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Cita bibliográfica: Anonym (García de Cañuelo, Luis; Pereira, Luis Marcelino) (Ed.): "Discurso XLIX", en: El Censor, Vol.3\049 (1783), pp. 33-47, editado en: Ertler, Klaus-Dieter / Hobisch, Elisabeth (Ed.): Los "Spectators" en el contexto internacional. Edición digital, Graz 2011- . hdl.handle.net/11471/513.20.395 [consultado el: ].


[33] Nivel 1►

Discurso XLIX

Cita/Lema► . . . . . Noua febrium
Terris incubuit cohors.

Horat. Carmin. Lib. 1. Od. 3. v. 29.

De enfermedades una nueva tropa
Se esparció por la tierra. ◀Cita/Lema

Nivel 2► Metatextualidad► Acababa de resolver la suspension de mi obra quando recibí la carta siguiente, que se me dirigió por la Secretaría, tocante à usos y modas, que está à cargo de Esparza. Yo no sé si sería falta de advertencia en el Autor, ò si con esto querria dar à entender alguna cosa. Porque segun su estilo, y su contenido, parece que debia haber venido por la de Lopez, perteneciente à artes y ciencias. Pero sea lo que fuere, yo no estoy de [34] humor para cansarme la cabeza en apurar este mysterio; ni quiero tampoco mortificar à mis Lectores con un mas largo preambulo. ◀Metatextualidad

Nivel 3► Carta/Carta al director► “Señor Censor.

Muy Señor mio: notó Vm. en uno de sus Discursos este prurito que tienen todos los que se dedican á las ciencias, de buscar las cosas mas raras y mas extraordinarias, con preferencia à las mas obvias y mas comunes, que suelen ser las mas utiles. Con mucha razon por cierto. Descubrese la electricidad; y he aqui llevada al encanto de su novedad la atencion de todos los Fisicos. De todos los Fisicos, digo, estrangeros; que los nuestros estuvieron muy lexos de merecer semejante nota. Por un tiempo no se hablaba, ni se pensaba otra cosa: experiencias, libros nuevos, todo rodaba sobre esta materia. No se veía sino systemas nuevos, nuevas explicaciones de este fenómeno. A la electricidad se reducia todo: la electricidad era el alma de toda la na-[35]turaleza. Lo mismo sucede ahora con el terrible, con el incoercible Gas, y sus compañeros. Prestlei convirtió aqui los ojos de todos los Fisicos y Chimicos; y segun el ardor con que se vá tomando este punto, yá parece que no hay en la naturaleza cosa digna de observarse fuera de los ayres inflamables. No es mi animo reprehender estas experiencias y discusiones, que pueden traer, y en efecto han traído, una multitud de conocimientos utiles al genero humano. Mas que solo por su novedad y su rareza lleven toda la atencion, todos los conatos, y que no haya quien se digne echar los ojos sobre otros muchos fenómenos mas comunes mas expuestos à la vista de todo el mundo, y cuyo exacto conocimiento es verisimil fuese mas ventajoso; esto es lo que no puedo sufrir. Nivel 4► Satire► Estas excrecencias, por exemplo, que en los cuerpos de nuestras Damas vemos formarse, yá en un parage, vá en otro, me parecian à mí una cosa sin comparacion mas digna de observarse, [36] que todos los Gases del universo. Sin embargo ningun Fisico, que yo sepa, tuvo hasta ahora la bondad de hacer atencion à ella. Hemos visto un tiempo las caderas, y partes exteriores de los muslos de nuestras Deidades elevarse tan furiosamente, que no sin fundamento se temió fuese preciso trastornar todas nuestras Ciudades hasta las mas modernas. Tenian las pobres Señoras que andar continuamente de lado, à modo de nuestros Soldados, quando formados en columna ván à formarse en batalla. Por dicha parece que estos tumores eran algo flexibles; que si no fuera por esto se hubieran visto en la necesidad de andar siempre sobre sus pies, ò de dár à los coches un tamaño igual al de nuestras casas. Por fin vinieron à resolverse. Mas he aqui sus cabezas elevarse repentinamente, tanto que no parecia sino que iban à esconderse entre las nubes: sus caras baxaron à ocupar el medio de sus cuerpos; y el centro de su gravedad vino à hallarse en el ámbito de sus cabe-[37]zas. Permanecieron alli estas excrecencias por mucho tiempo; pero variando incesantemente de figuras. A veces era una vasta pirámide que se levantataba sobre su frente. Otras un cono inverso, cuyo vértice era el hoyo de la barba, y cuya base podian apenas tres hombres comprehender entre sus brazos. Otras era una figura irregular, ahora con dos puntas à guisa de Hornabeque, ahora con tres, representando una de estas fortificaciones exteriores de las plazas, que llaman bonetes de Clerigo. Ultimamente hemos visto ahora reducidas sus cabezas por la mayor parte al estado y figura natural. Pero al mismo tiempo se han hinchado portentosamente sus pechos. Un Geómetra conocido mio tuvo la curiosidad de medir con su quadrante la distancia que habia desde la punta de la barba de una Dama hasta lo mas abanzado del cubo de su cotilla, y la halló de cinco pies y tres pulgadas y media del Rhin; quando, si no me engaña mucho la vista, no llegaba antes ni à una tercia [38] Castellana. Tan grande es como todo esto la amplitud, que se han visto precisadas à dár à sus cotillas para que puedan contener esta nueva monstruosidad de su seno. Pero no solo à esta parte parece haberse encaminado estos humores, que andan vagando por sus cuerpos: tambien hincharon notablemente las partes posteriores, inferiores à su cintura; y aunque no han hecho alli larga mansion, han fluido con mayor fuerza hácia los pechos, y aumentado de este modo mucho mas su volumen.

