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Zitiervorschlag: Anonym (García de Cañuelo, Luis; Pereira, Luis Marcelino) (Hrsg.): "Discurso LVII", in: El Censor, Vol.3\057 (1784), S. 161-174, ediert in: Ertler, Klaus-Dieter / Hobisch, Elisabeth (Hrsg.): Die "Spectators" im internationalen Kontext. Digitale Edition, Graz 2011- . hdl.handle.net/11471/513.20.595 [aufgerufen am: ].


[161] Ebene 1►

Discurso LVII

Zitat/Motto► Tήν δ’έκ κυνός λιτοργόν άυτομήτορα,
H πάντ’άκούσ[…], πάντα[…] έιδέν[…] Θέλει,
Πάντη δέπαπλάινουσα και πλανωμένη
Aέληκεν, ήν καί μεδέν άνθρώων ορά.
Παύσειε δ’άν μιν όυτ’άωειλήσας άνήρ,
Ούδ’εί χολωθεις έξαράξειεν λίθω
Οδόντας, όυδ’άν μελίκως μυθεύμενος,
Ούδ’εί παρά ξείνοισιν ημένη τυχη
Aλλ’έμπεδώς άπρηχτον άυονήν έχει.

Simonid. Jamb. ap. Stob. De vituper. mulier. vers. 12.

Otra casta maldita hay de mugeres
Que en sus costumbres y en su genio amargo
Parece fueron hechas de la misma
Materia de que el Perro fue formado.
[162] Todo lo quiere oír, mirarlo todo:
A todas partes vuelve à cada pato
Los fieros ojos, y no viendo à nadie
Ladra rabiosa: su furor insano
Templar no puede el infelíz marido
Por medio de amenazas; ni aunque ayrado
Los dientes todos de la boca al suelo
Le haga tal vez saltar con un cantazo,
Ni aunque la adule con palabras blandas.
Y aunque se halle con huespedes al lado
Con no menor firmeza clama y grita,
Siendo para acallarla todo vano ◀Zitat/Motto

Ebene 2► Ebene 3► Brief/Leserbrief► “Señor Censor:

Muy Señor mio: yo soy el hombre mas dichoso, y al mismo tiempo el mas indigno de serlo que habita sobre la tierra, si he de creer à una criatura con quien plugó à Dios el juntarme. Ebene 4► Fremdportrait► No obstante puedo asegurar à Vm. con verdad, que mi vida es un continuo sufrir, mi casa un verdadero infierno. No se oyen en ella sino gritos, maldiciones, juramentos. Mi amable compañera no abre por la mañana los [163] ojos, quando yá le han dado motivo para regañar y desesperarse todo el dia como una poseída. O el chocolate viene sin espuma, ò se ha derramado en el plato alguna gota, ò está caliente, ò frio, ò claro, ò demasiadamente espeso. Y qualquiera de estas cosas es causa muy bastante para una pendencia; que comienza por los criados, se estiende dentro de poco à los inocentes hijos; luego al marido, y viene finalmente à comprehender à quanto se le presenta. ¡Qué patear! ¡qué desgañitarse! ¡qué pegar à los niños sin haber por qué! ¡qué regalarnos à los demás con los epitetos mas suaves del mundo. Puerco, Cochino, Picaro, Insolente, son yá expresiones muy usadas, y excesivamente comunes. ¡Si viera Vm. con quántas otras de está clase que inventa todos los dias, va enriqueciendo nuestra lengua, llenas de fuerza y energia! Ni hay modo, ni arte de templarla. Si le callan, es burlarse de ella manifiestamente, es tratarla como a una loca. Si pretenden satisfacerle, y [164] hacerle cargo de la razon. ¡Santo Dios! ¡qué atrevimiento! ¡qué insolencia! ¿A ella replicarle? entonces es quando vienen los rayos y las centellas. Pensará Vm. que à lo menos quando nos hemos acostado, en aquella hora que la naturaleza parece haber consagrado à la quietud y al descanso de todos los vivientes, lograré algun rato de reposo: pues nada menos. ¿Lo creerá Vm.? siete años son cumplidos que nos hemos casado en los quales de mi; libro de cuenta y razon resulta que solo para servirla de Doncella entrarón en mi casa ciento y tres criadas. Y con haber sido hecha la cama por tan diversas manos es tal su desgracia. que en todo este tiempo dos veces la halló no mas de modo que pudiese sufrirla, y que no tuviese que irritarse con quien la habia hecho. Sin embargo es menester decirlo todo. No siempre grita. Algunas veces le dá por el extremo contrario. A todo calla, y mas facil es arrancar de raiz una robusta encina que de su boca una pa-[165]labra. Pero Dios nos libre de una calma de estas. Primero la tormenta mas furiosa, que aquellas cejas unidas, aquella frente toda en sulcos, aquellos labios echados à fuera. Demás de que un dia de estos me cuesta à mí todo el sueldo de dos meses. Cosa sana no queda de quantas le ván à las manos. Platos, vasos, xicaras, taburetes, los mismos ladrillos del piso, todo corre borrasca. Por otra parte un espiritu de contradiccion semejante no es posible darse. Lo mismo es querer yo una cosa, que a ella antojarsele lo contrario. Jamas le da la gana de salir conmigo; sino justamente quando yo la tengo de estarme en casa. Ningun trato, ninguna diversion me agrada, à que ella no encuentre en un momento mil objeciones. Tomé yá el medio de nunca descubrir mi voluntad: mas nada sirve. No parece sino que algun demonio se la dice. He dicho à Vm. que no hay arbitrio para templar su colera, y esto es cierto; pero sé uno infalible para hacerla mudar de objeto. [166] No tengo mas que ponerme à reprehender à un criado por aquello mismo porque ella le está regañando. Al instante la verán tomar su defensa, y volver contra mí toda su furia. Dichoso yo si se contenta con llamarme ridiculo, imprudente, y con decirme que yo soy la causa de que no halle quien la sirva. Verdad es que no se debe esto atribuir enteramente à la inclinacion que tiene à llevar en todo la contraria. Esto de regañar es una cosa à que se considera con un derecho exclusivo; y antes renunciará todo el que tiene sobre su dote, que permitir en aquel la menor usurpacion. ◀Fremdportrait ◀Ebene 4

