El Duende especulativo sobre la vida civil: Número XVII
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Número XVII
Citazione/Motto
Nunquam ita quisquam bene subducta ratione ad vitam
fuit.
Quin res, ætas, usus semper aliquid adportet novi.
Aliquid moneat, ut illa, quæ te scire credas, nescias.
Et quæ tibi putaris prima in experiundo ut repudies.
Quin res, ætas, usus semper aliquid adportet novi.
Aliquid moneat, ut illa, quæ te scire credas, nescias.
Et quæ tibi putaris prima in experiundo ut repudies.
Terent. Adelph. Act. 5. Sc. II. I.
[Estudios Mayores, y distracciones de la Moda.]
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El estudio considerado en lo que es, y en lo que tiene de
recomendable, ò de meritorio, se difiniò siempre una ocupacion seria, que ayuda à conseguir, por
medio de una aplicacion continua, un modo de pensar: la inteligencia, que se necessita para una
acertada conducta, ò para saber entretener, con un moral aprecio, nuestra vida. Es cierto, que el
estudio es uno de los empleos del tiempo mas sobresalientes, y dignos, en que se puede
ocupar el entendimiento: por esto es, que el hombre estudioso, que diligentemente abraza el trabajo
para buscar verdades acendradas, y utiles, merece la mas digna, y la mas estimable recompensa de la
sociedad, y que el que sin prendas propias para poder alcanzar el merito de este objeto, divierte,
sin embargo, el tiempo en una penosa tarèa de boberìas, y necedades, es notoriamente el blanco de
los azotes de una ridiculèz la mas graciosa.
Los pensamientos del proyecto tercero no son de Moda; pero servirìan de mucho, si seriamente
quisiessemos dàr fama posthuma à los Ilustres, que al presente mueren de todos modos, à menos de que
al cabo de medio siglo, dexen existentes sus nombres en el mostrador de alguna Confiterìa, ò Tienda
de Aceyte, y Vinagre. La Carta siguiente me viene de uno de mis Amigos, muy encaprichado de
noticias.
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Racconto generale
No ha mucho tiempo, que cayò en la trampa un genio extraordinario de
este ultimo genero, cuyo caracter no me parece indiferente para un rato de passatiempo:
representando à los Lectores del Duende, la condicion, y figura, que deben hacer en el mundo,
aquellos menguados pedantes, que no se pueden convencer de su propia inutilidad, y descarriamiento,
y que en todas partes quieren llevar la voz, porque estudiaron en Universidades. En una de las
Plazas vecinas à esta Corte, donde me conduxeron ciertos amigos para descansar algunos
dias de sus tarèas, y con animo de divertirse, apareciò, entre las visitas, que merecimos à los
sugetos mas distinguidos del Lugar, y de otros circunvecinos,
Como en mis primeros años no desdeñè el comercio con las Musas, y con las Letras, aunque
despues por mi vocacion, à encargos, y negocios ruidosos, no me fue possible pagar à estas Damas con
satisfaccion, las mercedes, y favores, que las havia merecido: la consideracion en que siempre he
tenido los estudios, y los estudiosos, me hace asir estrechamente las ocasiones, que se me presentan
entre mis amigos, à fin de recoger el incienso, que las he procurado, con las alabanzas, que doy à
sus dignas inspiraciones, y empleos. El bello modo, y la extremada cordura con que supe distinguirme
en todas estas visitas pùblicas, y caseras, me havian en pocos dias grangeado la
atencion, y amistad de todos; y este Cavallero Sabiondo, no tardò en convidar, por mi respeto, à
toda la vanda, à fin de que fuessemos por dos, ò tres dias à tomar alguna diversion en su casa. Esta
atencion, y convite, fue, despues de un maduro examen, admitido de todos: y en efecto, èl nos
recibiò en su Palacio con aquel cordial afecto, que se puede, y que se debe atribuir à un hombre
bien nacido, y lleno de su propio merito. Poco despues de haver satisfecho con las generalidades,
molestas de las felicitaciones, y enhorabuenas reciprocas, y de havernos presentado à su familia,
mostrandonos una à una las estancias, aposentos, alcovas, retretes, cocinas, bodegas, &c. de su
