El Censor: Discurso XCIX

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Livello 1

Discurso XCIX

Citazione/Motto

Foecunda culpae saecula, nuptias
Primum inquinavére, & genus, & domos.
Hoc fonte derivata clades.

Horat. Carm. Lib. III. Od. VI. v. 17.

Estos siglos, fecundos en maldades,
Matrimonios, linages, y familias
Han corrompido: fuente ponzoñosa
De donde se deriva tanta ruina.

Livello 2

Metatestualità

La Carta y pieza siguiente me ha sido entregada el dia 3. de este mes, y me parece muy digna de la luz pública.

Livello 3

Lettera/Lettera al direttore

Señor Censor: si la adjunta Sátira no corrige, será porque nuestros males ya no tienen remedio. Ella vale, por lo menos, tanto como un Sermon de Quaresma, y por lo mismo convendria que Vm. la hiciese imprimir. El Autor desea hacer este servicio á su patria; pero como no espera gloria, ni pretende recompensa, si no la viere impresa la condenará al fuego, y no se cansará otra Vez en escribir coplas inutiles.1Alcala de Henares, primero de Abril de 1786.

Livello 4

Satira

Sátira.

Livello 5

Citazione/Motto

Quis tam patiens ut teneat se?

Juvenal.

Dexame. Arnesto, dexame que llore Los fieros males de mi patria. dexa Que su ruina, y perdicion lamentes; Y si no quieres que en el centro obscuro De esta prision la pena me consuma, Dexame al menos que levante el grito Contra el desorden, dexa que á la tinta Mezclando hiel, y acibar siga indocil Mi pluma el vuelo del bufón de Aquino. ¡O quánto rostro veo á mi censura De palidéz, y de rubor cubierto! Animo, amigos, nadie tema, nadie Su punzante aguijon, que yo persigo En mi Sátira al Vicio, no al vicioso. ¿Y qué querrá decir que en algun verso Encrespada la bilis, tire un rasgo, Que el vulgo crea que señala á Alcinda? La que olvidando su orgullosa suerte Baxa vestida al Prado, qual pudiera Una maja, con trueno y rascamoño, Alta la ropa, erguida la caramba, Cubierta de un cendál mas transparente Que su intencion, á ojeadas, y meneos La turba de los tontos concitando, ¿Podrá sentir que un dedo malicioso, Apuntando este verso, la señale? Ya la notoriedad es el mas noble Atributo del vicio, y nuestras Julias, Mas que ser malas, quieren parecerlo. Hubo un tiempo en que andaba la modestia Dorando los delitos, hubo un tiempo En que el recato tímido cubria La fealdad del vicio. Pero huyose El pudór á vivir en las cabáñas. Con él huyeron los dichosos dias Que ya no volverán: huyó aquel siglo En que aun las necias burlas de un marido Las Bascuñanas crédulas tragaban. Mas hoy Alcinda desayuna al suyo Con ruedas de molino. Triunfa, gasta, Pasa saltando las eternas noches Del crudo Enero, y quando el Sol tardío Rompe el oriente, admirala golpeando, Qual si fuese una extraña, al propio quicio. Entra barriendo con la undosa falda La alfombra: aqui y alli cintas y plumas Del enorme tocado siembra; y sigue Con débil paso soñolienta, y mustia, Yendo aún Favio de su mano asido, Hasta la alcoba, donde á pierna suelta Ronca el marido, y sueña que es dichoso. Ni el sudor frio, ni el hedór, ni el rancio Eructo le perturban. A su hora Despierta el necio: silencioso dexa La profanada olanda, y guarda atento A su asesina el sueño mal seguro. ¡Quántas, ó Alcinda, á la coyunda uncidas Tu suerte envidian! ¡Quántas de Himeneo Buscan el yugo por lograr tu suerte, Y sin que invoquen la razon, ni pese Su corazon los meritos del novio, El sí pronuncian, y la mano alargan Al primero que llega! ¡Qué de males Esta maldita ceguedad no aborta! Veo apagadas las nupciales teas Por la discordia con infame soplo Al pie del mismo altar; y en el tumulto, Brindis, y vivas de la tornaboda, Una indiscreta lagrima predice Guerras y oprobrios á