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Cita bibliográfica: Anonym (García de Cañuelo, Luis; Pereira, Luis Marcelino) (Ed.): "Discurso CLXV", en: El Censor, Vol.8\165 (1787), pp. 629-660, editado en: Ertler, Klaus-Dieter / Hobisch, Elisabeth (Ed.): Los "Spectators" en el contexto internacional. Edición digital, Graz 2011- . hdl.handle.net/11471/513.20.577 [consultado el: ].


[629] Nivel 1►

Discurso CLXV

Cita/Lema► Quid, si nunquam adeo foedis, adeoque pudendis
Utimur exemplis, ut non pejora supersint?

Juv. Satir. VII. v. 183.

¿Y qué, si nunca usamos de tan torpes
Feos exemplos, y tan vergonzosos
Que no nos queden otros aun peores? ◀Cita/Lema

Nivel 2► Metatextualidad► Voy á cumplir lo que ofrecí en la conclusion del Discurso último; pero ruego á mis Lectores tengan muy presente esta conclusion, ó vuelvan á leerla para que no me atribuyan intenciones, de que estoy muy ageno. [630] Ademas de lo que allí dixe, mueve á publicar este papel el ser, cierto, un modelo de eloquencia. Basten para acreditarlo algunas expresiones que van de bastardilla por su singular belleza y exâctitud. Ya se sabe que este es un mérito esencialísimo en una obra de su género. Por lo demas el que me hizo este regalo desde Oran, como ya lo he dicho, es autor de las notas que van al pie, y no sabe si el de la Obra principal es Africano ó Europeo, bien que por su modo de pensar y de explicarse parece ser lo primero. Si me enviare la segunda parte segun me lo tiene ofrecido, y fuese de tanto mérito como esta puede el Público contar con ella. ◀Metatextualidad

[631] Nivel 3►

ORACION APOLOGETICA
POR EL AFRICA Y SU MÉRITO LITERARIO

Metatextualidad►

ADVERTENCIA AL LECTOR

La costumbre ha introducido en Europa que las Obras se escriban ya sin citas; y se atribuye una especie de pedantismo al que usa de ellas. Ello es verdad que casi todos los grandes hombres han sido grandes citadores, como se ve en Platon, Aristóteles, Ciceron, Séneca, Lungino, Epicteto y otros infinitos. Sin embargo quiero seguir esta costumbre de los Europeos: y por lo mismo para no pasar por plagiario tengo por preciso advertir aquí que todo el fondo de esta Oracion está tomado del tratado de Cornelio Agrippa De vanitate scientiarum, del elogio de la locura de Erasmo, y del famoso Discurso de Juan Jacobo Rousseau que premió la Academia de Dijon. ◀Metatextualidad

[632] Nivel 4►

POR EL ÁFRICA
Y SU MÉRITO LITERARIO

ORACION APOLOGETICA

PRIMERA PARTE

La gloria científica de una nacion no se debe medir por sus adelantamientos en las cosas superfluas ó perjudiciales. Igual la República de las letras á la civil en los fundamentos de su verdadera perfeccion y felicidad, debiera solo adoptar como meritorios y estimables los establecimientos ó sistemas que le son utiles: y pensando con madura y pausada meditacion el fin á que estan destinadas las ciencias y las artes, los aditamentos que necesitan para su uso, que beneficios pueden sacar de ellas los hombres, y de que modo han de tratarse pasa que ocasionen la utilidad á que se dirigen; [633] desnudándolas de aquella pomposa superfluidad con que se ofrecen hoy mas al deleyte que al beneficio de la vida, reducirlas á los sucintos círculos del provecho y de la virtud, sin aplicar una injusta estimacion a los vanos entendimientos, que por capricho ó por ambicion los rompen, ó atropellan . . . . . No es saber el saber opiniones, ó el inventar sueños abstractos para sujetar á un capricho las leyes de ambas naturalezas fisica y espiritual, en lugar de observar las de una y otra en sus efectos, segun los designios del Omnipotente . . . . . En la antiguedad nadie tuvo por barbaros á los Lacedemonios, aunque carecian de Academos, de Estoas, y Peripatos. Su ciencia era el exercicio de la virtud: su saber la obediencia á las leyes, su gloria pensar y obrar bien1  . . . . . 

