui la hayais merecido toda entera. Por una parte el santo tiempo en que estamos, y por otra ese diantre de Censor que nos anda ahora con sus pedimentos pensadores, os confieso que me han trahido á la memoria una de las obligaciones esenciales de mi cargo, como Patrono y Abogado de vuestras causas literarias, y de la que vivia yo muy olvidado por no haber pensado en ella. Tengo entendido que todos los Letrados, ó Abogados, que es lo mismo para el caso, hacen en su recepcion un solemne juramento de defender graciosamente á los pobres desvalidos, que por serlo, no son menos acreedores á la caridad que á la justicia, y esta práctica tan santa y tan loable, me hizo creer que debia, aun con abandono de otra causa en que estaba trabajando pensador: estendió de tal suerte mis ideas que me representó con la mayor viveza que no debia llamarme Universal, no sabiendo todas las Ciencias, ó no siendo capaz de apologizar á todo Sabio que se le antojase tomar la pluma en qualquier asunto que fuese. No dejaba tampoco de ofrecerseme que para una empresa tan vasta necesitaba de un estómago de tanto buque por lo menos como el del Vizcaino de quien habla el Diarista Pinciano Desde el dia 7 de Febrero de este año se publica todas las semanas en Valladolid una obra periodica, intitulada: so pena de exponerme á alguna
sólidos y mazizos que se ven despreciados malamente por quatro charlatanes crítiquillos? ¿Y dirán todavia que no debo llamarme Universal, habiendo hecho ya la Apologia de los Burros, y haciéndola ahora de los Sabios? ¿Hay alguna Logica que enseñe divisiones mas exâctas? Es constante que yo no sé todas las Ciencias, pero tambien es cierto y me dice la experiencia, que no es esto necesario para juzgar y decidir magistralmente sobre todas, con solo estudiar alguna con la formalidad que corresponde. Mis Sabios, lo confieso, son los unicos poseedores de este maravilloso secreto, que causa tanta embídia á los Críticos ignorantes; por eso declaman agriamente contra todos sus estudios, y no quisieran que tuviera España tan riquísimos tesoros. Ello es cierto, Sabios mios, que si no fuera por vosotros hubiera sido tal en estos tiempos el trastorno que habria padecido nuestra Ciencia, que ya no la conocerian nuestros mayores, y estariamos al presente sumergidos en esa maldita ignorancia que se va esparciendo en la Peninsula por no querer estudiar y saber como vosotros y seguir
Vosotros que habeis empleado despues por el largo espacio de tres años todo vuestro talento y estudio en sondear los arcanos de la naturaleza con una aplicacion tan intensa á la filosofia de vuestros mayores, que no os permitia la menor distraccion á qualquiera otra facultad ó ciencia, y hubierais tenido por un crimen inexpiable el leer otros libros que los vuestros, y el no defenderlos aun á costa del honor y de la vida: vosotros que deslindareis en un momento todo el árbol genealogico del ilustre Caballero el Señor Ente de razon, de su padre el Señor Ficto & imposibili, de sus hermanas y cuñadas las Señoras Segundas intenciones y prioridades de naturaleza; que habeis visto y registrado muy despacio los mas ocultos pliegues de la Materia primera y de su suegra la Privacion, y que en fin, en virtud del aprovechamiento que habeis manifestado todos en esta maravillosa Ciencia, teneis y conservais de ella las certificaciones mas autenticas, á fin de que nadie os pueda impedir el paso por los vastos paises de la Jurisprudencia, de la Teologia ó Medicina, en las que os entrais á pie llano con el auxîlio de aquella llave maestra de las ciencias, haciendo en ellas los rápidos progresos que se deben suponer de la instruccion con que ya llegais á profesarlas: que sabeis, por exemplo, disponer un Testamento á la Romana, para el que quiere hacerle en Aravaca; que hareis una anatomia silogistica de la misma Divina Esencia y atributos inefables; que matareis á un enfermo á lo Galénico, y os disculpareis de ello á lo Arabe; que::: ¿pero donde voy yo con querer dar noticia de toda vuestra ciencia? ¿Hay por ventura algun caso, algun pleito, alguna dificultad que no ceda á vuestra penetracion y agudeza, quando habeis empleado muchos años en aguzar vuestros ingenios? ¿No teneis el mérito de haber enseñado ó enseñar actualmente qualquiera de estas ciencias, para alegarle en derecho en las vacantes de Mitras, Prebendas, Catedras y Togas? ¿Y nos querrán decir esos hombrecillos á quienes vosotros habeis conocido tamañitos
