Zitiervorschlag: Anónimo [Ventura Ferrer] (Hrsg.): "Núm.62", in: El Regañón general, Vol.1\62 (1803), S. 489-496, ediert in: Ertler, Klaus-Dieter / Hobisch, Elisabeth (Hrsg.): Die "Spectators" im internationalen Kontext. Digitale Edition, Graz 2011- . hdl.handle.net/11471/513.20.1919 [aufgerufen am: ].


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NÚM. 62.

Sábado 31 de Diciembre de 1803.

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EDUCACION.

Metatextualität► Concluye la Carta principiada en el Número anterior. ◀Metatextualität

Ebene 3► Brief/Leserbrief► Sin embargo, hijos mios, si teneis obligaciones que cumplir no debeis dexarlas por el estudio. Para el negociante, el artista, ú otro qualquiera sugeto ocupado, no debe ser el estudio mas que un desahogo, ó una diversion reservada para las horas de descanso. El hombre de negocios debe tratar las letras como su casa de campo que le sirve para recreo, y no para encerrarse en ella.

Todas las ciencias son necesarias al hombre de razon, y le convienen al comerciante. Este debe tener una nocion de todas para fixar mejor su juicio, y arreglar sus combinaciones. Yo no pretendo que profundice cada ciencia en particular, porque este trabajo dañaria mucho á sus negocios, y seria además infructuoso y extravagante. Tened siempre presente que un hombre instruido, y amigo de las letras, es por lo comun mas agradable á su familia, á sus amigos, y á toda la sociedad.

El estudio para el hombre laborioso es el mejor descanso, porque es una dulce pasion que nos anima y divierte. Ella ofrece sin cesar al espíritu nuevos encantos, y cada estacion del año se le hace un nuevo motivo de examen y de admiracion. En la primavera nota que la naturaleza dexa su ropa de luto para vestirse de mil colores, y que Flora viene á ofrecer sus presentes y sus perfumes; por allí ve un prado á quien hermo-[490]sea un alegre verdor; allá un bosque que ofrece una sombra agradable, y mas léjos un arroyo que forma con su agua pura y limpia un dulce murmurio. Todo en fin celebra las maravillas de la naturaleza, y os dice que debeis tambien vosotros celebrarlas.

El estío presenta un espectáculo mas completo, pues todas las producciones de la tierra anuncian su fecundidad, y prometen una cosecha abundante.

El otoño mas amable y dulce viene á pagar las deudas de la estacion anterior, y Baco, Ceres y Pomona enriquecen á porfía nuestras posesiones.

Finalmente, el invierno menos hermoso, pero mas saludable, purifica nuestros cuerpos, y nos restituye á nuestros hogares. Es un viejo á quien guia la experiencia, y que presenta continuamente máxîmas útiles. En el invierno trasladamos á nuestra alma los placeres que hemos disfrutado en las estaciones anteriores, y recogemos las mieses que hemos cosechado para el espíritu. El nos enseña, que las estaciones del año son el emblema de las quatro edades del hombre, pues sujetas ambas á la sucesion y á la inconstancia, ofrecen un quadro fiel de las vicisitudes humanas, y de los consuelos que les anteceden ó les subsiguen.

Pero ya es tiempo de concluir esta carta. Yo espero manifestaros por mi conducta en lo sucesivo, que no tendreis un amigo mejor, ni mas constante que yo. Dios os guarde. ◀Brief/Leserbrief ◀Ebene 3

COSTUMBRES.

Influencia de las mugeres en la Socieciad.

