La Pensadora Gaditana: Pensamiento XV
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Pensamiento XV
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Carta a la Pensadora.
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Brief/Leserbrief
Metatextualität
Señora Pensadora: Yà que
Vmd. voluntariamente se ha obligado à ser el Oráculo
de nuestros dias, pues con tanto empeño pronostíca
desgracias, para rebatir abusos: yà que los rasgos
de su pluma se dirigen à remediar el Mundo, ¡empresa
temeraria! Pero que no obstante el imposible, no
podrá la maledicencia obscurecer la gloria de
haberlo emprendido: yà en fin, que en sus
reconvenciones se vale de sucesos caseros, que todos
los dias se divisan, para hacerse mejor entender, me
tomo la licencia, valído de todas estas razones, para presentarla un exemplar en mis
desgracias, que solo con la simple narracion de el
suceso, podia servirle de aviso à los que
desprevenidos corren por el país de la satisfaccion
propria, discurriendose sugetos dignos de todas
aquellas lisonjas, con que los hombres inciensan à
los que en elevada fortuna, presumen capaces de
poder disfrutar, y valerse de ellos para sus
proprios intereses, disimulando este traydor engaño
con el amable nombre de Amigos; quando en la
realidad son domésticos contrarios, y escollos
crueles, que echan à pique à la nave mas favorecida
de el viento de la fortuna.
Vea Vmd. en pocas palabras declarada mi
situacion presente, pasada, y aun futura; pues
regularmente, quien una vez se hizo objeto del
desprecio, tarde, ò nunca llega à mirarse en aquella
felicidad, que perdió; porque el oro parece tiene
entre sí virtud magnética, pues se vé
siempre, que à donde hay oro viene oro, y donde
falta este precioso imán, no acude su semejante; y
si tal vez viene, como violento en soledad, se huye
precipitado à juntarse con otro de su especie, donde
sin duda encuentra su centro, pues allí hace
mansion, y se le vé permanecer gustoso. No es mi
intento contar à Vmd. lastimas, ni referir miserias
solo por el comun pretexto de aliviarlas, lleva esta
Carta mas alta la mira, pues se dirige à presentar
como un mapa el estado de mi adversa fortuna, y los
medios por donde descuidadamente he llegado à
padecer el abatimietno, que hoy me aflige; para que
à el vér los hombres en mi persona castigadas las
locuras, y la nimia confianza en los Amigos, que
acuden en tiempo de la prosperidad,
escarmienten en cabeza agena, y dispongan sus
precauciones, para evitar este sensible golpe, que
infaliblemente amenaza à todos los que como yo se
dejan arrastrar de los mentidos alhagos de la
falsedad, usurpacion, y tyranía.
¡O señora Pensadora, y como quisiera que mi
pluma tubiera tanta eficacia en persuadir, como
tienen mis ayes de vigor para atormentarme! ¿Quien
será el que esto lea, que no procure recoger las
velas de sus mal dirigidos rumbos, y
navegar por entre los escollos de las falsas
amistades con la sonda de la prudencia, y
precaucion, para evitar los peligrosos fines, que
amenazan à los que desprevenidos se arrojan à la
ciega confianza de los hombres? Los Amigos de la
Mesa, la Comedia, los Bayles, y las Cazerìas, son
como las Golondrinas, que en acabandose el calor de
las riquezas, huyen à otros Paìses, donde principia
otro Verano de abundancias, para gozar siempre de
Primaveras, y gustosas diversiones. No quieren à los
que tienen las riquezas, sino como à medios para
participar de sus intereses; en acabandose estos,
falta el objeto de su indigno cariño, y asi se
manifiestan olvidadizos, ingratos, y crueles. ¿Vmd. discurrirá, que aquellos Amigos
desleales se contentaron con el total abandono, que
de mì hicieron, y que en solo esto pararon sus
