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Cita bibliográfica: Anonym (García de Cañuelo, Luis; Pereira, Luis Marcelino) (Ed.): "Discurso CLIV", en: El Censor, Vol.8\154 (1787), pp. 451-469, editado en: Ertler, Klaus-Dieter / Hobisch, Elisabeth (Ed.): Los "Spectators" en el contexto internacional. Edición digital, Graz 2011- . hdl.handle.net/11471/513.20.566 [consultado el: ].


[451] Nivel 1►

Discurso CLIV

Cita/Lema►  . . . . . Quid non mortalia pectora cogis,
Auri Sacra fames?

Virg. A Eneid. Lib. III. v. 56.

¿Qué no fuerzas á hacer á los mortales?
Maldita hambre del oro. ◀Cita/Lema

Nivel 2► Metatextualidad► La siguiente carta, con el Romance que la acompaña, la recibí por el correo general habrá poco mas de tres semanas: y no me parece indigna de la luz pública. ◀Metatextualidad

Nivel 3► Carta/Carta al director► Señor Censor: entre varios manuscritos en prosa y verso de los Reinados de Felipe Quarto y Cárlos Segundo se halla la adjunta Despedida; y como en ella se reprehenden mu-[452]chos vicios de aquel siglo que son poco mas o menos los del nuestro, se la remito á Vmd. que ha tomado á su cargo la reforma de él, para que si la juzga saludable y de algun mérito, la publique en uno de sus papeles. Yo no quiero entrar en congeturas ni sobre su autor, ni sobre el desterrado que se introduce hablando en ella: aquellos tiempos fuéron sobradamente fecundos en Poetas y personages ilustres perseguidos, para poder apurar este punto, inútil por otra parte y de ningun provecho. Acaso fué solo imaginada para cargar la mano en la censura con mas severidad: acaso fue verdadera, y el mismo desterrado la compuso al salir de su patria. Entrambas cosas son bien posibles: hoy lo que importa solo es que sea útil; si Vmd. la juzga así, tal vez le comunicaré algunos otros papeles de los mismos manuscritos para que los vaya dando á conocer. Y entre tanto queda de Vmd. M. V. I. D. L. C.

[453] Nivel 4►

La despedida del anciano.

Cita/Lema► O tempora, ó mores!

