El Pensador: Pensamiento LXXXIII
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Pensamiento LXXXIII
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¿Quién creyera, que los hombres mas
sérios, y estudiosos havian de tener tambien sus necedades, que
à veces los pusiesen al nivel de las personas de menos talento?
Pero ello es, que en punto de simplezas, todos estamos alojados,
si no en un mismo piso, en una misma casa, y la diferencia solo
está en mas, ò menos piezas, mas, ò menos luz, mejores, ò peores
vistas, y mayor, ò menor numero de escalones. Los ignorantes
aborrecen por lo comun à las letras, y à los literatos; y en
esto guardan consequencia. Muchos sabios, que hacen sus delicias
de la Philosophía, montan en cólera quando oyen philosophar à un
hombre con peluquin. Si creen, que los que usan de
este adorno están destinados à ser caballos de coche, tambien
ván consequentes.
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No es pequeña
simpleza la de estos literatos, que no pueden sufrir se
instruyan en las Ciencias, y Artes, de que hacen profesion,
los que no se dedican unicamente à ellas, ni han logrado un
bonete, y borlas de Doctor; pero aun es mas gracioso oir à
uno de estos Reverendos Señores pronunciar con mucho
magisterio, y circunspeccion, que España está perdida desde
que los profanos se han introducido à Theologos, y
Philosophos, y desde que los hombres, que viven entre el
tumulto de los negocios, se dedican al estudio.Vé aqui una
maxima admirable para formar una Nacion de perezosos, y
desaplicados; y si fuese segura, los que
consumen enteramente su tiempo en la comida, el sueño, el
juego, el paséo, y la visita, tenian ganado el pleyto, y
deberian ser declarados por los mejores patricios. Quisiera
yo que me dixesen estos melancólicos señores en qué se
fundan para la oposicion que muestran, à que se instruyan en
sus profesiones los seglares. Dirán acaso (y este es su
grande argumento), que los mueve à esto su zelo por el bien
de la República Literaria: que los seglares, asidos à quatro
librillos de pasta, estrangeros la mayor parte, quieren con
un estudio superficial, que en ellos hacen decidir en todas
materias, aun las mas espinosas: que con esta ligera tintura
pierden el respeto à las Facultades, y à sus Profesores; y
finalmente, que si continúan en su manía de
instruirse, no quedará Facultad que no trastornen:
Está muy bien; ¿pero si este seglar ha hecho los
mismos estudios que V.mds.? ¿Si á la lectura de los libros,
que V.mds. manejan, junta la de otros, que no conocen, por
estar en idiomas estrangeros: si tiene mas aplicacion, si
posee un genio superior, si se halla con mayor oportunidad,
y sosiego, con libros mas escogidos, y con entera libertad
para emplear su tiempo en cosas utiles, no permitirán V.mds.
que se dedique á las letras? Temo, que con
todo me lo excluyan, porque les falta la barba. ¡Valgate
Dios por barba, y qué influxo debe de tener en las
Facultades intelectuales! Que los hombres que no han hecho
un sério estudio de nuestros Dogmas de Religion, no se
entrometan à disputar, ni hacer de Doctores en ellos,
enhorabuena: que el que no ha cursado en Leyes, no pretenda
entrarse sobre su palabra á defender un Pleyto, pues à mas
de que no se lo permitirán, dará pruebas nada equívocas de
insensatéz, tambien lo entiendo; pero que por no estár
condecorados aquellos con un cuello, una capilla, ò una
beca, y éste con un mantéo; no puedan instruirse en la
Theología, en que aprendemos el conocimiento
de Dios, y la doctrina de la Religion: en la Jurisprudencia,
que es la que nos dá nocion de nuestros derechos, y á cuyas
reglas debemos conformar nuestras acciones, esto es lo que
no alcanzo; y me engaño mucho, ò equivale á decirme, que
porque no soy ensayador, no me pertenece saber el valor de
la moneda. Hay ciertos actos, y exercicios vinculados à
determinadas profesiones: hayalos enhorabuena, pues ni estoy
mal con este orden, ni es mi deseo invertirlo. Sè muy bien,
que si un seglar, con peluca, y espada subiese al pulpito à
predicarnos, por mas Theología que supiese, y por mas que
estuviese versado en la lectura de Santos Padres, y
Expositores, sería justamente tenido por loco; pero si este mismo hombre emplease el fruto de su
aplicacion en elevar con mayor conato su espiritu ácia el
Criador, y en una mas exacta observancia de la Moral
Christiana, entonces fuera loco quien no lo mirase como un
hombre cuerdo, y estimable; y lo mismo digo de los que se
aplican á otras Facultades, en que el público halla
utilidad. Bueno fuera, que al célebre Bacon se le huviera
dicho: V.md. señor mio, es Baron de Verulamio, Vizconde de
San Alban, y Gran Canciller de Inglaterra: no podemos
disputarle, que su talento es extraordinario; pero en
calidad de Baron, de Vizconde, ni de Canciller, no le toca
philosophar; y asi ha hecho V.md. muy mal en introducirse á
tratar de la dignidad, y aumentos de las Ciencias, y debia haver guardado su Nuevo Organo, y demás
Tratados, dexando el cuidado de estos negocios á las
Universidades de Oxford, y de Cambridge. ¡Quán ridicula
huviera sido semejante advertencia! Pues esto mismo es en
substancia lo que pretenden estos señores. Que nadie, por
mas luces, por mas aplicacion, por mas genio que tenga,
llegue á pisar el santuario de sus Facultades, y que haya
unos manantiales de tal modo sujetos á su inspeccion, que
nadie pueda sacar una gota de agua sin su beneplacito. ¡Y
nos admirarémos luego que los Griegos ocultasen tan
cuidadosamente los mysterios de Ceres á los que no estaban
iniciados!
