El Duende especulativo sobre la vida civil: Número VII
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NUM. VII
Miercoles 8. de Julio de 1761.
Citation/Motto
Quam multa injusta ac prava fiunt moribus.
Ter. Heavt. Act. IV. Sc. 6.
[Galantèos, y Matrimonios à la Moda]
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Metatextuality
No se puede decir, que los Autores, por mas que resplandezca su buena
fè en lo que escriben, se veràn libres del desafecto, y de la malicia de sus Lectores, si por el
menor indicio de querer sobresalir, no temen sus precauciones, para que no se tenga presa sobre
ellos. La travesura de los que leen, quiere siempre descubrir, en los caractères generales que se
estampan aplicacion personal; y no hay quien podrà apear à los obstinados, quando conciben, al revès
las cosas, y quando se imaginan, que con sutileza desembuelvan los mysterios mas reconditos del
Autor, en e1 plàn, y execucion de su Obra.
En una multitud de sugetos, aunque delinquen en una cosa, por varios caminos, uno solo es en
boca de los que leen los Escritos el syndicado; y este es precisamente aquel à quien ellos de su
autoridad propia atan el cascabel. Pues veamos sí los Adivinos acertaràn entre tantos Matrimonios, y
Bodas como se tratan en Madrid, por varios medios, y estratagemas, si havrà alguna à
quien pueda convenir, y apropiarse lo que encierre este Discurso. Meditar continuamente sobre las
prendas, y condiciones, que debe tener la muger para propia, es un medio, que alejarà de tomar
estado de Matrimonio al que siendo soltero se inquieta con semejantes pensamientos; y si el que se
quiebra la cabeza con estas mismas consideraciones, è idèas es casado, yá se puede decir, sin temer
de errar en el concepto, que el pobre hombre està arrepentido de verse Padre de familias. He
conocido à diferentes sugetos, que puedo mirar como originales de la pintura que aqui fórmo, y no he
dexado de parar alguna vez la consideracion sobre los motivos, que puede haver, assi para el desvio
del Matrimonio de los primeros, solo por una observacion tan nimia, que les atemoriza; como para el
escozòr de los segundos, por haverse empeñado en un estado, en que, antes de haverle abrazado,
recopilaban todas las felicidades del universo. El cuidado de procurar, que las costumbres
introducidas en la sociedad, con prejuicio, y grave detrimento del bien comun, no prevalezcan sobre
la virtud, y tranquilidad comun de todos, no es de los menos importantes cuidaos à que se ha
obligado el Duende. Hay ciertos estìlos, que patrocinan à los procederes mas injustos, y abrigan los
absurdos mas denigrativos; sin que los clamores del conocimiento, y los latidos interiores de la
razon, sean capaces de remediar los daños, y de despertar à los que viven abandonados
en su errada conducta. Tengo algunos Amigos, que haviendo dexado la Corte, viven contentos en las
Provincias, los quales han hecho especial estudio de este assunto, à fin de descubrir la raìz, y
verdaderos motivos de un obrar tan opuesto à la razon, y à nuestra propia conveniencia: y en dos, ò
tres Cartas, que acabo de merecerlos, me surten de materiales abundantes, para desembolver esta
importante materia; pues asseguro de buena fè, que considero las intrigas negociaciones, y ajustes,
que se hacen entre Padres, y Parientes, para formar alianzas entre sus hijos, como escollos, en que
naufraga la tranquilidad, y sossiego de las familias. La Carta primera es de un Amigo, que se halla
retirado en la Rioja.
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Escribe un hombre casado
sobre el Capitulo de las Mugeres: Si describe la Muger mala, la malicia aplica de
contado su decir à la que tiene propia. Si la retrata buena, y llena de perfecciones; la Critica
dice, que la representa como èl la quissiera. Un Satyrico no perdonò à su Cuñada, que se distinguia
en dàr apodos à quantos la disgustaban, y la pintò tan à lo natural, que ninguno de sus conocidos
errò el concepto. Este es un tributo, que pagan los Autores à la Critica, y al depravado gusto, que
tienen muchos de hallar en todo personalidad, y aplicacion voluntaria, sin que para ello haya
motivo, ni apariencia en lo que discurren.
