Zitiervorschlag: Anónimo [Ventura Ferrer] (Hrsg.): "Núm. 47.", in: El Regañón general, Vol.2\47 (1804), S. 369-376, ediert in: Ertler, Klaus-Dieter / Hobisch, Elisabeth (Hrsg.): Die "Spectators" im internationalen Kontext. Digitale Edition, Graz 2011- . hdl.handle.net/11471/513.20.5032 [aufgerufen am: ].
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Núm.° 47.
Miércoles 13 de Junio de 1804.
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Secretaría.
Correspondencia literaria del mes.
Concluye la Carta segunda puesta en el Número antecedente.
Ebene 3► Brief/Leserbrief► Mas no fué este solo el motivo que me hizo admitir la identidad entre el principio incitable de Brown, y la naturaleza ó cálido innato de Hipócrates, porque asi como, acomodándose este venerable isleño sobre este particular á la opinion mas corriente de los filósofos de la antigüedad, admite entre las partes componentes del globo un principio sumamente sutil y actuoso que por su continua agitacion comunica el movimiento á las partes gruesas de la materia, y unido á los principales rudimentos de los cuerpos organizados produce en ellos esa fuerza interna, ó calor nativo en que consiste la naturaleza de los animales, y el alma de los vegetables: del mismo modo acomodándose Brown á este mismo sistema establece en el párrafo 10 de sus elementos que la incitabilidad no solo es el principio de la vida en los individuos del reyno animal, sino que tambien se extiende á todos los del vegetal, y de consiguiente parece que no tiene duda que el cálido innato de los antiguos, y la incitabilidad del Doctor Broten significan una misma cosa segun Metatextualität► lo expongo en el párrafo 24 de Ciencia de la Vida, y que nuestro impugnador ha procedido de ligero en graduarlo de disparate. Vamos ahora á ver si este cálido es el mismo de que habla el aforismo 14, como lo supongo en dicho párrafo, ó si habla del calor en su acepcion general y corriente, segun lo pretende nuestro Anónimo en la página 153 de este periódico. ◀Metatextualität
Aunque la razon y la experiencia no me ofrecieran pruebas [370] evidentes de que el calor de que trata Hipócrates en la presente sentencia y siguiente es el mismo de que hemos hablado en los párrafos anteriores, me bastaria ceñirme á las palabras genuinas del mismo texto para manifestarlo, pues diciendo terminantemente que los que crecen tienen muchísimo cálido innato, y que por lo tanto necesitan muchísimo alimento, y que los ancianos necesitan poco por tener poco calor, es menester hacerse violencia para no conocer que este poco está contrapuesto, ó hace relacion al mucho de arriba, y que por lo mismo no debe entenderse que los ancianos tengan poco calor en su acepcion general y corriente, sino que tienen poco cálido innato, ó poca fuerza vital, de cuya escasez depende que no sean invadidos con freqüencia de fiebres agudas, pues dependiendo éstas en sentir de Hipócrates del encendimiento ó aproxîmacion del cálido innato á la naturaleza ígnea, está claro que quanto ménos cálido innato ó fuerza vital haya en los sugetos, tanto mayor causa necesitará para producir dichas calenturas, y tanto mas peligrosas serán éstas; y como la frialdad de la senectud es una señal de esa falta ó pobreza de vigor, añade luego Hipócrates que el cuerpo de los viejos es frio, para que con este exemplo se comprehenda mejor lo que acaba de exponer, y no para que se infiera que allí no habla del cálido innato, como lo hace nuestro impugnador.
