Carta VI Anónimo Moralische Wochenschriften Roland Bernhard Editor Silke Brandstätter Editor Alexandra Fuchs Editor Martin Fürlinger Editor Renate Hodab Editor Andrea Kubanek Editor Marion Oberegger Editor Carina Windhager Editor Institut für Romanistik, Universität Graz 20.08.2011 o:mws-091-98 Anónimo [Manuel Rubín de Celis y Noriega]: El Corresponsal del Censor. 4 Bde. Madrid: Imprenta Real 1787-1788, 75-88 El Corresponsal del Censor 1 06 1786-1788 Spanien Ebene 1 Ebene 2 Ebene 3 Ebene 4 Ebene 5 Ebene 6 Allgemeine Erzählung Selbstportrait Fremdportrait Dialog Allegorisches Erzählen Traumerzählung Fabelerzählung Satirisches Erzählen Exemplarisches Erzählen Utopische Erzählung Metatextualität Zitat/Motto Leserbrief 20.08.2011 Graz, Austria Spanish; Castilian Crítica de la Nobleza Adelskritik Critics on Nobility Critique de la noblesse Critica della Nobilità Moda Mode Fashion Mode Moda España Spanien Spain Espagne Spagna Spain -4.0,40.0

Carta VI

Motus doceri gaudet jonicosmatura virgo, & fingitur artubusjam nunc, & incestos amoresde tenero meditatur ungui.

Horat. Carmin. Lib. III.Od. VI. v. 21

Despues que la han prensadolos huesos, la Doncellaaprende impuros bayles,y en lascivos amores se deleyta.

¡Como está el Mundo! precisamente va á dar un estallido. ¡Qué Madres tan extrañas da de si el tiempo! En el mio ir una Doncella á los paseos públicos mano con mano, ó á lo menos mano á mano con un Joven? ¿permitirles la profusion escandalosa con que hoy se presentan? ¿Comedias? ¿Bayles? Su Almohadilla y la Rueca eran los Prados y las Floridas de las señoritas de allende. ¡Ah Madres de hoy! observad la crianza que os dieron las vuestras, y comtemplad la enorme y vergonzosa diferencia de aquella educacion, á la que dispensais á vuestros hijos.

Así me dixeron, Señor Censor, que exclamaba dias pasados una que lo era de cierta, Doncellita, cuyo caracter, educacion y modo de pensar, se manifiesta en la siguiente carta que me han entregado hoy de su parte.

Me han asegurado, Señor Corresponsal del Censor, que tiene Vmd. tan buena mano para forjar un matrimonio, como la sin par Dulcinéa para salar puercos; noticia que me obliga á comunicarle mi melancolico y lastimo-so estado, por si compadecido de él me sugiriese algun arbitrio para echarle fuera, á cuya fineza principiaré á manifestarme agradecida, desde el instante que por su medio consiga hallarme en el que deseo.

Yo, Señor mio, soy soltera. con la penosa añadidura de veinte y ocho años de edad: para quien nunca tuvo ni aún mas remoto pensamiento de morir dentro de un Claustro, ya se dexa ver lo poco satisfecha que vivirá en la enigmática situacion de doncella, por aquello de que las Mugeres

Mientras dura el doncellageno lo son, que son enigmas,son sabandijas neutrales,ni bien hombres ni bien hembras,ni bien pescado ni carne.

y esto de ser una cosa indescifrable aún al mismo Edipo, me tiene tan corrida y fuera de mi, que mil veces estuve tentada para poner carteles, ofre-ciendo mis cinco dedos con su palma y todo á qualquier hombre; de cuyo intento me retrahe solamente la reflexîon que formo, de no estar en uso, cierta de que si una de las muchas que sufren la misma incómoda enfermedad que yo, se determinase á inventar dicha moda, no habria esquina en la Corte donde no amaneciesen cada dia puestos una docena de ellos; pero mientras en Francia no la adopten, es desvarío pensar que aqui se abrace.