Casi toda la Europa está hoy hirviendo en una especie de furor, por [634] querer cada nacion levantar y engrandecer su mérito literario sobre las demas que se le disputan . . . . . Pero en verdad ¿se ha determinado hasta ahora á punto fixo en que consiste el verdadero mérito literario? ¿Será la literatura de una nacion superior á la de otra, porque en aquella abunde mas que en esta el número de los sistemas vanos, de los sofismas, y de las opiniones inaveriguables: Ni la inmensidad de las bibliótecas que puede presentar cada nacion es un argumento irreplicable2 de su superioridad literaria . . . . . 

Infelizmente hemos nacido en una edad, que dándose así misma el magnífico título de filosófica, apénas conoce la rectitud en los modos de pensar y juzgar . . . . . En cada libro hallamos un oráculo: en cada escritor un censor [635] inexôrable de los hombres, de las opiniones, de las costumbres, de las naciones, de los catados, del Universo.Tal es lo que hoy se llama Filosofía; imperios, leyes, estatutos, religiones, ritos, dogmas, doctrinas, usos, estilos, que la dignidad ó la santidad ofrecen como venerables, y como destinados al exercicio ó á la consagracion son atropellados iniquamente en las sofisticas declamaciones de una turba, á quien con descrédito de lo respetable del nombre se aplica el de Filósofos, y se debiera en el mismo sentido con que á los charlatanes dio Pitágoras en otro tiempo el de Sofistas . . . . . No hay gobierno sabio, si ellos no le establecen; política útil, si ellos no la dictan; república feliz, si ellos no la dirigen, religion santa y verdadera, si ellos, que son los maestros de la vanidad, no la fundan y determinan. Ellos, á quienes nosotros desde el asilo de la razon los vemos perdidos y como vagantes en una region obscura y tenebrosa palpando som-[636]bras y tropezando entre las tinieblas son con todo eso, si los creemos, los dispensadores de la luz; espíritus intrépidos, nacidos para el desengaño de los mortales, para el esparcimiento de la verdad . . . . . Dignos, cierto, de ser compadecidos, si limitándose al solo y gracioso ministerio de delirar, no juntasen la malignidad al delirio, y á la ignorancia las atrevidas artes de la impostura.

No se crea declamacion ó sátira de Africano ardiente y acalorado, segun el estilo vulgar “contra los Europeos,, esta que no es sino una demostracion del origen de las calumnias con que nos denigran ¿Qué “region„ hay hoy . . . . . sobre cuyo saber “se hable en Europa con mas desprecio,” y se falte mas á la razon, á la verdad, á la justicia, al decoro? . . . . . 

Africa ha sido docta en todas edades. ¿Y qué, habrá dexado de serlo en alguna porque con los nombres de sus naturales no puede aumentarse el catálogo de los celebres soña-[637]dores? No hemos tenido en los efectos un Cartesio, no un Newton: démoslo de barato, pero hemos tenido justísimos legisladores, y excelentes filósofos prácticos, que han preferido el inefable gusto de trabajar en beneficio de la humanidad3 á la ociosa ocupacion de edificar mundos imaginarios en la soledad y silencio de un gabinete. No ha salido de nuestra península el Optimismo, no la Harmonía prestablecida, no la ciega é invencible Fatalidad, “no la Ciencia media, no el Probabilismo, no el Quietismo,” no ninguno de aquellos ruidosos sistemas ya morales, ya metafisicos con que ingenios mas audaces [638] que sólidos han querido convertir en sofistas, porque ellos lo son, á todos los hombres, y trocar en otro el semblante del Universo; pero han salido varones de un juicio suficiente para conocer y destruir la vanidad de las opiniones arbitrarias4 , subministrando en su lugar á las gentes las doctrinas útiles5 , y señalando las sendas rectas del saber segun las necesidades de la flaca y debil mortalidad . . . . . 

