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Citazione bibliografica: Anonym (García de Cañuelo, Luis; Pereira, Luis Marcelino) (Ed.): "Discurso CXXVI", in: El Censor, Vol.6\126 (1786), pp. 1113-1128, edito in: Ertler, Klaus-Dieter / Hobisch, Elisabeth (Ed.): Gli "Spectators" nel contesto internazionale. Edizione digitale, Graz 2011- . hdl.handle.net/11471/513.20.530 [consultato il: ].


[1113] Livello 1►

Discurso CXXVI

Citazione/Motto► Bellicioso populo, quies diuturnior nocet.

Salust. de Rep. ordinand.

A un pueblo belicoso le es dañosa una quietud muy larga. ◀Citazione/Motto

Livello 2► Quando finalizaba mi anterior Discurso preví ya el partido que habian de sacar algunos de una objeccion muy obvia, y muy repetida contra el luxo; pero de que no podia hacerme cargo sin extenderme demasiadamente. Y en efecto, despues de su publicacion he presenciado algunas conversaciones, en las quales al-[1114]gunos Erudítos, auxiliados de las naciones mas célebres de la antigüedad, traxeron muy á mal traer aquel papel. Livello 3► Exemplum► Los Persas, decian, que, formando una Nacion poco numerosa, baxo la conducta de Cyro habian conquistado la Lydia, sujetado el Asia menor, hecho provincias suyas la Syria y la Arabia, destruido el poder de los Asyrios, y apoderadose de Babilonia, ¿no experimentaron despues vencidos vergonzosamente en Marathon, en Salamina, en Platea, y en Micala quan funestas les habian sido las riquezas de Creso y de las demas Naciones que habian sometido á su Imperio? ◀Exemplum ◀Livello 3 Livello 3► Exemplum► ¿No floreció Esparta, y no dió la ley á toda la Grecia mientras conservó religiosamente la igualdad de fortunas que habia establecido su inmortal Legislador entre todos los Ciudadanos: mientras la Laconia no usó de otro instrumento en sus muebles, que la hacha y la sierra, mientras fue inac-[1115]cesible al oro y á la plata? ¿No comenzó á decaer luego que admitió en su seno los despojos de Platea; y no perdió todo su poder luego que el ambicioso y astuto Lisandro pudo persuadirla que habia menester un tesoro? ◀Exemplum ◀Livello 3 Livello 3► Exemplum► ¿Athenas no vió obscurecerse la gloria que se habia adquirido en la guerra de los Medos, y que la habia elevado hasta competir con Esparta el primer puesto entre las Repúblicas de la Grecia, inmediatamente que Pericles la acostumbró á la magnificencia de los espectàculos? ◀Exemplum ◀Livello 3 Livello 3► Exemplum► ¿La industria y el Comercio de Cartago no fueron su ruina?◀Exemplum ◀Livello 3 Livello 3► Exemplum► ¿Roma, en fin, no fue el terror de las Naciones, en tanto que ningun Ciudadano tuvo por pequeña la porcion de tierra que bastaba para mantener á un hombre: y de una tropa de malhechores y esclavos fugitivos no hizo la frugalidad y parsimonia los señores del mundo? ◀Exemplum ◀Livello 3 Livello 3► Exemplum► El luxo por el contrario, á que los aficionaron las riquezas del Africa y [1116] del Asia, ¿no los convirtió otra vez en esclavos viles de los hombres mas indignos del Universo, hasta que vinieron á ser por fin presa de unos pueblos, que no conocian mas leyes que unas costumbres barbaras conservadas tradicionalmente, y para los quales la libertad no era sino la licencia de emprenderlo todo sin consultar mas que sus fuerzas? ◀Exemplum ◀Livello 3

