Discurso CXXIII Anonym (García de Cañuelo, Luis; Pereira, Luis Marcelino) Moralische Wochenschriften Elisabeth Hobisch Editor Magdalena Mandl Editor Barbara Müllner Editor Julia Obermayr Editor Institut für Romanistik, Universität Graz 04.07.2016 o:mws-104-584 Anonym: El Censor. Obra periódica. Madrid: 1781-1787, 1057-1078 El Censor 6 123 1786 Spanien Ebene 1 Ebene 2 Ebene 3 Ebene 4 Ebene 5 Ebene 6 Allgemeine Erzählung Selbstportrait Fremdportrait Dialog Allegorisches Erzählen Traumerzählung Fabelerzählung Satirisches Erzählen Exemplarisches Erzählen Utopische Erzählung Metatextualität Zitat/Motto Leserbrief Graz, Austria Spanish; Castilian Menschenbild Immagine dell'Umanità Idea of Man Imagen de los Hombres Image de l’humanité Religion Religione Religion Religión Religion Spain -4.0,40.0

Discurso CXXIII

Vae nobis miseris, ad quos Pharisaeorum vitia transierunt.

S. Hieron. in Matth. Lib. IV.

Ay miserables de nosotros á quienes han pasado los vicios de los Fariséos.

Cien veces quise trazar en un Discurso el retrato de un Hipocrita, y otras tantas me faltaron aquellos colores fuertes y energicos que deseaba. Una oportuna reflexîon sobre el Capítulo XXIII. de San Matéo, me persuadió en fin á que para hacerle al vivo, no tenia sino recoger las principales cosas que acerca de los Fari-seos se hallan esparcidas en los Evangelistas, Padres, y otros Autores Eclesiásticos. Esto es lo que voy á hacer en este Discurso, en el qual no habrá por tanto palabra que sea mia.

Esta especie de gentes no era muy antigua entre los Hebreos; y en los primeros siglos ninguna secta religiosa dividia el pueblo unido por el vínculo de la caridad. Pero acreditadas despues las costumbres de los Griegos, y habiendo caido en desprecio la simplicidad de la antigua doctrina, se formaron las tres sectas de los Fariseos, Saduceos, y Esenios, á las quales distinguian casi los mismos caracteres que entre los Griegos á las de los Estoyeos, Epicureos y Pytagóricos.

No eran enteramente uniformes la vida é instituciones de todos los Fariseos. El Thalmud cuenta hasta siete ordenes ó clases, de las quales las unas tenian una vida mas activa, otras mas austéra, y que constituian como otros tantos grados de la perfeccion Farisayca.

Pero todos eran conocidos por la compostura de su exterior, y por su trage religioso y penitente, que consistia en una especie de ropa talar con un amito ó mantellina para cubrir la cabeza, y unas sandalias anchas que araban con correasS. Epihan. Haeres. 16.. Las borlas y ruedos de los mantos, que eran para todos los Judios un recuerdo de los preceptos del SeñorNumer. XV. 38. 39., los traían de mucho mayor tamaño que los demasS. Hyeron. in Matth. XXIII. cap. 4.. Como se leía en el DeuteronomioDeutron. VI. 8. que la ley de Dios anduviese siempre ante los ojos; habian discurrido escribir sus principales preceptos en unos pergaminos que plegaban y traían pendientes sobre la frente, formando como una coronaS. Hyeronim. loc. cit.. La misma pràctica introduxeron en el pueblo, persuadiendole á que tenian la virtud de apartar las enfermedades, y auyentar los DemoniosCalmet. In Matth.. Pero los pergaminos que ellos usaban eran mucho mayoresMatth. XXIII. 5. S. Hyeron. loc. cit..

Era continua su oracion: daban mucha limosna; y ademas de los que prescribia la ley, observaban muchos ayunos voluntarios, especialmente los Lunes y los Jueves, absteniendose en estos dias no tan solo de las carnes, mas aun de qualesquiera manjares delicados, y no tomando alimento alguno hasta ponerse el solCalmet. in VI. Matth.. Son increibles las austeridades de que usaban para preservar su cuerpo de toda mancha. Solian te-ner un largo y penoso noviciado de diez, ocho, ó quatro años, durante los quales guardaban castidad, y se mortificaban con los exercicios mas duros. A fin de que no les asaltase de noche alguna cosa impura, interrumpian á cada paso el sueño con largas oraciones. Habia quienes se acostaban sobre una especie de caballete de doce dedos de ancho, á fin de caer en tierra y dispertar, si alguna vez dormian profundamente. Algunos se hacian un lecho sembrado de piedrecitas agudas y desiguales, para que asi huyese á su pesar el sueño, y otros usaban á este fin de espinas, cuyas puntas los excitasen á la vigiliaS. Epiphan. Haeres. 16.. Acostumbraban tambien forrar el ruedo y borlas de sus mantos de agudísimas espinas, para que al andar ó al sentarse, los retraxesen sus picaduras á las cosas de Dios, y á los ministerios de su servicioS. Hyeron. loc. cit..

