El Duende especulativo sobre la vida civil: Número XVIII
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Niveau 1
Número XVIII
Citation/Devise
Et vera incessu patuit
Dea . . . . .
Virg. Æneid. I. vers. 409.
[Satisfacion, que dà el Duende à los Maestros de Danza.]
Niveau 2
Los Maestros de Baylar han sentido, al
parecer, mi dictamen, sobre el modo de usar su Arte, y engañoso
methodo de enseñarle para hacerse cèlebres. Algunos me han
tratado de inepto en su ciencia, y han pronosticado, sin
conocerme, que debo estàr absolutamente negado para la execúcion
de la Danza. Ellos quisieran, que yo me enfureciesse contra
ellos; à fin de que, dandoles un mientes como una casa,
pudiessen empeñar à sus Associados los Maestros de Armas, y
hacerme una causa de Hecho, de lo que por mi prudencia, ha de
quedar en terminos de palabra. Mas justicia me hago con sufocar esta diferencia; de la misma manera, que los
Aguadores, y Mozos de la Compra, sufocan las suyas, que con
darme por entendido. Por mas graves que sean las quimeras, que
se susciten entre estos, ellos se contentan con hacerse justicia
à sì mismos, sin efusion de sangre, y sin emplear Pedimentos:
porque à mal andar los negocios, ellos pleytean sus causas,
dando quatro gritos, y agarrandose como valientes los brazos, ò
mirandose unos à otros, como enfugrecidos Conejos; hasta que
algun Sargento, ò Soldado sentencia con quatro palos, que
reparte con igualdad, si puede, la causa, y los dexa Hidálgos
desagraviados, y amigos como antes.
Los cortos alcances de nuestra vista, son siempre causa
del engaño, que tan à menudo padecemos en la calificacion de
ciertas cosas, y en que tomamos el predicamento, por el
predicado, y vice-versa. Reprobar sin motivo el Bayle, porque
puede ser incentivo para el vicio, y porque por èl suceden
desgracias, es reprobar sin mas, ni mas, todas las acciones
humanas por santas, y buenas que sean; pues ninguna hay de que
no se pueda usar mal, y precaminosamente. Y si el Bayle puede
ocasionar algunos daños, veamos como tambien es ocasion para
muchos bienes. Qual serà la verdadera causa, y fin con què se
bayla? Creo, que se bayla con el fin de expressar sensible, y
atractivamente el contento, y alegrìa, que resiente el corazon;
ò para ahuyentar, con el Bayle, alguna melancolìa, y disgusto.
El baylar es un simple passar el tiempo, y un exercicio con que
se divierten los afanes de la humanidad, y baxo de
estos puntos, ò supuestos opticos, contemplarìan los Bayles los
Legisladores, que hicieron de ellos caudal para sus Leyes, y los
Philosophos, à quienes sirvieron de materia para sus
especulaciones.
Defiendo, pues, y defenderè siempre los Bayles, y los
aficionados, que usan discretamente de ellos, contra todo el
enturbion de los reformadores, los que, saltandoles tal vez la
gracia, el garbo, y la destreza para sobresalir en este
exercicio, reprehenden en otros una diversion, en que quisieran
poder correr pareja con ellos, y merecer el aplauso, que
merecen. Pero lo que mas debe interessar à la Sociedad en esta
diversion, es, el acomodo, y las conveniencias, que muchos han
logrado, y logran por el Bayle. No me faltan en Madrid, y fuera
de èl, testimonios bastantes de casamientos, y obtencion de
empleos, que no tuvieron mas principio, que la concurrencia à un
Sarao, ò Bayle, sin intervencion de malicia, por mas que se
sospecha siempre à esta inseparable en funciones de esta naturaleza.