La prueba mas real de mi desgracia es, que habiendo sido todo mi empeño desde la edad de doce años (¡qué tal madrugué!) agradar á los hombres, con el santo fin de matrimoniar, pues mis deseos de casarme siempre han sido mayores y mas violentos que los de una Viuda, (bien sabe Vmd. las poquisimas que concurren á la escuela de la del Rey Mausoleo) aún no he podido arribar al puerto; asegurandole me falta ya muy poco para perder la esperanza, sin embargo de lo ancha que es la campaña de esta virtud, y de que á las mugeres rara vez las falta aunque se hallen en edad caduca.

Precisamente son los hombres muy insensatos é injustos, quando desentendiendose de mis encantos, atractivos y garabato, no se ha presentado ni siquiera un entretenido de Oficina á pedirme por esposa; y para que se conozca lo injustamente que proceden conmigo, vaya Vmd. pensando mis méritos en la fidelísima balanza de su juicio, y verá si tengo razon para quejarme de mi suerte y de ellos.

Ninguna en todo Madrid bayla con la gracia y desemboltura que yo un Minuet, Paspie, ni Contradanza: de Tiranas y Guarachas no se hable, porque á la mismísima Herodías la llevo notable ventaja (aunque no la he visto danzar pero lo presumo) en el salero y movimientos lúbricos con que las bordo: ver como me pongo el sombrerillo, cómo un lazo al desmayo, y el modo que tengo de llevar la mantilla, son cosas que segun me han jurado por su honor dos Cadetes que concurren á mi Casa, encantarán al mismo Merlin. Tambien canto á la guitarra las siguidillas del Bolero, con gracia tan singular y con tan dulce voz, que en comparacion mia era forzoso que las sirenas gorgoriteasen lo propio que monjas atabacadas. ¿Pues qual es la que en la Corte usa de los dotes de naturaleza con mas acierto que yo? Dióme ésta unos ojuelos de los que juego tan gachonamente, que solo uno que tenga alma de cantaro dexará de quedar despachurrado si los observa con atencion. Mis cabellos son mas obscuros que el corazon de un ignorante, y tan largos, que pueden ser envidiados de las mismisimas trenzas de las Ninfas del Parnaso; mi cuerpo es tan alto como pueden ser los pensamientos de Vmd. con el aditamento de un tallecito mas estrecho que la mano de un avaro: mis palabras y expresiones tienen toda aquella dulzura que los azucarados y melifluos labios de la Diosa de Cytheréa, y en fin tengo tantas gracias, que en paralelo con ellas, es desgraciadisimo el cinto de esta Maja de Marte: pero, ¿de qué me sirve tanto cúmulo de prendas phisicas y morales, si de quantas flechas he disparado al corazon de los hombres, ni una siquiera ha llegado hasta ahora al blanco de mi deseo?

Si aqui solamente finalizase mi desdicha, no sería tan grande mi aburrimiento, pero  : : :

 . . . ¡ah cielos,

quién para inmensos dolores,para inmenso mal tuvierainmensas explicaciones!

pues habiendo visto que la semana pasada se casó cierta conocida mia con un Caballero rico, de juicio y chris-tianidad, me incomodó tanto : : : porque todo hiperbole será sucinto, no digo el tanto quanto; con asegurar á Vmd. que hace tres dias que no me peyno, ni baxo al Prado, está mas que suficientemente ponderado lo inmenso de mi dolor.

Tan cerril, tan poco mundana, y tan del otro siglo es la tal Señorita, que quando algun hombre la saluda, se dexan ver al momento en su rostro, unos colores tan encendidos, que en su comparacion es de una opilada, el que tiene la rosa al tiempo que la desgraciada Esposa de Tithon se arroja melancolica y cavizbaja del lecho vertiendo lágrimas, por estar su belleza empleada en un viejo. Jamás la permitió su Madre vestirse sino de lana, y aunque tenia dos criadas, queria que la hija las ayudase en la mecánica y baxa ocupacion de coser y planchar, alternando tambien en la cocina con ellas. Los vestidos con que se adornaba, habian de estar precisamente echos por sus manos: era con este motivo la tal criatura la befa y piedra de escandalo de quantos entran en mi Casa, quienes se divierten en censurar (¡pero con qué gracia y carcajadas!) el góthico modo de vestir suyo, y el encogimiento con que se presentaba quando en compañia de su Madre venia á hacernos alguna visita. Nunca nos hablaba de otra cosa que de bordar, coser y modo de hacer un puchero. Abominaba de las Comedias, de los Bayles y de las concurrencias; y ahora creerá Vmd. sin escandalizarse que este mismisimo mueble pensado tan antidilubianamente, y que solo cargaria con el alguno de gorro ó peluca, ha tenido la dicha de ser Dueña de su Casa, de vivir en paz con su Esposo, y de que por consecuencia, sino precisa natural sea Madre en brevisimo tiempo?