Ebene 3► El trato familiar que se tiene con el bello sexô se ha llegado á poner en problema sobre si es bueno ó es malo. Hay quien asegura que no puede menos de corromper las costumbres de ámbos; pero el que ha dicho esto no ha dexado tambien de decir que las mugeres son los jueces naturales del mérito de los hombres, y que el último grado de depravacion á que puede llegar un siglo será aquel en que el bello sexô pierda su ascendiente, y en que sus juicios no merezcan el aprecio de los hombres. No se puede dudar que hay climas en que la facilidad de tratar con las mugeres seria muy dañosa por los desórdenes que atraería, y en donde la separacion absoluta de los dos sexôs parece en algun modo necesaria: tales son, por exêmplo, aquellos en donde la tiranía de los sentidos domina con mas violencia, en donde las partes inflamables del ayre son mas activas, y hacen los deseos mas vivos, y finalmente, en donde la educacion de las mugeres está abandonada del todo, ó lo que es peor todavía, donde está reducida tan solo á aumentar sus gracias para excitar los deseos. Pero en nuestros climas templados en que las mugeres estan baxo la proteccion de las leyes, en que reciben una educacion ilustrada, en que su belleza no excluye el talento ni la virtud, seria ultrajar y envilecer esta parte del género humano el privarlas de una libertad que la naturaleza les concede, seria suponer que no podian disfrutarla sin abusar de ella, y seria en fin quitarle á la sociedad su adorno mas brillante, y privarla de sus placeres mas dulces.

Además de que la experiencia nos enseña que en los paises en que estan las mugeres encerradas no dexa de haber tanta corrupcion como en los otros; en ellos se ve mezclada la holgazanería con la crueldad, y la ferocidad con la luxuria: la tiranía doméstica no es contenida por freno alguno, y la violencia de las pasiones no se templa con las dulzuras de la vida social, en la que tienen tanta parte las mugeres; se introducen los placeres odiosos y depravados, el pudor se destierra enteramente, y las perfidias, las venganzas y las crueldades son mucho mas comunes en los países que hay estas costumbres que en los demas.

[492] Por otra parte no dexo de confesar que esta libre comunicacion de hombres y mugeres, segun se usa entre nosotros, puede estar sujeta á muchos inconvenientes si no se le ponen sus límites. En este punto cada ciudad, y aun cada pueblo, tiene sus usos particulares fundados sobre diversas causas, los quales varían segun las circunstancias, y su grado es siempre proporcionado á las ocasiones ó inclinaciones que hay de abusar de la libertad, y á los mayores ó menores inconvenientes que pueden resultar de este abuso. Así es que una ciudad, por exemplo, en que reyna la ociosidad, exige mas vigilancia que otra en que todos los habitantes ocupados en su trabajo no tienen tiempo de corromper ni de ser corrompidos: un pueblo que contenga en su seno una juventud fogosa, ó que por su situacion y circunstancias sea mas concurrido de forasteros, exige mas cuidado que aquel en que la sociedad es casi siempre la misma.

Todos estos encargos pertenecen á los padres y madres de familia, que deben siempre medir y arreglar sus precauciones con la extension y proxîmidad del peligro, y variar los remedios y el régimen segun la naturaleza del mal que se debe temer. La mucha severidad y castigo es tan mala como el exceso de libertad y de indulgencia, y á los que gobiernan las familias les toca señalar la dosis de estos específicos segun la necesidad, velar sobre el carácter de aquellos individuos que la naturaleza y las leyes han puesto á su cuidado, ilustrar su falta de experiencia, reprimir su atolondramiento, moderar sus deseos de agradar, y en una palabra, poner la disciplina doméstica en el estado mas propio de mantener el órden, la decencia y las buenas costumbres.

Las mugeres, pues, no estan siempre subyugadas, ni deben estarlo, á la verdad, porque ya sea por un abuso, ó por un exercicio legítimo de su libertad, ellas tendrán siempre, por mas que se diga, y á pesar de quantas instituciones se hagan, una influencia muy grande en el gobierno de nuestras costumbres, especialmente aquella que da la docilidad del carácter, y el talento de la insinuacion, aquella destreza de valerse de los derechos del mas débil sobre la condescendencia del mas fuerte, aquel gusto é inclinacion á la chanza, que en todos tiempos ha puesto en sus manos las armas de la ridiculez, y finalmente la poca conseqüencia que ponen los hombres en sus palabras, y que les da el derecho de decir todo lo que quieren.

