Sugestão de citação: Anónimo [Ventura Ferrer] (Ed.): "Núm. 24.", em: El Regañón general, Vol.2\24 (1804), S. 185-192, etidado em: Ertler, Klaus-Dieter / Hobisch, Elisabeth (Ed.): Os "Spectators" no contexto internacional. Edição Digital, Graz 2011- . hdl.handle.net/11471/513.20.4959 [consultado em: ].


Nível 1►

Núm.° 24.

Sábado 24 de Marzo de 1804.

Nível 2►

Secretaría.
Correspondencia literaria del mes.

Carta quinta.

Citação/Divisa► ¿Si sabré de locos yo

Que he estado atado? ◀Citação/Divisa

Meseguér en la comedia del Chismoso.

Nível 3► Carta/Carta ao editor► Metatextualidade► Señor Regañon: Tambien soy yo, gracias á Dios, médico; tengo algo de poeta, como puede vmd. inferir por el Soneto que pongo por contera; y para que se verificase en mí el refrán, fui loco, y no como quiera loco, sino de atar; pero gracias á un feliz desengaño, me hallo en el dia en mi sano juicio, y sin temor de recaida. ◀Metatextualidade

La declaracion sincera del origen de mi mal, y de la curacion, me parece puede acarrear alguna utilidad, y así voy á referirlo. Narração geral► Suponga vmd. ante todas cosas, que mi primera educacion, así física como moral, fué de aquellas que vmd. reprehende tan justamente, y la mas propia para llenarme de preocupaciones: que pasé á la escuela, de donde saqué buena forma de letra, pero nada de ortografía. Á conseqüencia entré á estudiar la gramática latina con un Dómine, que desde luego puso en mí mayor cuidado, bien fuese porque mis padres le gratificaban mas que los otros, ó bien porque á un genio vivo juntaba yo una memoria feliz, y á poco tiempo vine á ser de los principales de uno de los dos bandos que el maestro estableció, segun decia, para emulacion nuestra. ¡Viérame vmd. allí tetar á mis contrarios, lucir mi memoria mas que mi entendimiento, aturdidos, vencerlos, y ceñir mis sienes como un [186] victorioso guerrero con el laurel del triunfo!

Lleno pues de la soberbia y vanidad que me infundió este método de enseñar, pasé á la filosofía, traduciendo apenas a media rienda el idioma latino, y á los tres años me hicieron creer que era un filósofo completo, porque seguramente era el mas griton, el mas tenaz, y el mas incontrastable en defender las opiniones mas ridiculas y mas falsas.

Con tan bellas disposiciones emprendí la carrera de la medicina por considerarla mas corta y lucrativa que otra qualquiera, y la cursé en una de nuestras Universidades, que en aquellos tiempos tenia mucha fama. Allí, como en materia bien dispuesta, se apoderó de mí el entusiasmo que observaba en mis maestros de mirar como inerrable al autor por el qual tenian precision de enseñar exclusivamente, y de defender Citação/Divisa► fustibus et armis ◀Citação/Divisa ; y habiendo practicado con un profesor que habia mamado la misma leche, llegué á ser médico.

Metatextualidade► Como la loquacidad, la audacia, la faramalla, los modales artificiosos, la sagacidad para mentir aciertos, y despintar errores, eran en aquel tiempo las partidas que acreditaban á los médicos, ◀Metatextualidade como dice nuestro sabio Feixoó; yo que poseia en alto grado estas y otras qualidades, llegué con el tiempo á adquirir mucho crédito entre las gentes, lo qual acabó de engreirme.

