El Censor: Discurso LXXXIV

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Discurso LXXXIV

Citazione/Motto

Singula quaeque locum teneant sortita decenter.

Hort. Art. Poet. V. 92.

Ocupe con decencia
el lugar que le toca cada cosa.

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Racconto generale

Yo no sé qué fin se habrá propuesto una buena alma que me regaló por el correo con un exemplar impreso de los Villancicos que se han de cantar la noche del Sabado que viene, en una de las principales Iglesias de España. Acaso quiso divertirme con el espectáculo de un Globo Aërostatico que se suelta en ellos muy oportunamente. Pero qualquiera que haya sido su intento, la lectura de esta obra me conduxo á las mas tristes reflexîones á cerca del estado abatido y ridiculo en que se halla nuestra Poesía sagrada.
Ciertamente que en esta materia somos originales: no, no es posible que en religion alguna se canten las alabanzas de Dios de un modo tan irreverente é indecoroso. Los canticos de las Iglesias protestantes, los de los Mahometanos, y los mismos Hymnos que entonaban los Gentiles en loor de sus falsas Divinidades, deben cubrirnos de confusion. Es muy bien hecho sin duda, que en las solemnidades principales se entonen en los Templos algunas canciones en lengua vulgar para instruccion y consuelo del Pueblo. ¿Pero qué idéas pueden darle las que se usan, de los sublimes y augustos misterios de nuestra Religion? ¿Qué consonancia pueden hacer con los antiguos canticos de la Iglesia? Los misterios que se celebran en la noche de Navidad deben causar, es verdad, el mayor gozo y alegria y una especie de locura santa en los Christianos. ¿Pero qué casta de alegria es la que hace introducir á los Villanciqueros tantos pensamientos extravagantes é indecentes? tratar los asuntos mas altos y terribles en el estilo mas baxo y mas soéz? interpretar los pasages de la Escritura Santa del modo mas ridiculo, y aplicarlos á las cosas mas viles? referir en fin en un tono burlesco y lleno de bufonadas propias de la infima plebe las historias mas sagradas? Ellos se figuran al Niño Dios como un muchacho lloron y mal acondicionado, á quien es preciso divertir y apaciguar con toda suerte de invenciones, juegos, y enredos los mas pueriles.