Eran muy zelosos de la gloria de los Profetas, á quienes reverenciaban sobre manera, y erigian mágnificos monumentosMatth. XXIII. 29.. Corrian las tierra y los mares por ganarse un prosélito, y convertir un Gentil á su religiónMatth. ibid. 15. S. Hyeron. loc. cit.. Y habian añadido á las de la ley un sin número de pràcticas y ceremonias religiosas, y multiplicado sin limites los exercicios exterioresBossuet Hist. univ. P. II. 5.. Sobre todo eran muy exâctos en purificar con agua toda la vaxilla, y quanto servia á la mesa, como tambien sus brazos hasta el codo, y á veces todo el cuerpoMarc. VII. 3..

Todas estas cosas juntas á su semblante pàlido, macilento y triste, y la union con que entre sí vivianJoseph Antiquit. L. 2. cap. 12., les adquirieron en el Pueblo un credito asombroso de virtud y sabiduríaJoseph Antiquit. Lib. 18. cap. 2.. Eran los árbitros de la doctrina, y de quanto pertenecia al culto divinoId. ibid. . Y el Pueblo los veneraba como á Oràculos, y les cedia siempre los primeros lugares, retirandose por respetoBossuet loc. cit..

¿Y unos hombres como estos no eran santos? ¡O miseria humana! Es de fé que eran mas malvados aun, que los mismos publicanosLuc. XVIII. 10. 14. S. Joan. Chrisost. in Psalm. 49. num. 10.. Jesu-Christo, que como Maestro de la verdad, y la verdad misma, se mostró tan enemigo de ellos, como lo es de la mentira, nos lo ha manifestado, despreciando á cada paso su virtud y su sabiduríaMatth. 23. Marc. VII. Luc. XI. XII. XVIII. Joann. VIII. Y en otros muchos lugares.. A sus ayunos, mortificaciones y demas obras de supererogacion, no unian las de justicia y de preceptoMatth. XIII. 23. Marc. VII. 8. 9.. No ayunaban sino para que se supiese que ayunaban, y por eso se presentaban siempre con semblante tetrico, pàlido y macilento, y aparentando afliccionMatth. VI. 16. . No daban limosna sin tocar trompetaMatth. VI. 2.: y las que daban debian de serlo mas en el número y en el aparato, que en la sustancia y utilidad pública; pues á no ser asi, no les echaria Jesu Christo en cara su avariciaLuc. XVI. 14.. De ellos se podria decir tambien, que hacian los pobres para socorrerlos. No hacian largas oraciones sino para que lo viesen y oyesen los hombres; á cuyo fin buscaban los lugares públicosMatth. VI. 5.. Extendian los brazos, levantaban con descaro los ojos al cielo, y se daban publicamente grandes golpes de pechoAuct. Commen. imperf. in Matth. Hom. 13. tom. 6. pag. 75. Oper. S. Chrisost. edit. Congregat. S. Maur. S. Cyprian. De Oration. Dominic. Pag. 203. edit. Congregat. S. Maur..

Llevaban siempre la ley del Señor escrita en pergaminos delante de los ojos, y en las manos; como si su virtud estuviese en los caracteres con que se escribia, é importase algo llevarlos grabados en el cuerpo, si su sentido no estaba impreso en el corazon. Tenianla del mismo modo que la tiene un libro ó un estanteS. Hyeron. loc. cit. Auct. Comm. imperf. in Matth. Hom. 43. . Es verdad que nada dexaban que hacer para ganarse un proselito en los ultimos àngulos del mundo; mas no era esto por un efecto del zelo de la gloria de Dios y de la salvacion de sus próximos, sino que corriendo las tierras y los mares por sus negociaciones, y por recoger los dones y limosnas de sus discípulos y devotos, procuraban atraer á su religion los Gentiles por vanagloria, por la satisfaccion de reprehenderlos, y por acrecentar con el número de creyentes su dominio y sus riquezasS. Hieron. loc. cit. Auct. Comm. imperf. Hom. 44. pag. 187.. Asi los enseñaban tan mal con sus doctrinas corrompidas y pesimos exemplos, que los hacian peores que habian sido, y doblemente dignos de condenacionMatth. XXIII. 15..

