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Sugestão de citação: Anonym (García de Cañuelo, Luis: Pereira, Luis Marcelino) (Ed.): "Discurso LXXXIX", em: El Censor, Vol.4\089 (1786), S. 155-184, etidado em: Ertler, Klaus-Dieter / Hobisch, Elisabeth (Ed.): Os "Spectators" no contexto internacional. Edição Digital, Graz 2011- . hdl.handle.net/11471/513.20.391 [consultado em: ].


[155] Nível 1►

Discurso LXXXIX

Citação/Divisa► Omnibus in terris, quae sunt á Gadibus usque
Auroram, et Gangen, pauci dignoscere possunt
Vera bona; atque illis multum diversa . . . . .
 

Juv. Sat. X. v. 1.

En quantas tierras desde Gades corren,
A do la Aurora nace, y nace el Ganges,
Hay ciertamente pocos que conozcan
Los verdaderos bienes, y los males. ◀Citação/Divisa

Nível 2► Metatextualidade► El sugeto que me remitió aquella especie de Gaceta, que publiqué en el Discurso XLV, me remitió asimismo otras que habia recibido por la misma via; y que por ciertas causas, que no hace al caso referir, quedaron sin [156] publicarse: ni aun hasta ahora he acabado de registrarlas todas. Entre las que he visto hay muchas que me parecen dignas de la curiosidad del Público. Contienen todas varias cartas, que el Editor ó Gacetero Frances publíca con varias notas suyas: y yo me tomaré la licencia de poner alguna otra adonde me parezca conveniente, las que distinguiré con esta señal J de las del Gacetero que llevarán esta. * He aqui la primera de estas Cartas ó Gacetas. Solo me queda que advertir, que mi corresponsal me encargó pidiese al Público disimulase los defectos del estilo, que le parecia algo afrancesado, por haber hecho muy de priesa la traduccion; pero el Público se hará cargo de que quando se hizo no se habian aun dado á luz las obras del Divino Figueroa, ó de Figueroa el Divino. ◀Metatextualidade

[157] Nível 3► Carta/Carta ao editor►

Carta de Mr. Ennous, viagero en la Cosmosia, á Mr. Seauton, miembro de varias Academias, su fecha en Melete á 15 de Noviembre de 1781.1

. . . . . Sí Mr. os lo aseguro por quien soy. “Mil veces me hubiera ausentado de esta tierra de maldicion luego que [158] llegué á conocer bien estas gentes, si no fuese por no contravenir al superior orden, que me manda permanecer en la Cosmosia. Me creería en el mismo infierno si no tuviese la esperanza de salir alguna vez de aquí2 : ella es á lo menos su vestíbulo ó su antecámara, donde toda la ventaja que puede esperar un hombre es esta. Por lo demas reyna entre todos sus moradores el mismísimo desorden, y la habita un horror, segun todas apariencias, sempiterno. ¡Dichoso el mortal que no tiene ojos para verlo, ni para llorarlo! Pero al Filósofo infeliz que ha llegado á formarse ideas de orden, de arreglo, de hermosura, de belleza moral, y que no las vé realizadas en la parte mas pequeña, ni tiene esperanza de que lo sean; le causa [159] esto un tan indecible tormento, que solo sintiéndolo se puede llegar á conocer su grandeza. La contemplacion del admirable y estupendo orden en que vé colocados y dispuestos por la sábia y omnipotente mano de su Hacedor todos los demas seres puramente físicos, no sirve sino para hacerle percibir mas bien, y para que mas, y mas resalte á sus ojos este imponderable desorden en que se han constituido á sí mismos los seres dotados de razon, y libertad en la Cosmosia.