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General account
Un Predicador Francès decia un dia, que en su Auditorio havia una
muger de mala vida, y que para darla à conocer entre las demàs, la arrojarìa su solidèo. Pusose en
positura de executarlo, y levantando la mano para ello, todas las mugeres, temiendo cada una por sì,
baxaron la cabeza; á lo qual el Padre agudamente dixo, que havia creìdo que era una sola la
syndicada, pero que, viendo el rezèlo de tantas, juzgaba serìa mejor perdonar à todas quantas havia,
que publicar la nota de una sola, que èl conocìa.
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Letter/Letter to the editor
Mi Amigo Duende: “Retirado à este Lugarcillo, con el unico deseo de
descansar de las molestias de la Corte, respìro en èl un Cielo despejado, y essento de tantas
partìculas inmundas como se tragan en las calles de Madrid. El apetito me hace aqui comer con mejor
gusto los toscos manjares, que me compone una rustica Labradora, que los excelentes platos, que
tanto se estìman allà de la Fontana. La compañia que frequento, es la que corresponde à mis años, y
gusto; y muy adequada, por no hacerme perder el espiritu de la soledad, que siempre me recrea, en
medio de las visitas que admito. Hay una de un Vecino, que tendrà sus veinte y dos
años, hombre de valiente entendimiento, sano juicio, y de una eloquencia natural, pero nerviosa.
Notè, durante la relacion que me hizo mi Vecino de este caso, su inquietud, y tuve lástima de
verle sufrir diferentes ataques convulsivos. El amor que tiene à esta muger, le domìna enteramente.
Siento su desgracia, sin poderla remediar, à menos que V.m. acuda con algun consejo para sossegarle
el espiritu, y prevenir mayores daños. B à V.m.L.M.”
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General account
Regalòme antes de ayer, con la confianza de exponer à mi
consideracion un sucesso reciente de su galantèo, en que, à lo que me assegura, el amor ha tenido
tanta parte por su lado, como la indiferencia, y el desdèn por el de su amante. Todo el tiempo que
frequentò su pretendida, no le havia sido possible averiguar su verdadera intencion, y pensamiento.
En los primeros accessos, y visitas,le pareciò, que la amistad que le mostraba no era menor, que la
que gozaban otros con ella; y solo, desde que declarò su passion, è intenciones matrimoniales, se
viò privado de poder servirla, y aun de verla, como no fuesse en la calle, ò en la Iglesia. Si iba à
su casa, le decian, que estaba indispuesta, ò que havia salido, y que no bolverìa tan presto; y si
le franqueaban la entrada, era como à uno que havia cometido algun delito. Si pedia à su Padre
permisso para saludarla éste se enmudecìa; y si le preguntaba si no le parecian bien sus deseos, y
solicitudes, le respondìa balbuciente: Que no le decia tanto. Si se hablaba de intereses por parte
de la pretendida, siempre havia poco que esperar con ella. Si se trataba de las possessiones, y
bienes del mozo, el Padre se ensanchaba, y daba esperanzas de que todo se lograrìa à medida del
gusto de todos, por la estimacion en que tenia à èl, y à toda su familia. Si se
consultaba el caso con la Madre, èsta parecia favorecer abiertamente el consorcio, pero
atrincherandose siempre en el poco arbitrio, que ella tenia, para decidir assuntos tan delicados.