La Lógica no es entre nosotros un cúmulo de observaciones vulgares6 entretegidas con retazos de todas las artes7 , y por esto gritan [639] que la ignoramos. No entendemos por Física el arte de sujetar la naturaleza al capricho8 , en vez del raciocinio á la naturaleza9 , y por eso claman que no la conocemos. Razonamos, 10 no fingimos en la Meta-[640]fisica, y califican por11 ignorancia lo que es con propiedad no dar entrada al error. La Moral, la divina ciencia del hombre, la doctrina de su órden, de su fin, de su felicidad, la que une á la mas noble de las criaturas con su próvido y liberal Criador, no ha sido entre nosotros todavía contaminada con aquellas legislaciones absurdas que hacen al hombre ó brutal, ó impio, ó ridículo12 , y atribuyen á barbarie la prudencia de no querer hacernos bestiales, impios ó ridícu-[641]los13 . En vano proponemos los nombres de nuestros grandes Teólogos; la ciencia de la religion no es de este siglo, y precisamente han de pasar por bárbaras aquellas naciones en que se ha consumido mas tiempo, mas atencion y mas papel en hablar de Dios, y de sus inefables fines14 . Hemos tenido grandes Juristas, sapientísimos Legisladores, eminentes intérpretes de la razon civil15 , pero [642] entre ellos ninguno ha escrito el espíritu de las leyes en epígramas, ni ha destruido en las penas el apoyo de la seguridad publica16 , ni se ha resuelto á perder el tiempo y el trabajo en fundar repúblicas impracticables17 ; se han contentado con mejorar18 los establecimientos de aque-[643]lla en que vivian: consiguientemente todos deben pasar por bárbaros y rudos. Nuestros Médicos, curando19 sin el mecanismo, sin la fibra motriz, sin aquellas suposiciones vanas que adivinan, no deducen20 las ocasiones y [644] causas de las dolencias, y ateniéndose solo á la experiencia21 y observacion, ¿cómo han de satisfacer la severidad infalible de nuestros jueces: Ni segun son sus juicios se debe esperar mayor benignidad en las artes. Nuestra lengua no permite versos en prosa, ni nuestros Poetas saben helarlos22 con una afectacion [645] filosófica, fria é insípida, incompatible con las agitaciones del ímpetu divino23 : y ved aquí que, con nuevo é inaudito modo de juzgar, no son buenos nuestros Poetas porque lo son realmente. Llamarán desaliño en nuestros historiadores á lo que es sencilla y escrupulosa atencion á la verdad24 . Hinchazon apellidan la magestuosa sonoridad de nuestro idioma . . . . . ¿Para qué me canso? Dan nombre de ignorancia á la juiciosa precaucion de no acomodarnos á las ideas poco justas que ellos tienen del saber: y porque en nuestra Península se hace poco aprecio de la [646] arrogante ostentacion, y se desestima la peligrosa libertad de escudriñar los arcanos del Hacedor25 mas de lo que es debido, y de hablar de todo insolentemente, debemos sin remision sufrir la nota de poco cultos.

Y he aquí uno de los principales fundamentos, en que apoyan sus acu-[647]saciones . . . . . En África no se piensa . . . . . ¿Pero qué es lo que no se piensa en Africa, sofistas malignos, ignorantes de los mismos principios de la Filosofia que tanto os jactais profesar? Es verdad: los Africanos no pensamos en muchas cosas; pero señaladlas, nombradlas específicamente, y daréis con ellas un exemplo de nuestra solidez y vuestra ligereza. No se piensa en África: así es: no se piensa en derribar las aras que la humana necesidad . . . . . ha levantado al Arbitro del Universo: no se piensa en conturbar el sosiego de la paz pública, combatiendo con sofismas indecorosos las creencias en cuya esperanza y verdad sobrellevan los hombres las miserias de esta calamitosa vida: no se piensa en arrancar del corazon humano los naturales sentimientos de la virtud, ni en apagar las secretas acusaciones que despedazan26 el interior de los delinqüent-[648]tes: no se piensa en elogiar las culpables inclinaciones de que ya por sí se dexa llevar voluntariamente la fragilidad de nuestra naturaleza. En nada de esto se piensa en África27 ; [649] ni los que la habitan tienen por ocupacion digna de sus reflexîones investigar defensivos al vicio, á la impiedad, y á la sedicion28  . . . . . 

