El Censor: Discurso XXXIV

Permalink: https://gams.uni-graz.at/o:mws-103-421

Nível 1

Discurso XXXIV

Citação/Lema

Magnus te manet ordo seculorum,
Natis longior, abnepotibusque,
Annos perpetua geres juuenta,
Quos fertur placidos obisse Nestor,
Quos Tithonia computat senectus.

Stat. Silv. Lib. 4.

Larga serie de siglos, feliz Niño,
Te espera que vivir, que dilatada
A las generaciones mas remotas
Alcanzará, y en juventud lozana
Los años que Nestór vivió, felices
Vivirás, con los que la avanzada
Senectud de Tithón cuenta . . . . . 

Nível 2

Metatextualidade

El otro de los Candidatos, de que hablé en el Discurso pasado, no es tan pródigo de citas; pero para eso las escoge con mas juicio, y mejor gusto. Por cuya circunstancia, y por la de tener un estilo, que sería muy conveniente à mis Discursos, y aumentaría considerablemente su despacho, le juzgo digno de competir con el antecedente. He aqui la pieza de prueba que me envió; la qual imprimo con tanto mas gusto, quanto de otro modo no saldria à luz por la infausta casualidad que impidió su continuacion.

Nível 3

Narração geral

Verdadera historia de la vida, y prodigiosos, e inauditos hechos del señor don * * * * * hijo primogenito del muy noble y muy ilustre señor don * * * * * caballero particular, vecino de esta antiquisima Villa de * * *y Señor de los vinculos y mayorazgos, fundado por el Capitan D. * * * * * y el Lic. F. * * * * * El qual dió felizmente a luz en el dia de ayer la muy magnifica Señora Doña * * * * * su dignisima y legitima Esposa. Escribiala El bachiller don * * * * * , clerigo Subdiacono, y Ministro de la Iglesia con destino al servicio de dichos Señores, y gobierno de sus haciendas.

Capitulo Primero.
Nacimiento de nuestro Infante.

