Carta L Anónimo Moralische Wochenschriften Roland Bernhard Editor Silke Brandstätter Editor Alexandra Fuchs Editor Martin Fürlinger Editor Renate Hodab Editor Andrea Kubanek Editor Marion Oberegger Editor Carina Windhager Editor Institut für Romanistik, Universität Graz 22.08.2011 o:mws-091-143 Anónimo [Manuel Rubín de Celis y Noriega]: El Corresponsal del Censor. 4 Bde. Madrid: Imprenta Real 1787-1788, 835-858 El Corresponsal del Censor 4 50 1786-1788 Spanien Ebene 1 Ebene 2 Ebene 3 Ebene 4 Ebene 5 Ebene 6 Allgemeine Erzählung Selbstportrait Fremdportrait Dialog Allegorisches Erzählen Traumerzählung Fabelerzählung Satirisches Erzählen Exemplarisches Erzählen Utopische Erzählung Metatextualität Zitat/Motto Leserbrief 22.08.2011 Graz, Austria Spanish; Castilian Reflexión Autopoética Autopoetische Reflexion Autopoetical Reflection Réflexion autopoétique Riflessione Autopoetica Teatro Literatura Arte Theater Literatur Kunst Theatre Literature Arts Théâtre Littérature Art Teatro Letteratura Arte Spain -4.0,40.0

Carta L

Un journaliste est meprisable lorsqu’il trompe ses lecteurs en leur cachant les defauts d’un livre qu’ils achetent d’aprés son temoignage.

Un Diarista es despreciable quando engaña á sus lectores, ocultando los defectos de un libro que compran en vista de su aprobacion.

Señor Censor.

Hace pocos dias que en el Dia-rio Enciclopédico de Bouillon del presente año, tom. I. part. 3.a fol. 444. leí esta apurada verdad, á la que acompañan otras muchas que me han confirmado mas y mas en la opinion que desde chiquito tengo abrazada muy apretadamente, del ciego asenso que se debe dar á las críticas, que muchos de estos papeles forman de los libros que analizan; pues advierto la imparcialidad con que las hacen, y la escrupulosidad con que caminan en su exâmen. La prueba real de esto es que haciendo en el dicho Diario el extrácto de ese inmortal libro intitulado, Discursos filosóficos sobre el hombre, le han formado con tal exâctitud y verdad, que el mas rudo conocerá lo muy hecho cargo que está de su contenido, la moderacion con que procedieron en su elogio, y los acreedores que son á nuestras gracias por tamaña fineza.

No creo muy del caso referir á vm. la introduccion á dicho articulo, porque ni allí ni aquí viene al propósito; empero le diré en abstracto, se reduce esta á comunicar al orbe que los extrangeros están muy equivocados sobre nuestro verdadero merito literario: verdad que si los señores Diaristas no hubiesen tenido á bien hacernos el favor de descubrirla, estariamos toda la vida sin saberla; como ni tampoco la que de doce años á esta parte son entre nosotros los adelantamientos en las ciencias infinitamente mayores que en otro tiempo alguno, cuyos progresos y agigantados pasos en ellas, nos avisan los debemos á la proteccion que acuerda á todo literato el Excelentísimo Señor Conde de Floridablanca, á quien con este motivo hacen el mas digno elogio, siendo muy regular que dicho Señor les viva sumamente agradecido por tantos favores como le dispensan, de los que ciertamente es-taba S. E. tan necesitado como de la concurrencia á su casa de pretendientes importunos y mentecatos, y que no podrán menos de añadir muchos millones de codos á la estatura de su mérito tan desconocido hasta ahora de los Españoles, que si no fuese porque nos le han hecho ver de bulto los Señores Diaristas, es tal nuestra rudeza que no sabiamos hácia que mano le caia á S. E.

Pero dexando este asunto porque no habrá quien me quite de la cabeza tratar sobre él en ocasion mas oportuna, paso á comunicar á vm. en Castellano la aprobacion que en Frances dieron mis señores los Diaristas á los citados Discursos filosóficos; á cuya aprobacion se servirá vm. permitirme añada yo la mia por medio de unas notitas ó apostillas para informar mejor al curioso lector de lo justificado del elogio.

Dicen pues, que entre algunas obras Españolas de un mérito poco conocido antes del Ministerio del Excelentísimo Señor Conde de Floridablanca, es del numero de estas y tal vez de las primeras los Discursos filosóficos, sobre el hombre de Monsieur Forner.El Señor Don Juan Pablo Forner y Segarra, autor bien conocido en esta Corte por muchas y excelentes obras, que siendo aun muchachito ha dado á luz. Vease la nota siguiente. Entre muchos Poetas (continúan) que han ilustrado á la España, ninguno hasta ahora se atrevió á tratar un asunto tan vasto, y tan verdaderamente filosófico: pero lo mas digno de admiracion es que no teniendo Mr. Forner, aun treinta años,En efecto; á la época que esto se escribia andaba el Señor Don Juan al rededor de su sexto lustro. Pero yo omito esta y otras particularidades acerca de su nacimiento y patria, porque no puedo reducirme á privarle del glorioso y bello espectáculo que desde ahora se le pre-sentará al considerar convertidos hácia su averiguacion los sudores, los trabajos, las penosas investigaciones de todos los eruditos y sabios de los siglos XX ó XXI. ¡De qué gloria no gozaria en su vida nuestro Cervantes si por ventura pudo preveér los que se habian de tomar los Sabios de nuestros tiempos para averiguar su patria! ya en esta edad se siente con la fuerza de exercitarse sobre materias en que Pope, el Cardenal de Polignac y otros, no se ocuparon sino despues de haber llegado á toda la madurez de la suya.Muchachito el Señor Don Juan, y en medio de su corta edad es ya maduro y muy maduro.

Solo en vista del título de la obra de Mr. Forner, es facil advertir quan vasto es el plan de ella, y quan dificil desempeñarle.¡No es cosa de juego si es vasto y dificil! Para conseguirlo se necesitaba una imaginacion sábia y fecunda, un conocimiento de todo quanto los Moralístas antiguos y modernos han escrito sobre el hombre, y uniendo todo esto á su objeto, el arte de presentarle baxo un aspecto y nueva forma.Se necesitaba un Forner, y estaba dicho en dos palabras. Esto es lo que Mr. Forner consiguió con una felicidad que dexa poco que desear.

Cinco son los Discursos de dicha obra. En el primero expone con mucha energia y claridad las grandes verdades que son la basa de la moral: demuestra toda la importancia de este estudio, sin el qual no podriamos desempeñar nuestros deberes, ni conocer todas las conexîones que nos unen á la sociedad y al Criador.

Las mas luminosas pruebas sobre la inmortalidad del alma le conducen á refutar el dogma del Fatalísmo, restituyendo asi al hombre todos los derechos de su libertad, y restableciendo la moral de sus acciones, le eleva sobre todos los demas seres criados, le hace ver su nobleza, y le dispone á conseguir aquella perfeccion de que es capaz.

El objeto del segundo Discurso es probar la insuficiencia de nuestra razon para elevarnos á un conocimiento perfecto del Criador, y al culto mas digno de él. En este son las pruebas de hecho y de raciocinio. Indica el autor las contradicciones en que han caido los Filósofos, y las varias supersticiones á que se abandonaron tantos Pueblos quando no han querido seguir mas guia que sus propias luces. Las pinturas vivas, la poesia brillante y lógica severa, que reynan en todo este Discurso, hacen igualmente interesante su lectura al reflexîvo, y al afecto á la bella poesia.Del mismo modo que hacen la de todas las demas obras suyas. ¡Qué pintu-ras tan vivas y tan patéticas! ¡Qué lógica, no digo ya tan severa, sino tan cruel no hace resaltar entre todas las oraciones su Oracion apologetica por la España y su mérito literario! ¿pues qué si se habla de raciocinios? Que me la claven en mi espaciosa frente, si en todas sus obras se hallare un solo sofisma; quiero decir, un argumento que concluya en la apariencia : : : pero, demasiado conocido es á todos los sabios y á los que no lo son el merito de sus escritos.