casa, nos introduxo amorosamente en la ultima, y principal pieza de su habitacion, y la de su mayor
cariño. Entrònos en ella, como llevado en alas de su propio deseo, para que aplaudiessemos con
conocimiento la verdad de su Ciencia, de que haviamos oìdo hablar de antemano. En esta pieza, que
era la de su estudio, entrè yo tambien con mucha ansia, anhelando à aprender, y à
aprovecharme de las doctrinas, y ciencias, de que, al entender de sus paysanos, estaba amassado este
Sabio. El primer Libro, en que se fixò mi vista en esta estancia, fue el Poeta Juvenal, de quien,
siendo muchacho, havia hecho mis delicias. Alegròme sobre manera vèr, que los margenes, y blancos
del Libro estaban todos cargadissimos de apuntaciones, notas, escolios, y demàs borrones, con que
los Gramaticos acostumbran honrar à los Autores originales, y que todo estaba escrito del propio
puño de este sugeto. En consequencia, y à la vista de un cebo, que me satisfacìa tanto el gusto,
empecè à devorar con ardor insaciable, esas apreciables riquezas de una Literatura, que segun la
fama que tenia el Cientifico, debian ser unicas en su genero. Pero hay de mì! què engaño! Què
desconcertadas salieron mis esperanzas, quando vì, lo poco que venìan al caso todas estas
interpolaciones, y que todos estos escolios, y notas Scriblerianas, no eran mas que sòrdidos, y
enthousiasticos memorandos, con que este excelente Cientifico estaba ilustrado:
hallandose como condenado por no sè que genio pedantesco, y testarudo, con que disputaba, à igualar,
ò sobresalir con el merito de sus Obras. Desde este punto comencè à mudar el concepto, que tenia
hecho del Dueño, y à conocer, que este Doctor tan promulgado por Sabio, serìa el Tuerto del refràn,
entre los Ciegos de su comarca. Y no me engañè, pues continuando mi exploracion por otro estante,
averiguè, que nuestro huesped havia de ser el Mullidor de todos los Gramaticastros del Reyno. Apenas
hallè Libro que abriesse, que no estuviesse lleno de garrapatas, sin tino, y sin orden: y lo que mas
me enfadò, fue, que casi todas las apuntaciones eran rapsodias amontonadas de Mercurios, y Gacetas;
y todavia no sè, si los absurdos que hallaba en la recopilacion, y coordinacion de estas notas, me
daban ganas de reir, ò si me provocaban à colera. Abriendo un Tratado de Theologìa Moral, hallè en
el margen del Articulo de Restitutione, estas palabras: En 15. de Marzo perdiò mi Lavandera Ana una
servilleta, y un par de calcetas bastantemente maltratadas; y luego entre las lineas
leìa un texto de la Nueva Recopilacion, que trata de los Caminos Reales. El Tratado de Retentione
Bullarum, estaba lleno de extractos de Libros de Medicina, y de Recetas, y secretos particulares. La
Chronica del Sabio Rey Don Alonso, tenia por marginales una infinidad de passages de las Gacetas de
Madrid del año 1700. y siguientes; y no hallaba, hasta una obra de piedad, y devocion, que no
estuviesse rellena de cuentos, y dichos, los mas sacados de la Floresta Española. En esta propia
Libreria tenia el Dueño tambien su Arsenal, ò Armerìa, que constaba de un Broquèl, que decia tener
los años de la Batalla de las Navas; de dos Pistolas, que segun su relacion, se havian hecho en la
China quatro años antes de la Invencion de la Polvora; de un Mosquetòn, que havia llevado uno de sus
antepassados en las Guerras de Napoles, en tiempo del Catholico Rey Don Fernando; y de una Pica, que
tambien era alhaja de familia, y memoria del Ataque de Oostervveel, baxo las ordenes del Señor de
Noircarmes. Este Cavallero, que havia passado hasta la edad de 34. años en la
Universidad, viendo, que no le serìa possible alcanzar la altura à que tenia apuntado el buelo, se
aconsejò à sì mismo para retirarse de la Corte, donde passaba plaza de minimo, à fin de sepultarse
en su hacienda, que es bastante copiosa, y donde sirve de Oraculo à todos los Pueblos de la
Provincia: pues no hay lugar alguno, donde no conocen sus talentos, y donde no se engrandece de un
modo imponderable su sabidurìa, su penetracion, y su espiritu vaticinante.
