Faksimile anzeigen

Sugestão de citação: Anonym (García de Cañuelo, Luis; Pereira, Luis Marcelino) (Ed.): "Discurso XXXVIII", em: El Censor, Vol.2\038 (1781), S. 593-608, etidado em: Ertler, Klaus-Dieter / Hobisch, Elisabeth (Ed.): Os "Spectators" no contexto internacional. Edição Digital, Graz 2011- . hdl.handle.net/11471/513.20.357 [consultado em: ].


[593] Nível 1►

Discurso XXXVIII

Citação/Divisa► Magnum pauperies opprobrium, iubet
Quiduis et facere, et pati:
Virtutisque Viam deserit arduae
.

Horat. Carm. Lib. 3. Od. 24. v. 42.

La pobreza, oprobio grande,
De la ardua virtud la senda
Dexa; y quiere se haga, y sufra
Qualquiera cosa que sea. ◀Citação/Divisa

Nível 2► Metatextualidade► Estos dias pasados me he hallado tan ocupado que temí me faltase Discurso para este Jueves. Esto me determinó à dar al Público la siguiente pieza, que tenia traducida del Francés algun tiempo hace. Hube su original, que apenas llega à medio pliego de im-[594]presion, y que no sé cómo se ha traspapelado, por venir envolviendo juntamente con otros papeles unos libros franceses que compré aqui en Madrid. Por tanto ni sé donde está impreso, ni quien es el Autor: y aunque estas no son señales de ser una obra perfecta; creo no obstante que no dexará de agradar à mis lectores; à no ser que me alucine esta aficion que tengo à obras pequeñitas, nacida quizá de que mi amor propio hace me parezcan semejantes à las mias,

No se le ponga à nadie en la cabeza creer que esta pieza la he forjado yo, y que finjo ser traducida: la he traducido verdaderamente, y sé muy bien por que hago esta advertencia. He oído à muchos de mis lectores poner en duda, en grave ofensa de mi sinceridad, y de la gravedad que me es tan natural, y con poco temor de la Jurisdiccion Censoria que exerzo; si las cartas, y otras diversas piezas que he publicado, las he fingido yo mismo, ò me han sido ver-[595]daderamente remitidas. Yo quiero pecar mas bien por un exceso de misericordia que por un exceso de rigor: y asi aunque pudiera muy bien proceder juridicamente contra los que asi desprecian mi autoridad; no obstante por dar este exemplo de moderacion, no solo no tomaré providencia contra estos incrédulos, sino que les confesaré ingenuamente para confusion suya quanto puedo decir en el asunto; y es que desde que me mostré al Público en calidad de Censor he recibido todas las piezas que se me han enviado. Por lo que hace à esta, repito que no es mia, y entiendanlo asi mis lectores, que no quiero ser como la Corneja de la fabula adornada con plumas agenas. Dios ayude à cada uno con lo suyo: conozco tambien como qualquiera todos los defectos de mi Obra; pero à lo menos nadie me podrá quitar la honra de ser original. Verdad es, y yo lo confieso, que tambien lo era Orbaneja el Pintor de Ubeda; y aunque mis piezas [596] sean semejantes à sus pinturas ¿sabe nadie lo que es en esta Era un Autor original, aunque sea un Orbaneja? La primera copia que he hecho es la que sigue. Si tubiere algunos defectos ruego à mis lectores tengan en consideracion, que no he podido darle la segunda mano, por no tener presente el original à causa de lo que he dicho. Si no les agradáre, como yo espero; por decontado no puede menos de serles de consuelo saber que los pequeños, esto es, los pobres son tan infelices aqui como en Francia. Digolo porque segun todas las apariencias, el Autor, que sin duda es Francés, ha querido hablar con respecto à lo que allá pasa; y creo que la pintura que hace de los pequeños, y de los grandes ha de convenir aun mas exactamente à los de allá, que à los de acá. ◀Metatextualidade

Nível 3► Carta/Carta ao editor►

[597] Reflexiones sobre esta question:

¿La felicidad es mas comun entre los grandes que entre los pequeños?