Esta negociacion tan equìvoca durò algun tiempo: pero como la passion de mi Vecino era de naturaleza
à avigorarse con las esperanzas con que todos le alentaban, un acaso le favoreciò, con una
oportunidad de poder escribir, y responderse, sin conocimiento al parecer, de los Padres, que ambos
se valieron, hasta que huvo una privacion absoluta de verse, ni de poder escribirse mas. Esta
privacion, juntamente con la tardanza de la Boda, hicieron tan fuerte impression sobre el espiritu
de mi Vecino, que resolviò desistir enteramente de su pretension y despedirse. Pero pocos dias
despues se le presentò la ocasion, que tanto havia deseado, llegando à saber, que encontrarìa la
Señorita en un parage muy distante de sus parientes, y sin la molestia de ser observado. Tomò la
posta, fue à apearse derechamente à la casa donde ella estaba hospedada; y sin disponer
antecedentemente, que alguien le anunciasse y cohonestasse una despedida, y retirada tan
insubstancial, y provocativa como havia sido la suya, se arrojò à querer hablarla. Pero ella,
conociendo el riesgo que havia en verle, y escucharle, llena de indignacion, y colera,
le negò su presencia. Mi pobre Vecino, posseìdo de una furiosa frenesì, enagenado de sì mismo, y
sofocado de rabia, se enfurecia, y maldecia su fortuna, y precipitada audácia; hasta que bolviendo
en sì, se hallò confuso de sus extravagancias, è intentò, arrepentido, trocar su enojo en una
sumission profunda; pero nada sirviò para el caso. La Señorita se mantiene inexorable, y el negocio
està en tal estado, que no se compondrà facilmente.
Metatextuality
No conozco bien por el contexto de esta Carta de quien penderìa el
malogro de este amor, si de la Señorita, ò de sus Padres. Lo que comprehendo, es, que el Padre, y la
Madre estarìan indecisos; y que la hija cumplirìa simplemente aquello, que estos la mandarìan. El
unico mal que encuentro en este negocio, es, que nadie hablasse claro, ni desengañasse à este pobre
mancebo, el qual de su parte debia haver interpuesto la mediacion de algun sugeto de importancia; ò
yà que efectivamente se sentìa prendado de su Amante, debia haver determinado todo con
sus Padres, ò Parientes, excepto que tratasse sus amores à la Inglesa.
General account
No son pocas las Bodas que se ajustan entre Parientes, sin que
intervengan en ellas las personas contrayentes. En estos ajustes son interlocutores el interès, no
pocas veces el engaño, ò un momentaneo respeto, que con el tiempo producen, como lo vemos de un modo
claro, y evidente, tantas discordias, y enemistades matrimoniales. Los Padres, y Parientes, sin
consultar la edad, el temperamento, y los intereses de sus hijos, fundan la felicidad venidera de
estos, despues de casados, en las reglas ordinarias de los casamientos comunes. Las familias de las
Novias, si el mancebo es rico, son para este, lo que las sanguijuelas para el enfermo, los
Alguaciles para un malhechor, y una Alcahueta, ò Tahúr para el bolsillo de un hijo de familias, que
comienza à entrar en el mundo. No se puede dàr cosa mas ridicula, que el ajuste de una Boda entre un
sugeto revertido de algun empleo de pluma, ò que se exerce en un trato, decentemente puesto, y una
Señorita, que por todo caudal, y dote traerà la expectativa de aumentar su familia, no con numerosa
prole, sino con su Padre, Madre, Hermanos, y en una palabra, con toda su Parentela, y conocimientos.
No obstante, que à primera vista conocen los Padres, y Parientes el bien estàr, y la fortuna de la
muchacha, no es este el instrumento, que los hace obrar. Consultan, ante todas cosas,
las expectativas, que puede haver à favor de ellos mismos, y reconociendo, que retardar los deseos
del Pretendiente, es el mejor medio para precaber, que despues no tenga motivos para lastimarse de
su mala estrella, y de haverse casado con tantos; ellos dilatan, con pretextos frivolos, la
conclusion del negocio, para que el pobre enamorado se dexe llevar con el cabestro por todos los
caminos por donde ellos le quieren conducir, à fin de assegurar sus propios intereses. Dos
circunstancias hay igualmente defabricadas en los ajustes, y contratos Matrimoniales, para el hombre
que piensa. La primera es, obligar al Novio à confessar un Dote, que quizà jamàs recibe; y à dotar
la muger, desnudandose, y arruinando probablemente, despues de la muerte de ella, à favor de
personas, que en lugar de haverle sido utiles, procuran, durante su vida, estrujarle con sus
continuas, y molestas visitas, y necessidades. Y el segundo, que ha de consentir el Novio, en que no
llevarà à la futura fuera de la Ciudad, ò Provincia donde vive, por mas que los negocios, ò la
fortuna le obliguen à vivir en otros parages. No quiero contestar à V.m. dice un Padre, la
possession de mi hija; pero es necessario, en reconocimiento del favor que le hago à V.m.