Se representa Mr. Forner en el tercer Discurso llevado por la multitud al templo de la Opinion. En él escucha los oráculos de esta encantadora; le lisongea el oido, pero no logra convencer su corazon, vacilante su espiritu en medio de las mas crueles dudas sobre lo que mas le importa conocer, invoca á la Verdad la llama á su socorro. Esta divinidad le oye, le arrebata á lo alto de su morada, y mostrándole desde ella quanto pasa sobre la tierra, le prueba por el espectáculo de las ocupaciones frívolas ó perversas en que los hombres viven agitados, quanto distan de la felicidad que prometen ciertos filósofos; quan lejos están de su verdadero destino y de aquel estado de perfeccion, que perdieron casi al salir de las manos del Criador.Ademas de esto le probó tambien la verdad que el hombre tiene dos almas (cosa ciertamente que nadie ha probado á nadie): una para sentir, y otra para discurrir. Amen de esto le probó que Dios ha dotado á los cuerpos organizados de cierto modo de la facultad de sentir, percibir y apetecer. Sublime principio, del qual se deduce por legítima conseqüencia aquella grande verdad desconocida hasta ahora, á saber: que el alma, esto es, lo que siente, apetece y percibe, es decir en general, ama, aborrece, entiende, se acuerda &c. que el alma, digo, es corporal, ó es un cuerpo asi ó asi organizado, que es lo mismo que decir, puestas las diferentes par-tes que le componen, las unas en movimiento, las otras en quietud, aquellas con cierta figura, estas con otra, unas de tal tamaño, otras de qual, unas á la derecha, á la izquierda otras, las unas patas arriba, para explicarme de esta suerte, las otras patas abaxo &c. He aquí explicado en dos palabras todo el admirable mecanísmo de la sensacion, del apetito, de la percepcion ó pensamiento, de la voluntad, de la memoria, de la inteleccion &c. Todas las quales cosas no se distinguen del alma misma, la qual no siendo sino un cuerpo organizado, asi ó asado, no se distinguirán ellas por lo consiguiente de las propiedades de este cuerpo. Y no habiendo cuerpo que no tenga su extension, su impenetrabilidad, su figura &c., tampoco habrá, por exemplo, entendimiento que no sea largo ó angosto, impenetrable, quadrado, ó de otra figura. Y en efecto, ahora entiendo yo como es que hay algun entendimiento que me consta ser tan romo como un macho. Item: le enseñó la verdad, que la ley natural está ó ha estado corrompida. Y vease en una línea tan sola expresada la unica causa de que el Mundo esté echado á perder. Pero yo para descargo de mi delicada conciencia debo advertir á mis lectores que aquí do se entiende por ley natural la voluntad de Dios manifestada por medio de la recta razon, que es la difinicion comun, y á la que vienen á referirse todas: sino se entiende otra cosa que mi ignorancia (la que confesaré sin rubor) no es capaz de alcanzar; porque, ya se ve, que seria menester quemarme si yo dixese que la voluntad de Dios está ó ha estado corrompida en algun tiempo. Item: le probó que la Religion Christiana es la mas santa entre las de la tierra: en lo que se nos enseña que no debemos murmurar de las otras Religiones, que tambien son ellas santas aunque no tanto. Item: le probó que la Religion natural no es en substancia otra cosa que el modo de abandonarse á las ficciones de una fantasia desenfrenada. Confieso que esta proposicion me escandaliza sobremanera, porque yo habia creido que la Religion natural era tan antigua como el Mundo, y que en ella se habian salvado todos aquellos que la observaron y vinieron antes de Jesu-Christo: pero, ¿cómo podria ser asi quando segun el Señor Forner la Religion natural no es otra cosa que el modo de abandonarse á las ficciones ó sueños de una fantasia desenfrenada? Mas es preciso confesar que mi escán¬dalo es hijo de mi debilidad é ignorancia, y que es forzoso ceder á la autoridad de este hombre grande, que no puede explicarse en términos mas formales, y que ninguna culpa tiende de mi rudeza. Item: le probó que la existencia de Dios es el fin á que nos debe encaminar la revelacion. Evidente prueba de que la razon sola no ha encaminado á nadie á creer que Dios exîste. Item: le probó que las Sociedades civiles son obras de la maldad. ¡Qué rigor, y qué ceguedad la de los hombres, que castigan con la muerte á los que intentan destruir estas sociedades! á los que intentan destruir las obras de la maldad! Item: le probó otras mil estupendas cosas, como mas largamente se contiene en las notas generales á los cinco dichos Discursos, cada una cincuenta veces mas larga que cada uno; y tambien en las no-tas particulares á cada una de las estrofas ó versos de los mencionados cinco Discursos; á todas las que, como igualmente á ellos me remito, y de las quales no perdonaré yo jamas á la envidia mal disimulada en los Señores Diaristas de Bouillon no hayan querido hacer mencion alguna en su elogio. Todo este Discurso es de mano de Maestro. En él se vé á su autor inspirado igualmente que por el ge-nio de la Poesia, por el de la verdad.

