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Zitiervorschlag: Anonym (García de Cañuelo, Luis; Pereira, Luis Marcelino) (Hrsg.): "Discurso XLVIII", in: El Censor, Vol.3\048 (1783), S. 17-32, ediert in: Ertler, Klaus-Dieter / Hobisch, Elisabeth (Hrsg.): Die "Spectators" im internationalen Kontext. Digitale Edition, Graz 2011- . hdl.handle.net/11471/513.20.394 [aufgerufen am: ].


[17] Ebene 1►

Discurso XLVIII

Zitat/Motto► . . . . . In sese tentat descendere . . . . .

Pers. Sat. IV. 23.

Tambien suele baxarse por sí mismo. ◀Zitat/Motto

Ebene 2► Metatextualität► La repentina interrupcion de mi obra causó muy diversas sensaciones en el Público. Ebene 3► Allgemeine Erzählung► De la mayor parte fue recibida con una notable alegria; pero à algunos los puso en extraordinaria consternacion. Lisongeabanse aquellos, que no sería una mera suspension, como se decia, sino que se habria acabado para siempre; y estos temian sucediese asi. De los ultimos recibí con este motivo muchas cartas, en las quales me pedian con vivisimas instancias, no abandonase de este modo la causa pública al mejor [18] tiempo. Decian, que aunque no eran muchos los abusos, que hasta entonces habia logrado desterrar; no obstante se podian esperar con fundamento mayores frutos para en adelante: mas que si abandonaba tan intempestivamente mi empresa, no tan solo se desvanecerian todas estas esperanzas, sino que aun aquello poco que estaba hecho, se desharia enteramente; pues al modo que la enfermedad, cuyos síntomas se han desvanecido, suele repetir con mayor violencia, quando el Medico dexa al enfermo, no bien asegurada todavia la cura, asi tambien renacerian los desordenes, que por entonces parecian suprimidos, y cundirian con mayor impetu que antes. Me exponian además de esto, que habia muchos nuevos abusos, que estaban para introducirse entre nosotros, y que no se atrevian à parecer por miedo del Censor; pero que en faltandoles este coco, se dexarian ver sin dilacion con el mayor descaro. Se quejaban tambien algunos de ellos, de que con mi nombre les faltase una arma que habian experimentado de [19] grande utilidad en muchas ocasiones; pues con exclamar solamente, ¡Si aqui estuviera el Censor! habian conseguido reprimir las impertinencias de muchos, y libertarse de los mas malos ratos del mundo. Sobre todos se mostraba muy afligida una Dama por la caida de los sombrerillos, que daba por infalible, si les faltaba mi apoyo; y me pedia con lastimeras palabras tuviese compasion de su cabeza, la qual volveria à ser miserable victima de las jaquecas, de que se veía libre de algun tiempo à aquella parte. ◀Allgemeine Erzählung ◀Ebene 3

En fin yo no he podido resistirme à tantas instancias como se me han hecho, y no han dexado de hacerseme en todo el tiempo, que há que se suspendió la obra, sin embargo de ser tanto: mas con su continuacion se habrán yá sin duda desvanecido asi estos terrores, como aquella alegria, que su interrupcion habia ocasionado. Pero al mismo tiempo la causa de ésta, que desde luego fue un problema, que comenzó à ocupar à mis lectores, es regular lo sea aun, y [20] que se agite ahora con mayor fuerza que antes, no habiendo yo dicho nada acerca de ella en el antecedente Discurso. Señalan unos esta causa, otros señalan aquella, y de quarenta y siete papeles que publiqué, incluso en ellos la dedicatoria al Señor Lector, no hay uno siquiera en que muchos no crean encontrarla. Esto ha excitado hasta aqui muy grandes disputas, en que no siempre se me ha hecho mucho favor: por lo que, y porque no gusto de ver las gentes en tortura con mi ocasion, quiero cortarlas de una vez, informando à mis Lectores de la verdadera causa del eclipse que he padecido. Ebene 3► Allgemeine Erzählung► Es pues el caso, que en las varias conversaciones, que habia presenciado de incognito, acerca de mi obra, ni una palabra tan sola habia oído de las utilidades, que en ella me habia imaginado al emprehenderla, y que despues de suspendida, se me han hecho saber del modo que acabo de referir. Por el contrario habia oído en contra muchos reparos, qualquiera de los quales sería capáz de hacer titubear al hombre [21] mas resuelto: pero lo que me hizo tomar la resolucion de abdicar la Dignidad Censoria, de que me habia revestido, fue una carta que recibí en aquellos dias, y que copiaré aqui, para que mis Lectores, comparando las razones que contiene contra mi obra, con las que dixe, se me han expuesto à su favor, vean que la materia es bastantemente problematica, y que por consiguiente ni su suspension, ni su continuacion puede graduarse de ligereza. ◀Allgemeine Erzählung ◀Ebene 3 ◀Metatextualität

