El Regañón general: Núm.38
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Nível 1
NÚM.° 38.
Sábado 8 de Octubre de 1803.
COSTUMBRES.
Citação/Lema
Percontatorem fugito: nam garrulus
idem est.
Hor. Lib. 1. Ep. XVIII.
Nível 2
Carta/Carta ao editor
Señor Público: Yo debo de tener
una naturaleza distinta de los demas hombres, pues noto que
lo que á muchos les divierte á mí me causa desazon y
fastidio, de tal suerte que vivo lleno de mal humor enmedio
de la Corte, y regaño y me como interiormente, quando no
puedo otra cosa, al ver lo que pasa en el trato de las
gentes.
Á mí me ha ido bien hasta ahora con la conducta que
he observado de no saber mas noticias políticas del dia que
las que se ponen en la Gazeta, ó en algun papel público
extrangero que me venga á las manos. Si por casualidad se
empeña alguno en contarme delirios (porque hay hombres
majaderos que quando saben alguna cosa estan deseando
encontrar á qualquier conocido para embocársela quiera ó no
quiera) le oigo con la mayor indiferencia y con disgusto;
pero tengo la fortuna que quando me separo de él no me
vuelvo á acordar de nada de quanto me ha dicho. La primer
regla que se debe observar en el trato de las gentes, como
he dicho varias veces, es no incomodar á sus semejantes. Si
el vivir los hombres en sociedad no ha de traer mas que
disgustos, desazones é incomodidades, mas vale sin duda
meterse en los desiertos, porque todos los placeres del
mundo no recompensan los malos ratos que originan en el
espíritu los males referidos. Salud. El Presidente.
Nível 3
Retrato alheio
Yo veo á muchos, por
exemplo, que se estan horas enteras sosteniendo un
esquinazo de la Puerta del Sol, sin mas oficio que
deteniendo á todos sus amigos y conocidos para
preguntarles quanto pasa de nuevo en el pueblo.
Otros se entran en alguno de los cafés mas
concurridos quando hace mal tiempo, se apoltronan en
una silla, y con el primero que se les presenta
traban una conversacion interminable, que tal vez no
importa un comino, pero que sin embargo suele durar
horas enteras, que no hay paciencia para sufrirla.
Otros hay (y son los mas) tan amigos de dar y de
recibir noticias así extrangeras como nacionales,
que no parece sino que estan encargados de hacer la
Gazeta ó el Mercurio, segun el ansia con que las
inquieren. Qualquiera que los oiga creerá sin duda
que en cada Corte de Europa tienen un corresponsal:
tan frescas son las mentiras que inventan, ó que les
embocan algunos chuscos que quieren reirse de ellos.
Por lo que hace á las noticias nacionales, ellos
saben toda la historia escandalosa del pueblo, y
aunque la mayor parte de sus anecdotas no sean
conformes á la verdad ni á la verosimilitud, con
todo eso no dexan de causar algun descrédito en
muchas personas honradas y de providad, porque el efecto de la calumnia es tal, que
quando ménos pone en duda la conducta de los que la
sufren. Todas estas clases de individuos (demasiado
comunes) logran una especie de partido en la
sociedad, ya sea por temor ó por otro qualquier
motivo; pero para mí son insufribles, y toda la idea
del daño que pueden hacer no es capaz de intimidarme
para que no los regañe y vitupere su conducta. Entre
estos ociosos hay algunos, y son los ménos malos,
que tienen facilidad en su locucion, pero que
reflexîonan tan poco, ó son tan cortos de genio, que
se ven obligados para entretenerse á mendigar el
auxîlio ageno, y estos son los preguntones eternos
que se encuentran á cada paso. Estos, aunque pueden
meter su cucharada en las conversaciones mas
discretas, estan tan atentos á la relacion de un
charlatan que les refiera quatro simplezas, como si
se hablara de las cosas mas interesantes: lo mas que
se les oye es preguntar repetidamente mil boberías
que tal vez no tienen conexîon con lo que se habla,
y se muestran tan satisfechos con las respuestas que
se les dan, como si se les dixesen las verdades mas
profundas. El carácter de estos individuos no puede
ménos de ser dependiente del de otros que hay, y son
los habladores, pues estas dos especies parece que
tienen entre sí una secreta inclinacion que los
fuerza á estar siempre unidos, y á suplirse sus
defectos mútuamente.