La buena recepcion, que nos hizo este Cavallero, y sus instancias de quedarnos por algunos
dias en su casa, me procurò diversos encuentros, y ocasiones para entretenerme con la muchacha, la
qual familiarizada con el trato, me hizo una relacion circunstanciada del modo de vivir de su Tio, y de la manera que passaba su tiempo con sus Libros.
[sic] La relacion que me hizo esta Señorita de los estudios, y demàs ocupaciones literarias
de su Tio, es tan conforme à lo que yo mismo observè en los pocos dias que permanecimos en su casa,
que no se puede dudar de la verdad de ser este Cavallero un perfecto original en su linea, y digno
de mi recuerdo, para valerme de su conducta, à fin de divertir con ella à mis Lectores.
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Eteroritratto
un Señorito bastantemente bien surtido de bienes de fortuna; y quizà
por el dinero, que possee, tenido por sugeto de mucha ciencia, de mucha capacidad, y de mucho
entendimiento.
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Racconto generale
No ha muchos dias, me decia el Sacristàn de la Parroquia del Lugar,
con palabras mal rumiadas, que Don Aniano calculò los Eclypses para el año de 1763. segun las
Ephemerides de Don Diego de Torres, descubriendo à èste la equivocacion de tres minutos, y cinquenta
y nueve segundos, en uno de ellos. Y los años passados corrigiò unos dias de Ayuno, que èste mismo
Don Diego debia de haver mal computado: lo que nos puso en un tris de comer de carne en dia de
Tempora, y de cargarnos con pecados mortales sin provecho. Contòme el mismo Sacristàn
otras boberìas de la propia naturaleza; y lo mismo el Cirujano, el qual exaltaba mucho el texto, que
este Sabio havia dado à un Predicador, para el Sermon de Honras del ultimo Mayordomo de las Animas
de su Parroquia.
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Eteroritratto
Este Cavallero era soltero, y vivia en esta Aldèa, que si para otro
se llamarìa reclusion, ò destierro, era para èl Paraìso, con una Sobrina, que le servia de Ama de
llaves, è Intendente de su familia. Esta Señora se havia criado en la casa de los padres de èl desde
muy niña; y ciertamente, creo, y con bastante motivo, que la Ciencia Escolar pedantesca debia de ser
hereditaria en la casa de este Ilustre: porque la misma Sobrinilla no dexaba de tener la vivacidad,
y vocinglerìa, que se requiere para alborotar una Aula de Sopistas Logicos.
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Eteroritratto
Ya son muchos años (decia) que mi Tio afecta el buscar poca compañia,
mostrandose apassionadissimo à passar su vida encerrado en su estudio. No tan presto aparece la
Aurora, que empieza à rebolver Tomos, sin dexarlos de la mano, y sin abandonar este manèjo, hasta
que se vaya à la cama; permitiendose apenas à sì mismo el tiempo que corresponde para comer, ò dàr
los buenos dias à un amigo, que por casualidad entra à verle. Como yo he tenido siempre licencia
para entrar en esta pieza, quando èl està en otra parte, me rio muchas veces, quando veo los
disparates en que gasta el tiempo. Jamàs le he visto abrir Autor alguno, que trata de la materia que
busca, y sobre que le consultan. Tan presto que compra un Libro nuevo, no dexa la pluma de la mano
hasta llenarle de observaciones, que hace sobre el numero de las hojas. Perfecciona las letras, que
no se señalaron bien en la prensa, ò corrige algunos puntos, y comas. Despues llena todos los
blancos del margen, y los entrelineanes, con extractos del primer Libro, que le cae
baxo de las manos. No rectifica con menos satisfacion, y complacencia una errata del Impressor, que
otros enmendarìan un equìvoco, ò error en el mas delicado sentimiento, ò en la mas elegante palabra;
y no hay Libros, que sean mas de su gusto, que aquellos que manifiestan mas visiblemente los
descuidos de los Impressores. Su curiosidad, ò conocimiento para la eleccion de los Autores que
abre, es tan necio, y absurdo, que ha passado semanas enteras en corregir un catalogo viejo de una
Librerìa, que se vendiò el siglo passado en Sevilla,
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Racconto generale
Este primer caracter de Sabio se podrà realzar con otro nada menos
unico en su orden, respecto al methodo de su trato. Este caracter es el de aquellos
espiritus, que estàn siempre escrupulosamente atentos, meditativos, y distraìdos, à quienes parece,
que no es Sabio de Moda, el que no lo es por este camino, ò por el opuesto, que es ser loquàz, y
taravillero insoportable.
