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Sugestão de citação: Anonym (García de Cañuelo, Luis; Pereira, Luis Marcelino) (Ed.): "Discurso LXXVII", em: El Censor, Vol.4\077 (1785), S. sic-182, etidado em: Ertler, Klaus-Dieter (Ed.): Os "Spectators" no contexto internacional. Edição Digital, Graz 2011- . hdl.handle.net/11471/513.20.379 [consultado em: ].


[167] Nível 1►

Discurso LXXVII

Citação/Divisa► Persona tragica cerebrum non habet.

Phaed. 1. VIII. 2.

La apariencia de hombre no es un hombre. ◀Citação/Divisa

Nível 2► Es constante que no tenemos certeza metafisica de la exîstencia de los cuerpos. Todas las pruebas, todos los argumentos de que exîsten, son de su naturaleza falibles, ó capaces de engañarnos: aunque efectivamente no nos engañen.

Nível 3► Ni la cosa á la verdad puede ser de otra manera. Porque si la exîstencia de los cuerpos no es necesaria; si [168] es contingente; es decir, si por mas que exîstan, y aunque hayan exîstido, y deban exîstir eternamente, siempre de suyo tienen la capacidad de no exîstir; siempre es concevible un tiempo en el qual no exîstan ¿cómo podría yo conocerlo así, sino conociendo que tal vez no exîsten ahora? ¿Y dónde ó por quál otro medio puedo yo conocer que quizá no exîsten ahora, sino en la falibilidad de los argumentos que me demuestran su exîstencia? Efectivamente la razon y la experiencia me enseñan, que las sensaciones que en mí hacen los cuerpos; y que son los unicos argumentos que me prueban su exîstencia, pueden ser efectos de otra causa, y por consiguente que es una cosa posible que no exîstan tales cuerpos.

Solo hay un sér contingente, ó que de suyo puede no exîstir, cuya exîstencia me es conocida por un argumento infalible. Este sér soy yo mismo. Todas las veces que pienso, estoy [169] infaliblemente cierto de que exîsto. Pero esto no es sino porque mi pensamiento contiene en sí mi exîstencia. Mas bien que argumento prueba ó efecto de ella, es ella misma; pues que yo y mi pensamiento no somos sino un sér mismo. De este modo la percibo qual ella es; la percibo contingente, porque veo bien al mismo tiempo, que no está en mi poder conservarla ó prolongarla: que es lo mismo que criarla ó hacerla en cada momento, supuesto que mi exîstencia ó mi sér presente no es el que fue, ni el que será. Yo fui, yo seré; pero yo no soy antes, ni soy luego, sino ahora solamente.

¿Mas podemos formar idea de cómo podriamos percibir otra exîstencia que la nuestra propia, en ella misma? ¿Podemos formarla tampoco de otro medio de percibir la exîstencia que no es nuestra, que por los efectos que hacen en nosotros los demás seres? No sin duda. Y por lo tanto no podemos [170] formar idea de otros medios de conocer la contingencia ó la necesidad de las cosas, que por la posibilidad ó imposibilidad de que estos efectos lo sean de otras causas: es decir, por la falibilidad, ó infalibilidad de los argumentos que nos prueban una verdad.

De aqui es, que como solo hay un sér necesario, no contigente, sin el poder ó capacidad de dexar de exîstir en ningun punto imaginable de tiempo ó de eternidad; asi solo hay un sér cuya exîstencia me es manifiesta por pruebas ó argumentos infalibles, ó que conozco, no solo que no me engañan, sino que son incapaces de engañarme.

Yo pienso; luego me es infaliblemente cierto que exîsto. Porque sino exîstiese, sería imposible que pensase. Yo exîsto; luego mi exîstencia tiene una causa. Esta causa no puede ser la nada; porque la nada no puede hacer cosa alguna. Será pues un sér. Este sér, ó seré yo mismo, ú otro sér dis-[171]tinto de mí. Que sea yo mismo, es imposible. Dice una manifiesta contradiccion, que yo haga, que yo conserve mi sér, y que sin embargo no sepa ó no conozca tal cosa. Nada significa para mí la palabra yo, sino significa aquello (sea lo que fuere) que en mí piensa; quiero decir, aquello que sabe, conoce, percibe, siente lo que en sí pasa. Asi que, tan imposible es que me conserve á mí mismo sin saberlo, como el que piense sin pensar; como el que me duela sin saber qué me duele; que me acuerde sin saber que me acuerdo; que ame, que aborrezca, que desee, &c. sin saber que amo, que aborrezco, que deseo, &c. Luego no pertenece á esto que he llamado yo, este conservar ó criar en cada momento mi exîstencia. Luego es imposible no sea otro sér distinto de mí mismo el que me conserva ó me dá mi sér. Del mismo modo se demostraria que este sér que necesariamente exîste si yo exîsto; exîstió y exîstirá eternamente, [172] ya sea que exîsta yo, ya que no exîsta. Y tambien ya, que es imposible no sea poderoso, sabio, y bueno infinitamente ó sin limites algunos que podamos concebir. Y asi, que este sér es Dios.