No es nuevo vèr, que los Valìdos de los Grandes,
lisongeando vergonzosamente sus passiones, trabajan mas en ganar
la aficion de sus Amos, que en cuidar de sus interesses. Esta
misma politica ha de observar qualquier sugeto,
que fuesse consultado sobre passiones amorosas: sino no quiere
arriesgar su amistad con la persona que le consulta. No ha
mucho, que una persona resuelta à casarse con una muger de
mediana virtud, propuso el caso à un Amigo suyo. Este, como es
natural, le declarò libremente su pensamiento, retratando à la
muger con colores verdaderos; pero quedò admirado, quando el dia
siguiente se viò desafiado, y obligado à defenderse, sin haver
ofendido à nadie. Una Viuda de este barrio, no obrò con tanta
tropelìa; pero con mas malicia. Consultò à una Amiga sobre el
caracter de un Mancebo, con quien, decia, havia de tomar
partido. La Amiga empezò à relatar, y descubrir las malas
calidades del Joven; pero la Viuda, interrumpiò la oracion,
diciendo, calla Amiga, semejantes cosas, mas de ocho dias ha que
estàmos casados de secreto. Es evidente, que ninguna muger
quiere oìr desengaños, despues de haver comprado el vestido de
Novia. Estas consultas, pues, se hacen solamente por formalidad:
porque no hay Señorita que no pretenda ser mas
libre en su eleccion de Novio, que el Capitan en hacer de un
Soldado un Cabo de Esquadra. Si quisieramos desentrañar mas, y
mas los motivos, y muelles secretos, que mueven à los hombres, y
mugeres, quando piden consejo sobre cosas que yà determinaron à
sus solas, hallarìamos, à mi entender, que uno de los
principales es, la impossiblidad en que estàn de guardar el
secreto de una cosa que les dà tanto gusto. Una Doncella sufre,
quando no puede decir à la Criada, ò à sus Amigas, y conocidos,
que la casan presto: y este sufrimiento nace de que rabian para
tener ocasion de hablar de su Amante; y solo para oìr pronunciar
su nombre, suelen preguntar las Señoritas à la Criada, que la
aconseje en tan delicada materia. Y si esto no fuesse assi, por
què me imaginarìa yo, que aquella Viuda de la Calle de N. no
habla en todas las tertulias, sino de su Matrimonio con un Viudo
que tiene fama de rico? Nada mas còmico, que oìr las dudas que
propone, y los embarazos que finge. Rematarè este Discurso con
el caracter de un hombre, que pide consejo sobre
la eleccion de una rica heredera que assesta; pero sin
apariencia de obtenerla. Un Anciano de sesenta años, me preguntò
el otro dia, con tono grave, y mesurado, sino le aconsejaba yo
casarse con una Señorita, que apenas tiene diez y siete, y que
con el tiempo serà heredera de Tios, y Tias. Mirèle muy de
espacio, pero sin darme tiempo de responderle, me hizo un
inventario completo de las joyas, alhajas, y haciendas de la
muchacha; rematando con decir, que no queria resolverse en este
negocio, sin aprobacion mia. Dile por respuesta, que pudiendo
obtener palabra, y mano de la Señorita, mi aprobacion estaba
segura; y este es el decimo, ù duodecimo casamiento, sobre que
este Cavallero consulta à sus Amigos; sin que jamàs havrà
hablado de ello à las personas interessadas. Para aconsejarse
sobre esta materia, no hay como los Maestros de Bayle, de
Musica, y de Lengua, que son hombres de composicion, y tienen
soluciones à la mano para qualquiera dificultad, que pueda
ofrecerse en semejantes lances. Por esto hallo yo
conveniente, para la Sociedad, y el bien pùblico, que hayga
[sic] Maestros de estas habilidades, y que el Estado los ampare
por absolutamente necessarios.
Niveau 3
Récit général
Para dàr satisfacior [sic] à
este Cavallero Maestro de Danza; ahorrarle el trabajo de
averiguar, si sè baylar, ò no; y desagraviar al mismo
tiempo el nobilissimo Arte, que exercita, le quiero
manifestar, lo que siento del modo con que se bayla en
Madrid, y de la misma manera del modo con que lo enseñan
los Maestros. Cierto Cavallero, natural de Arevalo, muy
hacendado, y rico en aquel Paìs, à quien llevè el Domingo passado 19. de Septiembre à la
Comedia de Iphigenia, que se representò en el Corral de
la Cruz, y à que concurrieron muchas gentes para vèr à
la Señora M . . . . . la inimitable. Este Cavallero, que
jamàs estuvo en la Corte, y que no havia visto Comedias,
ni Bayles Theatrales, se enfadò mucho, quando viò las
contorsiones, y violencias, que con suma indecencia, y
desacato, hacian los Còmicos, y Baylarines, à fin de
lisongear, con estas extravagantes posturas, el gusto, y
de ganar el dinero de los del Patio, y de la Cazuela.
