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Référence bibliographique: Anonym (García de Cañuelo, Luis; Pereira, Luis Marcelino) (Éd.): "Discurso LXVI", dans: El Censor, Vol.3\066 (1784), pp. 309-326, édité dans: Ertler, Klaus-Dieter / Hobisch, Elisabeth (Éd.): Les "Spectators" dans le contexte international. Édition numérique, Graz 2011- . hdl.handle.net/11471/513.20.495 [consulté le: ].


[309] Niveau 1►

Discurso LXVI

Citation/Devise► Quae ista regula est veri falsi, si notionem veri et falsi, propterea quod ea non possunt internosci, nullam habemus? Nam, si habemus, interesse oportet, ut inter rectum, et pravum, sic inter verum, et falsum. Si nihil interest, nulla regula est: nec potest is, cui est visio veri, falsique communis, ullum habere judicium, aut ullam omnino veritatis notam.

Lucullus ap. Cicer. Acad. Quaest. Lib. II.

¿Quál será esa probabilidad ò verisimilitud que seguis como regla de lo verdadero y de lo falso, sino tenemos idea alguna de lo verdadero y de lo falso, por quanto no podemos distinguir en nuestro conocimiento lo uno de lo otro? Porque si tenemos este conocimiento distinto, es preciso que haya distincion entre lo verdadero y lo falso, como la hay entre lo bueno y lo ma-[310]lo. Si no hay esta distincion, no puede haber esa regla; pues que aquel que tiene una idea indistinta de lo verdadero y de lo falso, es imposible que pueda formar algun juicio, ni que tenga algun genero de verisimilitud ó probabilidad. ◀Citation/Devise

Niveau 2► Es cosa que no puedo llevar con paciencia, quando leo en muchos de los Filosofos modernos tantas lamentaciones y tantas exageraciones á cerca de la infinita ignorancia de los hombres. ¿Qué pretenden persuadirnos con esto? ¿Por ventura qué las cosas que el hombre puede saber, y que aun ignora son infinitas? Mas; ¿qué asunto de quexas ni de lamentos es este, quando es preciso que su capacidad de saber sea limitada, y quando el numero de verdades que hay que saber ó conocer es infinito? Es infinito el numero de los seres. De éstos cada uno tiene su forma particular ó su naturaleza, que sin dexar de ser la misma ó semejante á la que antes era, puede recibir una infinidad de variaciones [311] ó mutaciones que se llaman accidentes, ó puede ser de infinitos modos ó maneras diversas. Son infinitas las relaciones entre los seres, de las quales cada una tiene tambien su forma ó su naturaleza particular que la asemeja ó la hace diferente con la otra. Son infinitas las relaciones entre estas relaciones: infinitos los seres compuestos que forman la convinacion de estas relaciones, entre seres ó entre relaciones, ya de la misma, ya de diferente naturaleza: infinitos los seres compuestos de estos seres compuetos &c. Aun por toda la eternidad puede que no llegue el hombre á saber quanto hay que saber.

Niveau 3► Si hablan de una ignorancia afectada ó voluntaria, con la qual el hombre no quiere saber lo que no le tiene cuenta, ó lo que le cuesta trabajo saber; quexense si, pero no de su infinita ignorancia, sino de su infinita malicia, ó de su infinita pereza.

Si quieren, como parece, dar á entender que el hombre no puede saber, porque carece de medios, ó que estos [312] medios que llaman ideas, no nos hacen saber ó conocer con evidencia otra cosa que á sí mismas, y no las cosas distintas de ellas; acabóse: estamos perfectamente de acuerdo. Yo soy incapaz de demostrar lo contrario. Todo, todo es dudoso, si ó carecemos de estos medios, ó no conocemos con evidencia por ellos lo que es distinto de nosotros mismos. Porque no conocer, y no conocer con evidencia, todo es una cosa misma. Yo no sé si hay ó no fuera de mí algunos seres, no digo existentes, pero ni aun posibles. Quando yo habia creido que no se podia hacer una casa que fuese menor que la puerta, ni una pila de fuente redonda y con quatro esquinas, nada de esto era quiza asi fuera de mis ideas. Tal vez habrá por allá fuera algun habil artifice que sepa hacer un circulo esquinado, si por ventura hay fuera de mí artifices, circulos, y esquinas. Que sé yo, ni por donde lo he de saber, si aunque yo lea en mis ideas, que el todo no puede menos de ser mayor que la parte, ó que un circulo no puede unirse con un angulo; [313] ¿no será esta una patraña como muchas que leo en la historia, que son en ella, y no han sido, ni son, ni serán fuera de ella? ¿Mas qué sé yo si hay historia? ¿Qué sé yo si yo he leido alguna vez? ¿Qué sé yo si soy yo mismo? Porque yo no habia creido que yo era, y que eran todas estas cosas, sino porque tenia idea de mi ser, y de el de ellas; esto es, porque me parecia á mí, que lo via con los ojos interiores, que lo conocia, lo sabia, lo entendia, lo concebia, percibia, sentia; porque tenia evidencia, ciencia, conciencia, sabiduria, todo lo qual para mí significa una misma cosa. Mas si mi vista intelectual, si mis intimas sensaciones ó percepciones de las cosas (segun yo creía) me engañan; ¿por qué otro medio podré yo descubrir este engaño?