Ebene 3► Brief/Leserbrief► Señor Censor.

“Muy Señor mio: ya que Vm. se ha tomado el oficio de Desengañador del mundo, y en particular de su querida Nacion Española, razon será, me parece, que oyga tambien alguna vez sus verdades. Y aun creo que sería un exemplo de ingratitud, que podria hacer en Valerio Maximo muy buen coro con las ingratitudes de los Romanos, de los Cartaginienses, de los Lacedemonios, y de los Athenienses, para con sus Camilos, sus Annibales, sus Licurgos, y sus Solones; si no hubiese entre nosotros quien le retornase algun pequeño desengaño, en pago de los muchos que hace Vm. profesion de darnos. Para quitar, pues, este borron de sobre mis pay-[22]sanos, y dar à Vm., si no todo, parte à lo menos de lo que le es debido, me he resuelto à enviarle esa poca cosa, que espero se digne recibir con paz y tranquilidad de animo.

Ebene 4► ¿Si estará Vm. persuadido à que su obra está enteramente libre de imperfecciones, y esenta de defectos? Porque à la verdad tal se debe creer à sí, y à sus cosas, un hombre que se levanta à Corrector general, y que en el campo, en la ciudad, en las casas, en las calles, en los paseos, en los teatros, en los templos mismos halla apenas objeto que pueda sufrir. Pero sería por cierto cosa de vér que Vm. tuviese por otros tantos primores todas las faltas de exactitud, todos los vicios en la locucion, todas las negligencias en el estilo, que hierben en su obra. Mas no: que yá Vm. en uno de sus Discursos ha reconocido estos defectos, y procurado disculparlos. ¿Pero de qué suerte? Graciosamente à fé mia. Escribió Vm. algunos de ellos con mucha precipitacion. ¿Y por qué no los escribia mas despacio? Habia que dar uno precisamente en cada Jueves. ¿Y por ventura le ponian à Vm. algun puñal à los pechos? Tenia Vm. empeñada su palabra con el Publico. Pero lo primero es, que nadie le mandó que la empeñase, à lo que yo creo: lo segundo, que esta palabra no habia sido aceptada: lo tercero, que aunque lo hubiese sido, no era ninguna obligacion guarentigia [23] por la que le hubiesen de embargar los bienes: y en fin, lo quarto, que el Público es su merced de buena índole, y de todos modos podria Vm., me parece, dormir seguro de que no gastaria un quarto en papel sellado para demandarle sobre su cumplimiento.

Mas no era justo por evitar unos defectos de tan poca importancia como estos, privar à la Nacion de las utilidades que su obra podria producirle. Pasaréle à Vm. esta razon, porque yo soy bueno, y no gusto de llevar las cosas al extremo. Pero cuenta, que esto se entiende si son verdaderas esas utilidades. Ahora lo veremos. Solo quisiera saber antes (dexando aparte otros cinquenta mil reparos que se me ofrecen) cómo justificará Vm. los falsos testimonios, que sin temor de Dios levanta á los Autores que suele citar à la frente de sus Discursos. Deseára saber en qué conciencia de Teólogo cabe truncar como Vm. hace sus pasages; darles en la traducion un sentido que no tienen en el original, y hacerlos decir cosas, que lo mismo les pasaron à ellos por la imaginacion, que à mí ahora lavarle à Vm. los cascos. Dirá Vm. tal vez lo que dixo el otro dia un su amartelado (si por ventura no era Vm. mismo) que no los pone alli como autoridades, en que pretenda apoyar sus razonamientos, sino como unos meros themas, ò divisas. Pero con su licencia de Vm., eso debie-[24]ra Vm. haberlo advertido, y no inducir las gentes en error, ni hacer que muchas personas creyesen en la inteligencia de que las habia dicho Horacio, Juvenal, ò Persio muchas cosas, que Vm. quiso persuadirles, y que ciertamente no hubieran creído sino fuera por esto.