El ningun uso que los Cosmosianos hacen de estas y las demas facultades que ellas suponen, y con que su Criador les ha dotado para conseguir su felicidad, hácia la qual les ha impreso él mismo un movimiento irresistible, é infinitamente rápido; es la causa de este desorden, superior á todas mis expresiones, y á todos los esfuerzos de mi debil eloqüencia.3 [160] Esta causa es la que sumerge al mundo moral en un horrendo châos, donde todo es confusion, tiníeblas todo. Ella es la que cegando á todos los Cosmosianos les hace torcer de mil maneras las direcciones, que para llegar á su fin debian seguir. Y de aquí, ¡qué mutuos, qué continuos, qué violentos choques de unos con [161] otros proporcionados en sus fuerzas á la rapidez de los movimientos? Ni convinados estos, ni contrarrestadas aquellas entre sí, ni se ha formado todavía, ni llegará jamás á formarse algun Compuesto, algun Todo, algun Cuerpo sólido estable del que cada uno pudiese ser parte ó miembro, y ocupar en él el lugar mas adaptado [162] á su particular índole y naturaleza. Todos se hallan siempre fuera de su centro: son arrojados muy léjos de su camino; y sus acciones todas son otros tantos pasos que dán hácia el fin opuesto diametralmente al que buscan.

No conocen, no distinguen los verdaderos bienes de los bienes falsos, ó los males; y este error, pasando á hábito, acaba de poner el colmo al desorden, y á la infelicidad de todos. Todos corren hácia unos mismos bienes, que no pudiendo gozarlos todos, son infelices los que quedan privados de ellos; y son infelices los que llegan á conseguirlos, porque para ellos son verdaderos males. Separados unos y otros de las reglas, ó leyes que habian de ordenar este châos, sería tanta casualidad4 que [163] encontrase alguno con los bienes, cuya posesion le hiciese feliz, como el que hallase un hombre su vida en medio de los peligros, ó su salud en el uso de los venenos. Oidme.

La felicidad porque cada uno anhela no consiste, como es claro, en otra cosa que en la posesion de los mayores bienes que le es posible conseguir, y en la carencia de los mayores males que le es posible evitar. De suerte, que en un tiempo dado, aquel será mas feliz, cuya suma de los bienes que posee, sea mayor que la de los males que padece. Estos bienes, y estos males no son cosas absolutas, sino relaciones que las cosas tienen con nuestras facultades de gozar y padecer; y bien llamamos todo aquello que de suyo nos causa [164] placer, deleite, agrado, gusto: como mal todo aquello que de suyo es doloroso, desagradable, repugnante.

Pero como tal es la constitucion moral de las cosas, que no se pueden poseer á un tiempo todos los bienes que en ese mismo tiempo se conocen: como no solo los bienes y males contrarios se excluyen mutuamente, sino que la posesion de muchos bienes sirve de estorbo á la consecucion de otros; y el abrazar ciertos males, suele ser muchas veces el medio de librarnos de otros mayores: de aqui es que todo aquello, sea de la naturaleza que fuere, sea un bien, sea un mal, que aumenta la suma de nuestros bienes, se llama, y es efectivamente un bien; y al contrario todo lo que aumenta la suma de nuestros males, ó disminuye la de nuestros bienes, sea un bien, ó no lo sea, se llama, y es efectivamente un mal. Porque no puede dexar de ser un bien, todo lo que aumenta [165] nuestra felicidad, y de ser un mal, todo lo que la disminuye. Por eso la mera carencia de un mal, disminuyendo la suma de ellos, se llama, y es un bien; y la pura privacion de un bien, disminuyendo la suma de ellos, se llama, y es un mal. Por eso un bien se llama, y es efectivamente un mal quando, ó nos priva de otro bien mayor, ó nos acarrea un mal mayor que el que consiste en su privacion. Y un mal se dice, y es efectivamente un bien, quando, ó nos liberta de un mal mayor, ó nos hace adquirir un bien mayor que el que consiste en la ausencia del tal mal. En una palabra, los bienes pueden ser considerados como cantidades negativas de males, ó los males como cantidades negativas de bienes. Estos serán entre sí, y aquellos serán entre sí en razon compuesta, no solo de su duracion, ó extension, y de su intension, sino principalmente de la posibilidad, probabilidad, ó [166] certeza que se tiene de gozarlos, ó de padecerlos en adelante: ya porque la esperanza y el temor nos los hace gozar ó padecer de presente antes de que lo sean en el efecto: ya porque considerados los bienes y males con relacion al tiempo presente, en que son en efecto gozados ó padecidos, no son de consideracion alguna en lo moral, pues no pueden ser fin de ninguna accion humana. Todas estas se dirigen á buscar el bien, y huir el mal, y no se busca sino lo que no se posee, ni se huye sino de lo que puede sobrevenir.5

[167] Los bienes serán entre sí como los males de que nos libertan (y siempre nos libertan de algunos, quales son á lo menos los que consisten en la ausencia de estos bienes). Y los males serán entre sí como los bienes de que nos privan (y siempre nos privan de algunos, quales son á lo menos los que consisten en la carencia de estos males). Por consiguiente los bienes y los males serán entre sí en razon compuesta de su extension, intension y probabilidad.

