El Censor: Discurso CLI

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Discurso CLI

Zitat/Motto

Caetera nequaquam simili ratione modoque
Aestimat . . . . . 

Horat. Lib. II. Epíst. I. v. 20.

De lo demas no juzga, ni lo mide
Por la misma razon del mismo modo.

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Brief/Leserbrief

Señor Censor. “Muy Señor mio: Sepa Vm. que entre todos los que la Iglesia tiene declarados por Santos: entre todos estos vivos retratos del Santo de los Santos Jesu-Christo, imitadores de sus virtudes, y modelos que la inefable misericordia del Señor ha puesto de tiempo en tiempo delante de nuestros propios ojos para que copiándolos en nuestras acciones lleguemos á acompañarlos en la felicidad de que ahora gozan: entre estos hombres verdadera y solamente grandes, y dignos todos de nuestra veneracion y nuestros cultos; sepa Vm. vuelvo á decir, que no obstante esto tengo yo un particular afecto, una particular ternura, y profeso una particular devocion al humildísimo San Francisco de Asis, Serafin en carne mortal. Recibíle por uno de mis especiales patronos y abogados, quando en el sagrado bautismo se me puso por segundo nombre el suyo: y quanto mira á este glorioso Santo me interesa sumamente. No extrañe Vm. pues que para mayor gloria de Dios y suya (que no puede consistir en otra cosa sino en que la verdad sea conocida y distinguida del error) le presente á Vm. mis reflexiones sobre el desafío con los setenta mil demonios, de que se hace mencion en la coleccion de exemplor que Vm. ha publicado en los tines de la próxima quaresma, y sobre el epítome de su vida, de donde se ha sacado este hecho. Sean los demas milagros de la dicha coleccion ó el mayor número de ellos tan falsos como Vm. quiera que sean: no me meto en eso ahora. Para mí es bastante lo que acabo de saber de muy buen original; y es que el Año Virgineo y otros almacenes de milagros han sufrido varias censuras y prohibiciones. Aun quando no fuese así; yo no soy capaz de calumniar á ninguno, ni levantarle falsos testimonios. Y vamos claros, en esto no creo, hacerle á Vm. ningun favor. Porque deducir de que Vm. ridiculice los milagros que se le representan falsos y opuestos á la grandeza, á la magestad, á la bondad de todo un Dios, que Vm. es enemigo de todos ellos: que Vm. niega á Dios el poder de hacerlos, ó a lo menos duda de él: que Vm. es un demonio de los de la quadrilla desafiada, y otras cosas como estas, que me constase trata de persuadírselas al Público; ne parece mentir clara y maliciosamente, pues que tantas, tantas pruebas se encontrarán en su Obra de lo contrario: y me parece disfrazarse, aunque muy mal, en Angel de luz el demonio de la supersticion ó hipocresía para apadrinar y sostener la mentira y el engaño de que es padre. No, Amigo, yo no quiero sino que valga la razon. Oiga Vm. las reflexîones que se me ofrecen sobre el dicho desafio, que, podrán servir de prólogo al resumen que estoy haciendo de dicho Epítome, y que no he podido acabar. Para que Vm. vea mi buena fe, aun le he de conceder á Vm. que el tal milagro, exemplo, ó como Vm. quiera llamarle, tiene todo los visos y apariencias de ridículo, y sí Vm. quiere, de escandaloso; pero, Señor mió, ¿puede Vm. negar que es posible al menos de potentia Dei absoluta? Pues voy á probarle á Vm. esta posibilidad por todos los lugares Teologicos. Y quanto á la Escritura, como yo no he estudiado la materia de Angelis, ni soy siquiera. Bachiller en Teología; me valdré del Autor de la Conversacion métrica entre dos muchachos Alcorconeros, &c. &c. que acaba de publicarse, y de llegar á mis manos, y me excusará de este trabajo. Advierto á Vm. que este papel es regular haya salido á luz con las aprobaciones y licencias necesarias: que por tanto es regular que el Autor sea por lo ménos Bachiller en Teología, ó sugeto dotado de las qualidades requeridas para hacer un uso recto de la Sagrada Escritura, sin embargo de que no cita ninguno de los lugares de ella en donde se hallan dos textos de que se vale en el asunto, y de que el pasage que se menciona en el segundo, es bien notorio sucedió en otro tiempo y lugar muy diverso del en que dice el Autor. Por lo que le pareceria á Vm que este está muy poco versado en la Escritura; pero fuera de que esto no tiene nada que ver con lo Teología, puede Vm. en vista de lo dicho deponer todo escrúpulo, y convencerse enteramente en fuerza de ellos de que el desafio de que se trata es á lo menos posible, como va Vm. á ver.