No supe como desahogarme, al oìr las satyras, è
invectivas con que mi Amigo fiscalizaba los Bayles; y
deseando hacerle cessar, y convencerle de la mucha
distancia que hay entre los abusos, que se hace de los
Bayles, y las ventajas de que son susceptibles, me vì
precisado à leerle una Carta, que me havia escrito
cierto discreto Tertulio, sobre un Bayle, en que se
havia hallado, y la qual casualmente traìa en el
bolsillo. Ella decia:
Juiciosa, me decia mi Campesino, es la Carta.
Bien se conoce que el Cavallero quien la escribe, havrà
hecho su Curso de Rhetorica; pero con todo esto, yo no
me aparto de la demanda contra los Bayles. No ha muchos
dias, que el Cura recibiò un Libro, escrito sobre esta
materia, en que se repassa terriblemente à los que
favorecen semejantes divertimientos de la Juventud: y
assi, nunca afianzarè yo la bondad de su educacion por
el Arte del Bayle. Y sino, digame Vmd. estas
chocarrerìas, y movimientos indecorosos, que acaban de
hacer en las Tablas las Còmicas, no passan por
donosidades para con muchos, que las aplauden, y que las
procuran imitar en festejos particulares, à fin de dàr
gusto, y de cobrar fama de despejados, y atrevidos? Dexamos de proseguir nuestra conversacion,
con el motivo de la tercera Jornada, aun que yo no cessè
de rumiar à mis solas, todo quanto havia passado en este
dialogo.
Niveau 4
Dialogue
Gran Dios, me decia,
¡que mal modo de baylar! asseguro à Vmd. qua [sic]
en mi Paìs no se sufrirìa, que se baylasse tan
impudentemente el Fandango. Calle, le dixe,
procure Vm. hablar quedo, para que nadie nos oyga,
porque la gente gusta este modo de baylarle. Vmd.
no debe estrañar esto, porque ni tampoco esto es
baylar, sino abusar del Arte, y una simple treta
de los Maestros, que assi lo enseñan à los
Còmicos, y Còmicas, para que logren credito de
desahogados, y chuscas. Este modo de baylar lo
aprueban solo los Zapateros, y las
gentes del Trompo, con tal qual Magillo, ò Magilla
de Estrado, como los Plumistas del Tacon
encarnado, y del Peynado de Sympatìa; pero lo
desestima, y aborrece del todo la gente sèria, è
inteligente. Pues si esto es assi, replicò mi
Camarada, por què se tolera tan publicamente una
defectuosidad tan escandalosa? Ciertamente, que se
debiera pagar el trabajo de los que esto enseñan,
como Alexandro pagò la ciencia del famoso
Enebrador de Millo. Es possible, que en la Corte
de Madrid se sufra un baylar tan vicioso, que en
lugar de exaltar mas las perfecciones de la
Naturaleza, debe necessariamente conmover los
espiritus, irritar los sentidos, desfigurar la
belleza, y adulterar las obras de la misma
Naturaleza? No es aqui como en nuestros Lugares,
donde conviene, acordar, del mejor possible, las
gracias, y donayres, que son rusticos efectos de
una grossera, y mal dirigida educacion de los
Labradores, con los primores que pide el Arte.
Pero baylar como acabamos de vèr, y en Madrid, y
esto, como Vmd. dice, para agradar à gentes de
depravado gusto; què es, sino
degradar la sublimidad de los talentos, y
envilecer la capacidad de los hombres. Quanto
reirìa mi Sobrino Anselmo, si viera esto; pues à
pesar de su poca experiencia del mundo, no dexa de
burlarse de sus Camaradas, quando los vè dàr
aquellas ancadas, y bolteretas contrahechas, sin
que se hagan cargo que repugnan à la Naturaleza, y
à la excelencia del baylar.