La curiosidad humana, saliendo con lentitud al principio de las prisiones de la rudeza, estimulada por la necesidad, despues que socorrió las congojas de ésta, y proveyó al hombre de los auxîlios que necesitaba para su cómoda conservacion, partió rápidamente á introducirse en los países de la conjetura, y yendo en busca de la verdad, extraviada siguió solo las sombras y imágenes de ella . . . . . De entre los horrores de la discordia salió la soberanía fundando las Re- [650] públicas29 y los Imperios, que afirmados en los cimientos de la legislacion, establecieron aquella seguridad que hoy gozamos, debida ménos á nuestra voluntad, que al cuidado de la Providencia . . . . . Nació mucho despues la Filosofía, y con ella el arrogante desprecio de quanto habian pensado y establecido los que no se anticipáron a aplicarse el misterioso título de Filósofos. En el instante, sin consideracion á las relacionas siempre alterables, que hay entre los Estados, y á lo instable y vario de los aspectos que cada uno de ellos suele tomar de siglo en siglo, se viéron nacer sistemas, no dela correccion, sino del trastorno de [651] la comunidad, nivelando las legislaciones con la cuerda30 uniforme de unos principios fixos31 , como si fuese posible que los hombres durasen siempre en unas mismas costumbres y pensamientos. Su32 ambicion de enseñar, disfrazada con mascara de zelo, no les permitia ver que la [652] política no es el arte de fundar Repúblicas, negocio que ha estado en todos tiempos al cargo de la violencia, de la rebelion ó de la casualidad, sino la prudencia en introducir y mantener la felicidad en el Estado, deduciéndola de su misma constitucion, y afirmándola en sus principios fundamentales33 . Grave Platon, sutil Aristóteles, y tú no se si [653] digno de acompañarte con ellos, fastidiosamente ponderado Montesqieu, ¿á qué Estados de los que hoy existen podran aplicarse, nuestras meditaciones, de tal suerte que perpetuamente produzcan el bien á que decis que las encaminais34 ? . . . . . 

Esta es la política de los Filósofos, de aquellos varones graves con cuya posesion se ilustran y glorian las naciones que se llaman sabias. Y por ventura ¿es otro su método en los [654] demas ramos de la sabiduría? Ellos han querido introducir otras tantas religiones, quantas son sus sectas . . . . . Se burlan de los cultos establecidos, porque ven no sé qué sombras de inverisimilitud en las revelaciones; y haciéndose nuevos apóstoles de dogmas repugnantes y contradictorios, llaman hallazgos de la razon á los que son extravíos de ella35  . . . . . ¿Y deberá África sonrojarse por carecer de este linage de ciencia?

