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Référence bibliographique: Anonym (García de Cañuelo, Luis; Pereira, Luis Marcelino) (Éd.): "Discurso LXIII", dans: El Censor, Vol.3\063 (1784), pp. 257-270, édité dans: Ertler, Klaus-Dieter / Hobisch, Elisabeth (Éd.): Les "Spectators" dans le contexte international. Édition numérique, Graz 2011- . hdl.handle.net/11471/513.20.492 [consulté le: ].


[257] Niveau 1►

Discurso LXIII

Citation/Devise► . . . . . Nobilitas sola est, atque unica, uirtus.

Juven. Sat. VIII. vers. 20.

La virtud es la unica nobleza. ◀Citation/Devise

Niveau 2► Récit général► Estaba yo la mañana del Jueves pasado bastantemente temprano en una de mis Librerías à tiempo que entró un hombre de austera presencia pidiendo el Discurso del Censor de aquella semana. Pusóse à leer los primeros renglones enmedio de la Puerta, pasó despues la vista por las demás hojas con mucha precipitacion, y volviendose luego hácia dentro, le arrojó sin decir [258] palabra con tal ayre, que por poco vino à dar en los hocicos al Librero. Viendo yo tratar con tal desprecio à mi querido hijo, confieso que hube menester contenerme mucho para no tomar satisfaccion de aquel agravio. Niveau 3► Dialogue► Mas no se contuvo asi el Librero que ò fuese por adularme, ò por creerse ofendido con aquella accion, le habló muy agriamente sobre su descomedimiento. Señor mio, le respondió él, el papel es muy mio que me ha costado mi dinero, y puedo hacer de él lo que me dé la gana. ¡Pues no es bueno que despues de haberme tenido ocho dias enteros con la mayor impaciencia del mundo, y hechome madrugar hoy dos horas mas de lo acostumbrado, solo por ver si el Bachillér de Zeblitz tenia aun que responder à la solidisima objeccion hecha contra el ridiculo systema de nobleza de aquellos Barbaros, se nos venga ahora el Señor Censor tratando una materia totalmente inconexa! Esto es burlarse de la gente; pero que me emplumen si me la pegase otra vez. ◀Dialogue ◀Niveau 3 ◀Récit général Metatextualité► Esta salida convirtió [259] en risa mi indignacion, y desde luego resolvi contentarle en esta semana, publicando el resto del pasage de mi manuscrito, que empezé à copiar en el Discurso anterior al pasado. Pero prevengo à mis Lectores, que la singularidad de las ideas que contiene fue lo unico que me induxo à su publicacion, de la qual inferirán muy mal que yo las adopte. ◀Metatextualité

Niveau 3► Récit général► Niveau 4► Dialogue► “Si las Leyes, reponia à esto Zeblitz, al mismo tiempo que perpetuasen la nobleza, impusiesen à los Nobles tales cargas que compensasen todos sus privilegios, y se las impusiesen de un modo que no les quedase arbitrio para substraerse à ellas, en tal caso ya me sería perceptible esa paradoxa. Pero verdaderamente me admira, y excede toda mi comprehension el que pueda ser util à una sociedad una cosa que por otra parte es diametralmente opuesta al principal fundamento de toda sociedad. Efectivamente la ley fundamental de toda compañia es que cada uno de los socios participe de sus bienes en la [260] misma razon en que contribuye à ellos. Pero es evidente que la perpetuidad de la nobleza en la forma que, segun refieres, está establecida entre vosotros, hace que los Nobles contribuyan, ò à lo menos puedan si quieren contribuir, al bien del Estado mucho menos de lo que perciben de él. Porque por una parte nada absolutamente se exige de ellos, y por otra es visible, por lo que he dicho en el discurso de esta conversacion, que esta perpetuidad de sus privilegios hace que neceariamente excedan al valor de qualesquiera servicios que hayan hecho à la Republica sus ascendientes.

Te he insinuado ya, que tengo por muy justo y muy conveniente que las acciones generosas y meritos de un Ciudadano sean recompensadas en sus sucesores por medio de ciertas prerogativas y distinciones que se les concedan: lo que viene à ser lo mismo que admitir una nobleza hereditaria, pues ya se vé que estas prerogativas y distinciones son lo que constituye la nobleza. [261] No solo lo he insinuado, sino que he alegado tambien las razones que persuaden la conveniencia de esta practica en todo Estado, qualquiera que sea la forma de su Govierno. Pero principalisimamente en una Monarquia, por algunas de las que tú has dicho, alegan para ello vuestros Politicos.