Niveau 4
Lettre/Lettre au directeur
Muy Señor mio:
Vmd. mismo, Señor Duende, sabrà representar
mejor que yo las diferentes mudanzas, y
composturas de una Señorita, que bayla, y
desembuelve las gracias, y dones que possee, solo
con el fin de dàr gusto à quien la diò la vida. No
es possible, que el Amante de mi hija resienta
jamàs la mitad del gozo, que yo sentì en aquel
momento. Nunca huviera yo pensado, que un Arte,
que siempre juzguè inutil, y ridiculo, pudiesse
perfeccionar tanto à quien lo exerce con juicio.
No conozco medio alguno que sea comparable con el
del Bayle, para dàr à las Señoras una idea, de lo
que valen, y de la dignidad de su estado. No sè otro, ni mas facil, ni mas abreviado
para comunicarlas el conocimiento del aprecio, que
merecen su modestia, y su recato. La alegrìa
disfrazada, ò fingida, y aquella desemboltura
frenetica, que notamos en las Baylarinas,
Saltadoras, y Respingueras, deben ser efectos, no
de los vicios, que se suponen en la naturaleza de
los Bayles, sino del natural desarreglado, è
immodesto de las que baylan. Confiesso, que mi
hija me robò el alma con su modo de baylar; y que
no es menos la consideracion que tengo por ella,
que la que tuve por su difunta madre, de quien
heredò las preciosas virtudes, que al tiempo de
baylar, vì resplandecer en su rostro. En un quarto
de hora manifestò (aunque yo lo diga) las prendas
de Doncella modesta, de tierna Esposa, de generosa
Amiga, de excelente Madre, y de Ama compassiva. No
dexarè perder ocasion alguna para promoverla à un
consorte digno de ella. Vmd. me curò en una de sus
Discursos passados las impresiones erradas, que
havia tenido de los Bayles. Admito, no menos que
Vmd. un Arte, del qual creì, que Vmd.
se burlaba, exagerando tanto su mèrito. Uno de
estos dias, quiero dàr una funcion pùblica en mi
casa, si Vmd. gustare honrarla con su presencia,
verà baylar à mi hija, y baylarà con ella. B.L.M.
de Vmd.
Philoctene.
Niveau 5
Récit général
Hallome viudo, y
con una hija unica. Como era muy niña cuando se le
muriò la madre, encarguè su crianza al cuidado de
una muger, al parecer à proposito
para su buena conducta, para este empeño. Creciò à
edad mas avanzada, quando, viendo despuntar sus
pueriles inclinaciones, la hallè siempre en la
calle, corriendo, y jugando à todo genero de
juegos con los Muchachos; sin hallar gusto, ni
atractivo en los que sirven de passatiempo à otras
niñas. Como algunas veces tenia yo precision de
ausentarme de mi casa, supe por las vecinas, que
la Aya de mi hija, admitia diferentes visitas,
dexando mientras tanto libertad à èsta, para
seguir à rienda suelta su propension al juego. Y
en efecto, tendria yà catorce años, quando un dia
la soprehendi jugando al hoyo. Esta vista me hizo
resolver ponerla en un Colegio, acompañada con
otra niña de su edad, bien criada, y de mucha
disposicion, por quien paguè tambien la pension, à
fin que las dos fuessen compañeras inseparables.
Informabame de quando en quando de la conducta de
ambas; pero contentandome siempre con saber, que
estaban al abrigo de los tropiezos, à que se halla
expuesta una juventud de sus años. Al
cabo de algun tiempo, deseoso de corresponder à
las instancias, que ambas me hacian, de que las
hiciesse una visita; quise assistir un dia à una
de sus recreaciones, à la qual, con permiso
Superior, podian concurrir los padres, y hermanos
de las Pensionistas. No me es possible, Señor
Duende, decir à Vmd. las agitaciones, movimientos,
y repulsos que sentì, quando vì à mi hija, que yà
tenia quince años, levantarse de su assiento para
presentarse para el Bayle. En mi vida me havia
visto, ni mas inquieto, ni mas alterado; y creo de
cierto, que no me huviera sido mas sensible la
pèrdida de mis bienes, que entonces me fue
sensible vèr mi hija exponerse libremente al
sonrojo de tanta gente como se hallaba en este
concurso. Entre tanto ella se avanzò con passo
grave, y modesto; y despues de haverme mirado,
como à quien temìa mas, que à toda la compañia, la
hice una seña, que al parecer calmaba la turbacion
que la movia. Entonces vì aquella, que antes havia
sido muchacha tan loca, y
desgarrada, convertida en Dama cuerda, discreta, y
amable. Revistiòse de un magisterio, que en todos
los concurrentes infundiò la veneracion mas
distinguida. Hallandose junto à mi, absorto yà en
contemplarla, se me escapò una exclamacion que
indicaba mi contento, y al punto mismo conocì en
ella lo mucho que participaba de la alegrìa, que
advertia en su padre.