Todos estos tumores no pueden menos de causar muchas incomodidades à nuestras Damas. Y en efecto, mientras hicieron asiento en sus caderas, es increible con quánta mas violencia que à lo ordinario las afligieron los afectos histéricos. ¿Quántos dolores de cabeza no sufrieron mientras lo hicieron en esta parte? Apenas se las veía sin parches en las sienes, y no se creerá quánto mas tafetán inglés de lo acostumbrado, quánta mas tacamaca, mas goma de limon, mas oblea, y mas vi-[39]nagre gastaron en aquel tiempo. Ahora desde la hinchazon que sobrevino à sus pechos están con una tós casi continua. Aquellas dulces antes, y encantadoras voces, enronquecidas casi siempre, descalabran hoy nuestros oídos. Algunas han tenido que curarse de peligrosas llagas, que las disformes cotillas, de que han tenido que usar, las hicieron. ¡Y que pudiendo tal vez hallar remedio de libertarlas de estos trabajos, se estén los Fisicos jugando con el Gas, ò con la maquina electrica! Aun quando no hubiera este motivo, deberia solo bastar para atraer su atencion hácia este otro fenómeno, la deformidad que causa en la obra mas perfecta, ò para hablar mas à la moda, en el Gefe de obra de la naturaleza. Porque à la verdad quando la excrecencia de sus caderas y muslos, ¿qué figura no hacian sus cuerpos, que no parecian sino unos peoncillos colocados en punta sobre aquellas vastas y corpulentas basas? Y quando estos humores vagos dexaron [40] la parte inferior para subir à la superior de su cuerpo, ¿qué cosa mas horrible que aquellas inmensas cabezas, que aquellos cabellos obligados à dexar su postura natural, y erguirse erizados sobre su frente, qual los de una Bachante, ò los de una Profetisa en la fuerza de su entusiasmo? Pues aquella Z que, miradas de lado, formaban los enormes vultos, inferiores por la parte posterior à su cintura, con lo abanzado por delante de sus desmesuradas cotillas, ¿no era por cierto una figura muy hermosa en un cuerpo humano?

Por otra parte, para los genios amigos de discusiones curiosas, ¿presenta este fenómeno un gran número de questiones que resolver, sumamente interesantes. En primer lugar, ¿quál será su causa? Ello es preciso que sea un agente, que obre à un mismo tiempo sobre todas las Damas, pues no mas presto siguen las golondrinas à la primera que pasó los mares, que los tumores de nuestras Damas se trasladan al [41] parage de su cuerpo, en que puso su asiento el primero que emprehendió esta peregrinacion. ¿Si será el ayre? ¿Si será la Luna, ò algun otro de los Planetas? ¿Si serán la Luna, y el Ayre juntos? Si es la Luna, ¿por qué virtud? ¿de qué manera? ¿por qué especie de mecanismo produce un efecto tan estraño? Y he aqui una discusion, que podria de paso darnos alguna luz sobre el systéma fisico del universo, y comprobar, ò la atraccion de Neuton, ò los turbillones de Descartes. Pero si es el ayre, yá sea por sí solo, yá junto con algun Planeta, y no todo ayre, sino (como hay algunos fundamentos para creerlo) precisamente el que nos viene por los Pirineos; ¿qué tendrán estos montes? Qué vapores? ¿qué exalaciones tan particulares echarán de sí? ¿De qué cuerpos le impregnarán tan raros, que le den una virtud tan singular? Qualquiera que sea la causa ¿por qué obrará precisamente en las Damas, y no en las mugeres plebeyas y ordinarias? ¿Por qué siendo aquellas el principal [42] adorno de la Sociedad, por qué siendo las que mas cuidado ponen en la conservacion y acrecentamiento de la belleza, de que la naturaleza tan liberalmente las ha dotado, han de ser ellas las unicas que padezcan estas deformidades? ¿La pureza, è hidalguía de la sangre, que sus mayores traspasaron à sus venas, no parece debia hacerlas mas sanas, mas robustas, y ponerlas à cubierto de estas dolencias? ¿Por qué pues estarán tanto mas expuestas à ellas, quánto mas ilustres, ò por mejor decir, porque casi solas las ilustres, las de la sangre pura, limpia è hidalga, han de ser las que las sufran?

