El Regañón general: Núm.34
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NÚM.° 34.
Sábado 24 de Setiembre de 1803.
SECRETARÍA.
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CARTA QUE HEMOS RECIBIDO.
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Brief/Leserbrief
Metatextualität
Señor Presidente: Hágame
vmd. el favor de incluir en su periódico esa carta
de paz y amistad, que dirijo al autor de la comedia
intitulada: el Gusto del dia, en contextacion á la
suya, inserta en el Número 28. Salud.
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Brief/Leserbrief
Señor autor de la
comedia el Gusto del dia. Muy señor mio: No puedo
ponderar á vmd. el placer que tuve al ver en el
Regañon su respuesta á mi carta criticadora de la
llamada comedia el Gusto del dia. Aquí, aquí, dixe
al punto, encontraré toda la doctrina que necesito
en este ramo de literatura, que por desgracia me
punza un poco. El atrevido adversario de Kotzbüe
no dexará de contextar punto por punto á todos mis
frivolos reparos contra su produccion sublime, y
me ilustrará, manifestando mis errores; dando él
al mismo tiempo muestra de sus grandes
conocimientos en la materia, adquiridos, sin duda,
en una larga y metódica carrera literaria.
Considere vmd. qual seria mi ansia por engullirme
su cartita. Pero, amigo; todo mi gozo en un pozo.
Vmd. sin duda me contextó solo porque no se dixera
que moria sin habla; mas, por compasion á mí, no
quiso aterrarme, haciendo ver que soy un
ignorante. Aun ha hecho mas: saliéndose de todos
mis argumentos, se echa por los trigos de Dios a
decir qualquiera cosa á troche y moche, y
manifiesta no haber entendido una jota de todas
mis observaciones; y solo aquellas frases que yo
afectadamente copio de los malos
traductores para afearlos, me las copia para
afearme á mí, como el padre imprudentemente
castiga al hijo que, precisado por él, repite
algun dichete poco honesto que oyó á otros
muchachos. Todo, todo bondad y generosidad de su
grande ánimo, á que viviré eternamente agradecido;
porque ¿quién sabe quanto puedo esperar de las
luces de vmd. para componer mis villancicos á la
próxîma venidera Navidad ? Ahora, lo que no puedo
comprehender es, porque empezando vmd. su carta
con tanta compasion ácia mí, puso despues su causa
en manos de aquel forzudo Estentor, que se vende
por amigo suyo. Este, que haria un gran papel con
aquel garrote de Don Ruperto, y soltando coces á
pares, como dice el Marquesito de los ignorantes
precisados á responder (pág. 38. de la comedia),
no ha hecho mas que comprometer á vmd. por querer
hablar en razon. Toda su charlatanería vocinglera
no es otra cosa que una sarta de necedades; muchos
dicterios al pobre Pedro Rico, y ninguna solucion
á sus reparos. Me llama pedante para ganarme por
la mano, como el que entra en su casa riñendo para
que no le riñan: me arguye porque no he defendido
las comedias lastimeras, en especial la
Misantropía, quando nunca he pensado en tal cosa,
sino en probar que la del Gusto del dia es mala,
malísima, nula: me tacha de que me alabo, porque
he dicho que sé hablar en la lengua de mi abuelo,
sin reparar en que lo contrario seria ser muy
necio: trata de triquiñuelas las faltas groseras
que indico en el lenguage de la tal comedia,
haciendo ver que su autor ignora su propia lengua,
y pasa sin contextar convencido de mi razon: me
trata de adulador porque digo que el Café de
Moratin, á quien no conozco, es buena comedia,
reprehendiendo el admirar lo digno de admiracion:
me llama envidioso, olvidado de que soy Pedro
Rico, envidiado de todos por mis coplas, y por mi
fama; y últimamente, sobre la comedia de vmd. dice
tantos y tan descabellados desatinos, que no sé
como vmd. ha tenido valor para dexarlos publicar.
¿Conque ya se acabáron los magueristas porque vmd.
los ha puesto en ridículo? ¿Conque eran infinitos
los que, como su Marques de la Bombonera, decían:
prebuanza, maytresas, sobrelas, impitoyable,
vucharman joli creatur y badinage; y ya ninguno lo
dice porque vmd. les chafó la guitarra? ¡Cosa mas
rara! Yo creia que jamas había habido sino hombres
afrancesados que, con palabras castellanas y una
sintaxîs francesa, corrompian nuestra
lengua; pero ya sé que habia muchos que hacian un
potage de palabras mal pronunciadas en francés é
italiano, con su mezclita de arcaismos
castellanos, que no los entenderia el mismo
lucifer, y que vmd. con su comedia los ha
desterrado del mundo español. ¡Viva el Hércules
que ha logrado aterrar tantos Cacos! ¡Vivan las
comedias que producen tan buenos y útiles efectos!
