El Censor: Discurso Quinto

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Discurso Quinto

Zitat/Motto

. . . . . Non ego te meis
Chartis inornatum sileri,
Totve tuos patiar labores
Impune, lolli, carpere lividias
Obliviones.

Horat. Carm. Lib. 4. Od. 9. v. 30.

Pecho tan generoso
Quedar no ha sin elogio en mis escritos,
Ni un olvido injurioso
Padecerán tus hechos inauditos.

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Allgemeine Erzählung

Jamás me he visto en semejante embarazo. Yá se sabe el empeño que tengo contrahido con el Público, de comunicarle en hojas volantes quanto he pensado en mi vida sobre cosas, que de algun modo puedan interesarle. Segun la provision que tenia de observaciones y reflexiones, el desempeño de esta obligacion no podia menos de ocupar algunos años. Pero he aqui que apenas pongo las manos à la obra, quando una rara casualidad me pone en la dura precision de abandonarla dentro de muy pocos dias. No dexo yo de conocer que el Público llevará con conformidad esta pérdida, hecho cargo que otras podrian sobrevenirle mas sensibles; y que en todo caso vale mas ésta, que la de la cosecha, ó la de una batalla. Mas no alcanza à sosegarme esta reflexion. Tan solo me consuela algun tanto la de que es muy justo, y no querrá que yo sacrifique mi acomodo y conveniencias al cumplimiento de una promesa, cuya utilidad al fin, nunca podrá ser tanta como la de un canal, que uniendo los dos mares, atravesase el Reyno de parte à parte. Verdad es, que no debia yo empeñarme en una obra, que no estuviese seguro de poder llevar al cabo. ¿Pero quién havia de creer, que huviese tanta generosidad sobre la tierra? Un hombre que de tal suerte se complaciese en hacer bien, que se aprovechase del accidente mas imprevisto para favorecer à un desconocido, sin recompensa, sin interés, sin esperanza alguna, ¿no se tendria con razon por un monstruo en este siglo? Con todo yo soy el dichoso, que ha tenido tan feliz encuentro.

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Fremdportrait

Filipo es un hombre, à quien jamás havia tratado: una vez creo le havia visto en casa de un amigo mio, y tres ò quatro le havia quitado el sombrero en la calle: no es mi pariente, ni tiene conmigo otra conexion: no le hice obsequio, ni servicio alguno: nadie le habló por mí: no le traje carta de recomendacion; y ni aun yo mismo le he pedido cosa alguna, ò solicitado de algun modo su favor. Y Filipo no obstante se acaba de declarar mi protector tan abiertamente, que espero verme muy en breve colocado por su mediacion en un pingue, y honroso empléo, cuyas funciones me obligarán, yá se ve, à abandonar mis discursos. Este pasage es tan particular, y hace por otra parte tanto honor à Filipo, y á toda la humanidad, que no solo me creyera reo de la mas negra ingratitud para con él, à no publicarle, sino que tambien me tendria por defraudador de la gloria, que debe dar à nuestro siglo, y del placer, que no puede menos de causar su relacion à todos los hombres, que por la comunion de naturaleza parece tienen derecho à participar de la satisfacion, que las acciones generosas proporcionan à sus autores.

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Allgemeine Erzählung

Un combite, à que no podia faltar en buena politica, me precisó à concurrir una de estas noches à una visita, donde hallé un gran número de personas de uno y otro sexo, repartidas de dos en dos por las sillas y canapés de la sala. Era justamente igual el número de los hombres al de las mugeres, y cada pareja tenia su conversacion aparte. Mas esto no se conocia sino por el movimiento de los labios: por lo demas reynaba tal silencio en la pieza, que nadie creyera sino que estaban velando algun difunto. Yo que tuve la desgracia de hallarme fuera de numero, me ví precisado à arrimarme à una mesa, en donde todas mis funciones se reducian à suplir los descuidos de un page que de quando en quando venia à despavilar unas belas, que no pienso fuesen la cosa de la pieza que mas gusto daba à los circunstantes. Esta situacion no me era muy agradable; porque quando voy à alguna concurrencia, jamás es con animo de componer pronosticos. A si, reducido à conversar conmigo mismo no pensaba sino en vengarme de aquellas gentes, cuya incivilidad me ofendia sobre manera; y toda la pimienta que produce el Oriente, me parecia poca para la satira que meditaba. ¡Mas qué errados que son los juicios de los hombres! ¡Quién lo creyera! Esto que tanto me desazonaba fue justamente el principio de toda mi fortuna, y lexos de tener razon para quexarme de aquellos Señores, que tan poco aprecio hicieron de mí, sería el hombre mas ingrato del mundo, sino les diera las mas vivas gracias. Asi solemos tener por contratiempo lo que es fortuna, y celebrar por dicha lo que es en la realidad desgracia. Quando mas enardecido estaba yo en el plan de mi satira, entró Filipo, que despues de recorrer con los ojos toda la pieza, tubo por precision que sentarse à mi lado, y trabar conversacion conmigo, só la pena de salirse por donde havia entrado, ò sacar del bolsillo algun libro en que ponerse à leer; no siendo hombre que esté acostubrado à entretenerse consigo mismo. Porque saludado entre dientes por la Señora de la casa, siguió ella la silenciosa conversacion en que estaba; y los demás no parecieron haver advertido que entraba en la sala alma viviente.