Estabamos anoche la mia, yo, y unos quantos petimetres murmurando de ella, á tiempo que entró á visitarnos un sugeto molestisimo y vaciado á la antigua, que de quando en quando exercita nuestra paciencia con sus ridiculas escandalosas y estramboticas sentencias. Dicen que es capaz, pero yo creo lo será solo para fastidiar á todo el genero humano, mas que aquella cosa que se imprimió el año pasado en defensa del Prologo de Antioro, y contra el agudo, fino, y juicioso Cosme Damian.

Vms. dixo, parece que estan disecando á mi Señora Doña Cándida, admirando su fortuna, y tildando su conducta con esos sarcasmos? Así es, le respondió mi buena Madre, asegurando á Vmd. hemos quedado con la noticia echas mas estatuas berroqueñas que las Niobes, admiradas que hubiese hombre tan mentecato, de gusto tan aldeano y ordinario, que prefiriese esa muchacha á otras infinitas que hay en Ma-drid de mérito conocidamente mayor.

Qué engañadas viven Vms. replicó nuestro hombre; esas son las que justamente deben encontrar sugetos que deseen ser sus Esposos. Por loco que sea un hombre, quiere que la muger que elige para propia, tenga el mas sólido juicio y la mas christiana conducta. Ninguno apetece unirse con esas miserables cabecillas, que solo piensan en unas pequeñas nadas, y que viven persuadidas á que el Estado del matrimonio es el de la libertad. Doña Cándida con su arreglada conducta, hará felíz á su Esposo, quien continuamente estará bendiciendo el momento en que la vió, y el dia en que le unió con ella, el sagrado lazo del matrimonio.

¿Quién, que no haya echo banca rota de todos los sentimientos de honor, se determinará á tomar por Muger á la que por sus locuras y profusion en el Estado de soltera, está di-ciendo con todas sus acciones que destruirá al Marido por mantenerla? ¿Quién será tan fatuo que no prevenga las melancólicas y vergonzosas resultas que traen los delirantes empeños de una muger, cuyo Esposo tiene limitados posibles para sostener el escandaloso fausto con que desea presentarse en el gran mundo? Es demasiado cierto que una Basquiña de terciopelo ó una Manteleta bordada, son hoy causa de mas infidelidades que la misma carne. Fenisa ve con dolor y embidia que Lisi porque tiene su Esposo diez mil Ducados de renta, se hace cada año dos Francesillas y otros tantos Chalecos; que trahe media mas fina que el discurso de un zeloso, y que toda la abundancia de Amalthea se halla derramada en su casa. Quisiera Fenisa hallarse en las propias circunstancias; las cortas facultades de su Marido no dan para tales ensanches; Lisi tiene mil que la obsequian y acompañan en el paseo, en su Casa y en la mesa: Fenisa se ve precisada á vivir obscuramente y sin trato; se alampa por un traje brillante, se chupa los dedos por un peinado de Mono, el no poder lucir con dos Reloxes la desvela y pone de mal humor, no procuraron sus Padres estampar en su corazon ni el temor de Dios, ni el de la pérdida del honor; saque la consecuencia quien guste. El hombre de entrañas mas diamantinas es preciso que compadezca al que se case con Fenisa.