prefiriendole à tantos pretendientes como tiene para lograr su mano, que V.m. confiesse la recepcion
de un Dote, que siendo supuesto, y sin que conste su exigencia, me debe conservar el
credito, que tengo, de que soy hombre acomodado, y que es especial fortuna para V.m. el haver
conseguido de mì, el consentimiento de entrar en una familia, que no desdice en honores à las mas
estiradas de las Montañas de Burgos. Pregunto: Con quièn se casa en semejantes lances un pobre
mancebo? Es con la codicia, y solapada marrullerìa del Padre, ò con el amor de la hija? El dinero
que he gastado, dice otro, en la educacion de mi hija, con el fin de que saliesse perfecta en los
exercicios del Estrado, me incomoda algo; pues atropellando la murmuracion de las gentes, he
procurado complacerla en todo. El caudal que trahe en Dote, en Piochas, Franjas, Cintas, Aderezos de
diversas clases, Perlas, &c. es (aunque son falsas estas) excedente à lo que otras pudiessen
llevar en plata quebrada. Su destreza en tocarse tan à gusto de todos, es una prenda, que no se
puede comprar con bastante dinero. Sus modales tan suaves, y convenibles: el tesòn con que sabe
hacer valer su dictamen; y las autoridades que la vienen à la memoria para fortalecer sus
argumentos, hacen vèr la multitud de Libros, de Novelas, Pronosticos, Comedias, y Romances, que ha
leìdo. Dueña del Estrado, en que se halla, sabe hacerse distinguir en censurar los trages, las
bebidas, y el modo de servir de las criadas. Si no he querido que trabajasse de sus manos en
costura, bordadura, marlies, &c. es por no desfraudarla en el credito, que debia
adquirir en el balcòn, y en los passèos. Ademàs de esto tengo reconocido, que saber hacer una Señora
aquello que manda à sus criadas, es mengua, y lunar en sus buenas calidades. Repare V.m. ahora (dirà
un Padre como este à un pretendiente Novio) si mi atencion en presentar à V. m. por muger à una
Señorita con tantas perfecciones, no merece que V.m. antes de concluìr conmigo la Boda, atienda à mi
presente situacion, y negocios, assegurandome, yà que tiene bienes suficientes, una suma decente,
para substituir con mi muger, en caso que la muerte nos arrancáre, à esta unica esperanza de nuestro
alimento. Sobre el Dote no hablarèmos, èl no tendrà mas medida, que la que tiene el amor que V.m.
manifieste à mi hija. Su hermano el Cadete se promete con anticipacion la gracia de la primera
Vandera, que vacáre en su Regimiento; pues no ignora la amistad de V.m. con su Coronel, y lo mucho
que V.m. puede con el Ministro. El Abate se promete un Canonicato, y està resuelto de abandonar los
Libros, que yà mira por inutiles, desde que le han assegurado la influencia, que V.m. tiene en el
manejo de negocios beneficiales. Doña Mariana, nuestra Prima, funda el logro de su Matrimonio en la
generosidad de V.m.: porque faltandola solo el Dote para casarse con Don Basilio, el merito que V.m.
adquiere con entroncarse en nuestra familia, dispensa las formalidades de estipular estas condiciones en el contrato; y las miramos como precisa obligacion à que V.m. consiente, y se
somete, en vista del consentimiento que doy para la Boda con Mariquita.
Metatextuality
La Carta siguiente me ha venido de Galicia: el estìlo de ella me
parece olèr al terruño; pero el interès y el amor la contrastan, y en su misma irregularidad se
descifra la fuerza del cariño de quien la escribe.