Esta objeccion tomada de unos hechos tan notorios, y que dexan al parecer tan poco lugar á explicaciones, es preciso que haga notable impresion en el mayor número, que no es capàz de entrar en reflexîones algo profundas. Hasta el mismo Autor de la Ciencia de la Legislacion, que està bien lexos de querer reducir los pueblos á lo puramente necesario, confiesa, no obstante, que los de la antigüedad eran mas ó menes felices á proporcion de su mayor ó menor frugalidad, y se contenta con decir que la naturaleza de las cosas se ha [1117] mudado. No es ya el mas fuerte, añade, el que da la ley al mas débil, sino el mas rico, quien domina al mas pobre. Se fue el tiempo en que con dos legiones se hacia la guerra á una nacion entera. Necesitamos hoy exercitos para combatir, y los exercitos necesítan tesoros. Las riquezas, pues, vinieron á ser el primer instrumento de la guerra, y el oro y la plata las barreras ó los vehiculos de las conquistas. Y esta diferencia proviene segun él, de la revolucion que experimentó el arte militar. Los hombres pelean hoy sin tocarse, mueren sin percibir quien es el que los mata, y la polvora iguala el mas fuerte al mas débil, el mas animoso al mas cobarde.

No me detendré á exâminar la exâctitud de esta observacion. Ella puede servir muy bien para probar que una rigurosa parsimonia, aun quando en otros siglos fuese necesaria á la prosperidad de los pueblos, [1118] la serviria hoy de obstáculo. Pero yo me adelanto mucho mas; y en mi modo de pensar, en todas las edades del mundo y en todos los climas hubieron y habrán menester los hombres de alguna suerte de luxo para ser felices. Es que yo tengo sin duda muy extrañas ideas de la felicidad. Ganar muchas victorias, conquistar muchas provincias para enviar á ellas Satrapas ó Gobernadores que las devasten, poner en contribucion un gran número de naciones, dar titulos de reyes, recibir embaxadores de los paises mas remotos, que pretendan humildemente nuestra proteccion y alianza; no son cosas para mí que merezcan este nombre. Yo creo que aquel pueblo será mas felíz, cuyos ciudadanos vivan con mas dulzura, y del modo mas conforme á las intenciones de la naturaleza: y no hallo el menor indicio de que esta buena madre se haya propuesto semejantes fines al darnos estas nece-[1119]sidades, que nos hacen reunir en Sociedades civiles. Ella ciertamente no ama mas este que aquel país, no prefiere un pueblo á otro, y quiere la conservacion, el acrecentamiento, y la prosperidad de todos igualmente. Si nos ha dotado de fuerzas y de un ingenio capaz de sacar de ellas todo el partido posible contra otros hombres; no ha sido sino para que pudiesemos defendernos de aquellos, que por un desorden de sus pasiones emprendiesen turbarnos en el uso de las demas facultades con que nos ha enriquecido para hacer nuestra vida dulce y apacible. Este uso es pues su fin principal; y la defensa no entra en su plan, sino como un medio á veces necesario para conservarle. Asi que, ocuparnos enteramente en ella, y hacer nuestra unica ó principal profesion del arte de repeler la fuerza, no es seguramente conformarnos con sus miras. Mucho menos lo es el usar de estas fuerzas que [1120] nos ha dado, para oprimir á nuestros semejantes que no nos ofenden, y despojarlos de los derechos que igualmente que á nosotros les ha concedido. De manera, que un pueblo guerrero por instituto, no es menos vicioso y desordenado, ni puede llamarse felíz con mas razon, que una Sociedad de Sybaritas.