¡Pero, oh, que no poseemos grandes Filósofos naturales! . . . . . ¡Que nos vemos forzados á sellar el labio y baxar los ojos quando nos echan en cara nuestro descuido en este gallardo ramo de la Filosofía, con tanta utilidad cultivado en toda la Europa! ¿Con tanta utilidad? No nos deslum-[655]bremos . . . . . La ciencia humana en la mayor parte no es mas que una tienda de apariencias, donde la espléndida exterioridad de los géneros engaña a la vista, y da visos de gran valor á unas materias fútiles en sí y caducas . . . . . ¿Qué saben todavía los Filósolos del íntimo artificio36 de la naturaleza despues de veinte y quatro siglos de observaciones? . . . . . En los seres que [656] componen el mundo visible jamas alcanzarémos mas que lo que en ellos se pueda numerar y medir . . . . . Reduzcanse á cuerpo las que son realmente verdades en la Física , y vea la vanidad de algunas naciones si tiene motivo justo para . . . . . tratar de ignorante á África porque no se ha inclinado á ignorar con ostentacion. No crea precipidadamente ninguno de mis Africanos que en su Península, aunque no tan rica en depósitos de experimentos, se sabe ménos Física que en Europa. No se dexe deslumbrar con los ásperos cálculos é intrincadas demostraciones geométricas, conque, astuto el entendimiento, disimula el engaño con los disfraces de la verdad. El uso de las Matemáticas es la Alquimia en la Física, que da apariencias de oro a lo que no lo es37 . [657] Tambien acá sabemos el arte de forzar los elementos á que obren38 , y juntar el cálculo á la observacion39 . Tambien sabe Africa desmenuzar los cuerpos, examinar sus partes40 medir sus periodos41 , y seguir el callado curso de la naturaleza en el admirable artificio de sus efectos y transmutaciones42 . Pero no por eso cree [658] que tu ciencia física pase mucho mas allá de la superficie de las cosas . . . . . Sabe Física la nacion que sabe las verdades de ella: y la justa sobriedad en abstenerse de lo inaveriguable, ser solo delito entre los que llamen ciencia á la conjetura, y estimen la profusion hasta en el desperdicio del entendimiento43 .

Me atrevo á afirmarlo sin recelar la vergonzosa contingencia de desdecirme.La maligna ignorancia de “los Europeos”, que creen que na-[659]da debe Europa á los Africanos, no hallará en verdad que les es deudora de mundos imaginarios ni de invenciones emiferas, que destruye el futuro dia, durando solo sus memorias para testimonio y escarmiento de la ambiciosa curiosidad del hombre. Pera puestos en la balanza de la razon los descubrimientos, si se deben estimar mas los mas provechosos, Africa . . . . . no cede á ningun “pais” el valor de los [660] suyos y en algunos muy importantes tiene indubitablemente la preferencia. Esto es lo que voy á demostrar circunstanciadamente en el restante discurso de esta apología . . . . .  ◀Nivel 4 ◀Nivel 3 ◀Nivel 2 ◀Nivel 1

1Así lo ha demostrado Feijoo en el tomo IV. de sus Cartas. Carta 18. n. 9. y. 10.

2No porque haya faltado Don Vicente García de la Huerta dexa de haber quien cuíde de enriquecer nuestra lengua con voces luengas y sonoras.

3Claro está que Descartes y Newton nada han trabajado en beneficio de la humanidad, como ni tampoco Bossuet, Penelon, Pascal, Mabillon, Pope, Adisson, Steele, Du…., Pluche, los Cassmis, los Berneullis, Hospital, Franklin, Nollet, Prietsley, y otros soñadores como estos, que nada han hecho sino fabricar mundos imaginarios, segun es notorio en toda Africa.

4Es esta una gloria, que Europa, si es exceptua una pequeña parte de ella, no puede disputar á Africa. La arbitrariedad de opiniones es allí casi enteramene desconocida.

5Es lástima que el Autor no nos haya declarado si á ellas ó a ellos.

6Tales como las que se contienen en las Lógicas de Puerto Real, Condillac, Watts, &c.

7¿A qué fin estos exemplos que dan [639] en usarse ahora en los tratados de Lógica Europeos, tomados de las artes y ciencias y de las ocurrencias comunes de la vida? En la Lógica todo debe ser Lógica, y no se debe hablar sino de cosas á ella pertenencientes, como son el Ente de razon, Blictiri &c.

8Como lo han hecho entre otros los ya citados Newton, Franklin, Duhamel, du Monceau, Nollet, Prietsley &c.

9¡Locucion hermosísima y exâctísima! Otro ménos eloqüente diria: en vez de conformar el raciocinio a la naturaleza. Ahora no se puede negar que el Autor se dexa a veces llevar demasiadamente de su pasion al Africa; porque esto también lo han hecho algunos Europeos, como son Losada, Gonzalez, Palanco, los Salmanticenses, Conimbricenses &c.