Pero no todos los bienes son iguales para todos, ni para uno mismo en todo tiempo. Porque ni en todo tiempo, ni para todos son igualmente intensos, duraderos, ni posibles, ó probables. Pende esto del natural, del genio, del caracter de cada uno; [168] de su particular constitucion moral, no menos diversa en cada hombre, que su constitucion física, y de las particulares circunstancias en que se halla constituido. El Autor del mundo moral, igualmente sabio en su formacion que en la del mundo físico, intentó sin duda hacer de todos los hombres, como de otras tantas piezas, una admirable y perfectísima máquina, en la que cada una era preciso tuviese diversísimas, aunque muy íntimas y estrechas relaciones, con todas las demas que debian formar este gran Todo. A este fin le dió á cada una muy diversa configuracion ó hechura; pero siempre la mas apta, para que modificando de diversa manera el comun movimiento impreso á todas por el único resorte, el amor del mayor bien tomase aquella direccion, por la qual viniese siempre sin chocar, ni servir de estorbo á las otras, á ocupar el lugar y puesto que requeria el uso [169] ú oficio á que era destinada.6 Si fuesen pues unos mismos bienes para todos, y en todo tiempo los mayores, no podria resultar esta convinacion de diversos movimientos ó acciones, que debia formar esta máquina admirable, y hacer de todas sus partes, ó ya simples, ó ya compuestas de otras, un Todo perfectísimo.

Pues ahora, supuesta esta teoría7 de los bienes y los males, [170] se conoce claramente, que para que la máquina anduviese bien ordenada, para que cada Cosmosiano fuese tan feliz como su naturaleza lo permite, y su felicidad no sirviese de obstáculo á la de ningun otro, no sería menester mas, sino que los Cosmosianos haciendo uso principalmente de su libertad y su razon (palabra que no significa otra cosa que cuenta ó cálculo), comparasen, midiesen, calculasen los bienes que la naturaleza ó la religion8 les proponen á [171] su entendimiento. Porque ¿cómo podrian en este caso dexar de conocer los bienes, de distinguirlos? Conociéndolos, ¿podria dexar de abrazar cada uno los verdaderamente mayores para él? Y abrazándolos, ¿cómo podrian esos mismísimos bienes ser justamente los mayores para otro que hiciese un igual uso de sus facultades? ¿Es creible que si todos hiciesen lo que pueden, y lo que deben hacer, no fuesen todos tan felices como es posible lo sean? No; no es creible. Sería menester para persuadírselo, ó negar el poder, ó la sabiduría, ó la bondad del Ser infinitamente poderoso, sábio y bueno, Autor y Ordenador del mundo moral.

