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Cita bibliográfica: Anonym (García de Cañuelo, Luis; Pereira, Luis Marcelino) (Ed.): "Discurso XCVI", en: El Censor, Vol.5\096 (1786), pp. 511-524, editado en: Ertler, Klaus-Dieter / Hobisch, Elisabeth (Ed.): Los "Spectators" en el contexto internacional. Edición digital, Graz 2011- . hdl.handle.net/11471/513.20.502 [consultado el: ].


[511] Nivel 1►

Discurso XCVI

Cita/Lema► Luctere, multa proruet integrum cum laude victorem.

Horat. Carm. IV. Od. IV. v. 6

Si entras en lid con semejante gente,
Por mas que vencedor siempre hayas sido,
Forzoso te será quedar vencido
Y huir cobarde y vergonzosamente. ◀Cita/Lema

Nivel 2► Nivel 3► Carta/Carta al director►Muy Señor mio: Relato general► halléme dias pasados en una tertulia, en que fue Censor el asunto de la conversacion toda la noche. No quiero dar Vm. la mortificacion de leer aqui que se dixo de esta obra, y de la religion de su Autor. Pero no puedo [512] ocultar el bochorno en que me vi, por haber querido sacar la espada en su defensa. A la verdad, no me creia yo muy desigual á la empresa; porque aunque no soy hombre de carrera gusto no obstante de leer. Principalmente he procurado instruirme á fondo en la Religion que profeso; no habiendo podido adherir jamás á los principios de aquellos que creen peligroso su estudio, y se glorían de la fe de Carbonero. Tengo una noticia de la historia, de la Iglesia, no del todo superficial. Los Escritores Eclesiasticos y los mismos PP. No me son enteramente estraños. En fin, sé de otro modo que un Papagayo lo que debo creer, lo que debo esperar, lo que debo obrar, y los medios de que debo valerme para suplir á la flaqueza de mi naturaleza corrompida. Además de esto me precio de un buen Logico. Quando estudiaba Filosofia me acuerdo, que mi argumento era de los mas terribles, y aun hoy no se defienden en Madrid Conclusiones públicas á que [513] no vaya á argüir, y en que, si se me pone en la cabeza, no fuerce al sustentante hasta su ultima distincion.

Por otra parte los enemigos, contra quienes me proponian combatir no me parecian muy temibles. Nivel 4► Retrato ajeno► El uno de ellos Eclesiastico de capa, y espada, despues que salió de la Gramatica no hay memoria de que haya abierto otro libro que su Lárraga, y su Breviario. ◀Retrato ajeno ◀Nivel 4 Nivel 4► Retrato ajeno► Al otro le conocia yo desde la Filosofia, que estudiamos juntos; y ni el Catedratico, ni los Condiscipulos nos prometiamos de su aplicacion, y sus talentos ningun Conquistador de la Silesia. Sus creditos no fueron tampoco muy grandes en el resto de su carrera, y aseguran sus compañeros que en toda ella no hizo leccion de puntos, ni puso argumento alguno que no le compusiese un amigo, y que él no echase á perder. Pero no la acabó mas presto que declaró una guerra internecina á toda suerte de libros: en tanto grado, que para echarle de cierta parte, en que se hacia molesto, sé de quién [514] se valió algunas veces, y siempre con el éxito mas felíz, del expediente de ponerse á leer qualquiera cosa por agradable, y divertida que fuese. En fin, plantado una parte del dia en una Tienda de la Puerta del Sol, bostezando la otra en un café, y desperdiciando la otra de estrado en estrado, de locutorio en locutorio de Monjas, es uno de aquellos poquísimos hombres, que ni con una larga serie de títulos de Doctor, Calificador, &c. pueden persuadir al vulgo que saben algo. ◀Retrato ajeno ◀Nivel 4 Nivel 4► Retrato ajeno► El tercero era un Letrado, que con mucha modestia nos dixo era hombre de vasta lectura: y de seguro tiene leído mucho en procesos, y bastantemente manejado el Castejon, el Cevallos, y el Begnudelli. ◀Retrato ajeno ◀Nivel 4