Doña Cándida, como educada con christianidad, modestia y recato, será una monstruosidad que dexe de vivir del mismo modo en su nuevo estado; así como lo fuera tambien que instruida en las modas y en las locuras del dia, abandonase unas ni otras quando la suerte la proporcionase la gloria de ser Madre. Solo un joven loco puede elegir para sí una de estas dementadas, y : : :

Acabe Vmd. la arenga, le dixe, pues lleva camino de formar un Tomo en folio de reflexîones tan impertinentes como fuera del caso: ahora mismo, ahora, voy á dar cuenta de todas ellas al Corresponsal del Censor, para que en uno de sus Quincenales papeles, se burle de Vmd. y de quantos piensan por el propio estilo.

Espero, Señor Harnero, que mi opinion será la suya, y que me dará el modo de salir de este miserable y fatigoso estado, pues á la verdad me falta ya poquisimo para caerme de él.

Es de Vmd. con el mayor afecto

Leocadia Matute.

1-06 Carta VI Motus doceri gaudet jonicosmatura virgo, & fingitur artubusjam nunc, & incestos amoresde tenero meditatur ungui. Horat. Carmin. Lib. III.Od. VI. v. 21 Despues que la han prensadolos huesos, la Doncellaaprende impuros bayles,y en lascivos amores se deleyta. ¡Como está el Mundo! precisamente va á dar un estallido. ¡Qué Madres tan extrañas da de si el tiempo! En el mio ir una Doncella á los paseos públicos mano con mano, ó á lo menos mano á mano con un Joven? ¿permitirles la profusion escandalosa con que hoy se presentan? ¿Comedias? ¿Bayles? Su Almohadilla y la Rueca eran los Prados y las Floridas de las señoritas de allende. ¡Ah Madres de hoy! observad la crianza que os dieron las vuestras, y comtemplad la enorme y vergonzosa diferencia de aquella educacion, á la que dispensais á vuestros hijos. Así me dixeron, Señor Censor, que exclamaba dias pasados una que lo era de cierta, Doncellita, cuyo caracter, educacion y modo de pensar, se manifiesta en la siguiente carta que me han entregado hoy de su parte. Me han asegurado, Señor Corresponsal del Censor, que tiene Vmd. tan buena mano para forjar un matrimonio, como la sin par Dulcinéa para salar puercos; noticia que me obliga á comunicarle mi melancolico y lastimo-so estado, por si compadecido de él me sugiriese algun arbitrio para echarle fuera, á cuya fineza principiaré á manifestarme agradecida, desde el instante que por su medio consiga hallarme en el que deseo. Yo, Señor mio, soy soltera. con la penosa añadidura de veinte y ocho años de edad: para quien nunca tuvo ni aún mas remoto pensamiento de morir dentro de un Claustro, ya se dexa ver lo poco satisfecha que vivirá en la enigmática situacion de doncella, por aquello de que las Mugeres Mientras dura el doncellageno lo son, que son enigmas,son sabandijas neutrales,ni bien hombres ni bien hembras,ni bien pescado ni carne. y esto de ser una cosa indescifrable aún al mismo Edipo, me tiene tan corrida y fuera de mi, que mil veces estuve tentada para poner carteles, ofre-ciendo mis cinco dedos con su palma y todo á qualquier hombre; de cuyo intento me retrahe solamente la reflexîon que formo, de no estar en uso, cierta de que si una de las muchas que sufren la misma incómoda enfermedad que yo, se determinase á inventar dicha moda, no habria esquina en la Corte donde no amaneciesen cada dia puestos una docena de ellos; pero mientras en Francia no la adopten, es desvarío pensar que aqui se abrace. La prueba mas real de mi desgracia es, que habiendo sido todo mi empeño desde la edad de doce años (¡qué tal madrugué!) agradar á los hombres, con el santo fin de matrimoniar, pues mis deseos de casarme siempre han sido mayores y mas violentos que los de una Viuda, (bien sabe Vmd. las poquisimas que concurren á la escuela de la del Rey Mausoleo) aún no he podido arribar al puerto; asegurandole me falta ya muy poco para perder la esperanza, sin embargo de lo ancha que es la campaña de esta virtud, y de que á las mugeres rara vez las falta aunque se hallen en edad caduca. Precisamente son los hombres