No obstante, quedemos en que son nuestras ideas, y que somos nosotros mismos: y aun supongamos tambien que hemos sido antes de ahora; suposicion algo arbitraria en el caso de que nuestras ideas no nos hagan percibir, ni sen-[314]tir otra cosa que á sí mismas. ¿Hay, ó no hay, pregunto á estos Señores Filosofos, algun ser distinto de ellas? Si no le hay, ¿para qué tanto lamentar nuestra ignorancia, si sabemos quanto hay que saber? ¿Para qué tanto analizar, descomponer nuestras ideas? ¿Para qué tanto filosofar sobre su generacion, ó formacion? Como quiera que ellas sean ¿no nos representarán las unicas verdades que hay que saber, esto es, á ellas mismas? Dirán Vmds. que dudan, ó ignoran, si hay, ó no hay fuera de nosotros otros seres; y que para averiguarlo examinan con cuidado la naturaleza de ellas. Sino dudan que los hay; dirán Vmds. que no saben, no conocen las esencias, las propiedades, las facultades &c. de estos seres; y que para llegar á seberlo se valen de los mismos medios, porque yo les hago á Vmds. la justicia de creer, que no se tomarán este trabajo en vano, ó por pura diversion. Con que segun eso, Vmds. creerán, que quando ahora no las tengamos, á fuerza de analizar, podremos llegar con el [315] tiempo á tener unas idéas, que nos representen, ó nos digan con evidencia, ó que hay, ó no hay otros seres que nosotros mismos, ó en caso que los haya, podamos saber por ellas las esencias, las facultades, las propiedades & c. de todos, ó de algunos de estos seres: unas idéas en una palabra que nos hagan sabidores con la ultima certeza de que los hombres somos capaces, ó de que tal, ó tales seres no son, ó de que son tales, quales estas idéas nos digan ser.

¿Y quales, pregunto, serán los caractéres que distinguirán á estas idéas veridicas de las otras idéas embusteras, de quienes no nos hemos de fiar? Porque al fin ellas no han de ser las que á Vmds. les plugue señalar. Aunque de verdad, señores mios, si una sola de ellas me miente, de suerte que no sea yo mismo el que me engaño, sino ella la que me engaña, no sé yo cómo podre creer á ninguna de las otras. Pareceme que los veo á Vmds. forzados á confesarme, y decir que qualquiera idéa : : : : : Mas que sé [316] yo lo que dirán Vmds. porque hasta ahora ó yo no los he entendido. ó Vmds. no se han explicado. Dirán Vmds. por ventura que aquellas idéas simples, incomplexas, no facticias . . . . . pero dexemos, si á Vmds. les parece, á un lado el nombre de idéa: quitemos de enmedio esta piedra de escandalo, si nos hemos de entender, y no hemos de tropezar cada instante en ella. Por lo que á mí hace explicaré con brevedad lo que entiendo por idéa.