Tales eran las fuerzas que tenia contra mí: porque los demás concurrentes, Cristianos de estos que derramarán su sangre por una Religion que apenas conocen, y que tampoco quieren conocer, eran meros espectadores del combate, y no hacian mas que ani-[515]mar con sus aplausos á los Combatientes. Pues sepa Vm. que á pesar de toda la superioridad con que debia imaginarme respecto de semejantes gentes, fui vencido vergonzosamente, y di a mis antagonistas el triunfo mas cumplido. ¿Y cómo asi? La causa, dirá Vm. no era tan mala. Apuradamente no he tomado la pluma sino para decirlo. Figurese Vm. Un Seipion, que con sus Velices, Hastarios, Principes, y Friarios, armados segun sus clases con sus dardos, parmas, espadas, pialas, y medias picas, y formados á la manera que allá en Zama contra los Elefantes, y las Falanxes de Annibal, presenta batalla á uno de nuestros Exércitos: un Marcelo, ó un Cesar, que bien provisto de Tortugas, Musculos, Helepolos, Polispastos, Arietes, Balistas, Catapultas, Cuervos, Lobos, &c. emprende el sitio de una plaza fortificada á nuestra moda, y defendida de una gruesa, numerosa, y bien servida Artilleria. Tal he sido yo con mi tren de Exemplos, Inducciones, [516] Silogismos, Entymemas, Epicheremas. Dilemmas, y Sorites. En vano puse en obra todos los modos, y figuras. En vano recorrí todos los topicos, y argüí à causis, ab efectibus, à subjecto, ab adjuntis, à contrariis, à simili, à nomine, à deffinitione, à divisione, ab autoritate. En vano mudé de sistema, y quise dirigir mis ataques por el metodo Socratico. Mis contrarios se defendieron de todo esto con la mayor facilidad del mundo, y sin emplear siquiera una triste distincion; y yo vi por experiencia, que quanto ha discurrido el Principe de los Filosofos, quanto se nos enseña en las aulas, quanto se lee en los mas célebres Dialecticos es yá de ningun servicio. ◀Relato general

Nivel 4► Satire► En una palabra, Señor Censor, la Dialectica ha experimentado una revolucion no menor que el Arte de la guerra, y yo estoy resuelto á exponer en un tratado el nuevo sistema, si Vm. aprueba mi pensamiento, como espero lo haga, una vez enterado de sus ventajas sobre el antiguo. En efecto, [517] no puede dudarse que hemos mejorado infinitamente. La antigua Logica no sirve en primer lugar para convencer todo lo que uno quiere. Hay cosas tan evidentemente verdaderas, que el Eclesiastico mas sutíl no es poderoso para dár con ellas en tierra; y otras por el contrario tan evidentemente falsas, que todas las distinciones, y subdistinciones del mundo no alcanzan á sostenerlas. La nueva es tan universal, que no hay proposicion por absurda que á primera vista parezca, la qual, si acomoda, no se pueda hacer triunfar, aunque venga el mismo Aristoteles á refutarla: y por otra parte no hay demonstracion Matematica que pueda contrarestarla, si es opuesta á nuestros intereses, ó á nuestro modo de pensar; de manera, que no es de menos provecho para el ataque, que para la defensa. Aquella no pone por sí sola á un hombre en estado de contestar en todos asuntos, y en todas ciencias. Prescribe tan solamente reglas para formar razonamientos exâc-[518]tos; pero es menester adquirir con otros estudios materiales en que exercitarlas. Con esta no hay materia por extraña que sea, sobre que un hombre no pueda disputar, y disputar con seguridad de la victoria. La primera, en fin, no puede adquirirse sin grande estudio, y es sumamente dificil, y embarazosa la aplicacion de sus preceptos. ¡Qué de cosas no hay por ex. que hacer para formar un silogismo! recorrer todos los predicados superiores al sugeto, y todos los sugetos inferiores al predicado para hallar el medio: hacerle que suponga distributivamente en alguna de las premisas: cuidar de que estas no sean ambas puras particulares, ó puras negativas, amen de otras sesenta mil menudencias, á que es indispensable atender. Al contrario, todo es facil, todo llano como la palma de la mano en la nueva Logica.

Una proposicion, que para impugnarla seria preciso antes desgañitarse dos horas, se refuta completamente por este admirable metodo con decir [519] no mas al que la sostiene, que la ha leido sin duda en Voltaire, ó en Rousseau, ó que la ha tomado de algun librito de octavo, y de forro azul; porque está averiguado, que todo lo que á uno no acomoda lo ha dicho precisamente Voltaire, ó Rousseau, y que estos dos hombres no pueden tener razon en ninguna cosa; como tambien que es imposible de toda imposibilidad, que se halle cosa buena en un libro de á octavo, no estando en quadernado en pergamino.

Basta á veces una exclamacion hecha oportunamente, un O tiempos! proferido en tono lamentable, y elegíaco para desbaratar el razonamiento que á primera vista parezca mas sólido, y convincente. ¡Quántas veces en aquella noche fatal, ó por mejor decir venturosa por lo que en ella aprendí, no me dexaron mis antagonistas tamañito! ¡Quántas no me reduxeron al silencio! ¡Quántas no me concluyeron solemnemente, creyendome yo lleno de razon, con respon-[520]derme tan solo: Vm. dice bien: eso es pensar á la moda: por ahí vá la procesion, &c.! Pues y aquello de siglo ilustrado; huele á chamusquina: ayres infectos: ¿puede Vm. ignorar la fuerza que tiene?