Dirèmos de estas absencias de espiritu en hombres de capacidad, y talentos, que son aquel
grano de locura, que segun Seneca, les toca en el repartimiento de los bienes, y males de esta vida?
No es malo: pero què contraste hay entre esta ausencia de espiritu, para con aquellos, que no
solamente le tienen siempre presente, sino que tienen presente en èl à todas las cosas,
en que desde el principio del mundo se ocuparon los nombres, y aun à aquellas, que les pueden dàr
materia para el Discurso hasta el fin de èl. Yo no vacìlo en creer, que todos distinguiràn
perfectissimamente entre un hombre distraìdo, porque tiene el espiritu ocupado de infinitas cosas,
agenas del estado, en que actualmente se halla; y un hombre, que està distraìdo, porque no piensa en
cosa alguna, y que sin embargo habla de una multitud de ellas. El ultimo es, à mi entender,
demasiado inocente, para que debamos interessarnos en su suerte: en lugar que en el primero se puede
atribuìr la ausencia, y la distracion, à la tenacidad de un espiritu posseìdo del deseo de
profundizar alguna Arte, ò Ciencia, como es un punto Mathematico, ò de Medicina, ò à la obsession de
una passion violenta, como el temor, la colera, el pesar, el amor, &c. que liga el alma à un
objeto externo, y fuera del circulo de su revolucion acostumbrada. No menos puede provenir la
ausencia de espiritu en el segundo, de la muchedumbre de idèas, que no le dàn treguas
á que se reconozca, y se fixe en alguna de ellas. Nada es mas irregular, que los pensamientos, que
agitan à semejantes personas: pues ni la compañia en que se encuentran, ni los objetos que se
presentan à su vista, excitan jamàs su curiosidad, ni captan su consideracion para conocerlos, con
toda la extension de su natural existencia. Quando os imaginais, que un distraìdo contempla la
hermosura de alguna Dama en el passeo, se puede aportar sin miedo de arriesgar el apuesto, que se
rebuelve en algun problema del libro duodecimo de Euclides; y quando hace semblante de leer la
Gaceta, està tal vez ocupado en resolver, què terreno le serà mas al caso para fabricarse una casa.
No penetro por donde haya podido llegar este caracter à mi imaginativa, quando ridiculizando al que
le tiene, me ridiculìzo à mi propio; pues no pocas veces me hallo despojo de la enfermedad de
distraccion. Verdad es, que en otros considero este mal natural, en lugar que en mì es supuesto, y
fingido. He concebido, que, para hacerse una representacion de Sabio, el camino de la
Meditacion es el mas seguro, y mas corto; y assi, no obstante las dificultades que hay para
representar bien un personage distraìdo, lo he sabido fingir tan diestramente, que mas de quatro
bobos lo han creìdo realidad. La costumbre me havia adiestrado tanto en esta necedad, que me ha sido
casi impossible desprenderme de una manìa, que de ficcion passaba à naturaleza: de modo, que para
libertarme de esta locura, me he visto precisado à tomar una resolucion fuertissima, para
aprovecharme de todas las cosas, que se presentassen à mi vista, ò llegassen à mis oìdos: y como
velo sobre mì mismo, con la continuacion de acordar el espiritu con las cosas que se le ofrecen, he
reconocido, que el hombre que sabe reflexionar sobre todos los objetos que vè, no hallarà jamàs
alguno, de que no pueda sacar fruto. La distraccion es simiente, y aun creo, principio de la demencia. Un distraìdo escribe una
Carta, y en lugar de tomar los polvos, toma el tintero, y pierde por su distraccion el fruto de su
pluma. Cierra las Cartas que escribe; pero trueca los sobreescritos. Un Theniente
General recibe una Carta, que le dice: Juan no faltarà de venir mañana con dos cargas de paja para
las mulas. El Alcalde de Vicalbaro lee en la que và dirigida al Excelentissimo: Señor: Acabo de
recibir con sumission profunda las ordenes que V.E. se ha dignado embiarme . . . . .
