Zitiervorschlag: Beatriz Cienfuegos (Hrsg.): "Pensamiento XXXVI", in: La Pensadora Gaditana, Vol.3\36 (1764), S. 290-319, ediert in: Ertler, Klaus-Dieter / Hobisch, Elisabeth (Hrsg.): Die "Spectators" im internationalen Kontext. Digitale Edition, Graz 2011- . hdl.handle.net/11471/513.20.104 [aufgerufen am: ].


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Pensamiento XXXVI

Se hallarà todos los Jueves en la Librerìa de D. Salvador Sanchez Ossorio, frente del Corrèo: Y de D. Manuél Ferrera, frente del Populo.

Cadiz, y Marzo 12. de 1764.Imprimasse. Dr. Cavallero

Cadiz, y Marzo 12. de 1764.Doy Licencia para que se imprima. Villaformada.

Ebene 2► Ebene 3► Metatextualität► [291] Me parece, no serà fuera de la obligacion de una Pensadora, dár alguna vèz reglas, segun sus alcanzes, para que se eviten los defectos, que con tanto empeño ha batido: ni discurro sale de la classe de sus tarèas, si despues de tantas reflexiones para conocèr el mal, manifiesta á sus Apasionados algunas previas noticias, que sirvan de govierno â aquellos, q[ue] ponen sencillamente su corazon en la practica de lo mas perfecto, huyendo de las necedades, y preocupaciones, que corren auxiliadas de la multitud. No piensen los que me murmuran, que mis discursos son volũtariedades de mi [292] capricho: confieso con la ingenuidàd, que acostumbro, aunque me lo anote la embidia como defecto, que para la fabrica de mis Pensamientos solo me valgo de estas dos Maximas: Sufre, y Abstente, de las quales como de maniantales abundantissimos se derivan mis reflexiones, cuyo objeto se ha dirigido siempre â enseñar â abstenerse de las acciones que desdicen de un pecho bien educado: y â sufrir con paciencia, y valòr virtuoso, no solo los reveses, y desprecios de la fortuna, sino tambien los impulsos violentos, que nos precipitan por el camino de la maldad, en seguimiento de la ignorancia, y torcidas idéas. Estos son [293] los materiales de mis discursos, y estos son los que me presentan los asumptos refutados, que como contrarios todos á la racionalidad mas bien fundada, no es inutil el advertir sus malas consequencias, para que unos me agradezcan la noticia, y otros el recuerdo: pues soy tan necia, que presuma descubrir nueva senda para lo util, y honesto; pienso sì, que â esta, que ha sido siempre la misma, estando llena de malezas, y escabrosides por poco practicada, la limpio de los impedimientos, que la figuran inaccesible, y aclarando sus lejos, descubro â los preocupados el Sagrado Templo de la Verdad, y el Honòr en que se termí-[294]na, para que se anímen â vencer sus primeras dificultades, y miren de antemano los dignos premios que se les preparan, quando obran segun lo recto de la Prudencia, y Justicia. Haviendo pues hablado en algunos de mis anteriores papelillos de la falsedad de los Amigos, y de sus inconstancias: en èste pretendo hacer vér â mis Lectores, quales son los Amigos, que se deben elegír, y de quienes con cuydado nos debémos guardár.