¿Dirémos que la Rusia está perdida? Si la instruccion
de los habitantes debiese producir este efecto, sería
consequencia legitima; pero por fortuna, la aprehension de
estos melancólicos señores carece de fundamento. La gloria,
y felicidad de las Naciones no tiene mas segura medida, que
la del punto de perfeccion, en que mantiene las Ciencias, y
los Artes. La Rusia, en el tiempo de la ignorancia de sus
habitadores, podia mirarse como un
vastisimo desierto, ignorado de mucha parte del Orbe, si se
comparaba con Athenas, pequeño terreno de la Grecia, que
cultivando las Ciencias, se havia hecho respetable, y
famosa. No tuvo Roma. Era tan florida como la de Augusto,
que sin disputa fué en la que mas brillaron las letras.
No debe inferirse de esto, que confundiendo clases, y
profesiones, aprendan unos las Facultades
á que otros están destinados, olvidando enteramente las
suyas. Se invertiria todo el orden de una República, si el
Labrador se dedicase enteramente á estudiar Jurisprudencia,
y el Togado á saber los ápices de la labranza. El principal
objeto de cada hombre debe ser siempre llenar aquella
ocupacion, que se ha impuesto; ¿pero cumplida ésta, qué
inconveniente puede haver en que el Ministro sepa los
defectos que hay en el modo de cultivar la tierra, para
corregirlos á beneficio del Estado, ni en que el Labrador
conozca las Leyes, que le son favorables, para rebatir la
ambicion del poderoso, que intenta despojarle de su
hacienda? Estoy distante de querer dár á nadie la ley.
Pienso como uno de tantos; y asi como los demás
están expuestos á errar, puedo tambien engañarme, y quizá
mas groseramente; pero, ò mi tontería es mayor de lo que
imagino, ò en la delicadeza de los literatos de profesion
hay notoria injusticia. ¿Què razon puede haver para que el
Theologo lleve á mal que el Medico estudie Theología, quando
el mismo Theologo suele estudiar Medicina, que nada tiene
que vér con su profesion? ¿Por qué el Medico se ha de enojar
de que aprenda el Mathematico el Arte de Hypocrates, quando
el mismo Medico estudia Mathematica, si se le antoja?
Injusto, y ridiculo sería un Juez, que procurando
escrupulosamente conservar entera su jurisdiccion, se
introdujese en las agenas; y esto es lo que sucede con los Profesores de letras. Cada uno quiere tener
derecho privativo en su Facultad, con exclusion de los que
no son miembros de ella, y al mismo tiempo introducirse en
las Facultades agenas. Concluyo, pues, que si la España está
perdida, como ellos dicen (lo qual yo no controvierto), no
creo que consista en que las gentes de capa, y espada se
apliquen al estudio de Artes, y Ciencias. Ojalá todos las
cultivasen en la debida proporcion. Ningun hombre puede
perjudicarse, ni dañar al Estado en adquirir el conocimiento
posible de Dios, y de las cosas divinas: en aplicarse al
estudio de la naturaleza: en saber lo que es justo, ò
injusto: en aprender el arte de conservar la salud, de
construir su casa, ò de hacer edificios
públicos: en conocer las leyes del movimiento de los
fluidos, y particularmente del agua, y el uso, y fábrica de
las máquinas conducentes á transportarla á diversos parages,
y alturas para las comodidades de la vida. Querer privar á
los seglares de estos, y otros conocimientos, es especie de
tyranía, y será tenida por tal, mientras no se demuestre,
que los trages tienen un influxo particular en las
operaciones del entendimiento.
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razones todas muy
poderosas, y à que pudieran añadir la que Luciano en
su Dialogo de Pamphilo, y Lycino presta à Diocles,
el qual se opone à que el Eunuco Bagoas sea admitido
à philosophar, y à enseñar Philosophía, por
necesitarse para esto de una grande barba.
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Huvo tiempo en que la
Rusia, sumergida en una estúpida barbarie, ignoraba
tan generalmente las Ciencias, que la
mayor que se conocia era la de leer, y escribir, y
aun esto se reservaba á ciertas clases. Sabemos, que
actualmente se cultivan las Ciencias, y Artes en
aquel Imperio, y que florecen en él varias
Universidades, y Academias, y entre estas la Real de
San Petersbourg, que ha empezado á hacerse famosa.
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El siglo doce, en que
reynaba el Calipha Almamon, fué siglo de Ciencias, y
tambien de felicidades, y conquistas para los
Arabes; y si es necedad creer, que las letras puedan
perjudicar al bien del Estado, no lo es menos
persuadirse á que pueda dañarle la aplicacion de sus
Individuos, en quienes reside el genio de la Nacion.