El Pensador: Pensamiento LVI

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Pensamiento LVI

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Letter/Letter to the editor

Señor Pensador.

Selfportrait

Yo soy hombre de una clase distinguida en Madrid, y gozo de bastantes bienes para mantenerme con decencia, y aun para hacer bien à otros, à quienes no ha cabido la misma suerte. He determinado casarme, y espero, que sea en breve; à cuyo fin estoy disponiendo todo lo necesario para practicarlo, como hombre de razon, y como Christiano.

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Una de las cosas, que siempre he mirado con horror, es el crecido, y ridiculo gasto, que ordinariamente se hace en ocasion de boda, y los afanes, que se toman muchos tontos, para comprar, à costa de su dinero, y de su fatiga, la critica, y la murmuracion. Segun el estado actual de nuestras costumbres, son tales, tantas, y tan enojosas las etiquetas de una boda, que casi no debiera casarse un hombre cuerdo por no sufrirlas. Lo menos es el ceremonial de pedir la novia, recibir su respuesta, tomarla el dicho, formar las capitulaciones, y otros semejantes requisitos; pues al fin, alguna formalidad debe preceder à este contrato; ¿pero dónde hay paciencia, que baste para el ceremonial, que se sigue luego? Lo primero que se presenta, son los papeles de aviso, y las visitas, dando cuenta de la boda: y Dios nos libre de que en esto haya algun descuido: la amistad mas íntima, y mas bien cimentada suele acabarse para siempre, por falta de una visita, ò un papel. Siguen luego los regalos, que se hacen à la novia, para cuya cuenta, y razon casi es precisa una Oficina. Debe haver lista de ellos en la casa, para servir de noticia, è instruccion à todas las personas, que vienen à verlos: debe haver tembien listas para todas las damas curiosas; y ha de quedar à lo menos un duplicado para que sirva de régimen à la novia, à fin de cambiar los frenos en las primeras ocasiones, que se presenten; y llamo cambiar los frenos al retorno de los regalos; pues yá se sabe, que esto se reduce à embiar à una señora el regalo, que otra hizo; si no es que alguna vez, por equivocacion, le buelvan el suyo mismo à las barbas. Interin dura toda esta algaravía, y precedidas las vistas, que el novio ha embiado à la novia, se hacen los vestidos de ésta, se adorna la casa, en que han de vivir, se trabaja en el trén, y se dispone lo demás conducente à llenar de verbo ad verbum todo el ceremonial; y luego sigue lo mas tonto, y ridiculo de la funcion, que es lo que me ha movido à dirijir à V.md. esta Carta. Llamase à un Cocinero de la nueva cocina, y à un Repostero, ambos de los mas famosos (si es que no tiene la casa estos oficios, ò si, por no ser del primer orden, necesitan asesorarse), y se ajustan la cena, y refresco, en que los impresarios no se quedan cortos. Es tiempo de regocijo, y ocasion de lucimiento, y no se repara. Esto sucede una vez en la vida, dice el que ajusta: dejenme V.ms. con lucimiento, y en lo demàs no hay que reparar. Asi aprietan la mano; y para gastar en un dia de estos quatro, ò seis mil pesos, no es menester ser un Duque. Los Cocineros, y Reposteros saben que no es sin ejemplar el estarse sin pagar un refresco, y cena de boda diez, ò doce años, con lo que se aníman à tirar un poco mas largo de lo que hacen por costumbre, è inclinacion, à fin que no les salga errada la cuenta. Convidase à todo el Genero Humano, que asi se puede decir, segun el crecido numero de gentes, que concurren: comen, beben, diviertense, dicen à la novia media docena de indecencias, con que suelen hacerla salir los colores à la cara, y luego se retiran muy contentos, no del festejo, sino de que llevan motivo de criticar. Por mas cuidado, que se ponga, por mas dinero, que se gaste, jamás falta sobre qué recayga la censura.