Philoctene.
Niveau 3
De los
Spartitales, dice Luciano, que tenian una especie de Danza,
en que entretexidos los brazos, se tocaban hombres, y
mugeres con la extremidad de los dedos. Plutarco, y Galeno,
&c. añaden, que este tocamiento, que se hacia con mucha
ligereza, era exercicio de palestra; y que el Bayle entre
los Spartiates era una gymnastica que deleytaba, al mismo
tiempo que fatigaba el cuerpo. Que para esta Danza era
necessario fuerza grande, se infiere de que los Baylarines
cerraban los labios. Y Luciano, dando razon por què se hacia
esto contra la antigua pràctica de baylar, y cantar à un
tiempo, como lo dice Gellio; dice, que, haviendose
introducido en los Bayles, varias atitudes, y posturas de
arte, con movimientos, y agitaciones fatigosas, para lo qual
convenia observar ciertas reglas, y compases à tiempo
mensurable, no era possible se acompañasse el
Bayle con el Canto, sin perder la cadencia, ò sin
desentonar; hacer desapacible el canto, y sin acortar los
passos: y que por esto se empezò desde entonces à distinguir
estas dos acciones, cantando los unos, y baylando los otros,
al compàs de la voz, ò de los instrumentos.
Niveau 3
Récit général
Los Antiguos, que en todas
sus operaciones no buscaban menos la utilidad, que el
placer, no fomentarìan el Bayle solo por la diversion.
Otras causas, otros motivos los debian de mover para que
aplaudiessen, y premiassen con tantos honores à los que
sobresalian en este exercicio. Por esto me persuado
tambien, que la destreza habitual, adquirida con la
diaria fatiga de mover pies, y brazos à compàs, y de
saber hacer una infinidad de mudanzas, no serìan los
unicos talentos, que exaltarian à sus Maestros de Danza.
El Bayle, para executarlo bien, pide, como todos saben,
disposiciones corporales en grado eminente. Sin embargo,
estas no son comparables con las muchas combinaciones,
que un Compositor de Bayles debe saber, para inventar un
Baylete, ò Danza figurada: y estas
combinaciones no dependen de la agilidad, ò soltura de
miembros, sino del entendimiento, y de una vivacidad
suma en los conceptos. Los Bayles figurados, representan
las acciones, y passiones de los hombres, y nadie sabrà
remedarlas, sin haverlas estudiado muy de espacio; de
modo, que ninguno, sin haver examinado estas acciones, y
passiones, debe lisongearse de que las conoce. Alegròse
con razon el Autor de la Carta, viendo que el Arte de
Baylar havia añadido à la disposicion natural de su hija
especial gracia, y un nuevo apacible despego, el qual
tal vez no huviera jamàs manifestado sin la danza. Se
puede decir, con toda certeza, que el Bayle produce en
la juventud un bien physico, muy necessario para el
mundo, que el saber manejarse con gracia, saludar con
decencia, presentarse en qualquiera parte con modesto
desenfado, &c. Desde la primera vez, que vemos à un
sugeto, concebimos de èl ciertas ideas, que no es facil
borar despues. Esta verdad sola, è innegable, nos obliga
à buscar medios, para que esta primera
impresion nos sea ventajosa; esto es, que sepamos
presentarnos en una Compañia, ò Estrado, con tal
graciosidad, y desembarazo, que sin ofender à nadie,
merezcamos el sufragio de los que nos reciben. Una
verdad tan clara, y tan manifiesta, halla nuevo apoyo en
la experiencia. Los preceptos mas comunes de la
urbanidad, y cortesanìa, instruyen en cierta manera à
los hombres, en el modo como deben, con especiales
gracias, saber introducirse en qualqueria Compañia, sin
que parezcan fuera de su centro. Hay una infinidad de
sugetos de mèrito, que por no saber, ò por no hacer caso
de estos preceptos, parecen ignoran las leyes
universalmente recibidas en el trato humano; porque aún
no saben còmo deben saludar à una Dama. Un cèlebre
Mathematico, hallandose sentado en un Estrado, dudaba si
podia mantenerse en esta postura, mientras que el Amo de
casa bebia à su salud. Y una Señorita, de distinguida
belleza, porque siempre responde: Viva Vmd. mil años, se
puso à pique de quedar el otro dia burlada, unicamente
por no saber de compases ni de mudanzas.