Pero los Cosmosianos no quieren, ni han querido ha mucho tiempo hacer este uso de sus facultades; las [172] quales por esta causa casi han venido á extínguirse en muchos de ellos. Quando deberian, usando de su libertad, resistir á aquella atraccion con que los tira hácia sí qualquiera suerte de bien, mediante las fuerzas que les comunica otro, ú otros bienes que al mismo tiempo se les presentan y los atraen, y que no pueden abarcarlos todos con su accion: quando deberian suspender esta por todo el tiempo posible, y aprovechándose de él, exâminar, usando de su razon, comparar, calcular, medir estos bienes hasta hallar el verdadero; esto es, el que realmente es mayor, nada de esto hacen, sino que precipitando su juicio, abrazan el que les parece tal á primera vista; y el qual las mas veces, por no decir siempre, es preciso que sea un mal verdadero, ó un bien menor, que les priva de otro mayor que abandonan. Porque asi se han los objetos morales: respecto de nues-[173]tro entendimiento, ó vista de nuestra alma, como los objetos corpoales [sic] respecto de la vista de nuestro cuerpo. Ningun objeto se presenta á nuestros ojos como él es; ó por mejor decir casi todos se presentan siempre al contrario de como son. Finjamos que careciésemos de todos los demas sentidos, y que no tuviésemos otras percepciones con que comparar las que percibimos por la vista: entonces es claro, que no solo nos sería imposible distinguir, ni conocer, por mas que nos importase, la verdadera magnitud, las distancias, la solidez de los cuerpos que nos rodean; sino que creeriamos mayores, los que siendo en la realidad mas pequeños, por estar mas cerca pintasen en nuestros ojos sus imágenes mayores: una ventana por la qual mirásemos un monte, se nos antojaria muchísimo mayor que él. Todos los objetos los veriamos en un mismo plano, ó á igua-[174]les distancias de nuestros ojos; y no podriamos dar paso sin estrellarnos contra algun cuerpo, ó precipitarnos á cada instante. No distinguiriamos de su solidez el brillo; las meras apariencias de los objetos, y un leve vapor, como el que forma una nube, se nos antojaria tan sólido como una peña. Todo aquello para nosotros tendria mas realidad que hiriese mas fuertemente nuestros ojos. Confundiriamos la carencia de cuerpo con el cuerpo mismo, y el hueco de una oscura cueva se nos representaria un cuerpo de otro color. Los objetos que no viésemos serian para nosotros lo mismo que si no fuesen. Nada nos seria mas desconocido que nuestros propios ojos; y el ayre en fin, este vivificante líquido que siempre nos rodea, y nos repenetra, y en el que vivimos, estamos y respiramos, para nosotros no exîstiria.9

[175] Lo mismo nos sucederia, y quizá mucho peor, si dotados de todos los sentidos, que hoy tenemos, careciésemos, ó lo que es lo mismo, no hubiésemos hecho nunca uso de la facultad de comparar unas con otras las diversísimas percepciones, que por su medio hacen en nosotros unos mismísimos objetos.10 Y he aqui el caso en que se hallan los Cosmosianos respecto de los bienes, y los males, y aun de todos los objetos inteligibles. Dotados de entendimiento, que es la vista de su alma, y de sentidos, ó instintos morales, por cuyo medio se perciben mil qualidades buenas y malas de las cosas, que no se perciben por el entendimiento [176] puro, ni por los sentidos del cuerpo; ó jamás han comparado, ó las han comparado de priesa y mal unas con otras las diversas percepciones, que reciben por estos medios, y desconocen de tal manera los bienes, y los males, y aun toda suerte de objetos, que excede su ignorancia á todo lo que yo soy capaz de ponderar. Aquellos bienes y males se les antojan á todos mayores, que miran mas cerca de sí, y casi tienen por puntos imperceptibles los que están colocados mas allá del término de su vida.11 Creen estos á una distancia inmensa, y este juicio errado se los disminuye al infinito. Tienen todos por mas sólidos y reales aquellos bienes, que tienen un mayor brillo, el qual se disipa facilmente, como un vapor leve; y aquellos que por el momento hacen mas vivas impresiones en los sentidos de su cuerpo. Las [177] mismas carencias, las puras privaciones de bienes tienen por bienes reales y positivos. Nada desconocen, ni distinguen menos que su propio entendimiento, su mente, su alma, eso que en ellos percibe el bien y el mal, llegan hasta negar su exîstencia, confundiéndose á sí propios con los leños, las piedras, ú otros cuerpos organizados, pues ninguno hay que no lo sea.12 La palabra yo no creo tenga sentido para ninguno de estos hombres. Dios en fin,13 Dios, ese piélago inmenso de sér, que nos circunda, que nos penetra hasta nuestras mas intimas medulas, que nos dá en cada momento el que tenemos y tienen todas las cosas: Dios, en cuyo seno exîstimos, somos, estamos, vivimos, alentamos, [178] nos movemos, obramos: este Dios todo beneficencia y bondad, de quien la participan los demas bienes, y en quanto no la participan son los males: este Dios, que seguramente nos haria en cada momento tan felices, no á la verdad como él, porque esto es imposible; pero sí como lo puede permitir la necesaria limitacion de nuestro sér: este Dios es absolutamente desconocido de los Cosmosianos. Creen de él mil absurdos tan impios y escandalosos, como inconcebibles: lo confunden con sus propias obras, y ó niegan su exîstencia, ó la creen inutil, substituyendo en lugar de ella, y creyendo mil divinidades manifiestamente quiméricas con los nombres de Acaso de Virtud, de Fuerza para gobernar el mundo fisico; y de Acaso, de Preocupacion, de Costumbre para regir el mundo moral.14 Y para decirlo [179] de una vez, los mayores sabios de Cosmosia quando se les dice, que hablando con exâctitud, no puede ser otra la causa de todo lo que es, ó no es un puro nada, que Dios mismo; pues ninguna cosa puede darse el sér á sí misma en ningun momento, ni por lo tanto sus modos, ó maneras de exîstir, que no se distinguen de su sér mismo, se burlan, ó mofan descaradamente. Porque si es que creen un Dios, lo [180] creen muy lejos de nosotros, y sin influxo alguno en las cosas de acá abaxo. Infinitamente mas necios en esto, que un rústico de nuestro mundo; el que si por ventura llegase á creer, que era el ayre esa bóveda azul, que se le representa tan lejos, y que cubre toda su hermosa y florida campiña, á que se extienden sus ojos, no podria jamás persuadirsele, y se burlaria del que pretendiese hacerle creer, que es tan grande su influxo sobre todas las flores, plantas, y animales, incluso el mismo rústico, que en aquel mismo punto que faltase, ó dexase de ser, todo se agostaria inmediatamente, se marchitaria y moriria todo.15

