Zitiervorschlag: Bachiller D. P. Gatell. (Hrsg.): "Número 9", in: El Argonauta Español, Vol.1\09 (1790), S. 65-72, ediert in: Ertler, Klaus-Dieter / Hobisch, Elisabeth (Hrsg.): Die "Spectators" im internationalen Kontext. Digitale Edition, Graz 2011- . hdl.handle.net/11471/513.20.634 [aufgerufen am: ].


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N. 9

Zitat/Motto► Ridiculum acri dulcius. ◀Zitat/Motto

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XVIII.

Ebene 3► Allgemeine Erzählung► Tres dias despues que el Argonauta habia llegado à Madrid del otro mundo, encogido por una fuerte melancolía que le acribillaba, salió à pasear con un Amigo: viéndole éste tan taciturno y macilento, procuraba llevarlo à los parages de mas concurrencia, como à la Puerta del Sol, Prado, Plaza Mayor, &c. mas él en sus tres de que no habia de dexar el tono triste con que habia salido; de modo, que el amigo casi enfadado le dixo: A este andar, en breves dias llevaremos à Vm. à Zaragoza, y sin quizá enjaulado como à D. Quixote: hombre de Dios ò del Diablo, ¿qué tiene Vm. que nada le divierte? Encogióse de hombros, y dió con esto la respuesta. Llevólo luego à una casa de gente de broza en uno de los barrios de la gente del bronce: entróle en una casa donde habia un bayle de candil, guitarra pandereta.Vamos à ver, le dixo, si con esto se le quita esa hipocondría. Baylaban cabalmente unas seguidillas, las que no disgustaron al paciente. Al concluir gritaron todos como es costumbre, bien parado, bien parado. Al oír esto le entró tal corriente de risa, que fué por demás. Ya que se hubo sosegado, preguntóle el Amigo que de qué se reía. Del bien parado, respondió, cosa que para mí es tan nueva como la lengua siria, que jamás he oido. A renglon seguido preguntó qué bayle era aquel. El amigo sorprendido, pasmado y admirado dixo: ¿Qué Vm. no ha oido nunca las seguidillas boleras? Pues esas son. A esto agar-[66]ró de nuevo la risa, pero con tal fuerza, que les fué preciso desocupar el puesto antes que se levantáse un temporal de los que suelen acontecer en semejantes parages, porque à un decir Jesus levanta un Manolo la mano, dá un manoton al candil, allá ván los truenos y lluvia de garrotazos.

Ya que se hallaron en la calle observó el amigo que el enfermo estaba un poquito mejor. A esto preguntó el Argonauta, ¿estas boleras de donde han venido? De los infiernos: qué sé yo de donde barrabás han salido. Supongo, que solo se cantarán y bailarán entre gente de esta catadura. No por cierto: No es en el dia marcial la que no las sabe cantar y baylar, sin separar las de más fuste. ¿Qué dice? Lo que oye. Las niñas del dia, el primer son y bayle que aprenden es el Bolero con el bien parado, y el manejo de las castañuelas. ¿Será creíble? ¿Qué tiene? ¿Ha oido Vm. alguna cosa del otro jueves? A mí se alegran hasta los entrecijos. Tambien me han gustado, y sobre todo aquello de bien parado. Pues en esto está el golpe y la finura, de modo que en parando ambos al punto que acaba el estrivillo, todo el mundo se reconcomia, y viene la celebracion. Si Vm. fuese à la Comedia, vería que el patio las hace repetir dos ò tres veces, y que el palmetéo es general. A la verdad, es cosa digna de toda atencion. Advierta Vm. que con las seguidillas ha venido tambien el peinado à lo bolero . . . . . Perdone Vm. ¿qué estos lazos de diferentes colores que llevan las Señoras en la cabeza à manera de mulas de carro, ò del toro de San Marcos, son à lo bolero? Pues. Tambien es del gremio la banda, los flecos en toda pieza, y otras mil monaditas muy graciosas que Vm. irá viendo. Se ha cundido el bolero de tal modo que ya no se oye más que Bolero y bien parado. Vm. tenga por cierto que à lo menos los fabricantes de flecos han hallado una mina con esta moda. Mañana verá Vm. en el Prado Señora que gasta tres andanas, pero tan saladas como las seguidillas. Bello, con esto me reiré mucho. Vamos claros, amigo, ¿qué le parecen à Vm. las se-[67]guidillas y todo lo que se llama bolero? Porque según entiendo es una grande friolera.