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Dialogue

Dicen que todo ha estado bueno (exclama una dama remilgada): Bien puede ser; pero lo que yo sé, es, que quise probar de un pastel de macarrones, y estaba helado. No puede negarse (dice otra muy preciada de critica) que todo ha sido magnifico; pero la bebida de fresa no es del tiempo: el sorbete de leche huviera estado mejor, si se huviera servido dos minutos antes; y los dulces no han sido con la abundancia, que yo me figuraba. ¿Abundancia? (replica otra señora), buena abundancia por cierto: muy escasos han estado, y con mucha miseria. La primera bandeja no pudo llegar hasta donde yo estaba, y la segunda apenas traheria unas tres libras de dulces: de suerte, que con ellos no pude cumplir con mis tertulianos, y fué preciso embiar à la Confitería, y bautizar los que me trajeron por de boda. Pero dejando esto aparte, ¿qué les pareció à V.ms. la novia? ¿No es verdad, que embestia con aquel vestido? Pues el aderezo, que tenia, no es cosa. Tal qual diamantillo tiene; pero lo demás son chispas, y todo ello de muy mal gusto. ¿Y el novio? ¡Jesus, qué hombre tan cerril! A mí me pareció que estaba espantado. El vestido, que llevaba, no tenia nada estraño; y los encajes, bien pueden ser de Inglaterra, pero parecen hechos en Ballecas. El adorno de la casa no estaba malito; sin embargo, hemos visto otros mucho mejores. Lo que me admira es, que no haya havido una buena alma, que les advirtiese, que yà no se usan las cortinas en pavellón. Ello es menester decir, que todo ha estado bueno; porque en fin, hay esperanza de que nos dén muchos bayles este carnaval; pero, si he de decir mi parecer, todo ha sido muy charro, y muy mezquino. ¿Y la musica, (dice un petrimetre) han visto V.ms. cosa mas ratonera? Es cierto, que musica, y bayle han estado muy donosos, y es dificil encontrar una tan grande porcion de hombres, y mugeres inutiles. Sobre todo, el minuet, que baylaron los novios, fué pieza original. Yo no podia contener la risa; porque se me figuraba, que estaba viendo aquellos perrillos vivarachos, que en tiempos pasados baylaban en el Theatro de la Cruz; y particularmente la novia era un retrato perfecto del perrillo de la bata.
Estas, y otras infinitas bachillerías, que es mas facil imaginar, que referir, se sacan de estos gastos, y convites. Gasta un hombre su hacienda, y à veces se empeña para toda la vida, para obsequiar à sus parientes, amigos, y conocidos, y luego éstos hacen armas del mismo obsequio para zaherirle, y criticarle. La experiencia me ha hecho vér en cabeza agena lo que sucede en estos casos. He visto comprar à muchos con su dinero, y afán la mofa, que se ha hecho de ellos, y no quiero me suceda lo proprio. Se burlarán tambien, si se les antoja; pero ni lo pagará mi dinero, ni mi comodidad.
Vé aqui mi plan. Precedidas las precisas, y respetables ceremonias de nuestra Madre la Iglesia, se juntarán los parientes de mi futura esposa, y mios, à quienes tendré prevenida una cena decente; pero frugal.