Cic. in Catil. ◀Cita/Lema

Por un valle solitario

Poblado de espesas hayas,
Que a la silenciosa luna
Cierran el paso enramadas;
Un anciano venerable,
A quien de la dulce patria
Echan el odio y la envidia,
Con inciertos pasos vaga.
De quando en quando los ojos
Vuelve acia atras y se para,
Y siente ahogársele el pecho
Con mil memorias aciagas.
¡O quiera el Cielo benigno,
En voz dolorida exclama,
Que sobre tí, patria ciega,
Mi persecucion no caiga!
Tú te ofendes de los buenos;
Y de tus hijos madrastra
[454] Sus virtudes con oprobrios,
Con grillos sus luces pagas.
Si la calumnia apadrinas,
La desidia y la ignorancia,
¿Dónde los varones sabios
Podrás hallar que hoy te faltan?
La verdad ser gusta libre,
Y con el honor se inflama:
El no preciarla la auyenta;
Las prisiones la degradan.
Nunca el saber fue dañoso;
Ni nunca ser supo esclava
La virtud. Si ciudadanos
Quieres, eleva las almas.
¡Qué carrera tan inmensa
Se te descubre! labranza,
Poblacion, letras, costumbres,
Todo tu atencion aguarda.
Aduladores te pierden
Que tus dolencias regalan:
Cierra el pecho á sus consejos
Y el oido á sus falacias.
Las virtudes son severas
Y la verdad es amarga:
Quien te la dice te aprecia,
Y quien te adula te agravia.
[455] Comtempla la edad augusta,
Quando en tu seno brillaban
Mil héroes, dichosa envidia.
De las naciones extrañas:
Siglo de oro de tus glorias,
En que á la tierra humillada
Enseñoréaste á un tiempo
Con la letras y las armas.
¿Qué se hiciera de tus timbres?
De la sangre derramada
De tus valerosos hijos
¿Quál fruto, dime, sacaras?
¿Por qué al ménos no los premias,
Y su virtud nos consagras
En eternas inscripciones,
Y en inmortales estatuas?
A tu juventud presentas,
Quando aun no sabe imitarlas,
Las venganzas y adulterios
De las deidades paganas;
Y un Pelayo, y un Ramiro,
Y otros mil, que con su lanza
Quebrantáron las cadenas
Dó gemias aherrojada,
En olvido sempiterno
Será que sumidos yazgan?
[456] ¡O mengua! ¡ó descuido' ¡ó siglo!
¡Quán bien el mérito ensalzas!
Vieran sus debiles nietos
En sus venerables canas
Las virtudes, que les diéron
Nombre eterno, retratadas.
En esto, en esto debieras
Gastar los montes de plata,
Que de las remotas Indias
Traen las flotas á tus playas.
El Labrador descendiente
De aquellos, que por su espada
Te las diéron, con gemidos
Tristes el pan te demanda:
Su miserable familia
Por lecho tiene unas pajas,
¿Y tú en locas vanidades
Sumas inmensas derramas?
¡Guarte que á tu fin caminas!
El velo fatal arranca
De tus ojos, y contempla,
Contempla, cuerda, tus llagas.
Esos superfluos tocados,
Esas plumas, esas gasas,
Que te ofrece el extrangero,
Venenos son que te acaban.
[457] Con la virtud de tus hijos
Las compras. Tus recatadas,
Antiguas fembras ¡o tiempos!
Del vicio mismo hoy se jactan!
Míralas la frente erguida,
Que altaneras y livianas
Quál vano pabon provocan
La juventud castellana.
Un tiempo fué quando apénas
En lo interior de su casa
Como deidad la matrona
A sus deudos se mostrara.
Las labores, y los hijos,
Entre dueñas y criadas,
Del alba á la media noche
Santamente la ocupaban.
Y hoy del adultero al lado
Sin seso, calles y plazas
Corre impudente, y abona
Las mas viles cortesanas.
Ve tus jóvenes perdidos,