Esta doctrina á mas de estar conforme con lo que Hipócrates nos dice en varias partes de sus obras del cálido innato, se halla al mismo tiempo corroborada con la autoridad respetable de quantos expositores la han tratado, pues no solo manifiestan todos unánimemente que el aforismo expresado habla del cálido innato, y no del calor en su acepcion general, sino que tambien lo reconocen en el sentido en que yo lo aplico á la incitabilidad, es decir, en quanto es el instrumento de que se sirve inmediatamente el alma para el exercicio de sus funciones; y así Galeno después de haber manifestado en el comento de este aforismo el sentido en que los que crecen tienen mucho cálido innato, en el del siguiente, letra D, nos dice que solo este cálido forma al animal desde su origen, lo aumenta y nutre hasta la muerte, y en la E. añade que es la fuerza de la facultad que nos gobierna. Exemplum► Virey en su prontuario aforístico t. 5. cap. 9. pág. 92, concede á los que crecen mucho calor en concreto, esto es, mucha sustancia de aquella que queda sellado en los cuerpos vivientes en la generación. ◀Exemplum
Exemplum► Tozzi despues de haber referido las razones que Cesar Cre-[371]monio y Lico alegan para manifestar que Hipócrates se engañó en atribuir mas cálido innato á los niños que á los consistentes, y las que trae Galeno en contra para desvanecerlas, concluye que este cálido está mas vigoroso en aquellos que en estos comparativamente, porque en estos falta poco á poco con la mutacion de las edades. ◀Exemplum
Exemplum► Gorter comienza la exposicion de este aforismo diciendo que Hipócrates entiende por cálido innato lo que él en el antecedente ha llamado accion vital, de cuyo dictámen son Hecquet, Pasta y otros muchos que omito por no ser demasiado difuso, y porque en el hecho mismo de manifestarnos Hipócrates que los crescientes necesitan muchísimo alimento porque tienen muchísimo cálido innato, &c. da á entender que no habla del calor en su acepcion general y corriente, sino de aquel de superior gerarquía que robó Prometheo para animar á sus hombres de barro, y que segun Aristóteles no es fuego, ni tiene su origen de él, sino que reside en un espíritu baxado del cielo. ◀Exemplum
Exemplum► Este calor pues, que por otro nombre es el ether de los cartesianos, la mente divina de los stoicos, y el alma del mundo de los pitagoristas, unido á nuestro húmedo radical, constituye el cálido innato en que consiste esa accion vital de Gorter, ó fuerza concoetriz de Galeno, ◀Exemplum que opera la digestion, y todas las demas operaciones del cuerpo, y por lo tanto es el de que trata Hipócrates en el presente aforismo.
Además de esto, si hablase en él del calor en su acepcion general y corriente, deberiamos tener mas apetito y digerir mejor en el estío que en el invierno, y en tiempo de calentura que quando no la hay, pues en ambos casos se aumenta seguramente en nosotros ese calor, y sin embargo toleramos en ellos el alimento con mas dificultad, segun lo nota Hipócrates en el aforismo XVIII del mismo libro, y lo sabe todo el mundo por experiencia.
Por otra parte vemos que aunque las plantas, pescados, y demas animales frios están al parecer enteramente destituidos de este calor, crecen con todo con velocidad, y digieren sustancias de la mayor dureza sin ninguna preparacion, segun lo observan frequentemente los marineros en los Taurones que pescan desde las embarcaciones, pues al abrirlos suelen encontrarles en el vientre los huesos, hastas, y demas despojos de las vacas y carneros que matáron poco antes, como yo lo he presenciado dos veces, y no obstante su notoria frialdad lo digieren todo del mismo modo, y por el mismo principio que no-[372]sotros digerimos nuestro alimento ordinario; y como este principio es el mismo calor de que habla Hipócrates en el aforismo de la disputa, y en el caso propuesto no puede ser el calor en su acepcion general y corriente, respecto de que los Taurones carecen de él, está claro que este tampoco puede ser el de que trata Hipócrates en el aforismo, y que de consiguiente habla en él del cálido innato, que es lo que pretendo manifestar.