Ya por fin no encontraremos quien nos embista con
sus gafas; quien nos saque los ojos con la cola de
su frac; quien nos salude con un citoyen, salud y
paz; quien nos arrastre por el brazo con un :
alon, partamos, mon amí; quien nos empalague con
un: obligatisimo mio caro padrone, y quien corte
nuestro vivir con un dó quier. Habrá sí españoles
verdaderos, hombres de seso y de fina educacion,
que nos regalen con un par de coces; que nos
admiren con la seriedad del burro, y que nos hagan
honor con descubrir en nuestro teatro el origen de
las bellísimas piezas francesas, así como el Cid,
que con tanta boca abierta (tales eran los
bostezos) acaba de oír nuestro público. Tales son
las conseqüencias que se sacan del modo de
reflexîonar de su vocinglero amigo. Pero ya se ve,
¿qué podia vmd. esperar, de un defensor de esta
clase, fiándose en su parla y talento, y no en su
pulmon y su palo? Quedar mas en descubierto. Así
es, que el pobrete, metiéndose á criticar las
palabras y frases de mi carta, por el lado de la
propiedad y de la gramática, tacha la expresion de
echar una mano por el prólogo, porque no sabe que
en la caza se echan manos por la tierra donde hay
liebres; y tilda la palabra lenguage, porque no ha
visto su propia significacion, autorizada por la
Academia Española. ¡Qué imprudente presuncion!
Amigo, vmd. no crea, ni pase jamas por lo que diga
esta clase de gentes. Ellos vienen á mí, y me
exâltan contra vmd. Van á vmd. y le exâltan contra
mí: nos enredan, nos comprometen en guerras
literarias que no entienden, y despues van á la
puerta del Sol á saciar su pasion favorita de
vocear y de fanfarronear, vendiéndose por
protectores nuestros alternativamente, quando no
son dignos de oir ni aun nuestros desbarros. Ya ve
vmd. lo que ahora le sucede: ese voceador ceñudo
ha tomado la mano para defender á vmd. y ha
logrado solo ponerle mas en ridículo. Si vmd. no
se hubiera tan ciegamente creido de él, habria
deshecho con la mayor facilidad todos mis reparos
críticos, y tenia asegurado el lauro; porque en
verdad, lo conozco, toda mi crítica es una
fruslería, como puede convencerse
qualquiera con solo leer mi carta. Dexémosla pues,
al juicio del público, y seamos amigos en lo
sucesivo. Yo lo quiero ser de vmd., y para ello he
compuesto á su imitacion una comedia intitulada:
El Olfato de la Noche, con el objeto de purgar la
Sociedad de algunos abejarucos que nos quedan
despues de los magueristas y demas fantasmas que
vmd. ha desterrado: tambien la he leido á unas
señoras vecinas mias, y quando no las he
encontrado en casa, se la he encajado á la criada,
de quien he recibido mil elogios; y despues de
estas pruebas, las mas seguras como vmd. sabe,
solo me falta que la apruebe vmd. para creer yo
que es la mejor de todas. Si vmd. acepta, me dexo
de críticas para siempre jamas, porque la
experiencia me hace ver que nada se consigue con
ellas, sino dar fama al criticado, haciendo
conocer sus obras. No á todos se puede persuadir
que son malas, y el autor siempre gana, y el
criticador pierde. No lo dude vmd. ”La critique ne
sert qu’a rendre un fat illustre.” Esto se ha
dicho siempre, y es una verdad tan incontrastable,
que me arrepiento de mi manía crítica, y desde
este momento diré, si vmd. quiere, y á pesar de
todo el mundo, que su comedia el Gusto del dia es
la mas preciosa de quantas se han escrito y se han
de escribir; su locucion correctísima; su estilo
propio y acomodado á las situaciones, y por último
que es capaz de aniquilar al mismo Kotzbüe si
llega á leerla y entenderla. Dios le libre de este
susto si es obstinado; mas si es dócil á la razon,
póngala quanto ántes en sus manos para que corrija
su manía lastimera. ¿Quiere vmd. mas? Pues, si
acaso, diré que apénas me llamo Perico. ¡Tal es mi
pesar de haberme metido á crítico! aunque no dexa
de ser para mí harto consuelo el no haber zaherido
á vmd. sino como poeta dramático, siguiendo en
esto al célebre satírico, que en ocasion igual
dixo de un hombre honrado, pero mal poeta: “Ma
muse en l’attaquant, charitable et driscrete, Sait
de l’homme d'honneur distinguer le poete." Si yo
hubiera seguido la costumbre de morder á la
persona ¡quál seria mi pena! Vmd. ha hecho lo
mismo que yo: ni se podia esperar otra cosa, de su
discreto talento; y así solo he sacado de la refriega algunas tarascadas que me
tira el valenton, conque estoy contento porque no
ha sido mas, como debia esperar de gente tan
grosera. Nosotros somos literatos y doctos, y
sabremos tratarnos en adelante como es debido.