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Desde luego convenimos conVm. en que el Ángel no tiene cuerpo; pero le puede tomar: lo puede Vm. preguntar al Angel de las Marías, ó al otro Ángel de Tobías. Y dexando al primero, vamos al segundo, y oigamos lo que dice (cap. 12. v. 19.Tob.) á los dos Tobías padre y hijo: Videbar quidem vobiscum manducare et bibere. ¿Lo quiere Vm. mas claro? Saboreese Vm. con estas palabrillas sacaditas de la fuente. Sí, Señor, el Angel Rafael dice á los Tobías, que parecía (videbar) que comia y que bebia con ellos; pero que él usaba de una comida invisible, y de una bebida, que no puede ser vista por los hombres: Sed ego cibo invisibili, et potu, qui ab hominibus videre non potest, utor. Sed sic est, que del acto a la potencia vale la consecüencia. Luego así como fué posible que S. Rafael se apareciese á Tobías, y que pareciese que comia y que bebia; así es posible que setenta mil demonios tomasen setenta mil Cuerpos, y pelease con ellos S. Francisco cuerpo á cuerpo, y no solo en espíritu, ni con aquel genero de lucha de que habla el Apóstol quando dice: Non est nobis colluctatio adversus carnem et sanguinem, &c. (ad Ephes. cap. 6. v. 12.) ni de otro modo alguno; sino en el sentido que presentan, y que es el único que tienen estas palabras cuerpo á cuerpo y en público desafio. Rursus: A Jacob le sucedió en su misteriosa Escala, que con un Angcl se iguala cuerpo á cuerpo y le venció. Et ecce vir luctabatur cum eo usque manè. La lucha de que se habla en este pasage que es del v. 24. del cap. 32. del Génesis, no sucedió en la Escala, ni quando la vision de la Escala, sino mucho tiempo despues; pero no hace al caso: lo cierto es que esta no fué una lucha semejante á la que describe el Apóstol en el lugar Citado arriba, como quiere J. Gerónimo, sino una verdadera lucha de cuerpo á cuerpo, de cuyas resultas quedó Jacob cojo por algun tiempo. Luego aunque esto sea un misterio por el qual entendemos que debemos luchar en cierto modo con Dios por medio de oraciones y súplicas: y asimismo conocemos que no conviene buscar en las Escrituras el sentido literal tan solamente; sino tambien el espiritual, y que la letra las mas veces mata sino se junta con el espíritu (Duhamel en el dicho pasage); no obstante el Texto prueba con la mayor evidencia la posibilidad de la lucha con setenta mil demonios, no solo en espíritu sino cuerpo á cuerpo, y no solo cuerpo á cuerpo sino en público desafio. Y si Vm. quiere que este tambien sea un misterio inexplicable; no veo que inconveniente haya en ello Vm. verá como toda la dichosa vida y milagros referida en el citado Epitome no es otra cosa que un texido de misterios enteritamente semejantes á los del Nacimiento, Vida, Pasion, Muerte, Resurreccion, Ascension, &c &c. de Jesu-Christo. La misma posibilidad se prueba de todos los textos de la Sagrada Escritura, por los quales consta haberse aparecido muchas veces Angeles, así buenos como malos, baxo la forma ó especie humana. Porque ya ve Vm. y ve qualquiera que forma ó especie de un cuerpo, es lo mismo que cuerpo real y verdadero. Luego los setenta mil cuerpos de los setenta mil demonios consabidos, ó eran reales y verdaderos cuerpos como parece preciso lo fuesen para luchar no solo en espíritu, sino cuerpo a cuerpo y en público desafio con S. Francisco, ó sino lo eran será este, como ya se ha dicho, un misterio mas misterio, esto es, mas oculto é impenetrable que el de la lucha de Jacob, ni otro ninguno. Y la razon es, porque si se hablase aquí de aquella lucha que todos tenemos ó debemos tener con el demonio, enemigo del alma, que como leon rugiente anda dando vueltas buscando a quien devorar; claro es que esta lucha no se hace cuerpo á cuerpo ni en público desafio. Mas ya sea que los dichos setenta mil cuerpos fuesen tan reales y verdaderos, como lo era por exemplo el cuerpo de