Pero volviendo á los cuerpos, puedo concebir muy bien que no exîstan. Porque no veo ninguna relacion necesaria entre mis sensaciones y su exîstencia. Por el contrario, no puedo concebir que ellos sean las causas verdaderas ó eficientes de mis sensaciones; y creo que son causas meramente ocasionales.

Mas si los cuerpos y todos los demás seres que no son Dios y yo mismo quando pienso, pueden no exîstir, ¿podremos dudar, si en efecto exîsten? No por cierto. Para dudar de una cosa se requieren pruebas ó argumentos de que sea falsa; y un simple puede ser falsa, no es argumento ni prueba de que lo sea. Los argumentos ó pruebas requeridos para dudar de una cosa, son los que arguyen ó indican ser verdadera otra cosa positiva, contraria de [173] ella; pues entonces no pudiendo serlo ambas, no podemos determinar nuestro juicio por ninguna; y dudamos de cada una, si es ella la verdadera, ó la otra. Pues ahora ¿qué prueba, qué argumento, indicio, ó señal tenemos de que sea verdadera alguna cosa, la qual si lo es en efecto, sea entonces falsa la exîstencia de los cuerpos ú otros seres que todos creemos verdaderos? Ninguno absolutamente. Demás de que Dios nos engañaria sin duda haciendonos creer invenciblemente la exîstencia de los cuerpos, y no dandonos otros medios de corregir este error; como efectivamente nos los da todas las veces que nuestras sensaciones nos hacen percibir estos ó los otros cuerpos particulares que no exîsten, ó nos los hacen percibir de otra manera de como son: errores que todo el mundo conoce, ó que puede facilmente conocer, si quiere usar de estos medios, y principalmente si le es importante conocerlos.

[174] Mas todo esto no quita que sea una cosa igualmente manifiesta, que si los cuerpos pueden no exîstir, y si nuestras sensaciones siempre pueden engañarnos, como en una infinidad de ocasiones nos engañan; podamos dudar muy bien, si estos, ú aquellos cuerpos particulares exîsten, quando tenemos pruebas ó argumentos de que no exîstan. Y aun tal puede ser la fuerza de estos argumentos, que nos obliguen á creer que los tales cuerpos (y lo propio digo de otros qualesquiera seres que no sean Dios y yo mismo) no son en efecto otra cosa que puras ilusiones de nuestros sentidos, unos seres puramente ideales, meras chîmeras.

Para no hablar de las ilusiones del sueño, de la pintura, de la optica, y de otras artes semejantes, que hacen parecer á mi vista, (el mas claro de todos mis sentidos) cosas que verdaderamente no exîsten ¿quántos objetos no me hacen percibir todas mis sensacio-[175]nes juntas con toda la viveza de que son capaces, que no obstante es no solo dudoso, pero aun del todo increible que sean lo que aparecen? Nível 4► Retrato alheio► ¿Quántos seres, por exemplo, que si lo son, y si yo he de dar fé á mis sentidos, son sin duda seres racionales, y que sin embargo me es imposible creer que lo sean? ¿Por qué un ser dotado de razon, que pasa todo su tiempo en la inaccion, ó en acciones que valen menos que la inaccion misma, al modo v. g. de estos que se tienen por la parte principal de la especie humana, no es verdaderamente una chîmera?

