Zitiervorschlag: Anónimo [Ventura Ferrer] (Hrsg.): "Núm. 23.", in: El Regañón general, Vol.2\23 (1804), S. 177-184, ediert in: Ertler, Klaus-Dieter / Hobisch, Elisabeth (Hrsg.): Die "Spectators" im internationalen Kontext. Digitale Edition, Graz 2011- . hdl.handle.net/11471/513.20.4958 [aufgerufen am: ].
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Núm.° 23.
Miércoles 21 de Marzo de 1804.
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Educacion.
Concluye el Tratado del Número antecedente.
Ebene 3► Es indispensable que haya constancia y habilidad para emprender una buena educacion. Yo sé que eres buena hija, buena esposa, buena ama de casa, buena amiga, y no dudo que seras tambien buena madre, por lo que me imagino que te impondrás la ley de no demostrar jamas cólera ni mal humor, que no reprehenderás sino con dulzura y sensibilidad, que tus caricias, dones y elogios moderados serán el premio de los esfuerzos y adelantamientos de tu hija, que tu voluntad jamas se su yugará á la suya, y que no exîgirás de ella cosa alguna sin decirla ántes la causa. Con estos medios formará la idea de tu carácter inclinando el suyo á la bondad, á la confianza y al respeto. Yo supongo que tu intencion será el asistir lo mas que puedas á las lecciones que se den á tu hija, porque tu presencia la dará emulacion, y el maestro no se atreverá á descuidar de su instruccion. Estos cuidados son muy provechosos para las madres mismas, pues el género de vida que tienen en el mundo las hace olvidar muchas cosas que las lecciones se las enseñan ó se las recuerdan. Los niños que tienen con que pasar la vida cómodamente deben aprender solo lo que pueda hacerlos agradables á la sociedad, y si yo los tuviera no les enseñaria de la danza mas que lo que necesitaran para presentarse con gracia, saludar, caminar, y sentarse con facilidad y nobleza.
No les impediria que cantasen quanto quisieran, porque tendria mucho gusto en que formasen su oido, que conociesen teda la extension de su voz, que advirtiesen el horror de la dis-[178]onancia, y el encanto de la melodía. El harpa es un instrumento muy hermoso en manos de una muger que tiene voz y gracia para cantar, pero puede ocasionar algunos defectos en el cuerpo, porque daña el pulmon y destruye la voz, y así yo no se lo permitiria. El clave y el fortepiano me parecen trias agradables y útiles. Yo conduciria su estudio hasta el punto de conocer y apreciar las dificultades que hay en él, pero no intentaria que pusiese un grande empeño en superarlas. Tocar con facilidad alegres caprichos para exercitarse en algo, y distraerse de alguna preocupacion, es todo lo que necesita una persona acomodada, y no debe emplearse el tiempo, la memoria ni las disposiciones de las niñas en aprender por principios un instrumento que de nada mas les puede servir que de ocupar algunos momentos ociosos.
Lo que deben saber muy bien es el idioma de su pais, porque es muy vergonzoso ignorar la significacion, el valor, el género y la pronunciacion de las palabras que oyen y que pronuncian. Quanto mas se sabe el idioma nativo, se engrandecen mas las ideas. La eleccion de las palabras proporciona el agrado y la fuerza á la eloqüencia, y la modulacion que cada una de ellas pide le da mil encantos al discurso. El que sabe su lengua natural no pronuncia entre dientes, no suprime silabas, ni cae en monotonía, defectos que son insoportables á los oídos finos, y que con la edad se hacen incorregibles. Al conocimiento del idioma se sigue naturalmente el de la ortografía; bien sé que se les dispensa á las mugeres su ignorancia sobre este punto, pero debes infundir en tu hija aquel noble orgullo que no recibe indulgencia alguna. Cuida pues de su modo de escribir, porque no hay cosa mas cansada para aquel que recibe una memoria, una carta, ó cosa semejante, que el haberla de entender quando está mal escrita, y no hay estilo, por bueno que sea, que no pierda mucho en no leyéndose bien. Los renglones torcidos y los caracteres ininteligibles manifiestan un individuo abandonado y de mala educacion.
Todos los libros de historia que son enfadosos para nosotros, deben de ser insoportables para los niños. Así pues yo te aconsejo que al principio no la des á leer á tu hija sino algunos compendios bien hechos de historias particulares, que acomodados en su lectura piquen mas fácilmente su curiosidad. Exîge pues que te los explique, haz que te descubra el efecto que en ella producen, y no dexes pasar ningun rasgo de virtud, de heroismo ni de humanidad sin hacer de él el elogio cor-[179]respondiente. No pierdas jamas la ocasion de pintarla los daños que causa el vicio, y el horror que inspira. Procura que una u otra vez para distraerse lea alguna fábula ú otro pasage corto de moral que sea fácil de retener en la memoria, peto prohíbela enteramente las novelas, porque éstas exâltan demasiado la imaginacion y las ideas. Infúndela pues el deseo de aprender el dibuxo, porque este es un gran recurso en la soledad.