Jesu-Christo, con el qual se apareció á sus Apostóles despues de su resurreccion gloriosa, aunque ellos creían ver un espíritu, ya sea que todo esto sea un misterio incomprehensible; qualquiera de las dos cosas es igualmente contra Vm.; pues la posibilidad lo mismo de lo primero que de lo segundo resulta evidentemente probada por la divina Escritura. Quanto á la tradicion, los PP. los Concilios, la Disciplina é Historia de la Iglesia, &c. seria largo, y sobre todo excusado á vista de lo dicho, buscar en estas fuentes pruebas de la posibilidad de un desafio público y cuerpo á cuerpo con setenta mil demonios. Por esto sin duda no se ha valido de semejantes argumentos el Autor de dicha Conversacion de los Muchachos de Alcorcon. Pero yo no puedo dexar de probarle á Vm. la misma posibilidad por otros lugares, y con otros argumentos que estoy viendo le han de hacer á Vm. mas fuerza. Se prueba pues ab auctoritate del Rmo. P. M. D. Antonio Bozal, Monge Cisterciense, Maestro del número, Calificador del Santo Oficio, y ExAbad del Real Monasterio de nuestra Señora de Beruela, Autor de dicho Epítome, donde se refiere el dicho desafio; y que no es regular lo refiriese como cierto, sin tener buenas razones para creerlo posible al menos de potentia Dei absoluta. ¿Le aparece á Vm. que un Autor con tanos títulos no es un Autor grave. Pruébase tambien con la autoridad universal de todos aquellos que han recibido con tanta arsia y aplauso su precioso Epítome: como se colige de no haber sido posible encontrar ningun exemplar en las librerías, hasta que preguntando por las imprentas, se halló uno en la misma justamente en donde se imprime el Censor, y esto que se reimprimió ahora en el año de 1785, y que segun se me ha informado, no se tiráron ménos que mil exemplarcs, los que por haberse acabado ya muchos meses, se trataba de reimprimirlo otra vez en el presente año de 1787. Y segun esto ¿le parecerá á Vm que este librito estará lleno de patrañas imposibles? Confirmatur con la autoridad del Editor de la dicha Conversacion, que asegura no ser un desatino que el Angel malo luchase con Francisco y le retase aunque no logró el destino, ó lo que es lo mismo; que S. Francisco luchase no sole en espiritu sino cuerpo á cuerpo y en público desafio con setenta mil Angeles malos. Y no porque este Escritor anónimo confiese de sí mismo (pág. 3.) que por tropezar en un guarda-rueda del camino de Alcorcon echó un voto á Dios que tembló la tierra, juzgue Vm. que será algun carretero: no Señor, esto debe Vm. atribuirlo, ó á humildad, que le hace confesar las propias faltas, ó mas bien á zelo de la gloria de Dios, y de sus Santos , yendo como iba al parecer enojado contra Vm. cuya malicia en ridiculizar los milagros de su Núm. 146, se le representaba vivamente (pág. 2.). Yo ruego á Vm. lea la dicha Conversacion con sus notas, y conocerá la gravedad de este Autor, y quanto debe ser el peso de su autoridad. Probatur la misma posibilidad á ratione. Este Epítome con la noveno adjunta, y otra infinidad de novenas y de libros que se llaman pia dosos, y que contienen cosas mas extrañas, y al parecer aun mas increibles que lo de los setena mil demonios, corren in offenso pede por las manos de todo el mundo, sin que á ninguno se le ponga ni haya puesto en la cabeza censurarlos ni delatarlos á ningun tribunal de la tierra: lo qual no puede atribuirse á falta de zelo, pues estames viendo que no se le perdona nada en este punto á los Autores mas sabios y mas piadosos; porque á la verdad por piadoso y sabio que sea un Autor, no está libre de caer en un error ó en una proposición próxima á él, aunque sea involuntariamente, y apenas habrá Obra de los mismos Santos Padres que no contenga algun error particular. Luego es evidentísimo que esas otras cosas que contienen esos otros libros, y que de nadie son censuradas, no son ni ridículas ni