perfidas? Pues no fue asi; porque como siempre mi
presencia era para ellos un argumento innegable de
su ruindad, y el mas recto fiscal de su injusto
proceder, por ver ausente de su vista un objeto, que
les era desagradable, y que mudamente les aseaba en
su cara su ingratitud, dispusieron entre los mas
interesados en mis prufusiones (en lo que no tubo
pequeña parte Elisa) mi ausencia, para verse libres
de un testigo de su crueldad: asi lo hicieron, y
aunque injustamente como eran poderosos, me
arrojaron de mi amada Patria, y me tienen desterrado de ella entre estraños, donde
estoy padeciendo los mayores rigores de la fortuna,
aunque todo digno de mis locuras, desde donde
quisiera, que saliesen los ecos de mis quejas, y
llegasen á los oìdos de aquellos, que ofuscados con
el dulce beleño de la lisonja, y nimiamente crédulos
de la exterior amistad, con que se disfrazan tantos
ingratos, desleales, y enemigos de su sosiego,
despertasen de una vez, y abriendo los ojos à la
razon, y recto discurrir, pensáran con cuidado en
alejar de sì los mas ciertos principios de sus
desgracias, y unos Amigos, que solo se manifestarán
tales, mientras les dure la esperanza de
interesarse, y disfrutar à aquellos á quienes
procuran engañar con sus mentidas
expresiones. A este parage han llegado los
Pensamientos de Vmd. y la noticia de que recibe
Cartas; y deseando que me deba el Mundo, y aquellos
mismos que me conocieron, este aviso, se le escribo,
para que si le discurriere digno, le publìque,
elevando con sus reflexiones las humildades de mi
explicacion; pues como mi pluma se mueve à el compas
de mi dolor, se olvida muchas veces de la
instruccion, por acudir compasiva à los suspiros;
¿pero qué mayores ponderaciones, que la sola noticia
de mi desgracia, para que sirva de escarmiento à los
que hoy se hallan en estado de remediar tan tristes
conseqüencias? Tomen exemplo de mì, y aprendan los hombres à mirar por sì, y no fiarse
de tantos enemigos invencibles, por desimulados, que
no piensan en mas, que en crecer, y divertirse à
costa de necios, ignorantes, y presumidos, como son
los que crédulos de sus lisonjas, les dàn en cambio
de ellas su honor, su credito, y su descanso: que
tanto valen en el Mundo las riquezas, que sacrifican
à las sacrìlegas aras del engaño. El Pobre
Abandonado.
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Selbstportrait
Exemplum
Yo, señora mia, soy
un hombre el mas despreciado, que pisa la tierra:
soy pobre, que es la exageracion mas
concisa de todas las infelicidades: si esta odiosa
necesidad, que toléro, hubiera sido mi suerte
desde que la razon con sus luces ahuyentó de mi
entendimiento las sombras de la niñèz, serìa
penosa, y sensible, no lo dudo; pues los males,
aunque la costumbre parece los minora, no dejan de
hacer doloridos efectos en aquellos que oprimen;
pero que despues de haberme visto entre las
abundancias, las delicias, y lo que es mas,
elevado à la adoracion de los Amigos, me mire
ahora confudido entre el Vulgo mas despreciable,
rodeado de necesidades, cercado de penas, y
precipitado à el mayor abandono de todos, es un
estado, que si bien tiene mil exemplares en el
Mundo, no por eso dexa de ser el mas infelíz, mas triste; y mas cruél à que un hombre
de luces se puede vér sujeto; y como à este dolor
se junta el pesar de conocer, que toda esta
desgracia se originó de mis ignorancias,
preocupaciones, y delyrios, llega el tormento à
exercer su martyrio, no solo en lo material del
cuerpo, sino es que sublimado por mis reflexiones
à mas alta esphera, adquiere dominio sobre el
alma, y practíca en ella, con despótica voluntad,
todo el rigor violento de sus iras.
