Faksimile anzeigen

Zitiervorschlag: Anonym (García de Cañuelo, Luis; Pereira, Luis Marcelino) (Hrsg.): "Discurso LXVII", in: El Censor, Vol.3\067 (1784), S. 327-345, ediert in: Ertler, Klaus-Dieter / Hobisch, Elisabeth (Hrsg.): Die "Spectators" im internationalen Kontext. Digitale Edition, Graz 2011- . hdl.handle.net/11471/513.20.496 [aufgerufen am: ].


[327] Ebene 1►

Discurso LXVII

Zitat/Motto► . . . . . Tribus Anticyris caput insanabile . . . . .

Horat. in Art. Poet. v. 300.

Cabeza, que sanarla no podría
El heléboso todo
Que en tres Islas Anticiras se cria. ◀Zitat/Motto

Ebene 2► Si, Señores Filosofos; ó Vmds. ó yo somos los mas alucinados de los hombres. Yo no veo que sea posible el error sino realizando nuestras ideas abstractas; cosa la mas facil de evitar. Y veo que Vmds. yerran en la materia la mas importante, de la qual pende la certeza de todas las ciencias, hasta de las Mathemáticas, pero lo que es mas admirable, que yerran por esa misma realizacion [328] de las ideas abstractas, contra la qual á veces no cesan Vmds. de declamar. Vamos á la prueba.

Entenderéme solamente con su Maestro de Vmds. el célebre Locke, ese portento, ese pasmo del mundo filosófico. Si este gran Analysta del entendimiento humano es capáz de errar, y yo no soy el mas estúpido de los mortales, oigan Vmds. si realiza sus ideas precisas ó abstractas, como cada pobre.

Ebene 3► Supone el Señor Locke en varias partes de su admirable Obra, que hay un ente que piensa, y por consiguiente que puede pensar; el qual ente no es material, ó no es de estos que se comprehenden baxo el nombre de materia, ó entes materiales. Y con todo esto duda su merced, si acaso Dios podrá dar á la materia la facultad ó el poder de pensar. Ahora vengan Vmds. y clavenmela en la frente, si el Señor Locke no realiza este poder, esta facultad, ó este Roque. Porque, vamos claros ¿esta facultad es alguna criada ó doncella (como se explican los Thomistas) de la Se-[329]ñora sustancia espiritual, de la qual despedida se vaya á servir á mi Señora Doña Substancia material? Es algun sér esta facultad, ó no es algun sér? Sí es un sér. ¿Es un sér distinto del de su sustancia, ó uno mismo con ella? Ello es preciso que sea lo uno ó lo otro; porque entre el sér y la nada no hay medio alguno, ni entre ser un sér ó ser otro sér. Si la facultad es un sér distinto de la sustancia, ella será la que piensa, y no ésta. De suerte, que nuestra alma no será la que piensa, quando piensa, sino esta otra doncella suya la facultad de pensar; ni tampoco será nuestra alma la que entiende, la que se acuerda, la que quiere, la que siente dolor y deleite &c. sino los seres que se llaman entendimiento, memoria, voluntad, sensacion. Por manera, que este sér ó substancia que se llama alma, maldita de Dios la cosa que hace ni ha hecho en su vida; ni aun siquiera mandar á sus criadas, porque para eso tiene una criada que se llama la facultad de mandar. ¿Pues por qué se habia de quedar esta pobre [330] moza sin ser ella un sér? Eso no era razon. Y ahora entiendo yo por qué los Thomistas comparan la sustancia á una Reina, y sus facultades, que son las que todo lo hacen, á sus criadas; porque, segun la buena Filosofía, esto de ser gran Señora no consiste sino en no hacer nada. ¿Pero quién será esta Señora Doña Sustancia, á quien no conocemos ni aún de vista? ¡Qué pregunta tan necia! No hay quien ignore eso. Es una Señora muy gorda, que contiene en sí mas sér que todas sus criadas, que mantiene un numero infinito de ellas, y que no hace nada. ¿Puede desconocerse por estas señas? Asi no la equivoquen Vmds. con un caldo gordo, ni con un pisto de gallina; que estas cosas no se llaman sustancia sino por analagía ó semejanza que tienen en lo gordo con aquella Señora.