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He visto introducir en el portal Borrachos da-da-dando en cada voz,
que pronuncia, un tra-traspies. Lisiados entre los quales Allá vá un manco del todo,
que aunque es famoso Escribano,
tanto ha dejado ir la mano,
que solo le queda el codo. He visto Catalanes, Vizcaínos, Gallegos, Portugueses, Franceses, y de todas las Naciones que en el tono mas baxo y mas indigno, y con un champurrado el mas impropio se zaherian y llenaban lindamente de desvergüenzas. ¡Quántos disparates y simplezas en boca de los Pasquales, Batos, Giles, y otros Personages tan Hebreos como estos! Entre los presentes que hacen al Niño Jacinta traxo una orza
con miel: y el Page del Negro
quiso pescarla el regalo,
dandola muchos inciensos;
Mas Jacinta á Maria le dió la orza
por librarla del Page,
que era su mosca. He visto Colegiales que querian vestir la beca al Niño, y respondia el Coro No lo puede ser
que nació Judio. Ciegos pregonando Relaciones y Gacetas, Comicos, Volatines, y Tenderos con su ¿Quién me li compra?
¿Quién me li merca?
Antoque, navaque,
Coquillo, tixera,
Enquaque, peluque,
Sombrete, li media. He visto Preceptores, y Maestros de Escuela, que jugaban admirablemente de los vocablos Christus y Verbo. He visto Medicos, Letrados, Astrologos, Gorrones, y Soldados que decian sendos desatinos, y se llenaban de apodos, y perrerias relativas á sus personas y profesiones. He visto y oído pregonar trapo viejo, limpiar chimenéas, componer calderos, é introducir toda casta de oficios, los quales segun las antiguas y perniciosas preocupaciones, se rediculizaban, afrentaban, y representaban con los colores mas feos. He visto esgrimir la espada, jugar los naipes, torear al pobre del buey, y representar una Academia Poetica porque Que celebren los Poetas
es razon el Sacro Verbo;
pues en lo pobre y desnudo
parece ser uno de ellos. He visto una gresca entre los Regidores y Alcaldes de Belén: una mogiganga de vestidos de animales, y la procesion del Corpus en la noche de Navidad. Salia la Tarasca y los Gigantones, sin olvidar la griteria de los muchachos: iban luego los Santos y llevaba Cada cofrade su cirio,
despues que despaviló
su lonja de chocolate
y xicara de jamon. He visto una audiencia á que el Niño admite á varios personages de uno y otro testamento; y entre otras gracias que les dispensa, hace á Moysés Alcalde de Corte, y San Josef Capitan de la Guardia
queda sin duda;
pues mejor compañia
no hay que la suya. He visto introducir una accion de divorcio entre dos Pastores, de los quales el marido decia: Yo no he de ser casado
naciendo el Niño
para que sus Pastores
sean Obispos. Y la muger Yo á lo menos divorcio
fixo le tengo;
pues nos aparta el Niño
del hombre viejo. El . . . . . ¿Pues quién viniendo un Niño que nos ahorra
de grillos y cadenas
sufrirá esposas? Ella . . . . . ¿Pues qué muger sabiendo que nació un Niño
tan galán y tan tierno
querrá marido? He visto famosas y reñidas disputas entre la mula y el buey, en que la primera herraba, y el segundo despuntaba por quitame allá esas pajas Y uno los reprehendia diciendo: Cesen vuestras disputas
bestias ingratas,
que donde el Verbo media
no hay mas palabras; Y añadia luego para consolar al Niño No hagas caso, mi Niño,
de esas bestiazas;
que no entienden de verbos
ni concordancias. ¿Pero qué personage, por ridiculo que sea, dexaron de meter, qué accion por baxa, impropia, y extravagante, dexaron de representar en el portal la noche de Navidad? He visto un Rodrigón, y una Dueña, Democrito y Heraclito, un Vizcaíno diciendo un soneto á la mula Censuróse la accion mas él responde que los dos se entienden . . . . .  El Poeta de los picaros de Quevedo con su Guirigui, guirigui, guirigay El qual hace Por divertir al Niño
con algun juguete nuevo
que vengan los Zagales
cantando coplitas viejas
que compuestas de retazos
con ellas se hagan pedazos
las sonajas y pandero.
Como asi, como asi me lo quiero Verbi gratia Ya pues no tema el alma
que diga el Diablo:
“Dime niña bonita
quién es tu guapo?”
Pues ella dirá huyendo
sus tentaciones:
“No me tire del manto
que me le rompe.” Una Gitana que dice al Niño la buena ventura de esta manera: Quanto vá que ez amante
de zierta Dama
que zobre vieja ez fea
loca y zin grazia?
puez una vez
noz quitó la hermozura
zu mal parezer.
Y maz que eztos amorez
le empeñan tanto
que por poztre le ponen
en cruz y quadro;
puez quiere Dioz
que hazta que ezto zuzeda
no hay redenzion. Un Gitano que le requiebra diciendo: A voz el chachopinito
cara de roza
la palma oz guarda hermoza
del Egypto.
Tamaráz que zon miel y oro,
Tamaráz que zon oro y miel. Y hasta una bruja que aunque no es Angel buela como un Palomino, y entre otras cosas dice: Vengo á estorvar que derrame
su sangre1en el Sacrificio,
que es lástima que se vierta
chupando yo á todo Niño. He visto una almoneda de los bienes del Niño en la qual Aunque nace en un pesebre
vende una casa de campo
con clavazon de mis hierros
formada de palo santo:
¿Hay quién compre esta alhaja,
que la remato
(aunque el valor es grande)
por un cruzado? Una colacion de unos Pastores que es gusto oir como dicen: ¡Ay qué el agillo
salta que brinca!
cargaste la mano,
mal hayan tus tripas.
¡Ay cómo escuece!
¡Ay cómo pica!
Corra la bota
por la quadrilla
presto que el caldo
senos enfria
y el pimentillo
la sed aviva. Finalmente he visto (¿puede llegar á mas la extravagancia?) he visto digo, una disputa entre los Corrales de Madrid sobre qual habia de entrar primero en el portal: La Cruz quiere entrar primero
á hacerle su sacrificio,
Y el Principe, dice: á un Rey
vengo yo como nacido.
Pero todo esto es poco si los versificadores no convierten las canciones destinadas para celebrar el Nacimiento del Hijo de Dios, del Principe de la paz, en sátiras, libelos infamatorios, y despiques particulares. ¡Santo Dios! ¡Y esto con consentimiento, aprobacion, y aun aplauso de algunos cuerpos, por otra parte respetables, que no han seguido el exemplo de los Cabildos principales del Reyno, que han remediado este abuso para que se conserve el decoro debido en los principales Templos y Catedrales de la Religion en que presiden los Principes de la Iglesia, los succesores de los Apostoles! Y despues de esto se clamará aún, que no ponga una mano profana en incensario, y que no me meta á juzgar las cosas de los Eclesiasticos, si me atrebo á hablar de reforma en semejante asunto: el decidir tocará á otros; pero el hablar, clamar y denunciar á quien lo remedie, ¿por qué no me tocará á mí, como á todo fiel Christiano? ¿Y quién ha desterrado las monstruosas representaciones de los Autos Sacramentales, las Tarascas, Gigantones, Danzas, Mascaras, Diciplinantes, &c.? No: no me detendrán á mí semejantes clamores. La reforma es ciertamente necesaria. No quiero hablar de la gramática y versificacion de los Villancicos. Los equivocos, conceptillos, juegos de voz, paranomasias, laberintos, acrosticos, ecos, &c. de que se vé ya casi enteramente libre la Poesía profana, conservan en ellos todo su vigor. Y todo esto, bien asi como las indecencias y profanaciones, de que he dado tantos exemplos, omitiendo infinitos más, dependen de que estas Obras se encomiendan por lo comun á los mayores idiotas. ¿Por qué no habia de haber en cada Catedrál una Prebenda destinada para un Poeta, como la hay en muchas para un Musico? Parecerá á algunos un pensamiento extravagante. Pero lo cierto es que la Música es un accesorio de la Poesía, que es lo principal. Es este un idioma sublime y penetrante que arrebata al hombre fuera de sí, y el mas aproposito por tanto para expresar dignamente los augustos misterios de la Religion, y dar las mas altas idéas del Supremo Sér. Los pueblos todos del Universo, todas las Religiones la han usado en las alabanzas de la Divinidad. Este fue su primer destino, y aun parece que debiera ser el unico. La Iglesia en fin la ha usado siempre no menos que de la Oratoria. ¿Por qué pues sería extraño que por este medio procurase perfeccionarla y hacerla digna de tan alto empleo? El Estado entonces tendria excelentes Poetas, como los tubo la Grecia con sus premios. Pero si este pensamiento no tiene cabida; ya que las criticas y las sátiras no llegan á los oidos de esta baxa plebe y canalla versificante, ó no hacen impresion en ella, hagala una ley y una censura rigorosa. Las malas coplas profanas introducen y mantienen el mal gusto: las Sagradas el mal gusto, y para no decirlo todo, la irreverencia.

1El Niño.