[181] Si tanta ignorancia hay en la Cosmosia acerca del Sér supremo, si tantos errores cubren aqui de tinieblas esta verdad primitiva, esta [182] verdad luminosa, que á pesar de su claridad apenas se divisa, se trasluce por medio de ellas; considerad en quán espesas tinieblas no estarán envueltas todas las otras verdades. Y si al creer se sigue necesariamente el obrar; considerad tambien ¿hasta qué punto no se habrán apartado los Cosmosianos de aquellas reglas, ó leyes, que habian de ordenar el mundo moral?

¡Quán grande no será este desorden! ¡Quán grande no será esta infelicidad! Y he aqui á qué abismo conduce á los Cosmosianos el no uso de los medios con que su Criador les ha dotado para vivir ordenados y felices, quanto la necesaria limitacion de su naturaleza puede permitirlo.

Pero preguntaréis acaso, ¿por qué no quieren hacer uso de estos medios, y particularmente de su libertad y su razon, que es la causa inmediata del desorden? ¿Por ven-[183]tura no aman su felicidad? ¿Pueden proponerse otro fin que ella en todas sus acciones? ¿No son hombres como nosotros? ¿De dónde nace, pues, que no quieran conocer y distinguir los verdaderos bienes y males ? Si pueden conocerlos, ¿por qué no quieren?

Os responderia facilmente á estas preguntas, diciendoos, que no quieren hacer nada de esto, porque no quieren. Pues siendo la primera causa del mal, del desorden, de la infelicidad, la voluntad de los hombres; de la primera causa no puede señalarse otra primera. Pero si me preguntais de otro género de causas, yo os las haré manifiestas en otras Cartas. Considerad bien sobre lo que os he dicho en esta, y llegaréis á formaros una idea de la grandeza de este desorden, qual yo la tengo formada, pero que me es imposible transferirosla. Entonces no extrañaréis tanto, y podrá ha-[184]cerseos creible lo mucho que sobre este punto tengo que deciros. Interin podreis creer que soy, &c.” ◀Carta/Carta ao editor ◀Nível 3 ◀Nível 2 ◀Nível 1

1“Yo no sé qué Pueblo de Cosmosia será este Melete. Puede ser tambien que haya otras Cosmosias mas de la que yo conozco. Yo no tengo noticia de otra, que de una de las Islas (no de las mayores) del Mar Etereo; la qual tiene la particularidad de que mirada desde la Selene, que es la Isla mas vecina, parece despedir luz, y que se mueve, y navega como una nave empavesada por medio de dicho mar. Está situada entre los grados 1 y 360 de longitud, y 1 y 90 de latitud austral, y meridional. Pasa por ella el Meridiano de París, y la divide en dos partes perfectamente iguales.” Por lo que hace á MM. Ennous y Seauton sus nombres son bien conocidos de los literatos.

2¿El infierno, la Cosmosia? ¿Qué tierra será esta? ¿O si será este Mr. Ennous algun Ingles poseido del Splin?