Hasta tanto queda de vmd. El Traductor coplero
Pedro Rico.
OTRA CARTA.
La Petimetra en el Templo.Ebene 3
Brief/Leserbrief
Señor Regañon: No ha de ser
todo zurrar á los barbados, y que entretanto se ria muy
á su placer el bello sexô. Yo no sé si vmd. es devoto de
las hijas de Adan, y si esto le quita el valor para
descubrir sus travesuras; pero por si esto es así,
quiero sacar á vmd. de este trabajo, y hacerle ver que
no son ángeles, aunque lo parezcan, y que si no usan en
sus ataques de las armas de la lisonja, el obsequio, y
las demas de que se valen los hombres, saben estas
conseguir tal vez mas seguras victorias con frialdades
aparentes, con languideces, y sobre todo con emboscadas,
de que no está uno libre ni acogiéndose á sagrado. Para
prueba de esto no necesito mas que referir simplemente
lo que me sucedió á mí mismo dias pasados.
Pero ¿qué ha de suceder, señor Regañon? La madre
de la tal petimetra será una atolondrada, y, como si lo
viera, disputará los cortejos á su hija, y esta si por
desgracia se casa dará el mismo exemplo, y criará á sus
hijos en el mismo abandono. ¡Y que haya hombres que
puedan gustar de tales mugeres! Yo no deseo sino el dia
en que estas se vean despreciadas generalmente, que será
quando tengamos juicio, y estimado solo el verdadero
mérito, esto es, la virtud, la modestia y el pudor, y
este seria el mejor castigo, y el mas eficaz remedio á
tanta monería, á tanta indecencia, y á tantas otras
cosas. Vea vmd. señor Regañon, si uno de estos modos de
pelear no es temible, y si una emboscada de estas no es
mas peligrosa que un ataque descubierto, y procure poner
remedio como lo desea su amigo Diógenes.
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Allgemeine Erzählung
Ya habia oido yo
decir á algunos prácticos que todo el estudio de
las mugeres se reducia á atraerse las miradas y
atencion de los hombres, pero creia buenamente que
esto á lo mas podia pasar en un concurso profano,
como la opera, la comedia ó el bayle. Extrañaba,
es verdad, y mucho, el ver que una muger se
presentase en el Templo, y aun al tremendo
Sacrificio, con el mismo atavío, con la misma
desnudez, con la misma desenvoltura, y aun tal vez
con mas inmodestia que en el paseo; pero creia que
esto no era mas que falta de reflexion y ligereza,
hasta que me desengañé por mis mismos ojos. Aunque
no gusto de hallarme en grandes concursos en el
Templo, entré un dia por accidente en uno, que por
su situacion es muy concurrido á ciertas horas:
busqué un sitio retirado, pero en vano, y saliendo
á celebrar el Sacerdote, tuve que acomodarme donde
estaba: me hallé rodeado por todas partes de
petimetres, y lo que aun es peor, de una cáfila de
señoritas que parecian unos ídolos; procuré
recoger todos mis sentidos, pero me
fué imposible absolutamente el parar la atencion,
porque el breve rato que duró la misa, no hubo
momento en que no se oyese ya rechinar una caxa de
tabaco, á que respondia puntualmente otra, ya
levantarse, sentarse en un banco, recostándose
sobre el codo, y poniendo una pierna sobre otra;
ya toser sin gana, pero siempre con repeticion de
eco; ya sonrisitas, miradas, saludos, y otras
doscientas irreverencias: todo esto era malo, pero
lo mas cruel fué el que á una de estas petimetras
se le antojó sin duda el atacarme á mí
directamente, y llamar toda mi atencion, que fué
buena ocurrencia, porque confieso á vmd. entre
paréntesis, señor Regañon, que yo no tengo nada de
bonito, ni de repulido: empezó pues la susodicha á
jugar de las manos, á disparar miradas, á
evolucionar con su abanico, á componer y
descomponer la diminuta mantilla, á volver y
revolver la cabeza, y en fin, á hacer tantos y tan
diferentes visages, que no me fué posible dexar de
mirar al tal molino de viento, y por mas señas,
que al paso vi en su abanico ciertas figuras que
no eran muy propias de aquel santo lugar, ni muy
convenientes á la decencia y al decoro de una
muger honesta. Lo cierto es que ella se salió con
quitarme la atencion, y distraerme enteramente,
bien que en mi concepto no consiguió la victoria
completa, pues en vez de enamorarme con sus
monadas, y de darme alguna idea de su mérito, solo
consiguió el que yo la graduase de demente, el que
detestase su indevocion, y el que lleno de lástima
de un ente tan miserable saliese del templo á toda
priesa haciendo mil reflexîones melancólicas
acerca de la educacion de nuestras jóvenes.