Persuadido, porque así lo aprendí de mi maestro, que era yo un autor á la cabecera del enfermo, creía perdido el tiempo que gastara en leer á los que me podian ilustrar: miraba con desprecio á los demas profesores, y me reia á carcajadas de los que miraban las ciencias auxiliares indispensables para la perfeccion de un médico: mis remedios favoritos eran las sangrías y las purgas, con cuyos medios preparaba las cocciones y las crisis que veia con anticipacion como por unos anteojos. Si el mal no cedia, echaba mano de mis recetas, que siempre eran las mas farragosas Metatextualidade► como p. e. los polvos de Gutteta con su cráneo humano, los bezoardicos de curvo, las Confecciones, los philomos, las teriacas, y otras. ◀Metatextualidade Con estos y otros remedios, de los quales solo sabia el nombre, y contando siempre demasiado con las fuerzas saludables de la naturaleza, me reputaba no solamente un médico consumado, sino un hombre á quien se debian erigir estatuas en el templo de Esculapio. Verdad es que algunas veces me hacia cosquillas la primera sentencia de Hipócrates, que tantas veces habia oido, á saber: Citação/Divisa► Ars langa, vita brevis ◀Citação/Divisa , &c. Pero como habia leido en un au-[187]tor nuestra de mucha nota1 , que desde la época del uso de los remedios de que se supone inventor, Metatextualidade► parece que podemos levantar la voz (así se expresa), y dar un sentido totalmente opuesto á dicho aforismo, diciendo cotí la mayor satisfaccion y complacencia ◀Metatextualidade : Citação/Divisa► Ars brevis, vita longa ◀Citação/Divisa , &c. no fué bastante para disuadirme de mi error.

Estando pues en pacífica posesion de mi mérito y superioridad, he aquí que de repente se levanta una furiosa tempestad que aguó todas mis dichas. Cierto número de médicos, á quienes tenia particular ojeriza, se armáron contra mí, y me batieron por el centro y costados, de tal modo que me arrolláron con los bien dirigidos tiros de su poderosa artillería. En vano me valí de toda la robustez de mis pulmones, gritando contra ellos por todas partes como un energúmeno; en vano, obligado de las circunstancias, les propuse un armisticio; no me diéron quartel, y al fin tuve que hacer una vergonzosa fuga de aquel sitio, en donde había hecho ántes un papel brillante, y en el que ya no era otra cosa que objeto de la befa y escarnio aun de los que fueron mis mayores apasionados. Juzgue vmd. la impresion que haria en mi desmesurado amor propio tan inesperado acontecimiento. Prófugo y errante, sin tener otra cosa ya que perder, perdí hasta el juicio que me quedaba. ¿Era el caso para ménos?

En tan lastimoso estado quiso mi buena suerte que viniera á mi socorro un médico (como desearia yo ahora que lo fuesen todos) prudente, político, imparcial, desinteresado, afable, humano, nada loquaz ni oficioso, sabio sin orgullo, y modesto sin hipocresía, el qual bien informado de la causa de mi mal, y habiéndome aplicado los remedios convenientes, no solo tuvo la dulce satisfaccion de verme curado, sino también la de desarraygar mis antiguas preocupaciones, con lo que precavió mi recaída. Parece imposible, pero lo consiguió. Tal era el ascendiente que llegó á tener sobre mí este bienhechor, tal la persuasion de sus voces, y la fuerza y energía de sus razones. Entre otras cosas que para mi desengaño é instruccion me de-xó, una de ellas fué un discurso manuscrito que él mismo habia formado, intitulado: Metatextualidade► Orígen, progresos, y estado actual de la Medicina, con algunas reflexîones sobre las causas que impiden su perfeccion, ◀Metatextualidade cuya obra me dixo no habia dado á luz [188] por no considerarla todavía libre de imperfecciones, y por temor á los zoylos. ¡Qué libro, señor Regañon! ¡Qué libro… En él aprendí que no hay otra ciencia que exîja mas extension y profundidad de conocimientos, y que sin anatomía práctica, fisiológia, patológia, física experimental, química y botánica era imposible dexar de andar á tientas en el exercicio del saludable arte; en una palabra, allí me convencí de la necesidad que tenia de principiar nuevamente mi carrera para desempeñar tan delicado cargo con alguna regularidad delante de Dios y los hombres.