3“Yo no sé qué Pueblo de Cosmosia será este Melete. Puede ser tambien que haya otras Cosmosias mas de la que yo conozco. Yo no tengo noticia de otra, que de una de las Islas (no de las mayores) del Mar Etereo; la qual tiene la particularidad de que mirada desde la Selene, que es la Isla mas vecina, parece despedir luz, y que se mueve, y navega como una nave empavesada por medio de dicho mar. Está situada entre los grados 1 y 360 de longitud, y 1 y 90 de latitud austral, y meridional. Pasa por ella el Meridiano de París, y la divide en dos partes perfectamente iguales.” ¿El no uso de la razon, y la libertad es [160:x_T-IV_160] la causa del desorden del mundo moral? Supongo que Mr. Ennous habla de la causa inmediata. Pero con todo ¿nó es esto negar abiertamente el pecado original? Desde luego lo concluyo asi. Porque asi lo concluirán algunos pocos lectores, á quienes no faltará la suficiente sabiduria, zelo y caridad para concluirlo asi. Y por consiguiente bastará que ellos lo digan. Aunque por otra parte sea cierto, que si todos hiciesen lo que deben, y lo que pueden, todos serian tan buenos, tan virtuosos, tan felices, como es posible. ¿Sobre todo no se ha llamado el tal Ennous á si mismo Filósofo? Luego no tiene Religion. Luego no hay que hacer caso de nada de quanto diga, ó á lo menos [161:x_T-IV_161] caute legendus. Ni se me objete, que si es asi ¿para qué lo publico? Porque respondo, que no tengo otra cosa que publicar. Mr. Ennous en esta, y en las demas cartas que he visto habla allá de los Cosmosianos, que no nos tocan, ni tañen. Y yo no puedo decir cosa, que no sea contra algun particular, contra algun Cuerpo, contra la Nacion entera, ó contra todos los hombres: y no quiero tener á nadie quexoso, mayormente quando no me siento de humor por ahora para escribir de escofietas y sombrerillos, ó cosas de igual importancia. Por otra parte Mr. Ennous habla de los vicios mas generales de los Cosmosianos; y ademas de esto, bien sabido es, que no hay libro tan malo del que no se pueda sacar algo bueno.

4¡Casualidad! ¿Casualidad? Pues qué ¿hay casualidades en el mundo? Casualidad es lo mismo que acaso: los Atheistas dicen, que [163: x_T-IV_163] todo lo ha hecho el acaso: Mr. Ennous supone, que la casualidad puede hacer algo: quien hace un cesto, hará ciento: luego Mr. Ennous es Atheista. Caute legendus digo otra vez.

5Yo digo, que todo esto es un disparate; porque ¿cómo puedo yo gozar de una renta, que espero recibir el año que viene, ni sentir ahora la muerte, que no vendria sino al cabo de la enfermedad? Por otra parte parece bien claro, que si en este momento estuviese seguro, que en el inmediatamente futuro cesaria el dolor, que ahora sufro, se reduciria á nada; pues apenas haria esta reflexîon, quando ya seria pasado el momento en que me dolia; y lo mismo digo [167:x_T-IV_167] de un placer: de donde parece seguirse, que ni los bienes, ni los males se gozan, ni padecen sino en esperanza y temor. Pero para entender esta algaravia, es menester haber leido á Newton.

6¿Quién le habrá contado á Mr. Ennous todo esto? ¿Dónde habrá visto el plan de esta máquina? Los hombres han nacido, unos para ser ricos, y otros para ser pobres; unos para gozar de todos los bienes, y otros de ningunos. Y la prueba es clara; porque si las riquezas de los ricos se repartieran entre todos á prorrata de lo que cada uno hiciese por adquirirlas, no habria ningun rico: mas es asi, que Dios no solo ha permitido, sino que él mismo ha hecho á los ricos ricos, segun consta de la autoridad de todos: luego, &c.

7“Esta teoría, dice Mr. Ennous en una de [170:x_T-IV_170] sus Cartas, que poseo inedita, la debe á su íntimo amigo Mr. Logos, el mayor, y mas célebre Filósofo, que asegura hay en Cosmosia; en cuya autoridad se apoyan alli todos, cuyo nombre traen todos en la boca, y á quien sin embargo son poquísimos, dice, los que conocen en toda la Cosmosia.”