El Quarto está lleno de detalles muy metafisicos, y no hay uno solo que Mr. Forner no haya tratado tan clara como profundamente. Tales son algunas nuevas pruebas de la exîstencia de Dios,Ademas de esto le probó tambien la verdad que el hombre tiene dos almas (cosa ciertamente que nadie ha probado á nadie): una para sentir, y otra para discurrir. Amen de esto le probó que Dios ha dotado á los cuerpos organizados de cierto modo de la facultad de sentir, percibir y apetecer. Sublime principio, del qual se deduce por legítima conseqüencia aquella grande verdad desconocida hasta ahora, á saber: que el alma, esto es, lo que siente, apetece y percibe, es decir en general, ama, aborrece, entiende, se acuerda &c. que el alma, digo, es corporal, ó es un cuerpo asi ó asi organizado, que es lo mismo que decir, puestas las diferentes par-tes que le componen, las unas en movimiento, las otras en quietud, aquellas con cierta figura, estas con otra, unas de tal tamaño, otras de qual, unas á la derecha, á la izquierda otras, las unas patas arriba, para explicarme de esta suerte, las otras patas abaxo &c. He aquí explicado en dos palabras todo el admirable mecanísmo de la sensacion, del apetito, de la percepcion ó pensamiento, de la voluntad, de la memoria, de la inteleccion &c. Todas las quales cosas no se distinguen del alma misma, la qual no siendo sino un cuerpo organizado, asi ó asado, no se distinguirán ellas por lo consiguiente de las propiedades de este cuerpo. Y no habiendo cuerpo que no tenga su extension, su impenetrabilidad, su figura &c., tampoco habrá, por exemplo, entendimiento que no sea largo ó angosto, impenetrable, quadrado, ó de otra figura. Y en efecto, ahora entiendo yo como es que hay algun entendimiento que me consta ser tan romo como un macho. Item: le enseñó la verdad, que la ley natural está ó ha estado corrompida. Y vease en una línea tan sola expresada la unica causa de que el Mundo esté echado á perder. Pero yo para descargo de mi delicada conciencia debo advertir á mis lectores que aquí do se entiende por ley natural la voluntad de Dios manifestada por medio de la recta razon, que es la difinicion comun, y á la que vienen á referirse todas: sino se entiende otra cosa que mi ignorancia (la que confesaré sin rubor) no es capaz de alcanzar; porque, ya se ve, que seria menester quemarme si yo dixese que la voluntad de Dios está ó ha estado corrompida en algun tiempo. Item: le probó que la Religion Christiana es la mas santa entre las de la tierra: en lo que se nos enseña que no debemos murmurar de las otras Religiones, que tambien son ellas santas aunque no tanto. Item: le probó que la Religion natural no es en substancia otra cosa que el modo de abandonarse á las ficciones de una fantasia desenfrenada. Confieso que esta proposicion me escandaliza sobremanera, porque yo habia creido que la Religion natural era tan antigua como el Mundo, y que en ella se habian salvado todos aquellos que la observaron y vinieron antes de Jesu-Christo: pero, ¿cómo podria ser asi quando segun el Señor Forner la Religion natural no es otra cosa que el modo de abandonarse á las ficciones ó sueños de una fantasia desenfrenada? Mas es preciso confesar que mi escán¬dalo es hijo de mi debilidad é ignorancia, y que es forzoso ceder á la autoridad de este hombre grande, que no puede explicarse en términos mas formales, y que ninguna culpa tiende de mi rudeza. Item: le probó que la existencia de Dios es el fin á que nos debe encaminar la revelacion. Evidente prueba de que la razon sola no ha encaminado á nadie á creer que Dios exîste. Item: le probó que las Sociedades civiles son obras de la maldad. ¡Qué rigor, y qué ceguedad la de los hombres, que castigan con la muerte á los que intentan destruir estas sociedades! á los que intentan destruir las obras de la maldad! Y cómo si son nuevas! ¡y cómo si son claras! Nuevas: la inmortalidad del alma no es rigurosamente demostrable, pues es posible que dexe de exîstir pudiendo Dios sin duda alguna aniquilarla. Sin embargo de la inmortalidad del alma deduce el Señor Don Juan la rigurosa demostracion de que Dios exîste: es decir, que es absolutamente imposible que Dios no exîsta, ó que dexe de exîstir. Yo no puedo dexar de exclamar aquí: ¡O lógica sobrehumana! ¡O Tomas de Aquino! ¡O Descartes! ¡O Teólogos! ¡O Filósofos quantos habeis tratado de demostrar esta verdad! venid, escuchad, aprended de mi Señor Don Juan Pablo esta nueva demostracion palmaria sobre todas las palmarias. Claras: El fin de las obras del orden del hombre es Dios: cuya exîstencia se prueba (por el Señor Don Juan) porque si no exîstiera, las obras del orden del hombre no tendrian fin alguno. Quod erat demonstrandum. ¿Lo quieren Vms. mas claro? Notese aqui de paso con quanta justicia los Señores Diaristas de Bouillon, jueces competentes en la materia, celebran el estilo y la eloqüencia en el Idioma Castellano de su Panegirizado. Obsérvese en este pasage una bella imi¬tacion de uno de los padres de nuestra lengua el famoso Cervantes, quando di¬xo en su Quixote: La razon de la sinrazon que á mi razon se hace, de tal manera mi razon enflaquece, que con razon me quejo de la vuestra fermosura. No me canso de repetirlo: El fin de las obras del orden del hombre es Dios, porque si Dios no exîstiera, el fin de las obras del orden del hombre no tendria fin alguno. Pero pongamos por fin, fin á esta nota sin fin. y tal es tambien la descripcion de nuestras varias facultades intelectuales que el autor personalizó, y que presenta con mucho arte en la escena.

El quinto Discurso manifiesta al hombre la descripcion, el encadenamiento de sus obligaciones, la facilidad con que puede desempeñar todas las sociales y las Religiosas, y lo poco que le costará hacerse felíz en la tierra. Descubre con este motivo la grandeza del todo Poderoso, su bondad para con el hombre, y los medios tan multiplicados de felicidad que le ha proporcionado; y en todo este, la rapidez de su estilo, la viveza de su colorido, manifiestan un corazon penetrado de su objeto, y tenazmente enamorado de los encantos de la virtud, y del amor de sus semejantes.

En general se advierte en esta produccion un entendimiento recto, ilustrado con todas las luces de la filosofia,Todo esto, con lo que está arriba y con lo que está abaxo, es una cosa notoria á qualquiera que haya leido sus obras. y lo que es menos comun una dialéctica exâcta, y una metafisica la mas profunda, adornadas con las riquezas mas varias de la imaginacion y de la Poesía. Casi nunca se separa el autor de su objeto. Por toda ella hace ver la religion y la moral baxo un aspecto que sirve de alivio, é igualmente obliga á desear sus lecciones, asi por que penetran el corazon, como por que convencen al entendimiento.

Por esto, á que se añade el arte de hermosear con una noble y facil locucion los puntos que parecen mas estériles, se conocerá el acierto con que Mr. Forner ha vencido las dificultades de su asunto, y se podrán dar las enhorabuenasYo por mi las admito, y las devuelvo duplicadas, quantas veces gusten á los Señores Diarsitas [sic]. á la Nacion Española por un Escritor mas apropósito que otro para honrar y enriquecer su literatura.

Exâminando rigurosamente estos Discursos, acaso se hallaria aridez en algunas relaciones, pensamientos freqüentísimamente repetidos, y tal vez un poco de menos orden y enlace que el que convendria entre las diferentes partes del plan.Esta crítica nos parece algo rigurosa. Ya hemos notado que no es esta la única ocasion en que han mal disimulado su envidia los Diaristas; ni es tampoco lo único que quizá con mucha mayor razon podriamos reprehender nosotros en su elogio, sin que nuestra crítica pudiese ser tachada de rigurosa, ni severa, de in-justa ni de parcial.

Tanto menos insistiremos sobre estos defectos, quanto la crítica severa, pero justa é imparcial que Mr. Forner ha hecho de algunas obras modernas de su Nacion, sale por fiadora de la que sabrá hacerse á sí mismo, y anuncia á la Es-paña un autor capaz de atajar los progresos del mal gusto por los preceptos y por el exemplo.En efecto: las obras de Don Tomas de Iriarte, y particularmente su traduccion de los quatro libros de la Eneida: las del Poeta filósofo y particularmente las Odillas que dió á luz: los Discursejos de vm.: las Poesias de un Melendez &c. no han contribuido sino á los progresos del mal gusto, y al atraso de las ciencias; y hubieran contribuido mucho mas sino se hubiera opuesto á este torrente nuestro héroe con su excelentísima fábula del Asno Erudito, obra verdaderamente original, y parto único de la cabeza de nuestro autor donde fue engendrado el dicho Asno por obra y esfuerzo de su talento superior al de todos los Fabulistas antiguos y modernos. El mismo fin, y el propio efecto han tenido las demas obras con que posteriormente ha ilustrado al universo, emprehendidas solo á impulsos del zelo que le animaba por la extirpacion del mal gusto, y del atraso de las ciencias, pues á todos nos es constante que ninguno de dichos autorcillos se habia atrevido á impugnarle, ni tenia sobre qué, por lo que no podemos decir que lo hiciese nuestro autor por envidia, por venganza suya ni agena, por el ansia de captar gloria dandose á conocer al mundo, ni por otro algun motivo bastardo ó menos honesto.