Mas veamos yá las utilidades de la obra de Vm. Por un ratito no mas quiero concederle que el fin que en ella se propone es muy bueno; pero de verdad que el modo con que Vm. lo toma no es muy aproposito para conseguirlo. Tiene Vm. sin duda un estilo claro, natural, sencillo; mas sin embargo, se le conoce que hace vanidad de un cierto modito socarron de decir las cosas, que parece que no las dice: y crea Vm. que no lo parece, sino que realmente es asi, que no las dice. Porque vamos claros, ¿piensa Vm. que ha dicho algo quando habló de las solemnidades en que suele confesarse el buen Eusebio? ¿Piensa Vm. que han alcanzado muchos lo que dixo de la nueva virtud desconocida à los Antiguos, que consiste en sostener la dignidad de que se halla un hombre revestido? ¿Piensa Vm. que ha sido muy generalmente comprehendido el consejo que dió à los Libreros de vender à buen precio el Ayora, y cargar la mano sobre el Molina? ¿Piensa Vm. en fin, que ha habido media docena de Lectores que no se hayan quedado en ayunas de una infinidad de pasa-[25]ges semejantes, que se hallan sembrados por su obra? Pues si Vm. lo piensa, está muy engañado. Sepa Vm. que no faltó quien tuviese su septimo Discurso por una invectiva contra la ingratitud. Sepa Vm . . . . . ¿pero adonde voy yo à dár conmigo? Los errores en que sé yo que ha inducido à muchos ese modo que Vm. afecta de explicarse, loquacem delassare ualent Fabium.

Pues ahora pareciame à mí que lo mismo vale no decir una cosa, que decirla de manera que no se entienda. Ni esto de ser un hombre entendido lo juzgaba yo tan gran mal, principalmente para quien se propone por fin en lo que habla la instruccion, ò el desengaño de otros. ¿Qué inconveniente tiene Vm. en decir las cosas claritamente, y de modo que todo el mundo las entienda? Dirá Vm. que quiere imitar en esto, como procura hacerlo (no sé si con fruto) en lo demás, al Espectador Inglés, y à algunos Escritores tambien que vivieron acá en nuestra Peninsula. Pero, Señor mio, el Espectador escribia para Ingleses, y esos otros, de quienes Vm. quiere hablar, para Españoles del Siglo XVI; y Vm. si no es tan loco que se le ponga tambien en la cabeza el ser traducido, escribe para Españoles del Siglo XVIII. Y los Ingleses son Ingleses, y los Españoles de aquel tiempo serian, si Vm. quiere, Oedipos, y entenderian por enigmas. Tambien habrá, si Vm. se empeña en ello, entre [26] los Españoles de ahora algunos que lo sean. Pero por lo comun ha de saber Vm. que somos Davos. Davos, digo, y no entendemos sino por pan pan, y por vino vino.

Dirá Vm. tambien que es esa una finura muy propia de la sátira, la qual no puede dexar de agradar al alma; porque descubriendo entonces por sí misma una cosa que no aparecia à primera vista, exercita alguna de sus facultades, y percibe en sí una perfeccion, que no puede sentir sin un grandisimo placer. Hará Vm. sobre esto un largo razonamiento filosófico, en que explique la naturaleza de los placeres, y quedará muy satisfecho de que ha dicho algo: pues haga Vm. de cuenta que maldita la cosa que ha dicho. Lo primero, porque todas esas son vanas metafisicas que tampoco se entienden, ni quiera Dios que jamás lleguen à entenderse. Y lo segundo, amigo, porque en esto de gustos no hay nada escrito. ¿No vé Vm. como unos están por los medios colores, por un colorcito de cabello de la Reyna de Francia; de barro de las calles de París; y, à otros al contrario, no les agrada sino un encarnado bien sabido, un buen verde esmeralda, un buen azul turqui? Pues lo mismo sucede acá. A los Ingleses, y à los Españoles del tiempo de entonces les gustarian esas finuras; pero à nosotros denos Vm. buenas exclamaciones, buenos interrogantes, que se lleven las esquinas, buenos trozos de erudicion, que [27] nos puedan servir para lucirlo despues en las conversaciones; y quando quiera divertirnos, buenos equívocos, que nos hagan reir à carcajada suelta.