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Letter/Letter to the editor
Muy Señor mio: “Los Papeluchos de V.m. que han penetrado hasta en
estas partes Boreales de la Peninsula Española, ademàs de ser de gusto, y de instruccion à los que
les leen, assguran à V.m. los mas sinceros efectos de una satisfaccion, que le debe lisonjear mas,
que el oro del Potosì; pues muchos le alaban de havernos trahìdo à la memoria varios defectos, è
imperfecciones, que la Moda, y la Costumbre havian introducido por excelencias: sin embargo de que
todas las Naciones, y cada hombre en particular, diferencian en gustos, è intereses. Nosotros, que
vivimos lexos de la Corte, y en las partes del Nordest [sic] de España, debemos agradecer à V.m. el
especial cuidado con que trata ciertas materias, en que podemos estàr mas bien instruìdos, que los
demàs Pueblos de la Peninsula. Nuestro Clima dexa siempre algun atractivo,en los que le reconocieron
personalmente, que conserva en ellos el recuerdo de mil buenas calidades, que tiene el suelo. Las
Historias antiguas no son mas fertiles en descripciones de Godos, y Vvandalos, cuyos
enjambres hicieron sombra à la tierra, que lo serìan las modernas, si huviessen de referir los
beneficios, que saca España de la robustèz, y docilidad Gallega, quando los Gallegos interponen sus
cuerpos entre el Cielo, y la Tierra en los campos Castellanos. No es mi ánimo, ni presuncion
examinar, como los antiguos Sábios de la Grecia, las transmigraciones de estos Pueblos nacen del
temperamento frio, del ayre de su paìs, de una particular constitucion de los sugetos, de la falta
que tienen las mugeres de aprender los estìlos de la Corte, ò de la satisfaccion con que les parece
à ellas, que los viages que hacen dos hombres à Castilla, las deben procurar su felicidad à la
buelta. Mas no; antes creo, que la poca estabilidad de los Gallegos, y Asturianos en su Patria, nace
del cebo, y de la facilidad de gozar los gustos, con que les alhagan, y prendan los vicios, y
libertades, que inspira la vida de los Cortesanos.
Yo quisiera suplica à V.m. estimable Duende, insinuasse que fuessemos à Madrid, para que V.m.
oyesse las razones, que cada uno alega en pro, ò en contra de sus pretensiones: pues todos
convenimos, en someternos à su sentencia, y seguir su juicio. El assunto que yo he formado para
vencer, y no dexar sonrojado à mi Suegro futuro, es delicado, y consiste en tres puntos. El primero,
es, saber si la autoridad de un Padre es incompatible con la libertad, que la Naturaleza, y las
Leyes del Reyno permiten à una hija nacida libre? 2. Si todos los Padres no estàn obligados à procurar en debido tiempo à sus hijos una satisfaccion decente, que corresponde à sus
obligaciones, de la misma manera, que los deben procurar el alimento en su niñèz? 3. Si V.m. no
halla justo, que la hija elija à su gusto à quien quiera por su consorte? Estos, y otros puntos de
la misma gravedad, è importancia, no parecen estraños del empleo, que V.m. exercita de Duende
Especulativo, para meditarlos, y decidirlos à favor del bien público. Todo esto queda à su cargo,
venerado Duende, à quien besan las manos, yo, y todos sus Amigos, Gallegos, y Asturianos. Nuestro
Señor guarde, &c.” Estevan Oteiro.
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General account
A favor, pues, de este Paìs, y en consideracion del buen natural de
V.m., no me averguenzo de confessar, que la Naturaleza me conduxo al conocimiento de mì mismo, y que
no quiero desperdiciar los años, que pudieran quedarme de vida, y passarlos en el estado del
Comercio. Pero ay de mì! Quántos contratiempos se me vienen à la memoria, que me
amedrentan! Què significarà una cierta frialdad que en este momento se apodera del pecho? Què harè?