Todo lo que hemos dicho de Mr. Forner prueba el derecho que tiene á recibir fomentos del Ministerio Español. Ignoramos quales son los que ha obtenido hasta ahora; pero si el acaso, las circunstancias, ó el manejo de la envidia, á que debe estar mas expuesto que otro, hubiesen contribuido á privarle de las recompensas que ha merecido, ó aun de los socorros que la mediocridad de su fortuna necesitaria, nos atrevemos á pronosticarle un tiempo mas felíz en el venidero; y tenemos por garantes de nuestra prediccion las luces, la justificacion de un Ministro que jamas ha rehusado su proteccion á los talentos distin-guidos, y la incapacidad de los enemigos de Mr. Forner, que tal vez le acometerán con versillos y papeluchos, quando con luces mas extensas, ó aun con toda la penetracion de un Malebranche ó de un Leibnitz se hallará en su obra mas que alabar que criticar.Ademas de esto le probó tambien la verdad que el hombre tiene dos almas (cosa ciertamente que nadie ha probado á nadie): una para sentir, y otra para discurrir. Amen de esto le probó que Dios ha dotado á los cuerpos organizados de cierto modo de la facultad de sentir, percibir y apetecer. Sublime principio, del qual se deduce por legítima conseqüencia aquella grande verdad desconocida hasta ahora, á saber: que el alma, esto es, lo que siente, apetece y percibe, es decir en general, ama, aborrece, entiende, se acuerda &c. que el alma, digo, es corporal, ó es un cuerpo asi ó asi organizado, que es lo mismo que decir, puestas las diferentes par-tes que le componen, las unas en movimiento, las otras en quietud, aquellas con cierta figura, estas con otra, unas de tal tamaño, otras de qual, unas á la derecha, á la izquierda otras, las unas patas arriba, para explicarme de esta suerte, las otras patas abaxo &c. He aquí explicado en dos palabras todo el admirable mecanísmo de la sensacion, del apetito, de la percepcion ó pensamiento, de la voluntad, de la memoria, de la inteleccion &c. Todas las quales cosas no se distinguen del alma misma, la qual no siendo sino un cuerpo organizado, asi ó asado, no se distinguirán ellas por lo consiguiente de las propiedades de este cuerpo. Y no habiendo cuerpo que no tenga su extension, su impenetrabilidad, su figura &c., tampoco habrá, por exemplo, entendimiento que no sea largo ó angosto, impenetrable, quadrado, ó de otra figura. Y en efecto, ahora entiendo yo como es que hay algun entendimiento que me consta ser tan romo como un macho. Item: le enseñó la verdad, que la ley natural está ó ha estado corrompida. Y vease en una línea tan sola expresada la unica causa de que el Mundo esté echado á perder. Pero yo para descargo de mi delicada conciencia debo advertir á mis lectores que aquí do se entiende por ley natural la voluntad de Dios manifestada por medio de la recta razon, que es la difinicion comun, y á la que vienen á referirse todas: sino se entiende otra cosa que mi ignorancia (la que confesaré sin rubor) no es capaz de alcanzar; porque, ya se ve, que seria menester quemarme si yo dixese que la voluntad de Dios está ó ha estado corrompida en algun tiempo. Item: le probó que la Religion Christiana es la mas santa entre las de la tierra: en lo que se nos enseña que no debemos murmurar de las otras Religiones, que tambien son ellas santas aunque no tanto. Item: le probó que la Religion natural no es en substancia otra cosa que el modo de abandonarse á las ficciones de una fantasia desenfrenada. Confieso que esta proposicion me escandaliza sobremanera, porque yo habia creido que la Religion natural era tan antigua como el Mundo, y que en ella se habian salvado todos aquellos que la observaron y vinieron antes de Jesu-Christo: pero, ¿cómo podria ser asi quando segun el Señor Forner la Religion natural no es otra cosa que el modo de abandonarse á las ficciones ó sueños de una fantasia desenfrenada? Mas es preciso confesar que mi escán¬dalo es hijo de mi debilidad é ignorancia, y que es forzoso ceder á la autoridad de este hombre grande, que no puede explicarse en términos mas formales, y que ninguna culpa tiende de mi rudeza. Item: le probó que la existencia de Dios es el fin á que nos debe encaminar la revelacion. Evidente prueba de que la razon sola no ha encaminado á nadie á creer que Dios exîste. Item: le probó que las Sociedades civiles son obras de la maldad. ¡Qué rigor, y qué ceguedad la de los hombres, que castigan con la muerte á los que intentan destruir estas sociedades! á los que intentan destruir las obras de la maldad! Y cómo si son nuevas! ¡y cómo si son claras! Nuevas: la inmortalidad del alma no es rigurosamente demostrable, pues es posible que dexe de exîstir pudiendo Dios sin duda alguna aniquilarla. Sin embargo de la inmortalidad del alma deduce el Señor Don Juan la rigurosa demostracion de que Dios exîste: es decir, que es absolutamente imposible que Dios no exîsta, ó que dexe de exîstir. Yo no puedo dexar de exclamar aquí: ¡O lógica sobrehumana! ¡O Tomas de Aquino! ¡O Descartes! ¡O Teólogos! ¡O Filósofos quantos habeis tratado de demostrar esta verdad! venid, escuchad, aprended de mi Señor Don Juan Pablo esta nueva demostracion palmaria sobre todas las palmarias. Claras: El fin de las obras del orden del hombre es Dios: cuya exîstencia se prueba (por el Señor Don Juan) porque si no exîstiera, las obras del orden del hombre no tendrian fin alguno. Quod erat demonstrandum. ¿Lo quieren Vms. mas claro? Ninguno como yo conoce y venera, como debe todo el mérito del Señor Don Juan Pablo Forner y Segarra, pero al mismo tiempo ninguno mas imparcial. Está muy bien que los Señores Diaristas elogien y alaben al Señor Don Juan, como ningun otro ciertamente de nuestros Españoles seria capaz de hacerlo: ¿mas no es cosa fuerte que los extrangeros no han de alabar nuestras cosas, sin al mismo tiempo zaherirnos ó injuriarnos? Digolo porque quanto estampan por conclusion del elogio en este último párrafo, toca, ya en des-vergüenza. Yo les confieso desde luego que segun se colige del presente panegírico están tambien impuestos, en nuestra lengua, en nuestra poesía en nuestras ciencias, y en todo lo que pasa entre nosotros, como si hubiesen sido nacidos y criados en Madrid. Ellos conocen la noble y facil locucion del Señor Don Juan Pablo; ellos saben hasta su tierna edad; ellos con quanta justicia é imparcialidad ha criticado á algunos escritores de su nacion; ellos que se criticará á sí mismo, sin embargo de que toda la penetracion de Malebranche y de Leibnitz no hallarian en sus Discursos que criticar. Ellos saben lo expuesto que está el pobre Señor mas que otro ninguno á la envidia; ellos la incapacidad de sus enemigos, (cuyas obras tendran bien leidas) y que no de otra suerte osarán acometerle que con versecillos y papeluchos, tales como esas ultimas cartejas que aca-ban de publicarse contra su Oracion Apologética. Ellos saben la mediocridad de su fortuna, y lo necesitado que está por ella de algun socorro. Ellos saben todo esto, y otras muchas cosas que yo no sé; ¿pero quién por eso les ha autorizado para reprehender en buen frances (pues aquí no se puede decir en buen romance) á nuestro Ministerio, como lo hacen por no haber premiado hasta ahora, segun merecia al Señor Forner? El Ministerio no necesita recuerdos ni agentes de negocios para atender al mérito de los sugetos, pues como aqui ni se venden ni se heredan los empleos, como dice sucede en algun otro pais no desconocido á los Señores Diaristas, es forzoso esperar á que en el que deba ser agraciado, concurran todas aquellas circunstancias que se requieren pa¬ra serlo; y es factible que nuestro Señor Don Juan no esté adornado de todas las que se necesitan, quando hasta ahora no se ha dado por entendido el Ministerio para premiarselas. Tengan los Señores Diaristas un poco de paciencia, asi como la tiene el Señor Forner á pesar de la mediocridad de su fortuna; que el Ministerio le dispensará sus gracias quando lo tenga por conveniente, y no quando se lo digan sus mercedes. Canté.