Hasta aqui mis ataques no se han dirigido sino contra las obras abanzadas, ò fortificaciones exteriores. Pero prevengase Vm. yá para la ultima defensa. Voy yá à embestir el cuerpo de la plaza, y perseguirle à Vm. hasta su ultima retirada. Voy à hacerle à Vm. conocer, vér, palpar, que su empresa es por sí misma no como quiera inutil, sino perniciosa, perniciosisima. Sin duda que con haber, por exemplo, desengañado, si es que quisieron desengañarse, à muchos Abogados que se pierden de vista, y dicholes de modo que lo entendiesen las tapias, que ni idea tienen de lo que es Jurisprudencia; con haber ajado la vanidad à nuestro Poetiquio, y hechole vér, si tiene ojos, que lo mismo es él Poeta que yo Sultan: estará Vm. en la creencia de que ha hecho una grande obra, porque ha visto tal vez en el Cathecismo entre las de misericordia corregir al que yerra. Pues tenga Vm. entendido que lexos de eso, no hizo sino un grandisimo pecado mortal. ¿Quiere Vm. que le cite? Pues ahí tiene Vm. al Padre . . . . . ¡qué ahora se me haya olvidado su nombre! pero no importa, llamese como quisiere, que no me he de ir ahora de aqui à la Biblioteca Real para averiguarlo. A lo menos no es por ahí [28] ningun Autor romancista, ni ningun Escritor de papelillos, y sátiras como Vm., que es un hombre que escribió en latin; y de Teología Moral. Dice, pues, este tal, que la infundada satisfacion, y filaucia de un mal Escritor, lexos de ser un pecado, como piensan algunos necios, es al contrario un don de Dios, con que le recompensa del poco fruto que por otra parte percibe de su trabajo. Pues ahora: si la vanidad del Poetiquio, y de esos otros Señores no es una cosa reprehensible, ¿cómo dexará de serlo la accion de desengañarlos, la de desvanecer la agradable ilusion que les hacia su amor propio, la de privarlos de una cosa que precisamente habia de hacerlos dichosos? Porque, amigo, para ser un hombre feliz lo mismo vale ser Rey, que creer que lo es; ser sabio que tenerse por tal. Y si no digame Vm, quando Vm. se sueña rico, poderoso, gran señor, mientras lo sueña ¿no es tan dichoso como si de verdad fuera todo esto? Un Escritor, cuyas obras me consta à mí que tiene Vm. bien leídas, propone dos problemas muy curiosos al examen de los Filósofos. I Supuesto que un hombre durmiese la mitad de su vida, y la otra mitad estuviese despierto, y fuese constantemente feliz en sueños, è infeliz despierto; si éste tal seria mas feliz que infeliz, ò al contrario. II. Supuesto que un mendigo durmiendo asimismo la mitad de su tiempo se soñase siempre Rey; si [29] se podria decir que todo lo habia sido, Rey y mendigo. A mí maldita la duda que se me ofrece sobre la resolucion de estas questiones. Y aun si me dieran à escoger entre dormir toda mi vida soñando siempre que era Rey resperado, servido, obedecido de todo el mundo, y ser despierto verdadero Rey, ni un momento que vacilára; abrazaria al punto el primero de estos partidos. Porque al fin gozaria todas las conveniencias de un Rey, y no sentiria ninguna de sus cargas.