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Example

He oído decir, que haviendo convidado Socrates à cenar à ciertos hombres ricos, y pareciendole poco à su muger Xantippe el regalo, que estaba preparado para tales huespedes, le respondió el Philosopho: Si mis convidados son sobrios, y discretos, se contentarán con lo que hay: si son glotones, hagamos esta burla à su glotonería.
Ni creo, que esta respuesta fuese efecto de un ánimo estrecho, y miserable en Socrates, ni tampoco lo es en mí, ni es à la verdad mi ánimo, que reyne en mi mesa la escasèz, sino antes bien la abundancia; pero una abundancia bien entendida, y discreta, y no desproporcionada. Lo que no havrá seguramente será refresco, porque con los refrescos estoy muy mal, y les tengo una terrible ojeriza, por muchas, y buenas razones, que diré à V.md. en otra Carta. Me parece que estoy oyendo à V.md. decir: Este hombre debe ser algun miserable aváro, y toda esta conversacion vendrá à reducirse, à que no queriendo gastar, por demasiado apego al dinero, nos lo querrá vender como virtud. Tenga V.md. un instante mas de paciencia, que aun no he concluido mi plan. Al dinero, que havia de gastar, segun es práctica en hombres de mi clase, en refresco, banquete, y musica, he pensado dár mejor destino. Yo sè que hay una cantidad de pobres, que ha hecho recoger, ha alojado, y está manteniendo el Gobierno, y que hay tambien otros muchos entre nosotros, que no siendo susceptibles de aquel destino, padecen mucha necesidad. No puedo desentenderme de que unos, y otros son mis hermanos; y que si no me ha tocado su situacion, ha sido un beneficio mas, que he debido à la Providencia. En este concepto me parece preciso tener entrañas de pedernal para no compadecerse de su miseria, y contribuir à su alivio en calidad de hombre, de Christiano, y de buen Ciudadano. Se sabe, que una de las cosas mas recomendadas por Mahoma en su Alcorán es la limosna, y tambien es uno de los preceptos, que observan con mayor puntualidad, y fidelidad sus discipulos. Segun noticias veridicas, no hay dia en que éstos no repartan algunos alimentos à los pobres. En el dia primero de su ultimo mes distribuyen todos à los mismos una especie de diezmo de sus bienes en monedas de oro, y plata, granos, frutos, y bestias; y llega à tanto su caridad, que no solo sustentan por limosna pajaros, perros, y gatos, sino que tienen destinados Hospitales para ellos. ¿Pues qué verguenza será para nosotros, Christianos, no contribuir al alimento de nuestros hermanos pobres? A mas de esto, no creo nos sea permitido usar de los bienes, que nos sobran despues de mantenida la precisa decencia, para vanidades, y superfluidades; pues es lo mismo, que hurtarlos à la viuda pobre, al huerfano desamparado, al enfermo, y al anciano desvalído. Por esto he dedicado mil pesos para las arcas destinadas à la limosna de los pobres recogidos: otros mil entregaré al Cura de mi Parroquia para pobres de otra clase, y no menos necesitados; y mandaré al Administrador, que tengo en unos Lugares, de que soy Señor, distribuya por sortéo, con asistencia de la Justicia, otros dos mil pesos para dotes de diez doncellas huerfanas, y honestas. Aquellos pobres contribuyen con su sudor à mantenerme: son mi familia, y yo debo serles menos señor, que padre: los alivio en quanto puedo, y juzgo obligacion el fomentarlos, cumpliendo asi con lo que me dicta mi razon, y aun mi propria conveniencia. Este es el gasto, que, segun las leyes del mundo, me convendria hacer, y que quiero distribuir, segun las de Dios. Como todos los dias sucede haver algunos de mi esfera, que por pobreza, economía, ù otros motivos, se casan sin poma, ni fausto, esto es, en secreto, no podré ser conocido, aunque mi designio se publíque, y esto es lo que quiero. Burlaránse de mi avaricia, quando sepan que me he casado à la sordina; pero me importará poco. Estará contento, y satisfecho mi corazon, que vale mas que quantos elogios pudieran darme, si me arruinase por darles gusto; y procuraré hacer este corto obsequio à Dios, para que se digne echar su bendicion sobre mi casa. Suplíco à V.md. se sirva dár esta Carta à luz, por si acaso hay algunos, que reflexionando sobre la necedad expresada, tengan valor para ir contra el torrente de una costumbre tan necia, y se resuelvan à seguir el egemplo de un hombre, que solo cree cumplir una pequeña parte de su obligacion en este plan. Dios guarde à V.md. &c.

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Letter/Letter to the editor

Señor Pensador. Sin duda se acordará V.md. de que en sus anteriores Discursos dexó pendientes varios asuntos, y entre ellos algunos de bastante utilidad. Los estudios, que deben hacer las damas, y el cathalogo de su librería: las reglas, y observaciones sobre el gesto, y la declamacion theatrál, y sobre la composicion de los vicios, de que nuestra educacion anda comunmente acompañada; y otros quantos, que ahora no tengo presentes, se quedaron entonces en oferta, y se han echado menos. V.md. mismo, segun dixo en uno de sus Discursos, está persuadido à que muchas veces somos necios, y disparatados por mera malignidad, y muchas mas por ignorancia. Crea V.md. que en efecto es asi. Nuestras pasiones nos arrastran ordinariamente, y seguimos su ímpetu sin examen; pero con mas frequencia, y rapidéz, y aun mas ciegamente nos dexamos llevar de la costumbre, que hallamos establecida, y miramos como un camino llano, y seguro, hasta que la experiencia nos desengaña, y la propria, ò agena reflexion, viniendo à nuestro socorro, destruye el error, y por consiguiente nos hace vér medios mas oportunos.