Es preciso confesar que estos preguntones
son, por decirlo así, los embudos de la
conversacion, porque nada conservan en sí, y arrojan
todo lo que reciben: son unos canales por donde pasa
todo lo bueno y lo malo que se cuenta en el pueblo.
Aquellos á quienes les choca su conducta, ó que no
los pueden sufrir, pueden contenerlos porque su
intencion por lo regular no es mala, y poco les
importa que se les contradiga siempre que se les dé
materia para hablar. Al contrario, una explicacion
mas circunstanciada de qualquier lance es la cosa
mas agradable que les puede suceder, porque ellos lo
vuelven á contar, con todos sus pelos y señales,
echando ántes el ribete de: dicen por ahí: yo sé por
un buen conducto; ó corre por el pueblo, &c.
Pero lo que hay de mas ridículo y grotesco es ver á
dos hombres de este carácter ponerse á hablar de una
cosa, aunque sea la mas indiferente, con una especie
de misterio que no la quieren decir delante de
tercero. Un sugeto bien portado entró el otro dia en
un café en que yo estaba, y dos caballeros de esta
especie se pusiéron á hablar á la cuenta de su
genealogía; pero aunque lo hiciéron con algun
secreto, sin embargo pude oir algunas expresiones
sueltas de las que conversáron. Decia el uno: la
Marquesa de tal era su tia. Es verdad, respondió el
otro, pero era por parte de madre. Luego dixo el
primero: su padre tenia pelo mucho mas rubio. No
mucho, repuso el otro, pero el hijo es mas poblado
de cejas, y mas alto de cuerpo. No hay cosa mas
expuesta, á mi parecer, que el confiar un secreto á
esta clase de individuos, cuya curiosidad tiene su
orígen en el vacío de su cerebro, y que por lo mismo
son muy amigos de hablar todo quanto saben. Pero si
no puede uno librarse de verlos, á lo ménos no debe
confiar en su silencio, ni hablarles de asuntos
importantes, porque ellos hacen alto en la menor
vagatela, y no procuran mas que hartarse de
noticias, sin exâminar las que se les dan. Así es
que siempre retienen en la memoria ciertas
expresiones que regularmente se ponen en las Gazetas
quando dan alguna noticia dudosa: esto necesita
confirmacion: esto ha dado mucho que pensar a los
políticos: el tiempo lo descubrirá todo, ó cosa
semejante, todo lo que les parece lo mas esencial
del mundo. Hombres hay de estos que tienen un ardor
insaciable por saber quanto pasa en el mundo, sin
mas interes, segun dicen, que el de
matar el tiempo, y entretenerse en alguna cosa. Un
sugeto de este temperamento por lo comun tiene un
carácter indolente, y no es en la sociedad mas que
un simple espectador. Esta curiosidad en que ni la
malicia ni el interes tienen parte alguna, reune un
conjunto de circunstancias que pueden ser muy
divertidas quando se refieren en una sociedad de
personas; pues si se descubriesen todas las
intrigas, las opiniones, los placeres y los
intereses que gobiernan al mundo, principiando desde
el hombre condecorado, hasta el artesano mas vil,
seria la comedia mas agradable que se podia imaginar
viendo la diferencia de pensamientos, de acciones,
de caractéres, y de gustos que hay en el mundo. Pero
los habladores mas fastidiosos y dañinos son los que
se emplean en averiguar y contar noticias políticas.
Estos son unas gazetas ambulantes de quantas
noticias sueñan, y producen la multitud de mentiras
que abundan continuamente en el público. Si sus
conversaciones no girasen mas que entre los hombres
de su carácter, no serian tan perjudiciales, porque
pasarian nada mas que como dichos vulgares
destituidos de crédito; pero se extiende tanto
qualquier embuste ó delirio que se produce en la
Puerta del Sol, ó en un café, que aun sin el menor
fundamento se llega á creer de tal modo, que influye
poderosamente en la opinion del comercio, y hasta en
las negociaciones mas menudas. Lo peor de todo es
que no hay específico alguno que pueda cortar este
mal tan notorio, porque miéntras haya ociosos no
faltarán mentiras, pues el espíritu en algo se ha de
exercitar, y como las noticias políticas ofrecen mas
materia que todas las demas para ocupar la mente de
los hombres, y cada uno siente en sí una especie de
placer interior en que le tengan por instruido en
este particular, y versado en los intereses de las
Cortes, nace de aquí el prurito de llenarse los
hombres mútuamente de las mentiras mas garrafales.