Ahora bien, lo que Vm. hace con sus papeluchos viene à ser lo mismo que quando un atrevido aceytero le hace à Vm. muy de mañana descender mal de su grado del Trono à que acaba de elevarse, le arrebata el cetro de las manos, y le hace dexar el despacho de memoriales, por la miserable ocupacion de escribir papeles volantes. ¿Le dá Vm. muchas gracias? Pues las mismas debe dar à Vm. el Poetiquio, y todos aquellos à quienes cogieron sus desengaños. Dirá Vm. que tampoco Vm. me debe à mí otras: convengo en ello; pero si Vm. no me las debe, me las deben aquellos otros, y no era justo que solo por no disgustar à Vm. le dexase mortificar impunemente à tantas gentes honradas. Yá le veo à Vm. venir. Con qué ayre de triunfo vá Vm. à decirme que tampoco era razon que por contemplacion de unos pocos dexase de beneficiar à todo el Publico. ¡Pobre hombre! [30] Y de veras ¿piensa Vm. que le ha hecho à éste un gran beneficio? ¿Cree Vm. que debe el Público estarle muy agradecido? ¿No vé Vm. que lo que hace con él es justamente lo mismo que con el Poetiquio y consortes? Pretende Vm. curarle de sus locuras. Pero Santo, ¿ha visto Vm. en su vida colgada en ningun altar pintura, ni ofrenda por haber sanado alguno de esta enfermedad? ◀Ebene 4

¡Por otra parte el Publico está contento con sus cosas. Cree que las Comedias que se le representan son las mejores del Mundo. No halla en los Templos cosa que no corresponda à la magestad, y à la santidad del lugar. Tiene à cada Autor de Leyes por una lumbrera de la Jurisprudencia. Cada uno de sus Escritores de Teología le parece un Padre de la Iglesia. Mira sus mas ridículas preocupaciones como otras tantas verdades demostradas. Todo quanto tiene en fin le parece optimo y sin tacha. Y Vm. se viene con sus manos lavadas à persuadirle que todo ello no vale nada, y se empeña en infundirle un gusto tan delicado y desdeñoso, que si le toma yá no habrá cosa en adelante que sea capáz de contentarle. ¿Le parece à Vm. este un gran beneficio? Ebene 4► Allgemeine Erzählung► Pues à mí me parece el mismo sin quitar, ni poner que hicieron sus parientes à aquel maniatico de Argos, de quien habla su grande amigo de Vm. Horacio. Se le habia puesto en la cabeza que oía representar à los mas exce-[31]lentes Actores tragicos. El solo sentado en el Teatro en que no habia un alma, los oía, y los aplaudia con sus palmadas. En todo lo demás discurria y obraba con acierto. Era buen vecino, buen amigo, buen marido, buen amo. No obstante, quisieron curarle sus parientes; mas quando a fuerza de eleboro estuvo restituido à su juicio: Ebene 5►

Zitat/Motto► . . . . . Pol me occidistis, amici,
Non seruastis, ait: cui sie extorta voluptas,
Et demptus per uim mentis gratissimus error.

Horat Epist. II. 2. vers. 138. ◀Zitat/Motto

◀Ebene 5 Quiero traducirle à Vm. estos versecitos, que aunque supongo entenderá el latin, tambien le entienden muchos de sus Lectores, à quienes sin embargo hace tragar, que quieran que no quieran, sus endiabladas traducciones:

Me habeis muerto en verdad, clama al momento,
Mas bien, amigos mios, que curado:
Un gran deleyte asi me habeis quitado,
Y un error que era todo mi contento. ◀Allgemeine Erzählung ◀Ebene 4

Aplique Vm. ahora el cuento, y quexese despues si de cien varas que le vean, gritan las gentes: Ebene 4►

Zitat/Motto► Foenum habet in cornu: longe fuge . . . . . 

Es de mala intencion: huid ligeros,

Horat. Satir. 1. 4. vers. 34. ◀Zitat/Motto

◀Ebene 4 Pero yá está Vm. asáz servido, y yo de-[32]masiadamente cansado. Quiera Dios que venga Vm. tambien à estarlo quanto antes, y como sea sin ese humor satírico, que le ha dado para su mortificacion, y para la nuestra, mas que le dé una vida Nestoriana.”

De Vm.
Pedro Zaino. ◀Brief/Leserbrief ◀Ebene 3 ◀Ebene 2 ◀Ebene 1