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Racconto generale
No hace muchos dias, que me fui à passear con uno de nuestros mas
cèlebres antiquarios del Reyno. Apenas huvimos salido de la Puerta del Hospital, quando me dixo, que
tenia el espiritu muy ocupado en aplicar la leyenda de una Medalla municipal de los Griegos en gran
bronce à su reverso, y que mas de ocho, ò diez dias havia pensado inutilmente en el modo de combinar
estas dos cosas. Decirme esto, y callar, fue todo uno, hasta que llegando à las Minas, que huvo de
pedernal, no lexos de la Puerta de Embaxadores, y en medio de una tierra, se baxò, para levantar un
pedazo de guijo muy ordinario, el que estimaba en tanto, por tan extraordinario, que lo destinaba
para regalarlo à otro antiquario su amigo. Dimos pocos passos, quando yo era deseoso
de consultar el Sol sobre la hora que era. Mi amigo, viendo que me bolvìa àzia el Levante, que es mi
modo de averiguar la exactitud del Relox de arriba, sacò de la faltriquera su Muestra, y me dixo,
que eran quarenta y siete minutos. Pero còmo me quedè, quando vì, que, sacando su pañuelo, y un par
de guantes, arrojò à estos con ceño, y embolviò en aquel la piedra, que havia alzado del suelo.
Conociendo el caracter de este Compañero de passeo, no quise despertarle del letargo en que estaban
sus sentidos; y sabiendo quan instructuoso serìa advertirle su extravagancia, me contuve en los
limites de mi propia reflexion, para que su modo de obrar me sirviesse de segundo caracter para el
presente Discurso.
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Un Autor Francès nos ha dado el
caracter de uno de estos genios distraìdos, y pinta perfectamente, y con colores vivos su manìa.
Menalco, dice este Autor, baxa 1as escaleras, abre la puerta para salir; pero sin
hacerlo la cierra. Vè su gorro sobre una silla, y examinandose la cara, se halla medio afeytado.
Conoce, que se puso el espadin al lado derecho; que sus medias estàn flojas, y que su camisa està
puesta al revès. Entra en su quarto, passa junto à un espejo, y su peluca queda colgada de una
escarpia. Los que vienen para cortejarle, le miran riendose, y Menalco, mas alto que todos, busca
entre sus Cortesanos al que le parece mas ridiculamente aderezado. Baxa de su casa, y entra en el
primer coche que encuentra, tomandole por el suyo. El Cochero, creyendo que su Amo entrò en el
coche, lleva à Menalco à casa, donde entra, y recorre las piezas con la familiaridad de su propia
morada. Y mucho necessita, para que se le cesse una distraccion, que le hace cometer tantos errores.
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Eteroritratto
Un dia vì en un convite à uno de estos espiritus distraìdos, ocupado
en recoger insensiblemente todo el pan de la mesa sobre su plato. El distraìdo dà palabra à veinte
sugetos diferente [sic], de que los hablarà à tal hora, y jamàs le vè nadie en el parage donde ha
prometido hallarse. Quàntas veces se repùta à un distraìdo por un hombre negado, por un estùpido,
porque no escucha, y menos habla: por un loco, porque fuera de que habla à solas, està sujeto à
hacer gestos, y movimientos involuntarios de manos, y cabeza: por un hombre altivo, y vano, porque
passa sin mirar à nadie, ò si mira, à nadie saluda. Este caracter, que es natural en algunos, es
caracter de Moda; porque muchos quieren hacerse creer Doctos, porque saben fingirse distraìdos.
Livello 3
Racconto generale
Otro caracter de Moda es la credulidad de muchos, que se imaginan, y
sostienen, que su Nacion ha de vencer, y dominar algun dia todas las demàs Naciones; y que su Idioma
ha de tener la misma fortuna, que tienen entre nosotros los Idiomas, Griego, Latino, Hebrèo, &c.