Si erigian monumentos suntuosos á los Profetas, y reverenciaban sus nombres, aborrecian por otra parte sus preceptos. Si honraban su memoria, despreciaban su fé. Si improperaban á los que los habian perseguido, los imitaban en su envidia, dureza y crueldad contra los que á ellos los reprehendianMatth. XXIII. 29. seqq. Auct. Comm. imperf. in Matth. Hom. 45. pag. 189.. Eran amigos y veneradores de los santos muertos, y enemigos y perseguidores de los vivosAuct. Comm. imperf. ibid., como se vió en lo que hicieron padecer á Jesu-Christo y á los Apostóles. ¿Y cómo podrian dirigirse á otro fin que á una gloria mundana, unas obras, para cuya execucion saqueaban á la plebeS. Hyeron. loc. cit. con toda suerte de engaños? Aquellos edifican para la gloria de Dios, que guardan las leyes de la justicia, de cuyos bienes se alegran los pobres, y que no se apropian violentamente los agenos . . . . . Justamente erigian estos monumentos para que los pobres oprimidos los citasen contra ellos; pues no se pueden dar por honrados los Santos con lo que cuesta lagrimas á los pobres. ¿Puede acaso ser justo despojar á los vivos para honrar á los muertos? ¿Sacar la sangre á los miserables, y ofrecerla á Dios? No es esto hacerle una oblacion; sino hacerle participante de la violencia, y que aceptando una ofrenda hija del pecado, parezca consentir en el pecado . . . . . Da limosna á los pobres, y de este modo edificaràs segun razon la casa del Señor; pues los edificios son habitaciones de los hombres, y los hombres de Dios . . . . . Lo contrario, es fabricar casas para los hombres, y arruinar las de DiosAuctor. Comm. imperf. in Matth. Hom. 45. pag. 189.).

El espíritu en fin de todas sus acciones era una loca vanidad, una ambicion desmesurada y una insaciable codicia. Todos sus deseos, todos sus conatos no tenian otro objeto que ganarse la reputacion de santos y de sabios, para adquirir un dominio absoluto sobre las consciencias y entendimientos del pueblo, y cebarse en sus haciendasS. Hyeron. loc. cit.. Y en efecto ellos se habian alzado con los dictados de Padres, Maestros, Doctores y otros títulos pomposos, que se hacian tributar con grandes reverenciasMatth. XXIII. 7. Auct. Comm. Imperf. Hom. 45. pag. 185.: jactabanse de que nadie podia entrar en el Reyno de los cielos, sino por el camino que habian descubierto; y segun la frase de Jesu-Christo, se habian apoderado de la llave de la sabiduríaLuc. XI. 52.; pero ni entraban, ni dexaban entrar á otrosLuc. ibid. Matth. XXIII. 13. S. Hyeron. loc. cit. S. Ambros. in Luc. Lib. 7. num. 108.. Esto es, aunque con la reputacion de sabios, eran en realidad ignorantes de la palabra de Dios, y no permitian que los demas dexasen de serloS. August. contra adversar. leg. & Prophet. Lib. 2. cap. 5. num. 19.. Infeliz del que se atreviese á enseñar sin su aprobacion: infelicísimo del que no aprobase y admirase sus cosas. Tenia seguro su aborrecimiento, y era preciso que pereciese víctima de su furorCalmet. in Luc. XI.. Quanta mas utilidad se seguia á los próximos, tanto mas se enfurecianS. Chrisost. Hom. 40. al 41. num. 2. tom. 7. edit. Congreg. S. Maur.: como se vió en la rabia que en ellos excitaron los milagros de Jesu-ChristoMatth. XXII. 13. Marc. III. 6. Luc. XIII. 14..