Fixemos la consideracion en sus ocupaciones; ya que son ellos los que se creen hombres por excelencia, y se elevan tanto sobre el resto del genero humano como este sobre lo restante del universo. Dispertar por la mañana de un profundo letargo muchas horas despues que el Sol vivificó y puso en movimiento á toda la naturaleza: pasar un gran rato exâminan-[176]do con la prolixidad que pediria el negocio mas arduo, de que color convendrá mas vestirse en aquel dia: otro mayor, sentado en una silla mientras que otro sér, que tambien parece hombre, se ocupa muy seriamente en llenar de polvo y grasa su cabeza: irse luego á una lonja y emplear allí horas enteras en juzgar, si el tren de éste que pasa es de mejor gusto y mas rico que el del otro, en averiguar en donde estubo á noche fulana, con quién bailó citana, y quién la dió conversacion al oído, en disputar si Juan hace mejor boda que Pelayo, si este Duque está mas ó menos empeñado, tiene mas ó menos renta que aquel Conde, si el Estado de tal parte vá á ésta ó á la otra Casa, volverse despues á la suya, y hacerse servir con aparato y en simetría una porcion de manjares costosos, que no por eso le alimentarán mejor, ni harán mas robusto su cuerpo, y que en breve se confundirán unos con otros dentro de su estomago: formar luego la [177] causa á un criado, porque dexó caer un plato ó una xicara: decretar la ruina de una familia á quien un mal año ú otra desgracia impidió satisfacer con tiempo una renta que no habia de servir para quitar el hambre á nadie; proponerse en seguida el importantísimo problema [sic] , á saber, en donde perderé mas bien el resto de la tarde? gastar un par de horas en su resolucion: meterse luego entre quatro tablas para ir á dar quatro ó seis vueltas en el prado, ó á ver matar una docena de animales feroces: ocupar luego la mitad de la noche en disputar si fueron heridos dos dedos mas acá ó dos dedos mas allá de la nuca, despues de haberse informado si los Chorizos han dado cuchillada á los Polacos, ó al contrario, y la otra mitad en adivinar, si es la bola señalada con el numero 30. ó la marcada con el 40. la que vá á salir de un bolson, ó si su compañero estará ó no fallo á copas ó bastos cenar en fin y echarse en cama has-[178]ta el otro dia: y esto mismo repetirlo, como su giro la mano de un relox, mañana, pasado, y el otro dia por una larga série de años; ¿son estas funciones para las quales se haya Dios tomado la pena (permitaseme esta expresion aunque impropia) de formar una criatura racional? Magna otia Coeli. ¿Qué ventajas llevan estas á las acciones de los animales brutos? O por mejor decir, ¿quál es el bruto cuyo modo de obrar no sea infinitamente superior á éste?

Ninguno hay entre ellos que no se ocupe constantemente en conservar y perfeccionar las facultades que recibió de la naturaleza. Busca cada uno el alimento mas análogo á su temperamento: obra del modo mas conveniente para acrecentar su fuerza, ó su agilidad, ó aquella prenda que mas conduce á su conservacion, y á la perfeccion de que es capáz; tiene en fin la manera de vivir mas conforme al destino que el Criador le ha dado; y si [179] sus cuidados se dirigen todos á su cuerpo, es porque á éste está reducido todo su sér. No descuidan de ninguna de las partes que le constituyen; y la atencion que cada una de ellas les lleva, es proporcionada á su importancia. Pero las operaciones que acabo de describir, y otras semejantes á ellas ¿en qué manera pueden conducir á la perfeccion de las facultades de un espíritu, parte principalísima de una criatura racional, y que debe llevar su primera atencion? Aún no conducen á perfeccionar las de un cuerpo; y lexos de esto, son propias solamente para entorpecerle, debilitarle, y destruirle.

El animal mas estupido; el insecto que parece mas despreciable tiene una cierta prevision para proveerse en tiempo de todo aquello que puede exigir en adelante su conservacion. Acopia en el verano la hormiga el grano, la miel la abeja, que ha de necesitar en el invierno, en que la naturaleza la imposibilita de buscarla. Y si hay al-[180]gunos que no parecen atender jamás sino al momento presente, es porque conservan siempre la aptitud de procurarse á cada hora lo que han menester. Pero una criatura racional es hecha sin duda para durar eternamente; y su suerte en la eternidad es preciso que dependa del uso que hace de sus facultades en los primeros tiempos de su exîstencia. ¿Cómo será pues creible que sea racional un ente, en cuyas acciones no se advierte la menor relacion con esta exîstencia futura, y que obra en todo como si á cada instante hubiese de ser aniquilado? Aún me es sumamente dudoso que sea animal. ¿Un sér racional, que es sin duda el lazo que une al mundo material con el espiritual: el centro de todas las criaturas que le rodéan: su ministro é intérprete destinado á rendir por ellas al Criador el tributo de alabanzas que le deben, y sacerdote consiguientemente nato del Altísimo en el universo que es su templo: un sér que por la excelencia de [181] su naturaleza puede llamar al mismo Dios su Padre, y á los Angeles, Arcangeles, y Espíritus de la mas alta gerarquía, sus hermanos; y este sér de tan elevada dignidad complacerse en ocupaciones tan frívolas y tan inferiores á las de los brutos: no avergonzarse de ellas: no levantar jamás su espíritu al Autor de su exîstencia: ser un espectador indiferente é insensible del Universo: y no usar sino para la satisfaccion de sus sentidos de las admirables obras en las quales se le está á todas horas manifestando: no convertir siquiera hácia sí mismo sus ojos, para conocerse y preguntarse quien es? quién le hizo? y para qué destino? ¿puede la razon humana concebir una monstruosidad tan absurda? No; vuelvo á decirlo, y lo diré mil veces, no puedo creer que muchos de esos que me parecen seres racionales en los quales son tantas y tales las contradicciones que veo, no sean puramente unos seres [182] ideales; ó quando mas unos seres animales, aunque los mas imperfectos de los meramente tales. ◀Retrato alheio ◀Nível 4 ◀Nível 3 ◀Nível 2 ◀Nível 1