Ebene 4► Allgemeine Erzählung► Antes que nuestro afecto se disponga para procurár un hombre â proposito, que pueda llenàr todos los cargos de Amigo verdadero, debémos primero zanjár los fundamentos de esta fortuna en [295] nosotros mismos: porque serìa necedad muy crassa, buscár en los otros unas condiciones dignas de estimacion, y no tenerlas en nuestro procedèr, para que nos deseen, y soliciten. Muchos se lamentan de que todos sus Amigos les hán sido infieles, y que rara véz hán encontrado con uno bueno: pero no se hacen cargo de que èsta desgracia es hija de su errada conducta: miran en las acciones agenas los defectos; pero no advierten en sus correspondiencias la causa de ellos. Son variables, ínsipidos, porfiados, míseros, y falazes: y con todo pretenden, que sus Amigos sean constantes, verdaderos, liberales, y de buena condicion: ¿No [296] es esto pretender un imposible? Assi me parece. Es precissamente necessario sabèr hacerse amàr con las obras, y con las palabras, antes de procuràr quien nos estime y corresponda sino con amistad verdadera: para esto se hà de hacér estudio de ser cortès con proporcion, liberal con prudencia sìncero con entendimiento, y verdadero sin termino: de esta manera sabràs amàr â aquellos que deseas te correspondan: porque enamorados de tus honradas qualidades, se moverán insensiblemente â estimarte, y harán laudable empeño de conservar tu amistad. De esta manera conseguirás otra ventaja muy util, pues como por lo [297] regulàr cada uno ama su semejante si tù te empeñas en practicàr acciones amables, y en vivir segun las leyes de el verdadero Honór, todos los que desearen tu amistad, y se ofrezcan por afectos, debes consideràr, que en tì aman lo virtuoso, y lo son igualmente: pero porque nuestra malicia sabe muchas veces ocultàr, baxo el fingido velo de una rectitud aparente las intenciones mas enemigas, reflexiona con cuydado en las circunstancias de un buen Amigo, y mira si corresponden con las de aquellos, que te se acercan, para que, ô los admitas gustoso, ô los abandones advertido.

Luego que te mires amado de [298] aquel â quien tu passion amistosa te inclinàre, debes consideràr el principio de su afecto, si naciò de la prosperidad de tu fortuna, ò de la lastima de tus desgracias: si de esta ultima, admitele contento porque de estos pocos salen malos. Pero si tu podèr, riqueza, ô valor fueron los que te proporcionaron su correspondiencia, vive cuydadoso, y executa muchas experiencias, antes que le hagas Dueño de los Secretos thesoros de tu corazon, porque â la verdad, son tan pocos los Amigos verdaderos, que logran los Poderosos, que me parece se podía ofrecér un Phenix por cada uno, sin temor de ser executado por la promessa, y no poderla cum-[299]plír. Ha de ser el que elijas por Amigo, en todas sus acciones honrado, en sus maximas religioso: su principal objeto ha de ser la Piedad, porque esta hermosa virtud es la que fomenta los èstimulos nobles, y hace durables los afectos, como cimentados en principios sólidisimos: supongo lo cortès, liberal, modesto, &c. porque de sus virtudes, ô vicios no te dexarà de tocar bastante parte. Debes advertir su desinterès, de modo que nunca se pueda presumìr, q[ue] esto le mueve a quererte, porque en este caso no te amarà de veras, y dependerà su cariño de tu fortuna. No ha de ser lisonjero, antes por el contrario debe, si es tu verdadero Amigo, cor-[300]regirte con prudencia, y apartarte del peligro con empeño. Esta sola particularidad puede contrapesar la falta de algunas otras no tan necesarias, porque el hombre que enoja por servirte: esto es, aquel que antes te quiere virtuoso, que Amigo, este lo es tuyo verdadero, y â quien debes franqueár las puertas de tu pecho. Huye de todos los que son fuertemente enamorados de su dictamen, ô capricho, porque estos no buscan Amigos, que los desengañen; sino unos simples espectadores que los escuchen, y dura su amistad, el tiempo que tardares en contradecirles. Procura siempre â tus iguales por Amigos, ô â lo menos que no sea mucha la [301] diferencia: porque si eres tu el menor, no tendràs Amigo â quien amàr, pues el respecto tocarà tu cariño en obediencia: si â el contrario te expones â la nota de todos, y muchas veces abandonarás tu estimacion, por complacér â el que te iguala: pues como la amistad hà de ser cimentada en dos corazones, que por el amor se hagan uno, es dificil, que donde no hay igualdad de estados se pueda admirar una buena, y perfecta harmonia: porque aunque el amor vence distancias, esto sucede raras veces, y yo no hablo de contingencias remotas, sino de experiencias comunes.