10Tambien esto lo hacen algunos Europeos, quando tratan del acto puro y impuro, formal y essendi: primero y segundo, [641] subsistente y no subsistente &c: de la potencia objectiva y obediencial, del ente real y de razon: si aquel es unívoco ó análogo á sus inferiores: del alma separada, de su facultad de mover los cuerpos: de la distinction de los grados metafisicos: del concurso simultáneo; premocion fisica &c. La verdad debe ser en todas cosas lo primero.

11¡Quanto mas bien dicho está esto, que si dixera de ignorancia, como quiere la Academia Española!

12Verbigracia las que se leen en el Télemaco, en el Poema de la Religion, en el Anti-Lucrecio, en Pascal, Nicole &c.

13Dexando de creer en los Talismanes, abluciones &c.

14En efecto ninguna parte del mundo puede en esto disputar al Africa la palma. En ninguna se ha gastado tanto tiempo ni papel en hablar de Dios. Véase si no la Historia de la Literatura del Abate Andrés tom. i. c. 8. ácia el fin; para no citar otras obras menos comunes, y de menos fácil manejo.

15Con toda la sutileza de algunos Intérpretes Europeos, con toda su destreza en suscitar qüestiones sobre todas las leyes, y hacer problemáticas sus deciciones, no tienen ciertamente que envidiarles en esta parte los Africanos. Y su número es tan grande, que se [642] puede decir quanto á la Jurisprudencia lo que queda dicho quanto á la Teología. Véase la obra citada.

16Como acaba de hacerlo el gran Duque de Toscana

17Esto es: que no se quieren practicar ó reducer á práctica.

18He aquí otra cosa en que tampoco algunos Europeos fuéron en zaga á los Africanos. Baste para acreditirlo un exemplo entre mil. La vinculacion es sin duda uno de los establecimientos mas útiles que pudiéron imaginarse: y causa admiracion que uno de nuestros mas sabios Políticos (Forner Apendic. I. á la Orac. Apolog. Pag. 226). ponga entre las causas de la despoblacion y decadencia de España las fundaciones de mayorazgos. Pues ahora: ¡quánto no han mejorado este establecimiento nuestros Jurisconsultos! Ellos han de-[643]clarado favorable la causa de los mayorazgos; ellos les han dado la preferencia sobre toda suerte de acrredores quanto á los desperfectos: ellos los han exîmido de restituir los perfectos y aun de compensarlos con aquellos: ellos á fin de dilator lo posible la facultad de agregar, han hallado modo para que un padre de familias pueda á despecho de la ley disponer de dos, tres ó mas tercios de su herencia. En fin ellos han puesto las cosas de modo, que no creo tarde un siglo en ser útil toda nuestra legislacion sobre testamentos y intestatos. ¿Qué hay mas que pedirles? ¿ni qué mas se puede hacer en Africa?

19Esto es: recetando y matando los enfermos en forma médica y con todas las solemnidades requeridas.

20Estas suposciones dotadas de la facultad de adivinar, ó agoreras son una cosa bien extraña ¿Por qué medios la exercerín? ¿Por la suerte? ¿Por el vuelo de las aves? ¿Por las entrañas de los animales?

21Algunos de nuestros Europeos quieren decir que esta palabra es muy equívoca: que hay experiencias bien y mal hechas: que estas últimas nada prueban, y que las primeras son rarísimas. Pero todo esto es visiblemente un desatino: y la experiencia es siempre la madre de la ciencia. Por dos ó tres veces ha tenido mal efecto el sangrar ó purgar en cierto dia de la Luna. ¿Qué mas se necesita para concluir que por ningun caso se han de administrar estos remedios en semejante dia?

22El artificio de este pasage es verdaderamente admirable y me parece que no tendrá exemplo. Ni segun son sus juicios Se debe esperar mayor
Benignidad en las artes
Nuestra lengua no permite
Versos en prosa, ni nuestro
Poetas saben helarlos . . . . . 

23Este ímpetu divino, que consiste sin duda en las metáforas atrevidas, en las alegorías desmesuradas, y en los hypérboles excesivos, en ninguna parte se vio mas que en Africa.

24Ya se sabe que el aliño y la verdad son imcompatibles.