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Selbstportrait
Exemplum
Apenas la Muerte
cruél cortó en la vida de mis padres las riendas
del temor, que contenian mi orgullosa juventud, y
que desvocandome incauto à todas las diversiones à
que se entrega una edad florida, que tiene à su
disposicion los fingidos bienes de la fortuna, me
hice patente à el Mundo, quando me vì rodeado de
Amigos, que lisonjeros, y cuidadosos, parece no
tenian otro interés, que mi gusto, y que todas sus
ideas se dirigian à complacerme, divertirme, y festejarme, siendo continuamente el
objeto de sus alabanzas, y el verbi gratia de sus
admiraciones. Yo ignorante, y presumido, creyendo
firmemente, que todo quanto me decian era verdad,
y que mis agigantados meritos eran acreedores de
aquellos elogios, me envanecì de manera, que
miraba el resto de las gentes como de otra mas
inferior naturaleza, y si no era por la senda de
la sumision, ninguno tenia entrada en mi gracia.
Discurria como condicion precisa de mi riqueza, y
calidad el fausto, los gastos excesivos en
Convites, Saraos, Cazerìas, y otras diversiones,
en las que nunca me ví solo; pues era tanto el
amor de mis Amigos, que jamás me dejaban un punto,
y se desvelaban continuamente en procurarme todas
las ocasiones, que pudieran aumentar
mis gustos. Con esto vivia loco de contento,
viendo que quantos sugetos de merito habia en la
Ciudad, todos procuraban mi amistad, y no
escusaban arbitrio para adquirirla: asi crecía mi
hinchazón, y mis dispendios; pues como entre los
que me trataban habia otros à mí semejantes, el
deseo de no parecer menos, y la indigna emulacion
de aventajarles, y excederles, me constituía en
una obligacion ignorante de no omitir
circunstancia, que desdijese de aquel supuesto
merito, que me habian hecho creer poseía. Entre
los que mas se excedieron en obsequiarme fue
Anfriso, mozo de mi edad, à quien su capacidad, y
empleos le tenian constituído en una brillante
fortuna: llegò tanto à posesionarse
de mi corazon, que yo no daba un paso sin su
consulta, ni él parecía respiraba sin mi licencia:
vivìa gustoso en este peligroso embeleso,
destruyendo mi fortuna à el mismo paso, que mas
procuraba ensalzarla; y para que no le quedase à
mi contento felicidad, que no poseyese, la
continuacion de visitar à Anfriso, me dió lugar
para que viese à Elisa, Dama de las mas hermosas
de la Ciudad, de una condicion no despreciable, y
de una riqueza sobresaliente, que vivía junto à su
casa: vila, y corriendo todas las carabanas à
estos lances forzosas, con ayuda de mi Amigo, y de
todos los demás, pues luego que me descubrieron la
enfermedad amorosa, se brindaron para ser
medianeros, conseguì ser admitido con el honesto pretexto del Matrimonio, sí bien
difiriendo las bodas hasta la venida del Padre de
Elisa, que se hallaba en la America. Celebré mi
suerte, doblé los gastos, y con el nuevo incentivo
de hacerme agradable à los ojos de mi futura
esposa, me excedì tanto en las locuras, que yà
principiaba à conocer alguna falta en mi caudál:
que si bien estaba acompañado de muchas
posesiones, no obstante en los fondos que servian
en mi casa para el gyro de las dependiencias,
faltaba muchas veces para el cumplimiento de las
obligaciones; pero como tenìa Amigos, no bien daba
à entender mis empeños, quando à porfia corrian à
ofrecerme las cantidades, que me eran precisas. No
obstante, no dejaba de notar, que aquellos mismos, que tanto se brindaban, y que eran
los que mas participaban de mis profusiones, à
pocos dias que me suplian algunos reales,
ponderaban urgencias, y suponian escaseces, con lo
que me veìa en la precision de volverles su
dinero; y ellos le recibian con la protesta, de
que si no fuera por unas Letras, que habian
cumplido, no me molestarìan, que otra vez me