No te persuadas, mi estimada Paulina, que yo procuro dictarte leyes. Yo no he tenido hijos, ni jamas ha sido el objeto de mi estudio la educacion. Puede ser que las advertencias que te hago no sean las mas justas, pero las puedes arreglar á tu razon: si son buenas síguelas, y si no considéralas como desvarios de una alma sensible, que no pudiendo mas pretende aun contribuir á tu felicidad.
En lo que no me engaño seguramente es en desear que tu hija te elija por su confidente y mejor amiga, porque esto es asegurar el reposo y la dicha de las dos. Las mugeres somos mas delicadas, sensibles y moderadas que los hombres en todos nuestros afectos, y así debe estar reservado para nosotras el dar el exemplo de las obligaciones puras y suaves que manda la naturaleza. La madre que se excusa de desempeñarlas, y la hija que las desconoce, no pueden ser sino unos monstruos.
Tu no te hallas todavía en aquel término en que las mugeres se ven obligadas á confesar que todo el tiempo de la vida pasa muy pronto; pero tu hija, al paso que vaya creciendo, vendrá á ser la fe de bautismo en que se lea la edad que tienes, y por lo que oyes decir de las demas debes considerar lo que se puede decir de tí. Quando llegamos á los treinta años tienen los hombres la injusticia de mirarnos como viejas, y de vituperar en nosotras aquellos caprichos que ellos mismos se dispensan en la vejez. No te ofendas pues de este concepto, y consulta tu razon para saber lo que te debes permitir. No podrás dexar de conocer tú misma que cada dia perderás una gracia, pero tu alma exercitada por el tiempo y la experiencia las puede reemplazar con virtudes, las quales te asegurarán un imperio mas dulce y durable que el de la belleza.
Es difícil y aun imposible el leer el corazon humano, pero las acciones y los discursos de los hombres te demostrarán á lo ménos o que intentan parecer. Si comparas y reunes estas observaciones con lo que tú sepas por otra parte, conocerás toda la verdad que intentas descubrir. Muy pocas son las familias [180] en que la virtud sea hereditaria, y en casi todas las que son viciosas exceden por lo regular los hijos á los padres. La opinion que se forma de estos decide casi siempre de la de los hijos, y asi se cree que el descendiente de un hombre valeroso, y la hija de una muger honesta y dulce mantendrán el honor y la paz en qualquier familia que sean adoptados. Nada iguala al ascendiente de una muger virtuosa, porque ella lo puede todo sobre los individuos que la rodean.
Tú tienes un buen talento natural: cultívalo pues, y procura que no se pase ningun dia sin leer alguna cosa instructiva. La moral, la historia, las bellas letras, y alguna novela muy escogida le bastan á una muger para cumplir sus deberes, y tener un consuelo en la soledad: si quieres hacer el mejor uso del tiempo, ocúpate en asegurar en tu casa el buen órden, la economía y la paz. Tu marido es uno de estos hombres honrados en donde no entra jamas la desconfianza, y que siempre caminan de buena fe en punto á sus intereses; pero los tiempos se han mudado, y es preciso que mudemos también de conducta sobre nuestros gastos. Antes se reunian las gentes muy rara vez, y el fausto era momentáneo: al presente sucede esto casi todos los dias, y por muchos bienes que se tengan, si no se está siempre con cuidado sobre los desperdicios de los criados, y no se pone un freno á su codicia, se arruina qualquiera bien pronto, ó por lo ménos cae en escasez. Así pues, el que es discreto debe reservar siempre una porcion considerable de su renta anual, y hacer de ella un fondo para un caso de necesidad, con el qual se acude á algunas cosas que no han podido preveer. Si llegas á hacer alguna adquisicion ventajosa de este modo, puedes proporcionar con ella el establecimiento de tus hijos, y procurarte la dicha inestimable de favorecer á algun amigo.
Por los pocos caprichos que tengas, por el orden que establezcas en tus gastos, con los diez años que tienes de experiencia de tu marido, y por la buena disposicion que él note en su casa, no te será dificil obtener su confianza en un todo. Para que todo vaya bien en un matrimonio, es preciso que el hombre tenga la inspeccion y manejo de los negocios exteriores, y que la muger tenga la de todos los de casa; pues al cabo de cierto tiempo ya no tienen los esposos asunto alguno que conversar, y refiriéndose mutuamente todo lo que hacen en el dia, tienen objetos útiles é interesantes que hablar; aumentando así la estimacion y la confianza.