Yo confieso mi debilidad, pero tiemblo como un
azogado quando tengo que pasar por la Puerta del
Sol, ó me veo precisado á entrar en un café, de
miedo de encontrar á estos garduñas de novedades.
Una de las frases que mas me incomodan, y que yo
desterraria de la sociedad, es la pregunta de: que
hay de nuevo, que es la primera que sale de la boca
de los pretendidos políticos. Que se hable del libro
nuevo, de las comedias que se representan, del trage
que se usa, de los papeles que salen á luz, ó de
otras cosas así, vaya con Dios, pues al fin de algo
se ha de hablar; pero querer averiguar las miras del
gabinete de Lóndres, las
disposiciones hostiles de los franceses, la conducta
de la Prusia, las negociaciones de Holanda, &c.
es una incumbencia que pertenece privativamente á
los encargados por el Gobierno para este exercicio,
y no puede dexar de ser un delirante á lo ménos el
que sin irle ni venirle no se emplea mas que en
andar á caza de estas novedades, agravándose mas la
locura y el menosprecio que debe causar, si á mas de
esta conducta se dedica á forjar embustes, ó á
referir tontamente quanto le cuentan.
Nível 4
Narração geral
No hace muchos dias
que en un café público vi á uno de estos
preguntones no poder disimular su alegría á la
llegada de un gran parlanchin. Este apénas se
sentó junto á una mesa, fíxó en ella su codo, y
sin haber siquiera tomado aliento, empezó con un
semblante muy grave á hablar así: En estas
y otras conversaciones tan interesantes pasáron un
gran rato de tiempo, y el parlanchin era
interrumpido solamente por algunas preguntas de su
adorador.
Diálogo
"No corre hoy nada de
nuevo. = Yo no sé lo que tengo, que anoche apénas
he podido dormir; puede ser que me haya entrado
alguna réuma, pues los zapatos me vienen demasiado
estrechos: yo no encuentro mas causa que esta,
porque tengo la costumbre de lavarme la cara con
agua fria así en invierno como en verano, y esto
hace y que no se me introduzca mal alguno por
dicho parage; de modo que si la réuma me ha
acometido, no puede ser por otra parte que por los
pies, pero yo no le hago caso, ella se irá como ha
venido. Casi todos nuestros males proceden de una
extrema delicadeza en nuestra crianza, y el rostro
naturalemente resiste tan poco al frio como las
demas partes del cuerpo, y se endurece solamente
llevándole siempre descubierto. Si un Europeo le
preguntase á un Indio como podia ir enterarnente
desnudo, este le responderia, y muy bien, que todo
su cuerpo era cara."
SECRETARÍA.
CORRESPONDENCIA LITERARIA DEL
MES.
CARTA QUINTA.
Nível 3
Carta/Carta ao editor
Señor Regañon:
Pero es
menester confesar que quanto mas apreciable es un hombre
que viaja con estos objetos, tanto mas escaso es entre
nosotros el número de los viageros que se le parecen. La
mayor parte de nuestros españoles que van á correr
Cortes, como suelen decir, salen de su pais sin
principio alguno que les ponga en parage de sacar
provecho de sus carabanas. Apénas hay algunos que se
hayan tomado el trabajo de conocer á su nacion antes de
ir á visitar las extrañas. Este es un punto mas
importante de lo que parece para nosotros, que en todas
partes somos igualmente tan despreciados como poco
conocidos. Un español que se propone viajar, además de
las miras comunes á todo viagero sensato, debe tener la
de contribuir por su parte á borrar el baxo concepto que
tienen de nosotros los extrangeros. Añada el español á
una cortesanía regular, que bien puede adquirir entre
los suyos, un conocimiento mediano de los escritores que
en otros tiempos ilustraron á España, y de los libros
publicados con objeto á desterrar algunos abusos que
reynan en ella, y con esto hará callar á aquellos
extrangeros superficiales y atrevidos, que confundiendo
los tiempos, y el tronco con las ramas, nunca pensáron,
y nos miran como fomentadores obstinados de algunos
males, cuyo remedio nunca estuvo en nuestra mano. Por
esta causa no culpo del todo á los extrangeros, quando
ven á un español que ha salido de su tierra con la
corteza de la mala crianza civil y literaria, y cuya
conducta da crédito á tanta relacion hecha por algunos
viageros de otras naciones, que habiendo venido á España
solo por ganar dinero, no pensáron miéntras estuvieron
aquí, sino en averiguar si eran de ley los doblones que
cayéron en sus manos. Siendo de esta casta casi todos
los españoles que viajan, no es de extrañar el verlos á
su vuelta ménos cuidadosos de ser útiles á su patria,
que de tener el pelo bien rizado, ó de llevar un buen
par de zarzillos. Los extrangeros que en su tierra nos
ven únicamente pagados de sus frivolidades, tienen
demasiada razon de despreciarnos á todos, y de añadir al
baxo concepto de la nacion en general, el desprecio
personal del mono, que no piensa sino en remedar los
fatuos, que no faltan entre ellos. Esto hace ver
sobradamente que nuestros corredores de Cortes no toman
de las demas naciones sino sus ridiculeces, como lo
dicen algunos españoles respetables, á quienes la
solidez de su juicio hace que le den nuestros mozalbetes el connotado de hombres del tiempo
del Cid, y de las calzas atacadas. Me tienen tan
exâsperado las monerías del viagero que cito, que me
parece merecerian mas bien ser el objeto de la censura
de ese respetable Tribunal, imponiéndole la justa y
debida sentencia, que el de estas simples reflexîones.