A la verdad, se habian conservado entre ellos la ley y algunas tradiciones calificadas y respetable; y por eso, y porque ocupaban la Cátedra de Moyses, decia Jesu-Christo á sus Discípulos, que sin imitar sus obras siguiesen su doctrinaMatth. XXIII. 2. 3.: esto es, que los verdaderos dogmas nada debian perder por ser enseñados por sus bocas impuras. Pero los habian desfigurado con las mas perversas interpretaciones, con adiciones superfluas y supersticiosas, y con otras tradiciones falsas, ridiculas y dañosasBossuet Hist. univer. p. 11. 5.: plantas que no habia sembrado el Padre celestial, y que habian de perecer y ser arrancadasS. August. quæst. Evangelior. Lib. 1. quæst. 17. in Matth. XV. 13. Origen. in Matth. num. 14. tom. 11. pag. 497. edit. Congregat. S. Maur.. A estas tradiciones daban aun mas fuerza que á la misma ley, y asi se escandalizaban de ver que los Apostoles comian sin lavarse antes las manosMath. XV. 2. Marc. VII. 2.: reputaron en ellos por delito el haber arrancado al paso unas espigas para comer en un SabadoMatth. XII. 2., y á Jesu-Christo, el haber dado vista á un ciegoJoann. IX. 16., y curado un enfermo en el propio diaMarc. III. 2. . Lo ridiculo de sus escrupulos no hay á que compararlo; y el Thalmud y sus Comentarios están llenos de qüestiones y casos de conciencia relativos á estas tradiciones, que parece increible se propusiesen seriamente: por ex. ¿si en el Sabado es licito montar en un asno, ó si se le ha de llevar solamente del cabestre? ¿si es permitido andar por una tierra recien sembrada; por quanto pueden lavan-tarse con los pies, y por consiguiente sembrarse algunos granos? y quanto á la purficacion de la levadura añeja antes de la Pasqua, ¿si se ha de purificar una casa luego que se ha visto andar en ella un raton con una migaja de pan? ¿si es licito guardar carton ú otra cosa en que entre harina?Buxtorff. cit. por Fleuri costumb. de los Israel. tit. 34. &c. Asi degradaban la ley de Dios con cosas tan pequeñas, tan baxas y tan indignas de su magestad.

Pero las tradiciones, en cuya exâcta observancia insistian mas, eran aquellas que contribuian á llenar su codicia, que pintaban con el color de la ReligionAuct. Comm. imperfect. in Matth. Hom. 44. pag. 186.. Eran muy activos en persuadir al Pueblo la paga de los diezmos, no solo de los frutos mayores, sino de las mas desprecia-bles producciones de la tierra, del comino, de la ruda, del eneldo, de la yervabuena &c.Matth. XXIII. 23. Luc. XI. 42. S. Hyeron. loc. cit. Beda & Calmet. in XIII. Matth.. El voto Corban era una de sus invenciones mas artificiosas. Con él, no solo creia un hijo eximirse de las obligaciones de la justicia y de la caridad para con sus padres, sino que se imaginaba hacer un acto de virtud. Consagraba á Dios sus bienes con cierta fórmula, por la qual parece que se reservaba su usufrutoDuhamel in XXIII. Matth., y destinando á los pobres una parte, de que los Fariseos sabian aprovecharse, le dispensaban estos de la obligacion de honrar á sus padres necesitadosS. August. Lib. 1. quæst. Evangelior. quæst. 16. in Matth. XV. 5., y se contentaba con decirles friamente, que sino los socorria por no co-meter un sacrilegio, para eso los hacia participes del merito de su oblacionMatth. XV. 5. Marc. VII. 11. S. Hyeron. in Matth. Lib. 3. Origen. in Matth. num. 9. tom. 11. pag. 490.. Con semejante artificio podian tambien los padres excluir de su herencia á sus hijos, y sustituirles otras á su arbitrio, y el marido excusarse de alimentar á su mugerCalmet. in XV. Matth..

Lo que habian discurrido quanto á los juramentos, no era menos artificioso. No reputaban perjuro al que juraba falsamente por el altar ó por el templo: sí solo al que lo hacia por el oro del templo, ó por los dones y oblaciones del altarMatth. XXIII. 16. 18. , que llamaban mas santos, para inclinar á los hombres mas á ofrecer dones, que á hacer precesS. Hyeron. in Matth. Lib. 4..

El Pueblo ignorante y supersti-cioso, y principalmente las mugeres sin consejoMatth. XXIII. 14. Marc. XII. 40. Luc. XX. 47. Auct. Comm. imperf. in Matth. Hom. 44. pag. 186., se dexaban de manera llevar de sus artificios, que se privaban de sus haciendas, y arruinaban sus familias para enriquecerlos á ellos con dones, á fin de que orasen por ellasDuhamel in XXIII. Matth.. De manera, que su oracion era un verdadero comercioS. Gregor. Moral. Lib. 33. in cap. 41. Job. cap. 23., ó unas grandes redes en que pescaban las haciendasAuct. Comm. imperf. in Matth. Hom. 44. pag. 187.. Hasta á los mismos Reyes se habian hecho terribles. Dieron mil disgustos á Alexandro Janneo, que escarmentado á la hora de su muerte, aconsejó á la Reyna su muger, que para vivir en paz ganase su amistad, como en efecto lo hizo entregandoles toda, y todo su ReynoJoseph Antiquit. Lib. 13. cap. 18. de Bello Lib. 1. cap. 4..

Eran, segun esto, los Fariseos los sepulcros blanqueados y hermosos por afuera, y por adentro llenos de huesos y podredumbreMatth. XXIII. 27.. Serpientes los llama tambien Jesu-Christo, raza de vívorasMatth. XXIII. 33.; porque asi como estos reptiles se arrastran sobre su pecho y su vientre, y comen la tierraGenes. III. 14. , asi ellos se humillaban por el vientre y por la vanagloria de su corazonAuct. Comm. imperf. Hom. 45. pag. 192..