Si alguna de nuestras Gacetas tuviesse la dicha de burlar el tiempo; el que la leyera al cabo de
dos, ò tres mil años, quedarìa absorto de vèr la perfeccion, que havian tenido todas las cosas en el
decimo octavo Siglo. Verdaderamente, por mas que se venèra la ciencia, y sabidurìa de los Antiguos,
à estos Maestros los repùto yo por Aprendices nuestros; y no me serìa dificil evidenciar, que el
Reynado de Augusto, ò Trajano, no tuvo la mitad de hombres habiles, è ingeniosos, que tiene España
en solo el Reynado de Carlos III. Para probar esta verdad no necessito mas que las Gacetas de la
Corte, en que todas las semanas hallamos el reclamo de una infinidad de Obras de qualquiera
naturaleza, escritas en verso, y prosa: Historias, Tratados de Economìa, de Arquitectura: Artes de Jugar à las Damas con Espada, y Broquèl: Prognosticos sobre los Eclypses, y
passeos de los Astros: Tratados para Cazar, y enseñar Pajaros: Apologos membrales: Proyectos de la
limpieza, y servicio de Mozos: Discretos Tertulianos: Artes de Jugar à las Bochas: Y una infinidad
de Obras de devocion, que hacen continuamente sudar la Prensa, aunque, al parecer, con reducida
utilidad, ò aprovechamiento de nosotros; pues parece, que en esto tambien ha entrado la Moda.
Compare el juicioso Critico à estas Obras completas, que salen todos los dias en tanto numero con
los Digestos, Pandectas, y Escritos Anthologasticos de los Antiguos; y à primera vista deberà
confessar, que la Grecia, y Roma no tenian la mitad de los Sabios, que tiene actualmente el Reyno de
España.
Livello 3
Racconto generale
Nuestras Ciencas, no solo se termìnan à una perfectissima Theorica,
sino tambien à una excelente Pràctica. Cada enfermedad tiene al presente su especifico curativo, el
qual, en boca de todos los Hypocraticos, es constantemente infalible, seguro,
aplicable, y universal para todas edades, y complexiones. Don Firmiano es sin contradiccion el mejor
Hernista, que jamàs conocieron las edades, para curar la quebradura de un desgraciado systèma
politico; Don Hemetherio Humàcio ha llegado à perfeccionar el tono perfecto, y sonoro de los
Chirriones: y uno, y otro empeñan su palabra de honor, de que no pueden llegar à mayor excelencia
sus inventos. En una palabra: Si se trata solo de passar el tiempo, ò de extirpar chinches; es
constante, que tenemos los secretos mas plausibles, que jamàs conociò la Moda en los precedentes
siglos. Tenemos Libreros, que instruìdos de sus interesses desprecian la venta de Libros de
Bibliothecas de Colegio: y mas inteligentes, y diestros, que todos los Sabios modernos de la
Monarquìa, en el conocimiento de la union que hay entre el alma, y el cuerpo; estìman mas vender
pildoras para purgar la melancolìa, ù otros remedios literarios, para curar, en un instante, à una
multitud de enfermedades de varias classes, que un juego de Bolandos, ò de Alberto
Magno. Mas aprecian el honor de vèr poblada su Tienda con todos los Novelistas del Parnaso de
Lavapies, y con los Mercurios de espiritus lunares, que con personas que desapolillan cuerpos
muertos de mucho valor, y peso. Es verdad, que no faltarà algun Critico mal condicionado, y de una
naturaleza agreste, que embidioso de la fortuna que gozamos, gane la confianza de algunos, para
hacerles creer, que todo lo que dice el Duende, es solamente à fin de sorprehender à los incautos; y
que, para apoyar su objeccion, nos traerà à la vista las listas de los muertos, que todos los años
se insertan en las Guias, como el mas autentico testimonio de lo que se ha de creer, en orden à la
infalibilidad de los remedios Medicos. Soy de dictamen, que algun diestro Comentador de Gaceta, no
dexarà de valerse de este argumento, para hablar con desprecio de la Literatura Castellana, y para
insultar las Ciencias. Pero quièn no considera, que las Iglesias, y Cementerios, son como los Campos
de batalla, donde estàn depositados los hombres, que han peleado valerosamente con las
Facultades, y con las producciones del Globo? Quièn no vè, que jamàs podrà prevalecer el dictamen de
semejantes Criticos, contra las mercedes, y favores, con que llenan al mundo las enfermedades, y los
Medicos? Còmo huviera Agrastes desabrochado su propension al juego, si la Medicina no huviesse dado
fee de la muerte del viejo Thitonio, quien creìa inmortalizarse à fuerza de la rigurosa dieta, que
se havia prescripto, para sobrevivir, y hacer rabiar el codicioso deseo de sus Sobrinos, que tanto
anhelaban à que muriesse? Còmo obstentarìa Favonio su autoridad en un Coche magnifico, pintado, y
barnizado à lo de Martin; si un benigno Pharmacopola no huviesse suplido con unas pildoras de quatro
años de edad, las que el Medico havia recetado frescas para el uso de una Tia Beata?
