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Sugestão de citação: Anonym (García de Cañuelo, Luis; Pereira, Luis Marcelino) (Ed.): "Discurso XCVII", em: El Censor, Vol.5\097 (1786), S. 525-548, etidado em: Ertler, Klaus-Dieter / Hobisch, Elisabeth (Ed.): Os "Spectators" no contexto internacional. Edição Digital, Graz 2011- . hdl.handle.net/11471/513.20.503 [consultado em: ].


[525] Nível 1►

Discurso XCVII

Citação/Divisa► 1 Los que afectando insolita, y profunda
Erudicion del Arte,
Consiguen que el oyente se confunda
En pueriles enigmas intrincados,
En laberintos, fugas canerizantes,
Y canones perpetuos, y trocados,
(Que hay tambien en la Musica pedantes.)

Iriarte. Poem. de la Musica ◀Citação/Divisa

Nível 2► Nível 3► Carta/Carta ao editor► Señor Censor.

Muy Señor mio: yo creo que al paso que la Filosofia vá descubriendo [526] los principios mas sublimes de la belleza y de la gracia, la Poësia y la Eloqüencia, la Arquitectura, la Pintura y la Escultura ván haciendo grandes progresos, y despojandose de la rudeza, y extravagancia que adquirieron en los siglos bárbaros; pero sospecho que la Música no ha dado sino muy pocos pasos ácia su perfeccion. Me hace caer en esta sospecha el grande aprecio que aun logran las composiciones muy artificiosas, y la preferencia que se las dá en quanto al Arte sobre las sencillas. La perfeccion de un Maestro no se mide jamás por una Tonadilla, una Sonata, un Dueto, sino por un Quatro, un Ocho, ú otra composicion semejante. Esta conducta me ofreció algunas reflexîones que voy á exponer á la censura de. Vm. de quien no juzgo agena una materia que me parece tan importante.

Nível 4► Las bellas Letras, y Artes, segun el sentir de los Filosofos, pierden de su belleza todo quanto se extravían de [527] la sencillez. Los mismos Romanos han empezado á corromper la Arquitectura con la demasiada sutileza y luxo de las formas, y de los adornos; y es constante, que la Pintura, y Escultura ha perdido muchísimo entre ellos por esta razon. A Ciceron no se le hace por otra causa inferior á Demostenes, que por ser menos vehemente queriendo ser mas florido, menos eficaz queriendo ser mas agradable. Si se atribuye á Seneca la corrupcion del gusto, es por haber hablado en un estilo todo erizado de sentencias, y agudezas muy buscadas y refinadas en que el juicio, y la naturalidad se sacrifican al ingenio y afectacion. ¿Quánta mayor erudicion ofrece á primera vista el famoso Moyses de Buonarrota que el Apolo de Belvedere? ¿Quanto mayor estudio aparenta la fachada de la Catedral de Leon, que el frontispicio del Panteon aun con ser Romano? Cotejemos un Sermon de los que se predicaban en el siglo pasado; con uno [528] de Fr. Luis de Granada, por no hablar ahora de lo antiguo; pero sobre todo, comparemos un Poëma de pies forzados, paranomastico, acrostico, laberintico, equivoco, trilingue, y retrogrado con uno sencillo de Garcilaso. ¿Quánto ingenio, quánto estudio, quánta dificultad ofrecia en otro tiempo el primero mas que el segundo? No obstante, qualquiera conoce hoy que todo el trabajo improbo que ha costado ha sido perdido, y que su Autor se ha extraviado de su objeto principal, por ocuparse en un juego de niños.

El objeto de un Poëta, y de un Orador, el de un Arquitecto, un Pintor, y Estatuario es el de mover agradablemente nuestro corazon ácia el objeto que nos presentan, no ácia la mano que lo ofrece. Deben olvidarse de sí mismos para mover unicamente nuestras pasiones; pues nosotros no tenemos interés en conocer que ellos, sabian mucho dibuxo, mucha anatomía y mucha gramatica, y oratoria. En [529] tánto será mejor el Artefacto, en quanto de tal manera enagene nuestra atencion, que no nos quede lugar para admirar al Artifice. Ahora bien, y si hubo tiempos en que sabios, é ignorantes llegaron á olvidar á los Toledos y Herreras por los Donosos y Churrigueras, á los Velazques y Coellos por los Alfaros y Jordanes, á los Leones y Villegas por los Gongoras y Monteros, á los Granadas y Avilas por los Valdiviesos y Paravicinos; ¿no podré sospechar yo, que estamos en el mismo estado en quanto á la Musica, si hallo comparable el artificio de un Ocho, á un laberinto retrogrado, á un edificio arabesco, á una figura en contorsion violenta?