[493] En este supuesto, ellas mismas deben ser tan interesadas como toda la sociedad en que este gobierno que se han arrogado sea dirigido por unos principios que afirmen su autoridad, y que practiquen el único fin que pueda hacerlo legítimo.

No intento aquí hablar de todas las obligaciones que tengan las mugeres en los diversos estados que abrazan, solo me reduzco á exâminar la influencia de su trato en la sociedad sobre las costumbres públicas; y así suponiendo en ellas una alma bastante grande, y un corazon generoso y capaz de hacer que esta influencia sea tan útil como puede serlo, voy á darlas algunos consejos sobre el modo de desempeñar un papel tan importante. Una gran felicidad seria para mí que las señoras mirasen las advertencias que voy á hacerlas, como la ofrenda mas pura que las puede ofrecer un hombre de bien que se interesa en su felicidad.

Ebene 4► Fremdportrait► El trato familiar con el bello sexô léjos de ser dañoso á las costumbres, pueden éstas sacar muchas ventajas de él quando las mugeres no solamente se respeten á sí mismas, sino que hagan conocer á los hombres que no se las puede agradar sin respetarlas.

Quando sepan apreciar el valor de su sociedad por la eleccion de los individuos que concurren á ella.

Quando demuestren menosprecio al hombre vicioso sin excepcion de persona.

Quando miren como una ofensa personal qualquiera conversacion algo obscena, ó qualquiera expresion indecente que se profiera en su presencia.

Quando aplaudan á los hombres de talento y de probidad. Quando no se valgan del derecho que tienen de decir quanto se les antoja, sino para defender el partido de la razon y de la justicia con mas valor que los hombres mismos.

Quando sean íntimamente reservadas en todo lo que interesa á la reputacion de qualquiera persona, con especialidad de las de su sexô.

Quando su conducta, mas bien que sus palabras, hagan la censura de la corrupcion de las costumbres.

Quando sus ojos no desmientan las palabras que salen de su boca.

Quando quieran mejor ser aprobadas en las cosas esenciales que hagan, que ser admiradas en las que no lo son.

Quando se muestren mas satisfechas con las alabanzas que [494] se le hagan á su carácter y á su conducta, que las que les podria prodigar á sus atractivos una pesada y enfadosa galantería.

Quando, limitándose á las obligaciones de su estado, no emprendan representar mas papel que el que les corresponde.

Quando no decidan magistralmente sino de las cosas de que son capaces de juzgar.

Quando no tengan á ménos el unir la solidez del juicio con los atractivos del espíritu y la viveza de la imaginacion.

Quando la dulzura de su moral no altere su pureza.

Quando no se valgan del poder de sus gracias, ó de los privilegios de su sexô para exigir injusticias, y perturbar el buen orden que debe reynar en la sociedad.

Finalmente, quando todo anuncie en ellas la grandeza de su dignidad, y el respeto que se las debe tener. ◀Fremdportrait ◀Ebene 4

Las que tengan todas estas condiciones serán las únicas que merezcan dignamente juzgar á los hombres, y decidir de su mérito; su dictámen será, del mayor peso, y su tribunal presidido por la razon, y acompañado de las gracias, jamas podrá ser recusado ni sospechoso. En este caso el hombre que gustase de estar siempre entre las mugeres no seria mirado como un hombre frivolo é incapaz de cumplir los deberes importantes y serios de la sociedad; y entonces serán ellas dignas verdaderamente de reynar sobre las costumbres y sobre la sociedad.

Los jóvenes entónces hallarán lecciones de prudencia sazonadas con el agrado; se revestirán de aquella dulzura que caracteriza no la debilidad sino la bondad de corazon; contraerán aquella modestia que hermosea los talentos y las virtudes, y que es muy diferente de aquella vergüenza hipócrita que impide mostrar cada uno su parecer arreglado á la razon; su emulacion se dirigirá sobre todo lo que pueda ser útil á la sociedad, sin despreciar lo que pueda ser agradable, y aprenderán en fin á hacerse amables.