Antes de examinar estas questiones, habria otras cosas que averiguar no menos curiosas, y que conducirian mucho para su mas facil resolucion. Vése que estos tumores, pasando sucesivamente à diferentes parages del cuerpo, vuelven despues de algun tiempo al primero que ocuparon. ¿Los periodos de esta revolucion son regulares, ò no tienen ley, ni regla cierta? Y yá [43] se vé, que en el primer caso habria una grandisima prevencion à favor de los Planetas; y además tendriamos un medio muy facil para el pronostico, calculados estos periodos. Otra de las cosas que sería tambien muy conveniente, ò por mejor decir, indispensable averiguar, es la naturaleza, y calidad de estos tumores. ¿Son ventosos? ¿son aguosos? ¿son scirros? ¿son abcesos? ò de qué especie son en fin? Nivel 5► Relato general► De esta duda habia yo pensado salir con el auxilio de un habil Cirujano amigo mio, reconociendo en su compañia el cadaver de una Dama que se murió estos dias pasados repentinamente, y que no obstante que no pasaba todavia de los catorce años, y estaba aun soltera, tenia los pechos tan monstruosos como la que más. Pero considere Vm. quál sería nuestra admiracion, quando vimos casi reducida à nada la prodigiosa mole que nos habiamos figurado. Quedamonos mirando el uno al otro, sin poder comprehender, cómo dentro de tan poco tiempo habria podido hacer-[44]se tan grande resolucion. Mas desfraudados asi de nuestra esperanza, quisimos à lo menos, yá que teniamos la ocasion por si algo sacabamos en limpio, hacer la anatomía de algunas de sus partes principes. Dirigimonos lo primero al celebro, llevados de la autoridad de Hipocrates, que en su epistola à Demetrio dá por cierto, que la cabeza es la raíz de todas las enfermedades humanas; y en otra parte, que estas las produce el celebro, arrojando à las partes inferiores su redundancia, y superfluidad. En efecto nos persuadimos, que de la excesiva cantidad, ò de algun vicio en la calidad, ò en la direccion y repartimiento del jugo nervoso, que desde allí, como de fuente, se reparte por todo el cuerpo, podian provenir como de causa inmediata los accidentes, cuyas causas mas remotas tratabamos de averiguar por este medio. Pero abierta esta grande glandula, lexos de hallar en ella la abundancia de linfas que esperabamos, la hallamos al contrario extraordinariamente [45] seca, ninguna serosidad de las que alli suele haber en los ventriculos, ni otra cosa que ayre, pero un ayre mas denso de lo regular Ni en todas las demás partes encontramos otra que esta novedad. Mas reconociendo con el Microscopio los cuerpos striados, se nos presentó el espectáculo mas raro, y menos esperado del mundo. Vimos delineados en ellos, como si fuera en una lamina abierta à buril, una infinidad de lazos de diferentes hechuras, de redes, de reclamos, y de otros artificios, semejantes à los que se usan para la caza de animales vivos, de muy estrañas invenciones sí, pero no muy perfectos, ni demasiadamente oportunos para el fin à que parecian destinados. Quedamos como era natural, sorprehendidos al vér una cosa tan nueva; y no pudiendo imaginar; qué relacion podria esto tener con aquellos tumores, para darles esta causa, pasamos à disecar el corazon con la esperanza de hallar en él algo que nos diese mas luz. Pero le encontramos [46] sano del todo, y sin lesion alguna: bien que en otra diseccion, que hizo despues mi compañero en una Señora mas entrada en edad, me aseguró haberle observado bastantemente corrompido. Esta tentativa no ha sido, yá se vé, demasiadamente feliz. Mas no hay por eso que desanimarse. Raras veces lo son mas las primeras que se hacen en qualquier asunto que sea. Puede ser que algun otro, ò mas perspicáz y mas diestro, descubra lo que nosotros no hemos podido descubrir, ò mas ingenioso, halle en lo que hemos descubierto la causa inmediata de este fénomeno, y de aqui se proceda, repitiendose las tentativas, y experiencias à la solucion de las demás questiones que llevo propuestas. ◀Relato general ◀Nivel 5 ◀Satire ◀Nivel 4 Yo suplico à Vm. (y segun es su amor de Vm. al bien público, creo que no habré menester rogarselo mucho) recomiende con eficacia esta materia à los Fisicos de toda la Europa, publicando en alguno de sus Discursos esta mi carta, que si por dicha viene à ser la [47] ocasion, de que con un descubrimiento tan importante, se aumente el número de los conocimientos humanos, me hará el hombre mas dichoso del universo. Dios nuestro Señor guarde à Vm. muchos años, &c.” ◀Carta/Carta al director ◀Nivel 3 ◀Nivel 2 ◀Nivel 1