Mas que la nobleza sea hereditaria de manera que siempre vaya en aumento, y jamás pueda ir en diminucion; que esté de tal modo ligada à ciertas familias, que por ningun caso pueda extinguirse en ellas; esto es, vuelvo à decirlo, lo que no veo ni comprehendo por donde sea ni necesario, ni conveniente. Quiero no obstante que lo sea; ¿imaginas acaso que nuestro systema hace andar siempre vaga la nobleza, trasladandola cada dia de unas casas à otras? Te engañas miserablemente. La mayor parte de las familias en que se halla hoy nuestra nobleza, la conservan desde muy remota antiguedad, y muchas suben hasta los primeros tiempos de la Monar-[262]quia. No quiero recurrir à nuestras historias para la comprobacion de este hecho. Un solo razonamiento te hará ver que no es posible dexe de suceder asi.

Aunque nuestras Leyes en nada prefieren los Nobles à los Plebeyos para los empleos y dignidades; estas no obstante casi siempre recaen en ellos. No hay que achacarlo à injusticia de los que intervienen en su provision. Recaen y deben recaer por una consequencia necesaria de la Legislacion misma. Ya que su nobleza no le sirva de titulo para aquella preferencia, las riquezas que la acompañan, y las prerogativas que le son anexas, les proporcionan el mejor cultivo de sus respectivos talentos, y les ponen en una facilidad de hacerse capaces y merecedores de las grandes dignidades que no tienen ni con mucho los Plebeyos. Niveau 5► Hétéroportrait► Los Padres, que jamás quieren dexar à sus hijos en un estado inferior al suyo, procuran aprovecharse de estas ventajas, dando un cuidado particular à su [263] educacion. ◀Hétéroportrait ◀Niveau 5 Niveau 5► Hétéroportrait► Y los hijos, que luego que tienen algun conocimiento huyen tambien por su parte de esta inferioridad que les amenaza, y que tan solo por una aplicacion constante, y adquiriendo un merito distinguido pueden evitar, favorecen los esfuerzos de sus Padres, y ponen todo su conato en hacerse miembros utiles al Estado, para por este unico medio igualarse ò hacerse, si pueden, superiores à sus ascendientes. ◀Hétéroportrait ◀Niveau 5 ¿Quién no vé que de este modo es preciso que lo consigan casi siempre, y que por tanto se halle el merito con infinita mas frequencia entre los Nobles, que entre los Plebeyos, en quienes no concurren ni tantos medios, ni tales estimulos?

Asi es que, ò las dignidades no se han de dar al merito, ò solamente por un acaso muy extraordinario pueden dexar de recaer en los hijos ò descendientes de aquellos que una vez las obtuvieron. Y vé aqui como renovandose de este modo la nobleza en las mismas familias, viene à ser tan fixa [264] como puede serlo entre vosotros. Pero con una gran diferencia, es à saber, que entre vosotros no es posible que dexe de andar acompañada por la mayor parte de la ociosidad, y de todos los vicios que de ésta por necesidad resultan, quando entre nosotros apenas puede darse que se separe del trabajo y del merito. Otra diferencia no menos notable es que, ó las dignidades entre vosotros se han de dar à sugetos indignos è incapaces de desempeñar sus funciones, quales deben ser, segun he dicho ya y si no es mucho lo que me engaño, vuestros Nobles por la mayor parte, ò dandose à Plebeyos de merito, es menester que el numero de vuestros Nobles se aumente cada dia prodigiosamente. De donde es preciso que resulten dos consequencias igualmente perniciosas, la primera una grande opresion de la Plebe, y la segunda un sumo descredito de la Nobleza, haciendose esta demasiadamente comun. Entre nosotros podrá extinguirse ò disminuirse la nobleza de una casa, pero [265] los Nobles en general se conservan siempre en un mismo grado de estimacion. Pero entre vosotros no pudiendo salir la nobleza de la familia en que una vez entró, è introduciendose cada dia en otras nuevas, no puede menos de hacerse despreciable por su vulgaridad.

No sé si lo atribuya à mi poca instruccion en materias de Politica, ò à la solidéz de las razones de Zeblitz, lo cierto es, que por mas que discurria nada se me ofrecia que oponerles. Sin embargo no me parecia del todo exacto su systema, y creía hallar alguna falta de proporcion en las recompensas. ¡Qué diferencia, decia yo, qué diferencia tan enorme no hay entre la que se concede à un hombre de la Plebe que sube à una de las primeras dignidades, y la que logra un Noble de segunda clase que asciende à igual empleo! El estado à que aquel se eleva à sí y à sus descendientes, es infinitamente superior al que de otro modo debieran ocupar; quando ni este otro ni sus venideros suben mas que un grado respecto del que [266] ya les correspondia por el merito de otro progenitor suyo, y aun quando él por su parte nada hubiera hecho en servicio de su Patria.