muy insensatos é injustos, quando desentendiendose de mis encantos, atractivos y garabato, no se ha presentado ni siquiera un entretenido de Oficina á pedirme por esposa; y para que se conozca lo injustamente que proceden conmigo, vaya Vmd. pensando mis méritos en la fidelísima balanza de su juicio, y verá si tengo razon para quejarme de mi suerte y de ellos. Ninguna en todo Madrid bayla con la gracia y desemboltura que yo un Minuet, Paspie, ni Contradanza: de Tiranas y Guarachas no se hable, porque á la mismísima Herodías la llevo notable ventaja (aunque no la he visto danzar pero lo presumo) en el salero y movimientos lúbricos con que las bordo: ver como me pongo el sombrerillo, cómo un lazo al desmayo, y el modo que tengo de llevar la mantilla, son cosas que segun me han jurado por su honor dos Cadetes que concurren á mi Casa, encantarán al mismo Merlin. Tambien canto á la guitarra las siguidillas del Bolero, con gracia tan singular y con tan dulce voz, que en comparacion mia era forzoso que las sirenas gorgoriteasen lo propio que monjas atabacadas. ¿Pues qual es la que en la Corte usa de los dotes de naturaleza con mas acierto que yo? Dióme ésta unos ojuelos de los que juego tan gachonamente, que solo uno que tenga alma de cantaro dexará de quedar despachurrado si los observa con atencion. Mis cabellos son mas obscuros que el corazon de un ignorante, y tan largos, que pueden ser envidiados de las mismisimas trenzas de las Ninfas del Parnaso; mi cuerpo es tan alto como pueden ser los pensamientos de Vmd. con el aditamento de un tallecito mas estrecho que la mano de un avaro: mis palabras y expresiones tienen toda aquella dulzura que los azucarados y melifluos labios de la Diosa de Cytheréa, y en fin tengo tantas gracias, que en paralelo con ellas, es desgraciadisimo el cinto de esta Maja de Marte: pero, ¿de qué me sirve tanto cúmulo de prendas phisicas y morales, si de quantas flechas he disparado al corazon de los hombres, ni una siquiera ha llegado hasta ahora al blanco de mi deseo? Si aqui solamente finalizase mi desdicha, no sería tan grande mi aburrimiento, pero  : : :  . . . ¡ah cielos, quién para inmensos dolores,para inmenso mal tuvierainmensas explicaciones! pues habiendo visto que la semana pasada se casó cierta conocida mia con un Caballero rico, de juicio y chris-tianidad, me incomodó tanto : : : porque todo hiperbole será sucinto, no digo el tanto quanto; con asegurar á Vmd. que hace tres dias que no me peyno, ni baxo al Prado, está mas que suficientemente ponderado lo inmenso de mi dolor. Tan cerril, tan poco mundana, y tan del otro siglo es la tal Señorita, que quando algun hombre la saluda, se dexan ver al momento en su rostro, unos colores tan encendidos, que en su comparacion es de una opilada, el que tiene la rosa al tiempo que la desgraciada Esposa de Tithon se arroja melancolica y cavizbaja del lecho vertiendo lágrimas, por estar su belleza empleada en un viejo. Jamás la permitió su Madre vestirse sino de lana, y aunque tenia dos criadas, queria que la hija las ayudase en la mecánica y baxa ocupacion de coser y planchar, alternando tambien en la cocina con ellas. Los vestidos con que se adornaba, habian de estar precisamente echos por sus manos: era con este motivo la tal criatura la befa y piedra de escandalo de quantos entran en mi Casa, quienes se divierten en censurar (¡pero con qué gracia y carcajadas!) el góthico modo de vestir suyo, y el encogimiento con que se presentaba quando en compañia de su Madre venia á hacernos alguna visita. Nunca nos hablaba de otra cosa que de bordar, coser y modo de hacer un puchero. Abominaba de las Comedias, de los Bayles y de las concurrencias; y ahora creerá Vmd. sin escandalizarse que este mismisimo mueble pensado tan antidilubianamente, y que solo cargaria con el alguno de gorro ó peluca, ha tenido la dicha de ser Dueña de su Casa, de vivir en paz con su Esposo, y de que por consecuencia, sino precisa natural sea Madre en brevisimo