Es comun opinion que los Griegos apenas conocieron sino la melodía, y aun está bastantemente sencilla; de manera, que comparan su Musica á nuestro canto llano, y figurado. Por eso creen, que los admirables efectos se cuentan de ella son exâgeracio-[530]nes poëticas. Yo convengo en la sencilléz; ¿pero esa qualidad podrá rebaxarle el merito tanto como pretenden algunos? Mas; ¿como es posible que una Nacion en quien la Musica hacia una parte del genio nacional, y que hacia consistir la buena educacion en su estudio, por persuadirse a que esta dulcísima Arte, despues de proporcionar la recreacion mas honesta, tiene mas que las otras una hechicera eficacia sobre el corazon del hombre: una Nacion, en que era tenido por rudeza, é incivilidad no solo no tener la inclinacion, sino el no entender algo de ella: una Nacion, cuyas costumbres ofrecian mas ocasiones de cultivarla, ya en sus Templos, Teatros, Juegos, Campañas, Pompas, Triunfos, Certamenes musicales, y otras funciones publicas; ya en sus Bodas, Nacimientos, Funerales, Ascensos, Viages, Cosechas, Convites, y demás fiestas domesticas en que todos y cada uno á competencia iban dando [531] muestras de su habilidad: una Nacion que se servia de los canticos como de unos amables monumentos para conservar la memoria de los sucesos, que pasaban asi por tradicion de padres á hijos: una Nacion, que concedia á la Musica, como á las demás Artes, unos honores casi divinos; por cuya razon sus primeros Ciudadanos, sus mayores Filosofos eran sus profesores, y sus mas célebres Poëtas solian añadir esta circunstancia á sus obras, como aquellos que penetraban mejor su espiritu: una Nacion, en fin, que ha llevado la Poësía, la Oratoria, Arquitectura, Pintura, y Escultura, á un grado que nos sirve de modelo, y que acaso jamás llegaremos á igualar; cómo es posible que no haya podido conseguir en la Musica ni aun una medianía? En la Musica,que tiene tan estrecho parentesco con la Poësía, y Eloqüencia; á quienes parece que inflama un mismo numen, y que se ayudan, y alientan mutuamente. Una Nacion que po-[532]seyendo por otra parte el idioma mas sonoro, sabia aumentar su melodía, ya con la tan vária construccion de sus periodos, y sus versos, de cuya dulzura apenas percibimos la mitad, ya con una pronunciacion, y especie de canto, del qual siendo tal que lo notaba el delicado oído de su misma plebe, á nosotros no nos ha quedado mas idéa que la noticia de su admirable efecto; ¿cómo es posible creer que siendo justas las alabanzas, que dió á sus Poëtas, Oradores, Arquitectos, Pintores y Escultores, haya tenido tan poco discernimiento, y buen gusto en quanto á la Musica? Si reflexîonamos, y cotejamos bien las cosas, no creo que hallemos mas distancia de las Soledades de Gongora, al Bucoliasti de Teocrito, de un Drama de Sophocles, á otro del ponderado Calderon, que de una de nuestras composiciones artificiosas á un canto sencillo de los Griegos; y bien conocemos hoy quantos mejores efectos produce la aparente [533] sencilléz de aquellas obras que el afectado artificio de estas.