Quexarme de mis infortunios, es azotar el ayre, y querer ablandar panalcos intensibles. Los uracánes
mas tempestuosos, no descargan con mas furor su ira sobre los montes, y elevados edificios: los
arboles, las rocas, y peñas, no son menos insensibles, ni mas sordos, que el anciano Padre de mi
Pastora lo es à mis plegarias. Ella me oye, ella me mira con cariño; pero una sumission excessiva la
hace incapàz de no obedecer à su Padre: è yo, demasiadamente escrupuloso, no tengo bastantes brios
para posseerla à costa de su respeto. No sé lo que me he hecho! Aquella alegria, que siempre me
acompañaba en todas mis acciones, de baylarìn perpetuo, de cantadòr celebrado en toda la comarca, de
chistoso, y divertido en todas las compañias, se acabò: veome triste, y unicamente absorto en mis
pretensiones. Ahora sì, que experimento en cabeza propia, que mas presso se descamìna un hombre con
mucho entendimiento, que con poco. La Pastora procura aliviar mis inquietudes. Su desvelo, y el
gusto con que admite en qualquiera hora mis visitas, convencen à todos nuestros conocimientos, que
me quiere hacer dichoso; pues notifica con sus desdenes à sus antiguos galantèos, que quedan
amortajadas sus esperanzas. Hà Cavallero Duende, si fuesse possible, que V.m. viesse la
profusion del cariño, y la ternura de ambos! El susurro de un arroyuelo, que azota el guijo, que le
disputa el passo: la blanda exhalacion de los gemidos de la Tortolilla, lamentandose en los huecos
de un peñasco; son débiles rasgos, para compararlos con la dulzura, y elegancia de su voz. Los dos
primeros nacidos no podrian vivir mas enamorados, ni amarse mas, que me ama mi Pastora, y que yo
adoro à su estimable persona. Pero à què me sirve este recuerdo? A què me sirve un placèr, que solo
es imaginario, y en que gastamos nuestro tiempo, sin llegar al termino de una dicha, que ha de ser
perpetua? El Padre, que conoce quan impossible es, que yo viva, ò sea dichoso sin ella, estorva
nuestros deseos.
AL DUENDE.
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Letter/Letter to the editor
Señor Duende: “Los que abaxo firmamos, somos Marido, y Muger, casados
yà mas ha de quince años. Es menester que V.m. sepa, que por todo este tiempo hemos reñido
regularmente dos veces al dia, sin discrepar, ni contravenir en nada al debido cariño à que estamos
precisados por el estado del Matrimonio. Hemos observado, que esta conducta, aunque regular, y de
rigurosa observancia entre nosotros, causa un efecto perverso en nuestros hijos, los quales, viendo
estas continuas contiendas, nos pierden infamemente el respeto. Queriendo atajar este
mal, hemos convenido, que cada vez que uno de los dos tuviesse ganas de reñir, la parte querellosa
deberà passar à un aposento de la casa, desde donde escribirà los motivos que tenga para
desazonarse, embiando el papel con uno de los hijos à la otra. Es de notar, que la persona que
escribe debe comenzar su oracion pidiendo perdon, yà sea teniendo razon, ò no teniendola; y la
confession de la causa de su disgusto, sirve de Auto, para el reconocimiento del yerro. Este methodo
facil, expeditivo, nada desayroso, junto con las lagrimas, ò cariños de los mensageros, y otros
incidentes, que acaecen en la direccion de esta correspondencia entre dos diferentes estancias, y
dentro de una misma casa, ha producido una inesperada mudanza entre nosotros: la que ha dado motivo,
que nuestros hijos, y criados nos estìman, y viven gustosos báxo nuestra proteccion, y amparo, y que
reconocèmos mutuamente en nosotros mismos una infinidad de buenas calidades, que por nuestra
reciproca impaciencia, quedaban antes sin lucimiento. Nuestro Señor guarde à V.m. muchos años.
Cordova, y Junio 18. de 1761.” B. L. M. de V.m. su humilde Servidor, y Servidora. P. S.
“Desde que acabo de escribir ha salido mi muger de su Retrete, y me dice, que V.m. se sirva mudar
las palabras de arriba, y en lugar de decir, que viendo estas continuas contiendas, ponga, en que,
viendo nuestras frequentes alteraciones. Apruebo su correccion, y deseo que V.m. convenga en
admitirla; pues jamàs hemos reñido aborrascadamente, aunque eran muchas, y continuas las reyertas, y
que todas sucedian en presencia de toda la familia.
AL DUENDE.