Y dile á su degradada
Naturaleza, que al moro
A la Libia volver haga.
Sus rizadas trenzas mira
Entre polvos y fragancia,
[458] Mentir del sesudo anciano
La cabellera nevada;
Quando del femenil sexô
Usurpan dijes y galas,
Y de fatiga incapaces
Un sol, un soplo los aja,
¿Dó están los brazos velludos,
De cuyo esfuerzo temblaran
Un tiempo la Holanda indócil,
Y la discorde Alemania?
¿Dónde aquellos altos pechos,
Que en las Cortes de la patria
Su libertad sostenian,
Y sus sanciones dictaban?
¿Dónde aquellos de virtudes
Dechado augusto, en la Italia
Eloqüentes defensores
De las vacilantes aras?
Dó está el candor castellano,
La parsimonia, la llana
Fe, que entre todos los pueblos
Al Español señalaban?
Faltó el entusiasmo honroso:
La generosa crianza
Faltó , que un héroe algun dia
De cada noble formara.
[459] El hijo del padre al lado
Aprendió de sus palabras
La prudencia, y de su diestra
El manejo de las armas;
Regir un bridón indócil
Supo la cota acerada
Sufrir, y de sus Vasallos
Responder á las demandas.
Vivió en sus campos entre ellos:
Vió del cultivo las ansias;
Y apreciar supo la espiga
En triste sudor regada.
No se desdeñó á su mesa
De admitirlos , que á la usanza
Española los aliños
Peregrinos ignorara.
Con ellos partió sus bienes:
Entró á la humilde cabaña
Del pobre , y trató las bodas
De la inocente zagala.
Mas hoy todo se ha trocado.
Las Ciudades desoladas
Por su nobleza preguntan,
Por sus Ricos-hombres claman;
Mientras ellos en la Corte,
En juegos, banquetes, damas,
[460] El oro de sus estados
Con ciego furor malgastan.
Y el labrador indigente,
Solo llorando en la parba
Ve el trigo, que el Mayordomo
Inhumano le arrebata.
¿Son para aquesto señores?
¿Para esto vela y afana
El infelic colono,
Expuesto al Sol y la escarcha?
Mejor, si, mejor sus canes,
Y las bestias en sus quadras
Estan. ¡Justo Dios! ¿son estas
Por dicha tus leyes santas?
¿Destinaste á esclavos viles
A los pobres? ¿De otra masa
Es el noble que el plebeyo?
¿Tu ley á todos no iguala?
¿No somos todos tus hijos?
¿Y esto ves, y fácil callas?
¿Y contra el despota injusto
Tu diestra al débil no ampara?
¡Ah! sepan que con sus timbres,
Y sus carrozas doradas
La virtud los aborrece,
Y la razón los infama.
[461] Solo es noble ante sus ojos
El que es útil y trabaja,
Y en el sudor de su frente
Su honroso sustento gana.
Ella busca y se complace
Del artesano en la hollada
Familia, y sus crudas penas
Con gemidos acompaña.
Allí el triste se conduele
Del triste, y con mano blanda
Le dá el alivio, que el rico
En faz cruda le negara.
Allí encuentra las virtudes;
Allí la muger es casta,
Y los obedientes hijos
Por un Dios al padre acatan.
Miéntras en los altos techos
La discordia su impia rabia
Sopla, y tras la vil codicia
A todos los vicios llama.
La madre al hijuelo tierno
Echa del pecho inhumana,
Partiendo su nombre augusto
Con la triste mercenaria.
En vano las vivas fuentes
De dulce néctar la sabia
[462] Providencia le abre, en vano
La enfermedad le amenaza.
Otros gustos la entretienen:
Salga el tierno infante, salga,
Que sus débiles gemidos
Los amadores espantan.
¡Ministros de Dios! ¿Qué es esto?
¿Cómo no clamais? ¿la espada
Del anatema terrible
Porque ha de estar en la vaina?
Ciérrese, ciérrese el templo,
Nótese de eterna infamia
A quien cierra al inocente
Insensible las entrañas.
De aquí el mal, la peste toda
De las familias, que abrasa
El cuerpo entero, y le anuncia
La ruína mas infausta.
El padre busca otros lechos:
El hermano de la hermana
No es conocido, y la madre
Es para entrambos extraña.
El ciego interes completa
La desunion: el consagra
A Dios la vírgen, ó al necio
Vicioso, y rico la enlaza.
[463] Llore la infelice, llore;
Y víctima desdichada
El cuello al yugo someta
Que qual dogal ha de ahogarla.
Llore llore, que al hermano
La ley de su alta prosapia
Pasó las rentas, y á ella
La destinó á ser su esclava.
¡Justo Cárlos! ¿á tu trono
Sus vivas quexas no alcanzan?
Si les prestas blando oído,
¿Por qué el remedio nos tardas?
¿Por que estos bárbaros usos
Que á naturaleza ultrajan?