Yo no tengo otra idéa de la idéa que como he insinuado, muy semejante á la que tengo de la vision que se hace por medio de los ojos del cuerpo. Pareceme á mí que las idéas son al entendimiento ó á nuestra mente, lo que las imagenes pintadas en la retina son á nuestros ojos. Yo bien se, que no es esta imagen del objeto que efectivamente se pinta alli, la que nosotros decimos ver, ni mucho menos la que hace nuestra vision; sino los rayos mismos de luz que la forman, moviendo el nervio optico, de cuyas ultimas ramificaciones se compone la retina. Si asi no fuese, por mas que estu-[317]bieran alli estas imagenes, nada veriamos; como no vé un lienzo en el qual se pintan igualmente, poniendo una lente de cristal en un agugerito de una ventana, y á cierta distancia el lienzo, estando la pieza bien obscura. Asi yo llamo imagen al mismo movimiento del nervio, á la misma impresion que hacen en él los rayos de luz, ú otra qualquier cosa que sea. A esta misma imagen ó impresion llamo vision ó vista. Porque suponiendo que el cuerpo viese (suposicion que quizá no tendrán Vmds. por inconcebible) este movimiento sería su vista. Semejantemente llamo idéa, no á una imagen pintada en la fantasía ni en la mente, no á una especie expresa que llaman los Escolasticos, ni á otra cosa ninguna, sino á esta impresion ó percepcion del alma, ó de aquello que en nosotros sabe y conoce, que llamamos ciencia ó conocimiento: y sea la causa de esta impresion ó percepcion la que fuese; sean estas imagenes de las cosas que entendemos; sean estas especies expresas; sean los mismos objetos conocidos; sean nues-[318]tros pensamientos; sea nuestra voluntad ó nuestro arbitrio; sea en fin Dios mismo. Por ahora no necesitamos de embarazarnos con esto. Es pues para mí lo mismo ver con los ojos del alma, que lo que se llama conocer, saber, concebir, entender, percibir, sentir intimamente &c. Yo no soy capáz de explicar mejor lo que entiendo por idéa ó conocimiento. Ello es una cosa que se siente, y que no es posible hacerla sentir á otro, si él de suyo no la siente. Tampoco puede denotarse con otras palabras que las dichas. Pero no obstante vaya este exemplo. Quando contemplamos ó consideramos un circulo, que ni hay, ni ha habido, ni habrá, es cierto que algo hacemos ó padecemos, y esta accion ó pasion, es la que se llama conocimiento, concepto, inteleccion &c. y á la que yo llamo idéa del circulo, y no á su imagen, ni á aquello, sea lo que fuere, que contemplamos quando decimos que entendemos un circulo, ó lo que es un circulo. A la manera que quando me acuerdo de un hombre, que ya hace tiempo [319] que murió, ni este hombre, ni su imagen pintada en mi celebro, es mi memoria; sino la impresion que hace esta imagen en mi alma, ó la percepcion de ella. La memoria es una verdadera idéa de las cosas pasadas. Esto supuesto, yo no entiendo mejor lo qué es una idéa complexa ó incomplexa adventicia ó innata facticia, ó no facticia &c. que entiendo qué cosa sea una vision complexa ó incomplexa innata ó nacida adventica ó facticia &c. Tampoco entiendo mas qué cosa sea una idéa clara ú obscura, distinta ó no distinta, que entiendo que cosa sea una vision ó vista obscura ó clara, confusa ó distinta. Si veo un vulto á lo lexos, ó con poca luz, algo veo ciertamente, á eso algo lo veo con claridad. Lo demás que no veo en aquel objeto, no lo veo, y por consiguiente ni con claridad ni sin ella. Si conozco ó entiendo que hay una causa para que el fuego queme, y no conozco mas de ella, ni por consiguiente acierto á distinguirla de otra causa, conozco ó entiendo una causa y nada mas, y de [320] aquello que no conozco en ella, no tengo conocimiento ó idéa, y asi ni clara ni obscura, ni distinta, ni confusa.

Echemos pues fuera toda estas voces, si Vmds. gustan. No volvamos á tomar en boca la palabra idéa. Hablemos solo de conceptos ó conocimientos. En el sentido en que yo ahora he explicado estas voces, creo no disconvendrán Vmds. conmigo, en que cualquiera de nuestros conocimientos ó conceptos, nos representa aquello que nos representa como ello es. Si nos lo representa fuera de nosotros, estará fuera; si dentro, dentro; si posible, posible; si existente, existente; si imposible, imposible; si necesario, necesario; si uno mismo, uno mismo; si no, distinto; si nos representa una sustancia, será sustancia; si accidente, accidente; si relacion, relacion; si tal sustancia, si tal accidente, si tal relacion, tal sustancia, tal accidente, tal relacion &c. &c. En una palabra no disconvendrán Vmds. en que las cosas son tales, quales las conocemos, las concebimos, las vemos con los ojos de [321] nuestra mente. Porque ¿pueden Vmds. formar una idéa (ya que creen á los hombres los autores de ellas) conocen ó conciben algun medio mejor de cerciorarse ó llegar á tener evidencia de una cosa, que reconociendola, que viendola con los ojos de nuestra mente? Figurense Vmds. que Dios les pone en sus manos el poder de criar un espiritu, el qual quieran Vmds. que tenga evidencia ó certeza de lo que son los demás seres distintos de él, de sus particulares naturalezas ó esencias, de sus qualidades, facultades, propiedades &c. Pregunto ¿de qué modo formarían Vmds. este espiritu para que consiguiese esta certeza, ó esta evidencia por otra via ó por otro medio, que el de estas impresiones ó percepciones, que llamamos conocimientos?