No te acobardes con las dificul-[302]tades, que se ofrecen â el querer penetràr los sonidos del corazon del Hombre: pues aunque esto parece impossible, segun las artes de que se vale la malicia para encubrirse, no obstante con medianas luces, y un poco de cuydado en las acciones de su procedér, conseguiràs, yà que no en el todo, â lo menos en parte conocer sus inclinaciones, porque estas se encubren dificilmente â el continuo trato de una amistád, aunque simulada. Para entregarte â este necessario estudio y que veas que es provechoso su trabajo, debes consideràr lo que es un Hombre sin Amigos: en las aflicciones no halla consuelo: en los gustos no encuentra interessados [303] en su mismo Paìs se mira estrangero, y como sin arrimo que le sostenga, ô se precipita sin esperanza de alivio, ô nunca se levanta, por no tenèr quien le dè la mano. Vive en medio de la Sociedad insociable: en el poblado como en los desiertos: y ageno de la dulzura de una verdadera correspondencia, passa una vida solitaria, y triste, sin hallár entre los vivientes quien le mire con particularidad afectuosa. Para que consigas tan sólida fortuna, como verte libre de estas penalidades, debes entregarte con todo empeño á las experiencias, que te han de assegurár esta dicha: pues conociendo las ventajas que logras con poseérla, discurro no ten-[304]dràs este pequeño trabajo por inutil.

Si llegarés â ser tan felíz, que te veas con un Amigo digno de ser amado, pondràs todo tu desvelo en no perderle, aventurando no pocas veces, ô tu dictamen, ô tu gusto por agradarle: porque la mayor prueba de una amistad fina, consiste en sabér disimular, y sufrir los defectos del Amigo: pues nunca podrás lisonjearte, que sea cabal en su conducta, aquel que se halla vestido de pasiones, que aún sugetas, no todas veces dexan de conseguir sus lastimosas victorias. Para que una amistad sea digna de alabanza, y segun las Leyes de la equidàd, has de huír de rogàr â tu [305] Amigo cosas inhonestas, ni executarlas por complacerle: porque no excusa de la fealdad â el delito, el cometerle por obedecer â el Amigo: pues igualmente es ruindàd grande ô practicale rogado, ô pretender que le executen por tu causa. En las indignas acciones no hay amistàd, ni entre los corazones delincuentes se encuentra esta suerte dichosa: pues aunque muchas veces notámos entre los malos una conformidad de voluntades, y un proprio espiritu, que mueve sus acciones, esto en ellos no se honesta con el nombre de amistad; se señala muy bien con el odioso titulo de faccion, en el que se expresa bastantemente su aborreci-[306]ble conformidad: sacando por consequencia rigorosa, que no puede darse correspondencia digna de este nombre, si no estriva sobre los fundamentos sólidisimos de práctica de lo virtuoso, y honesto. De esta manera es uno de los mayores dones, que nos dispensa la mano del Todo Poderoso, y exceptuando el de la sabiduria, segun la opinion de muchos, no pueden los Hombres desear otro mas util â su beneficio. Esta es la causa porque debèmos anteponér lo honesto, y virtuoso â los ruegos de los Amigos, porque se dà por supuesto, que aquel inconsiderado que induce â la pràctica de acciones indignas, este no es Amigo [307] verdadero; es Amigo â la moda, que se vale de la amistad, para el cumplimiento de sus pasiones.

