El Filosofo à la Moda: Número XXXI
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Número 31
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Leccion LIII
A los seductores de los jóvenes.
Zitat/Motto
Perfide; sed duris genuit te cautibus horrens
Zitat/Motto
Caucasus, Hircanæque admorunt ubera tigres.
Virg. Æneid. IV. 366.
Metatextualität
Solícito en dexarlo todo, quando se trata de socorrer, aunque levemente, á mi próximo, particularmente á los infelices, quiero publicar la siguiente carta, que he recibido pocos dias hace: está tan bien puesta, que no he mudado una palabra.
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Brief/Leserbrief
Señor Filósofo.
“Me lisonjeo que no solamente tendrá Vmd. Compasion del estado infeliz y doloroso en que me hallo, con otras muchas de mi sexô, sino tambien procurará remediarlo. Asimismo confio no quedará Vmd. escandalizado de una flaqueza humana, ni creerá que mi fin es justificar mi imprudente y pecaminosa conducta, ni tampoco disculparla ó paliarla. Estoy bien léjos de pensar en eso: sé que en algunas de sus Lecciones Vmd. ha censurado con mucha eficacia á las personas reas de semejantes delitos.
Suplico, pues, á Vmd. advierta á los culpados no hay cosa mas indigna que su proceder. Me parece ciertamente que el autor de mi desgracia conocerá que Vmd. habla en derechura con él. Los consejos de Vmd. acaso podrán empeñarle á que se oponga al atrevimiento de sus compañeros. ¡Quán dolorosa y cruel es la suerte de semejantes mugeres infelices, viendo que los hombres se jactan de lo que constituye nuestra vergüenza y nuestra desgracia! Vmd. tiene el arte de hacer detestables costumbres tan odiosas: procure Vmd. pues, por amor mio, y por el de tantas desdichadas como yo, que no se atreven á confesarlo, procure Vmd. le suplico encarecidamente, manifestar, que no es cosa ménos indigna en un hombre jactarse de los favores recibidos, y denigrar así la reputacion de nuestro sexô, que lo que seria recibir un mentis á una bofetada, sin darse por sentido. Del número de las que se leen las Lecciones de Vmd. es
LESBIA.
PD. Sufro mi desgracia con tanta mayor impaciencia, porque justamente el Miércoles pasado recibí públicamente otra afrenta. Me repito, &c.”
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Allgemeine Erzählung
Apénas habia cumplido los diez y seis años, y me hallaba (si es lícito decirlo) en la flor de mi hermosura, quando un vil y pérfido traydor vino á galantearme, y con promesa de casamiento me hizo la mas infeliz de todas las mugeres. Despues de haberme seducido, y empeñada á dexar á mis padres, aunque son personas de consideracion y de honor, me abandonó en ménos de tres meses. Entretanto ellos no querian volverme á ver, ni oir hablar de mi; y puedo decir que entónces me hubiera muerto de hambre sin duda, si no huberia hallado piedad en una buena muger, que habia sido criada de nuestra casa. Pasé muchos trabajos, particularmente ínterin tuve en mis entrañas el fruto de mi debilidad, y de la indiscrecion de un malvado: mas finalmente fué Dios servido liberarme de aquel estado infeliz y miserable. Un Caballero de muchas circunstancias me vió, me quiso, y se casó conmigo. Inmediatamente me reconcilié con mis padres, y ahora pudiera vivir tan feliz en mi nueva situacion, quan desdichada era ántes, si en el mundo no hubiera una cierta clase de almas viles que empozoñan toda mi felicidad. Vivo persuadida que Vmd. cuyo oficio es consolar a los afligidos, y censurar los vicios, se servirá reprehender en alguna de sus Lecciones á gente tan ruin, haciéndoles ver que es una gran sinrazon la suya en tratarme mal. Van á cumplir cinco años que estoy casada, en cuyo tiempo no hago memoria de haber salido de casa una vez siquiera sin el consentimiento de mi esposo. Obligada á ceder á las importunidades de varias parientas de mi marido, salgo mas de lo que quisiera, y aun contra mi voluntad: aseguro á Vmd. me cuesta una agonía mortal todas las veces que pongo los pies en la calle. Aquel hombre, ó mas bien aquel monstruo se halla en todos los parages adonde voy, de modo, que parece se lo están soplando al oido. ¡Ruin y vil! Porque no quiero admitir sus abominables visitas y sus citas exêcrandas, hace todo lo posible para deshonrarme. Me dexó destituida de amigos y de dinero, ni se dignó informarse jamas de mi persona, hasta que por mi desgracia me vió adornada de joyas en un paseo. Entónces se renovó su pasion, y pretendió darme á entender se arrepentia del mal trato que me habia dado; puso en práctica todos los artificios que le habian valido en otro tiempo, y á pesar de que no halla correspondencia, me persigue en todas partes. Mas no imagine me seducirá otra vez: aborrezco y detesto su pasion indigna, y por lo mismo que él conoce mi intencion, no dexa de infamarme en quanto le es posible, ya sea que lo haga por diversion, ya por despecho. Me sigue los pasos siempre en compañía de varios monstruos amigos suyos, hoy con unos, mañana con otros, y á todos les ha contado nuestra aventura infeliz, de modo, que en el dia ya no es un secreto entre ellos, y por tanto les parece tienen derecho á familiarizarse conmigo. Si me saludan, y les respondo por un acto de política, se toman ciertas libertades que me causan mucho sentimiento, y escandalizan á las Señoras que van en mi compañia; si no los miro, ó los desprecio, se irritan, y fingiendo hablar en secreto entre sí, dicen en alta voz: es una tal . . . . .es una qual . . . . . y hacen mil gestos y contorsiones, hasta que toda la gente se me queda mirando, y yo corrida. No es esto solo: inventan mil falsedades en mi perjuicio, fundados en la falsa mâxima recibida de los libertinos, que aquella que fué liberal de sus últimos favores con uno, puede franquearlos á mil.