No les suceda á Vmd. lo que á mí; que la creía tan delgada como una mera relacion, y aun no existente fuera de mi cabeza; porque yo la creía una relacion entre las ideas precisas ó abstractas de sér, y de accidentes ó modos de [331] sér, lo qual siendo una mismísima cosa fuera de mi mente, creía yo que no podia una misma cosa tener una relacion consigo misma. Creía yo, por exemplo, que la sustancia alma era lo mismo que el ser alma, que el ser entendimiento, que el ser memoria, que el ser voluntad, &c. y el ser entendimiento, el ser memoria, el ser voluntad, un mismísimo sér ó una mismísima cosa fuera de mis ideas; porque que sunt eadem uni tertio sunt eadem inter se. De manera que el entendimiento desemejante ó distinto de la memoria, y la memoria distinta ó desemejante de la voluntad, fuera de mis ideas no son sino relaciones de una misma alma ó espiritu con séres diversos; asi como un mismo objeto es grande respecto de aquel, y pequeño respecto de éste, sin que por eso esta grandeza y esta pequeñez sean cosas distintas ó desemejantes ni entre sí, ni con el mismo objeto, aunque sí sean diversas ó desemejantes las relaciones de grandeza y de pequeñez; porque cada una de estas relaciones no pudiendo subsistir sin que [332] subsistan dos séres á lo menos, se ha de encontrar precisamente entre una relacion y otra relacion la misma diversidad ó la misma semejanza, que entre este ser A y este ser B, y entre este ser A y aquel otro C. Por esto yo me reía mucho de la famosa distincion Escotica; y aun de la modal de los Cartesianos. Porque decia yo, si el modo es existente no se distingue ni de los otros modos, ni de la substancia, pues que todo es una misma cosa, y una misma cosa no puede distinguirse ó ser desemejante de sí misma; y si el modo no existe es nada, y la nada no puede distinguirse ó desemejarse de algo. Resta pues, que no haya otra distincion de un modo con otros modos y con la sustancia, que una distincion de razon, ó entre las idéas precisas de ella y de los modos. Bien que fuera de nuestra mente la cosa con un modo tenga semejanzas ó desemejanzas con otras que antes no tenia.

Y estas relaciones de semejanza ó de diversidad me parecia á mí eran las que nos equivocaban creyendolas séres [333] ó cosas absolutas, ó entidades, ó medios entre el sér, y la nada: error mui semejante al del que creyese, que la semejanza que tiene Pedro con Pablo, y la desemejanza del mismo con Antonio, eran dos cosas desemejantes en el mismo Pedro. Asi creía yo, que si no hubiese conocido en mi vida sino un solo sér, el qual jamás hubiese variado en nada, ni dexadolo yo de conocer y estar viendolo siempre, este sér aunque él sería lo que sería, y como yo lo conocia, segun hemos supuesto, no diria yo no obstante que tenia una esencia, ni le llamaría cuerpo ni espiritu, ni tendría accidentes, ni le llamaría posible ni existente, ni sería sabio ni ignorante, ni quadrado ni redondo, ni grande ni chico, ni perfecto ni imperfecto, ni infinito ni limitado, &c. De suerte que me persuadia yo á que todas las voces no significan sino relaciones, ó entre séres, ó entre otras relaciones, ó entre nuestras idéas; ó en fin entre séres, ó entre relaciones y nuestras idéas. Y como estas relaciones las consideramos separada-[334]mente, aunque no podemos concebirlas ó entenderlas separadamente de las cosas entre las que se hallan; á lo que se agrega que ellas denominan á estas cosas con su mismo nombre, creía yo que de aqui nacía el que estas relaciones las tubiesemos ó por otras relaciones, á saber aquellas entre las que estas se hallan, ó por séres absolutos, á saber quando son relaciones entre ellos; que es lo que se llama realizar nuestras idéas abstractas ó precisas, esto es, cortadas: Hasta el mismo sér en quanto significa esta voz la distincion de una cosa con la nada, lo qual es una relacion, me parecía á mí que la realizabamos; y que de aqui nacía, que sin embargo de ser cada sér lo que es, como es, y como no se puede explicar con voces, porque el sér es una cosa que se siente, se percibe, se vé ó se conoce con el sentido interno, y esta sensacion ó conocimiento no se puede excitar ó causar con solo palabras; siendo cada sér infinitamente el mismo, infinitamente distinto de otro; no obstante repito nacía de esta realizacion el [335] imaginarnos al sér fuera de nuestra mente como una sustancia ó como una masa uniforme ú homogenea, de la qual participan yá mas yá menos todos los séres particulares. La sustancia mas que el accidente, el accidente mas que el modo, el modo mas que la relacion, &c. Dios mismo es un sér infinitamente grande, infinitamente perfecto, pero no por eso un sér divisible, ni un sér mas sér que otro sér.

