Autos, si se observan con reflexion, que para exponerlos methodicamente, y señalarlos con individualidad, no bastarian otros tantos Tomos, como componen los mismos Autos. Esta serìa obra muy dilatada. Mi animo tampoco es el de zaherir à Don Pedro Calderon, à quien no se puede negar, sin notoria injusticia, una grande invencion, mucha pureza en el lenguage, y una facilidad de versificar, que pocos han igualado. Lo que solamente quiero es dàr à mis compatriotas una ligera idéa de lo mucho que sufre la Religion en estas composiciones, para que una Nacion, que justamente cuenta por una de sus mayores glo-
Uno de los defectos mas comunes en los Autos, es la mezcla de cosas sagradas, y profanas: mezcla tanto mas dissonante, quanto aquellas son mas acreedoras à Psiquis, y Cupido, viendose en una Isla desierta la Fè, y el Alvedrio, le dice ésta:
que de los dos piedad tengan;
y el Alvedrio, que tiene su punta de bufon, responde:
Sì tendràn; mas à los brutos
llamarè, que estàn mas cerca.
Leones de aquestos garitos:
Lobos de aquestas tabernas:
Ossos de estos colmenares:
Gatos de aquestas despensas, &c.
En el Auto intitulado el Diablo Mudo, viendo el Judaismo los extremos, que hace el hombre, quando de resultas de haverse despeñado queda sin habla, le dice al Apetito:
mas en su aspecto cruèl,
que tù dices, dice èl;
y el Apetito le responde:
que Mudo conozco yo,
que con mañas, no pequeñas,
èl solo habla mas por señas,
que un garito de Barberos,
un soportal de Roperos,
y una ante-sala de Dueñas.
El Valle de la Zarzuela tuvo origen de una batida, que hizo en aquel parage el Rey nuestro Señor Don Phelipe IV; y haviendo muerto en ella no sè què fiera, tuvo Calderon el cuidado de alegorizar este sucesso, haciendo al Rey Christo, y à la Fiera el Demonio, ò el Pecado.
El Indulto general es una continua alusion al casamiento del Rey nuestro Señor Don Carlos Segundo con la Serenissima Princesa Doña Maria Ana de Neoburg, haciendo que el Rey represente à Christo, y la Reyna à la Iglesia. En una parte dice la Culpa:
que del Padre embiado ha sido,
segunda Persona suya,
à gobernar sus Dominios,
su apellido sea Segundo:
con que nombre, y apellido,
à quien yà quiere expli-CarlosSegundo, y Deseado ha sido;
Con este motivo emplea el Autor muchos passages de los Cantares. Vayan para muestra solo los versos siguientes.
Si de este modo se puede usar de la Escritura Sagrada, diganlo los Concilios, las Decisiones de la Iglesia, y los Santos Padres. Don Blas de Nafarre en el Prologo, con que reimprimiò las Comedias de Cervantes en el año Los Autos, que llaman Sacramentales, ò por mejor decir, la interpretacion Comica de las Sagradas Escrituras, llena de alegorìas, y metaphoras violentas, de anacronismos horribles; y lo peor es, mezclando, y confundiendo lo Sagrado con lo profano. =
Esto de hacer Profeta, y Profeta verdadero, al Diablo, nada le costaba à nuestro Calderon; pero no es mucho: el Diablo hablaba en tiempo, en que yà se encontraba hechas las profecìas. En el Diablo Mudo cita profeticamente à Job, David, San Pablo , San Juan, y San Agustin. No se puede negar, que este Diablo era instruído. A San Pablo le hace decir con mucha anticipacion:
la muerte:
y que
. . . . . todos pecaron en Adàn:
à David:
y à Job:
En el Auto A tu proximo, como à tì, dice el Levita:
à Dios aun mas que à tì mismo,
y al proximo, como à tì;
y añade muy agudo el Demonio:
al Escriba.
Pero dejemos las citas. Qualquiera que quiera reconocer un sinnumero de estos defectos, no tiene mas que hacer, que leer los Autos con un poco de reflexion, y encontrà mucho mas de lo que pueda imaginar.
Todo lo dicho, que es nada, comparado con lo que podria decir en esta materia, tiene por objeto hacer conocer los defectos de estas piezas, y su deformidad en quanto ridiculizan los Mysterios de nuestra Religion. Yo le doy mil bueltas, discurro, examino, leo, y pregunto, y con todo jamás he podido encontrar el origen de haver permitido la representacion de semejantes composiciones, que ofenden al Ca-
Quando los Hereges han querido ridiculizar à los que llaman Papistas, no han encontrado mejor medio, que el de figurar sobre el Theatro al Sumo Pontifice, y al Sacro Colegio, y hacerles decir, y hacer puerilidades, y acciones, que los ridiculicen, y hagan despreciables. ¿Pues què diràn estos, viendo que sacamos al Theatro los Mysterios de nuestra Religion? Diràn, que los ridiculizamos: que no los creemos, pues nos burlamos de aquellos mismos Mysterios, que blasonamos creer, y por cuya defensa hacemos profession de verter nuestra sangre, y por consiguiente, que no tenemos Religion alguna.
Chacona perdiessen todos estos personages la gravedad, que les correspondia, y empezassen à baylar descompasadamente. A no haverse prohibido aquel Entremès, quizà hoy dia hallarìa el Pueblo en èl motivo de diversion, y su conocimiento, que no passa de la superficie de las cosas, no se entretendria en examinar los perjuicios, que debian resultar de vèr ridiculizada la Cabeza visible de la Iglesia.