4-50 Carta L Un journaliste est meprisable lorsqu’il trompe ses lecteurs en leur cachant les defauts d’un livre qu’ils achetent d’aprés son temoignage. Un Diarista es despreciable quando engaña á sus lectores, ocultando los defectos de un libro que compran en vista de su aprobacion. Señor Censor. Hace pocos dias que en el Dia-rio Enciclopédico de Bouillon del presente año, tom. I. part. 3.a fol. 444. leí esta apurada verdad, á la que acompañan otras muchas que me han confirmado mas y mas en la opinion que desde chiquito tengo abrazada muy apretadamente, del ciego asenso que se debe dar á las críticas, que muchos de estos papeles forman de los libros que analizan; pues advierto la imparcialidad con que las hacen, y la escrupulosidad con que caminan en su exâmen. La prueba real de esto es que haciendo en el dicho Diario el extrácto de ese inmortal libro intitulado, Discursos filosóficos sobre el hombre, le han formado con tal exâctitud y verdad, que el mas rudo conocerá lo muy hecho cargo que está de su contenido, la moderacion con que procedieron en su elogio, y los acreedores que son á nuestras gracias por tamaña fineza. No creo muy del caso referir á vm. la introduccion á dicho articulo, porque ni allí ni aquí viene al propósito; empero le diré en abstracto, se reduce esta á comunicar al orbe que los extrangeros están muy equivocados sobre nuestro verdadero merito literario: verdad que si los señores Diaristas no hubiesen tenido á bien hacernos el favor de descubrirla, estariamos toda la vida sin saberla; como ni tampoco la que de doce años á esta parte son entre nosotros los adelantamientos en las ciencias infinitamente mayores que en otro tiempo alguno, cuyos progresos y agigantados pasos en ellas, nos avisan los debemos á la proteccion que acuerda á todo literato el Excelentísimo Señor Conde de Floridablanca, á quien con este motivo hacen el mas digno elogio, siendo muy regular que dicho Señor les viva sumamente agradecido por tantos favores como le dispensan, de los que ciertamente es-taba S. E. tan necesitado como de la concurrencia á su casa de pretendientes importunos y mentecatos, y que no podrán menos de añadir muchos millones de codos á la estatura de su mérito tan desconocido hasta ahora de los Españoles, que si no fuese porque nos le han hecho ver de bulto los Señores Diaristas, es tal nuestra rudeza que no sabiamos hácia que mano le caia á S. E. Pero dexando este asunto porque no habrá quien me quite de la cabeza tratar sobre él en ocasion mas oportuna, paso á comunicar á vm. en Castellano la aprobacion que en Frances dieron mis señores los Diaristas á los citados Discursos filosóficos; á cuya aprobacion se servirá vm. permitirme añada yo la mia por medio de unas notitas ó apostillas para informar mejor al curioso lector de lo justificado del elogio. Dicen pues, que entre algunas obras Españolas de un mérito poco conocido antes del Ministerio del Excelentísimo Señor Conde de Floridablanca, es del numero de estas y tal vez de las primeras los Discursos filosóficos, sobre el hombre de Monsieur Forner.El Señor Don Juan Pablo Forner y Segarra, autor bien conocido en esta Corte por muchas y excelentes obras, que siendo aun muchachito ha dado á luz. Vease la nota siguiente. Entre muchos Poetas (continúan) que han ilustrado á la España, ninguno hasta ahora se atrevió á tratar un asunto tan vasto, y tan verdaderamente filosófico: pero lo mas digno de admiracion es que no teniendo Mr. Forner, aun treinta años,En efecto; á la época que esto se escribia andaba el Señor Don Juan al rededor de su sexto lustro. Pero yo omito esta y otras particularidades acerca de su nacimiento y patria, porque no puedo reducirme á privarle del glorioso y bello espectáculo que desde ahora se le pre-sentará al considerar convertidos hácia su averiguacion los sudores, los trabajos, las penosas investigaciones de todos los eruditos y sabios de los siglos XX ó XXI. ¡De qué gloria no gozaria en su vida nuestro Cervantes si por ventura pudo preveér los que se habian de tomar los Sabios de nuestros tiempos para averiguar su patria!ya en esta edad se siente con la fuerza de exercitarse sobre materias en que Pope, el Cardenal de Polignac y otros, no se ocuparon sino despues de haber llegado á toda la madurez de la suya.Muchachito el Señor Don Juan, y en medio de su corta edad es ya maduro y muy maduro. Solo en vista del título de la obra de Mr. Forner, es facil advertir quan vasto es el plan de ella, y quan dificil desempeñarle.¡No es cosa de juego si es vasto y dificil!Para conseguirlo se necesitaba una imaginacion sábia y fecunda, un conocimiento de todo quanto los Moralístas antiguos y modernos han escrito sobre el hombre, y uniendo todo esto á su objeto, el arte de presentarle baxo un aspecto y nueva forma.Se necesitaba un Forner, y estaba dicho en dos palabras.Esto es lo que Mr. Forner consiguió con una felicidad que dexa poco que desear. Cinco son los Discursos de dicha obra. En el primero expone con mucha energia y claridad las grandes verdades que son la basa de la moral: demuestra toda la importancia de este estudio, sin el qual no podriamos desempeñar nuestros deberes, ni conocer todas las conexîones que nos unen á la sociedad y al Criador. Las mas luminosas pruebas sobre la inmortalidad del alma le conducen á refutar el dogma del Fatalísmo, restituyendo asi al hombre todos los derechos de su libertad, y restableciendo la moral de sus acciones, le eleva sobre todos los demas seres criados, le hace ver su nobleza, y le dispone á conseguir aquella perfeccion de que es capaz. El objeto del segundo Discurso es probar la insuficiencia de nuestra razon para elevarnos á un conocimiento perfecto del Criador, y al culto mas digno de él. En este son las pruebas de hecho y de raciocinio. Indica el autor las contradicciones en que han caido los Filósofos, y las varias supersticiones á que se abandonaron tantos Pueblos quando no han querido seguir mas guia que sus propias luces. Las pinturas vivas, la poesia brillante y lógica severa, que reynan en todo este Discurso, hacen igualmente interesante su lectura al reflexîvo, y al afecto á la bella poesia.Del mismo modo que hacen la de todas las demas obras suyas. ¡Qué pintu-ras tan vivas y tan patéticas! ¡Qué lógica, no digo ya tan severa, sino tan cruel no hace resaltar entre todas las oraciones su Oracion apologetica por la España y su mérito literario! ¿pues qué si se habla de raciocinios? Que me la claven en mi espaciosa frente, si en todas sus obras se hallare un solo sofisma; quiero decir, un argumento que concluya en la apariencia : : : pero, demasiado conocido es á todos los sabios y á los que no lo son el merito de sus escritos. Se representa Mr. Forner en el tercer Discurso llevado por la multitud al templo de la Opinion. En él escucha los oráculos de esta encantadora; le lisongea el oido, pero no logra convencer su corazon, vacilante su espiritu en medio de las mas crueles dudas sobre lo que mas le importa conocer, invoca á la Verdad la llama á su socorro. Esta divinidad le oye, le arrebata á lo alto de su morada, y mostrándole desde ella quanto pasa sobre la tierra, le prueba por el espectáculo de las ocupaciones frívolas ó perversas en que los hombres viven