¿Pero dónde voy yo con tanta metafisica? El Señor Locke dirá que el poder de pensar no es cosa distinta de la sustancia que piensa, y que sin embargo Dios puede quizá darselo á la materia. ¿Y cómo será esto? le pregunto yo. ¿Cortandole un pedacito de este poder al espiritu y dandoselo á ésta? No digan Vmds. que me bufoneo. No tengo genio de eso; y principalmente con un Doctor Inglés, que basta; y á quien han seguido los Señores Enciclopedistas, que sobra. Yo no sé si esto será impiedad, pero yo no concibo otro modo de que Dios pueda hacer que la materia piense [336] en el supuesto que el poder de pensar sea una misma cosa con el espiritu. Pero no le dará Dios á la materia ese mismo poder de pensar que tiene el espiritu, me dirán Vmds. sino otro distinto. Otro? ¿Pues no vén Vmds. que eso es realizar nuestras abstracciones, y el Señor Locke es imposible las realize? ¿Cómo ha de decir eso? ¿Otro poder de pensar? Pues luego si es de pensar y no de arrancar rábanos ¿no ha de ser semejante al poder de pensar que tiene el espiritu? Y si ha de ser semejante (esto es uno en especie) cómo se lo ha de dar á la materia Dios, sin darle al mismo tiempo un sér semejante al del espiritu; un sér uno en especie con el de éste; ó sin convertir á la materia en espiritu? A no ser que este poder que se le ha de dar, se haya de distinguir de ella; que es la realizacion de nuestra idéa de él.

Qué dicen Vmds? realiza ó no realiza el poder de pensar el Señor Doctor Locke? ¿Dirá su merced que no conocemos la esencia del espiritu? Sea asi en-[337]horabuena; porque yo no sé que dianches llaman Vmds. esencia. ¿Dirá que no conocemos en qué consiste el poder de pensar? Sea asi enhorabuena. Pera consista en lo que consistiere, él será un sér ó un nada; y si es un sér, será uno mismo con el sér de la cosa que tiene ó ha de tener este poder, ó si no será distinto. ¿Dirá que no conocemos la esencia de la materia? Sea asi enhorabuena. ¿Dirá que mi argumento supone que esta esencia es la extension? No hay tales carneros. Sea la que fuere, lo cierto es, que estando la extension identificada con la materia (sino lo hemos de realizar tambien) por lo menos mientras la extension es; la esencia de la materia será una cosa enteritamente semejante á la extension; porque en una misma cosa no puede haber otras desemejantes entre sí. Con que el poder de pensar que Dios le daría á la materia, sería una cosa mismísima con lo que en ella se llama extension.

Este poder reducido á acto ó á pensamiento (si no hemos de realizar este [338] acto) no se distinguiria del mismo pensamiento quando este existiese. Con que habria pensamientos quadrados, redondos, amarillos, azules, agudos y graves, &c, porque todas estas cosas no se distinguen de la materia. Con que aunque el Señor Locke crea efectivamente, (para no andarnos por las ramas) que todo lo que piensa, ó tiene el poder de pensar, es materia, (como bastantemente lo dá á entender en su excelente Obra) si no realiza sus idéas, cree á lo menos que las cosas son al rebés de como las conocemos. Pues que si bien podemos, concebir un entendimiento agudo, y muchos mas romos; somos incapaces de concebir una inteleccion quadrada, una memoria redonda, un dolor con quatro esquinas, un placer encarnado ó verde, ni otro qualquier pensamiento con otra qualquier figura, color, sabor, &c. Con que podria muy bien creer su merced que el todo es menor que su parte; que tres y dos son siete; y las proposiciones contradictorias de todos los teoremas de la Geometria; pues que para esto no hay [339] que vencer otra dificultad sino la de no poder concebirlo, conocerlo, entenderlo. Con que la distincion real entre alma y cuerpo, entre qualquier sér que piensa y qualquier sér que tiene extension, si no es para el Señor Locke demostrada, lo es para qualquiera que sabe lo que es una demostracion.

¿Quiere su merced que le hagamos ver cómo esta proposicion: cinco no son siete, no es ni mas ni menos cierta que esta otra: el pensamiento no es extension? Pues oigase cómo. Primeramente. Si el termino siete de la primera proposicion se toma materialmente, ó por la voz misma, es constante que no es mas verdadera que la segunda; pues tan cierto es que á cinco no le hemos llamado siete (aunque si nos hubiese dado la gana de llamarselo, llamado se estaria) como lo es, que al pensamiento no le hemos llamado extension, porque no hemos querido. Lo mismo decimos si no se toma siete, y extension por las mismas voces, y si los otros terminos cinco, y pensamiento. Lo mismo tambien si todos quatro ter-[340]minos se toman materialmente ó por las voces mismas; pues tan cierto es, que la voz cinco no es la voz siete, como que la voz pensamiento no es la voz extension. Con que en quanto á esto están iguales las dos proposiciones.

Segundamente. Si cinco y siete, pensamiento y extension se toman por sus significados inmediatos, es constante que la idéa de cinco se distingue, diferencia ó desemeja incomparablemente menos de la idéa de siete, que la idéa de pensamiento de la idéa de extension. Mas como basta una sola desemejanza aun la mas leve entre dos cosas, para que la una no sea la otra, asi se distingue cinco de siete, como qualquier pensamiento de cualquiera extension.