[181] Para que una muger logre consideracion en su casa es necesario que los de fuera sepan que ella lo manda y arregla todo: este poder indica su inteligencia, y la confianza que la concede su marido: ella está mejor servida y mas respetada por sus criados, y sus mismos hijos le son mas obedientes. Si se conduce con dulzura, prudencia y carácter se llegará á formar un imperio, á costa sin duda de algunas privaciones en su juventud. Pero esta edad pasa tan presto; sus ilusiones tienen algunas conseqüencias tan funestas; la vejez es tan larga, y el deseo de gobernar crece tanto en nosotras, que ningun sacrificio nos debe ser insoportable para conseguirlo.
Siguiendo esta conducta tendrás siempre una gran preponderancia en el establecimiento de tus hijos: no se dispondrá cosa alguna sin tu consulta y aprobacion, y por tu utilidad en la casa tendrás un amigo en tu esposo, al paso que tu inutilidad le haria ser un amo. Á tí te toca pues el escoger, pero considera antes que un disgusto en la juventud no es mas que un aletazo de mariposa que se olvida con el menor placer, y que en la vejez es una puñalada cuya herida se renueva cada momento.
Si tu gusto no se opone á este plan, y las circunstancias te permiten seguirle, me atrevo á salir garante de la felicidad de toda tu vida. Ella te separará de los peligros del mundo, conservará tu salud, asegurará la paz de tu alma, y te proporcionará lo que pocas mugeres poseen, que es el respeto, la estimacion y el cariño de quantos te conozcan, A Dios mi estimada amiga. ◀Ebene 3
Nota.
Las Reflexîones que siguen son interesantes para la literatura, á pesar de ser un poco largas; por este motivo ha determinado el Tribunal insertarlas en este periódico, repartiéndolas en varios Números, en los quales se insertarán además algunas otras producciones y cartas sobre diversas materias, á fin de hacer mas amena y variada la lectura del papel.
[182] Reflexîones complementarias que ha dispuesto el Físico Don Juan Francisco Bahí, Catedrático de Botánica del Real Colegio de Cirugía-Médica de Burgos, en vista del preciosísimo libelo de Don Agustín Juan y Poveda, Catedrático en Cartagena
Ebene 3► Muy Señor mio: Como debemos dar satisfaccion á sabios é ignorantes, me pone vmd. en la precision de contestar á la respuesta de vmd., que sin embargo no lo habria hecho si vmd. con ella no hubiese intentado manchar el sagrado del honor de un profesor público, el qual jamas tuvo, como vmd., la osadía de acometer á nadie sin ser atacado, y mucho ménos con escritos denigrativos, sin que por esto haya sabido usar de la pena del talion.
Si vmd. no se hubiese metido á censurar una traduccion sin haber visto el original, como vmd. mismo confiesa ahora en el Número 5 de su respuesta; si vmd. no se hubiese propasado en disfamar al Doctor Plenk, Catedrático de Botánica y de otras ciencias, de un mérito reconocido por los sabios de la Europa, honor de la famosa escuela médico quirúrgica Josefina, Consejero y profesor muy estimado de S. M. el Emperador de Alemania; si no hubiese vmd. tenido el arrojo de publicarlo por medio de un periódico, por el qual se ha hecho justicia al mérito de sus obras; si vmd. no hubiese dicho que aquel sabio aleman habia dado un infeliz compendio de Botánica, regalándole además con la fineza de que no era el mas instruido en esta ciencia; si vmd. no se hubiese descomedido contra el literato español autor de las instrucciones que estan en la obra para el arreglo de nuestros jardines botánicos; si vmd. no hubiese intentado desacreditar al célebre Mouton Fontenille, cuyos bellos escritos no conoció vmd., pues los creyó de Fontanelle, tratando vmd. á éste de difuso en unos escritos que no compuso, ni jamas vió; si vmd. no me hubiese acometido á mí, sin ton ni son, afirmando que yo en mi obra exâgeraba, que me producia con arrogancia, con idiotismo catalan, con puerilidades, con estilo hinchado, declamatorio y chabacano, con títulos que no me correspondían, con adulaciones empalagosas, con digresiones importunas, con impropiedad, y aun con inimitable propiedad (estos dos últimos términos son contradictorios, ó repugnan entre sí; pues la propiedad el imitable, y lo que es inimitable no es propiedad, pero al se-[183]ñor Don Agustin Juan como sea para dicterios todo le sirve); si vmd. no hubiese dicho que yo escribia con sobrada sencillez, con inútil y tediosa repeticion, con fines particulares, y con definiciones de Plenk