Jamàs se explica mejor el mèrito, y la garbosidad
de un Joven, sino despues que se ha reconocido su
habilidad, y modestia en el Bayle. Siendo esto assi, no
tenìa el Autor de la Carta citada poca razon para
complacerse en el Bayle, reconociendo à su hija
enriquecida con estas relevadas prendas. Si el arte
imita à la Naturaleza, el baylar la ensalza sobremanera,
descubriendo, y haciendo lucir la hermosura, y la
perfeccion en las personas, que saben baylar como lo
requiere el Arte. El Bayle, ni su exercicio, no incita,
como yà lo diximos en otro Discurso, al mal, sino al abuso, que se hace de èl, por la mala
enseñanza de los Maestros, que para distinguirse
introducen en ello incidentes agenos de su gravedad, y
circonspeccion. Apuesto con qualquiera, que nadie, por
mas veces que viesse baylar à una conocida mia, sentiria
la menor chispa de passion inmodesta, ò de criminal
deseo; antes bien apuesto, que concibirà mucha
estimacion, y respeto, para con ella. La semana passada
assistì al Tocador de una Dama, que se ocupaba en tocar
de mil distintos modos à una muñeca, para vèr el tocado
que era mas apto para producir el mejor efecto en el
rostro, y no lo produce malo el Bayle en la persona de
mi conocida.
Lo que los hombres son en el juego, son las mugeres en el Bayle. Allì es, donde ellas se
descubren, y dexan ver desnudamente sus propensiones,
por mas que en otras ocasiones las disfracen. No sè
donde he leìdo, que se ha observado, que jamàs huvo
excelente, y modesto Baylarin, que no fuesse al propio
tiempo hombre advertido, y cuerdo. Si esta observacion
no està errada, inferirèmos de ella, el concepto que
debemos formar de aquellos impertinentes, y desembueltos
Baylarines, que quieren fundar su mèrito en sus
cabriolas, rebueltas, saltos de Carpa, brincos de Cabra,
&c. para lo qual son los Animales mucho mas ligeros,
y agiles, que los hombres, y con que adulteran tan
criminalmente una diversion reservada para solo los
racionales. Bien contemplo, que alguno de mis
apassionados se maravillara, que un Duende tan
hypocondriaco, y que mira con tèdio, y de travès à todo
quanto no sea virtud declarada, encomiende, y buelva
tanto por la causa de la diversion del Bayle: diversion
que los hombres cuerdos tratan de bagatela, y los
Moralistas de peligrosa. Pero soy de parecer, salvo
meliori, que estos apassionados jamàs
examinaron de espacio la essencia de los Bayles, y los
frutos que se pueden sacar de ellos. Estoy cassi para
decir, que los Griegos en los Matrimonios, que formaron
con tanta madurez, harian baylar à los Contrayentes,
para juzgar, por su modo de baylar, del acierto de su
Consorcio. Ademàs de esto, mi hypocondrìa no impide, que
me valga de todo quanto la Naturaleza nos ofrece, con
proporcion, y orden, para servir de diversion inocente,
en que se acrisole el honor, y la virtud. No me serìa
por acaso dificil probar, que el vicio està siempre
acechando, como desacreditàra los placeres lìcitos, en
lugar que la virtud siempre desea que gozemos de ellos.