Los Caudillos de las Facultades curativas no deben temer, que les expongamos à la mas leve
desgracia con la practica que insinuamos, para conservar su memoria, por medio de aquella
autenticidad, con que se conservarìa la de los sugetos, que huviessen vivido muchos años. Este
methodo conservativo, muy lexos de deshonrar à los Medicos, atestiguarìa à la posteridad, la
falsedad de la existencia de los Antropophagos, ò Antropotetigos, ò Langostas humanas, con cuya
memoria mecen, y amedrentan las Amas à las criaturas. Pueden sossegar sus animos, y tener presente,
que Alexandro el Grande, siendo hombre estudioso, y advertido, se valiò de un artificio casi igual
al que proponemos, para inducir la posteridad, à que formasse las mas elevadas idèas de su poder, y
conquistas. Nada podrà honrar mejor à los Individuos de la Medicina, que una disposicion semejante
para inmortalizar à los hombres, que trabajan con acierto, y con quienes cumple exactamente el pacto
la muerte. Cada nombre de sugetos, que huviesse alcanzado el centenar de su nacimiento,
servirìa de trofèo para el Medico, baxo cuya conducta huviesse vivido en el mundo; ò del amigo, que
le huviesse servido de auxiliador saludable, en los parages donde no huviesse Medico. Prevèo, que
havria en todas partes escudriñadores selectos, que se ocuparìan con mucha penalidad, y exactitud en
publicar listas periodicas de los hombres mas eminentes, que huviessen conservado la vida à los
Ciudadanos. Y los venideros Medicos, no harìan menos gloria de hallarse miembros de un cuerpo, que
havia sido tan honorificamente adornado con estos famosos vestigios de la sabidurìa de sus
antepassados; que hacen muchos Albeytares en otros Paìses, donde para mostrar à sus aprendices el
exemplo para la gloria, procuran engalanar su Tienda, y Puestos, con manos, pies, y hastas de una
infinidad de animales de todas castas, sin que jamàs los hayan tratado en sus dolencias. Los dos
primeros caracteres Medicos son bastante de Moda.
¿No son estos dos hombres sequaces de la Moda? Esta quiere, que todos sus Discipulos tengan
su pedazo de Librerìa, sopena de ser tenidos por ignorantes; pero dispensa al propio tiempo à todos,
el que los lean, excepto que sean aquellas Obras mas especiales del dia, y que jamàs passan de
pliego y medio. Es Moda, que no se hable de nadie, que estudia, lee, ò sabe; pero bien de los que
tienen una bellissima, y costosissima Librerìa, sin leer libro alguno.
Livello 4
Racconto generale
Para confirmar mas, y mas, que semejantes Criticos son mal
intencionados, y de ninguna manera sugetos, que aspiran al bien de la Sociedad en general, y al
honor del Reyno, y de la Nacion en particular; deseàra yo, que se diesse orden, para
que en todos los Archivos pùblicos se conservasse una canasta de mimbres, de la hechura que
assegurasse mas su duracion, à fin de conservar en pergamino los nombres de aquellos sugetos, que
favorecidos de la Medicina, huviessen vivido muchos años, con el nombre del Medico, que les huviesse
tratado. Tambien quisiera yo, que los Boticarios tuviessen una lista de todas las personas muertas
en años provectos, à beneficio de la Ciencia Medica, y bondad de los guisados de la Botica. Como el
junco, y mimbre no son menos durables, que la civera, y el bramante, que se hallò entero, y
serviciable en las Minas del Herculaneo; razonablemente podemos sospechar, que estas canastillas,
uno, ù otro dia, podrian caer en manos de algunos juiciosos Colectores, que al cabo de seis, ò siete
siglos las considerarìan como monumentos autenticos de la incontestable ventaja, que tenemos oy dia
en la perfeccion del Arte de curar nuestros males; y que los darìan, en consequencia de esto, el
lugar que mereciessen en sus Escritos, como fragmentos venerables, y dignos de la
antiguedad del mundo.