servirian por mas tiempo: asi recogian sus
intereses, siendo el alivio que me habian
franqueado poco durable, y tal vez perjudicial;
pues confiado en ellos, emprendìa aún mucho mas de
los que podian mis yà deterioradas fuerzas. En
fin, señora, mis Amigos, mìs locuras, y mi amoroso
empleo, de un dia en otro me guiaron à la
necesidad, de esta à la precision de vender mis principales posesiones; y finalmente
como no dejaba los gastos, antes por el contrario,
quanto menos tenìa, mas gastaba, con el temor de
que se me conociese la escaséz, me vì en un
instante, de resultas del cumplimiento de unas
Letras, precisado à retirarme á un Convento, y
hacer quiebra de mi caudal. Luego que llegò à
noticia de los Amigos mi desgracia, corrieron
presurosos à visitarme, y à ofrecerse con sus
caudales, y haciendas: vino Anfriso, y me prometió
harìa quanto pudiese con su valimiento para la
composicion de mis negocios: escribióme Elisa,
interesandose en mis pesares, y ofreciendo sus
joyas, si eran necesarias para alivio. ¡Qué
contento me hallaba, no obstante mi
fatalidad, à el mirar, que si me faltaba la
hacienda, la tenìa depositada en aquellos, que
tanto se ofrecian, y tan promptos habian ocurrido
à mi socorro! ¡Pero qué engaño padecì, y qué
presto hallé corrido el velo de tanta falsedad à
el impulso de mi misma desgracia! Hicieronse las
qüentas, y en el abance hallaron, que apenas
llegaba con quanto tenìa a un quince por ciento
para pagar à mis acreedores; y como no encontraron
desgracias, ni contratiempos en mis negocios para
haber llegado à aquel estado, no solo me vendieron
quanto tenìa, sino es que me trataron con el mayor
rigor, pues ni aun me permitieron aquellos
muebles, que la cortesìa ha hecho casi obligacion
en semejantes lances, dejandome en
libertad por insolvente, para que saliese del
retiro à ser otro distinto del que habia entrado.
Luego que pusto en libertad principié à recorrer
mis Amigos, (¡ò, qué desgracia!) los hallé tan
otros, que unos se me negaban, otros, que en el
tiempo de mi prosperidad se deshacian en
sumisiones, ahora con seriedad, y ceños se
escusaban con sus diligencias, y huían de mì, como
de un apestado: muchos (no es ponderacion) se
hacian desconocidos, y de estos los que mas me
habian acompañado en la mesa, y en los Saraos, y
como si en toda su vida me hubieran visto, pasaban
por mi lado sin mirarme. ¡Valgame Dios, y qué
nuevo pais fue este para mì! Qué
distintas me parecian las cosas! Todo se me
figuraba tan trocado, que yá no conocia à el
Mundo; pero no era asi, sino que el Mundo me
desconocia. Sufrí estos primeros golpes de mi
desgracia con paciencia; pero donde me llegó à
faltar fue, quando Anfriso, aquel mismo que
parecia que no podia vivir sin mì, me abandonó
descaradamente, y se negó à todos mis alivios. Aún
mas quedaba à mi dolor, Elisa, que tanto gasté en
obsequiarla, y cuyas bodas estaban casi públicas,
me olvidó, y en menos de un mes, como si me
hubiera muerto, se casó con otro, y jamás volvió
la cara para mirarme: ¡ò qué golpe este! y como
fue el cautiverio mas fuerte, que me hizo volver
de mi embeleso, y arrojó de mi
entendimiento las nieblas que tenian ofuscada la
razon: (¡ò, cómo conocì aquì el fingimiento de los
Amigos, los engaños de todos, y el poder que tiene
el oro sobre los corazones!) quando rico, era
galan para las damas, discreto con los Amigos, y
valiente para mis émulos: Pobre, aborrecido por
indigno, abandonado por ignorante, y despreciado
de todos, como cobarde. ¡Quien me diria à mì,
quando rodeado de aduladores, y mentidos
rendimientos, se elevaba mi altanería hasta las
nubes, que habia de precipitarme desgraciadametne
à el abysmo de la infelicidad, sin que en esta
caìda hallase uno de tantos como me acompañaban en
mis disparates, que procurase aliviarme siquiera