En mi sentir son rechusquísimas y desde luego andaría algunas leguas por oírlas cantar, y verlas baylar bien: es mucho cuento, mas me divierten que la mejor Aria de la Galli. Tenga Vm. por cierto que serán muy pocos los que no sean de mi dictámen. Por lo que mira à los flecos, ringuirrangos de las cintas, y variedad de colores, ofrecen un golpe de vista mas deleytable que ninguna otra moda. ¡Qué bien sienta un fleco negro en la ropa blanca! Prueba de que es cosa de gusto, ya los hombres han dado tambien en usarlos.

De aí infiero yo que tambien estos son bolos. Ningun sugeto de razon ni Señora de juicio aprobará semejante churrasquería. No diga Vm. eso, es en el dia un sacrilegio hablar en contra de un uso tan generalmente establecido.Yo lo creo, mas no puedo menos que decirle, que el que gusta de semejantes paparruchas, tiene los cascos mas vacíos que el Caballero de la triste figura quando enristró con los molinos de viento.

Dexemos esta conversacion. Ya que à Vm. no le quadran dexe vivir à cada uno con su locura. Es mucha verdad, por mas que locura la tengo; lea Vm. la Historia de España, à ver si encuentra que tales usos se conocieron jamás.

Para historias estamos. No hay mas que vestir al uso y comer al gusto. Donde fueres has como vieres. Vm. vé que acá el bolero es el signo reynante, déxese de boberías, y puesto que le gusta, calle y viva con todos.

Sí me agrada y divierte, pero del mismo modo que las comedias de figuron.

Cuidado si vá à alguna visita no se le escape alguna de estas cuchufletas porque, quando menos saldrá como Sancho Panza de la venta.

Mientras no se hable de bolero estaré callado como un pu . . . . . Mas en nombrando solo la voz le caigo, sea quien se fuere. ¡Buen desatino! Séalo en hora buena, no he de parar hasta que haga que D. Silverio enseñe à su [68] mono las boleras, y lo vista tambien à lo bolero. Hombre, à Vm. se le ha dislocado el sentido. Peor es esto que todas las aventuras de don Quixote. Dígame luego qué conseguirá.

Yo me entiendo, y de no se lo hago al burro del Señor Paco. ha, ha . . . . . Buena vá la danza, Doña Catalina. Tambien esto me ha gustado: ayer lo leí en el diario. Pues tambien eso son boleras. Estas son las que convenían. Calle Vm. por Dios, mire que si le oyen dirán que ha perdido el seso.

Lo mismo dixeron de Demócrito; pero à fé mia que le conocen por un verdadero Sábio. Sobre todo, déxeme Vm. con mi tema: digo y diré à pie juntillo, mas que disguste à quantas boleras hay y ha habido en el mundo, que à todos y todas las que siguen esta moda se les voló el juicio; y que jamás se celebrará sino entre la gentalla, porque es acredidarse de poco sensato el que por un medio tan ínfimo y baxo quiere perder su crédito entre las personas de juicio maduro. Y à lo menos no lo podré llevar jamás aunque lo mande Poncio Pilatos. Aguarde Vm. que aun me falta una cosita que tambien le parecerá mal, siendo asi que es lo que mas agracia las Señoritas, y es aquel gran ramo de flores contrahechas que llevan en la cabeza, y el que à muchas por esdrúxulos se les puede ver la cara, porque la tienen cubierta por el pelo. Algo he visto de eso, pero me hace tanta gracia como la cabeza mondada de los moros. Parece que Vm. es poco amigo de novedades: los hombres y las mugeres son en todo amigos de variar, y pretender quitar esto es lo mismo que pensar agotar el mar.