Son notables estas palabras de CalmetCalmet. Dissert. de Pharis.. Los Fariseos de nuestros tiempos, se han relajado bastan-te mente en quanto á los ayunos, y demas mortifiaciones del cuerpo; mas nada han perdido de su soberbia, hipocresía y veneracion de sus opiniones.

Discurso CXXIII Vae nobis miseris, ad quos Pharisaeorum vitia transierunt. S. Hieron. in Matth. Lib. IV. Ay miserables de nosotros á quienes han pasado los vicios de los Fariséos. Cien veces quise trazar en un Discurso el retrato de un Hipocrita, y otras tantas me faltaron aquellos colores fuertes y energicos que deseaba. Una oportuna reflexîon sobre el Capítulo XXIII. de San Matéo, me persuadió en fin á que para hacerle al vivo, no tenia sino recoger las principales cosas que acerca de los Fari-seos se hallan esparcidas en los Evangelistas, Padres, y otros Autores Eclesiásticos. Esto es lo que voy á hacer en este Discurso, en el qual no habrá por tanto palabra que sea mia. Esta especie de gentes no era muy antigua entre los Hebreos; y en los primeros siglos ninguna secta religiosa dividia el pueblo unido por el vínculo de la caridad. Pero acreditadas despues las costumbres de los Griegos, y habiendo caido en desprecio la simplicidad de la antigua doctrina, se formaron las tres sectas de los Fariseos, Saduceos, y Esenios, á las quales distinguian casi los mismos caracteres que entre los Griegos á las de los Estoyeos, Epicureos y Pytagóricos. No eran enteramente uniformes la vida é instituciones de todos los Fariseos. El Thalmud cuenta hasta siete ordenes ó clases, de las quales las unas tenian una vida mas activa, otras mas austéra, y que constituian como otros tantos grados de la perfeccion Farisayca. Pero todos eran conocidos por la compostura de su exterior, y por su trage religioso y penitente, que consistia en una especie de ropa talar con un amito ó mantellina para cubrir la cabeza, y unas sandalias anchas que araban con correasS. Epihan. Haeres. 16.. Las borlas y ruedos de los mantos, que eran para todos los Judios un recuerdo de los preceptos del SeñorNumer. XV. 38. 39., los traían de mucho mayor tamaño que los demasS. Hyeron. in Matth. XXIII. cap. 4.. Como se leía en el DeuteronomioDeutron. VI. 8.que la ley de Dios anduviese siempre ante los ojos; habian discurrido escribir sus principales preceptos en unos pergaminos que plegaban y traían pendientes sobre la frente, formando como una coronaS. Hyeronim. loc. cit.. La misma pràctica introduxeron en el pueblo, persuadiendole á que tenian la virtud de apartar las enfermedades, y auyentar los DemoniosCalmet. In Matth.. Pero los pergaminos que ellos usaban eran mucho mayoresMatth. XXIII. 5. S. Hyeron. loc. cit.. Era continua su oracion: daban mucha limosna; y ademas de los que prescribia la ley, observaban muchos ayunos voluntarios, especialmente los Lunes y los Jueves, absteniendose en estos dias no tan solo de las carnes, mas aun de qualesquiera manjares delicados, y no tomando alimento alguno hasta ponerse el solCalmet. in VI. Matth.. Son increibles las austeridades de que usaban para preservar su cuerpo de toda mancha. Solian te-ner un largo y penoso noviciado de diez, ocho, ó quatro años, durante los quales guardaban castidad, y se mortificaban con los exercicios mas duros. A fin de que no les asaltase de noche alguna cosa impura, interrumpian á cada paso el sueño con largas oraciones. Habia quienes se acostaban sobre una especie de caballete de doce dedos de ancho, á fin de caer en tierra y dispertar, si alguna vez dormian profundamente. Algunos se hacian un lecho sembrado de piedrecitas agudas y desiguales, para que asi huyese á su pesar el sueño, y otros usaban á este fin de espinas, cuyas puntas los excitasen á la vigiliaS. Epiphan. Haeres. 16.. Acostumbraban tambien forrar el ruedo y borlas de sus mantos de agudísimas espinas, para que al andar ó al sentarse, los retraxesen sus picaduras á las cosas de Dios, y á los ministerios de su servicioS. Hyeron. loc. cit.. Eran muy zelosos de la gloria de los Profetas, á quienes reverenciaban sobre manera, y erigian mágnificos monumentosMatth. XXIII. 