Di principio pues por la lógica, que fué el principal instrumento de que se valió mi compañero para curarme, porque disipando con su poderosa luz las densas nieblas que me ofuscaban, me dió á conocer la enorme distancia que hay del charlatanismo á la verdadera ciencia; del tino práctico, recurso comun de ignorantes y desaplicados, al verdadero y fundado acierto; de la falsa á la verdadera experiencia; y entónces, entónces lloré sobre las víctimas que habia inmolado con tanta ignorancia como presuncion, y me hice cargo de lo difícil que es el arte de observar en la medicina.

Esta ciencia que tanto bien me hizo, fué á la que me apliqué con preferencia, bebiendo en las puras fuentes de Bacon y Condillac, con cuyo auxilio, como con una resplandeciente antorcha, emprendí el difícil camino de las ciencias naturales, y no temí introducirme en el laberinto de los sistemas médicos, de los quales procuré tomar lo bueno, y dexar lo malo; y comprehendiendo desde luego la necesidad de generalizar mis ideas, y de formar por induccion de los hechos particulares un cuerpo de doctrina que fuese como un punto elevado desde el qual pudiese con mas facilidad examinarlos todos (que es propiamente lo que debe entenderse por sistema), adopté por mejor el que me pareció que con mas seguridad conducia á la curacion de las enfermedades, estando por otra parte persuadido que es tal vez mas peligroso para la sociedad el médico que se jacta de no proceder con sistema, que aquel que sigue ciegamente aunque sean los mas erróneos. No piense vmd. que todos estos conocimientos que fui adquiriendo á fuerza de estudio y meditacion han vuelto á excitar mi amor propio, ántes por el contrario me han hecho mas circunspecto, mas tímido, mas reservado, y mas ansioso de perfeccionarme, y me han puesto en estado de conocer á los que están como yo estuve, y compadecerme de ellos. ◀Narração geral Así es que me compadezco de aquellos [189] que con ínfulas de catedráticos de prima en el tiempo del ergo, no solo ignoran las ciencias auxîliares, sino que vomitan quando por precision tienen que presenciar la diseccion de un cadáver, y no obstante esto se creen unos héroes en la medicina: me compadezco igualmente de aquellos jóvenes que desprecian á los viejos, y que porque han tenido la suerte de nacer en unos tiempos mas felices, se imaginan que han llegado á la mayor perfeccion, como si no hubiera mas que saber: de los que hacen consistir toda su ciencia en una multitud de voces bárbaras y vacías de sentido, y que hablan en latin á las mugeres; y de los que viven muy satisfechos con poseer una enorme multitud de recetas para cada mal, habiendo tantos para los que se desea aun el remedio. Los dichos hasta aquí pueden curarse, aunque necesitan de remedios muy activos y dolorosos; pero los que me causan mas compasion, porque conceptúo que no admiten curacion, á causa de la malignidad de su locura, son aquellos que acostumbrados á beber en charcos corrompidos, si por casualidad gustan alguna vez una agua pura y cristalina, la prefieren para su uso, pero hablan mil pestes de la fuente que se la suministra; y finalmente, los que critican á troche y moche qualquiera obra que no han leido ó entendido, y pretenden ridiculizar á los autores de un gran mérito con pullas, dicharachos ó chocarrerías, como p. e. el Anónimo de la carta inserta en los Números 60 y 61 de su periódico de vmd. Estos deberian recogerse, ó al menos prohibirles con todo rigor que tomasen la pluma en sus manos, para evitar de este modo que se propaguen las necedades. Sí, señor Presidente, no es calculable el daño que semejantes entes originan, no á los sensatos, pues éstos saben muy bien que semejantes críticas, ó mas bien sátiras indecentes, dictadas comunmente por el espíritu de partido, por la preocupacion ó la negra envidia, antes ensalzan que amancillan el mérito de los grandes hombres, sino á los preocupados, á los quales se les pone con esto una fuerte barrera para que no puedan salir jamas del estrecho círculo de sus conocimientos, haciéndoles tragar un mortal veneno enmascarado con el oropel de un chiste, ó de una gracia.

