La Pensadora Gaditana: Pensamiento V
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Pensamiento V
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Metatextuality
No puede menos de alentarse mi
timidéz con la buena acogida, que han tenido mis
Pensamientos; pues aunque conozco nace esta felicidad mas de
la benignidad agena, que del merito proprio, no obstante es
noble estímulo, que cada dia me pone en nueva obligacion de
no ceder en mi empresa, aunque sea à costa de mi sosiego. Es
la verdad una virtud naturalmente amada de todos; pues
aunque la pasion, y el engaño la usurpen el dominio del
corazon de los hombres, no obstante la oyen con gusto, y la
quieren, quando con ánimo sencillo la reciben: no se
aborrece la verdad como tal, se huye de ella, se
desfigura, y se oculta; porque dominado el corazon del falso
bien que apetece, le disgusta todo aquello que puede
servirle de estorvo à sus erradas ideas. Con esta reflexion
me prometí siempre muchos contrarios; porque como mis
Discursos dirigen sus máximas à el mas perfecto honor, y à
el desprecio de la mentira, y engaño, estando (por nuestra
desgracia) tan preocupados los corazones de falsos
principios, que los obliga à apetecer aquello mismo, de que
con mayor solicitud debian huir: con bastante fundamento
recelaba el poco lugar, que lograrían mis Pensamientos, pues
me he lisonjeado combatir con ellos los abusos, las modas, y
las irregulares diversiones, que directamente envilecen
aquellos ánimos, que habian de ser la gloria de la sociedad.
Sin merito mio (vuelvo à decir) miro gustosa
la piadosa acogida, que han merecido mis reflexiones: y esta
fortuna, que pudiera envanecerme, y llenarme de satisfaccion
propria, solo ha servido de hacerme mas amante de la verdad;
pues esta, embelesando dulcemente los ojos, y discursos de
mis Lectores con su hermosa presencia, ha impedido miren con
desprecio los toscos adornos con que se viste, y el organo
por donde se les comunica. Vean aquí bien claro la causa que
me aníma; pues aunque mas de quatro veces, à el mirar mi
insuficiencia, he deshecho la rueda de mi confianza, mi
génio estudioso, y el amor por el bien de mi Patria no me
permiten estár ociosa: asi me divierto, y asi espero hacer
conocer à muchos entendimientos no prevenidos, los riesgos
que causan los abusos, aunque estén autorizados
con la antiguedad.
¡Valgame Dios, que no vean Vms. señoras
mias, que todo en este Mundo se estima segun cuesta, y que
las mas veces se dá valor à las cosas por la facilidad, ò
dificultad de conseguirlas! Conozcan Vms. de una vez, que
jamás lograrémos aquella estimacion debida à nuestro sexo,
mientras no correspondan nuestras acciones à el caracter de
que debemos estár vestidas. El Mundo, la sociedad amable, la
razon, y la justicia tienen en nuestros dominios depositada
la mayor parte de su honor, confiando à nuestra fidelidad
alhaja de tanto precio: con parece que estamos obligadas por
nuestro interés, y en pago de la confianza, à volver por
nosotras, apartando de nuestros ojos, y arrojando de
nuestros corazones aquellas mentidas apariencias del engaño,
con que se solícita nuestra ruína: conozcamos una vez lo que
vale la buena fama, y la despreciable figura,
que hace sobre la tierra aquella infelíz, que llegó à perder
su estimacion. Yà será razon que Vms. descansen, Madamas:
atrevidilla he andado, no lo niego: què se ha de hacer, no
puedo mas con mi génio.