Dígole à Vm. que las Españolas y Españoles antiguos no entraron en semejantes modas, y por cierto que eran la admiracion de todo el universo. Roma y Esparta eran de un mismo modo de pensar, y asi declamaré siempre contra tan descomunales abusos. ◀Allgemeine Erzählung ◀Ebene 3

Carta de un curioso al argonauta

Ebene 3► Brief/Leserbrief► Muy Señor mio:

Ayer tuve una larga disputa con un Amigo: éste defendía que no era habitable toda la tierra, y yo sostenía que sí. Nos calentamos de tal manera, que pareciamos dos de los mas tenaces ergotistas: hasta hubo aquello de propasarnos à palabras nada corteses, y gracias à que llegó vn (sic.) tercero, que si no Dios sabe en lo que hubiera Parado la funcion. Viéndonos este en tan fatal disposicion, nos tranquilizó diciéndonos que todo se reducía à que se consultase el punto con Vm. Nos convenimos à tomar este medio, y asi ocurrimos à Vm. suplicándole nos diga su sentir.

N. S. À Vm. Ms. As. &c. ◀Brief/Leserbrief ◀Ebene 3

Respuesta

Metatextualität► Muy Señores mios:

Confesando antes mi insuficiencia, voy à satisfacer el deseo de Vms. segun lo que ofrezcan mis fuerzas. ◀Metatextualität

Ebene 3► La mayor parte de los antiguos creyeron que solo eran habitables los climas medios, ò las zonas templadas. Ovidio, hablando de las zonas, dice.

Ebene 4► Quarum quae media est, non est habitabilis astu. ◀Ebene 4

Esto es, que de aquellas la media no es habitable por el calor.

Lo mismo dice Virgilio, aunque con un aire más pomposo:

Ebene 4► Quarum una corusco semper Sole rubens, et torrida semper ab igni. ◀Ebene 4

Horacio era de la mísma opinion, aunque lo dixo con las acostumbradas imágenes de que usaba.

Ebene 4► Sub curru nimium propinqua
Solis in térra domibus negata. ◀Ebene 4

[70] Libelio tambien observa el propio díctámen, y lo expone con mas extension.

Ebene 4► At media est, Phoebi semper subjecta calori.
Non ergo preso tellus consurgit aratro;

Nec frugum segetes prebent nee pabula terroe.
Non illic colit arva Deus; Baccusve, Ceresve
Nulla nec exultas, habitant animalia parteis. ◀Ebene 4

San Agustin y otros Filósofos de aquellos tiempos opinaron lo mismo; pero si se atiende à lo que escribieron los mas célebres Geografos è Historiadores, y observamos algunas descripciones que nos dán, es preciso creer que escribían lo que no sentían. La Etiopia, la Arabia feliz, las costas del mar de las Indias, la Isla Trapobana; Ofir, &c. estaban segun refieren muy pobladas, y estas están en la zona torrida. Los viageros antiguos y los modernos han probado que esos climas no son ni han sido funestos à los hombres. Los calores no son en ellas tan excesivos como han pensado los que no la han saludado como el Argonauta; y las observaciones del célebre Casini, hechas con el Termometro hacen ver que los calores ordinarios debaxo de la misma línea no son mayores que los que se experimentan en Paris ni Madrid, sin embargo de ser reputados por templados. Halley y otros observadores que han vivido algun tiempo entre los Tropicos, han hallado una variacion muy corta en la elevacion del mercurio en el Barometro, siendo asi que en las regiones septentrionales es de dos y tres pulgadas. En Siam, los Jesuitas, en la latitud de 15 grados la observaron de 26 grados en el termometro de Hubin, desde el mayor frio de Invierno hasta el mayor calor del Estío. En Batavia, aunque en un clima bastante cálido, en los 60 grados de latitud fué monor el exceso de calor en comparacion al mayor frio. Malaca, con estár en dos grados de latitud, es un pais bastante templado. De todo esto se dexa inferir que es habitable la tierra por la parte que se considera mas acometida del calor; y estas mismas reflexiones deben servir de prueba de ser habitable en los [71] extremos opuestos, cuales son los polos por mas que se consideren extremadamente frios. Es indisputable, que el Supremo Autor que todo lo crió con peso, medida y proporcion, debió equiparar los calores de la línea con los fríos del polo: Por consiguiente, si los paises mas calientes son habitables, deben serlo tambien los polares.

