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Citazione bibliografica: Anonym (García de Cañuelo, Luis; Pereira, Luis Marcelino) (Ed.): "Discurso L", in: El Censor, Vol.3\050 (1783), pp. 49-64, edito in: Ertler, Klaus-Dieter / Hobisch, Elisabeth (Ed.): Gli "Spectators" nel contesto internazionale. Edizione digitale, Graz 2011- . hdl.handle.net/11471/513.20.396 [consultato il: ].


[49] Livello 1►

Discurso L

Citazione/Motto► Quo quisque fere studio deuinctus adhaeret:
Aut quibus in rebus multum sumus ante morati:
Atque in qua ratione fuit contenta magis mens;
In somnis eadem plerumque uidemur obire.

Lucret. Lib. IV. v. 959.

Lo que nos apasiona fuertemente,
Los objetos à que por mucho tiempo,
Y con mas contencion nos aplicamos,
Aquestos son tambien de nuestros sueños
El mas comun asunto. ◀Citazione/Motto

Livello 2► Sé que muchos de mis Lectores, no contentos con lo que de mí dixe en algunos de mis Discursos, y principalmente [50] en el primero, desean ahora con ardor mas individuales noticias de mis cosas, de mi edad, de mi estado, de mi profesion, de mi patria, de mi familia. Hasta mi figura les interesa tanto, que he visto yo mismo no ha muchos dias levantarse en cierta tertulia una fuerte disputa sobre ella. Dabanme unos una presencia magestuosa, aunque algo austera, y me pintaban un hombre de estatura mas que regular, de archos correspondientes; pero descarnado, aguileño el semblante y severo, obscuro el color, negros los ojos y el cabello, si yá à éste no le blanqueaban algunas canas. Otros sostenian al contrario, que no podia menos de ser alguna figura ridícula, algun hombrecillo de codo y medio, abotijado, metido de hombros, encendido de cara, pequeños ojos, y sobre todo se cerraban en que estos no podian ser sino azules, ni otro que roxo el color de mi cabello. Cada partido daba sus razones. Alegaban los del primero, que la figura que ellos me atribuían era mas conveniente à mi dignidad censoria. Oponian los otros que esta otra fisono-[51]mia era mas propia de un genio ardiente, è impetuoso como el mio. Pero cierto Escritor público, gallardo mozo à fé mia, decidió la question à favor de los ultimos, diciendo que con toda mi verba no era yo el hombre que le empapillaba, y que no le harian à él creer que por otra razon dexase de publicar el retrato mio que habia hecho dibujar, sino por haberme avergonzado de mi figura, y por no exponerme à la irrision de las gentes.

No creo yo à la verdad que esta curiosidad del Público sea tanta que haya quien por verme emprenda un viage, como el otro Gaditano por vér à Tito Livio. Pero sin embargo, no dexa de darme una secreta vanidad; bien que por otra parte conozca, que no tanto algun merito mio, como la singularidad de mi caracter, es lo que la excita. Esta singularidad es una cosa que me viene por herencia. No hubo en mi familia, ni en la linea de ascendientes, ni en alguna de las transversales quien no se haya distinguido por alguna cosa particular del resto de las gentes. Livello 3► Racconto generale► Mi padre se distinguia por un genio [52] tan extremadamente taciturno, que en toda su vida no hay memoria de que hubiese proferido tres periodos consecutivos, exceptuando una vez sola que quiso pronunciar un discurso de media docena de ellos: mas fue tal el desorden que causó este esfuerzo en sus quixadas, y en los musculos de sus mexillas, que por mucho tiempo ni abrir podia la boca sin sentir agudisimos dolores. Su lenguage no se componia sino de monosilabas, y su sintaxis era del todo Espartana. Mas no está en esto lo particular, sino en que no obstante fue un hombre que por muchos años no se pasó dia en que por muy largo rato no diese él solo conversacion à muchos millares de personas. ◀Racconto generale ◀Livello 3

Livello 3► Racconto generale► Parecerá este un hecho increíble; pero tengo à mano pruebas de él incontestables. Y aun es mas admirable lo que sucedia à uno de dos hermanos que tuvo, el mayor de los tres. Era al contrario de mi Padre, el mas solemne hablador que se ha conocido. Charlaba él solo mas que veinte mugeres juntas. Y con todo eso à todo el mundo gustaba su conversacion: [53] la buscaban todos: à nadie fastidió jamás. Verdad es que observaba con mucha exactitud aquellas reglas, que Horacio deseaba observase su amigo Vinnio para presentar à Augusto sus versos:

Livello 4► Citazione/Motto► Si ualidus, si laetus erit, si denique poscet.1

Quando esté bueno, quando esté contento, ◀Citazione/Motto ◀Livello 4

En fin quando los pida.

