Boileau. Art. Poet. Cant. IV. v. 50.
De un necio á veces recibir solemos una advertencia conveniente
y útil.
Si yo dixese á vmd. que he determinado dar fin y cima á nuestra
correspondencia, y meterme nada menos que á proyectista, ¿no se haria
mas cruces que las que tiene sobre sí
Los que discurren poco ó nada (que hay muchísimos de estos, y con coche)
murmuran lindísimamente de todo lo que ellos no inventaron, y en que no
esperan tener parte ó interés inmediato; dando por desprecio nombre de
proyectista á qualquiera que procura servir á
su Patria con algun nuevo descubrimiento.
No puedo negar que la reputa-
Poco talento basta para conocer que los progresos del entendimiento
humano forzosamente han de ser lentos y subcesivos, que dependen del
concurso de muchas circunstancias, y que no se combinan sino por medio
de largos intervalos. Las Artes y las Ciencias todos los dias se acercan
á su perfeccion, y es muy regular que jamas lleguen á conseguirla. Creer
imposible añadir luces a las que nos dexaron nuestros mayores, es
creencia de toscos y embotados ingenios; para acreditar lo cierto de
esta proposicion, son superfluas qualesquie-Bacon que
para llegar un hombre á ser grande, necesitaba salirse del camino comun,
y elegir rutas extrañas; aforismo que no dexa de parecer ridículo y
arriesgado á los talentos limitados y perezosos.
No es recomendar el gusto de la novedad combatir la ciega ternura que
tenemos á favor de los perjuicios antiquados, ternura que no dexa de ser
siempre bárbara; siendo innegable que tan ridículo es á los ojos de un
Filósofo abrazar lo nuevo por nuevo, como respetar lo antiguo por
antiguo. Desapruebo la sumision servil á los establecimientos antiguos,
como tambien la lastimosa vanidad de muchos que in-
Pero nadie me podrá negar que debemos todas las mudanzas en las artes,
ciencias y gobierno de los Estados, á esa casta de hombres superiores,
que saliendo de los caminos trillados, nos enseñaron otros nuevos,
empleando todos los medios necesarios para ponernos en ellos: en una
palabra, á proyectistas. Decir que todos los proyectos produxeron los
felices efectos que se esperaba de ellos, fuera mentir impudentemente,
porque ningun mortal dexa de estar sujeto al imperio de las pasiones:
pero, ¿quién sabe
Los genios inventores ó proyectistas son comunmente de una imaginacion viva. El presente mas arriesgado que puede le [sic] naturaleza acordar á un hombre, es el de una imaginacion fuerte que no esté acompañada de un juicio de la misma fuerza. Tal especie de hombres, qualquier objeto que se les presenta, le acarician, le abrazan y le creen siempre próximo de la realidad, no dexándolos su misma viveza percivir los obstáculos que se oponen á este fantasma.
Pero en nada se delira tanto como en los proyectos políticos; y muy pocos
dexan de creerse consumados en esta dificil ciencia. No hay café, no hay
tienda, no hay
Los principios sólidos de nuestros conocimientos dependen de hechos y de
induciones justas. Me dirán los que saben poco, que la historia nos
presenta quantos hechos políticos podemos desear para nuestra enseñanza.
No hay duda que si la historia fuese como debia, podriamos tomar de ella
muchas instrucciones morales, políticas y económicas; pero (exceptuando
la sagrada) me parece que la buena historia aun no se ha escrito, ni me
persuado que ja-
Con toda la actitud de un hom-
Ó yo no sé lo que es la política (que será lo mas cierto), ó me parece
que nuestra educacion no es capaz de inspirar pasiones tan fuertes: solo
llena nuestra alma de algunas muy amortiguadas, de deseo de fortuna, de
ambicion vulgar, ó á lo mas de un punto de honor que apenas basta para
dirigirnos á la virtud que es forzoso poseer en tales lances; por
conseqüencia hay pocos talentos capaces de la ciencia de go-
Qualquier proyecto grande es menester que se dirija al bien público.
Quando no trahe consigo este carácter, es digno de un total desprecio y
abominacion. Un ingenio superior no desperdicia sus talentos en fundar
la grandeza equívoca de un solo hombre sobre la desgracia de muchos
millones. El poder del Soberano precisamente ha de estar unido á la
felicidad de los
Me parece que estará vmd., Señor Censor, diciendo allá en sus adentros:
¿qué quiere decirnos este ¿Quis est iste involvens sententias sermonibus
imperitis?
Pensadores, tienen la sola
ocupacion de formar proyectos, y exâminar los que les presentan; pues
tienen por muy dificil que un solo Ministro, cuyas ocupaciones son
tantas y tan varias, pueda formar ó exâminar un proyecto profundo por
mas talento que el Cielo le haya dis-
La creacion de un Cuerpo tal, seria útil y grande; útiles todos los proyectos, pues se combinarian sobre el bien público, y sobre conocimientos seguros. Esos abortos de planes superficiales con que hoy fatigan á los Ministros, ni tendrian cabida ni abrigo; como ni tampoco los autores de ellos la fatua osadia de exponerse al riguroso é imparcial exâmen de estos hombres inteligentes.
Conozco, Señor Censor, lo dificil que será verse esto entre nosotros.
Muchas personas animadas de baxísimas miras se opondrian á la
construccion de semejante edificio: pudiera acreditar mi proposicion con
Continuará el punto su afectisimo
Harnero.