tiempo? Estabamos anoche la mia, yo, y unos quantos petimetres murmurando de ella, á tiempo que entró á visitarnos un sugeto molestisimo y vaciado á la antigua, que de quando en quando exercita nuestra paciencia con sus ridiculas escandalosas y estramboticas sentencias. Dicen que es capaz, pero yo creo lo será solo para fastidiar á todo el genero humano, mas que aquella cosa que se imprimió el año pasado en defensa del Prologo de Antioro, y contra el agudo, fino, y juicioso Cosme Damian. Vms. dixo, parece que estan disecando á mi Señora Doña Cándida, admirando su fortuna, y tildando su conducta con esos sarcasmos? Así es, le respondió mi buena Madre, asegurando á Vmd. hemos quedado con la noticia echas mas estatuas berroqueñas que las Niobes, admiradas que hubiese hombre tan mentecato, de gusto tan aldeano y ordinario, que prefiriese esa muchacha á otras infinitas que hay en Ma-drid de mérito conocidamente mayor. Qué engañadas viven Vms. replicó nuestro hombre; esas son las que justamente deben encontrar sugetos que deseen ser sus Esposos. Por loco que sea un hombre, quiere que la muger que elige para propia, tenga el mas sólido juicio y la mas christiana conducta. Ninguno apetece unirse con esas miserables cabecillas, que solo piensan en unas pequeñas nadas, y que viven persuadidas á que el Estado del matrimonio es el de la libertad. Doña Cándida con su arreglada conducta, hará felíz á su Esposo, quien continuamente estará bendiciendo el momento en que la vió, y el dia en que le unió con ella, el sagrado lazo del matrimonio. ¿Quién, que no haya echo banca rota de todos los sentimientos de honor, se determinará á tomar por Muger á la que por sus locuras y profusion en el Estado de soltera, está di-ciendo con todas sus acciones que destruirá al Marido por mantenerla? ¿Quién será tan fatuo que no prevenga las melancólicas y vergonzosas resultas que traen los delirantes empeños de una muger, cuyo Esposo tiene limitados posibles para sostener el escandaloso fausto con que desea presentarse en el gran mundo? Es demasiado cierto que una Basquiña de terciopelo ó una Manteleta bordada, son hoy causa de mas infidelidades que la misma carne. Fenisa ve con dolor y embidia que Lisi porque tiene su Esposo diez mil Ducados de renta, se hace cada año dos Francesillas y otros tantos Chalecos; que trahe media mas fina que el discurso de un zeloso, y que toda la abundancia de Amalthea se halla derramada en su casa. Quisiera Fenisa hallarse en las propias circunstancias; las cortas facultades de su Marido no dan para tales ensanches; Lisi tiene mil que la obsequian y acompañan en el paseo, en su Casa y en la mesa: Fenisa se ve precisada á vivir obscuramente y sin trato; se alampa por un traje brillante, se chupa los dedos por un peinado de Mono, el no poder lucir con dos Reloxes la desvela y pone de mal humor, no procuraron sus Padres estampar en su corazon ni el temor de Dios, ni el de la pérdida del honor; saque la consecuencia quien guste. El hombre de entrañas mas diamantinas es preciso que compadezca al que se case con Fenisa. Doña Cándida, como educada con christianidad, modestia y recato, será una monstruosidad que dexe de vivir del mismo modo en su nuevo estado; así como lo fuera tambien que instruida en las modas y en las locuras del dia, abandonase unas ni otras quando la suerte la proporcionase la gloria de ser Madre. Solo un joven loco puede elegir para sí una de estas dementadas, y : : : Acabe Vmd. la arenga, le dixe, pues lleva camino de formar un Tomo en folio de reflexîones tan impertinentes como fuera del caso: ahora mismo, ahora, voy á dar cuenta de todas ellas al Corresponsal del Censor, para que en uno de sus Quincenales papeles, se burle de Vmd. y de quantos piensan por el propio estilo. Espero, Señor Harnero, que mi opinion será la suya, y que me dará el modo de salir de este miserable y fatigoso estado, pues á la verdad me falta ya poquisimo para caerme de él. Es de Vmd. con el mayor afecto Leocadia Matute.