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General account
Son tan distintos los
caminos por donde los desordenes se adquieren la
estimacion de las gentes, y tantos los pretextos de
que se visten para ocultar su fealdad, que no
aprovecha el impugnarlos en comun, es preciso atacar
vivamente sus particulares modos; porque hay
discursos, que se elevan tan poco sobre las cosas
que tratan, que no conocen otra region, que aquella
que alcanza la tierna vista de su entendimiento: es
hablarles en Griego, si no se les explica las cosas
à su modo; y se frustra la diligencia del aviso por
la corta extension de su capacidad. Hablé la semana
pasada de los tapados, y sus riesgos: ¿Quien habrá
que dude, que en estos entrarían las Neverías, la
Puerta de Tierra, y las noches de San
Juan, y San Pedro? Muy ciego ha de estár quien no
registre luego, que baxo el nombre genérico de
tapado se comprehenden todos los modos de hablar las
señoras indebidamente; esto es, sin las precauciones
que necesita la que verdaderamente es amante de su
honor. Todos dirán, que quando hablé de los tapados,
no dexé de comprehender quanto se executa con este
peligroso pretexto: todos lo dirán ahora, es verdad;
pero no lo dixeron quando leyeron mi Pensamiento,
pues hubo una Madama (tenga paciencia la que lo
dixo) acérrima séctaria de este error, que
hermosamente enojada profirió impaciente: Mañana se
pondrá á murmurar esta señora Mari-sabidilla contra
la Puerta de Tierra, las Neverìas, y aun contra el
gustoso estilo de las noches de San Juan, y San Pedro, sin dexar diversion alguna, que no
nos censure con su ignorancia. ¡Valiente error! Si
señora, de todo quiero hacer crítica. ¿Pues qué tan
poca razon me asiste, que he de callar porque esta,
ò aquella inconsiderada me insulte, y censure, sin
mas justicia, que la poca que le acompaña? No es mi
pluma tan cobarde, que se dexa preocupar de un temor
falso; es muy amante de la verdad, y de todas
aquellas acciones, que conspiran à formar corazones
desengañados: no nace en mí esta determinacion de
una osadía grosera, la causa sí el amor à lo justo,
à el honor, y à la regularidad de la conducta de mis
patricios: tenemos todos una obligacion precisa à
promover nuestra gloria, poniendo cada uno de su
parte segun sus fuerzas: yo haré de la mia quanto
pudiere, hagan todos lo mismo, y se
logrará en un punto el objeto de los buenos deseos.
¿Cómo se da de atrever à castigar una osadía,
ni à contener un atrevimiento aquella tapada, que se
dexa festejar de un hombre no conocido?
Claro es, que no encontrará voces para el rigor
honesto, quien se pone en la precision de emplearlas
en corresponder el obsequio, que permite. Es la idea
principal de los hombres (hablo de los viciosos) la
ruína temible de nuestra estimacion, no dexando
máxima, que no practíque su antojo, para que se
logren sus premeditadas empresas: sus
entendimientos, acostumbrados à discurrir, y meditar
en asumptos de consideracion, los emplean con
bastante logro, y menos cuidado en el daño infeliz,
que nos procuran; aunque pocas veces (no tiene duda)
hallan ocasiones en que fatigar sus discursos, pues
nosotras mismas nos adelantamos à mas de la mitad
del camino. Quando la ociosidad ha procurado
conquistar aquellos elevados ánimos, que
siempre con la mira à el riesgo, no se permitén à la
menor licencia, ¿con qué fatigas se conduce por los
impossibles, que encuentra á el querer comunicar su
veneno por las voces? Toda es desconfianzas, toda es
desvelos, nada le promete seguridad, hasta que por
descuido del objeto logra la ocasion de manifestar
sus fingidos sentimientos: conseguido este
principio, todo vá bien, nada es contrario; porque
aquella que incauta se arroja à escuchar gustosa,
está muy cerca de mostrarse compasiva. No se
inquieten, ni censuren: no quiero me lo concedan,
solo me contento, con que allá en su interior junten
estas razones con los sucesos de su vida, que asi me
prometo harán buena acogida à este discurso. Si de
las palabras solas se causa tanto daño,
las que admiten la merienda, el refresco, y el
regalo, qué les sucederá? Es preciso ser agradecidas
en señal de buena crianza. ¿Y este agradecimiento en
qué pára? Respondanse Vms. à sí mismas, que yo no
ignoro la respuesta. ¡Que de quantas presumidas se
ven en essos Paseos, que casi quieren apostar á
Deidades, que no guarden la quarta parte de aquella
fingida seriedad para estas infelices ocasiones! No
señora, no lo espere Vmd. el tapado dá licencia para
todo: la Dama que sale tapada lleva permiso de su
marido, de su padre, y aun de su mismo honor para
olvidarse de sus obligaciones: tiene privilegio
especial la tapada para andar entre el fuego, y no
quemarse: son burlas de la marcialidad, no hay que
temer. Si hay que temer; y lo peor es, que siempre
queda que llorar. Pocos habrá de mis
Lectores, que no me den la razon, aunque sean
aquellas, y aquellos, que mas se entregan à estos
peligros. ¡Pero qué lastima! ¡Que pueda mas en su
corazon el abuso corrompido, que la sana razon del
desengaño! ¡Que no miren mis Paysanas un dia con
reflexion lo que vale la estimacion, la buena fama,
y el credito honesto, y lo que pierde quien todo
esto pierde!