Los antiguos creyeron incapaces de habitarse los círculos polares, como se dexa ver en los siguientes versos de Diógenes Laercio:

Ebene 4► Frigus iners illic habitat palorque, tremorque ae jejuna fames. ◀Ebene 4

Macrobio dá à entender lo mismo quando dice:

Ebene 4► Torpor ille glacialis, nec animali nectragi vitam ministrat. ◀Ebene 4

y Horacio en los siguientes:

Ebene 4► Pigris ubinulla campis
Arbor aestiva recreatur aura. ◀Ebene 4

Sin embargo, sabemos que mucho mas allá hay paises habitados. Asi como el Autor Supremo ha inspirado à los habitantes de los paises mas frios los medios con que deben guarecerse, lo mismo acontecerá con los de los mismos polos. Del mismo modo en los terrirorios mas cercanos à la línea ha dispuesto las freqüentes lluvias, habrá en las regiones no conocidas proporcionado otros medios para habitarlas.

En Germanopolis en Pensilvania, latitud solo de 40 grados, el frio hizo baxar el mercurio en el Barometro à 173 y medio. En París se ha visto bajar à 8 grados en el termometro en los años 1709 y 1716. En Leiden baxó hasta el 5, y en Utrec una division mas abajo. El año de 1731 fué tan excesivo el frio en Ubsal, que hizo baxar el espíritu de vino à 124. Mapertuys estuvo todo un Invierno baxo el círculo polar boreal con toda la tripulacion de su navio. Con esto, y otras muchas reflexîones naturales que se pueden hacer, debe inferirse que toda la faz de la tierra es habitable, y que [72] en todas partes ofrece naturaleza recursos para subsistir la especie humana. Ni habrá razon para creer que subsitan en los paises mas frios las plantas y animales para que vivan en ellos los hombres. Y asi como à los animales los viste naturaleza con respecto al frio, asi igualmente franqueara al hombre arbitríos para guarecerse de él. ◀Ebene 3

Metatextualität► Quisiera haber satisfecho la curiosidad de Vms. si no lo hubiese conseguido, perdonarán mis pocos alcances; y si subsiste el Periódico, y Dios me diera vida, algun dia se volverá tocar este punto.

Tendría desde luego mucha complacencia en que se sirviesen los curiosos ilustrar este papel del Argonauta con pensamientos nuevos, tanto en prosa como en verso, sin que obste el haber dicho en el prospecto que sería obra de una sola mano.

Digo esto, y lo he pensado asi, porque juzgo que no podré yo tocar todas las teclas. Estoy seguro que cada uno como maestro en su exercicio podrá profundizar mas que yo, y por consiguiente adelantar sobre lo que yo escribiere, y otros hubieran producido.

Mi fin es que se produzcan pensamientos útiles à las Artes y Ciencias; y por tanto, aunque no todos salgan de mi caletre, creo que el Señor Pùblico apreciará que los inserte en él.

Es quanto puedo decir à Vms. solo me resta darles las gracias por el favor que les merezco, y rogar à nuestro Señor guarde su vida muchos años. ◀Metatextualität

El Br. Argonauta. ◀Ebene 2 ◀Ebene 1