Aùn entre las sombras de la idolatría consiguió tanta fuerza la gloria de el bien obrár, que muchos antepusieron la rectitùd de sus costumbres â los vìnculos mas fuertes de sus correspondiencias. El famoso Pericles, uno de los mas doctos, y mas adornado de virtudes morales, que venerò Athenas entre sus Ciudadanos, como fuese rogado por un Amigo, para que hiciesse un juramento falso en un assumpto, que mucho le importaba: le respondió con un valor heroyco de esta suerte: Tengo por precisso, y conveniente socorrèr [308] los Amigos; pero esta obligacion dexarà de serlo, quando sus ruegos se dirijan contra los preceptos de los Dioses. Esta sí que era amistad verdadera, pues aùn con la desazon de una repulsa, hacía â su Amigo la mayor prueba de una afectuosa correspondiencia. Siendo Publio Rutilio Rufo, famoso Romano importunado por un Amigo suyo para executàr una accion contra Justicia, la que rehusaba con empeño, enojado éste de sus temores con alguna colera le dixo: ¿De que me sirve tu ponderada amistad, si una cosa que te pido no me concedes? A que respondió discretamente Rutilio: ¿Y â mì de qué la tuya, si me hà de obligàr â que execute lo que es [309] licito? Sabía muy bien aquel entendimiento alumbrado por la misma luz naturál, que es tàn injusta accion cometèr un delito, por complacèr â al Amigo, como dejar de servirle en lo honesto, quando lo piden las leyes de la verdadera, y reciproca correspondiencia: pues esta (como llevo dicho) recibe maravillosos aumentos, quando su comercio se extiende solo â todo lo que es digno de alabanza.

Hà de ser el Amigo que elijas tan amante tuyo, que procure siempre interessarse en tus fortunas, como si fueran suyas proprias: esta prueba real de una sìncera amistad, te pondrá en la obli-[310]gacion de que le correspondas fielmente, porque no se dá conformidad de voluntades, donde hay diferencia de afectos: y si consigues que en el inferior estado,te estime igualmente, como en el tiempo de la prosperidad, graduate por dichoso, y desafia â todo el Mundo â que nadie podrá excederte en fortuna, pues possées un Amigo â quien no han trocado las adversidades de tus desgracias. Con èste te hàs de consolàr, le hàs de franquear todo tu interiòr, y tartarle con la propria intimidad, que si habláras contigo mismo: pues yo te prometo, que saliendote bien esta experiencia, no te faltarà, ni encontrarás en su corazon aquellas [311] simulaciones despreciables con que la malicia sabe portarse, quando procura disfrazar su veneno.

Porque te mires elevado â la gloria de verte correspondido, no debes negarte â el trato sociable, y amistoso de el resto de los Hombres: antes por essa razòn misma, seguro yà de que tienes un Amigo, has de procuràr con tus buenas propriedades grangeàr la estimacion de los demás, para que estos en las ocasiones te favorezcan. Te verás necessitado de los Sabios, del favòr de los Poderosos, de consuelo en tus aflicciones, de compañìa en tus licitos recreos: de quien te dé la mano para elevarte, quien te sostenga en el Emplèo que ocupas, [312] quien te assegure de los temores, y quien te avise de los designios de tus contrarios: todas estas utiles ocupaciones son impossibles de practicár por un solo Sugeto, pues aunque se lo aconseje su cariño lo dificultará su podèr: para esto hàs de procuràr Amigos de todos generos, que en todas tus urgencias te sirvan de alivio: y no temas faltàr â las obligaciones de tu verdadero afecto, que como èste crece con el bien del Sugeto amado no le desazonan los sobresaltos de los zelos, pues todo lo pospone su beneficio. Este es un golpe de fina politica, que te colocarà en la estimacion de los Hombres, con tal que inclines tus deseos â tratar [313] solo con los virtuosos, que es el objeto primario de un Hombre de bien, que procura vivir, segun los estatutos de la mas discreta Sociedad.