Suponiendo que la felicidad nazca de la virtud quiero probar, que es mas facil practicarla à los grandes, que à los pequeños, y que corren aquellos menos riesgo en abandonarla.

Nível 4► El grande que quiere ser virtuoso, puede facilisimamente venirlo à ser. Para él es para quien nacen los Platones y los Aristoteles. No tiene menos auxilios para practicar sus obligaciones, que para instruirse de ellas: él solo forma un partido: él solo puede menospreciar lo ridiculo, y la moda: ha nacido para servir de exemplo; y quando lo dá bueno, siempre hace proselitos: los Catones forman los Brutos. ¿Con qué alegria la multitud no se deshace en elogios à su bienhechor? Y yá se sabe quanta fuerza dan al athleta los [598] aplausos: puede dar todo su vuelo à la virtud ¡que placer para un hombre bueno!

Mas es: hay cierta virtud, que él solo está en parage de practicar. Para él está reservado el placer de gozar de las miradas de un hombre, à quien han hecho feliz sus manos: se eleva al merito haciendole caricias: si es liberal, se le honra, asi tubiese por otra parte mil vicios; se le adora casi, si lo es con afabilidad. Porque lo que grava al pequeño, no es tanto ser tratado como pequeño, quanto el temor harto bien fundado de ser contado por nada. Pero quando vé que los grandes piensan en él; que se entrometen en sus necesidades; que le suponen hombre, le faltaria poco para creerlos Dioses.

Es preciso confesar, que es raro que los grandes gocen de esta felicidad que les daria la virtud: mas esta es justamente la causa porque los pequeños son corrompidos è infelices. Aplicaré à los primeros lo que un gran hombre dice con [599] razon del poder del otro sexo: los pequeños serán siempre lo que quisieren los grandes que sean, viciosos quando sus señores lo fueren, lisongeros, viles, complacientes amadores de los meritos pequeñuelos, siempre que sea esto un merito para agradar à S. Exc. prontos à ponerse del lado de la probidad, quando por este medio se pongan en el buen tono; quando se encontráre ella en el camino de la gracia y del favor. Nível 5► Exemplum► La virtud do los Romanos se mantuvo mientras que los Patricios guardaron la suya; pero quando introduciendo el luxo aumentaron las necesidades del Plebeyo, y se privaron de los medios de aliviarle; quando derramaron la sangre de los Gracchos,1 [600] aquella multitud inmensa à la que se reusaba lo necesario, no quiso yá darlos empleos, los vendió; y aquellos que habian vendido la gloria de su patria al estrangero, ò saqueado las Provincias del Imperio, fueron sus compradores. ◀Exemplum ◀Nível 5 Mas à qualquier exceso que hubiese subido la corrupcion, dudo que las costumbres no hubiesen podido renacer, si Caton hubiese podido obtener de los grandes, como Licurgo y Cleomenes lo habian obtenido de Esparta, una nueva division de tierras.

Supongamos no obstante un hombre del pueblo bastantemente virtuoso para que merezca ser feliz ¿lo será por ventura? El mas fuerte estimulo, la mas deliciosa recompensa de la virtud, [601] es aquel sentimiento de la propia excelencia que ella inspira al que la practíca. Pues ahora, este estimulo falta absolutamente al pequeño: ¿pero qué digo? De todas las virtudes que él puede practicar, no hay quizá ninguna de la que no se tome motivo para ridiculizarle y despreciarle. Su fragalidad es la marca de su miseria: su asiduidad al trabajo un tributo que paga por su existencia; su obediencia à las leyes necesidad: la castidad, hace largo tiempo, que es una prueba de pechero: y ni con mucho le dá su piedad tanto realce, como al Deista su incredulidad. En una palabra, admira con todo su poder las virtudes de los grandes; y estos no hacen el menor aprecio de ninguna de las suyas. Aun muchas veces sus virtudes le impiden adquirir otras. Es su trabajo obstinado, y casi servil, el que perpetúa su ignorancia, el que embota todo el vigor de su alma: son las deferencias, las sumisiones perpetuas que se exigen de él, las que allá dentro de sí mismo se-[602]pultan en fin toda idéa de su grandeza original: está exempto de vicios mas bien que adornado de virtudes, y toda su felicidad se reduce à no estar en la miseria.

