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Citation: Anonym (García de Cañuelo, Luis; Pereira, Luis Marcelino) (Ed.): "Discurso LXXI", in: El Censor, Vol.4\071 (1785), pp. 51-69, edited in: Ertler, Klaus-Dieter (Ed.): The "Spectators" in the international context. Digital Edition, Graz 2011- . hdl.handle.net/11471/513.20.373 [last accessed: ].


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Discurso LXXI

Citation/Motto► Dicite, Pontifices, in sancto quid facie aurum?

Pers. Sat. II. v. 69.

Decid, ó Sacerdotes;
¿De qué sirve en el templo ese oro y plata? ◀Citation/Motto

Level 2► Metatextuality► Las consideraciones que dieron materia á mi ultimo Discurso, me conduxeron mui naturalmente á una duda que yo no me atreveré á resolver. No haré mas que proponerla á los Prelados Eclesiásticos, jueces competentes para su decision. Puede ser mui bien que yo esté alucinado, sin em-[52]bargo de la claridad con que se me representa el asunto; pero en lo que no lo estoi ciertamente, es en creerle mui digno de su atencion. ◀Metatextuality

Level 3► ¿Esas immensas cantidades de plata, y oro que encierran nuestros templos, y que ni aun sirven al culto, ni al servicio del Altar, serán agradables á aquel á quien están consagradas, y conformes al espíritu de nuestra divina Religion? El guardarlas con tanto cuidado ¿no es en cierto modo hacer recomendables á los hombres estas materias, cuyo total desprecio, es por otra parte uno de sus principales conatos, inspirarles? ¿No es, digamoslo asi, santificar y colocar sobre los mismos altares el luxo y la vana magnificencia humana? ¿Un oro y una plata manchada de una sangre injustamente vertida, y marcada con el sello de la iniquidad, y de la avaricia que la extraxo, por decirlo asi, del abismo, podrá ser una ofrenda grata á un Dios incruento? ¿La [53] noble simplicidad y aseada pobreza de un templo de Capuchinos, no hallará mejor lugar en sus ojos? ¿No le daria ciertamente la preferencia San Gerónimo, quando nada juzgaba superior á la magnificencia de San Exûperio, Obispo de Tolosa, que en un canastillo de mimbres llevaba el cuerpo de Jesu-Christo, y en un vidrio su sangre?1 ¿Los hechos que el Viejo Testamento nos ofrece favorables al uso comun, le autorizarán suficientemente, y serán exemplos que debamos imitar?

Level 4► No lo entendia asi á lo menos San Gerónimo. “No se me oponga, dice, 2 el rico templo de Judéa, la mesa, las lámparas, los incensarios, los platillos, los morteros, y demás alhajas de oro. Agradaban estas cosas al Señor, quando los Sacerdotes sa-[54]crificaban hostias, y era la sangre de los brutos la redencion de los pecados, aunque es verdad, que todas estas cosas eran figuras: pues fueron escritas para nosotros que hemos venido al fin de los siglos. Mas ahora que el Señor pobre consagró la pobreza de su casa, pensemos en su Cruz, y tendremos por lodo las riquezas. ¿Por qué hemos de admirar nosotros lo que Christo llama iniquum Mammona? ¿Por qué hemos de estimar y amar lo que Pedro se gloría de no tener? Si hemos de seguir la letra solamente, y nos agrada quanto al oro y las riquezas la corteza de la historia; con lo del oro observemos tambien lo demás. Tomen los Pontifices de Christo mugeres virgenes: por excelentes que sean las dotes de su alma, sea privado del Sacerdocio todo aquel á quien afee alguna cicatriz, y que sea disforme: la lepra del cuerpo sea tenida en mas, que los vicios del alma. Crezcamos, [55] y multipliquemonos, y poblemos la tierra: no sacrifiquemos el Cordero, ni celebremos la Pasqua mistica; pues que la lei prohibe hacer esto sin templo: fixemos al septimo mes el Tabernaculo, y publiquemos con bocina el ayuno solemne. Mas si comparando las cosas espirituales á las temporales, y sabiendo con Pablo, que la lei es espiritual, y teniendo presentes las palabras de David quando cantaba: Abrid mis ojos, y consideraré las maravillas de vuestra Lei; entendemos todas estas cosas como las entendió tambien y interpretó nuestro Señor; desechemos el Sabado y el oro con las demás supersticiones judaicas: ó si nos agrada el oro, agradennos tambien los Judios, á los quales es forzoso que aprobemos ó condenemos con el oro.” ◀Level 4