Yo creo que á nuestro canto llano le faltan muchas circunstancias para llegar al de los Griegos; y sin embargo, confieso que á pesar de quanto me tiene preocupado, y viciado el oído nuestra Musica, siento á veces en un Coro numeroso, y bien ordenado de Monges, algunas mociones que jamás he sentido tan vivamente en las Arias mas pateticas. Contemplemos un Coro de los Griegos, y omitiendo el aparato de los vestidos, del gesto, bayle, y otras circunstancias de que lo solian acompañar, y que podrian aumentar su efecto, al modo que es mayor entre nosotros el de una Aria cantada en una Opera, que el de otra cantada en una Camara, supongamos lo primero, que la letra era por lo regular de uno de sus mas famosos Poëtas, y de todos modos siempre de un Poëta Griego: lo segundo, que la Musica aunque muy sencilla era pro-[534]porcionada á la letra: y lo tercero, que el Cantor animado con el espiritu de una, y otra la pronunciaba clara, y pateticamente; demanera, que si la letra de por sí movia (como movia á Augusto, y á Livia la lectura patética de la Eneida) cantada con un tono que no disminuia, antes bien aumentaba su eficacia, haria doble efecto. Hagamos ahora el cotejo con la nuestra. Lo primero, que la letra suele ser plebeya; pero quiero que sea de uno de nuestros mejores Poëtas, ¿de qué sirve esto, si el Musico no suele ser igual, ni aun las mas de las veces está en estado de arrebatarse con el mismo espiritu, porque no la entiende? ¿Quántas composiciones latinas hay entre nosotros de personas que ignoran esta lengua, y quando mas, solo tienen idéa de que un Miserere ha de ser triste, un Gloria alegre, y que en un dia de Navidad todo ha de ser festivo, aunque sean los Kyries, que no saben lo quesignifican? Pero aun hablando vulgar, [535] si el Musico no entiende mas que el idioma de la plebe, y el Poëta se encarama un poco, ya todo se volvió latin para él. ¿Quién hay que distinga bien la grande variedad de caractéres de las personas, y de los objetos que introduce el Poëta, y los inumerables afectos, y pasiones que les hace tomar, y aun variar por grados imperceptibles? ¿Quién es el que sabe acomodar á esto el diverso genio de las voces, y de los instrumentos? Esto es una cosa muy delicada, y los Musicos por la mayor parte hallaron otro medio para salir de esta gran dificultad. Guardese bien cualquiera de estos personages, aunque sea de un caracter serio ó severo, y se halle oprimido de dolor, ó agitado del mayor despecho, de pronunciar esta palabra risa, ú otra semejante, que á pesar de su negra situacion le forzará el Musico á travesear con toda la algazara, y locuras del regocijo. Por el contrario, si el hombre mas entregado al placer pro-[536]nuncia por su desgracia en lo mas vivo de su alborozo la palabra muerto, aunque sea para resucitar, se verá obligado á pesar suyo á hacer el parentesis mas lúgubre de lamentacion. No quiero hablar ahora de aquellos que componen la Musica antes de la letra, ó de los que van haciendo la capa de pobre, de retazos de diversas telas mal zurcidas con hilo de otro color, sin embargo de que nuestros delicadísimos sentidos no suelen conocer la trampa, á no ser que reclame el remiendo su propio dueño.

Despues de esto, nuestros Compositores hacen servir por lo regular la letra á la Musica, debiendo ser al revés. ¿Quién podrá distinguir en una Aria el verso de la prosa, con la repeticion y trastorno de los versos, de las palabras, y aun de las silabas (sino añaden algo de su casa para llenar su idéa) con la demasiada detencion en alguna vocal para hacer lucir la flexîbilidad de garganta del Cantor, y [537] finalmente con el ningun escrupulo en los acentos? Pero guardarase á lo menos la puntuacion, y divisiones gramticales; pues como dice un Poëta:

Citação/Divisa► Si posee el Cantor la persuasiva

De la Oratoria Musical, se infiere
Quando un hecho refiere
En mera descripcion, ó narrativa;
Quando un subito afecto, que le inflama
Le obliga á interrumpirlo; quando exclama,
O se admira, o pregunta, ó reconviene
Se turba, se resuelve, se detiene. ◀Citação/Divisa

Pero nuestros Musicos nos hacen perder no solo el numero poëtico, y la prosodia, sino aun el mismo sentido de las oraciones.

Otro defecto de nuestra Musica es el exceso, y naturaleza del adorno instrumental; pues siendo solo instituido para instruir, y disponer precediendo, y aliviar, y fortificar acompañando, llega á cubrir, y ocultar casi enteramente la voz; á la manera que un ga-[538]loneado doble, y por todas las costuras encubre rudamente la tela, en lugar de adornarla, y hacerla sobresalir; de modo, que con esto, y la mala pronunciacion de los Cantores, que es otro defecto principal, se acaba de perder casi enteramente la letra, y por consiguiente una de las principales causas de la mocion. Esto se ve practicamente en que nosotros despues de haber oído un Cantor, no alabamos regularmente sino su destreza, su voz, y volubilidad de garganta, y no nos acordamos de la letra que apenas hemos percibido.