Pues así sucede en nuestros tiempos infelices, Sabios mios. Así sucede en el dia, y no hay lagrimas que basten á llorar el abandono y la desgracia en que va á precipitarse nuestra España, desde que quatro mozalbetes lampiños se atreven á subirse á las barbas, llamandoos preocupados é ignorantes, porque no quereis entrar en los estudios de moda, que ellos tanto nos ponderan, y que no sirven sino para hacerlos charlatanes y viciosos. ¡Oh si pudiera yo levantar aqui la voz y hacerme oir de quien pudiese corregir tanta insolencia! Y lo peor es que va cundiendo de tal suerte este contagio, que solo vuestra constancia inalterable, será la que conserve entre nosotros la memoria de lo que fuimos en tiempos mas venturosos. Si no temiera escandalizaros gravemente, ó que la fuerza del dolor os hiciese reventar de sentimiento, os haria brevemente una pintura lastimosa de la ignorancia, de los disparates, de la falta de método y solidez, que esa caterva de bachilleres ha pensado introducir en nuestras Aulas. Solo si os diré algo de lo que con harto dolor mio, he podido observar en medio de la Corte que debiera ser el centro de las Ciencias, para
Arimetica, y sirve para los Mercaderes y Tratantes y nada mas, y estos chicos serán hijos de Comerciantes, y por eso la estudian aqui: yo la aprendí en dos semanas por la Cartilla, y yá se me ha olvidado la mitad. Salió luego otro Señorito, y comenzó con la misma gerigonza, pero adverti que no escribia numeros, sino las primeras y las ultimas letras del A. B. C. y entre ellas unas rayas de muchos géneros, porque habia cruces, sustenidos y otras figuras que parecian cosa de conjuro; y como yo me quedaba en ayunas de todo, recurri á mi Oráculo y me respondió muy entero: ¡Ah! esa es la Ginebra que sirve para juegos de manos, para titeres y cubiletes, que ya ve Vm. que eso es propio de extrangeros que se vienen acá con sus tutilimundis. Si yo mandara::: ay, ay, le interrumpi: ¿Qué raíces son aquellas que dice? ¿tiene allí algunas yervas ó tomillos para esos juegos de manos? No Señor, me dixo, sino que por esas figuras conocen ellos las raíces venenosas y las saludables más ó menos, conforme Vm. los oye. Bendita sea la madre que te pa-
Salió luego otro muchacho con su compás en la mano á manera de Astrologo, y haciendo varios circulos y figuras en el telon, hablaba de rayos, senos, ángulos, tropiezos, cuerdas, y otros nombres tan estramboticos que por no entenderlos tuve que preguntarlos á mi Sabio; este me dixo que aquella ciencia era la Symetria, con la que se hacian altares, y se median las cubas y los caminos, &c. Pero que todo ello lo traia Moya en sus cuentas con otras mil curiosidades tan inútiles como aquellas. Acabóse en fin el exercicio, y mi Militar, que en todo él habia estado como absorto y sin hablarme palabra, me preguntó ¿qué me habia parecido? Malditamente, le respondi; esto ni es saber, ni es estudiar, segun lo que he visto, y me ha explicado aqui un hombre Sabio. Este, me dixo, será uno de esos muchos que dicen mal de todo lo que no entienden, ni lo han saludado en su vida; y eso de juzgar sin conocimiento, yá vé Vm::: ¿Cómo qué? le repliqué al instante: ¿si me ha explicado aqui todas las figuras que han hecho de la Ginebra y de la Symetria con los usos á que sirven? Ojalá supiera yo otro tanto. Vendremos otro dia, me dixo sonriendose, y verá Vm. otros exercicios mas gustosos, y que los entienda mejor. Convengo en ello desde
Hicimoslo así á pocos dias, y me quedé absorto al ver lo que no podreis creer, Sabios mios, y lo que seria capaz de escandalizar á toda Italia, al ver digo entrar en aquel circo respetable una Señoríta joven, aunque de singular modestia y compostura, y tomar asiento en lugar muy distinguido entre los que al parecer eran los Examînadores y Maestros. ¡Oh Romanos, exclamó entonces uno de mis Clientes, qué diriais de nosotros, quando no permitiais á vuestras Matronas la entrada en el Senado! Díxome entonces mi Oficial, que no lo extrañase, pues al dia siguiente debia concurrir tambien otra Señora extrangera. Yá no lo admiro, respondí; si las nuestras las dan tal exemplo, ¿qué mucho que lo imiten las extrañas? Bien decia yo que todo ello iba perdido; pero en fin, veremos en qué para esta maniobra.
Presentóse un Señoríto, que parecia la misma lindeza y comenzó á relatar una oracion latina que el mismo habia compuesto, segun me dixo mi amigo; pero en un latin tan rancio y tan añejo, como allá por los años de Christo; yo no le oí una palabra de aquellas finas, cultas y sonoras de nuestras Aulas, que pudiese acreditar su invencion y travesura de ingenio en la latinidad. Ya quiso Dios que acabase su Oracion, y quando
Nada quiso responderme mi amigo, acaso porque le hicieron fuerza mis razones: solo me dixo que atendiese como hacian lo mismo otros varios jovenes; pero yo sin esperar mas razones tomé la puerta, sentido de haber perdido aquel tiempo, y llorando amargamente la ignorancia en que nos vamos á ver sin remedio, si dexamos extender tan perjudiciales principios.