Ebene 4► Selbstportrait► Podria Vm. pensar que mi consorte ha sido violentada para casarse conmigo, ò que me ha ennoblecido, ò sacado de la miseria, ò en fin que yo soy algun viejo que haya querido sacrificar una muchacha à mi impotente sensualidad. Pero nada de esto. Nuestro casamiento sobre haber sido enteramente libre de su parte; en edad, en haberes y en familia ha sido ente-[167]ramente igual. Y aun en punto de haberes, puedo decir que hubo algun exceso de mi parte. Tampoco piense Vm. que soy algun hombre distraido, ò que dé mal trato à mi muger. Entregado unicamente à mis negocios, no la doy la menor desazon. No la privo gusto, ni diversion alguna. Ella entra y sale siempre y à la hora que quiere, sin que yo la pregunte à donde, ni de donde. Ella dispone como Señora absoluta de quanto tengo. Ella admite y despide criados à su arbitrio. Ella tiene todo el gobierno de la casa. Yo en ella, para todo lo que no es dar dinero, no vengo a ser sino como un huesped de confianza. En nada me mezclo, en nada me embarazo.

A vista de esto preguntara Vm. sin duda: en qué consiste mi felicidad, y que es lo que me hace indigno de ella? Uno y otro se lo diré à Vm. brevemente. Mi dicha esta toda en tener una muger que no gusta de cortejos; mi mala correspondencia, en que tengo la osadía de no ser siempre de su [168] dictamen. Es verdad que aunque esto me sucede con frecuencia, tan solo quando es muy necesario se lo doy à entender, ò quando à ella misma veo que le puede sobrevenir algun grave mal de lo contrario. Verdad es tambien que aun en estos casos no lo hago sino con una dulzura, que ella sola pudiera hacerla conocer mi cariño: que examino antes prolixamente cada palabra que empleo, no sea que pueda parecer agria ò imperiosa, ò recibir alguna interpretacion siniestra. Mas nada adelanto con esto. ¿Qué diablos he de adelantar, si no hay una en toda la lengua Castellana en que no descubra al instante algun sentido, alguna alusion satírica? ¡Sobre que à veces que no pienso sino en adularla, me veo sin saber por qué, con una rociada que me dexa sin sentido! ◀Selbstportrait ◀Ebene 4

Por su vida, Señor Censor, que Vm. me dé algun arbitrio para corregir este maldito genio. A lo menos diga Vm. algo à esta mi Lucrecia, que la ponga en razon. Digale Vm. (acaso [169] le creerá mas que à mí) que no hizo Dios à las mugeres tan insinuantes y persuasivas, para que fuesen intrepidas y violentas: que no las dotó de tan pocas fuerzas, para que fuesen imperiosas: que no las dió una voz tan suave y agraciada, para que la empleasen en decir injurias: que no las hermoseó con unas facciones tan delicadas, para que las desfigurasen con la colera: en fin, que las crió para disipar las pesadumbres de un marido, para hacerle agradable el trabajo, para llenar su vida de alegria; no para ser necesariamente ò su afrenta ò su suplicio. Digale Vm. que la afabilidad, la dulzura y el agrado son las prendas principales de una muger, las unicas armas con que debe hacerse superior al hombre, à quien solo debe gobernar obedeciendole. Digale Vm. finalmente, que el orgullo, la intrepidéz y la acrimonia tan solo sirven mientras lo consiente un marido, y en tanto que dura su paciencia; y que la mia tal vez tal vez se acabará quando lo piense [170] menos. ¿Y qué? ¿la fidelidad de una muger es por ventura cosa que sea menester pagar con el perpetuo sufrimiento de tanta impertinencia? Yo creía que estaba suficientemente recompensada con la del marido. Y à presumir lo contrario, le juro à Vm. que primero me hubiera casado con una : : : : : Pero mas vale dexarlo. Perderé si prosigo los estrivos: asi quedese Vm. con Dios, à quien ruego guarde su vida muchos años, &c.” ◀Brief/Leserbrief ◀Ebene 3