Si dotado no obstante por la naturaleza de talentos superiores, y lleno de magnanimidad y de valor osa buscar las ocasiones de manifestarlos; la multitud à la verdad le estimulará con sus votos; pero la cabala de los grandes siempre unida y mejor manejada rechazará bien presto al hombre nuevo: le está prohibido ser un heroe, ò à lo menos osar parecerlo; y supuesto que la salvacion del ser dependiese de él, será maravilla si la vanidad de los grandes no les hace exponerse à perder la patria, antes que recurrir à un libertador Plebeyo. Conocese yá que con tan pocos estimulos, o por mejor decir, con tantos obstaculos que vencer, no puede tener el pequeño si no una virtud pequeña bien insuficiente para hacerle feliz. Quizá aun no tendria esta sino fuese por las precauciones que [603] los grandes que tienen necesidad de ella, han tomado para asegurarsela, estableciendo leyes iguales en la apariencia para todos, pero cuya observancia y cuyas penas saben ellos muy bien eludir.2

Se disimulan al poderoso casi todos sus desordenes; no se ha de deshonrrar, se dice, una familia: No se perdona alguno al pequeño. Para el es, para quien han sido inventadas las carceles, las cadenas, las argollas, los azotes, las horcas, y las ruedas. El poderoso exige impunemente lo que no les es debido de sus [604] vasallos reducidos à lo necesario, y que por esto mismo no están en estado de meterse en pleytos con él. La horca venga al señor, de un miserable que le ha quitado una parte de su superfluo. El pequeño ama al grande quando no recibe mal de él; el grande piensa hacer honra al pequeño aceptando sus servicios, y lo que es peor, este tiene la baxeza de creerlo asi. Cargado casi solo del peso de los impuestos, que la avaricia de los publicanos viene à redoblar aun todavía, ¿cómo viviria feliz si apenas puede vivir? ¿El tedio que se sienta algunas veces con el magistrado en el tribunal, se podrá comparar à las mortales angustias de un litigante, que tiene demasiada virtud ò demasiado poco dinero para comprar la justicia? El Capitan desfrauda al soldado de una parte de su sueldo, y le hace ahorcar si ha robado alguna cosa al enemigo sin su licencia.

Sobre todo si la felicidad se halla en los estados inferiores, no le es libre al [605] rico al poderoso descender à ellos? Pero no; los que mandan no renuncian jamás al mando: ¿qué digo? no hay cosa de que no se valgan para subir mas arriba, y los pequeños no desprecian la ocasion de dexarlo de ser. No se diga que si los primeros se hallasen bien en su estado no procurarian mudarlo: es precisamente porque hallan placer en la autoridad, por lo que quieren aumentar su poder con la esperanza de aumentar su felicidad. Y en efecto no es dificil de conocer, que es mas dulce ser oprimido de solicitadores que solicitar uno mismo. En fin no son los grandes los que llaman la muerte à su socorro, no son ellos los que se la dán, este horrible delito, tan contrario à la naturaleza que es casi perdonable, es el delito del pequeño que sucumbe oprimido del peso de sus males.

