se Medicum profitenti credatur.
Plin. lib. 29. cap. 2.
La Medicina, el mas importante de to-
dos los Artes, es la
que tiene el pri-
vilegio de que à qualquiera, que se
llama
Medico, se le crea sobre su pa-
labra.
En la mala fé, ò designio, y animo deliberado de engañar, todos los
charlatanes son unos, y solo el objeto de sus embustes los distingue.
Tambien los Griegos, y Romanos se vieron inundados de esta plaga. Aristophanes celebra á cierto Eudamo, que vendia anillos, haciendo creer, que tenian virtud contra las mordeduras de los animales venenosos. Chariton, y Clodio de Ancona no se hicieron menos famosos con semejantes embustes.
Nosotros hemos tenido tambien en todos tiempos algunos de estos hombres,
que pasan por milagro-
Presentase otro ofreciendo quitar con mucha facilidad todo genero de
callos, y sabañones: ¿qué mucho harán los que padecen estas incommodas
dolencias en valerse de un hombre, que asegura haver encontrado el modo
de curarlas? El deseo de vivir, y de vivir sin do-
Los charlatanes saben muy bien, que para engañar al vulgo es necesario
autorizarse. Bien conoce éste que hay quien pretende engañarlo; pero
tiene la simpleza de recelar estos engaños en aquellos á quienes vé con
su misma ropa, y á su nivél, y no teme trampa en un hombre vestido de
galones, y que está condecorado con titulos
Por lo comum [sic] estos charlatanes de Medicina, y Cirugía acaban de
llegar de largos viages, en que han hecho singulares observaciones, y
exercitado estas Artes por mar, y tierra, en Europa, y America, ò en
Africa, y Asia. El uno ha sido Medico de Camara del Gran Muftí, que le
ha concedido un Breve de Imán, y el otro del Gran Mogól, de quien ha
recibido las insignias del Elefante blanco; y ambos han aprendido en sus
largas peregrinaciones secretos extraordinarios, y trahido á su buelta
cantidad de drogas de un valor inestimable contra todos los males, que
pueden afligirnos, y nos las vienen à traher á nuestras casas, movidos
de santo zelo por el bien de la humanidad. ¿Qué mucho que el Pueblo se
dexe seducir de unos
Vé, y dile à ese bribon,
que vaya en hora mala: que
si él poseyese un remedio infalible para este mal, mucho há que andaria en coche con caballos.
Apenas puede creerse, que haya hombre tan sencillo, ò tan necio, que no
conozca, que todas las promesas de estos ilustres viageros son patrañas,
y ellos mismos unos embusteros, y asesinos. Sin embargo, tal es la
credulidad del vulgo, y la procacidad, y astucia de estos charlatanes,
que hacen que su comercio continúe; y sobre las cenizas de unas ofertas,
que nunca han cumplido, establecen otras, que no se cumplirán jamás. No
parece sino que los hombres se complacen en verse
Uno de los primeros cuidados de un charlatán, y con que sue-
Tambien encuentran otro recurso los charlatanes en los mismos amigos, ò
parientes de un enfermo. Suelen estos, movidos de su cariño, emplear el
ministerio de un charlatán, que no deja de aplicar sus drogas en
secreto, con pretexto de no malquistarse con el facultativo. Si sana el
doliente, el charlatán lo ha curado, y lleva el premio, y los
Otros, que han experimentado el mal suceso de las pomposas ofertas de un
charlatàn, lo callan, por no padecer el rubor de manifestar su
credulidad; y esto es tambien muy favorable à estos falsos Empyricos.
Su-Cheu-fu, que haviendo perdido una
hija por la ignorancia de un charlatán, compuso un Manifiesto, en que
expuso la mala conducta de su enemigo, con reflexiones capaces de
desacreditarlo; y no contento con esto, fijó copias en las plazas
públicas, y distribuyó otras en las principales plazas de la Ciudad.
Esta venganza, que él llamaba zelo del bien público, produjo todo el
Sería muy conveniente, que aquellos que han experimentado la vanidad, y
aun los perjuicios de estos secretos, informasen al público, à quien
harian en esto un beneficio muy señalado; pero es dificil inspirar esta
ingenuidad à los hombres, llenos siempre, y pagados de todo lo que tiene
ayre de maravilla, y no hay que esperar otros desengaños, que aquellos
que se adquiera cada uno por sí mismo, si tiene la flaqueza de ponerse
en manos de estos aventureros, llegando el aviso quando el daño no puede
remediarse.