Si los Gefes, cuyo discernimiento, y autoridad podrian ata-
No quiero, ni pienso ofender à persona alguna diciendo mi parecer en una materia, en que todos debemos igualmente interessarnos; pero seame permitido decir mi dictamen en ella,
que los Autos deberian prohibirse por el Soberano, como perniciosos, y nocivos à la Religion Christiana. Reducirè à quatro puntos los motivos, en que me fundo, tratando 1.° del nn
El fin, à que parece debieron ordenarse los Autos, fuè el de alabar à Dios, y cantar sus maravillas, su misericordia, y bondad para con los hombres: moderar nuestras passiones, y excitar nuestro reconocimiento, y amor por tantos, y tan grandes beneficios. Si fuesse possible que se lograsse este fin, los Autos serian una de
Aun olvidando todo lo dicho hasta aqui en orden à las alegorìas, metaphoras, alusiones, profanaciones, y demàs deformidades de los Autos, no creo haya Farsa espiritual, que entienda puedan ir à aprender en ella los Fieles el Cathecismo, ò la práctica de las virtudes. Si alguno lo entiende assi, es porque quiere engañarse, ò engañarnos. El concurso, la musica, las galas, las decoraciones, y la harmonìa de los versos, pueden muy bien ser alhago de los sentidos; pero no incentivos de piedad.
Para prueba de esto quisiera yo vèr representar un Auto, en que no huviesse Saynetes, musica, galas, ni decoraciones. Estoy seguro de que irian harto baratos los assientos.
Ni obsta que digan algunos vàn à los Autos por aprender la Theologìa Escolastica, y la Expositiva, y que aprenden mas en
La misma continua cantilena de Theologìa, con que procuran sostener los Autos sus parciales, deberia ser causa de su prohibicion. La Version de la Sagrada Escritura en lengua vulgar, està prohibida por las perniciosas consequencias, que pudiera ocasionar su uso entre los ignorantes. La Theología Escolastica no creo se haya escrito jamàs en nuestro idioma patrio por la misma razon.
El lugar en que se representan los Autos, es otro de los motivos, que me obligan à mirarlos con horror. Ninguna persona de mediana instruccion debe ignorar, que la institucion del Theatro es corregir las costumbres, ridiculizandolas; y siendo esto assi, ¿cómo puede haver quien crea conveniente trasladar à un parage semejante los mas altos objetos de nuestra veneracio? En los Templos serìa gravissima indecencia
Y si hay irreverencia en representar las verdades Evangelicas en los Corrales, ¿què parecerà el oirlas salir de unos organos, no menos profanos, que estos lugares? Las personas, que representan los Autos, prescindiendo de sus virtudes, ò vicios personales, contribuyen à hacer indecente, y odiosa su representacion. El Pueblo, acostumbrado à vèr representar à una Comedianta los papeles de Maja, de Lavandera, de Limera, y otros, que por mas serios, no tienen menos indecencia, y en que no pocas veces se vèn mas ajados el recato, y la honestidad, no puede engañarse quando la vè hacer el papel de la Virgen Pu-los Alimentos del Hombre, transformado en el Saynete en Guarda de Puertas, y diciendo algunas indecencias, con alusion al registro, à una muchacha, que ha hecho papel de Angel.
Al Rey nuestro Señor Don Phelipe II. presentò un seglar, de capa, y espada, un Memorial, en que havia las clausulas siguientes: Quomodo fiet istud, &c. Y en esta misma Comedia, llegando al Mysterio del Nacimiento de nuestro Señor, este mismo representante reprehendiò con voz baja à la muger, porque miraba, à su parecer, à un hombre, de quien èl tenia zelos, llamandola con un nombre, el mas deshonesto, que se suele dàr à las mugeres malas.”
En estas mugeres es por lo comun, oficio el donayre, culpa el encogimiento, el desahogo primor, el agradar interès, y la modestia inutilidad. ¿Pues cómo no ha de ser irreverencia muy notable, que la pureza, honestidad, y virtud de Maria Santissima se véan representadas las mas veces por unas vivas imagenes del desahogo, y la liviandad? ¿Y què mayor indecencia, si à un tiempo llegan al mismo blanco, torpe la voluntad, como à tan humano, y reverente la adoracion, como à quien representa lo divino?
Hay varios Decretos en la
Créo, que fuè tambien en tiempo del Señor Don Phelipe II. quando se prohibiò, que los Comediantes sacassen Habitos Militares à los Theatros, con sus insignias, y cruces, por entender, que havia notable agravio en que sirviessen tan gloriosas insignias à unas personas tan profanas, y para fines tan poco decentes. La misma razon deberìa haver para que se prohibiesse en el Theatro el uso de los vestidos Sacerdotales: para desterrar absolutamente de las Tablas la Tiara, y la Purpura, la Mitra, y el Baculo; y Autos, y de los Actores, jamàs podràn persuadir à una persona, que tenga idèas de religion, y de decencia, que puede sentar bien una tunica, que nos represente à Christo, à un Actor profano, Depone fili quod geris, nam tuum non est.
No hà muchos años, que yo vì, y vieron muchos, en el Cor-
modo, con que se representan los Autos. En este encontrarémos muchas impropriedades, y defectos, que solo conducen à hacerlos ridiculos. Quedarà esta parte para la semana proxima, en que quisiera concluìr esta materia, por no causar fastidio; pero no sè si podrè conseguirlo.