Level 3
Letter/Letter to the editor
Muy Señor mio: Todos los casados nos consideramos baxo la
salvaguardia de V.m. y pensamos, que no merecèmos menos su atencion, que aquellos que viven en
condiciones menos gloriosas, y meritorias, que la nuestra. Mi Esposa es una de aquellas mugeres, que
como se suele decir, no son carne, ni pescado; esto es, ni muy adusta, ni demasiadamente placentèra,
aunque por inclinacion peca mas en lo primero, que en lo segundo, como se conoce por los
soliloquios, y murmuraciones de entre dientes, con que compone el gobierno de sus cosas domesticas;
usando para ello de una infinidad de Sentencias, Proloquios, ò Refranes, y Apodos, que sabe de
memoria. Continuamente la oygo decir à sus solas, y mascando, que no quiere hablar, ni
decir cosa alguna; pero que teniendo la cabeza sobre la almohada, bien sabe. De esta manera explica
todas las cosas en medias palabras, y sentidos truncados. Yo jamàs he tomado fastidio para saber,
què motivos pueda tener para sus murmuraciones secretas; porque conozco, que es natural, y
constitutivo de su genio. La llamo, con una especie de ironìa, mi querida Susurro, y estoy tan hecho
à este trato, que me parece impossible dormir sin ello. Creo, que no serìa inutil, que.V.m.
comunicasse al público este caso, respecto de que muchos hombres estàn creyendo, que sus mujeres
estàn de mal humor, solo porque no tienen para ellos toda la complacencia, que exige en ciertos
momentos su antojo. Quantos hombres, y mugeres nacen, y mueren en edad muy abanzada, que, por no
entender estas cosas, jamàs han gozado una constante, y verdadera paz, ni una declarada, y continua
guerra en sus Matrimonios. Nuestro Señor guarde à V.m. muchos años. Pamplona, y Junio 20. de 1761.”
B.L.M. de V.m. Su obligado servidor.
AL DUENDE.
Level 3
Letter/Letter to the editor
Venerado Dueño: “Oy he cumplido veinte y tres años, y me hallo en el
mayor conflicto, por no saber cómo gobernarme con un Hidalgo, à quien mi Padre ha permitido
visitarme. Penetro la intencion, è idèa de mi Padre, y que quiere valerse oportunamente de la
passion, y cariño, que me tiene este sugeto, para sacarle alguna palabra, que le pueda dar justo
motivo para poderle despedir con cortesì, y cortar de raìz sus pretensiones, y toda correspondencia
conmigo. En vista de esto, me ha mandado, que le reciba tibiamente, y como mal satisfecha de su
galantèo; pero si V.m. me hiciesse el gusto de incluir esta Carta en alguno de sus Discursos, espero
que mi Padre, que lee el Duende, conocerìa la impression, que ha hecho sobre mì el precepto, que me
impone. Mas quiero à este sugeto, que à mì misma, y estoy gustosa con la palabra que me tiene
ofrecida: de modo, que deseo no dexarle penar mucho tiempo, à fin que despues no piense, que me
comprò demasiadamente caro. Mi Madre està de acuerdo con mi passion, y sabe mi pensamiento; y
espero, que mi Padre estarà obligado de consentir, en lo que yo apetezco con tantas veras.” Su
afecta criada Susana.