Corrian los años de la Encarnacion de nuestro Señor Jesu-Christo 1781.: de la Creacion del Mundo16980.: del Diluvio Universal 4738.: de la Fundacion de Roma 2534.: de la de España 4025.: de la Correccion Gregoriana 199. Era el aureo numero 15.: la Epacta IV.: el Cyclo solar 26.: la Indiccion Romana 14.: la letra Dominical G: la del Martirologio Romano d. Ocupaba el Trono de las Españas el siempre invicto y Catholico Monarca Don Carlos III. de este nombre: y governaba el timon de la nave de San Pedro nuestro Santisimo Padre y Pontifice Romano Pio Papa VI.: quando hallandose en esta celeberrima Villa la Señora Doña G * * * * * embarazada del Señor Don A * * * * * , su legitimo Esposo, cumplidos exactamente los nueve meses de su preñado, en el dia 15. de Junio à las 12. y 22. minutos de la noche le asaltaron algunos dolores: indicios, segun la opinion mas comun de los que del Arte obstrecticio tratan, de que se aproximaba el parto; y justa pena, en sentir de los Teologos, que impuso Dios à todos los hombres por pecado del primero de ellos: In dolore paries filios2que dice el Genesis. Estaban yá muy de ante mano preparadas las envolturas, en las quales una vistosa competencia se mostraba de Arte y Naturaleza. Podiase decir que no habia en todo el Universo Pais que al delicado cuerpo que se esperaba, sus mas opimos frutos no tributase. Flandes sus encages: el Oriente sus perlas: sus telas Holanda: Valencia sus sedas: sus vistosas plumas America; y el Perú su refulgente oro. Estaba asimismo prevenida el Ama, que la leche de sus pechos habia de supeditarle, y ser su segunda madre; pues no era justo tubiese una sola, el que de tantos habia de ser padre: la qual entre millares que honra tan singular anhelaban con esmero, fue escogida despues de repetidas observaciones y experiencias, que en ella practicaron los mas famosos Fisicos y Medicos de esta nobilisima Villa. Despachóse al momento volante mensagero, que en alas de su deseo llevase tan importante à todo el mundo nueva, à los Señores Don P * * * * * y Doña I * * * * * , que distantes de esta Villa poco mas de quatro millas su residencia fixaban, y debian sacar el Infante de las Baptismales Lymphas. Y apenas el rubicundo Apolo3habia tendido por la faz de la ancha, y espaciosa tierra las doradas hebras de sus hermosos cabellos: apenas los pequeños y pintados pajarillos con sus harpadas lenguas habian saludado con dulce y meliflua armonía la venida de la rosada Aurora, que dexando la blanda cama del zeloso marido, por las puertas y balcones del Orizonte à los mortales se mostraba; quando con asistencia del Comadron, Partera y Criadas dió felizmente à luz à nuestro deseado Infante, siendo las quatro y cerca de los veinte y nueve minutos de la mañana. Observóse, no sin pasmo y asombro universal, que el Sol, que en la antecedente mañana hasta las quatro y cerca de los treinta minutos no se habia mostrado, salió en aquel dia à poco mas de los veinte y ocho minutos, anticipandose todo este tiempo para ser testigo del fausto natalicio. Pero no ha sido este el unico prodigio con que manifestó el Cielo las futuras grandezas de nuestro niño. Hallabase à la sazon en esta Villa un sabio Astrologo estrangero, que pasando en peregrinacion à la Ciudad de Santiago, fue detenido para sacar su horoscopo. Observó, pues, que à las doce y veinte y dos minutos de aquella noche, hora, en que como hemos enarrado empezaron los dolores, se hallaba Phebo alumbrando à los Antipodas, y que habiendo pasado el Meridiano se iba acercando al Oriente: bien asi como nuestro Infante, que al nacer habia de ser un Sol que iluminase el mundo se iba avecindando al suyo. El otro Luminar grande: Fecitque Deus duo luminaria magna4, los Planetas y demás Astros se movian con una rapidez inconceptible, y Jupiter giraba mas cerca del Sol que Saturno: en manifiesto indicio que el imperio que à este niño estaba preparado, no habia de ser, no, triste y cipresino como el de Saturno, sino lleno de regocijada alegria para los mortales. La tierra (¡ò asombro!) no obstante que era de noche aseguró este períto Astrologo que mostraba al Cielo su mitad iluminada: demostrando su alborozado contento con prodigio tan increible. Pero lo que no vió sin los mas expresivos afectos de admiracion y gozo, fue que todo el Cielo se iba por instantes disponiendo de manera, que desde las quatro y veinte y nueve minutos de la mañana, en que habia de verificarse el feliz alumbramiento, quedarian infaliblemente todas las estaciones del año en el mismo orden, concierto, y harmonia que tenian antes del grande terremoto del año de 55. Fuese en aquella mañana misma el estrangero magnificamente recompensádo como era debido: y divulgadas en breve sus faustas y alegres predicciones, concurrieron los Caciques y demás vecinos de la Villa à dár la enhorabuna à aquellos venturosos padres: y augurando desde luego à impulso de tantos portentos aquellas heroycas virtudes, que en tan prodigioso niño admiró despues el Universo; unos veneraban yá en él un Santo: otros respetaban su valor: estos admiraban su sabiduría: aquellos se humillaban à su poder, exclamando todos con Marcela: Beatus venter qui te portavit. Pasóse asi aquel dia, y con la Aurora del siguiente llegó el mensagero, que à los futuros Padrinos se habia despachado, con la noticia de que en aquella tarde llegarian. Disponianse entre tanto . . . . . 
Nota. Aqui llegaba con veloz carrera la pluma quando me llamaron para dár agua de socorro al reciennacido, que algunos minutos despues de haberla recibido, pasó à mejor vida.

1Don Judas Thadeo Ortiz en su Almanak para el precitado corriente año.

2Genesis cap. 12.

3Don Quixote part. 1. cap. 2.

4Genesis cap. 1.