Si los hombres supiessen limitar sus deseos en el goze
de los bienes del mundo, y se contentassen con disfrutar
solamente aquellos que son regulares, y lìcitos; la
proposicion antecedente no pedirìa prueba alguna, y todo
el mundo convendria del beneficio, que puede procurar la
diversion del Bayle. Es cosa constante, y de hecho, que
desde la operacion mas excelente del alma, hasta la mas
indiferente del cuerpo, no hay ninguna,
entra las muchas, que son realmente dignas de alabar,
que no encuentre una intimidad, y adherencia con otra, y
que no pueda provenir de otro principio, que no sea de
la virtud, ò de la naturaleza.
Niveau 4
Exemple
Quando el Heròe de
Virgilio, estando perdido en el monte, encontrò à
Diana en trage de Cazadora, no la conociò por
Diosa, hasta que viò el modo de su andadura. Pues
aunque la Deidad le preguntò, si no havia visto
passar à otra muger en el propio trage que ella
vestìa, y que le mostrò en su rostro una magestad
mas que humana; no mereciò à Æneas adoracion como
divina, hasta que la huviesse conocido en la
gracia, y donayre de sus pisadas.
Niveau 4
Hétéroportrait
Otra Señorita,
hermosa por extremo, garbosa de talle, de un oìdo
admirable, y de una voz aplaudida, tiene à pesar
de tantas prendas, el defecto, que, quando sale à
baylar, sus rancadas, y sacudimientos
destemplados, dàn à conocer, que quiere agradar
con afectacion ridicula; lo que es causa, que
todos quantos la tratan, la califican de
innocente, ò de tonta.
Metatextualité
No ha
muchas horas, que un Maestro de Danza, interlocutor en una
negociacion de la primera classe, me comunicò una Carta, que
le tenia entregada una de sus Discipulas, dueña de su
persona, y acciones, para llevarla, y remitirla en mano
propia à un Amigo, con quien ella consulta todos sus
negocios, y à quien, pidiendole su aprobacion de buen gusto,
participa sus inclinaciones; pero dandole à entender, que
sobre lo demàs, tiene yà consultado su almohada, y su
Maestro, el qual conoce perfectamente las intenciones, el
estado, y las pertenencias del Mancebo, (que tambien es su
Discipulo) à quien ella estima, y à quien pretende hacer
dueño de su persona.
Niveau 3
Lettre/Lettre au directeur
Muy Señor mio. Participo à
Vmd. en pocas palabras, la resolucion que he tomado.
Niveau 4
Hétéroportrait
Don Cayetano Garboso
es el Hidalgo mas ayroso, y mas galan, que pisa
sobre la haz de la tierra en todos estos
contornos. Es muy alto; pero sin serlo demasiado.
Bayla como un Angel: tiene la boca no sè còmo;
pero no obstante es la mas bella
criatura, que vì en el mundo. Siempre està riendo,
porque tiene muchissimo entendimiento. Quisiera
que Vmd. supiesse la gracia con que trae las
evillas de sus zapatos. Tiene mil invenciones
diversas, con que diferencia todos los dias el
rizo de su pelo, y el modo de ponerse el sombrero.