Mas si el Viejo Testamento, me dirán sin duda, no puede autorizar nuestra magnificencia en los templos; tie-[56]ne un apoyo aun mas fuerte en el Nuevo, en que vemos á Jesu-Christo mismo aprobar en la Magdalena lo que sus Discipulos tenian por profusion y desperdicio. Mui de otro modo pensaba el Chrisostomo. Level 4► “La gran benignidad del Señor no desdeña, dice, 3 una cortesana. La sufre que le bese los pies, que los unja, y que los limpie con los cabellos. La admite, y corrige á los que la reprendian; porque no convenia por tan buena voluntad reprender á aquella muger. Pero considera tú quán sublime ánimo mostraron despues, y quan inclinando á la misericordia. ¿Y por qué no dixo solamente hizo una buena obra, sino que dixo antes: por qué molestais á esta muger? Es á saber, para que aprendiesen que no se ha de exigir de los débiles al principio lo mas sublime. Por eso no [57] examina la cosa en sí misma, sino con respeto á la persona de la muger que la practicaba; pues si quisiese establecer una lei, no hiciera mencion de la muger. Mas para que se entienda que lo dixo solo por ella, y á fin de que no oprimiesen, y antes bien fomentasen su fé que brotaba; por eso habla asi, enseñandonos que á qualquiera que haga el bien, aunque no sea mui perfecto, debe apreciarsele, fomentarsele, y animarsele á cosas mayores. Pero no era tiempo entonces de corregir el hecho; sino de apreciarle. Porque como si alguno le preguntase en ocasion que la muger no lo hiciese, responderia que no debia hacerse; asi despues de hecho, atiende unicamente á que no se angustie con la reprension de los Discipulos, y á que animada antes bien con sus palabras, proceda á cosas mejores; pues despues que estaba derramado el unguento era ya intempestiva la correccion. Asi [58] tú tambien si ves que alguno dispone y ofrece vasos sagrados, ó que añade á la Iglesia algun otro adorno en las paredes y pavimento, no mandes vender ó deshacer lo hecho; porque no se entristezca. Mas si antes de hacerlo te pidiere consejo, manda que lo dé á los pobres; porque asi lo hizo Jesu-Christo para no apagar el fervor de aquella muger, y todo lo que dixo se dirigió á su consuelo.” ◀Level 4

Level 4► “¿Por qué pues, dice en otra parte4 el mismo Santo; por qué pues dixo Jesu-Christo: á los pobres los teneis siempre con vosotros; pero á mí no? Porque por eso mismo debemos inclinarnos mas á la misericordia; pues que no siempre le tenemos hambriento sino solo en esta vida. Mas si quieres comprender todo el sentido de su dicho; oye. No fue [59] aquello dicho á los Discipulos, aunque lo parece asi, sino que fue adaptado á la imbecilidad de aquella muger. Pues como era aún imperfecta, y ellos la molestaban, hablaba asi para consolarla. Esto se hace patente por aquella pregunta: ¿para qué molestais á esta muger? pues el que siempre le tenemos con nosotros, lo dixo él mismo por aquellas palabras: veis aquí que estoi con vosotros hasta la consumacion de los siglos. De donde se infiere claramente, que no por otra razon dixo aquello, sino para que la reprension de los Discipulos no perjudicase á la fé de aquella muger que entonces pululaba.” ◀Level 4

No es mi ánimo con todo eso condenar absolutamente la magnificencia de la casa de Dios; ni pretendo que sea malo en sí mismo este destino de las riquezas. No: es bueno sin duda. Pero el bien dexa de serlo, y se convierte en verdadero mal, quando priva de otro bien mayor: y los Pa-[60]dres de la Iglesia reconocen, que el hacer bien á los hombres, el socorro y alivio de los menesterosos, por quienes Jesu-Christo ha querido ser representado, es obra mucho mas acepta á sus ojos. Level 4► “No era de plata dice” el Chrisostomo, “la mesa, ni de oro el caliz en que Jesu-Christo dio su Sangre á sus Discipulos; pero todo era precioso y tremendo, porque todo estaba lleno de espíritu. ¿Quieres honrar el Cuerpo de Christo? No le desprecies quando está desnudo, ni le vistas aquí de sedas, dexandole fuera perecer de frio y desnudez. Porque aquel que dixo: este es mi cuerpo, y con su palabra hizo que en verdad lo fuese; aquel mismo dixo: visteisme hambriento, y no me alimentasteis; y en quanto no lo hicisteis con uno de estos mas pequeños, no lo hicisteis conmigo. Este ciertamente no necesita de vestido, sino de un ani-[61]mo puro; aquel ha menester mucho cuidado. Aprendamos pues á filosofar, y á honrar á Jesu-Christo como él quiere. Porque aquel honor es grato al obsequiado, que él mismo desea; no el que pensamos nosotros. Juzgaba Pedro obsequiarle, resistiendose á que le labase los pies; y no era este obsequio, sino todo lo contrario. Asi tú rindele aquel honor que su lei te manda, distribuyendo á los pobres tus riquezas. Porque Dios no ha menester vasos, sino almas de oro.