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Example
¡Qué lastima causa à
los ojos de todos, quando se divisa bastantemente
un marido desgraciado, y un padre infelíz, que
lloran su honor ultrajado à el delinqüente impulso
de un atrevimiento! Grande es este golpe, no lo
niego; pero mayor es el de aquellos, que por
descuido, ò ignorancia dieron causa suficiente á
este daño. Los primeros, si padecen esta
lamentable suerte, mas à la violencia de la
desgracia, que à los tristes efectos de una
confianza necia, deben ser el objeto de nuestra
compasion, y el exemplar para nuestro gobierno;
pero aquellos, que ignorantes de su misma
felicidad, jamás forman una reflexion séria sobre
lo importante à su familia, ni sobre los peligros á que está expuesta por su
descuido, estos solo podrán ser causa del
desprecio, y la risa, quando se lamenten del
menoscabo de su honor, pues ellos son el principal
motivo de este desorden, y en esto está su mayor
desdicha. No podrá hacerse objeto del respeto la
Dama, que quebrantando el venerable sagrado de su
estimacion, hace diversion gustosa de la vileza,
abatimiento, y desembarazo. Lloren, y sientan
estas desprevenidas los efectos de su locura, y no
estrañen la voz; pues no puede estár en su juicio,
la que se expone voluntariamente à la censura de
los hombres, y à ser el blanco de sus delirios.
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Example
Pero si volvemos el
discurso á las noches de San Juan, y San Pedro,
donde la licencia mas pervertida franquea de par
en par las puertas del corazon para toda maldad,
¿qué diremos? ¿Diremos, que la modestia olvidada,
y el recato despedido todo es indignidades, y
ruinas? ¿Diremos, que perdiendo el juicio mis
Gaditanas, estan estas noches fuera de
toda razon, cuya locura á muchas les dura largo
tiempo, y para las mas es incurable? ¿Diremos, que
aventurandose entre tas tenebrosas sombras de la
noche á todo lo ilícito, le quitan á el pudor la
jurisdiccion de contener los desaciertos? Mas se
puede decir, que es mucho el campo que se
descubre. Vocean las Damas, que los Hombres son
unos desatentos, y mal criados, pues yá no las
estiman, y veneran con aquel respeto, con que sabe
el honor permitirse á el agradecimiento, sin
abatimiento de su soberanìa. Levanten el grito
ponderando sus prerogativas, y privilegios contra
aquellos que se los derogan: insultenlos, que todo
esto es increpacion contra su misma conducta: yá
no hay razones, que contenga sus ossadías, quando
nosotras mismas somos causa de sus
arrojos. ¿Una muger honesta, y bien criada, que
todo su cuidado debe ponerle en su proceder, qué
sacará de hablar toda una noche à una reja,
expuesta à oir, y sufrir quanto la brutalidad del
desorden dá de sì? ¿Qué ha de sacar? yo lo diré:
Ossadías, atrevimientos, desvergüenzas, por lo
comun de los hombres mas indignos del Pueblo, ó á
lo menos de los mas viciosos. ¿Y una Dama
recogida, y de razon halla diversion en estas
cosas? ¿Son gratas à sus oidos las barbaras
rhetóricas de el vulgo, con que indignamente sabe
pintar sus pensamientos? ¿O la audacia del
distraìdo, con que hace manifiestos sus errados
discursos? Ciertamente que es una extravagancia
muy perjudicial, y una diversion absolutamente
aborrecible: todo es horrores quanto encuentra la
modestia en estas noches, todo se
pervierte, y lo peor es, que no se quiere conocer
el daño. ¿Qué dirémos de un buen marido, que
haciendo alarde de su paciencia, permite à su
muger hable por la ventana en tales noches, y que
mucho tiempo está bien immediato oyendo, y
celebrando las bachillerías de adentro, y los
disparates de afuera? ¿Diremos, que no tiene
honor, ni ha visto el honor, ni sabe lo que es el
honor? Sì, todo esto diremos, pues expone,
desprevenido à el precipicio, ò à lo menos à la
censura, la honra, que una vez perdída, por
ninguna diligencia se restaura: ¿Podrà assegurarme
este Juan de buen Alma, que se muestra tan
incauto, (mejor dixera necio) que la virtud, y
capacidad de su muger (que à esto se expone) puede
salir de aquel riesgo sin la menor lesion, ni que
de aquellas fingidas burlas se originarán unas veras, que atropellen su
quietud, su hacienda, y reputacion? Respondanme, y
digan, si estan tan firmemente assegurados, que
podrán afirmarlo con juramento: dirán, que no, que
jurar, que por sì solos, y no mas: ¿Pues si no
pueden esto, para qué permiten aquello? ¡O señora
Pensadora, y què rigor tan cruèl! es una diversion
no mas: está una reja por medio, y yo no muy
lejos: ¿qué puede suceder? Nada. ¿Nada?