Livello 4
Eteroritratto
La Biblioteca de algunos de ellos, y de otros
Literatos, que aspiran à la reputacion de Sabios, es muchas veces mas selecta por lo Gothico de las
letras, que por el manejo de los volumenes. Hay Sabios, que no dexan en descanso Librerìa alguna,
sin darla su buelta semanalmente, para informarse si ha venido algo de nuevo de otras partes.
Compàran ediciones, y exponen con emphasis las que adornan sus estantes; pero jamàs han abierto
Libro, que no sea para exaltar à sus amigos la fecha, el lugar de impression, y lo barato que le
compraron.
Livello 4
Eteroritratto
Otros tienen en cada volumen, que adorna su Gavinete, un Idolo que
adoran, y de cuya limpieza cuidan con extremado zelo. Las bellas enquadernaciones conservan, al cabo
de cien años en su casa, el mismo lustre, que recibieron en la Tienda del Enquadernador: pues ni el
dueño, ni otro que sea de sus amigos, puede tocar Libro alguno, sin haver antes lavado sus manos, y
puesto un par de guantes, para que los imperceptibles àtomos, que se pueden desprender del cuerpo
por enmedio de los poros, no coinquinen el tafilete, ò la badana.
[Noticias Gacetables]
Livello 3
Lettera/Lettera al direttore
No sè, Señor Duende, como V.m. ha abandonado tan presto la materia de
las novedades de paz, y guerra, considerando el estado en que se hallan al presente
los negocios pùblicos. Pues digame V.m.: hay alguna Universidad hoy dia mas extensiva, que la de los
que hablan de noticias? El gusto de ampliar los conocimientos, y de enriquecerse à cada instante con
alguna novedad señalada, es dignissimo de una criatura razonable.
Por fin, Señor Duende, si V.m. me quiere dàr palabra de hacer un caudal grande de noticias de
Politica, le prometo mi assistencia. No puedo decirle otra cosa por aora, pues tengo mas de
cinquenta cartas que escribir, con noticias de la mayor importancia. B.L.M. de V.m.
Basilio Novela.
Livello 4
Autoritratto
Yo tengo un oìdo admirable, para que se me comunìque un secreto; y
con mi natural abierto, y franco, me vèo en positura de poder servir à V.m. de mil modos. Para este
efecto, me passeo por las mañanas en las Antesalas, en donde sè, que desde el rayar del dia haya
gentes, para saber lo que contenian las papeletas de la noche. Pongome en medio de algun corrillo, y
pillo las noticias al salir de la puerta del Gavinete, mientras que estèn todavia calientes. Otras
veces voy al Zaguan de Palacio, y pregunto à los Guardias, Alabarderos, &c. lo que hay, y luego
que comienza el murmullo, tengo mi parte dello. Algunas veces aplìco el oìdo contra la pared, y en
un instante corren las noticias, que alli divulgo à la sordina, por linea recta, desde
el un rincon de la pieza al otro. Si me canso de estar en piè, me voy al Cafè de la Calle de S. Juan
de Letràn, que hoy dia es el mas afamado, y alli chupo las novedades à medida, que los concurrentes
encienden sus cigarros. En una palabra: No escuso fatiga, ni tiempo, para saber en què situacion
estàn las cosas de Europa. La perfeccion de las noticias consiste, en que vengan de la primera mano,
y sean frescas; porque las que quedan expuestas al ayre, pierden mucho de sus virtudes. Estimo, para
decirlo assi, cogerlas en el arbol, y antes que se levante el Sol, para presentarlas à mis Amigos
antes que se marchiten. V.m no ignora, que buen Parroquiano tiene en mì el Zapatero, por el
excessivo gasto de zapatos; corriendo los Lunes por todos los Quarteles de Madrid, para hacer
pùblico el contenido de la Gaceta del Martes. Hay cierto Quidam, que no obstante de estàr cojo, y de
manejarse con harto trabajo, me ha ganado tres, ò quatro veces de mano: pero estoy capàz de
estorvarselo en adelante; pues no le dexaràn entrar mas donde se hace la Gaceta, para
que no suceda lo mismo. Lo que me falta, es dinero para comprar una Silla Volante con su Cavallo, y
desafiar à qualquiera que fuesse capàz de anticiparme en la mas leve noticia.
Basilio Novela.