¿Y á los que ella iguales hizo
Tu sancion no los iguala?
¡O interes! tú solo eres,
Tú de tantos males causa;
Y en su cólera los cielos
En les pechos te sembraran.
Tú forjaste las cadenas
Del hombre: inhumano armas
Contra el padre al hijo, y soplas
De la sedicion la llama.
Tú del mérito modesto
Mofas: al ruin ensalzas;
[464] Yde la verdad divina
El labio angélico callas.
Tú al avaro mercadante,
Sin que muertes y borrascas
Pavor en su pecho infundan,
Al vasto océano lanzas;
Tú de dañosas preseas
Su nave en las islas cargas,
Y con ellas rica en vicios
Tornas con su peste á España.
¡Ay! ¡qué á las orillas llega,
Y en ellas suelta entre salvas
Su ponzoña! ¡Ay! ¡que la plebe
Bate viéndola las palmas!
Corred, corred, ciudadanos;
Hundid en las ondas bravas
Esos aromas y joyas,
Que lloros mil os preparan.
Perezcan por siempre en ellas;
Y eterno anatema caiga
Sobre el que á fiar tornare
Su vida á una fragil tabla.
Mas tú, siglo corrompido ,
Que hasta los cielos levantas
Este interes, y le adoras
La frente en tierra inclinada.
[465] ¿Tu instruccion es esta? ¿el fruto
Este de tus luces sabias?
¡O ciego! el abismo mira
Que baxo los pies te labras.
Imagina, inventa medios
De agotar toda la plata
De las minas: con tus naos
Inmensos piélagos pasa.
Los talleres multiplica:
Manchen la cándida lana
Ricos tintes: el capullo
Con prolixo afán trabaja.
Sustituye cada hora
Trages á trages, que ufana
La beldad vista en oprobio
De su inocencia y sus gracias.
Pon premios á quien descubra
Un placer nuevo: proclama
Su fatal nombre; y altares
Al luxo execrable alza.
El oro tu afan sea, el oro
Solo tu afán sea: nada
Sino oro suene; él la guerra
Sople, la dulce paz haga,
Al taller tus hijos lleve,
De la tierra en las moradas
[466] Hondas los suma, corone
Sus mas ilustres hazañas.
Pero entre ellos ciudadanos,
No busques, que sobre el ara
De la patria á morir corran
Con voluntad denodada.
No el pudor busques antiguo;
No el candor en las palabras;
Ni en sus corrompidos pechos
La inocencia, la paz alma.
El disfraz de las virtudes,
Un honor ciego, una falsa
Probidad, la vil lisonja,
La sencillez afectada,
La astucia alzada en prudencia,
Las ceremonias en franca
Amistad, de Dios el nombre
Mofado con ímpia audacia:
He aquí los letales frutos
De la riqueza; á esto arrastra
Al corazon el culpable
Ciego ardor de atesorarlas.
Su falaz brillo los pechos
Fascina: del alto alcázar
A la choza humilde á todos
Devora su sed insana.
[467] Todo es menos que ellas: letras,
Probidad, mérito, clara
Ascendencia , ilustres hechos,
Todo humilde las acata.
Las leyes yacen: sucede
Al amor del bien la helada
Indiferencia: en la Sangre
Del pobre el rico se baña.
Los estados no se precian
Por razon: quien mas estafa
Es mas honrado: la esteba
El labrador desampara.
Vuela á la Corte y vilmente
La libertad aldeana
Vende al rico, y sus virtudes
Con todos los vicios mancha.
El maestro de ellos bien presto,
Mil familias asoladas
Con su industria pestilente,
En oro opulento nada.
Elévase y tiraniza;
Funda un estado, y traspasa
Con él sus pérfidas artes
A su progenie bastarda.
Las fortunas son de un dia:
El que es hoy Señor, mañana
[468] Mendiga: nada hay estable:
Todos trampean y engañan.
En medio en su trono de oro
La desigualdad con vara
De hierro y sañuda frente
Al pueblo agovia tirana.
Y tras ella, sí, tras ella
La esclavitud triste . . . . . en agua
Mi faz se inunda en tan cruda
Memoria, y la voz me falta.
¡Dios bueno! los ojos torna
Compasivo á mi plegaria,
Y echa de mi patria lejos
Los desastres que la amagan.
Y vosotros, Españoles,
Aun hay tiempo: esas infaustas
Riquezas se sacrifiquen
A la virtud sacrosanta.
Tantos ínclitos abuelos,
Recordad: no hagais que baxa
Su progenie sierva sea
De superfluidades vanas.
Tengan vuestros enemigos,
Tengan las artes; mas haya
Honradez y ciudadanos
Qual otro tiempo en España.
[469] Asi el anciano decia
Entre lágrimas cansadas;
Y triste á caminar vuelve
Viendo que rie ya el alba. ◀Nivel 4 ◀Carta/Carta al director ◀Nivel 3 ◀Nivel 2 ◀Nivel 1