Aunque sospecho haber excedido ya los límites que me impone la naturaleza de este periódico, no puedo ménos de manifestar á mi contrario quan injusta é infundadamente ha tratado de ridiculizar la estampa de la incitabilidad puesta al fin de mi discurso, y quan léjos está su alvercoquero de ofrecer á los ojos del físico y curioso una idea clara y sencilla del origen, continuacion y término de una vida sana, y quantos fenómenos la acompañan, como lo hace esta estampa con toda la exâctitud de que es susceptible una semejanza.
No es mi ánimo ofender ni deprimir el mérito de nadie, pero desde luego cito por jueces de esta causa á todos los sabios de la nacion, y ruego encarecidamente me digan ¿qué tienen que ver los alvercoques inertes y crasos con una materia actuosima y sutil, qual debe considerarse á la incitabilidad, ó qualquiera que sea la cosa que constituye el principio vital? Los alvercoques, que quando mas pueden ser mirados por unas fuerzas incitantes deprecivas, y la incitabilidad que es el cuerpo mismo sobre que obran, Los alvercoques incapaces de dexar de ser á cada momento ménos de lo que eran, y de llegar nunca á ser mas de lo que son, y la incitabilidad que aumenta y disminuye, ó disminuye y aumenta incesantemente. ¿Qué analogía ó conexîon tiene la doctrina de este símil con la que nos dexáron los antiguos sobre el origen y causa de la vida?
Y al contrario, considerando á la incitabilidad ó al principio en que reunió Brown todas las propiedades que necesita la materia organizada para unirse con el alma baxo la forma en que la representa mi estampa, ¿qué idea puede darse que reuniendo los conocimientos de la antigüedad con los del dia, aclare con mas sencillez y verosimilitud el misterio incomprehensible de la vida y de todas las vicisitudes que la acompañan? ¿Qué copia representa á su original con mas propiedad que esta estampa representa al cálido innato de Hipócrates?
El húmedo radical sirviendo de pábulo al calor celeste de Aristóteles, constituye dicho cálido, de que resulta la marava-[373]llosa llama de la vida, y en mi estampa la torcida F. sirve tambien de pábulo al espíritu incitable de que se halla penetrada, y constituye la incitabilidad de que dimana el incitamento figurado en esta misma llama.
El cálido innato abunda en los que crecen, y escasea en los ancianos; y la incitabilidad de mi estampa aumenta en todo el curso del primer triangulo P. B. señalado para el incremento de aquellos, y disminuye en el del segundo D. X. que corresponde á la vegez.
El cálido innato sacado con la misma generacion es ayudado continuamente del adventicio adquirido durante la vida, y en la estampa la incitabilidad central F. es del mismo modo ayudada de la lateral A. figurada en los tubos Z.
En los vivientes sobreviene naturalmente la muerte por la disminucion graduada de dicho cálido hasta su total desaparicion, y en la estampa se manifiesta esto mismo en el símbolo R. por la total consuncion de la incitabilidad.
Tambien nos manifiesta esta estampa claramente ser Dios el primer motor de nuestra vida, esto es, que este Padre omnipotente en el acto de la animacion produce nuestro primer incitamento ó llama vital, para que continuándola luego con la aplicacion de los estímulos ó fuerzas incitantes que desde aquel mismo instante empiezan á obrar sobre nuestra incitabilidad, podamos concluir los días que nos ha señalado.
Además de esto, concibiendo á esta llama vital formada por otras tantas llamitas contiguas quantas son las partes del cuerpo humano, y que estas llamitas pueden suplirse mutuamente los excesos ó defectos de vigor sin que resulte la menor mudanza en la comun, segun lo manifiesto en mi discurso se presenta á la imaginacion del práctico una teoría vasta sobre las enfermedades tópicas, por la que se ve claramente que en las que son puramente tales y ligeras, como sucede en las gonorreas del primer estado de Bell, es un pecado medido grande usar de remedios generales, y mucho mayor todavia el declamar contra las injecciones tónicas y adstringentes, como lo veo en la página 10 de las observaciones impresas en Murcia, de que habla la carta del Número 24 de este periódico, pues bastando dichas injecciones para curar semejantes gonorreas en pocos dias, sin temor de ninguna mala resulta, se oculta por este medio entre los consortes una enfermedad que de tratarse empíricamente pudiere divulgarse, y producir fatalísimas conseqüencias.