Mas esto mismo es una cosa prodigiosa en un hablador como él era. ◀Racconto generale ◀Livello 3

Fuera largo referir todas las particularidades que hicieron notable à mi familia. Pero no omitiré una, que es casi comun à toda la parentela, y de que solo ha carecido algun otro individuo que degeneró notablemente de la casta. Es esta un talento de soñar tan ordenada y metodicamente, que los mas de nuestros sueños pueden pasar por unas alegorias muy cabales. Conservanse todavia los de mi padre, y contienen mas moralidad que todo el manual de Epitecto, todas las consideraciones de Marco Aurelio, y to-[54]das las obras de Seneca. En algunos se vén excelentes pedazos de critica, profundisimos documentos de politica y de comercio, y tal hay entre ellos que pudiera muy bien pasar por una poetica completa. No he degenerado yo en esta parte; y si no tan primorosos como los de algunos de mis parientes, tengo tambien mis sueños tales quales. Voy en prueba de ello à referir aqui uno que tuve no ha muchos dias.

Livello 3► Traum► Como tengo el vicio de no adormecerme si no llamo el sueño leyendo alguna cosa, una de estas noches, que se me olvidó llevar, como acostumbro, un libro a la cama, eché mano à una gaceta que acertó à estar en el vasar que tengo à la cabecera, en la qual se referian ciertos premios propuestos por la Real Sociedad Economica de Madrid. Livello 4► Allegorie► Quedeme dormido con ella en la mano, y à poco rato se presentó à mi vista un fertil y espacioso valle, cortado por varios rios, que por medio de diversos canales se comunicaban entre sí, y que serpenteando en él con diferentes giros parecia no acertaban á salir de aquel delicioso sitio. Las mieses [55] que impelidas del viento imitaban en su undulacion al Occeano: la vid, à la que oprimia el peso de los dorados racimos: el olivo, el naranjo, y una infinidad de arboles, cargados de portentosa diversidad de frutas, con la hermosa variedad de colores que las distinguia, y con las diversas gradaciones del verde que les era comun, formaban una perspectiva encantadora Rebaños inmensos se veían pacer en dilatadas praderias. Un Pueblo inumerable le ocupaba. Parte con increible afan parecia instar à la feracidad del suelo: parte se ocupaba en los trabajos de diferentes artes. Reynaba en todos el contento, y el ayre resonaba con los alegres cantares de que acompañaban su trabajo.

Los frutos que éste les producia corrian llenos de alegria à ofrecerlos à una Ninfa que aparecia sentada en medio de la llanura. Era hermosa sin duda; pero ocupada en una profunda meditacion, y con la pluma siempre en la mano haciendo diferentes calculos, se conocia un poco en su semblante la tristeza, y sequedad de sus ocupaciones. Llamabanla econo- [56] mia civil, y escogiendo con maduro examen una parte de los frutos que se le presentaban, formaba de ellos un monton, que despues distribuía en favor de tres personages, cuya proteccion parecia su primero y principal cuidado. Eran dos Damas de agradable presencia, y un modesto Joven. De aquellas la una llevaba en la diestra una aguijada, un manojo de mieses en la siniestra. Su ropa era de un color obscuro, y estaba toda bordada de modestas sedas. Mas vistoso era el trage de la otra; su color mas vivo; y la bordadura de oro de exquisita labor que le cucubria, representaba diversos instrumentos de las artes. El Joven que las acompañaba, en la simplicidad de su vestido daba à conocer un genio frugal y amante mas de las cosas utiles que de las brillantes. Era de una actividad extraordinaria, y llevaba como Mercurio alas en los pies y en la cabeza. Creí reconocer en él al comercio, y en aquellas dos Damas à industria y agricultura. Todos tres dadas las manos corrian à todas partes, y poniendolo todo con su [57] presencia en accion y en movimiento, parecia que retornaban al Pueblo con muchas creces lo que en su proteccion empleaba economia.