preguntaselo à la desazon, con que tu muger anda
desde aquella noche, lo que descuida sus
obligaciones, y el nuevo esmero, con que se
adorna, las devociones, y Novenas que ha
principiado, y fingido, con que los mas dias está
en la calle: preguntaselo à estas cosas, que ellas
te responderán cathegoricamente. Todo esto es
digno de la mayor reflexion, no tiene
contra; ¿pero qué será el lastimoso abandono, con
à las Niñas, y Madamitas se les concede permisso
para que estas noches hablen por las ventanas, se
prevengan de Cedulas, y aun estas solicitadas por
sus padres, y solo con la guardia, ò custodia de
una vieja loca, que à la media hora se duerme
descuidada, ò se retira prevenida, y quedan
aquellas sencillas, è incautas entregadas à la
disolucion de todos los que llegan, expuestas à
quantas clases de malos exemplos ha inventado la
malicia? ¡O, qué reflexion esta para quien sabe
qué delicado es el honor! ¡Qué papel harán
aquellos aun no formados entendimientos entre
tantas libertades de palabras, y aun de obras!
Basta para ponderacion de lo dicho la preciosa
explicacion de las Cedulas, que comunmente se
reciben. ¿Qué estrañamos los
Matrimonios desgraciados, ò desiguales, que se ven
à cada passo, quando tanta causa se dá con este
permiso? Un padre, y una madre, que desea tener
hijas bien criadas, y honestas, debe no solo
estorvarlas estas licencias, pero à ser possible,
que ni aun hablen con aquellas, que hallan
diversion en esta locura. ¿Cómo se formará una
muger honrada, y temible, la que tiene unos
principios tan funestos? ¿Ni cómo podrà adquirir
una possession felìz, la que la procura por tales
medios? Desengañense Vms. señoras, nosotras mismas
con estas locuras sacrificamos nuestras
conveniencias, nuestra quietud, y nuestra
estimacion á las sacrílegas aras de la maldad,
procurandonos en recompensa el desprecio que
padecemos. Si nosotras mas cuerdas nos negáramos
cuidadosas à las diligencias de la
curiosidad, y franqueáramos menos las gracias con
que nos adorna la naturaleza, y el arte, haciendo
que un prudente retiro fuese causa de una opinion
mas juiciosa, entonces sí que el poder que nos
concede la ciega pasion, y el deseo fuera un poder
sólido, venerado por el buen juicio, la prudencia,
y capacidad: aquel influxo, que nos atribuyen
sobre todos los sucesos, sería en este caso debido
à nuestra discrecion, buena intencion, y
honestidad, y no à la hermosura, à el gracejo, y à
el chiste, que mas cerca está de ser oprobio, que
elogio. No me acordaba que habia dexado à las
Niñas à la ventana. Puesta en la reja esta
juventud desprevenida, todo es peligros quanto
toca, todo es escollos quanto mira, en nada tiene
seguridad su inocencia; ¡pero (me
impaciento á el reflexionarlo) unas niñas de
estimacion, y de honor, que à nada mas están sus
oìdos acostumbrados, que à expresiones comedidas,
y decentes, han de escuchar (vuelvo à decir) los
indignos modos con que se explica la grosera
barbaridad del ìnfimo vulgo! ¡O, qué ruinas
causará en aquellas tiernecitas murallas del honor
la desarreglada baterìa de tanto ignorante como se
precipita por las calles! No tienen que decirme:
vulgo, y muy vulgo, ignorantes, y muy ignorantes
son los que aquellas noches ocupan las ventanas, y
llenan las calles; pues aunque la curiosidad de
algunos que se exceptúan suelen malgastar asi una
noche, son pocos, y estos, si no están apestados
del contagio vulgar, à lo menos se hacen
sospechosos.