Tercera y ultimamente. Si cinco y siete, pensamiento y extension se toman por sus significados mediatos, ó por las cosas representadas por las idéas; si á causa de que se distinguen las de cinco y siete, hemos de decir que fuera de ellas una cosa es cinco otra siete, y tenemos en este sentido la proposicion por cier-[341]ta; habremos tambien de decir que porque se distinguen las idéas de pensamiento y extension, una cosa es fuera de ellas aquel, otra ésta; y en este sentido será tan cierta esta proposicion como la primera. De manera que en qualquier sentido envuelve tanta contradiccion ú oposicion que cinco sean siete, como que el pensamiento sea extension.

Y he aqui reducida la proposicion; el pensamiento no es extension al famoso principio del Señor Lccke: quidquid est, est lo que es, es. Porque si cinco no son siete, porque son cinco: el pensamiento no es extension, porque es pensamiento.

Será, pues, preciso asi para creer que el pensamiento está identificado con alguna extension, como para dudar de ello; creer, ó que nuestras idéas nos engañan diciendo lo contrario de lo que son las cosas, ó que unas nos mienten, y otras nos dicen verdad, aquellas que nosotros queremos. Bien sé que contra la demostracion propuesta se podrian poner mil objecciones, como contra otra qualquiera de la Geometria. Pero qualquiera objeccion se [342] fundaria precisamente en algun error, el qual naceria de realizar alguna semiidéa, ó semiconocimiento nuestro; esto es, en realizar la mitad de una relacion. Diriase por exemplo, que el movimiento v. gr. y la dureza se distinguen en sus idéas, y no se distinguen en la misma cosa dura y movida. Mas estas idéas no nos representan una cosa ó sustancia sola, sino muchas; pues que es imposible concebir, ni entender dureza, concibiendo un solo sér, y sin concebir otro sér al mismo tiempo á cuyo choque resista; ni tampoco movimiento, sin concebir muchos seres, con los quales el que se mueve varíe mientras se mueve las relaciones de distancia. Asi la dureza y el movimiento considerados como que están en un solo sér, es una quimera de que no tenemos idéa, ó es una semiidéa ó semirelacion realizada. Por lo demás, es cierto que la dureza y el movimiento se distinguen fuera de nuestra mente no menos que en ella; porque no pudiendo ser ni aquella, ni éste, sin que sean muchos seres ó cosas, es preciso que entre estas [343] relaciones haya la misma distincion que entre los seres que componen la una, y los seres que componen la otra.

Mas el pensamiento y la extension son seres absolutos ó sustancias, y no relaciones; porque aquellas cosas son seres absolutos, de las quales se concibe ó se entiende una sola, sin ser necesario concebir ó entender al mismo tiempo otra. Y si se quisiese aun decir que el pensamiento es una relacion, y la extension otra; todavia no se adelantaria nada. Porque nunca el pensamiento seria una relacion entre seres entre quienes pudiese serlo la extension. Por quanto no distinguiendose una relacion de los seres entre los que se halla, no pueden distinguirse estos seres de otros seres menos de lo que se distinguen las relaciones entre unos y otros; y por consiguiente es preciso se distingan tanto los seres entre quienes se halla la relacion pensamiento de los seres entre quienes se halla la relacion extension, quanto la una relacion se distingue de la otra, ó quanto se desemejan sus idéas, si hemos de creerlas.

[344] Tampoco se adelantaria nada si se dixese que el pensamiento ó la extension son accidentes ó modos de una misma sustancia; y no sustancias ellos, ni relaciones. Porque á lo menos mientras es el pensamiento, no podrá ser la extension, y al contrario; pues que se distinguen, y en una misma cosa no puede haber á un tiempo cosas distintas. ◀Ebene 3

Heme detenido tanto en esta qüestion porque ciertamente es de suma importancia tener evidencia de que nuestra alma no es un movimiento, ni otra cosa alguna identificada con nuestro cuerpo. Como igualmente creo importantísimo desacreditar una Obra de que tales absurdos se siguen; una Obra que ha sido adoptada por casi todos los Filosofos modernos, y que es capáz de esparcir la incertidumbre y el error sobre todas las ciencias, sin excluir la de la Geometria.

Muchos errores en una Obra suelen no probar que ella dexe de ser muy buena; pero un solo error á veces prueba que toda ella no es sino un texido de [345] otros. Examinese quantos envuelve el de dudar, si Dios puede hacer que la materia piense, ó que tal error es el creer efectivamente que piensa.

Zitat/Motto► . . . . . & crimine ab uno

Disce omnes. ◀Zitat/Motto ◀Ebene 2 ◀Ebene 1