Si el retrato que contiene esta carta, y las reflexiones que la acompañan no hacen impresion en la Dama que le ha servido de original; no sé yo qué pueda añadir capáz de hacerle alguna fuerza. Por otra parte, à mí no se me ofrece mas que un remedio que pueda ser util à su pobre marido, para templar el humor acre que la domína. Y este me guardaré bien de decirselo. Porque yo quiero estár bien con el sexo. Y además no es de la aprobacion de un sugeto, à quien [171] he comunicado el contenido de su carta; como que es el que tengo destinado para la Fiscalía de mi Tribunal tocante à matrimonios, cortejos &c. Lejos de esto, le ha parecido muy mal el modo de pensar que se indica en su conclusion. No está por los maridos que se arrepienten de no haber imitado en la eleccion de muger à los Justinianos y à los Belisarios, y que dicen con Sosias en el Amfitrion de Moliere;

Ebene 3► J’aime mieux un vice commode
Qu’une fatigante vertu.
◀Ebene 3

El mismo Juvenal, con ser que no llevó la cosa à este extremo, ha desmerecido mucho para con él por aquellos versos:

Ebene 3► Zitat/Motto► . . . . . Malo,
Malo Venusinam, quam te, Cornelia, Mater,
Grachorum, si cum magnis uirtutibus affeus
Grande supercilium.
◀Zitat/Motto ◀Ebene 3

Al contrario alaba mucho à Tácito, y à Luis XII. de Francia. A éste, porque teniendo tanto que padecer con el genio intrepido de su muger Ana de Bretaña, [172] solia decir que era menester comprar à este precio la fidelidad de las mugeres. A aquel, porque hablando de Agripina, la muger de Germanico, no duda afirmar que todos sus grandes vicios eran consagrados por su castidad. En efecto, asi razona él, el precio de las cosas sube siempre à proporcion de su rareza; y à este respecto, dice, es preciso que sea prodigioso el de una muger fiel. Ebene 3► Exemplum► Cuenta à este proposito la historia de Pheron. Recetóle el Oraculo para su mal de ojos la saliva de una muger casada, que no hubiese cometido la menor infidelidad. Como ni la de la suya, ni la de otra alguna se hallase en todo su Reyno con esta virtudes despachó embaxadas à todos los Pueblos vecinos, entre los quales despues de infinitas diligencias, se halló una por fin que le restituyó la vista. Hizo quemar à su muger, y tomó ésta en su lugar. Pero habiendo dentro de poco recaido, yá no tuvo eficacia su saliva. Y es que nadie se habia acordado de ella en su primer estado. Y creo, añade, que este remedio no sería ahora mas comun [173] que en tiempo de Pheron. ◀Exemplum ◀Ebene 3

A mí, si he de decir la verdad, todo este razonamiento me hace muy poca fuerza. Porque yo no soy tan malicioso, y tengo mejor opinion del sexo. Y sobre todo, si lo raro de la fidelidad debe aumentar su precio, la de los maridos no creo que deba ser muy varata. Pero mi futuro Fiscal dá otras razones mas filosoficas, à las quales no puedo menos de rendirme, para que un hombre haya de conformarse, y llevar con paciencia las impertinencias y caprichos de una muger por aspera y violenta que sea. Son tantos, dice, los contratiempos, las contradicciones que nos amenazan sobre la tierra, que no hay cosa mas infelíz que un hombre, à quien inquieta todo lo que se opone de algun modo à sus inclinaciones. Asi que, en nada debemos trabajar tanto, como en endurecernos à todas estas adversidades. Mas para esto no hay cosa mas aproposito que una muger de esta clase. La mas atenta lectura de quanto han escrito los Filosofos mas austeros, no es capáz de un efecto que se [174] le parezca. Asi como es que una vez se ha acostumbrado à mantenerse firme en los potros mas feroces, monta despues sin riesgo qualquiera caballo; asi tambien habituado un hombre al sufrimiento con una de estas mugeres, nada hallará despues que no le parezca muy llevadero, y que interrumpa su sosiego,

Ebene 3► Zitat/Motto► Si fractus illabatur orbis,
Impauidum ferient ruine.
◀Zitat/Motto

Esta comparacion, y toda esta doctrina es, dice, tomada de Socrates que hablaba en el asunto experimentado. En efecto este Filosofo se reconocia por deudor de gran parte de su virtud à su Xantippa. A ella podeis dar las gracias de que no me altere mas veces con vosotros, y de que lleve sin impacientarme vuestras sinrazones, solia decir à los que se admiraban de como sufria pacientemente su natural inquieto. ◀Ebene 3 Yo aconsejo pues à mi corresponsal, que procure imitar la conducta de este grande hombre; y que mire à su consorte como un maestro de Filosofia práctica, que es tanto mejor, quanto mas le mortifica. ◀Ebene 2 ◀Ebene 1