Cita bibliográfica: Anónimo (Ed.): "Número XXXII", en: El Filosofo à la Moda, Vol.2\014 (1788), pp. 201-212, editado en: Ertler, Klaus-Dieter / Hobisch, Elisabeth (Ed.): Los "Spectators" en el contexto internacional. Edición digital, Graz 2011- . hdl.handle.net/11471/513.20.719 [consultado el: ].


Nivel 1►

Número 32

Leccion LIV

A las Jóvenes en Edad Competente
para el Matrimonio.

Cita/Lema► Exsuerint sylvestrem animum; cultuque frequenti
In quascumque voces artes haud tarda sequentur.

Virg. Georg. Lib. II. 51. ◀Cita/Lema

Nivel 2► Metatextualidad► Hace poco mas de una semana que recibí una carta que trataba de amores; por lo que la entregué á un discípulo mio muy hábil, que mantengo únicamente con el fin de que se haya de dedicar á los asuntos de esta naturaleza: me la ha vuelto con sus reflexîones, y creo deber comunicar uno y otro al Público para su diversion. ◀Metatextualidad

Nivel 3► Carta/Carta al director► Señor filósofo.

Los varios asuntos que Vmd. [202] ha tratado en sus Lecciones, indican que sabe de todo. No dudando será práctico en amores, pues tambien de éstos ha hablado, recurro á su favor para que se sirva ampararme en la crítica y cruel situacion en que me hallo, no habiendo podido hasta ahora encontrar medio para salir de tanto enredo, á pesar de lo mucho que ha discurrido mi imaginacion en mas de tres años que hace que estoy en tormento. Tengo dos amantes, mis humildes y rendidos apasionados: al uno le miro con mucha indiferencia, aunque no le aborrezco; el otro ocupa todo mi corazon. El primero tiene fama de hombre de juicio, y es de aquellos que gozan toda la estimacion del sexô masculino: el otro, que tiene la fortuna de haberme alucionado, es considerado por los hombres como un necio desvanecido; pero las Damas le fa-[203]vorecen. Si yo me caso con el hombre de mérito, daré gusto á mis padres, que así le llaman, y estaré mejor, respecto á las conveniencias y bienes de fortuna. Mas con mi querido galan me lisonjeo seré feliz, aunque no me pueda dotar en nada, pues si Vmd. lo conociera, veria que es como una plata, y me diria tengo razon. Por lo que quisiera me dixese, si debo consentir en pasar desasosegada toda mi vida en compañía de uno, á quien no amo como era necesario para un caso semejante, ó con otro, á quien quiero mas que á mí misma, contra el qual se hacen reflexîones y objeciones, á mi parecer de muy corta conseqüencia. Yo estoy dispuesta á seguir su parecer, y me inclino á creer que en un asunto tan serio, y de tanta importancia como es el matrimonio, no querrá Vmd. empeñarme contra mi inclinacion. [204] Quedo á las órdenes de Vmd. &c.

Ligera.

P.D. Me olvidaba decir á Vmd. que mi amado dueño siempre es de mi parecer; y á la contra, al otro le parece tiene espíritu y viveza igual á la mia; nunca acaricia á mi perrita, y tambien suele tener el atrevimiento de contradecirme quando cree que no tengo razon. No hace media hora que ha sostenido en mi presencia contra mi dictámen, que los lunares en las sienes es una putería: ya ve Vmd. que es rara la muger que en el dia no los lleva, y él no tenia razon de decir eso, particularmente porque yo, siguiendo el exemplo de las otras, los llevo tambien: solamente por este agravio merecia no le volviera á ver el rostro. ◀Carta/Carta al director ◀Nivel 3

REFLEXIONES DEL DISCÍPULO.

Nivel 3► Metatextualidad► Persuadido sea mi obligacion seguir mas bien el parecer de los padres que el de la hija, quiero presentar á la hermosa correspondiente de mi Señor Maestro algunas reflexîones, que pueden disponerla poco á poco á abrazar el parecer de aquellos que debe respetar y obedecer: y al mismo tiempo procuraré convencerla, que no es imposible llegue el dia, en que tenga amor y ternura al mismo sugeto que hasta ahora ha mirado con indiferencia, ó para servirme de una máxîma antigua, recibida en las familias, no dudaré asegurarla, que si se ha casado ántes de amar, el amor vendrá despues. ◀Metatextualidad