No digo esto porque prohiba semejantes dones; sino pidiendo que con ellos y antes que ellos se dé limosna. Porque á la verdad no desdeña aquellas ofrendas, pero aprecia mucho mas estas otras. Supuesto que las primeras solo son utiles al que las hace, las otras tambien al que las recibe. Alli parece ser el dón ocasion de obstentacion vana; aqui solo es limosna y benignidad. ¿Qué utilidad se sigue de que la mesa de [62] Jesu-Christo esté cargada de vasos de oro, si él mismo perece de hambre? Hartale primero quando está hambriento, y despues de lo que sobre, adorna su mesa. ¿Haces un caliz de oro, y no dás un caliz de agua? ¿Y qué importa cubrir su mesa de texidos de oro, quando á él mismo no se le dá el vestido necesario? Qué bien se sigue de aquí? Porque dime: ¿si vieras á alguno falto del alimento necesario, y dexandole asi, cubrieses solamente de oro la mesa, tendria por qué darte gracias? ó mas bien porque enojarse? ¿Y qué, si viendole andrajoso, y que perecia de frio dexases de vestirle, y erigiendo columnas de oro, dixeses que lo hacias en honra suya? ¿No creería que le burlabas, y no lo tendria por la mayor injuria? Pues esto mismo cree que lo haces con Christo, quando errante y peregrino, y falto de hospedaje, tú sin acogerle adornas el pavimento, paredes y capiteles de las columnas, [63] y á él preso en una carcel ni si quiera te dignas visitarle. No prohibo, vuelvo á decirlo, estos adornos; pero quiero que con esto se haga lo otro. Por mejor decir, aconsejo que se haga antes lo otro: supuesto que nadie ha sido acusado jamás por omitir aquello; y á los que descuidan de esto aguarda un infierno, un fuego inextinguible, y un suplicio que han de sufrir con los demonios. No olvides pues á tu hermano mientras adornas la casa de Dios; pues aquel es un templo mas precioso que este. Pueden llevar aquellas preciosidades los Reyes infieles, los tiranos, ó los ladrones; mas todo lo que hagas en favor de tu hermano hambriento, errante, desnudo, ni aun el demonio podrá quitartelo, sino que te será un tesoro siempre intacto.” ◀Level 4

Level 4► San Geronymo se explica de un modo mui semejante. “El verdadero templo de Jesu-Christo es, dice, 5 [64] el alma del christiano. A ésta adorna, á ésta viste, á ésta ofrece dones, en ésta venera á Jesu-Christo. ¿De qué sirve que brillen con piedras preciosas las paredes, y que Christo en el pobre peligre con el hambre?” ◀Level 4 Level 4► El mismo Santo6 alaba á Paula, “porque no queria gastar su dinero en las piedras que han de perecer con la tierra y con el tiempo; sino en las piedras vivas que andan sobre la tierra; en aquellas de que se edifica en el Apocalypsis la Ciudad del gran Rey; en aquellas que dice la Escritura, se han de convertir en zafiros, esmeraldas, jaspes, y demás piedras preciosas.” ◀Level 4

Level 4► Finalmente es mui energico lo que dice sobre este asunto San Ambrosio. “Tiene7 el oro la Iglesia no para guardarle, sino para expenderle, y [65] socorrer á los necesitados. ¿Para qué guardar lo que de nada sirve? ¿Ignoramos por ventura quanto oro y plata llevar en los Asirios del templo del Señor? ¿Y no es mejor que empleen los Sacerdotes estas riquezas en el sustento de los pobres, que el que las lleve contaminadas un enemigo sacrilego? ¿No ha decirnos el Señor, por qué has sufrido que tantos pobres pereciesen de hambre? Tenias oro por cierto: dierasles de comer. ¿Por qué han sido vendidos y muertos por los enemigos tantos cautivos por falta de redencion? Mejor que los metales hubiera sido conservar los vasos vivos. Nada se podria responder á esto. Porque: ¿qué habrias de decir? Temí que faltase adorno al Templo de Dios. Responderia: no quieren oro los Sacramentos, ni agradan con oro las cosas que con oro no se compran. El adorno de los Sacramentos es la redencion de los cautivos. Aquellos son vasos [66] verdaderamente preciosos, que redimen las almas de la muerte: aquel verdadero tesoro del Señor, que obra lo que obró su sangre. Entonces se reconoce el vaso de la sangre del Señor, quando en él, como en ésta, se vé la redencion, redimiendo el caliz de los enemigos, á los que la sangre redime del pecado. ¡O qué cosa tan bella, quando la Iglesia redime exercitos de cautivos, decir: fue Christo quien redimió á estos! He aquí el oro que puede aprobarse: he aquí el oro util: he aquí el oro de Jesu-Christo, que libra de la muerte: he aquí el oro con que se redime la honestidad, la castidad se conserva.” ◀Level 4