29.. Corrian las tierra y los mares por ganarse un prosélito, y convertir un Gentil á su religiónMatth. ibid. 15. S. Hyeron. loc. cit.. Y habian añadido á las de la ley un sin número de pràcticas y ceremonias religiosas, y multiplicado sin limites los exercicios exterioresBossuet Hist. univ. P. II. 5.. Sobre todo eran muy exâctos en purificar con agua toda la vaxilla, y quanto servia á la mesa, como tambien sus brazos hasta el codo, y á veces todo el cuerpoMarc. VII. 3.. Todas estas cosas juntas á su semblante pàlido, macilento y triste, y la union con que entre sí vivianJoseph Antiquit. L. 2. cap. 12., les adquirieron en el Pueblo un credito asombroso de virtud y sabiduríaJoseph Antiquit. Lib. 18. cap. 2.. Eran los árbitros de la doctrina, y de quanto pertenecia al culto divinoId. ibid. . Y el Pueblo los veneraba como á Oràculos, y les cedia siempre los primeros lugares, retirandose por respetoBossuet loc. cit.. ¿Y unos hombres como estos no eran santos? ¡O miseria humana! Es de fé que eran mas malvados aun, que los mismos publicanosLuc. XVIII. 10. 14. S. Joan. Chrisost. in Psalm. 49. num. 10.. Jesu-Christo, que como Maestro de la verdad, y la verdad misma, se mostró tan enemigo de ellos, como lo es de la mentira, nos lo ha manifestado, despreciando á cada paso su virtud y su sabiduríaMatth. 23. Marc. VII. Luc. XI. XII. XVIII. Joann. VIII. Y en otros muchos lugares.. A sus ayunos, mortificaciones y demas obras de supererogacion, no unian las de justicia y de preceptoMatth. XIII. 23. Marc. VII. 8. 9.. No ayunaban sino para que se supiese que ayunaban, y por eso se presentaban siempre con semblante tetrico, pàlido y macilento, y aparentando afliccionMatth. VI. 16. . No daban limosna sin tocar trompetaMatth. VI. 2.: y las que daban debian de serlo mas en el número y en el aparato, que en la sustancia y utilidad pública; pues á no ser asi, no les echaria Jesu Christo en cara su avariciaLuc. XVI. 14.. De ellos se podria decir tambien, que hacian los pobres para socorrerlos. No hacian largas oraciones sino para que lo viesen y oyesen los hombres; á cuyo fin buscaban los lugares públicosMatth. VI. 5.. Extendian los brazos, levantaban con descaro los ojos al cielo, y se daban publicamente grandes golpes de pechoAuct. Commen. imperf. in Matth. Hom. 13. tom. 6. pag. 75. Oper. S. Chrisost. edit. Congregat. S. Maur. S. Cyprian. De Oration. Dominic. Pag. 203. edit. Congregat. S. Maur.. Llevaban siempre la ley del Señor escrita en pergaminos delante de los ojos, y en las manos; como si su virtud estuviese en los caracteres con que se escribia, é importase algo llevarlos grabados en el cuerpo, si su sentido no estaba impreso en el corazon. Tenianla del mismo modo que la tiene un libro ó un estanteS. Hyeron. loc. cit. Auct. Comm. imperf. in Matth. Hom. 43. . Es verdad que nada dexaban que hacer para ganarse un proselito en los ultimos àngulos del mundo; mas no era esto por un efecto del zelo de la gloria de Dios y de la salvacion de sus próximos, sino que corriendo las tierras y los mares por sus negociaciones, y por recoger los dones y limosnas de sus discípulos y devotos, procuraban atraer á su religion los Gentiles por vanagloria, por la satisfaccion de reprehenderlos, y por acrecentar con el número de creyentes su dominio y sus riquezasS. Hieron. loc. cit. Auct. Comm. imperf. Hom. 44. pag. 187.. Asi los enseñaban tan mal con sus doctrinas corrompidas y pesimos exemplos, que los hacian peores que habian sido, y doblemente dignos de condenacionMatth. XXIII. 15.. Si erigian monumentos suntuosos á los Profetas, y reverenciaban sus nombres, aborrecian por otra parte sus preceptos. Si honraban su memoria, despreciaban su fé. Si improperaban á los que los habian perseguido, los imitaban en su envidia, dureza y crueldad contra los que á ellos los reprehendianMatth. XXIII. 