OTRA CARTA.
Las Mugeres.Ebene 3
Brief/Leserbrief
Señor Regañon: Hay tanto que
regañar en el dia, aunque nunca habrá faltado, que
encuentro disculpa en que no haya vmd. hablado del
asunto que intento recordarle, y en esto tiene vmd.
fortuna, pues si no la hubiera encontrado no dexaria de
regañarle por esta falta, pues á la verdad seria notable
si no le disculpasen el corto tiempo que hace que está
en su severo empleo, y lo bien ocupado que le lleva.
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A la verdad, si se
reflexîona sobre los motivos que á todo hombre de
honor deben excitar á hacer alguna correccion, que
tal vez pueda producir buenos efectos, apenas se
hallarán otros mas justos que el detener el torrente
que destruye las costumbres, y destierra la virtud
de la sociedad. ¿Y hay torrente mas impetuoso, y que
mas estragos haga en las costumbres, que la
frivolidad y perversidad de las ocupaciones de la
mayor parte de las mugeres de nuestros dias? Si se
va á los paseos, si se asiste á los teatros, si se
pasa por las calles, si se visitan los templos, y se
freqüentan las casas, en todas partes se ve con
dolor de los buenos que las mugeres son de gran peso
á la sociedad, y parece no estar destinadas á otra
cosa que á corromper las costumbres. Tal vez
parecerá inmoderada esta proposicion; pero ¿de qué
sirviera que yo la moderase, si en público la
prueban muy justa las acciones de las mugeres?
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Fremdportrait
Entremos si no por
un momento en la casa de un infeliz padre de
familias; y contemplémosle rodeado de su buena
esposa y de sus bellas hijas, de estas del gran
tono. Aquella sin acordarse de éstas no tiene mas
ocupacion que bostezar á las diez y media de la
mañana, vestirse á las once, adornarse lo bastante
para parecer bien, sin que se juzgue adorno,
sentarse en el blando sofá hasta las dos, y
recibir las visitas de los jóvenes frivolos, que
engañados de sus afeytes, la creen lo que
realmente no es: come despues, duerme la siesta, y
se prepara á la grande ocupacion, que es el
tocador: empeñada en seguir todos los artículos de
la moda, y precisada á desmentir su edad con el
aparato de los adornos y afeytes, consume las
horas mas preciosas en esta frivolidad hasta
presentarse en el paseo á llevarse las atenciones,
y en la tertulia á escuchar los cumplimientos y lisonjas de los que han sido
alucinados por tan bella perspectiva. Las bellas
hijas que tienen tan buena maestra, concurren por
su parte á dar el debido honor á su querido papá.
Una excesiva delicadeza, una ilimitada vanidad, un
luxo inmoderado, una aficion decidida á los bayles
profanadores de la honestidad que se usan en el
dia, he aquí su carácter y el de todas las damas
del gran tono. Tienen mucho esmero en proveer la
casa de gasas, blondas, lantejuelas, y demas
baratijas, que á los dos dias de compradas ya no
tienen valor el mas mínimo. Penetradas de la justa
idea de dar honor á su querido papá, y no perder
la dignidad del elevado puesto que ocupa en la
nacion, y conociendo quan útil es para eso
presentarse con brillantez, no pueden sufrir que
otra las iguale en su tren, y basta que otra se
presente como ellas para arrojarlo todo al
momento, ó quando ménos para darlo á una criada.
¿Y el padre? ¡Infeliz! Sus haciendas las ve
convertidas en plumas, gasas y cintas: sus
trabajos, sus vigilias, apenas dan lo necesario
para toallas de Venus: sus riquezas en fin, las ve
trasladadas á la tienda del astuto extrangero,
quien al paso que sabe muy bien excitar el antojo
femenil con sus perjudiciales invenciones, se
aprovecha de la ilimitada vanidad de este sexô
para hacer tesoros que despues traslada á su
nacion con grande utilidad de ella, y perjuicio
imponderable de la nuestra. Pero las damas del
gran tono ignoran estos perjuicios porque ó no
saben leer, ó si lo hacen alguna vez, no es en
libros que las ilustran, sino en versos y novelas
que las acaloran la imaginacion con la pintura de
una felicidad ideal y quimérica, y acaban de
pervertirlas. Insensibles á las desgracias y á las
justísimas reprehensiones del padre de familia que
ve consumidas sus riquezas, destruidas sus
haciendas, y sin recurso para acudir á las
necesidades de su casa, cada vez aumentan mas sus
inmoderados gastos, hasta que decayendo
enteramente su reputacion y lustre, pasan de éste
al abatimiento y la miseria. Ved aquí una familia
arruinada por los caprichos de una muger.