[374] Lo mismo digo por lo tocante á los reparos que pone sobre la curacion de la debilidad indirecta, y la idea trocada que manifiesta de la incitabilidad en la página 141 y siguientes, llamándola títere mental, vicho sutil que no es cuerpo ni espíritu, sino un ente de razon que existe en nosotros como la combustibilidad en el leño, con otras muchas cosas contrarias al sistema y conducta del mismo Brown, de que me desentiendo por ir dirigidas al autor de la Carta quinta, y porque siendo las primeras opuestas á la experiencia, y las segundas á la caridadque nos inspira nuestra santa Religion, no necesitan mas respuesta que la que ellas mismas se suscitan para con las gentes sensatas que se gobiernan por principios de razon y de virtud.
Conozco, señor Regañon, que tal vez habré abusado de su paciencia; pero siendo la vindicta pública tan justa, y tan interesante para todos la manifestacion de la verdad en asuntos que influyen en la conservacion del hombre, espero que le mereceré disculpa, y que tendrá la bondad de incluir éste en su periódico, á fin de que los que hayan leido mi discurso Ciencia de la Vida, y la critica que de él se hace en los Números 18, 19 y 20, puedan formar juicio de si es con razon y fundamento, ó por mera voluntariedad del autor,
Miguel Josef Cabanellas. ◀Brief/Leserbrief ◀Ebene 3
Carta tercera.
Ebene 3► Brief/Leserbrief► Señor Don F. A. y G.: Allgemeine Erzählung► Cumpliendo con lo que ofrecí á vmd. hace pocos dias, sin perder el tiempo en preámbulos diré á vmd. lo que me ocurrió dias pasados con un señor de gorro blanco, capa y baston, esto es, un anciano español, que yo creí no pudiera saber palabra de literatura con semejante trage. Comencé pues á elevar hasta el cielo nuestra presente ilustracion, citando entre otras pruebas á nuestro sabio y recomendable Memorial Literario; Dialog► pero tú que tal dixiste, no bien habia soltado la mala palabra, quando dándome un golpecito en el hombro me dixo el buen viejo: Niño, niño, ¿ha estado vmd. en Francia? Respondíle, sí señor, por mi fortuna: sea fortuna ó desgracia, replicó el del gorro, digo que se le conoce á vmd. Con que el Memorial es una prueba de nuestros adelantamientos, eh..... Yo he leido algunos de los primeros números como quien traga píldoras, y no hallo lo que vmd. supone; pe-[375]ro ya que parece está vmd. despacio, óigame dos palabras si gusta.
En su introduccion nos dixéron que siendo la verdad una solamente, la ciencia, aunque dividida en varios ramos, es y debe ser una; bien que no hay Memoriales que hagan creer á ciertas gentes, como yo, que la verdad teológica, la verdad médica, la verdad arquitectónica, la verdad música, y aun la verdad zapateril, &c. &c. sean ni puedan ser una mas que en la palabra verdad, y que por consiguiente puedan ser una todas las ciencias y sus objetos. Exemplum► En su número 1.° se habla de Anquetil, cuyos errores extractan sin advertirlos, con lo que lograrán universalizar el error, para lo qual es muy propia la forma de los periódicos. ◀Exemplum El capítulo de literatura extrangera es útil, pero yo creo que si estos señores pusiesen largamente razonadas las críticas de las obras que anuncian, y noticias del Observatorio Astronómico, de Botánica, de Buenas Letras de nuestras Academias y Sociedades, y de las varias excelentes obras nacionales poco conocidas (como lo ofreciéron), seria mas útil sin comparacion que las Caravanas, el Lago Meris, & c.bien que esto es mas fácil y hacedero.