Yo le desafio á Vm. Señor Censor: prevengase Vm. como quiera: armese Vm. de los pies á la cabeza, y venga abroquelado con las autoridades que le parezcan mas respetables, y aunque sea con los textos mas terminantes de la Sagrada Escritura, y con los pasages mas claros, y decisivos de todos los Padres de la Iglesia Griega, y de la Latina. Yo me rio de todo eso. Por lo que hace á este ultimo genero de armas que parecen las mas terribles, con solo hacer observar á los circunstantes que Vm. trae media blanca y polvos en la cabeza, le tengo convencido de que quantos pasages me cite no dicen nada de lo que Vm. quiere, y que Vm. no entiende palabra de ellos. Porque sabido se está que dice contradiccion traer polvos y me-[521]dia blanca, y entender la Escritura, y el Griego, y Latin de los Padres.

Quanto á las autoridades de otra especie, me ofrece el nuevo sistema mil arbitrios para desembarazarme de ellas. Doy por supuesto que las citas de Vm. no serán de ningun Autor que se intitule Conde, Baron, ó Caballero, ni en general de ningun Lord, ó Monsieur. ¡Desdichado de Vm. en tal caso! Clavariase Vm. de medio á medio, y serian otros tantos documentos contra producentem. Es regular que tampoco sean de ningun Escritor del siglo pasado, y no siendolo le diré á Vm. que el tal Escritor es moderno: porque yá se sabe que solo son antiguos los del susodicho siglo. Si Vm. se empeñare no obstante en que sean antiguos los que escribieron antes, diré que han variado los tiempos; y que lo que dicen era bueno para entonces, pero no para ahora. En fin, si por ventura el Autor de que Vm. se vale se termína en , exclamaré en tal caso mas que sea Aleman, ó Español por todos sus [522] costados: Italiani! Italiani! Sé de un P. M. Doctor en cierta Universidad que en unas Conclusiones de Teología aturrulló con esto al arguyente que quiso oponerle una autoridad de Berti.

¿Mas qué voy yo diciendo? Un libro entero se refuta con no menor facilidad. Yá Vm. sabe quan ardua empresa es esta si se siguen las reglas que prescribe la antigua Dialectica. Pues en el nuevo metodo no hay mas que insinuar que ha sido uno Condiscipulo del Autor, ó que le ha conocido tamañito. Si es fuera de la Corte, y el Autor es por dicha del mismo pueblo, ó de diez leguas en contorno, basta hacerlo observar, y con esto solo queda demonstrado ad satietatem, que el tal libro no puede contener sino disparates, ó fruslerías. Sobre todo, si se añade á esto que no está lleno de una erudicion bien manifestada por una margen cubierta de citas, y por un gran numero de hechos referidos con todos sus pelos y señales, y que no ha sido escrito por algún R. P. M. dos ve-[523]ces Jubilado por lo menos, viene á ser este en tal caso un argumento ineluctable. ¿Y puede darse cosa mas sencilla, mas expedita, mas obvia? Verdaderamente que yo no entiendo donde tenian la chabeta nuestros antiguos, que nada de esto advirtieron, que amontonaron tantas reglas y preceptos para maldita de Dios la cosa, y que para impugnar solas dos ó tres proposiciones de un libro hacian otro mayor que él.

Pero no son aun estos sino los metodos ordinarios de la nueva Logica. Hay en ella para los casos apurados otras especies de argumentaciones incomparablemente mas eficaces. Verbi gracia: quando no se puede concluir á un hombre por ninguno de los medios que llevo expuestos, y otros semejantes que expondré largamente en mi Tratado, se insinúa con arte á los espectadores que es tuerto, ó cojo, ó corcobado: si el punto es de mayor entidad, y el sugeto contra quien se arguye no está presente, se le descubre alguna travesura de la vida pasa-[524]da, ó se le levanta, necesario siendo, alguna calumnia que le cubra de infamia, y le haga callar. Ni hay que temer que se justifique; no siempre es esto facil, y aunque lo consiga, semper aliquid inhaeret. Y en fin, si ludo esto no alcanza, se le dice entonces con mucha cortesia al oído, pero de modo que no pierda silaba, que desista de su empeño, si no quiere perder su acomodo, y, si es tan filosofo que no le haga esto fuerza, el pellejo. ◀Satire ◀Nivel 4

Este si que es modo de argumentar, Señor Censor, conciso, y que lleva consigo la conviccion; y no el que hasta aqui se enseñaba, propio solamente para ociosos, y charlatanes. De esta suerte sí que se ilustra el entendimiento sin fatiga, y se hace triunfarla verdad á poca costa. Anuncielo Vm. al público para que todos vayan disponiendo sus Goudines, Losadas, Froilanes, Genuenses, &c. mientras yo trabajo en exponer lo individual y metodicamente, y espero los preceptos de Vm. de quien soy, &c.” ◀Carta/Carta al director ◀Nivel 3 ◀Nivel 2 ◀Nivel 1