Mas tanta como la frondosidad de esta llanura era la aridéz del terreno que la circundaba. Todo se componia de montañas asperas, y desnudos riscos, en que no verdeaba la menor mata. Un corto numero de hombres, sembrados raramente, parecia que arrastraban una vida miserable, y que miraban con tristes y envidiosos ojos la felicidad de sus vecinos. Llevaba sobre todo su atencion un Joven, que seguido de dos Damas, se paseaba con mesurados pasos en el llano. Era alto y robusto, y quanto produce de rico el Oriente guarnecia su manto, su tonelete y su calzado. Llamabase poder, y su vista sola los hacia temblar, al paso que los llenaban de admiracion las dos hermosisimas Damas que le seguian coronadas, la una de laurel y palmas; de yedra y de laurel la otra, y conocidas con los nombres de gloria militar, y gloria literaria.

[58] Todo lo observaba yo suspenso en el ayre, al modo que allá Jupiter quando tal vez se entretenia: Livello 5►

Citazione/Motto► . . . . . Aethere summo
Despiciens mare ueliuolum: terrasque jacentes,
Littoraque, et latos populos . . . . .

Virgil. Aeneid Lib. 1. v. 227. ◀Citazione/Motto

◀Livello 5 Quando volviendo acaso los ojos hácia otro lado del valle, reparé en una pequeña tropa de gente ociosa, que cercaba y oía con suma atencion à una muger que con mucha vehemencia les hablaba Parecióme haber visto alguna vez su retrato con el nombre de codicia. Procuré aplicar el oído; mas no pude entender lo que decia: solo sí vi que estendiendo el brazo señalaba à unas quantas mugeres, que se descubrian fuera de la llanura. Y he aqui que comienzan todos à llamarlas. Ni ellas se hacen de rogar; antes qual si no esperáran mas que à ser llamadas, descienden al llano con paso apresurado. Capitaneabalas una muger, que aunque pobremente vestida, venia erguido el cuello como naciendo vanidad de los andrajos [59] que la cubrian, y caminaba con extraordinaria confianza. Fue muy grande mi admiracion, quando acercandose mas la reconocí ciega: llamabase ignorancia. Entre las que la seguian se distinguia particularmente una hembra, que al contrario de ésta, parecía soberviamente adornada. El brillo de su trage à lo lexos me deslumbraba; pero quando estuvo mas cerca no pude contener la risa viendola cubierta toda de espejuelos, y de pedazos de vidrio de ningun precio, y ridiculamente colocados. Los trechos que estos dexaban descubiertos estaban pintados, o por mejor decir, manchados con las mas toscas, y mas estrañas figuras que pueden imaginarse: hombres con pies de cabra, otros con dos caras, cuerpos de mugeres que remataban en colas de pescados, y otras monstruosidades de este genero; cuchillas, vasos de diversas hechuras, y otros instrumentos que servian à la antiguedad en sus sacrificios.

Despues de ésta se hacia reparable en la comitiva otra muger joven; pero vestida parte à lo Romano, y parte à lo Go-[60]thico. Me llamó la atencion verla con un gran numero de lias al hombro à modo de nuestros mozos de esquadra. Pero se desvaneció la admiracion que esto me habia causado, quando la oí apellidar vinculacion. Traía asidas de las manos otras dos mugeres, à quienes hacia juntar las diestras. La una de ellas, estregandose con la izquierda los ojos, bostezando y esperezandose, alargaba perezosamente la suya. La otra, cuya presencia era sin duda magestuosa, y que llevaba corona ducal en la cabeza, torcia el rostro à otro lado, como denotando que à pesar suyo se unia con aquella. Era la primera indolencia; nobleza la segunda. Venia asimismo en la comitiva con feroz semblante opresion: cerrados los ojos, y tapandose con las manos los oídos, preocupacion: y otras hembras de aspecto todas ceñudo y melancolico. Las quales pusieron apenas los pies en la llanura, quando derramandose con increible celeridad por todas partes, seguidas de los que las habian llamado, en un instante la corrieron toda. Vincu- [61] lacion por una parte iba liando con las sogas de que íba prevenida los mejores haces que hallaba segados por otras manos, y ataba el otro cabo à los brazos de los que la acompañaban. Por otro lado aquella de los espejuelos (que no sé porque no la oí llamar por su nombre) seguida de mayor numero, è imitando la astucia de Filogenes, iba escupiendo, y gargageando sobre los mas ricos frutos que encontraba: los quales abandonados de asco por los antiguos poseedores, caían en las manos de los de su séquito. Ignorancia, despues de haberles abierto à estas el camino, arrojó à economia de su puesto, y tomando sin reflexion lo mas bien parado de quanto se la presentaba, lo distribuía luego sin orden entre los que iban en su seguimiento.