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Heteroportrait

Una dama, que creía consistir todo su merito en poseer el gobierno ecónomico de su casa, y saber seguir con un poco de chiste una conversacion de modas, no era regular que tuviese ni aun deseos remotos de otra instruccion; pero desde el instante en que esta misma dama sabe que hay una especie de literatura, no solo compatible con su sexo, y ocupaciones domesticas, sino tambien indispensable para el trato de la vida civil, no lo dude V.md., esta muger procurará instruirse: conocerá quán ridiculo es querer ceñir las vastas facultades de su alma al estrecho circulo de lo que ordinariamente se entiende por gobierno de su casa, y familia; y solo faltará quien la dirija en la eleccion de las materias, que le son proprias, y en el methodo de cultivarlas.
Lo mismo sucederá en orden al cuidado de formar la juventud, y aun la infancia de los hombres: cuidado en que estriva la felicidad pública, como que de èl dependen las costumbres de las Naciones, la gloria, y salud de los Pueblos, y por consiguiente la duracion, y prosperidad de los Estados. No faltan padres, que conociendo la suma importancia de una buena educacion, la procuran à sus hijos en otros Países, à costa de gastos muy considerables. ¿Hemos de vivir siempre en este estado de mendígos? ¿Contentos con venerar à la famosa Athenas, y sometidos à su literatura, á su civilidad, y aun à sus caprichos, no sacudirémos jamás el yugo, ni elevarémos nuestros animos á imitarla, à lo menos, si no podemos excederla? Un rayo de luz ha amanecido yá sobre nuestros orizontes: solo falta que se propague; y esto no sucederá hasta que se establezca una buena educacion. El curso de la vida es tan penoso, que si en los principios no se apartan los obstaculos, que impiden hacer progresos, hay peligro de morir à la mitad de la carrera con el desconsuelo de haver vivido demasiado. ¿Y qué cosa mas vergonzosa para nuestra Nacion, que la triste necesidad en que creen verse algunos, de que sus hijos vayan à aprender las ciencias, y aun las obligaciones de buenos Ciudadanos, en un suelo forastero, al qual conservarán siempre el reconocimiento de aquellos beneficios? Este asunto prometido, y no desempeñado aún, es un vasto campo, en que puede V.md. manifestar su amor à la Nacion, reconociendo lo que sobre él se ha escrito en otros Países, escogiendo lo mas seguro, y oportuno, y exponiendolo al público, que seguramente se lo agradecerá. Tambien debe V.md. trabajar en propagar el verdadero gusto de los dramas, y particularmente el de la buena comedia, por ser ésta una escuela donde el Pueblo aprenderá insensiblemente, y con placer à modelar su conducta, y huir de los vicios, viendolos puestos en accion, y pintados con unos colores, que los hacen ridiculos, y despreciables. Esta labor puede ser muy util; y no lo será menos el tratar de la declamacion Theatrál: de las calidades, que constituyen un buen Actor; y de las decoraciones correspondientes à cada drama. Todo esto, y mucho mas, que irá dando de sí la materia quando se maneje, puede contribuir à dár un tono muy diferente à nuestros theatros; y deberá esperarse, que con el tiempo tengamos unos espectaculos dignos de gentes de razon, y discernimiento. Fuera tan ridiculo querer perfecto en un arte à quien ignora los primeros elementos de èl, como sería vituperable en el artifice despreciar estos principios, por entregarse sin tino á su fantasía. Nuestra Poesía está perdida de mucho tiempo à esta parte, y el mal gusto de los equívocos ha acabado de arruinarla. Se han figurado los Poetas un gran merito en usar de voces, y frases ambiguas, y han logrado con esto establecer una Poesía ridicula, y empobrecer el idioma, privandolo de cantidad de voces, y frases muy enérgicas, que no pueden yà usarse sin nota de bajeza, por haverlas envilecido este abuso. Tambien podia merecer esto alguna pincelada. Perdone V.md. que me haya tomado esta libertad, y sirvame de disculpa el ardiente zelo con que miro quanto me parece puede contribuir al bien de mi Patria. Dios guarde à V.md. muchos años.