agitados, quanto distan de la felicidad que prometen ciertos filósofos; quan lejos están de su verdadero destino y de aquel estado de perfeccion, que perdieron casi al salir de las manos del Criador.Ademas de esto le probó tambien la verdad que el hombre tiene dos almas (cosa ciertamente que nadie ha probado á nadie): una para sentir, y otra para discurrir. Amen de esto le probó que Dios ha dotado á los cuerpos organizados de cierto modo de la facultad de sentir, percibir y apetecer. Sublime principio, del qual se deduce por legítima conseqüencia aquella grande verdad desconocida hasta ahora, á saber: que el alma, esto es, lo que siente, apetece y percibe, es decir en general, ama, aborrece, entiende, se acuerda &c. que el alma, digo, es corporal, ó es un cuerpo asi ó asi organizado, que es lo mismo que decir, puestas las diferentes par-tes que le componen, las unas en movimiento, las otras en quietud, aquellas con cierta figura, estas con otra, unas de tal tamaño, otras de qual, unas á la derecha, á la izquierda otras, las unas patas arriba, para explicarme de esta suerte, las otras patas abaxo &c. He aquí explicado en dos palabras todo el admirable mecanísmo de la sensacion, del apetito, de la percepcion ó pensamiento, de la voluntad, de la memoria, de la inteleccion &c. Todas las quales cosas no se distinguen del alma misma, la qual no siendo sino un cuerpo organizado, asi ó asado, no se distinguirán ellas por lo consiguiente de las propiedades de este cuerpo. Y no habiendo cuerpo que no tenga su extension, su impenetrabilidad, su figura &c., tampoco habrá, por exemplo, entendimiento que no sea largo ó angosto, impenetrable, quadrado, ó de otra figura. Y en efecto, ahora entiendo yo como es que hay algun entendimiento que me consta ser tan romo como un macho. Item: le enseñó la verdad, que la ley natural está ó ha estado corrompida. Y vease en una línea tan sola expresada la unica causa de que el Mundo esté echado á perder. Pero yo para descargo de mi delicada conciencia debo advertir á mis lectores que aquí do se entiende por ley natural la voluntad de Dios manifestada por medio de la recta razon, que es la difinicion comun, y á la que vienen á referirse todas: sino se entiende otra cosa que mi ignorancia (la que confesaré sin rubor) no es capaz de alcanzar; porque, ya se ve, que seria menester quemarme si yo dixese que la voluntad de Dios está ó ha estado corrompida en algun tiempo. Item: le probó que la Religion Christiana es la mas santa entre las de la tierra: en lo que se nos enseña que no debemos murmurar de las otras Religiones, que tambien son ellas santas aunque no tanto. Item: le probó que la Religion natural no es en substancia otra cosa que el modo de abandonarse á las ficciones de una fantasia desenfrenada. Confieso que esta proposicion me escandaliza sobremanera, porque yo habia creido que la Religion natural era tan antigua como el Mundo, y que en ella se habian salvado todos aquellos que la observaron y vinieron antes de Jesu-Christo: pero, ¿cómo podria ser asi quando segun el Señor Forner la Religion natural no es otra cosa que el modo de abandonarse á las ficciones ó sueños de una fantasia desenfrenada? Mas es preciso confesar que mi escán¬dalo es hijo de mi debilidad é ignorancia, y que es forzoso ceder á la autoridad de este hombre grande, que no puede explicarse en términos mas formales, y que ninguna culpa tiende de mi rudeza. Item: le probó que la existencia de Dios es el fin á que nos debe encaminar la revelacion. Evidente prueba de que la razon sola no ha encaminado á nadie á creer que Dios exîste. Item: le probó que las Sociedades civiles son obras de la maldad. ¡Qué rigor, y qué ceguedad la de los hombres, que castigan con la muerte á los que intentan destruir estas sociedades! á los que intentan destruir las obras de la maldad! Item: le probó otras mil estupendas cosas, como mas largamente se contiene en las notas generales á los cinco dichos Discursos, cada una cincuenta veces mas larga que cada uno; y tambien en las no-tas particulares á cada una de las estrofas ó versos de los mencionados cinco Discursos; á todas las que, como igualmente á ellos me remito, y de las quales no perdonaré yo jamas á la envidia mal disimulada en los Señores Diaristas de Bouillon no hayan querido hacer mencion alguna en su elogio.Todo este Discurso es de mano de Maestro. En él se vé á su autor inspirado igualmente que por el ge-nio de la Poesia, por el de la verdad. El Quarto está lleno de detalles muy metafisicos, y no hay uno solo que Mr. Forner no haya tratado tan clara como profundamente. Tales son algunas nuevas pruebas de la exîstencia de Dios,Ademas de esto le probó tambien la verdad que el hombre tiene dos almas (cosa ciertamente que nadie ha probado á nadie): una para sentir, y otra para discurrir. Amen de esto le probó que Dios ha dotado á los cuerpos organizados de cierto modo de la facultad de sentir, percibir y apetecer. Sublime principio, del qual se deduce por legítima conseqüencia aquella grande verdad desconocida hasta ahora, á saber: que el alma, esto es, lo que siente, apetece y percibe, es decir en general, ama, aborrece, entiende, se acuerda &c. que el alma, digo, es corporal, ó es un cuerpo asi ó asi organizado, que es lo mismo que decir, puestas las diferentes par-tes que le componen, las unas en movimiento, las otras en quietud, aquellas con cierta figura, estas con otra, unas de tal tamaño, otras de qual, unas á la derecha, á la izquierda otras, las unas patas arriba, para explicarme de esta suerte, las otras patas abaxo &c. He aquí explicado en dos palabras todo el admirable mecanísmo de la sensacion, del apetito, de la percepcion ó pensamiento, de la voluntad, de la memoria, de la inteleccion &c. Todas las quales cosas no se distinguen del alma misma, la qual no siendo sino un cuerpo organizado, asi ó asado, no se distinguirán ellas por lo consiguiente de las propiedades de este cuerpo. Y no habiendo cuerpo que no tenga su extension, su impenetrabilidad, su figura &c., tampoco habrá, por exemplo, entendimiento que no sea largo ó angosto, impenetrable, quadrado, ó de otra figura. Y en efecto, ahora entiendo yo como es que hay algun entendimiento que me consta ser tan romo como un macho. Item: le enseñó la verdad, que la ley natural está ó ha estado corrompida. Y vease en una línea tan sola expresada la unica causa de que el Mundo esté echado á perder. Pero yo para descargo de mi delicada conciencia debo advertir á mis lectores que aquí do se entiende por ley natural la voluntad de Dios manifestada por medio de la recta razon, que es la difinicion comun, y á la que vienen á referirse todas: sino se entiende otra cosa que mi ignorancia (la que confesaré sin rubor) no es capaz de alcanzar; porque, ya se ve, que seria menester quemarme si yo dixese que la voluntad de Dios está ó ha estado corrompida en algun tiempo. Item: le probó que la Religion Christiana es la mas santa entre las de la tierra: en lo que se nos enseña que no debemos murmurar de las otras Religiones, que tambien son ellas santas aunque no tanto. Item: le probó que la Religion natural no es en substancia otra cosa que el modo de abandonarse á las ficciones de una fantasia desenfrenada. Confieso que esta