Metatextualidade► No se persuada vmd. que nuestro Anónimo criticastro, y con él sus sequaces, se corrijan con el doloroso parche de cantáridas que ha aplicado á aquel el señor R. Ll. en el Numero 6 de su periódico. ◀Metatextualidade Es cierto que este Señor con el gusto y sana critica que tiene acreditados en otros Números, ha hecho palpa-[190]ble el falso testimonio que levanta al Doctor Brown: que le hace ver que ó no lo ha leido, ó no lo ha entendido, y aunque directamente, que el Albeytar que cita sabe mas de curar que su merced. Todo lo qual confirma lo que muchas veces se ha repetido, á saber, que los que mas se han esforzado en impugnar la doctrina de este sabio Autor, son precisamente los que ha manifestado con sus escritos su incapacidad para comprehenderla. El remedio, no hay duda, es muy proporcionado á la naturaleza del mal, pero no hará mas que irritarlo. Es mucho e odio, la ojeriza y el encono que reynan generalmente contra escritor Escocés, y contra todos los que siguen en algun modo sus máxîmas. Hay quien tiene por sinónomos brownianos y taberneros: hay quien hace descender la nueva doctrina Citação/Divisa► por línea recta del Dios Baco ◀Citação/Divisa , como Citação/Divisa► Don Tiburcio Escamador ◀Citação/Divisa ; y finalmente, hay quien mira á dicho Autor como Citação/Divisa► un pigmeo y un herege en la medicina. ◀Citação/Divisa

¿Cómo ha de ser posible hacer ver á esta casta de gentes lo preocupados que estan? ¿Cómo manifestarles las cosas grandes que este sistema contiene, las ventajas que ha acarreado á la práctica la demostracion de las dos debilidades y su modo de tratarlas, el orden y la precision que reynan en toda su admirable obra, y otras particularidades que omito por no dilatarme, y porque no me he propuesto hacer su apología? Solo diré, valiéndome de las mismas expresiones del ciudadano, Gilbert, que la teoría de Brown puede ser consultada por los médicos filósofos con placer, con interés y con utilidad, y proporcionar grandes ventajas al arte de curar. Metatextualidade► Volviendo á nuestro asunto, ¿qué esperanzas se pueden tener del Anónimo, que no contento con decir quatro tonterías contra la doctrina Browniana, se vale de la ironía para desacreditar la célebre Filosofía médica de Lafon? ¡La Filosofía médica de Lafon! ¡La obra que ha llenado el deseo de los sabios, y que ha merecido tan justos elogios de todos los que no son empíricos!... Me parece que oigo decir á vmd. ¿Empíricos en el siglo XVIII? Eso no es posible: esa secta corresponde á los siglos de ignorancia, pero ¿en nuestros dias? Vaya, no lo creo. Poco á poco, señor Regañon, que no solamente los hay, sino que alguno se jacta de serlo en letra de molde. Para convencerse de esto no tiene vmd. mas que tomarse el trabajo de leer la Memoria impresa en Murcia en el año de 1802 sobre la curacion del mal venéreo ensayada en diez enfermos (quando menos) compuesta por el mismísima Padre del Chismoso, por el Autor [191] lacónico Pasagonzalo, por el Cisne que cantó las glorias de Murcia en el famoso Rasgo poético en dos cantos (¡qué cantos! ¡qué pinturas! ¡qué estilo tan igual! ¡qué lenguage! ¡qué fuego!), por el que escribió la carta al señor Quizá-sucio (¡qué equivoquillo!) y trescientas cosas mas. En ella verá vmd. que su Autor no aspira á que le llamen filósofo, pág. 1.ª (el sabrá por qué): que la medicina debe su decadencia á la filosofía, pág. id. (si hubiera dicho escolástica, hubiera dicho una verdad): que la medicina dogmática quiere decorarse con el pomposo título de ciencia, pág. 2.ª (hace muy bien): que el buen empírico es el buen médico, pág. 4.ª (nequaquam); y finalmente que él se gloría de serlo, pág. id. (con su pan se lo coma) Tambien verá vmd. que la resolucion de un bubon venéreo es siempre sospechosa, pág. 12. (segun y conforme): que sabe de química lo que le basta para compadecer á los que la creen indispensable para ser buen clínico, pág. 3. ◀Metatextualidade En ella verá vmd... ¿pero á donde voy á parar? Basta de digresion y de carta, que ya va siendo algo pesada.