El hombre ocupado encontrará en ellas el desahogo mas dulce, y la diversion mas agradable; olvidará su ambicion ó avaricia; detestará su egoismo, y vendrá á perder aquella aspereza que se contrae con tanta facilidad en la direccion de los negocios, acostumbrándose á la complacencia, lo qual formará su corazon humano y benéfico.

El viejo vendrá tambien á deshacerse de aquella morosidad que le hace muchas veces incómodo á sí mismo, y fastidioso á [495] todos aquellos con quien trata familiarmente; gozará con estimacion de los privilegios de su edad; el respeto que se le tenga le acordará sin cesar el que se debe él á sí mismo; conocerá que la estimacion es el único afecto lisonjero que se puede pretender legítimamente, y que no se llegará á conseguir mientras no se olviden los años, y se recuerden las memorias fastidiosas de su vida pasada; finalmente, ninguno mejor que él podrá informarse del momento en que debe despedirse de un mundo que tiene que dexar bien pronto.

Tales son los consejos que me atrevo á dar á esta preciosa mitad del linage humano, con respecto á nuestras costumbres y placeres. ¿Quántas cosas no podria añadir sobre su desempeño? ¿En quántas menudencias interesantes me seria preciso entrar, que piden un tacto finísimo, y unas observaciones delicadas y exâctas? ¿Quánto pudiera decir sobre los resortes que pueden emplear las mugeres para gobernar y dirigir nuestras costumbres, los quales no son conocidos mas que por las mugeres mismas? Y ¿quánto reconocimiento no debemos á aquellas señoras que los emplean en hacernos mejores y mas felices? No dexaré de tratar de esta materia en otras ocasiones, por ser en extremo interesante á la sociedad en general y particular, ya que ahora el corto volumen de este papel no permite que me extienda mas sobre ella. Salud.

El Presidente. ◀Ebene 3

ANECDOTA

QUE NO DEXA DE VENIR AL CASO.

Ebene 3► Exemplum► Aristófanes, poeta griego, bastante conocido, era enemigo declarado de Sócrates, en tanto grado que se atrevió á sacarle ridiculamente al teatro en una comedia que compuso titulada: las Nubes. En ella aparecia este filósofo como un impío y un bufon despreciable. El día que se represensó en el teatro de Atenas esta sátira indecente, concurrió á verla Sócrates, y se puso en un lugar donde todos le veian muy bien. [496] Habiéndole preguntado uno de sus amigos si no estaba incomodado oyendo un cúmulo tan grande de desvergüenzas contra su persona y su conducta: Nada de eso, le respondió, porque á mí me parece que estoy en un banquete en donde regalo y obsequio á todo el mundo. ◀Exemplum ◀Ebene 3 ◀Ebene 2

AVISO.

En los últimos dias del mes se admiten subscripciones á este periódico en la Librería de Alonso frente á las gradas de S. Felipe el Real, á seis reales cada mes para esta Corte: ocho para toda la Península; y un peso fuerte para ámbas Américas, francos de porte todos los Números, no admitiéndose para fuera de Madrid subscripcion por menos de tres meses, y para indias por menos de seis. En Cadiz se subscribe en la Librería de Pajares, en Sevilla en la de Caro, en Málaga en la de Iglesias, en Zaragoza en la de Monge, en Barcelona en la de Sierra, en Valencia en la de Mallen, en Valladolid en la de la Viuda é hijos de Santander, en la Havana en la Imprenta de la Capitanía general, y en México en casa de D. Francisco Montes y Guzman, junto á la estampa del Refugio. Sale un Número de á pliego todos los Miércoles y Sábados, que se vende suelto á cinco quartos.

CON REAL PRIVILEGIO.

MADRID

EN LA IMPRENTA DE LA ADMINISTRACION DEL REAL ARBITRIO DE BENEFICIENCIA. ◀Ebene 1