indignas de la Magestad de un Dios, ni escandalosas, ni falsas, ni próximas á error, ni pueden dar causa á él, &c. Luego son posibles, y no increibles patrañas. Luego asi como ellas son posibles, lo es tambien por las mismísimas razones el desafío público no solo en espíritu si no cuerpo á cuerpo con setenta mil demonios. Probatur secundo. Demonios no solamente se llaman los espíritus infernales. En cierto sentido lo son tambien los hombres muy malos ó muy astutos; y comunmente decimos fulano es el mismo demonio: citano es un diablo, &c. Y ciertamente estos demonios de carne y hueso merecen bien este nombre; porque no puede Vm. dudar racionalmente que ellos no sean peores, ni hagan mas daño á la Iglesia, al Estado, y á toda la humanidad que los diablos mismos del infierno. Pues ahora ¿qué imposibilidad halla Vm. en que S. Francisco lidiase no solo en espíritu, esto es, con armas espirituales, con setenta mil de estos diablos, por exemplo con setenta mil hypócritas, ó supersticiosos, ó impios, ó atheos, defensores y patronos todos del engaño y la mentira, hija del demonio, opugnadores de la manifiesta verdad, hija de Dios y que este fuese públicamente, con sus palabras, con su doctrina , con sus exemplos de parte de S. Francisco, y con sus sofismas ridículos, con sus tergiversaciones de las santas Escrituras, con sus falsedades, con sus dicterios, con sus calumnias de parte de estos demonios; y últimamente que se lidiase cuerpo á cuerpo, es decir, que tirasen ellos á oprimirle aun corporalmente, o hacerlo todo el mal posible, á quitarle la vida, la libertad &c. ¿y que no lo consiguiesen por favorecer Dios al Santo? De paso, Señor Censor, Vm. que no es ningun S. Francisco guárdese bien de semejantes demonios; y mire que aun en el diz de hoy los hay también á setenta miles. Vea Vm. aquí pues como tomados los demonios en este sentido, es clara, evidente y manifiesta la posibilidad de esta lid, pues es cosa que todos los dias está sucediendo, y que ha sucedido con casi todos los Santos. Pero yo ne persuado por la autoridad del Rmo. Bozal que los demonios fuéron tales en su sentido riguroso, y que los setenta mil cuerpos que tomáron fuéron reales y verdaderos cuerpos, como lo indican lo uno y lo otro con bastante claridad sus palabras terminantes. Ni me objere Vm. ¿que de dónde habian de sacar los demonios estos cuerpos que no tenian? Porque le responderé, que de casa de todos los diablos. Que sé yo. Ya le he dicho á Vm. que no soy Teólogo místico, ni no místico. Pregúntelo Vm. á los que lo sean, y le dirán si Dios los crió ó los formó en aquel momento, como lo hizo con el cuerpo de Adán, ó si los tenia criados de antemano por la vía que cria y que forma los demás cuerpos, ó por otra via distinta, &c. Lo que yo solo puedo decir es, que no me parece que la habilidad de los diablos llegue á saber criar ni organizar cuerpos reales y verdaderos, como parece preciso suponer los que tomaron, si la niña fue cuerpo á cuerpo, y en desafío público y no solo en espíritu.
¡Ah Señor Censor ¡piedad! ¡piedad! y respetemos como debemos á los Santos. Dexémonos de argumentitos: y no creamos que sea imposible, á Dios hacer estas y otras semejantes cosas por mas indignas de su grandeza y magestad, y aun por mas escandalosas que nos parezcan: por mas que se nos antoje que ellas dan ocasion á que los hereges se burlen de nuestra Religion sagrada, atribuyendo á su bello rostro arrugas y lunares que ella no tiene: por mas que los impios, los atheos sean movidos por esto á abandonar toda religion, sino con sus labios al menos con su corazon: impiedad y atheismo que amenaza en el dia la entera destruccion de todo el Orbe moral: por mas finalmente que se nos ponga en la cabeza que estas cosasson las mas á propósito para mantener al comun de los Christianos ignorantísimos de su religion en esta misma ignorancia, y hacerles