Veo tan melindrosos á la mayor parte de los que viajan,
que parece han perdido fuera de nuestro continente el
carácter varonil de su sexô, y tanta repugnancia
muestran de nuestras costumbres, aun de las buenas
(porque estos monos no distinguen), que todo su cuidado
se ha puesto en desnaturalizarse. Totalan 14 de
Setiembre de 1803. El Munster.
Narração geral
Concurrí dias pasados á
una casa donde habia cierto español recien llegado
de correr Cortes. Alegréme á los principios, porque
me habia propuesto solicitar una conversacion
particular con este viagero, á fin de instruirme en
varios articulos tocantes á noticia, gusto y
literatura de las naciones que él
acababa de tratar; pero me duró poco el gozo que
habia concebido en mi proyecto. Mi español empezó á
aturdirnos las cabezas con una declamacion tan
descortés contra los españoles, sus costumbres y
talentos, y á hacer tan grosero alarde de su
parcialidad á favor de las naciones extrangeras, que
no solo me hizo dudar si habria nacido en el seno de
la España, sino que me pareció que á qualquiera que
tuviese ménos ideas de la utilidad de los viages,
hubiera sido capaz su desatento modo de proceder de
persuadirle que éstos solo sirven de pervertir el
juicio, y hacer despreciables á los hombres. Jamas
he dudado que los viages sean útiles á las naciones.
Los hombres son como las flores y los árboles, que
si no se trasplantan, rara vez logran aquellas toda
su hermosura, ni estos el dar frutos sazonados.
Retrato alheio
Un hombre que viaja se
halla precisado á ver y tratar naciones de quienes
aprender mucho, y cuya cultura, urbanidad é
industria le han de admirar muchas veces, por mas
estúpido que lo supongamos. Un viagero debe andar
siempre, por decirlo así, con la combinacion en las
manos: observar el gobierno de los pueblos por donde
pasa, y enterarse de los varios sistemas de
legislacion de que proviene la discrepancia de las
naciones. Merecen ocupar su atencion la naturaleza y
espíritu de las leyes, los medios puestos en
práctica para hacerlas observar: el poder de los
pueblos, y los principios de que dimanan las causas
de su decadencia, y el influxo que todo esto tiene
sobre el papel que hace una nacion entre las demas
que forman con ella un sistema político. No solo
reduce á estos puntos sus observaciones el que viaja
con ánimo de lograr una instruccion útil á su
patria. Exâmina con igual cuidado las artes y
ciencias que florecen en los paises que ve: averigua
la proteccion y fomento que encuentran en el
Gobierno: el uso que éste hace de la aplicacion de
los particulares, el arte con que sabe dirigirlos al
fin de su constitucion; y sobre todo procura indagar
qual es el talento dominante de cada pueblo. Un
hombre que hubiere viajado de esta manera, puede ser
de grande utilidad en la República: de vuelta de su
giro debe conocer mejor su misma nacion: con la
facilidad de combinar que ha de haber adquirido
combinando continuamente en sus viages, compara lo
que ha visto fuera con lo que se practica en su
pais: ve lo que le falta y lo que le sobra: toma de
cada pueblo lo que le parece mas digno de ser
imitado, y mas análogo al genio de sus compatriotas,
y acierta mejor con los medios que han
de contribuir á una reforma que introduzca lo que
falta, y destierre lo que daña.
MADRID
EN IA IMPRENTA DE LA ADMINISTRACION DEL REAL ARBITRIO DE BENEFICENCIA