Nuestras mismas voces, é instrumentos son tambien un defecto en nuestra Musica: entre nosotros pasan por voces exquisitas las que no lo son segun la naturaleza: la voz de un capon no es la voz humana, es solo un instrumentillo que pronuncia palabras; ningunos mas aproposito para tiples que los niños, y ningunos ¡ay de mí! mas agradables á Dios y á los hombres [539] por su candor é inocencia. Pero estos aun no pueden hacer grandes gorgeos, y quiebros con la voz, ni leer una musica dificultosa, y por eso no pueden entrar en nuestras sublimes composiciones. Por la propia razon son excluidas voces naturales y excelentes, y perdemos por eso mucha variedad de caracteres. Las Catedrales suelen buscar para cantores del coro unos hombrones robustos, que con sus tremendos chorros hagan estremecer las bovedas del templo. Pero ¿acaso es natural lo mui extraordinario? Yo creo que qualquiera que no esté preocupado dará la preferencia á un coro de Regulares, que forma el conjunto de voces de todos metales, y si pensaran asi las Catedrales se escusarian de buscar con mucha diligencia y gastos estos hombres raros, algunos de los quales no tienen tal vez otros dotes, ni vocacion, ni servirán para otra cosa, que para cantar maquinalmente; lo que creo mui ageno del espiritu de [540] la Iglesia. Por otra parte el cuerpo y sonido de los mismos instrumentos es bastante dañoso al sonido, y cuerpo de la voz humana que sobresale mejor con los claves, harpas, vihuelas, &c. y se hallaria quizá mejor con las lyras, cytaras, y mas instrumentos antiguos, que con nuestros violines, obúes, bajones, trompas, &c.

Todos estos defectos se hallan reunidos y multiplicado, en qualquiera de nuestras composiciones artificiosas: atiendase á la gregueria de un Quatro, ó un Ocho, en el que mientras uno dice una palabra, otro pronuncia otra mui diferente; este va yá en el segundo verso, y el otro aún se está rumiando el primero, y los instrumentos rotas las leyes y respeto debido á las voces, todo lo confunden, alborotan, trastornan, y

Citação/Divisa► . . . . . Velut agmine facto,
Qua data porta ruunt & terras turbine perflant.
 . . . . . 
Insequitur clamorque virum, stridorque rudentum.
◀Citação/Divisa

[541] En efecto si alguna vez se pueden usar con decoro estas composiciones es en la descripcion de una tormenta, un tumulto popular ó cosa semejante. En ninguna cosa como en esto se conoce la falta de advertencia de los Musicos. Lo primero; porque no reparan que nuestro espiritu no puede percibir dos ó tres palabras diferentes á un tiempo, como das ó mas sonidos; porque no hay en aquellas la consonancia que en estos. Lo segundo; porque toman á la armonia por la parte principal de la Musica, no siendo sino una dulzura de segundo orden que debe estár subordinada, y servir á la primera. La melodia por sí sola es capaz de tener todo el merito, y si no lo tiene no puede darselo toda la armonia; quiero decir, que si el primo, desnudo de todo el acompañamiento no es agradable, no lo puede ser con él, á la manera que un frontispicio, ó un vestido graciosa y decorosamente cortado, ya tiene adquirido el merito prin-[542]cipal, y no siendo asi todas las bordaduras y adornos mas brillantes no le harán agradable, sino rico y admirable á los ojos del vulgo deslumbrado. Lo tercero y principal es porque asi olvidan los Musicos el objeto para que fue instituida la Musica. Si yo pido á un Violinista que me toque un Solo todo su empeño es ostentar un prodigioso manejo de semifusas, una suma felicidad en llegar con los dedos hasta el puente, una grande delicadeza en herir y trinar dos cuerdas á un tiempo, y una destreza admirable en tocar pasages llenos de notas, y pausas de distinta duracion; de manera, que este hombre olvidado de los afectos que me debe mover, toda la atencion pone en su persona, y en exigir de mí todo el aplauso ácia sus dedos volatines, cuyo trabajo no es de la decision de mi oido, y por consiguiente no viene al caso. Lo mismo sucede con los demás instrumentos y con las voces: no se tiene por primoroso el Cantor [543] que no puede sostener un arpegio ó trino mui prolongado sin respirar; he aqui otra falta de advertencia, convertir la voz humana en instrumento. Si el canto es una especie de pronunciacion ¿merecerá este nombre la que se detiene por largo tiempo en una sola letra? Asi yerran su objeto los compositores; pues si yo pido á un gran Maestro, que me ponga en Musica una letra, en nada menos piensa que en aumentarle la vehemencia; todo su estudio lo pone en cargarse de preceptos, y cadena para hacerme ver que sabe manejar las leves mas dificultosas de la musica. ¿Pero qué leyes son estas? ¿Quién las ha promulgado? Aqui queria yo venir á parar. Si nuestros Filósofos estudiaran la Musica como los antiguos, no se veria ésta estancada y tiranizada por el capricho de meros executores, gente sin filosofia, y sin mas instruccion ni caudal que un cúmulo de reglas áridas dictadas por ellos mismos, y tan duras co-[544]mo las de las paranomasias, laberintos, &c. Las reglas de los Musicos aun los mas juiciosos son como las de Rengifo, que enseñan los pies que debe llevar un Soneto; las silabas que pertenecen á cada verso, y cómo se han de ir colocando los acentos y consonantes, y ¿bastaría esto para hacer un Soneto? Yo comparo á Torres y Rengifo con Iriarte y Luzan: los primeros de estos harán una turba de versificadores, y compositores para el Vulgo; los segundos harán Poetas y Musicos: para lo uno basta saber hablar y tener tono; para lo segundo se supone un sublime ingenio capaz de penetrar y manejar la complicada máquina del corazon humano, una imaginacion donde se representen con claridad y extension todo genero de escenas, un corazon docil donde se impriman con sensibilidad todas las pasiones, y una memoria bien provista de toda suerte de conocimientos. ¿Y concurren estas circunstancias en nuetros Musicos?

