Rufino José Cuervo an Hugo Schuchardt (134-02142)
an Hugo Schuchardt
18. 02. 1894
Spanisch
Schlagwörter: Französisch
Latein Littré, Émile Spanien
Zitiervorschlag: Rufino José Cuervo an Hugo Schuchardt (134-02142). Paris, 18. 02. 1894. Hrsg. von Bernhard Hurch (2023). In: Bernhard Hurch (Hrsg.): Hugo Schuchardt Archiv. Online unter https://gams.uni-graz.at/o:hsa.letter.11349, abgerufen am 02. 12. 2023. Handle: hdl.handle.net/11471/518.10.1.11349.
París, 18 de Febrero de 1894
4, rue Frédéric Bastiat
Muy venerado amigo:
Siento mucho que este tiempo tan apacible y amoroso de que inesperadamente estamos gozando, haya probado mal a U. Como no durará mucho, espero que U. se recobrará pronto y podrá ocuparse con desahogo en sus tareas, de que todos nos aprovecharemos.
Gamarra no se halla en ninguno de los diccionarios que tengo anteriores al 1° de la Academia (1726-39); los posteriores reproducen la definición de ésta, que U. conoce. Forma excepción Terreros (1787), que añade esta otra: “Correa retorcida para asegurar|2| un caballo de coche por la parte inferior, y superior del hocico. Fr. tranchefile. Lat.Corium intortum”. Ese tranchefile debe de ser el tranchefil de Littré: “Petite chaine que est autour du mors”, No teniendo yo apuntado ejemplo ninguno de esta voz fui a la Biblioteca en busca de libros antiguos de equitación y manejo, pero no encontré los que más esperanza me daban. El único que me suministró un pasaje fue el Compendio / y doctrina / nueva de la / gineta, por Bernardo de Vargas Machuca, Madrid, 1621, el cual pasaje dice así (fol. 19):
“Defeto grande es enarbolarse un cauallo, cuyo resabio sobreuiene por una de tres causas. La primera por ser boquimuelle demasiadamente, y auer cobrado temor al |3|freno … ( v°) Si fuere por boquimuelle se le aplicará un freno natural, y lo mas blando que fuere possible, zato de tiros, y baxo de montada, y la barbada gruessa y redonda, y si con todos los medios referidos no se corrigierede (sic) semejante resabio echesele una gamarrilla, cuya correa baxe por entre los braços, y passe por debaxo de la cincha, de donde saldra un cordel delgado que se asga con la referida correa, y clara vuelta a los compañones con laço corrediço en tal proporcion que baste y de lugar a barbear el cauallo en el passeo sin apremio ninguno, porque bastara hallarle en ocasion de levantar la cabeça, cuyo temor del dolor que recibiere le oprimira en tal manera que se podra esperar, y por |4|muy cierto perdera semejante siniestro”. 1
Me parece que el uso del diminutivo da a entender aquí que la voz era muy común y conocida en tiempo del autor; además la correa no es toda la gamarrilla, sino parte de ella, por manera que la otra parte sería algo como lo que dice Terreros.
Sobre il bildur de Berceo no sé sino lo que parece significar por el contexto, y que indica el Glosario de Sánchez.
Lo que Salvá añadió a la definición de nava es tomado de la que dió la Academia de la Historia en su Diccionario de voces españolas geográficas, y es como sigue: “Llanura cercada de montañas por todas partes. Se pretende que esta voz en su raíz es bascon-gada. De esta situación han tomado|5| su nombre algunos pueblos de España, como Nava del Rey, Nava del Marqués”. De Madoz resulta que casi todos los pueblos de denominación parecida están en valles, hondonadas, faldas de sierras o colinas; algunos están en llanos, pero describiéndose sólo la situación del pueblo, puede ser que los montes se hallen lejos. Mariana (Hist, I, 5) dice: “Los castellanos llaman navas a las llanuras” (en la redacción latina: Navas Hispani vulgo planicies vocant), definición que aceptó la Academia, a pesar de que el ejemplo que trae cuadra con lo que añade Salvá: “Y llegados los moros al río, hubieron batalla con ellos, en una nava cerrada de peñas, en el lugar que llaman Linuesa”. Argote de Molina, Nobleza de Andalucía, II, cap. 107.
|6|Mi posición con respecto a los objetos naturales es muy curiosa: la Flora y Fauna que conocí de niño son diferentísimas de las europeas, y así los términos de plantas y animales castellanos no me producen impresión viva alguna, es como si fueran de otra lengua, o mejor, como si fueran de otro mundo: yo no conozco los árboles y plantas más vulgares; creo no haber visto un podenco, o un pachón, y probablemente no dis-tinguiría una haya de un abedul. No podré pues decir a U. si las traducciones francesas o alemanas de podenco sean exactas o no; solo puedo afirmar que la voz era comunísima en el siglo XIII, |7|en el Fuero Viejo de Castilla, N° II, III, V, se lee: “Galgo campero, qui por sí lo matare [pague] cinco sueldos; podenco perdiguero, o codornigero, sesenta suelos”. En el libro de la caza de las aves de Pero López de Ayala (siglo XIV) se habla también de podenco para la caza de perdices (cap. VIII). Covarrubias (1611) dice que se emplea para cazar conejos, y lo mismo la Academia, que cita a Funes2 en pasaje del mismo concepto. Pedro de Alcalá (1505) da dos equivalentes arábigos: podenco specie de can conjáyr, canagir - podenco assi quélbe quilib: mi árabe es casi cantidad negativa, pero pudiera creer que el último es término genérico. Pongo todo esto para que U. vea si saca algo en limpio.
Siento no poder, dar a U. sobre|8| todo esto noticias tan claras y precisas como las que U. acostumbra dar sobre todo lo que trata. Ipse fecit nos, non ipsi nos:
Espero poder enviar a U. mañana el tardío diccionario.
Póngase U. bueno, persevere en la salud y mande a su más respetuoso y adicto amigo
R. J. Cuervo
2 Funes y Mendoza (1621).