Asi pensaban los Padres de la Iglesia. Pero esto lo sabe todo el mundo, y no hay Canonista que no diga que pueden y aun deben venderse los vasos sagrados para la redencion de los cautivos, y para el socorro de los pobres. ¿Y qué importa que lo digan, si no se hace? Ha habido en nuestros [67] tiempos años crueles, en los quales familias enteras perecieron de hambre. ¿Y hay acaso noticia de que los tesoros de las Iglesias se hayan por eso disminuido en un punto? Sin recurrir á estas fatalidades extremas, en los años de la mayor abundancia viven muchos en la miseria mas lamentable por falta de ocupacion, y muchos mas adquieren su sustento en una ociosidad, y por otros medios perniciosos al Estado, y aún mas perniciosos á ellos mismos. ¿Y quántos bienes no se seguirian, si fuese generalmente imitado el exemplo que acaba de darnos un Prelado respetable, 8 destinando las alhajas sobrantes de los templos á la educacion de la juventud, alivio de los pobres, asistencia de los enfermos, y socorro de otras necesidades?

Aun sin desposeerse las Iglesias de estas riquezas, podrían hacer de ellas [68] un uso, que siendolas en lo temporal mas ventajoso, fuese al mismo tiempo mas conforme al espíritu de caridad que las aníma. Reducidas á moneda podrian por exemplo convertirlas en montes pios, en los quales sin desfalco, y aun si quisiesen con utilidad suya, hallase emprestitos y adelantamientos que le sacasen de la miseria dando fomento y materia á su industria, el Labrador, el Pescador,el Artesano. Y ¡ó qué agradable perspectiva presenta á mi imaginacion este destino de tantos tesoros! ¡Qué impulso no daría á la agricultura, á las artes, y al comercio esta nueva masa de moneda hecha circular en la Nacion! ¡Qué delitos no se evitarian, desterrada como efectivamente se desterraria con esto la ociosidad, que es su verdadera madre! Las Iglesias entonces no ofrecerian, es cierto, á la curiosidad del forastero las prodigiosas lamparas, las custodias primorosas , los ricos texidos de oro, las pesa-[69]das bandejas, los corpulentos y mazizos candeleros, los guarnecidos calices, las imagenes vestidas de perlas y de diamantes. Pero mostrando al hombre sensible, poblados los talleres de gentes que habrian ellas sacado del seno de la miseria y de los vicios, y que las deberian una vida honrada y virtuosa, podrian á imitacion de San Lorenzo gloriarse diciendo: aquí están; estos son nuestros tesoros. ◀Level 3

No se me diga que son estos unos bienes puramente políticos. Está dicho mil veces, y es preciso repetirlo aun otras mil: á la ociosidad y á la miseria es consiguiente la corrupcion de las costumdres; y sirve para purificar éstas, todo lo que conduce á desterrar aquellas. El oro que se emplee en fomentar la industria, proporcionando á todos una ocupacion honesta, y medios de subsistir con su trabajo, es verdaderamente oro que libra de la muerte: oro con que se redime la honestidad, y la castidad se conserva. ◀Level 2 ◀Level 1

1Hieronim. Epist. 95. ad Rustic. Monach.

2Id. Epist. 34. ad Nepot. de vita Clericor

3Joannes Chrisost. In Matthaeum. Homil. 80. al 81. num. 2.

4Chrisost. In Matth. Hom. 50. al. 51. num. 3.

5S.Hieron. Epist. 49. ad Paul. de inst. Monach

6Id. Epsit. 86. ad Eustach. virgin. Epitaph. Paulae Matr.

7S. Ambros. de officio Ministr. Lib. 2. cap. 28. num. 137. seqq.

8El Señor Arzobispo de París.Vease la Gazeta de Madrid num. 55 de este año. Cap. de París.