La única objecion que esta Señora ha insinuado contra el honrado Caballero que la pretendia por esposa, es la falta de complacencia, y me parece que si se allanase á [206] condescenderla algun poco, seria muy bien correspondido. De esto concluyo, que á pesar de lo que uno y otro pueden decir, son efectivamente mas amigos de lo que imaginan. Casi no se puede determinar si los enamorados se complacen mas en hablar alegremente, ó en reconvenirse recíprocamente con quejas. La Señora Doña Ligera puede recapacitarse, y volver en sí misma, para ver si su deseo es una secreta vanidad de exponer á este hombre de entendimiento á hacerse ridículo. Aseguro desde luego que esta Señora no podria tener mayor satisfaccion, si pudiese reducirle á la desesperacion, y obligarle á decir que se daria la muerte, ó si v. g. le viese hacer ademan de arrojarse en un rio, para convencer al mundo del excesivo cariño que la tiene. Mas ¿esta Señora no considera que su amante puede haber conocido sus vanas ideas, y que acaso todos [207] sus pasos y acciones serán dirigidas á pagarla en la misma moneda? Nivel 4► Relato general► Me acuerdo de una jóven hermosa llena de viveza y de astucia, que hizo conocimiento con un Estudiante acabado de salir del Colegio, y le trató como si hubiera sido un insensato, un bruto, á pesar de que era hombre de un talento extraordinario. Quando le hubo cogido en sus lazos, le volvió las espaldas, y no hizo mas caso de él. Se divertia con otro ú otros, y estando él presente no tenia reparo en tomar de quando en quando algun polvito de sus competidores, y para darle mayor tormento, dicen que al acercar la mano á la caxa, les tocaba el dedito auricular. El Caballero, que era hombre teórico, pero poco práctico en el arte de amar, se desesperaba, y ya que no la podia hablar á solas, la escribia billetes; mas ella ó no le respondia, ó ponia quatro renglones mal escritos y de peor orto-[208]grafía, que en lugar de satisfacer á los deseos de su amante, le daban mas á entender la indiferencia con que se le miraba. Padeció el pobre muchas congojas, y estuvo á pique de echarse en un pozo; mas la Filosofia que habia estudiado le libertó de este riesgo, haciéndole reflexîonar el vacío de su pasion indiscreta. Para esparcirse un poco se dió á criticar la presuncion, la vanidad y el poco juicio de una cierta clase de mugeres, pareciéndole heria sensiblemente á la que le causaba desasosiego, y que se vengaba de ella: satirizó particularmente á aquellos contemplativos que en sus rendimientos y sumisiones aumentan el desarreglo y arrogancia de las Damas, y tienen solos la culpa de su mala conducta. Mas al cabo de cinco meses, á pesar de las injurias que se habian dicho, y del encono que recíprocamente se tenian, la jóven dixo al Caballero, que para tal dia se [209] hallase en una quinta, distante media legua del lugar donde vivian; pero él acostumbrado á sus chistes, tomó un camino diametralmente contrario. Quando despues de algunos dias vueltos al pueblo se encontráron, se diéron sus quejas; mas despues de una semana se casáron. En el dia sus enemistades pasadas les sirven de diversion: no han conservado mas que aquella parte de amor verdaderamente sólida. ◀Relato general ◀Nivel 4

Las mugeres juiciosas, despues de algun tiempo de matrimonio, no tienen ambicion de verse rodeadas de muchos adoradores, hallan su satisfaccion en poseer el corazon de uno solo. Sé que las jóvenes tienen otras ideas, y no quieren ceñirse á tan poco terreno; pero quando la edad las ha sanado de su natural vanidad, y las ha hecho discretas, entónces su amistad regularmente se fixa en un objeto solo. De esto procede sin duda que el número de los [210] maridos que quieren entrañablemente á sus mugeres viejas y feas, es mucho mayor que el de aquellos que las aman en tiempo de su mocedad. Así vemos rara vez á un matrimonio de 20 años, v. g. en desunion, al paso que las pendencias y riñas son diarias en los recien casados. (Mis lectores pueden aplicar, si quieren, esta reflexîon al otro sexô.)

Yo no me detendré en hacer ver que es necesario que el marido y la muger tengan un mismo interes, y que trabajen de acuerdo en la buena educacion de sus hijos: solo observaré de paso, que los casados son mas fervorosos en la amistad, y mas tenaces en el odio, que los solteros y celibatos. Los favores y las recíprocas obligaciones que se deben suponer mayores en este estado que en qualquiera otro, no pueden dexar de llenar de reconocimiento las almas nobles y generosas: tampoco puede ser mayor su resentimiento, [211] quando se ven despreciados y maltratados por una persona, de quien no merecen mas que amor.

Mi Señora Doña Ligera debe tambien reflexîonar, que si hay muchos defectos ocultos ántes del matrimonio, hay del mismo modo muchas buenas calidades, que no se descubren sino despues. Se puede añadir el efecto ordinario del uso y de un trato continuo, de donde nace la amistad y el cariño entre dos personas. Se me previene una reflexîon muy delicada de un amigo, el qual cree que un marido puede asegurarse del amor de su muger, quando ésta se vale de sus expresiones, repite sus dichos, ó imita sus modos. Esta imitacion causa un secreto gusto á todos aquellos á quienes se dirige, porque encubre una adulacion inocente, y lisonjea mucho el principio dominante del amor propio. Es cierto que quando los casados viven en recíproca estimacion, no [212] solamente contraen el ayre y los modos el uno del otro, mas tambien el mismo espíritu y las mismas ideas. Algunos pretenden que las facciones del rostro del marido y de la muger llegan á parecerse despues de algun tiempo.

Suponga, pues, la hermosa correspondiente de mi venerado Maestro, que al cabo de dos ó tres años el cuerdo Caballero que se la propone por marido tendrá mucha semejanza con sus modos, con sus palabras, y aun con sus facciones, porque la querrá de veras; mas nada de esto debe esperar de su hermoso Galan; me parece demasiado amante de sí mismo; querrá ser imitado, y no imitar. Apelo ahora al juicio de la misma Señora para que decida: ¿Si el sugeto que mas se la parecerá, será ó no mas hermoso? ◀Nivel 3 ◀Nivel 2 ◀Nivel 1