General account
Bien dixo Terencio en cierta parte de sus Obras, que en
el Galantèo, y en la vida matrimonial hay una infinidad de incidentes, que nacen, y proceden del
amor, pero que no obran todos hasta el fin con un mismo movimiento. Por no dexar sin fruto una
materia tan util, como son las reflexiones, que se me ofrecen sobre la primera Carta, y que hacen
tan al caso para todo genero de personas, como que conciernan quantas intervienen en el concierto de
Bodas, quiero exponer brevemente los abusos, que se suelen averiguar en estos lances, reduciendolos
à quatro questiones generales, que son. 1. La sutileza, y la intencion ambigua de los Padres, ò
Parientes de los Novios, y Novias; pero mas de las ultimas, que siempre procuran explicar, con
clausulas de reserva su consentimiento, à fin de interpretarle despues, como lo hallassen
conveniente à sus propios intereses. 2. La afectacion con que las Madres hacen semblante de ignorar
el verdadero estado de los Galantèos de sus hijas. 3. La imaginacion de la hija à quienes siempre se
supone virtuosa, y entendida, y de tal valor, que ningun hombre la pueda negar lo que ella pide à
favor de sus Parientes, sin incurrir la nota de que no la ama tanto como ella merece. 4. La
negociacion de los Novios, y Novias por Cartas, ò interlocutores, son conocerse
bastantemente de trato. En orden à los convenios, esto es, la Carta de Dote, y los demàs
Instrumentos, y Escrituras Matrimoniales, en que los hombres, teniendo el hechizo à la vista, se
despeñan tan infortunadamente; quiero notar algunas observaciones, para gobierno de aquellos que
quisiessen pensar en Matrimoniarse. Es menester atender, y examinar. 1. Si conviene, que la
declaracion de amor, y casamiento se haga primero à la Novia, que à sus Padres, ò Parientes? 2. Si
declarandose primero el Pretendiente à la Novia, està obligado à cumplir, con toda la parentela, y
en todos los grados, con esta cortesanìa; y si serìa deshonra, ò bastante motivo para rompimiento,
si no lo hiciesse? 3. Si, haviendose el Pretendiente declarado primero con el Padre, ò Parientes,
puede insistir sobre querer saber què Dote hayan de dàr con la Novia; y si puede reusar de
admitirla, y no contentarse con lo que no le pareciesse suficiente, sin incurrir en la nota de
mercenario, si puede precaberse anticipadamente contra las contingencias de la muerte? 4. Què
instrucciones debe dàr en este lance una Madre à su hija, y què papel hace la Madre en los ajustes
de Bodas, viviendo su marido? 5. Hasta dónde llega la obligacion de una hija, en la observancia, y
cumplimiento de las instrucciones de su Madre; y si puede recibir Cartas, ò Esquelas de
su Amante, sin conocimiento de ella? 6. Hasta dónde se estiende la jurisdiccion, que tiene una Novia
sobre el Novio, en beneficio, y para la ventaja de su Padre, y familia; y hasta dónde puede
consultar, y procurar el interès de la familia en que debe entrar? 7. Hasta què punto se puedan
emplear Cartas, Escritos, ò Confidentes de ambos sexos en los Galantèos, y quando estos son
impropios? 8. Si hay algun mal, en que la respuesta que se dà à una Carta, en que una Señorita
emplea su pluma, para procurarse un establecimiento, fortuna, ò cosa semejante, sea la misma que la
huviesse dado la persona quien la dirige? 9. Utimamente, he procurado indagar el fundamento de
aquella costumbre, que està de cajòn en el mundo, entre los Padres, de publicar abiertamente, que
puedan dàr un Dote considerable con sus hijas, siendo esto causa bastante para que se embelesen
muchos, y affesten el Matrimonio mas por interès, que por inclinacion nacida de una comunicacion
formal de mucho tiempo, ò de una continua recordacion de la misma persona, y para que empezandose
con la ultima miseria un camino, suele este conducir à los casados à su perdicion, y ruìna. Esto es
quanto al presente se me ofrece en la importante materia del Matrimonio. O! y quantos
enredos, y casos de conciencia se saltan en los contratos! Quántas mentiras en las Cartas de Adotes!
Què dichosos los Consorcios de aquellos Pueblos de Grecia, que corrian à cuenta del Estado, y cuyos
establecimientos estaban à cargo del Erario público. Nos parece, que porque tenemos Leyes en
abundancia, Jueces para decidir, Abogados para consultar, y Escribanos para certificar, que somos
mas felices, y mas civiles, que los Indios Americanos? Pero es al contrario. Ellos no requieren mas
para sus casamientos, que un mutuo consentimiento, sin hacer capitulaciones, que despues perturban
el sossiego, y amor de los casados. Si à nosotros, el enlace, amor, y cariño, el interès nos desune,
siendo las formalidades judiciales, trampas para hacer infelices, à quienes pretextan hacer
dichosos.