proposicion me escandaliza sobremanera, porque yo habia creido que la Religion natural era tan antigua como el Mundo, y que en ella se habian salvado todos aquellos que la observaron y vinieron antes de Jesu-Christo: pero, ¿cómo podria ser asi quando segun el Señor Forner la Religion natural no es otra cosa que el modo de abandonarse á las ficciones ó sueños de una fantasia desenfrenada? Mas es preciso confesar que mi escán¬dalo es hijo de mi debilidad é ignorancia, y que es forzoso ceder á la autoridad de este hombre grande, que no puede explicarse en términos mas formales, y que ninguna culpa tiende de mi rudeza. Item: le probó que la existencia de Dios es el fin á que nos debe encaminar la revelacion. Evidente prueba de que la razon sola no ha encaminado á nadie á creer que Dios exîste. Item: le probó que las Sociedades civiles son obras de la maldad. ¡Qué rigor, y qué ceguedad la de los hombres, que castigan con la muerte á los que intentan destruir estas sociedades! á los que intentan destruir las obras de la maldad! Y cómo si son nuevas! ¡y cómo si son claras! Nuevas: la inmortalidad del alma no es rigurosamente demostrable, pues es posible que dexe de exîstir pudiendo Dios sin duda alguna aniquilarla. Sin embargo de la inmortalidad del alma deduce el Señor Don Juan la rigurosa demostracion de que Dios exîste: es decir, que es absolutamente imposible que Dios no exîsta, ó que dexe de exîstir. Yo no puedo dexar de exclamar aquí: ¡O lógica sobrehumana! ¡O Tomas de Aquino! ¡O Descartes! ¡O Teólogos! ¡O Filósofos quantos habeis tratado de demostrar esta verdad! venid, escuchad, aprended de mi Señor Don Juan Pablo esta nueva demostracion palmaria sobre todas las palmarias. Claras: El fin de las obras del orden del hombre es Dios: cuya exîstencia se prueba (por el Señor Don Juan) porque si no exîstiera, las obras del orden del hombre no tendrian fin alguno. Quod erat demonstrandum. ¿Lo quieren Vms. mas claro? Notese aqui de paso con quanta justicia los Señores Diaristas de Bouillon, jueces competentes en la materia, celebran el estilo y la eloqüencia en el Idioma Castellano de su Panegirizado. Obsérvese en este pasage una bella imi¬tacion de uno de los padres de nuestra lengua el famoso Cervantes, quando di¬xo en su Quixote: La razon de la sinrazon que á mi razon se hace, de tal manera mi razon enflaquece, que con razon me quejo de la vuestra fermosura. No me canso de repetirlo: El fin de las obras del orden del hombre es Dios, porque si Dios no exîstiera, el fin de las obras del orden del hombre no tendria fin alguno. Pero pongamos por fin, fin á esta nota sin fin.y tal es tambien la descripcion de nuestras varias facultades intelectuales que el autor personalizó, y que presenta con mucho arte en la escena. El quinto Discurso manifiesta al hombre la descripcion, el encadenamiento de sus obligaciones, la facilidad con que puede desempeñar todas las sociales y las Religiosas, y lo poco que le costará hacerse felíz en la tierra. Descubre con este motivo la grandeza del todo Poderoso, su bondad para con el hombre, y los medios tan multiplicados de felicidad que le ha proporcionado; y en todo este, la rapidez de su estilo, la viveza de su colorido, manifiestan un corazon penetrado de su objeto, y tenazmente enamorado de los encantos de la virtud, y del amor de sus semejantes. En general se advierte en esta produccion un entendimiento recto, ilustrado con todas las luces de la filosofia,Todo esto, con lo que está arriba y con lo que está abaxo, es una cosa notoria á qualquiera que haya leido sus obras.y lo que es menos comun una dialéctica exâcta, y una metafisica la mas profunda, adornadas con las riquezas mas varias de la imaginacion y de la Poesía. Casi nunca se separa el autor de su objeto. Por toda ella hace ver la religion y la moral baxo un aspecto que sirve de alivio, é igualmente obliga á desear sus lecciones, asi por que penetran el corazon, como por que convencen al entendimiento. Por esto, á que se añade el arte de hermosear con una noble y facil locucion los puntos que parecen mas estériles, se conocerá el acierto con que Mr. Forner ha vencido las dificultades de su asunto, y se podrán dar las enhorabuenasYo por mi las admito, y las devuelvo duplicadas, quantas veces gusten á los Señores Diarsitas [sic].á la Nacion Española por un Escritor mas apropósito que otro para honrar y enriquecer su literatura. Exâminando rigurosamente estos Discursos, acaso se hallaria aridez en algunas relaciones, pensamientos freqüentísimamente repetidos, y tal vez un poco de menos orden y enlace que el que convendria entre las diferentes partes del plan.Esta crítica nos parece algo rigurosa. Ya hemos notado que no es esta la única ocasion en que han mal disimulado su envidia los Diaristas; ni es tampoco lo único que quizá con mucha mayor razon podriamos reprehender nosotros en su elogio, sin que nuestra crítica pudiese ser tachada de rigurosa, ni severa, de in-justa ni de parcial. Tanto menos insistiremos sobre estos defectos, quanto la crítica severa, pero justa é imparcial que Mr. Forner ha hecho de algunas obras modernas de su Nacion, sale por fiadora de la que sabrá hacerse á sí mismo, y anuncia á la Es-paña un autor capaz de atajar los progresos del mal gusto por los preceptos y por el exemplo.En efecto: las obras de Don Tomas de Iriarte, y particularmente su traduccion de los quatro libros de la Eneida: las del Poeta filósofo y particularmente las Odillas que dió á luz: los Discursejos de vm.: las Poesias de un Melendez &c. no han contribuido sino á los progresos del mal gusto, y al atraso de las ciencias; y hubieran contribuido mucho mas sino se hubiera opuesto á este torrente nuestro héroe con su excelentísima fábula del Asno Erudito, obra verdaderamente original, y parto único de la cabeza de nuestro autor donde fue engendrado el dicho Asno por obra y esfuerzo de su talento superior al de todos los Fabulistas antiguos y modernos. El mismo fin, y el propio efecto han tenido las demas obras con que posteriormente ha ilustrado al universo, emprehendidas solo á impulsos del zelo que le animaba por la extirpacion del mal gusto, y del atraso de las ciencias, pues á todos nos es constante que ninguno de dichos autorcillos se habia atrevido á impugnarle, ni tenia sobre qué, por lo que no podemos decir que lo hiciese nuestro autor por envidia, por venganza suya ni agena, por el ansia de captar gloria dandose á conocer al mundo, ni por otro algun motivo bastardo ó menos honesto. Todo lo que hemos dicho de Mr. Forner prueba el derecho que tiene á recibir fomentos del Ministerio Español. Ignoramos quales son los que ha obtenido hasta ahora; pero si el acaso, las circunstancias, ó el manejo de la envidia, á que debe estar mas expuesto que otro, hubiesen contribuido á privarle de las recompensas que ha merecido, ó aun de los socorros que la mediocridad de su fortuna necesitaria, nos atrevemos á pronosticarle un tiempo mas felíz en el venidero; y tenemos por garantes de nuestra prediccion las luces, la justificacion de un Ministro que jamas ha rehusado su proteccion á los talentos distin-guidos, y la incapacidad de los enemigos de Mr. Forner, que tal vez le acometerán con versillos y papeluchos, quando con luces