Sin embargo el merito de aquel y el de este deben suponerse à lo menos iguales, pues que la nobleza segun vuestros principios no pudo ser para este un titulo de preferencia. ¿Por qué pues no habian de ser igualmente recompensados? ¿Por qué su igual merito no habia de elevar al uno y al otro à un estado que tuviese una igual razon con el que à cada uno de ellos competiria en el caso que à ningun premio se hubiesen hecho acreedores personalmente? ¿No es esto contravenir manifiestamente à aquella ley que quieres sea el fundamento de toda sociedad, por la qual cada socio debe disfrutar de sus bienes en la misma razon en que contribuye à ellos?

Pero hay mas todavia. El Noble de segunda clase, qualquiera dignidad que obtenga, no siendo de las primeras, ninguna recompensa logra con ella. Ni él ni sus descendientes mudan de estado. To-[267]dos permanecen en el mismo, que si hubiera vivido en una perfecta ociosidad. ¿De qué le ha servido pues su afán, y el merito contrahido? ¿No le sería mejor haber gozado tranquilamente la honra y bienes heredados? Cierto que sí: y no es dable que no retraíga esto à gran numero de vuestros Nobles de aquella aplicacion y zelo en servicio del Público, que tanto has celebrado como un efecto de vuestro systema.

Sin duda, respondia à esto Zeblitz, que no hube de explicarme con bastante claridad, pues veo en lo que acabas de decir, que aun te falta mucho para comprehender todo el espiritu de nuestra Legislacion en este asunto. ¿Posible es que no adviertas que el merito de ese Noble de segunda clase que se levantó à uno de los primeros Puestos, fue adquirido con unos socorros de que careció enteramente el Plebeyo en quien se halló no obstante un merito igual? Pues ahora ¿esos socorros quién se los ha dado? La Sociedad, no hay duda, bien que en consideracion à los servicios de [268] su Padre. Luego una parte de su merito no es suya sino de la Sociedad, ò si quieres mas, de aquel que le ha dado el ser y la nobleza. Pero será en esta hipothesi un merito que tiene ya satisfecho la Republica, y que por consiguiente debe reputarse por suyo. Sería pues satisfacer dos veces una misma cosa, si à este Noble se le diese una recompensa igual en todo à la que se ha dado à su Padre, quiero decir, si se le elevase otro tanto sobre la condicion en que ha nacido, como se elevó à este sobre la suya. Al contrario, el merito del Plebeyo es todo suyo, nada contribuyó à él la Sociedad, y debe por tanto ser recompensado por entero. En una palabra, supuesto igual merito en el que nació noble, y en el que nació en la Plebe, como aquel lo adquirió con auxilios que faltaron à éste, y que salieron del fondo de la Republica, contribuye por consiguiente menos à su bien.

Considera tu ahora, si recompensandole menos contravendremos à la maxima, de que la retribucion debe [269] ser en toda sociedad proporcional à la contribucion. Contravendriamos si manifiestamente, una vez que lo hiciesemos al contrario, y observasemos esta regla ò proporcion que hallas menos en la distribucion de nuestros premios. ¿Y à dónde iriamos à parar en ese caso? Una vez sola que se verificase que un hijo y nieto de Generales de Exercito, por exemplo, se hiciese digno de igual dignidad, ya el Estado no tendria con que premiarle.

Lo que te he dicho en este punto milita igualmente quanto al Noble que obtiene alguna dignidad, no siendo de clase superior à la de su nobleza. Cierto es, que ni él ni sus sucesores mudan de condicion, y que asi él como estos quedan en la misma en que estarian, si toda su vida fuese una mera carga de la Sociedad. Mas no por eso es su suerte la misma, ni carece del premio que le es debido. Los empleos no producen solamente honores, sino tambien riquezas. Asi que, ese Noble de quien se trata, ya que no se haga mas noble de lo que se-[270]ría viviendo ocioso, se hará mas rico. De este modo tendria mayores medios de proporcionar sus hijos para otros mas elevados puestos, y he aqui como el que él haya obtenido, le será util aun para el efecto de perpetuar en su casa la nobleza. ◀Dialogue ◀Niveau 4

Estas son las razones con que mi amigo Zeblitz me hacia callar. No las creo yo capaces de reducir del mismo modo al silencio nuestros Politicos de Europa. Y à no ser que tal vez merezcan su desprecio, espero al contrario que ya que yo no he podido, no faltará entre ellos quien haga manifiesta su futilidad. Tendré en ello una particular complacencia; y aun el deseo de verlo verificado, ha sido lo que me ha movido à referirlas con alguna mas extension de la que seria necesaria.” ◀Récit général ◀Niveau 3 ◀Niveau 2 ◀Niveau 1