25En efecto no se ha pretendido jamas en Africa exâminar si Dios está actual y positivamente presente en los espacios imaginarios? ¿Qué son ó en qué consisten esencialmente las procesiones divinas? ¿Quál es su principio quo? ¿Si entre la relacion divina y la esencia divina hay alguna distincion actual ántes de la operacion del entendimiento? ¿Si la predestinacion es parte objetiva ó subjectiva de la divina providencia? ¿Si por qualquiera otro pecado que hubiese cometido Adan, con tal que fuese el primero, transmitiria á sus descendientes la culpa original? ¿Si los Bienaventurados son impecables ab intrínseco, o solo ab extrínseco? Si los dotes de las almas bienaventuradas son hábitos ú operaciones? ¿En qué consiste la auréola de los bienaventurados? ¿Si la bienaventuranza eterna lo es ab intrínseco, ó ab extrínseco? &c. &c 8c.

26He aquí una mezcla excelentísima [648] tres metáforas. Paréceseme esto á la eloqüencia de cierto Orador, que comparó su héroe á un rayo, á un leon y al Océano. El rayo salia fuera de sus márgenes: el leon descendia por entre las nubes; y el Océano rugia en los desiertos de la ardiente Libia.

27El autor se contenta con decirnos en que no se piensa en África: y no se detiene manifestantes, si se piensa en algo. Hace muy bien: ¿No es mejor no pensar nada, que pensar mal algunas veces? En África, es verdad, no se piensa en las cosas que aquí se mencionan, ni en otra ninguna; pero ¿en qué se ha pensado y piensa en Europa fuera de ellas? Es á saber en conocer á fondo el espíritu de la religion, y separar lo que hay en ella de Dios y lo que pusieron los hombres: en defender su verdad contra sus enemigos: en purificar lá moral y hacer conocer su hombre sus deberes: en los medios de hacer felices los pueblos; en apurar los primeros principios de las ciencias y artes, y extender sus límites, y en otras bagatelas como estas. ¡Quánto mejor es, vuelo á decirlo, no pensar en nada!

28Nadie en África ha pensado en justificar los duelos, la mentira, la calumnia, el perjuro, la alcahuetería, ni en defender que la polucion y la sodomía no son opuestas á la ley natural. Nadie ha intentado exîmirnos de la obligacion de amar á Dios. Nadie ha pretendido autorizar el regicidio, ni hacer lícito el contrabando &c. &c. &c.

29Este pasage ofrece una buena prueba del imitado alcance de todos estos soñadores Europeos. Ninguno ha podido concebir soberanía sin república. No obstante véase aquí como mi Señor Doña Soberana precedió á las repúblicas, pues fué su fundadora. Nuestro Autor lo dice, y es preciso que así sea.

30Nivel de cuerda: nuevo instrumento matemático.

31Estos soñadores pretenden establecer unos principios fixos de la legislacion, deducidos de la naturaleza del hombre, y solo admiten variedad en su aplicacion, segun la diversa constitucion, índole y circunstancia de cada pueblo: de manera que los tales principios, siendo unos mismos en todos tiempos y paises, produzcan diversas reglas, diversas legislaciones en diversas hipotesis.¿Verase mayor disparate? Lo mismo que si se dixera que la ley natural siendo una […] é inmudable, puede imponer diversísimas obligaciones, segun las diversas situaciones en que se halle cada hombre: ó que los principios de la música, siendo siempre unos, pueden producir una infinidad de composiciones diversas.

32Este su recae sin duda sobre los sis-[652]temas que se viéron nacer en el instante. Válgate Dios por sistemas, y qué ambiciosos que son.