mas extensas, ó aun con toda la penetracion de un Malebranche ó de un Leibnitz se hallará en su obra mas que alabar que criticar.Ademas de esto le probó tambien la verdad que el hombre tiene dos almas (cosa ciertamente que nadie ha probado á nadie): una para sentir, y otra para discurrir. Amen de esto le probó que Dios ha dotado á los cuerpos organizados de cierto modo de la facultad de sentir, percibir y apetecer. Sublime principio, del qual se deduce por legítima conseqüencia aquella grande verdad desconocida hasta ahora, á saber: que el alma, esto es, lo que siente, apetece y percibe, es decir en general, ama, aborrece, entiende, se acuerda &c. que el alma, digo, es corporal, ó es un cuerpo asi ó asi organizado, que es lo mismo que decir, puestas las diferentes par-tes que le componen, las unas en movimiento, las otras en quietud, aquellas con cierta figura, estas con otra, unas de tal tamaño, otras de qual, unas á la derecha, á la izquierda otras, las unas patas arriba, para explicarme de esta suerte, las otras patas abaxo &c. He aquí explicado en dos palabras todo el admirable mecanísmo de la sensacion, del apetito, de la percepcion ó pensamiento, de la voluntad, de la memoria, de la inteleccion &c. Todas las quales cosas no se distinguen del alma misma, la qual no siendo sino un cuerpo organizado, asi ó asado, no se distinguirán ellas por lo consiguiente de las propiedades de este cuerpo. Y no habiendo cuerpo que no tenga su extension, su impenetrabilidad, su figura &c., tampoco habrá, por exemplo, entendimiento que no sea largo ó angosto, impenetrable, quadrado, ó de otra figura. Y en efecto, ahora entiendo yo como es que hay algun entendimiento que me consta ser tan romo como un macho. Item: le enseñó la verdad, que la ley natural está ó ha estado corrompida. Y vease en una línea tan sola expresada la unica causa de que el Mundo esté echado á perder. Pero yo para descargo de mi delicada conciencia debo advertir á mis lectores que aquí do se entiende por ley natural la voluntad de Dios manifestada por medio de la recta razon, que es la difinicion comun, y á la que vienen á referirse todas: sino se entiende otra cosa que mi ignorancia (la que confesaré sin rubor) no es capaz de alcanzar; porque, ya se ve, que seria menester quemarme si yo dixese que la voluntad de Dios está ó ha estado corrompida en algun tiempo. Item: le probó que la Religion Christiana es la mas santa entre las de la tierra: en lo que se nos enseña que no debemos murmurar de las otras Religiones, que tambien son ellas santas aunque no tanto. Item: le probó que la Religion natural no es en substancia otra cosa que el modo de abandonarse á las ficciones de una fantasia desenfrenada. Confieso que esta proposicion me escandaliza sobremanera, porque yo habia creido que la Religion natural era tan antigua como el Mundo, y que en ella se habian salvado todos aquellos que la observaron y vinieron antes de Jesu-Christo: pero, ¿cómo podria ser asi quando segun el Señor Forner la Religion natural no es otra cosa que el modo de abandonarse á las ficciones ó sueños de una fantasia desenfrenada? Mas es preciso confesar que mi escán¬dalo es hijo de mi debilidad é ignorancia, y que es forzoso ceder á la autoridad de este hombre grande, que no puede explicarse en términos mas formales, y que ninguna culpa tiende de mi rudeza. Item: le probó que la existencia de Dios es el fin á que nos debe encaminar la revelacion. Evidente prueba de que la razon sola no ha encaminado á nadie á creer que Dios exîste. Item: le probó que las Sociedades civiles son obras de la maldad. ¡Qué rigor, y qué ceguedad la de los hombres, que castigan con la muerte á los que intentan destruir estas sociedades! á los que intentan destruir las obras de la maldad! Y cómo si son nuevas! ¡y cómo si son claras! Nuevas: la inmortalidad del alma no es rigurosamente demostrable, pues es posible que dexe de exîstir pudiendo Dios sin duda alguna aniquilarla. Sin embargo de la inmortalidad del alma deduce el Señor Don Juan la rigurosa demostracion de que Dios exîste: es decir, que es absolutamente imposible que Dios no exîsta, ó que dexe de exîstir. Yo no puedo dexar de exclamar aquí: ¡O lógica sobrehumana! ¡O Tomas de Aquino! ¡O Descartes! ¡O Teólogos! ¡O Filósofos quantos habeis tratado de demostrar esta verdad! venid, escuchad, aprended de mi Señor Don Juan Pablo esta nueva demostracion palmaria sobre todas las palmarias. Claras: El fin de las obras del orden del hombre es Dios: cuya exîstencia se prueba (por el Señor Don Juan) porque si no exîstiera, las obras del orden del hombre no tendrian fin alguno. Quod erat demonstrandum. ¿Lo quieren Vms. mas claro? Ninguno como yo conoce y venera, como debe todo el mérito del Señor Don Juan Pablo Forner y Segarra, pero al mismo tiempo ninguno mas imparcial. Está muy bien que los Señores Diaristas elogien y alaben al Señor Don Juan, como ningun otro ciertamente de nuestros Españoles seria capaz de hacerlo: ¿mas no es cosa fuerte que los extrangeros no han de alabar nuestras cosas, sin al mismo tiempo zaherirnos ó injuriarnos? Digolo porque quanto estampan por conclusion del elogio en este último párrafo, toca, ya en des-vergüenza. Yo les confieso desde luego que segun se colige del presente panegírico están tambien impuestos, en nuestra lengua, en nuestra poesía en nuestras ciencias, y en todo lo que pasa entre nosotros, como si hubiesen sido nacidos y criados en Madrid. Ellos conocen la noble y facil locucion del Señor Don Juan Pablo; ellos saben hasta su tierna edad; ellos con quanta justicia é imparcialidad ha criticado á algunos escritores de su nacion; ellos que se criticará á sí mismo, sin embargo de que toda la penetracion de Malebranche y de Leibnitz no hallarian en sus Discursos que criticar. Ellos saben lo expuesto que está el pobre Señor mas que otro ninguno á la envidia; ellos la incapacidad de sus enemigos, (cuyas obras tendran bien leidas) y que no de otra suerte osarán acometerle que con versecillos y papeluchos, tales como esas ultimas cartejas que aca-ban de publicarse contra su Oracion Apologética. Ellos saben la mediocridad de su fortuna, y lo necesitado que está por ella de algun socorro. Ellos saben todo esto, y otras muchas cosas que yo no sé; ¿pero quién por eso les ha autorizado para reprehender en buen frances (pues aquí no se puede decir en buen romance) á nuestro Ministerio, como lo hacen por no haber premiado hasta ahora, segun merecia al Señor Forner? El Ministerio no necesita recuerdos ni agentes de negocios para atender al mérito de los sugetos, pues como aqui ni se venden ni se heredan los empleos, como dice sucede en algun otro pais no desconocido á los Señores Diaristas, es forzoso esperar á que en el que deba ser agraciado, concurran todas aquellas circunstancias que se requieren pa¬ra serlo; y es factible que nuestro Señor Don Juan no esté adornado de todas las que se necesitan, quando hasta ahora no se ha dado por entendido el Ministerio para premiarselas. Tengan los Señores Diaristas un poco de paciencia, asi como la tiene el Señor Forner á pesar de la mediocridad de su fortuna; que el Ministerio le dispensará sus gracias quando lo tenga por conveniente, y no quando se lo digan sus mercedes. Canté.