Concluyo suplicando á vmd. encarecidamente que emplee toda su austeridad Catoniana en regañar á la peste de malos críticos que nos inunda de lo qual se seguirá mas beneficio á la sociedad, que Citação/Divisa► de sacudir el tamo á los majaderos porras, ◀Citação/Divisa como pretende el Anónimo, Salud.

El Loco cuerdo, ◀Carta/Carta ao editor ◀Nível 3

Soneto.

Citação/Divisa► ¿Quieres crítico ser? En grave tono
Habla de todo, aunque de nada entiendas;
Y quando escribas, suéltale las riendas
Á la irascible, y al rabioso encono.
Lluevan pullas y chistes en tu abono,
Otra razon no des en tus contiendas,
Y al pobre Autor que criticar emprendas,
Llámale, si te place, Enano ó Mono.
Calla lo bueno que en sus obras vieres;
Un leve error lo pintarás tremendo,
Y si no hazle decir lo que quisieres,
Interpretando, ó sin temor mintiendo;
Que si un crítico grande así no fueres,
Serás un criticastro el mas horrendo.
Y si algun Don Rosendo
Te molesta sin término ni cabo,
Llama á Zavala que le corte el rabo, ◀Citação/Divisa

[192] Continúan las Reflexîones del Doctor Bahí

Nível 3► Que el curso elemental de Don Casimiro Ortega, sobre ser muy incompleto, como tengo demostrado en su comparacion con el curso del Doctor Plenk, es perjudicial para la pública instruccion botánica, está publicado de orden superior en la Coleccion de papeles sobre controversias botánicas de Don Antonio Josef Cavanilles, con algunas notas del mismo á los escritos de sus antagonistas, en cuyo libro, página 274, dice aquel sabio botánico, entre otras cosas: Nível 4► "Creo haber satisfecho la obligacion que impuso á todos el señor Ruiz: tal vez dirá con sobrada razon que debia empezar por el curso teórico y práctico (de Don Casimiro Ortega), cuyas equivocaciones y defectos son mas perjudiciales. Así es, pero mis ocupaciones me impiden anunciarlas ahora, esperando poderlo hacer en otra ocasion, si algun botánico no lo hiciera antes en beneficio de la ciencia.” ◀Nível 4 Con que, señor Poveda, ¿vmd. quiere que en nuestros Colegios se enseñe por un curso elemental perjudicial? No ha de ser ya esto, amigo. De paso advertiré á vmd. que con fecha de 13 de Abril de 1801 el señor Ortega me escribió haber él mismo extendido el capítulo de ordenanza por el qual se nos manda enseñar segun su curso elemental, y manifestándome que le es indiferente el que yo me atenga á su doctrina, ó que dicte á mis discípulos con quadernos, no obstante desearia saberlo por no cansarse en enviar exemplares para vender á las ciudades en que estan nuestros Colegios. (Se continuará.) ◀Nível 3 ◀Nível 2

Con Real Privilegio.
Madrid

En la Imprenta de la Administracion del Real Arbitrio de Beneficencia. ◀Nível 1

1Masdevall: Relacion de las epidemias de calenturas, segunda edicion, páginas 10 y 11