¿Qué evidencia pues, qué certeza de las cosas echan Vmds. menos que la que tienen ó pueden tener? ¿Por qué lamentan nuestra ignorancia? ¿Acaso porque el numero de nuestros conocimientos no es actualmente infinito? ¿Por qué [322] nos cuesta tiempo ó trabajo el adquirirlos? ¿Por qué no conocemos todo con un simple querer ó con un solo acto de nuestra facultad de conocer? Pues quexense Vmds. de que no somos Angeles ó Dioses. Pero dirán Vmds. quizá ¿y aquellas idéas ó conocimientos que llamamos entes de razon, y que nosotros mismos nos los fabricamos, representan tambien como son las cosas que están fuera de nosotros mismos? Sí sin duda, ciertamente, evidentemente, manifestamente. ¿Quándo Vmds. fabrican este ente de razon, un circulo con angulos, no ven Vmds. que estas cosas fuera de sí mismos son nada? ¿no las ven Vmds. imposibles? Mas tambien un monte de oro es nada. ¿Y dónde leen Vmds. en esa idéa facticia ó no facticia, compuesta ó no compuesta, que el monte de oro es existente? ¿Y cómo pueden Vmds. dexar de leer que es posible? Ni pueden Vmds. creerlo existente, ni pueden creerlo imposible. Pero lo posible es nada; y asi esa idéa de monte de oro nos representa fuera de nosotros mismos una cosa que es nada, que no es, [323] que es una mentira. Miserable equívoco. Lo posible es nada; ya se ve el mismo monte de oro es nada; pero algo es, y algo existente, una causa ó causas que pueden ó criando el oro, ó juntando el ya criado, formar de él un monte; que es lo que nos dice la idéa ó conocimiento de cosa posible: porque la nada, ó lo que no es, no podria formar un monte de oro, ni otra cosa, semejante á una de que tenemos memoria, idéa, ó conocimiento; y que bien sabemos no está fuera de nosotros.

Desengañemos, Señores mios, el error no consiste en creer lo que conocemos ó aquello de que tenemos idéa facticia ó adventicia, compuesta ó simple, ó como quiera que sea; ni tampoco en creer lo que absolutamente ignoramos, porque esto es imposible. Sino en creer una cosa antes de acabar de conocerla ó verla. Nuestras idéas todas, y qualquiera de ellas, nos testifican de la verdad; pero sino dexamos acabar de hablar á un testigo, aunque creamos lo que él nos dice, juzgarémos muy mal si queremos [324] juzgar, y no suspender nuestro juicio hasta acabar de oirle. De aqui se seguirá que luego no creeremos á otro testigo, por mas que nos diga ser falso aquello que ya nosotros habiamos juzgado. Pondremos en duda su fé, y le creeremos en contradiccion con el primero. Con lo que, y con no volver á examinar bien á ambos, ó creeremos lo que ellos nos han dicho, ó fluctuará nuestro juicio, y tendremos á los dos por falsarios, no obstante que sepamos que no podemos averiguar el hecho sino por el medio de sus deposiciones; y no obstante que ellos estén siempre prontos á testificar, y á testificar la verdad si son interrogados.

Una cosa muy semejante á esta les ha pasado á Vmds. (y perdonen Vmds. que se lo diga con esta claridad) Vmds. no menos que los Escolasticos, y que el vulgo de los hombres, realizan (segun su expresion) sus propias idéas; pero no sus idéas integras, completas, ó perfectas, (que aqui no está el daño) sino sus idéas mancas, truncadas, imperfectas, y por decirlo asi, sus semi-idéas, ó semi [325] conocimientos; sus propias abstracciones en una palabra ó sus precisiones. De aqui se sigue el creer á los seres como ellos no son, y como ciertamente no son sus idéas. De aqui el no creer á aquellas que nos testifican lo contrario á esta creencia ó juicio que ya hemos formado. De aqui el atribuirles á ellas la obscuridad y la confusion en el explicarse, que no está sino en que nosotros no las oimos ni las examinamos bien. De aqui finalmente, el que Vmds. alucinados como otro qualquiera, y al mismo paso palpando esta obscuridad y esta confusion, la han realizado tambien, y creido que ella es una nube impenetrable, que por mas que quieran no podrán romperla, y ver lo que son los seres que están fuera de sus ojos. Asi han echado Vmds. por medio, y dichonos tantas y tan sublimes cosas sobre nuestras idéas, sobre la verdad, sobre la realidad, &c, que yo no he podido recabar de mi el entenderlas por mas que he estudiado en sus libros; á no ser que sea unicamente lo que Vmds. quieren decirnos que no sa-[326]bemos nada ni podemos saber. ◀Niveau 3

Esto consistirá tal vez en que yo seré el mas alucinado de los hombres; mas sino lo soy, cuenten Vmds. por seguro que lo son Vmds. Yo se lo haré ver á Vmds. asi en el Discurso siguiente. ◀Niveau 2 ◀Niveau 1