33Quando tenga lugar he de escribir una Disertacion, para la qual me servirá de texto este pasage. En ella probaré dos cosas: La primera, que el fastidiosamente ponderado Montesquieu y demas Políticos europeos de su calaña no han tenido por objeto averiguar los medios de introducer la felicidad en los Estados que hallaron establecidos, sino fundar otros nuevos, pasando a cuchillo á todos los individuos de los antiguos, ó á lo menos convirtiendo en monarquias las que eran repúblicas, y al contrario. La segunda: que aun quando la constitucion de un Estado sea viciosa en algun punto (como no puede dexar de serlo algunas veces, supues-[653]to que es efecto de la violencia ó de la casualidad) no es lícito á la política corregirla, ni alterar ninguna de sus leyes fundamentales, sino que de ellas ha de deducir la felicidad pública por mas contrarias y repugnantes que sean a esta misma felicidad, y que por consiguiente han sido absurdas y muy mal hechas las alteraciones, que los Reyes de España han hecho en varios siglos y aun en el presente en el órden de la sucesion, y algunas otras leyes fundamentales.

34Claro está que á ninguno: porque en ninguno dexa de haber hombres poderosos que se interesan en el desórden, y hombres ignorantes que no le conocen.

35Fenelon, Bossuet, Pascal, Malebranche, Pope, Adisson y otros como estos no se han hecho apóstoles de nuevos dogmas. Pero tampoco merecen el nombre de Filósofos, ni con su posesion se glorian las naciones que se llaman sabias.

36Y no sabiendo esto ¿de qué sirve todo lo demás? Si no comprehendo la esencia de la gravedad ¿de qué me servirá saber que tantas pulgadas cúbicas de agua ó de ayre pesan tantas ó tantas onzas? Quando mas para hacer algun barometro, con que pueda medir la altura de una montaña, ó saber con alguna anticipacion las variaciones del tiempo: para hacer alguna bomba, con que pueda fecundar un terreno secano, y para algun centenar de cosas parecidas á éstas. Si no penetro la causa por qué giran los astros ¿qué me imperta saber en qué periodos y con qué leyes giran? Quando mas para determinar la situacion de algun lugar, y evitar por este medio alguna docena de naufragios al cabo del año. ¡En merces studiorum aequa!

37Parecerá ésta una paradoxa á los Europeos, que muy por el contrario piensan que el uso de las Matemáticas es la piedra de toque en la Física, que hace distinguir el oro verdadero [657] del que no lo es. Pero quando lo dice nuestro Autor, que será sin duda un Matemático profundo á la Africana, él sabrá por qué: y sabrá tambien cómo se compone esto con lo que dexa dicho que en los seres que componen el mundo visible jamas alcanzarémos, sino lo que se pueda numerar y medir.

38En África se fuerza al fuego y al agua á que ablanden las carnes que se comen.

39Sábese tambien quando entra la Luna, quando es el Plenilunio y otras cosas á este modo.

40Los Africanos saben moler el trigo, y separar el salvado de la harina.

41Saben también quanto tarda en crecer el trigo, quando vienen los dátiles, &c.

42Observan en fin los Africanos como de [658] un menudo grano saca la naturaleza un debil vástago, del qual viene á formarse un robusto tronco, que se divide en muchas ramas: y como éstas se cubren á cierto tiempo de hojas y de flores, de cuyo seno salen las sabrosas frutas, que envuelven otros granos, con los quales se vuelve á hacer igual transmutacion. Digase ahora que no saben las verdades de la Física.

43De todo lo dicho se infiere claramente que el Africa nada, nada tiene que envidiar á Europa, y que los Africanos deben contentarse con lo que saben, sin tomarse fatiga, para [659] saber otra cosa ninguna. Ellos nada ignoran en la Lógica, sino algunas observaciones vulgares entretexidas con retazos de […] artes. Ellos saben las verdades de la Física, y en este gallardo ramo de Filosofía no sujetan la naturaleza […]pricho, como los Europeos. Ellos razonan y no fingen en la Metafísica, como los Europeos. Su moral no ha sido contaminada con legislaciones absurdas, como la de los Europeos. Consumiéron mas tiempo, mas atencion y mas papel en hablar de Dios, que los Europeos. Han tenido grandes Juristas que han mejorado sus establecimientos, y no han destruido el apoyo de la seguridad pública, como los Europeos. Sus [660] Medicos curan sin las suposiciones vanas que adivinan de los Europeos. Sus Poetas son agitados de un ímpetu divino y no saben helar sus versos, como los Europeos. ¿Qué mas tienen que desear?