29. seqq. Auct. Comm. imperf. in Matth. Hom. 45. pag. 189.. Eran amigos y veneradores de los santos muertos, y enemigos y perseguidores de los vivosAuct. Comm. imperf. ibid., como se vió en lo que hicieron padecer á Jesu-Christo y á los Apostóles. ¿Y cómo podrian dirigirse á otro fin que á una gloria mundana, unas obras, para cuya execucion saqueaban á la plebeS. Hyeron. loc. cit.con toda suerte de engaños? Aquellos edifican para la gloria de Dios, que guardan las leyes de la justicia, de cuyos bienes se alegran los pobres, y que no se apropian violentamente los agenos . . . . . Justamente erigian estos monumentos para que los pobres oprimidos los citasen contra ellos; pues no se pueden dar por honrados los Santos con lo que cuesta lagrimas á los pobres. ¿Puede acaso ser justo despojar á los vivos para honrar á los muertos? ¿Sacar la sangre á los miserables, y ofrecerla á Dios? No es esto hacerle una oblacion; sino hacerle participante de la violencia, y que aceptando una ofrenda hija del pecado, parezca consentir en el pecado . . . . . Da limosna á los pobres, y de este modo edificaràs segun razon la casa del Señor; pues los edificios son habitaciones de los hombres, y los hombres de Dios . . . . . Lo contrario, es fabricar casas para los hombres, y arruinar las de DiosAuctor. Comm. imperf. in Matth. Hom. 45. pag. 189.). El espíritu en fin de todas sus acciones era una loca vanidad, una ambicion desmesurada y una insaciable codicia. Todos sus deseos, todos sus conatos no tenian otro objeto que ganarse la reputacion de santos y de sabios, para adquirir un dominio absoluto sobre las consciencias y entendimientos del pueblo, y cebarse en sus haciendasS. Hyeron. loc. cit.. Y en efecto ellos se habian alzado con los dictados de Padres, Maestros, Doctores y otros títulos pomposos, que se hacian tributar con grandes reverenciasMatth. XXIII. 7. Auct. Comm. Imperf. Hom. 45. pag. 185.: jactabanse de que nadie podia entrar en el Reyno de los cielos, sino por el camino que habian descubierto; y segun la frase de Jesu-Christo, se habian apoderado de la llave de la sabiduríaLuc. XI. 52.; pero ni entraban, ni dexaban entrar á otrosLuc. ibid. Matth. XXIII. 13. S. Hyeron. loc. cit. S. Ambros. in Luc. Lib. 7. num. 108.. Esto es, aunque con la reputacion de sabios, eran en realidad ignorantes de la palabra de Dios, y no permitian que los demas dexasen de serloS. August. contra adversar. leg. & Prophet. Lib. 2. cap. 5. num. 19.. Infeliz del que se atreviese á enseñar sin su aprobacion: infelicísimo del que no aprobase y admirase sus cosas. Tenia seguro su aborrecimiento, y era preciso que pereciese víctima de su furorCalmet. in Luc. XI.. Quanta mas utilidad se seguia á los próximos, tanto mas se enfurecianS. Chrisost. Hom. 40. al 41. num. 2. tom. 7. edit. Congreg. S. Maur.: como se vió en la rabia que en ellos excitaron los milagros de Jesu-ChristoMatth. XXII. 13. Marc. III. 6. Luc. XIII. 14.. A la verdad, se habian conservado entre ellos la ley y algunas tradiciones calificadas y respetable; y por eso, y porque ocupaban la Cátedra de Moyses, decia Jesu-Christo á sus Discípulos, que sin imitar sus obras siguiesen su doctrinaMatth. XXIII. 2. 3.: esto es, que los verdaderos dogmas nada debian perder por ser enseñados por sus bocas impuras. Pero los habian desfigurado con las mas perversas interpretaciones, con adiciones superfluas y supersticiosas, y con otras tradiciones falsas, ridiculas y dañosasBossuet Hist. univer. p. 11. 5.: plantas que no habia sembrado el Padre celestial, y que habian de perecer y ser arrancadasS. August. quæst. Evangelior. Lib. 1. quæst. 17. in Matth. XV. 13. Origen. in Matth. num. 14. tom. 11. pag. 497. edit. Congregat. S. Maur.. A estas tradiciones daban aun mas fuerza que á la misma ley, y asi se escandalizaban de ver que los Apostoles comian sin lavarse antes las manosMath. XV. 2. Marc. VII. 2.: reputaron en ellos por delito el haber arrancado al paso unas espigas para comer en un SabadoMatth. XII. 2., y á Jesu-Christo, el haber dado vista á un ciegoJoann. IX. 16., y curado un enfermo en el propio diaMarc. III. 2. . Lo ridiculo de sus escrupulos no hay á que compararlo; y el Thalmud y sus Comentarios están llenos de qüestiones y casos de conciencia relativos á estas tradiciones, que parece increible se propusiesen seriamente: por ex. ¿si en el Sabado es licito montar en un asno, ó si se le ha de llevar solamente del cabestre? ¿si es permitido andar por una tierra recien sembrada; por quanto pueden lavan-tarse con los pies, y por consiguiente sembrarse algunos granos? y quanto á la purficacion de la levadura añeja antes de la Pasqua, ¿si se ha de purificar una casa luego que se ha visto andar en ella un raton con una migaja de pan? ¿si es licito guardar carton ú otra cosa en que entre harina?Buxtorff. cit. por Fleuri costumb. de los Israel. tit. 34.