Pues ahora: reducidas estas naciones que ocupan un lugar tan distinguido en la Historia, y cuyos hechos tanto admiramos, reducidas, digo, á lo puramente necesario, era forzoso que se viesen, como se veràn siempre aquellas que no admitan algun luxo, en la dura alternativa, ó de corromperse en la ociosidad, ó de hacer de la guerra su unica ocupacion. Porque vuelvo á preguntarlo: ¿en qué habian de emplear el tiempo que indispensablemente habia de quedarles despues de satisfechas sus reducidas necesidades? Los inconvenientes demasiadamente visibles del [1121] ocio, y unas erradas ideas de la grandeza por las quales se dexaron deslumbrar, fueron causa de que sus Legisladores los inclinasen á la guerra. Lo que, claro està, no fue sino huyendo de Seylla dar en Caribais. De aqui los eminentes capitanes; porque en donde quiera que se cultiva solamente una especie de talentos, es preciso que estos florezcan mas, y suban á mas alto punto que en otra parte. De aqui las grandes conquistas; porque un pueblo que solo se ocupa en las artes de la guerra, es inevitable que haga de ellas alguna aplicacion: sino contra los extraños, contra sí mismo; y si ni contra aquellos ni contra sí mismo, que dexe de ocuparse en ellas, como en cosa de ninguna utilidad. Si lo primero, no puede menos de conquistar: si lo secundo, de disolverse: si lo tercero, ó de entregarse al trabajo y á la industria y adquirir por consiguiente el luxo, ó de vivir en la ociosi-[1122]dad y ser presa de todos los vicios que son de ella compañeros inseparables.

Nada vale quanto he dicho en esta materia, y me engaño torpísimamente, si hay algun medio entre estos extremos. Pero yo no le veo: y la Historia de los Romanos desde la expulsion de los Reyes hasta los tiempos de Sylla, me presenta una prueba irrefragable de esta verdad. Livello 3► Exemplum► La paz, para emplear un dicho de Philipo de Macedonia á otro proposito, era para ellos un tiempo de guerra; y para calmar las freqüentes sediciones del Pueblo, no halló jamas la política otro medio que suscitarle enemigos que combatir. Gracias á las instituciones religiosas de Numa, no llegaron estas sediciones á un formal rompimiento, y fueron muy utiles para equilibrar los diferentes ordenes del Estado. Mas si no hubieran sido de esta suerte atajadas, bien presto hubieran causado la total disolucion de la República. ◀Exemplum ◀Livello 3

[1123] Livello 3► Exemplum► Otra prueba no menos convincente nos ofrece Esparta. Licurgo, que fue sin controversia uno de los mayores hombres de la antigüedad, desterrando de entre sus conciudadanos el trabajo y la industria para reducirlos á la frugalidad, conoció bien los dos escollos, entre los quales ponia su República. Para evitar el uno, los ocupó continuamente en la gymnastica, y en todos los exercicios de la guerra, hasta hacer que Esparta, mas bien que una ciudad, pareciese un acampamento. Para arredrarla del otro, les prohibió por una ley expresa el emprender guerra que no fuese puramente defensiva, y aun aprovecharse de la victoria persiguiendo un exercito derrotado. ¿Mas qué consiguió con unas precauciones al parecer tan excesivas? La autoridad que supo dar á su legislacion, hizo á la verdad que el espíritu de conquista no dominase á su República en tan alto grado, como á otros [1124] pueblos que tuvieron semejantes instituciones. Pero para no hablar de la guerra de los Medos, que fue sin duda defensiva, hizo dos á los Messenios, que no fenecieron sino por la ruina total de Ithome y de Ira, y por la fuga ó esclavitud de todos los moradores de la Messenia. Mantuvo por treinta años la del Peloponeso, sin mas motivo que los zelos que la daba el esplendor de Athenas. Y en los intervalos en que no tuvo una guerra abierta, no cesó jamas de suscitar discordias entre las demas Repúblicas de la Grecia, enviando socorros, ahora á la una, ahora á la otra, con el fin de debilitarlas á ellas, y con el de exercitar su juventud. ◀Exemplum ◀Livello 3

Cierto es que todas estas eran unas infracciones de sus leyes. Pero debiera Licurgo haberlas previsto; porque eran conseqüencias necesarias de la contradiccion que entre ellas habia puesto. Querer que un Pueblo sea guerrero por instituto, y al mismo [1125] tiempo amante de la paz, es querer juntar los extremos mas opuestos. Livello 3► Exemplum► ¿Cómo era posible que los Lacedemonios conservasen largo tiempo su aficion á los exercicios de la guerra, no habiendo de hacerla sino en un caso tanto mas extraordinario, quanto su misma pobreza los tenia menos expuestos á ser invadidos? Ninguna ocupacion es grata al hombre, de la qual no espera percibir alguna utilidad. Ninguno se afana para adquirir una prenda, una habilidad, de la qual no ha de hacer algun uso. ¿Quién, que no fuese un insensato, se tomaria el trabajo de aprender el manejo de un instrumento, estando cierto de que jamas ó solo por un accidente muy raro podria tocarle?