No son ni con mucho virtuosos todos los que gozan de la mediania: quieren casi siempre salir de ella y esto les roba todas sus dulzuras. Antes aún de [606] salir de ella; yá toman otro ayre y otros modales; lo que viene à parar muchas veces en ponerlos inferiores à su primer estado. En fin no es cierto que todos los grandes sean corrompidos: hay Publicolas entre los Appios: y Titos entre los Tiberios. ¿Y se podrá dudar que estos grandes hombres fuesen felices? La calamidad publica es aun en cierto modo para ellos una nueva fuente de felicidad por el placer que gustan en aliviarla. Concluyamos. Creo que los grandes son mas felices: que los medianos, toda proporcion guardada, lo son mas comunmente: y que la ultima, y la mas numerosa clase no lo es casi nunca.

Las dos primeras pierden su felicidad por su culpa; la tercera en parte por su culpa y mucho mas por la de otros. Los grandes podrian ellos solos haciendose felices hacer la felicidad universal: no sería menester mas sino que fuesen bienhechores. La beneficencia les quitaria con lo superfluo los medios de entre-[607]garse à la dísolucion, de seducir la inocencia, de dar oídos à la sobervia y à la ambicion; el cebo de los lisongeros vendria à ser pan de los pobres: sus palacios asilos de la virtud, y su conciencia lugar de delicias. Descendiendo à la segunda clase, calmarian la envidia, harian permanecer en ella à aquellos à quienes el ver con pesar à otros mas grandes que ellos incitaba à querer salir de ella, y harian subir à ella à los de la ultima clase. Y no se crea que semejante sacrificio quedase sin recompensa: Nível 5► Exemplum► los Plebeyos de Roma despues de haber obtenido la entrada al Consulado no nombraron para él por espacio de mucho tiempo sino Patricios. ◀Exemplum ◀Nível 5 Los grandes obtendrian del amor de los demás, lo que antes adquirian por medio de la intriga y la corrupcion: todos serían grandes, todos serian felices, por que serían todos virtuosos.3 ◀Nível 4

[608] En caso que los grandes no quieran obsolutamente este genero de felicidad, lo que yo no me atrevo à prometer, aconsejaria à los medianos no procurasen adquirir un poder y unas facultades que no aumentarian sino sus obligaciones. Si me fuese permitido delante del bello mundo hablar de Dios à aquellos que no tienen otro apoyo que él, prometeria à los pobres su bendicion sobre su trabajo su frugalidad y su modestia; les diria que la vida es corta, y que puede ser que un dia sean tan grandes señores como aquellos, cuyos desdenes è injusticias sufren ahora. ◀Carta/Carta ao editor ◀Nível 3 ◀Nível 2 ◀Nível 1

1Será un oprobio eterno para los grandes, que la primera sangre ciudadana que las turbaciones civiles hicieron correr en Roma, fuese la de dos hombres que querian si, que los grandes fuesen muy grandes, esto es, muy [600] ricos, pero que no querian que la patria dexase doscientos mil de sus hijos en la miseria. ¿Qué? Barbaro noble, tu no estás contento con cinquenta fanegas de tierra, y tu Hermano no tiene ni cinco pies!

2Quanto mas le debe la humanidad, tanto mas la sociedad le rehusa; si obtiene alguna vez justicia, es con mas trabajo que otro obtendria gracia; si su pobre carreta se trastorna, lexos de ser ayudado por ninguno, le tengo por feliz si evita al paso los insultos de los criados galanos de un Duquecito: toda asistencia gratuita huye de él, precisamente porque no tiene con que pagarla; y le cuento por un hombre perdido, si tiene un alma honrada, una hija amable, y un poderoso vecino. Disc. sur l’oeconomie polit. Enciclopedie t. 5.

3No podria acabar mejor este elogio de la beneficencia que con un pasage del Espectador el qual habla de un Lord, en cuyo entier-[608]ro se hallaron tres mil pobres deshaciendose todos en lagrimas. Jamás hubo Conquistador que tubiese tan bello dia en su vida, como lo fue para este Señor el de su sepultura.