fundar una confianza ciega, loca y perjudicial en la devocion mal entendida á los Santos. ¡Piedad! ¡piedad! Señor Censor, vuelvo á decir: y hágase Vm. cargo de que si las tales cosas para Vm. son imposibles no lo serán para otros: no lo serán, per ex. para su monitor fraternal, para el Editor de dicha Conversacion, y para otros sapientisimos, profundísimos, y sobre todo piadosísimos Teólogos de estos tiempos y los pasados, á quienes Dios se ha dignado alumbrar con las luces necesarias, á fin de que penetren los misterios de una Teología que Vm. y yo ignoramos, y que a la debilidad de nuestra razon, y á nuestra poca fe, parece trastornar y corromper totalmente las ideas de Dios, y de su Religion santa, pura y sin mancilla. De todo lo dicho se concluye, que siendo cosa posible, como que da abundantísimamente probado, el consabido desafío, á lo menos de potentia Dei absoluta (y lo mismo digo de otras muchas cosas semejantes á esta ) debe creerse y enseñarse que existiéron, ó que efectivamente sucediéron; y que en estas materias es falso aquel axîoma de que de la potencia al acto no vale la consequencia. Porque negar que son verdaderos unos milagros que se suponen posibles; seria, ya lo ve Vmd. negar á Dios con Espinosa Wolston y Voltaire, reputados aun por los mismos Seudofilósofos por necios é insipientes, seria, digo, negar á Dios con estos impios el poder de hacerlos: única razon monada y lironda que hace admirablemente valer contra Vmd. el Autor de dicha Conversacion. Dios puede, por exemplo, resucitar un difunto a ruegos de un siervo suyo: luego lo resucitó siempre que lo diga el Padre Bozal, ú otro autor piadoso: esta es una conseqüencia muy legítima. De suerte que para negar Vmd. esta resurreccion era menester que probase lo conrario; y esto no con las repugnancias que el milagro presente de suyo, ó que se deduzcan de él, ni otro género de razones, á las que no llaman pruebas los Muchachos de Alcorcon; sino con testigos ó escrituras; pues no quedan otras pruebas. Ni es difícil alcanzar la razon de todo esto. Si el milagro es verdadero, claro está que debe creerse como verdadero. Si es dudoso, es mas claro que debe creerse como cierto; porque esta será una opinion piadosa. Y si es falso, es aun mas claro que debe creerse como sí fuese verdadero; porque este será un error piadoso. Estoy viendo que le llena á Vmd. de escándalo el solo nombre de error piadoso: pero tenga Vmd. paciencia y acabe de oir la razon; ¿no será éste un error que contribuya al provecho de muchos próximos? ¿pues cómo no contribuirá á la mayor gloria de Dios? ¿pues cómo no será piadoso? Por otra parte, ¿cómo será posible que el Comun, ignorante y dego, crea los verdaderos milagros que prueban la divinidad de Jesu-Christo, ó distinguen á su Iglesia de las demas Congregaciones cismaticas, sino creyendo otros mil milagros falsos? ¿Podrá formarse un rústico, v. g. una idea del poder y la bondad del Dios que adora, aunque sepa que él es quien le ha criado, le conserva, le ha redimido, y se ofrece por él todos los dias en sacrificio á su Eterno Padre, sino cree, por exemplo, que un hombre solo venció en singular batalla y público desafio y luchando cuerpo á cuerpo á 70[…] demonios en cuerpo y alma ó espíritu? Aunque estos, pues, y otros semejantes milagros sean errores, ¿Cómo no serán errores piadosos, y cómo no deberán creerse y enseñarse ? Y con quanta mas razon no deberá Vmd. retratar su juicio en órden particularmente á este desafio? De cuya verdad quedará Vmd. plenísimamente convencido, si ya no lo está quando vea el resúmen de dicho epítome de donde fúe sacado, y que voy inmediatamente á remitirle? Dios libre á Vmd. de toda suerte de demonios, le de su gracia y le conserve muchos años: como muy de veras se lo suplica este su afecto Servidor y Capellan Q. B. S. M.”

Madrid yAbril 20 de 87.

Christiano Francisco Philotheo.