de palabra en mis desgracias! ¡O
ceguedad de nuestra pasion propria, que no
obstante que estamos tocando todos los dias estas
infelices conseqüencias, aun no acabamos de
desengañarnos de nuestro amor proprio! Quando
despreciaba mi hacienda, y de nadie necesitaba, no
tenia un instante sin compañia, y sin regalo; y
ahora, que miseramente oprimido de la necesidad
mas vergonzosa, todo me falta, me abandonan, me
dejan en triste soledad, sin mas compañia, que la
memoria de mis pasados delyrios. Muchas veces, que
impensadamente me econtraba con algunos de
aquellos, que en otro tiempo corrian una, ò dos
calles por hablarme, y los miraba con la
serenidad, (mejor lo diré) con la desvergüenza,
que se estrañaban, y la indiferencia
con que reparaban en mi pobreza, me ponia à
considerar, cómo podia haber corazon humano, que
sin correrse de lo idigno de tal accion, se negase
cruelmente à un hombre, que tantas veces llamó su
Amigo, y con quien habia tenido las mayores
estrecheces. Parece imposible esta accion en la
práctica, por lo que repugna à la razon, sociedad,
y buena crianza; pero la lastima es, que la he
visto, y tocado à costa de mi dolor en muchas
ocasiones. Vaya por prueba: Un dia que me sacó de
mi casa la pena de no haber comido el antecedente,
y que en el presente tenia las mismas tristes
esperanzas, el pecho reventando de dolor, y los
ojos ansiosos por explicarle en lágrimas, paseé distintas calles, tan ageno de
encontrar amparo à mi necesidad, que aun la misma
diligencia, por aliviarla, era el mayor torcedor
de mi fatiga, quando divertido en mi sentimiento,
caminaba sin levantar los ojos del suelo, me
encontré improvisamente con Anfriso, con aquel que
habia sido la mitad de mi alma, y à quien habia
escuchado las mayores expresiones de amistad:
paréme turbado en su presencia, y renovandose con
su vista todos mis desastres, notando el pomposo
fausto que llevaba, y la despreciable figura de mi
traje, no pude contenerme, y en abundantes
lágrimas le hice la mas exacta relacion de mis
congojas; ¡pero quien lo meyera! aquel corazon mas endurecido, que el de una piedra,
sin moverle à compasion mi desnudéz, ni mi llanto,
me díxo: Señor mio, yá se acabó la vanidad, Vmd.
olvide la sobervia, y busque donde trabajar, ó
servir; que otros tan buenos como él lo hacen: si
gastò su caudal por ser loco, aguante, y tenga
paciencia, que yo, por no verme de esa manera,
guardo lo que tengo: y dejandome sin mas consuelo,
se apartò sin volver la cara para mirarme.
Zitat/Motto
Quem tibi divitia
peperere, est falsus amicus:
Argentum, non te, diligit ille tuum.
de afectos, y lisonjas festejado,
de oblaciones, y ofertas divertido:
piensa, que es un engaño disfrazado,
mira, que es un obsequio fementido,
pues quanto te produzca la abundancia,
será traycion, mentira, è inconstancia. No à tí por tí te buscarà el Amigo, no à tí por tí te premiarà la hermosa;
aunque mas te acompañe, es tu enemigo,
aunque mas te idolatre, es engañosa:
todos juntos (no estrañes lo que digo)
burlarán tu ignorancia generosa;
pues quantas te tributen sumisiones,
no son à tí, que son à tus Doblones.
Argentum, non te, diligit ille tuum.
Mich. Verin. pag. 33.
OCTAVAS. Quando entre las riquezas elevado, de todos te mirases asistido,de afectos, y lisonjas festejado,
de oblaciones, y ofertas divertido:
piensa, que es un engaño disfrazado,
mira, que es un obsequio fementido,
pues quanto te produzca la abundancia,
será traycion, mentira, è inconstancia. No à tí por tí te buscarà el Amigo, no à tí por tí te premiarà la hermosa;
aunque mas te acompañe, es tu enemigo,
aunque mas te idolatre, es engañosa:
todos juntos (no estrañes lo que digo)
burlarán tu ignorancia generosa;
pues quantas te tributen sumisiones,
no son à tí, que son à tus Doblones.