Los Lacedemonios pues si habian de conservarse en la frugalidad, que tanto apeteció su legislador, era inevitable, ó que se entregasen al ocio, ó que fuesen, como de hecho lo fueron, sumamente propensos á la guer-[1126]ra, y eludiesen todas las leyes contrarias á esta inclinacion. Y si estos son dos vicios absolutamente incompatibles con la verdadera felicidad de los pueblos: si la rigurosa parsimonia es inseparable de uno de ellos; erró por consiguiente Licurgo su camino, quando para hacer felices á sus compatriotas los reduxo á lo fisicamente necesario para la vida. ◀Exemplum ◀Livello 3

Pero me diràn acaso, que si en la frugalidad no fueron felices, lo fueron todavia menos en el luxo: y yo convengo en ello desde luego. Si: no hay duda: el luxo arruinó no solamente la República de Esparta, sino tambien las de Athenas, Cartago y Roma, y la Monarquía de los Persas. ¿Pero fue por ventura un luxo que tuviese por fundamento el trabajo y la industria, y que fuese del todo incompatible con la ociosidad? Livello 3► Exemplum► Con un luxo de esta naturaleza habia florecido Athenas antes de Pericles, y el ser un pueblo industrioso, no la fue estorbo para [1127] las grandes cosas que hizo contra los Persas, baxo la conducta de Miltiales, Themistocles y Xantippo. Y esto con una constitucion viciosa, y unas leyes en hartos capitulos defectuosas, y aun contradictorias. ◀Exemplum ◀Livello 3 Lo mismo habia sucedido, y por un muy largo espacio de tiempo, á Cartago.

Livello 3► Exemplum► Los tributos exigidos á los aliados, y los despojos de los vencidos, recibidos en Lacedemonia, y consagrados en el principio á solas las urgencias del Estado; pero dentro de poco esparcidos entre los Ciudadanos: ◀Exemplum ◀Livello 3 Livello 3► Exemplum► las riquezas introducidas por el mismo camino en Athenas, y las retribuciones señaladas al Pueblo por la asistencia á los espectàculos y juicios públicos: ◀Exemplum ◀Livello 3 Livello 3► Exemplum► los tesoros que la conquista de una gran parte del Asia, y principalmente la de la Lydia, derramó entre los Persas: los que vertió España en Cartago, y todo el mundo entonces conocido en Roma; estos fueron los fundamentos del luxo [1128] que abatió el poder de estas naciones. ◀Exemplum ◀Livello 3 Livello 3► Exemplum► El Lacedemonio y el Atheniense, á costa de los que sus Repúblicas honraban con el nombre de aliados: á costa de las naciones subyugadas, el Persa y el Cartaginense; y el Ciudadano de Roma, á expensas de la Provincia que habia gobernado, ó mas bien asolado, de la nacion que solicitaba la alianza ó la proteccion del Pueblo Romano, para vengarse con mas seguridad de sus particulares enemigos, del que pretendia el título de Rey, y en una palabra, de todo el resto del Universo, vivia en un luxo de que podemos apenas formar idea, y al mismo tiempo en la ociosidad. ◀Exemplum ◀Livello 3 ¿Por qué admirarnos pues de la suerte que han tenido estos pueblos? En pudiendo unirse estas dos cosas, de qualquier modo que sea, lo he dicho ya, todo está perdido, y la ruina es inevitable. ◀Livello 2 ◀Livello 1