[545] Mas: al que tenga buen entendimiento y el gusto bien formado le agradaré un Poema arreglado al Arte, aunque no sepa las reglas de la Poetica; pero si ignora las de la Musica hallará mui desabrido y embrollado un Quarto ó un Ocho que no podrá distinguir. Pues ¿qué arte es esta? ¿Es otra cosa el arte que la observacion de la naturaleza para producir facilmente y con propiedad, un efecto que al mismo tiempo que encante al inteligente agrade á la multitud? Además de esto, si el arte es la imitacion de la naturaleza, siempre será uno, como lo es, su proposito; y he aqui uno de los principales argumentos contra nuestra Musica: la Iliada, las Filipicas, el Laoconte, y las demás bellas obras de la antigüedad no se han envejecido con el tiempo; al contrario nuestras mejores composiciones no se pueden tolerar, como dicen los mismos Profesores en contando diez años de edad. ¿Y por qué no sucede lo mismo con el [546] Canto llano? No por otra razon que porque es mas conforme á la Naturaleza. Lo que sucede con la Musica pasó con la Poesia y demás Artes bellas á la edad de los conceptistas obscureció la de los cultos, y á la de estos la de los equivoquistas; pero la arreglada Poesia siempre por ultimo ha triunfado.

De todo esto concluyo que jamás conoceremos la buena Musica hasta tanto que sea exâminada, y practicada por Filosofos que la reduzcan á la primitiva sencilléz filosófica de los Griegos. Yo bien sé que yá alguno se exercitó en ella, y no por eso adelantó mas; pero esta no es obra de uno solo. Una vez viciado el gusto en esto, como en todas las demás cosas, es mui dificultoso remediarlo; porque acaso lo es mas el conocerlo. No hay cosa que altere y deprave mas nuestros sentidos, que las cosas mui fuertes y compuestas, asi como las simples y suaves conservan y aumenten su de-[547]licadeza. Esta maxima deben tener presente los que emprendan la reforma de nuestra Musica, ó por mejor decir, la restauracion de la verdadera; porque yo soi de sentir que se debe olvidar absolutamente la que se usa, y meditar y exercitarse por largo tiempo en la mas pura y sencilla melodía por no distraer á los principios la atencion de lo principal por lo accesorio. Esto podrá ir poco á poco acostumbrandonos, ó mas bien desacostumbrandonos de nuestro sistema, y restituyendonos el gusto de la naturaleza que tanto anhela por el placer como huye del trabajo, y de todos modos qualquiera cosa que no tenga mas que lo simplemente necesario, aunque parezca rustica y pobre, siempre será mas vecina de la belleza, que las que contienen superfluidades irracionales, en que la pompa y la abundancia procuran suplir la falta de designio, orden, proporcion, y propiedad, y en que los sentidos y la razon se confunden y fatigan.

[548] Algunas reflexîones se me ofrecian acerca de la Musica puramente instrumental, que debiendo ser una expresiva locucion por señas, muchas veces no nos dice nada, ó nos dice mil cosas inconexâs y contradictorias. Si los Musicos llevasen designio en estas composiciones, la tocata destinada para el baile ó teatro no solo no se deberia usar en el templo, ú otro lugar diferente, pero ni aun en el mismo teatro en circunstancias distintas. ◀Nível 3 Mas ya me parece que excedo los límites que Vm. se ha propuesto, por lo que concluyo con ofrecer á Vm. mis respetos, pues soy de Vm.

El mas fino apasionado
Q. S. M B.
Simplicio Greco y Lira. ◀Carta/Carta ao editor ◀Nível 3 ◀Nível 2 ◀Nível 1

1Estos versos traía á la frente la Carta que sígue; y vino por el Correo General del dia 17. La publico porque me parece de hombre que piensa