Exemplum► La Muger Varonil: Dígole á vmd. que es muy duro este modo de criticar. Para decir que esta comedia no es buena no hay necesidad de ensangrentarse añadiendo que el discurso preliminar es un fárrago de ideas insulsas é inconexas expuestas en un estilo todavía mas insulso y despreciable, sin conocimientos, ni gusto, ni lógica siquiera. Esto si que es insulso y despreciable á los ojos de un hombre moderado, y este si que es lenguage que jamas ha usado ningun sabio. ◀Exemplum
Exemplum► En el número 2° Misantropía y Arrepentimiento. Aquí debieran haber hablado de la traduccion, que es lo español, pues si no se reducirán en breve á una sola como las ciencias, la literatura griega, romana, inglesa, francesa, alemana, rusa, &c. bien que de este modo se daria fin á las parcialidades nacionales en este ramo, objeto que se habrán propuesto sin duda, y que hace á los señores Memorialistas acreedores á la gratitud de todo el orbe literario. ◀Exemplum
Exemplum► Fingal y Témora. Sin empeñarme en averiguar que parte de estos poemas es de Osian, si hay alguna suya, ó si todo es obra de Macpherson, no puedo conceder á estos señores la suposicion de que el buen profesor de Edimburgo Blair creyó en la originalidad de ellos en el todo, ni que se empeñó en hacerlo creer en su tierra, así como tampoco creeré que original ó [376] supuesto no tenga pasages verdaderamente sublimes, y muchos que pudo muy bien proponer por modelos aun á los señores Memorialistas el que llaman buen profesor de Edimburgo; ◀Exemplum y qué, ¿es este modo de hablar digno de unos periodistas que se proponen nada menos que ilustrar á su nacion? ¿Y bastará llamar el buen profesor de Edimburgo (como quien dice el buen Juan) á uno de los mejores críticos de Europa, y á uno de los sabios de gusto mas fino en la literatura? No, amiguito, no sirve de nada tender el paño de pulpito, y hablar como oráculos, si no corresponden los hechos al aparato, y ya quisieramos mas de quatro españoles que nuestros Memorialistas, no digo fuesen como Blair, que eso era mucho pedir, sino que estuviesen imbuidos en sus principios de crítica, de gusto, de conocimiento del verdadero bello, del modo de hacer análisis de las obras con juicio y discrecion, y últimamente que imitasen el lenguage castizo y estilo fluido de su sabio traductor. En quanto á la traduccion castellana de Osian, tambien me parece dura y aun infundada su crítica; es verdad que la versificacion no es fluida, ni tiene teda la armonía y sonoridad que pide el verso suelto ó libre para ser agradable, pero por suerte esto es lo único de que nada nos hablan los críticos, como debieran, aplomándose pesadamente sobre el lenguage, que no es donde tiene mas defectos: es tambien pesada la fastidiosa generalidad contra los traductores, con que nos machacan, por ser la olla de los pobres, y sobre todo es intolerable el clausulon con que finalizan diciendo: "Por cierto que si hubiera muchos (traductores) como el de Osian, á Dios habla y poesía de nuestros mayores” y sí yo fuera el traductor diria: Por cierto que si hablasen como el Memorial los que enseñan en España, á Dios discípulos, y á Dios lenguage y literatura española; mas no hablemos una prosa tan macarrónica. Pero basta por hoy, si vmd. gusta de desengaños podrá encontrarme en este mismo sitio mañana por la tarde. Calló el anciano, le ofrecí concurrir sin falta, y nos despedimos. ◀Dialog ◀Allgemeine Erzählung
Yo lo hago tambien de vmd. hasta que pueda decirle lo que oiga á mi buen señor del gorro, que me tiene aturdido de como puede saber nada con aquel trage. Salud y cachaza.
Diógenes. ◀Brief/Leserbrief ◀Ebene 3 ◀Ebene 2