Metatextualität
Sin duda convengo con las desdichada y amable Lesbia, en que es tan feo insultar á una muger en una situacion igual á la en que se halla, quanto recibir con tranquilidad un mentis ó una bofetada.
Es un argumento de villanía tolerar una afrenta sin manifestar resentimiento, y exponerse á recibir otras muchas. No es ménos baxeza insultar á una criatura que no tiene la fuerza suficiente, y no está en estado de poderse defender. Diga lo que quiera el libertino, que ha engañado y deshonrado á esta pobre Señora, y trátela con el nombre que se le antojare. No tendré escrúpulo ninguno en darle á él los de ruin, malvado. Un hombre que llega á herir á una muger, puede hacer cuenta haber perdido la reputacion con uno y otro sexô por toda su vida. No hay injuria, por atroz que sea, que pueda autorizar al fuerte para maltratar al débil. En la situacion en que se halla la pobre Lesbia no puede implorar el socorro de ningun otro, que con mas suavidad la procure una justa venganza de un insulto, mil veces mas cruel que una bofetada. Si ella pronunciara una palabra, no puede ignorar nuestro ruin que el esposo, un hermano, un amigo generoso se expondria á la muerte de buena gana para hacerle justicia.
Un ánimo noble, por muy encarnizado que esté contra su enemigo, apénas lo tiene en su poder quando depone todo resentimiento. Un amigo por zelos, ó por qualquiera desazon se ha alejado de la persona amada, no puede verla caer en la menor desgracia, sin llamar á su corazon una parte á lo ménos de primer cariño, y experimentar alguna conmocion. ¿Qué dirémos da la ingratitud de aquel que despues de haber olvidado los favores que con tanto anhelo ha solicitado, y con tanto enagenamiento recibido, puede insultar las desgracias que él mismo ha ocasionado, y divertirse con los tormentos, que han sido hijos de sus deleytes? Sola una criatura hay en el mundo que insidia las flaquezas de las demas, y triunfa de los males que causa con sus artificios; quien la imite no dexará de recibir el pago algun dia.
En fin, remito mi hermosa correspondiente á la direccion de su prudencia y de su modestia: abandono á su enemigo y á todos sus cómplices á los remordimientos de su corazon, y concluyo esta Leccion con un exemplo muy memorable de la venganza que una Dama Alemana tomó de un amante infiel. Puede servir para hacer ver que la pasion mas tierna produce los efectos mas terribles, quando se ha convertido en odio, y tambien para apartar á la juventud de los amores ilícitos. Aunque la aventura tiene aspecto de novela, sé de fixo que verdaderamente ha sucedido.
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Allgemeine Erzählung
No hace muchos años que un Caballero Polaco se hallaba en Viena, y una noche le sucedió el contratiempo de matar á un hombre en una calle pública. Huyó al sagrado de una Iglesia, y quedó sorprehendido, hallando la puerta abierta. Tuvo valor de entrar en ella, y de acercarse ácia un poco de resplando que creyó ser de alguna lámpara; pero no fué poco su espanto al ver á una muger disfrazada que salia de un sepulcro con un cuchillo ensangrentado en la mano. Se acercó al Caballero, y le perguntó: ¿á qué habia ido á aquel lugar? El Caballero creyendo que era algun espíritu, no ocultó nada de lo que le habia sucedido; y ella entónces le dixo estas palabras: “Extrangero, tu estado es igual al mio: he cometido un homicidio como tú: sabe que soy una Dama de familia esclarecida: un vil y pérfido que me habia deshonrado, se jactó de ello. Esta tarde le he hecho matar por medio de un asesino; pero no contenta de haberle sacrificado á mi venganza, he logrado que el Sacristan de esta Iglesia me permita entrar en este sepulcro, donde le pusiéron dos horas hace, y acabo de arrancarle las entrañas y su iniquo corazon, que quiero tratarle segun merece.” Al decir esto lo cortó en mil pedazos, y lo pisoteó con increible furor.