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Dialog

A pocas palabras, es lastima, me dijo, que un hombre del mérito de Vm. esté asi arrinconado, y sin hacer papel en el mundo. ¿Por qué no se dá Vm. à conocer? ¿por qué no pretende algun empléo, en que puedan brillar sus talentos?

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Selbstportrait

Mi mérito, Caballero, le respondí yo, y mis talentos estan sugetos à muchas contestaciones. Yo mismo no sé que piense de ellos. Mas permitiendo que sean algunos, me son absolutamente inutiles por falta de otros, de que la naturaleza andubo conmigo muy avára. Aquel dominio que admiro en tantos sobre su cuerpo y sus pasiones, jamás he podido conseguirlo yo sobre las mias, por mas estudio que puse en ello. Mi gesto, mis ojos, y mi semblante son unos rebeldes que nunca pude sujetar. Asi no sé disimular, no puedo desmentir mi corazon, ni hablar y obrar contra mis sentimientos. Abrazar y hacer finas demostraciones de amistad à los mismos, que con los cinco sentidos aborrezco, es un grado tan alto de heroismo, que no tengo mas remota esperanza de arribar à el. Ademas soy tan tenaz en mis dictamenes, que toda la distancia, que hay de un extremo de Madrid al otro, no es capaz de hacermelos mudar. El juicio mismo que formo de una cosa en la plaza de Palacio, el mismo hago en el Prado, y lo que pienso hablando con un Abogado, lo pienso tambien hablando con un Colegial. Lo blanco para mi es siempre blanco, y lo negro negro. Tampoco tengo la habilidad de deprimir à un competidor, aparentando colmarle de elogios; ni de alabarme à mi afectando abatirme. Por otra parte, yá lo vé Vm., esta figura no es cosa, cuya vista pueda recrear à nadie, y hay demasiados espejos, demasiadas fuentes, para que dexe yo de conocerlo. ¿Tendré pues, valor para esperarme en una antesala toda una mañana, solo para dexarme ver al paso de un Ministro, sin tener que hablarle? Creame Vm. no puedo reducirme à semejante impertinencia, por mas autorizada que la vea con el uso Y sin estas qualidades, tan propias de un hombre que quiere adelantarse para hacerse mas util à su patria, ¿de qué me servirian los mas bellos talentos, ni la conducta mas arreglada? ¿Podré yo para llegar à la vista de un Ministro, abrirme camino por entre la multitud inmensa de pretendientes, de que se halla continuamente sitiado y oprimido? Bien sé yo que ellos, por la mayor parte, aman el merito, le buscan, y hacen los mayores esfuerzos para encontrarle. Mas sino son Angeles, cómo podrán alcanzar a verle, por medio de la densisima nube, que levanta la ambicion al rededor suyo? Aun si huviera alguno interesado en mis ascensos, podria tal vez superar estas dificultades; pero soy un hombre aislado, de ningun cuerpo, de ningun partido, sin conexiones, sin protector.
¿Cómo eso, replicó entonces Filipo? ¿Sin protector? ¿Sin protector Vm. contandome à mi entre sus amigos? ¿O es por ventura Vm. el unico hombre, que en la Corte ignora mi introduccion y valimiento? ¿Es posible que no haya llegado à noticia de Vm. la amistad que tengo con el Duque de * * * * *, con el Marqués de * * * * *, con el Conde de * * * * *? En especial, ¿este ultimo tiene secreto que reserve de mí? ¿Come con gusto el dia que no me ha visto? ¿Recibe un criado, ò le despide sino por mi dictamen? ¿Hace vestido para que no elija yo la tela? ¿Quién compuso todas las diferencias que tubo con la Condesa? ¿Quién en una palabra, manda y govierna la casa? ¿Pues el Ministro hace cosa que no consulte antes conmigo? ¿No sabe todo Madrid la familiaridad con que le trato? ¿Cómo le hablo al oido, cómo juega, cómo se divierte conmigo? ¿A quién debe Meliton su Toga? ¿A quién su Intendencia Leandro? ¿Y Fausto huviera sido jamás acomodado à no tener la dicha de ser mi amigo? Yá sabrá Vm. sus enredos, sus travesuras, y los enemigos que se havia adquirido. Además estaba atravesado por otro un Embajador. Yo mismo no lo esperaba; pero al fin todos estos estorvos he sabido vencer. No se acuerda de ello el ingrato: asi son los hombres ¿pero qué se ha de hacer? Se havia puesto en mis manos, y mi genio no me permite negar mi proteccion à quien la busca. Si asi lo huviera hecho Mamerto, no huviera tenido que bolverse à su tierra, despues de haver consumido inutilmente su caudal. Tampoco huviera ido Hermogenes à su destierro. Pero bien empleado les esté: bastantes veces se lo dixe à entrambos ¿mas quisieron creerme? ¿se guiaron por mi? ¿me escucharon? Vm. pues, vea el empléo que mas le acomode, ponga un memorialito, entreguemelo, y descuide enteramente. Dentro de muy pocos dias verá Vm. lo que vale un amigo como yo.
Esto dixo, y yo despues de haverle dado las gracias, con las mas vivas expresiones de gratitud que pude imaginar, no hago ya sino discurrir qué empléo se adaptará mas à mi genio; que quanto à su lógro no tengo la menor duda. Porque aunque es verdad que Filipo no tiene mas que un empléo con doce reales diarios, esto proviene precisamente de que es poco ambicioso. Si no fuera cierto lo que dice, ò à lo menos sino lo huviera soñado alguna vez, ¿hablaria con tanta gravedad, como pudiera un Embajador?