8¿Qué Religion será esta? Alguna de las falsas. Pero si es falsa, ¿qué bienes puede proponer, que no sean falsos? ¿Acaso la Religion verdadera? Pero yo tambien he estado en Cosmosia, y protesto, que á juzgar por lo que via, oia y palpaba, no cree-[171:x_T-IV_171]ria nunca, que tal y tan santa Religion como la nuestra era alli conocida.

9En mi vida he leido mas disparates. ¿Con [175:x_T-IV_175] qué con los ojos no se ve lo que está lejos, y lo que está cerca, lo que es grande, y chico, &c. &c? Maldita la reflexîon que es menester para asegurar á pie juntillas, que todos estos son puros embustes.

10Esto es ir subiendo de punto los disparates.

11Téngase cuidado.

12Obsérvese tambien esto.

13Ahora acabarán de convencerse todos, que Mr. Ennous sobre Atheista, que admite la casualidad, tiene tambien algo de hipócrita.

14Es constante, que en el mundo hay por [179:x_T-IV_179] exemplo una fuerza, que mueve los cuerpos, ó que les hace existir sucesivamente aqui, y alli. Es constante, que el movimiento no tiene un sér distinto del de los cuerpos movidos. Es constante por consiguiente, que la fuerza que les dá el sér del movimiento les dará igualmente el sér que ellos tienen; y sin embargo es constante, segun todos los Filósofos, que esta fuerza no es el Dios verdadero, que creemos: luego Mr. Ennous, que parece creer lo contrario de esta última proposicion, es sobre Atheista, hipócrita, é impio politheista. Lo demas que dice en este asunto no lo entiende nadie.

15“Yo no sé qué Pueblo de Cosmosia será este Melete. Puede ser tambien que haya otras Cosmosias mas de la que yo conozco. Yo no tengo noticia de otra, que de una de las Islas (no de las mayores) del Mar Etereo; la qual tiene la particularidad de que mirada desde la Selene, que es la Isla mas vecina, parece despedir luz, y que se mueve, y navega como una nave empavesada por medio de dicho mar. Está situada entre los grados 1 y 360 de longitud, y 1 y 90 de latitud austral, y meridional. Pasa por ella el Meridiano de París, y la divide en dos partes perfectamente iguales.” ¿El no uso de la razon, y la libertad es [160:x_T-IV_160] la causa del desorden del mundo moral? Supongo que Mr. Ennous habla de la causa inmediata. Pero con todo ¿nó es esto negar abiertamente el pecado original? Desde luego lo concluyo asi. Porque asi lo concluirán algunos pocos lectores, á quienes no faltará la suficiente sabiduria, zelo y caridad para concluirlo asi. Y por consiguiente bastará que ellos lo digan. Aunque por otra parte sea cierto, que si todos hiciesen lo que deben, y lo que pueden, todos serian tan buenos, tan virtuosos, tan felices, como es posible. “Yo debo advertir aqui, que segun varias relaciones de algunos Filósofos, que han viajado en la Cosmosia, se crian en ella unos animales de cierta especie, que tal vez puede Mr. Ennous haberlos confundido con los hombres. Les son tan su-[181:x_T-IV_181]mamente parecidos, que es casi imposible distinguirlos de ellos. Es menester para esto mucha observacion sobre su modo de hablar, y de obrar; pues hablan y obran semejantemente á los hombres. Comen, y se visten con poca diferencia como ellos; y viven entre ellos en todas las Ciudades, y Lugares de Cosmosia. Mejor se diria, que los hombres alli viven en medio de estos animales, porque estos abundan sin comparacion mucho mas. Por lo comun son bien mansos; y como no se les irrite demasiado, no hacen mal. Son aun muy cobardes quando se ve cada uno solo, porque entonces por un instinto natural sienten su flaqueza, que es mucha. Pero unidos son mas fieros que leones, ó tigres, y sobre todo mas alevosos, y traidores que diablos. No sé qué verdad tenga la exîstencia de tales animales; pero si es cierta, sospecho mucho, que Mr. Ennous haya atribuido á los hombres que viven en Cosmosia lo que solo puede convenir á estos animales.”