Llenose todo de confusion: industria, agricultura y comercio, no pudiendo sufrir la presencia de aquellas Harpías, se pusieron en huida, y abandonando aquellos lugares deliciosos, se pasaron à las asperas montañas que los rodeaban. Pero no bien estuvieron fuera, [62] quando veo todo el teatro mudarse repentinamente.

Agostanse las mieses en los campos. La esmeralda de los prados se convierte en el color de la ceniza. Los arboles cargados de preciosos frutos, ò se secan, ò se transforman en fúnebres y estériles cipreses. Las aguas; los canales que cortaban y fertilizaban el país; los ganados que cubrian las campiñas; los hombres mismos, como por una especie de encanto, se desaparecen por momentos à mi vista. Los pocos que quedan, flacos, languidos, macilentos, parece que salen de la cueva de Trifonio. Los alegres cantares, con que resonaba alli antes el ayre, se oyen ahora en aquellos lugares en que reynaba poco ha un hórrido silencio. Alli las peñas debaxo de los pies de los tres ilustres fugitivos se visten de lezanas plantas: los riscos se cubren de arboles fructíferos; y à su vista las duras piedras, como allá en tiempo de Deucalion, parecen convertirse en hombres. Veo en fin, trasportados alli sin saber cómo, pasearse entre ellos el poder seguido de la gloria militar y de la literaria.

[63] Absorto yo con tan estraña y repentina mutacion, volvia los ojos à una y otra parte, quando dos ó tres hombres que con prócera estatura descollaban entre los otros de la llanura, se llevaron mi atencion. Ví que con animo resuelto se separaban de los demás, que como en un profundo letargo parecian insensibles à su miseria. Conducialos un vizarro Joven, en cuyo agraciado semblante se descubria una viveza extraordinaria, y un ardimiento capaz de arrostrar los mayores peligros. Al mismo tiempo su afabilidad prendaba los corazones. Abrazaba entrañablemente à quantos encontraba, y no habia linage de servicio que no quisiese hacerles. Llamabase amor de la patria. Pareció al principio que querian embestir à ignorancia, y à las mugeres de su séquito; pero, ò conociendose desiguales al gran numero que yá las defendia, ò retraidos por algun otro estorvo que yo no pude comprehender, torcieron sus pasos, encaminandolos à un pequeño collado que en medio del valle se elevaba. Y luego que llegaron à lo alto ví que volviendose hácia el lugar à que se [64] habian acogido el comercio, y sus compañeras, con increible afan procuraban atraerlos. Llamabanlos por señas: mostrabanles multitud de medallas de plata y oro: no habia genero de ofrendas que no les hiciesen. Parecian ellos tal vez vencidos de sus ruegos, y movidos de sus promesas acercarse à la llanura, que sola su cercania hacia reverdecer; mas aterrados à la vista de las furias que en ella dominaban, volvian luego el pie atras, y al punto se restituía todo à la primera tristeza. Yo entonces, que desde el principio me habia interesado en favor de aquel desgraciado País, quise advertirles que serian malogrados sus afanes. Griteles que agricultura, industria, y comercio deseaban recobrar la fertil tierra, que no habian abandonado sino à su pesar; pero que . . . . . Queriendo aqui esforzar la voz para poder ser oído à la larga distancia en que me hallaba, el mismo esfuerzo me dispertó con el sentimiento de no haber podido acabar la oracion, y contribuir de algun modo al restablecimiento de aquel Pueblo caído de tanta felicidad en tal miseria. ◀Allegorie ◀Livello 4 ◀Traum ◀Livello 3 ◀Livello 2 ◀Livello 1

1Horat. Espist. 1. 13. v. 3.