Si la casualidad llevàsse este discurso â las manos de algunos, que piensan, que por su podèr, ciencia, ô prendas personales deben ser estimados de todos, y que solo con dexarse amár, muy preciados neciamente de Deydades, obstentan sobrados méritos para adquirirse el afecto más retirado, no dudo que despreciarán estas maximas, que fundadas sobre una buena educacion, y recto procedèr, aconsejan los breves, y utiles caminos para podér vivir entre los riesgos de el [314] Mundo, con menos ocasiones de precipitarse: pero no temo sus satyras, porque desprecio sus amistosos afectos. Son estos los que deben huír con cuydado, porque de su comunicacion solo podémos esperàr fingidas expresiones, que toda su intencion es conquistar apassionados, para dàr aumentos â su hinchazón, y vanagloria. Te cortejaràn cariñosos, se te ofrecen rendidos, y liberales alguna véz te franquearàn tal qual pequeño beneficio: pero todo esto será con la idèa de que los celébres, y seas un continuo panegyrista de las bellas qualidades, que se presumen posseèr: no es tu amor el que los obliga â agradarte; son sus caricias li-[315]sonjeras hijas legitimas de su amor proprio: y â este ruín Idolillo sacrifican las amables prerrogativas de una sencilla, y verdadera amistad. ¿Quieres hacer una breve experiencia, que en un instante te desengañe de sus falsedades? Corrigeles alteranía, advierteles los defectos de sus discursos, ô minora justamente la soberanìa de su podèr, y notaràs, lo presto que rebientan las minas de su encubierta sobervia, y desnudandose del supuesto vestido de Amigos, te se manifestaràn con el aborrecible de vanos, intrables, y necios. Muchos de estos se conocen dificilmente, pero arrimate â esta experiencia, y los efectos te sacarán sin dificultad de la du-[316]da: huye su compañia como dañosa, porque no conseguiràs mas que enojos, iras, y dissensiones.

No pienses, que la reciproca correspondencia de los Amigos verdaderos dirige solo sus efectos a nuestro particular beneficio: la Patria, el Estado, y la Religion misma son los principales interessados en este dulce bien: porque en las licitas, y bien fundadas amistades, como establecen la permanencia en la pràctica de lo virtuoso, la Religion se assegura, se veneran, y observan sus preceptos: la Patria se llena de Hijos capaces de aumentàr sus glorias: y el estado en cada amistad particular se mira con una fortaleza, â quien ni el [317] temòr de las trayciones, ni los interesses de el Oro pueden derribar porque en ella se unen contentas las voluntades, para ofrecer sus tesoros en bien suyo, y despues la vida para defendèr sus limites, y vengàr los enemigos insultos. Los buenos Amigos son las delicias de las Republicas, pues en ellos se fundan sus principales interesses: el que sabe ser verdadero, y fino para con su Amigo, tiene mucho adelantado para serlo con su Patria; y aquel que enemigo de la Sociedad no mira mas que â su particulár interes, este pospondrá la utilidad publica, el bien del Estado, y no pocas veces el de la Religion â sus despreciables conveniencias: de es-[318]tos genios montesinos, y feroces salen como de infaustas semillas trayciones, las prefidias, y las ruindades, porque atentos siempre â sus indignas idèas, como solo Amigos de sus contentos, en nada menos piensan, que en ser utiles â los de su especie. Por el contrario en las amistades verdaderas se admiran la observancia de las Leyes, los beneficios comunicados, los trabajos agenos socorridos, los comunes interesses con crecidas ventajas, y los Reynos con unidos afectos, que son los mas poderosos Exercitos que los defienden. ◀Allgemeine Erzählung ◀Ebene 4 ◀Metatextualität ◀Ebene 3

Zitat/Motto► [319] Nullum majus boni Imperii instrumentum est,
quam boni Amici.

Tacit. hist. 4. c. 7.

OCTAVAS.

Si deseas vivir felìz, y amado,

por tus obras procura ser querido,
reconoce â el Amigo con cuydado,
y seràs con verdad correspondido:

Sufrele tus defectos sin enfado

por no ser de su pecho aborrecido:
conserva la amistàd con diligencia
lograràs de sus bienes la excelencia.

Que es la Santa amistàd la que fecunda

â el Mundo de placeres, y contentos:
la Sociedad por ellas siempre abunda
lustre, de explendòr, y lucimientos:

Nuestra Divina Ley en ella funda

su extension piadosa los aumentos:
miedo â la maldàd, fuerza â las Leyes,
es la dulce esperanza de los Reyes. ◀Zitat/Motto ◀Ebene 2 ◀Ebene 1