redundantes, inútiles, inexâctas, obscuras, incompletas y erróneas; y por fin, si no se hubiese vmd. presentado al ilustrado público de Madrid profiriendo muy satisfecho que tenia vmd. por exâgeraciones y pensamientos triviales estas aserciones mias: Metatextualität► "Foméntese la agricultura; abranse canales; establézcanse buenas fábricas y talleres, y sean marineros los moradores de nuestras costas marítimas, que así la América nos hará felices y pobladísimos: por estas causas cuentan sus millones de almas las pequeñas islas de Inglaterra” ◀Metatextualität ; y si vmd. mediante esta sarta de preciosidades no hubiese estampado casi á cada línea de su carta crítica (que sin duda hará época en los fastos de la Botánica española) un improperio contra un profesor que jamas se metió con vmd., y que jamas supo tratar mal á nadie, y mucho ménos á Ortega, como la malicia de vmd. afirma; pues en mi prólogo de la obra digo: Metatextualität► "y siempre nos será grata la memoria de Salvador, Quer, Palau, Ortega y otros” ◀Metatextualität ; entonces, digo, el público habria podido leer los escritos de vmd. con alguna tolerancia; pero ahora que está vmd. reconocido por censor de una traduccion sin haber visto el original; que vmd. censura tambien otros escritos que no ha visto; que critica una obra aprobada ya por la superioridad, y que se vale para ello de dicterios y ofensas bien impropias de un censor de buena fe y de todo escritor cándido; ahora por consiguiente queda demostrada por destemplada la censura de vmd., y ahora precisamente está vmd. declarado por impostor, y confesado por vmd. mismo que no ha procedido con la imparcialidad y desinterés que deben guiar á un censor quando está llamado ó autorizado para serlo.
El Maestro de vmd. Don Casimiro Ortega debe darse por muy resentido del poco favor que vmd. le hace en asegurar ser él quien está vulnerado en mi escrito de 21 de Agosto último; pues yo solo me dirijo contra quien le ha movido á vmd. á salir al público calumniando y disfamando á autores nacionales y extrangeros, que por otra parte tienen la opinion bien solidada, para que semejantes escritos puedan retraerles del concepto de las gentes sensatas; y aun opino que debe vmd. ser muy reprehendido por tomarle á dicho su señor Maestro por irónico el mérito que yo le doy por real, quando expreso [184] habérsele retirado en consideracion á aquel, y no dudo seria con todos los elogios bien merecidos, y á solicitud suya.
La tenacidad de vmd., y su poco amor á tan respetable Maestro, me han obligado á hacer ver las ventajas de los Elementos de Botánica del Doctor Plenk, que yo he traducido, y la Superioridad (con previa censura) me ha aprobado, sobre los del señor Ortega, que se seguian antes por ordenanza en nuestros Colegios de Cirugía-Médica. Vmd. pues me ha precisado á manifestar al público que eran mucho mejores los de aquel sabio profesor, porque vmd. ha dicho al público que lo eran los de Ortega, y creo yo tener mas derecho en defender las órdenes de mis Gefes, y el honor literario de Plenk que vmd. manchó, que no vmd. en sostener á Ortega, á quien nadie vulneró sino vmd. mismo; porque yo cumplo en aquello con las órdenes del Rey ó su Real Ordenanza, y no vmd. a quien ninguna obligacion le llama, sino á conformarse con las disposiciones de los Tribunales supremos que S. M. tiene establecidos para la direccion de la enseñanza pública.
Ahora, señor Poveda, si pido á los sabios dictamen sobre si debo ó no contestar á la respuesta de vmd. ¿qué espera vmd. que me digan? Sin duda me responderán todos que la desprecie; pero como la presuncion es hija de la…. para satisfacer á todo esto me dirán tambien responda vmd. alguma cosa, y despídase para siempre.
Vamos pues á su delicadísima articulata.
Metatextualität► Número 1. La crítica en qüestion no parecía original de Don Agustín Juan, pero el Número 5 nos lo aclarará mejor, donde él mismo lo confiesa. El Doctor Bahí graduó aquella censura, firmada por el señor Poveda, del modo correspondiente; porque además de ser ella fútil por entretenerse en acentos, y alguna errata de imprenta, se explaya el censor con personalidades y dicterios, que nunca han sido de la aprobacion de las gentes cuerdas. Que se designó ser la crítica de Don Casimiro Gómez Ortega, podrá probarlo tal vez el señor Don Agustin Juan, y yo me temo muy mucho que con otra respuesta templada que nos dé lo declarará todo á pies juntillos. ◀Metatextualität (Se continuará.) ◀Ebene 3 ◀Ebene 2