No dudo que Vmd. si le viera, no podria resistir
sin darle su amistad. Nada le falta por otra parte
en el saber, y no habla menos corriente el Latin,
que el Vazcongado, porque es de Santiago. O! y
quanto diera Vmd. le viesse baylar. El Maestro me
assegura, que es el mejor Discipulo de su Escuela,
y el hombre de mas excelentes prendas. Su
generosidad es imponderable. El Maestro la exalta
de un modo, que passa poco menos, que por heroyca,
y la creo assi; pues nos señala Don Cayetano
bastante, quando regala al Maestro tan
liberalmente, como hizo el dia de su Santo, que le
diò un corte de chupa, compañero del que havia
sacado para sì propio. Y ayer me dexò vèr el
Maestro una caxa de plata muy bella, que le tenia dado, solo porque me entregasse una
Carta. Es verdad, que todas sus bellas calidades
estàn algo eclipsadas con el vicio de no ser rico:
porque Don Cayetano no se halla favorecido de la
fortuna; pero tiene èl la culpa: tiene en su mano
el remedio? Bien considero, que mis parientes, en
sabiendo mis pensamientos, procuraràn
representarme su miseria, y han de procurar
desviarme de la eleccion de un hombre pobre. No
querràn hacerse cargo, de que Don Cayetano tiene
prendas, que valen mas que la hacienda. Su tierno
corazon, su espiritu admirable, su modestia, su
urbanidad, su bella presencia, su buena crianza, y
la obligacion que tengo à sus rendimientos, desde
el primer momento que me viò, merecen la atencion
de qualquiera. Olvidème decir à Vmd. que tiene los
ojos negros, y que el Maestro me dice, que no
cessa de llorar, quando le habla de mi. No ignoro,
buelvo à decir, que mis parientes trabajaràn todo
lo que puedan, para que le despida; pero como
nadie puede privarme de los bienes
que tengo, y como alcanzo el dia 10. de Octubre
los quince año, [sic] cumplidos; yo pienso en
establecermel [sic] y en tomar estado lo mas
antes, que me sea possible, y Don Cayetano
Garboso, dice, que pretende hacer lo mismo. La
desgracia quiere, que todas mis Amigas, á quienes
he consultado el caso, estàn contrarias à este
pobre Cavallero; y que nadie, sino su Maestro de
Bayle, y de Violìn, le favorecen. Como sè, que
Vmd. es prudente, y que la amistad, que professò à
mi difunto padre, està todavia reciente, me dirijo
à èl para que me dè consejo; el qual si es bueno,
no dexarè de seguir. Con toda el alma quisiera que
Vmd. viera baylar à Don Cayetano, ò que oyesse
hablar à su Maestro de sus buenas calidades.
Nuestro Señor, &c. Olvidème decir à Vmd. que
Don Cayetano es muy apassionado del Duende.
Protesta.
Metatextualité
No sin bastante sentimiento veo, que
la mala intencion de algunos, siempre pronta para atravesar los
adelantamientos, y la satisfaccion que dà el acierto de las
empressas, ha podido deducir, de algunos Retratos, que he
formado en mis Duendes, personalidades, y aplicaciones
impropias, y jamàs pensadas de mi parte; no haviendome servido
de personificacion especial, que fuesse capàz de agraviar à
nadie. Las murmuraciones de aquellos, que con demasiada libertad
pretenden despojarme de mis bienes, bastan de por sì solas para
justificàr las sospechas, que se pudieran tener de la
integridad, y pureza de mis intenciones. Fuera de esto, si me ha
venido al caso exponer lo ridiculo de tal qual acion, moda, ò
libertad, con que algunos se precian, y fingen lo que no son,
siempre lo he executado sin tomar à partido la
persona, y no me costarìa mucho trabajo purgarme por los
Discursos mismos de la falsa aplicacion, con que al parecer se
me ha gravado por mala inteligencia en el ultimo Discurso, en
que vaciè una idea de la misma manera, que estàn vaciadas las
demàs; esto es, sin intencion, ò como se dice, sin trastienda.
No supe como retratar à un hombre, que siempre anhela para dàr
noticias anticipadas, de lo que debe suceder, sino pintandole
Cojo: pues, contemplandole en un continuo movimiento, por no
atrassarse, y llevar la palma entre todos los contendentes à la
gloria parcial de los partidos en guerra; me parecia, que la
consideracion de la penalidad de sus passos, imprimirìa idea mas
fuerte de su zelo, à medida que fuesse mas poderosa su fatiga.
Pero ha querido la infelicidad mia, que se ha comentado tan
siniestramente este pensamiento, que se ha perjudicado en sus
interesses à un pobre, à quien jamàs conocì, ni à quien jamàs he
visto. Y siendo justo dàr al Pùblico, en este assunto, una
satisfaccion integra, y à cubierto de toda malicia, declaro, y protesto, que nunca ha sido, ni es, mi
intencion hablar de nadie, en lo que pudiesse causar el mas leve
daño; y que del sugeto à quien se ha querido atribuìr una cosa,
colegida por la dicion de mi Carta, no conezco, ni conozco (con
cierta ciencia) à quien le pudiera conocer, para que se le
sospechasse de lo que se me ha dicho: y assi le certifico
inocente delante de Dios, y del mundo, por lo que à mi me toca,
ò por lo que huviesse podido llegar à mi conocimiento.