&c. Asi degradaban la ley de Dios con cosas tan pequeñas, tan baxas y tan indignas de su magestad. Pero las tradiciones, en cuya exâcta observancia insistian mas, eran aquellas que contribuian á llenar su codicia, que pintaban con el color de la ReligionAuct. Comm. imperfect. in Matth. Hom. 44. pag. 186.. Eran muy activos en persuadir al Pueblo la paga de los diezmos, no solo de los frutos mayores, sino de las mas desprecia-bles producciones de la tierra, del comino, de la ruda, del eneldo, de la yervabuena &c.Matth. XXIII. 23. Luc. XI. 42. S. Hyeron. loc. cit. Beda & Calmet. in XIII. Matth.. El voto Corban era una de sus invenciones mas artificiosas. Con él, no solo creia un hijo eximirse de las obligaciones de la justicia y de la caridad para con sus padres, sino que se imaginaba hacer un acto de virtud. Consagraba á Dios sus bienes con cierta fórmula, por la qual parece que se reservaba su usufrutoDuhamel in XXIII. Matth., y destinando á los pobres una parte, de que los Fariseos sabian aprovecharse, le dispensaban estos de la obligacion de honrar á sus padres necesitadosS. August. Lib. 1. quæst. Evangelior. quæst. 16. in Matth. XV. 5., y se contentaba con decirles friamente, que sino los socorria por no co-meter un sacrilegio, para eso los hacia participes del merito de su oblacionMatth. XV. 5. Marc. VII. 11. S. Hyeron. in Matth. Lib. 3. Origen. in Matth. num. 9. tom. 11. pag. 490.. Con semejante artificio podian tambien los padres excluir de su herencia á sus hijos, y sustituirles otras á su arbitrio, y el marido excusarse de alimentar á su mugerCalmet. in XV. Matth.. Lo que habian discurrido quanto á los juramentos, no era menos artificioso. No reputaban perjuro al que juraba falsamente por el altar ó por el templo: sí solo al que lo hacia por el oro del templo, ó por los dones y oblaciones del altarMatth. XXIII. 16. 18. , que llamaban mas santos, para inclinar á los hombres mas á ofrecer dones, que á hacer precesS. Hyeron. in Matth. Lib. 4.. El Pueblo ignorante y supersti-cioso, y principalmente las mugeres sin consejoMatth. XXIII. 14. Marc. XII. 40. Luc. XX. 47. Auct. Comm. imperf. in Matth. Hom. 44. pag. 186., se dexaban de manera llevar de sus artificios, que se privaban de sus haciendas, y arruinaban sus familias para enriquecerlos á ellos con dones, á fin de que orasen por ellasDuhamel in XXIII. Matth.. De manera, que su oracion era un verdadero comercioS. Gregor. Moral. Lib. 33. in cap. 41. Job. cap. 23., ó unas grandes redes en que pescaban las haciendasAuct. Comm. imperf. in Matth. Hom. 44. pag. 187.. Hasta á los mismos Reyes se habian hecho terribles. Dieron mil disgustos á Alexandro Janneo, que escarmentado á la hora de su muerte, aconsejó á la Reyna su muger, que para vivir en paz ganase su amistad, como en efecto lo hizo entregandoles toda, y todo su ReynoJoseph Antiquit. Lib. 13. cap. 18. de Bello Lib. 1. cap. 4.. Eran, segun esto, los Fariseos los sepulcros blanqueados y hermosos por afuera, y por adentro llenos de huesos y podredumbreMatth. XXIII. 27.. Serpientes los llama tambien Jesu-Christo, raza de vívorasMatth. XXIII. 33.; porque asi como estos reptiles se arrastran sobre su pecho y su vientre, y comen la tierraGenes. III. 14. , asi ellos se humillaban por el vientre y por la vanagloria de su corazonAuct. Comm. imperf. Hom. 45. pag. 192.. Son notables estas palabras de CalmetCalmet. Dissert. de Pharis.. Los Fariseos de nuestros tiempos, se han relajado bastan-te mente en quanto á los ayunos, y demas mortifiaciones del cuerpo; mas nada han perdido de su soberbia, hipocresía y veneracion de sus opiniones.