los mal unidos. Veo por mano temeraria roto El velo conyugal, y que corriendo Con la impudente frente levantada, Vá el adulterio de una casa en otra: Zumba, festexa, rie, y descarado Canta sus triunfos, que tal vez celebra Un necio esposo, y tal del hombre honrado Hieren con dardo penetrante el pecho, Su vida abrevian, y en la negra tumba Su error, su afrenta, y su despecho esconden. ¡O viles almas! ¡ó Virtud! ó Leyes! ¡O pundonor mortifero! ¿qué causa Te hizo fiar á guardas tan infieles, Tan preciado tesoro? ¿Quien, ó Themis, Tu brazo sobornó? Le mueves cruda Contra las tristes víctimas que arrastra La desnudéz, ó el desamparo al vicio: Contra la debil huerfana del hambre, Y del oro acosada, ó al halago La seducion, y el tierno amor rendida; La expilas, la deshonras, la condenas A incierta, y dura reclusion, ¿y en tanto Vés, indolente, en los dorados techos Cubilado el desorden, ó le sufres [...] en triunfo por las anchas plazas. La virtud, y el honor escarneciendo? ¡O infamia! ¡ó siglo! ¡ó corrupcion! Matronas Castellanas, ¿quién pudo vuestro claro Pundonor eclipsar? ¿Quién de Lucrecias En Lais os volvió? ¿Ni el proceloso Oceano, ni lleno de peligros El Lylibeo, ni las arduas cumbres De Pyrene pudieron guareceros Del contagio fatal? Zarpa, preñada De oro, la nao Gaditana, aporta A las orillas Galicas, y vuelve Llena de objetos fútiles y vanos; Y entre los signos de extrangera pompa Ponzoña esconde, y corrupcion compradas Con el sudor de las Iberas frentes, Y tú, misera España, tú la esperas Sobre la playa, y con afán recoges La pestilente carga, y la repartes Alegre entre tus hijos. Viles plumas, Gasas y cintas, flores y penachos Te trae en cambio de la sangre tuya: De tu sangre, ¡ó baldon! y acaso, acaso De tu virtud y honestidad. Repara Qual la liviana juventud los busca. Mira qual vá con ellos engreida La imprudente doncella. Su cabeza, Qual nave real en triunfo empabesada Vana presenta del favonio al soplo La mies de plumas y de agrones, y anda Loca buscando en la lisonja el premio De su indiscreto afan. ¡Ay triste! Guarte, Guarte que está cercano el precipicio. El astuto amador ya en asechanza Te atisva, y sigue con lascivos ojos. La adulacion, y la caricia el lazo Te ván á armar do caerás incauta, En él tu oprobrio, y perdicion hallando. ¡Ay quanto, quanto de amargura, y lloro Te costarán tus galas! ¡Quán tardío Será, y estéril tu arrepentimiento! Ya ni el rico Brasíl, ni las cavernas, Del nunca exhausto Potosí nos bastan A saciar el hydropico deseo, La ansiosa sed de vanidad y pompa. Todo lo agotan. Cuesta un sombrerillo Lo que antes un Estado, y se consume En un festin la dote de una Infanta. Todo lo tragan. La riqueza unida Vá á la indigencia. Pide, y pordiosea El Noble, engaña, empeña, malvarata, Quiebra, y perece, y el logrero goza Los pingues patrimonios, premio un dia Del generoso afán de altos abuelos. ¡O ultrage! ¡ó mengua! Todo se trafica: Parentesco, amistad, favor, influxo, Y hasta el honor, deposito sagrado, O se vende, ó se compra. Y tú, Belleza, Don el mas grato que dió al hombre el Cielo, No eres ya premio del valor, ni paga Del peregrino ingenio. La florida Juventud, la ternura, el rendimiento Del constante amador ya no te alcanzan. Ya ni te dás al corazon, ni sabes Del recibir adoracion y ofrendas. Rindeste al oro. La vegéz hedionda, La sucia palidéz, la faz adusta Fiera, y terrible con igual derecho. Vienen sin susto á negociar contigo. Daste al barato, y tu rosada frente, Tus suaves besos, y tus dulces brazos. Corona un tiempo del amor mas puro, Son ya una vil y torpe mercancia.

1Si fueren como las de esta Sátira, no merecerán la sentencia que contra ella habia dado su Autor.