Cum vitio fugere? caret tibi pectus
inani
Ambitione? caret mortis formidine &
ira?
Somnia terrores magicos miracula sagas:
Nocturnos
Lemures portent aque thessalarides?
Hor. Ep. II. Lib. II. v. 205. 209.
Querido mio, ahora puedes conocer el
extrangero que anoche estaba enmedio del pábilo de la
vela. Luego comenzáron á conversar sobre sus asuntos, y
estaban tal qual contentos, quando un niño que comia en una
mesita junto á la nuestra, dixo á su madre, que para el Juéves
próxîmo venidero, el Domine le habia prometido, principiaria á
escribir silabas y palabras enteras. ¡El
Juéves! replicó la Señora muy sobresaltada, ¡el Juéves! no, hijo mio, no, si Dios es
servido no principiarás en Juéves. Dí al Domine, que me haga
el favor de esperarse hasta el Viérnes. Miéntras
reflexîonaba entre mí, sobre este capricho, admirado al oir que
alguno pretendiese establecer, como regla-¡Ay! Prenda mia: un desastre nunca viene solo: ¿no te
acuerdas, que el palomar se cayó en el mismo dia, en que la
necia de nuestra criada vertió la sal en la mesa? A lo
que el marido la respondió: si, hija mia, yo
tambien me acuerdo que por el correo inmediato supimos la
desgracia del Almirante de Grasse. Ta-
No es dificultoso conocer la aver-
Una vieja, sujeta á ilusiones, causa una infinidad de sobresaltos
de esta naturaleza á sus amigos y vecinos.
Yo aseguro ingenuamente á mis lectores, que me seria de mucho
sentimiento, si tuviera el don de adivinar todos los bienes ó
males, que me han de suceder en el mundo; me basta
experimentarlos quando vienen, para no tener que provar
anticipadamente el consuelo de los unos ó el peso de los otros.
No hallo mas que
Hor. L. I. epist. XI. 27.
Bruneta y Filis. La íntima
amistad que tenian sus padres, hizo que se conociesen ántes de
tener uso de razon. Acostumbradas á jugar, divertirse y bailar
juntas, eran inseparables. En todas aquellas pequeñas
diversiones que la edad mas tierna las inspiraba, no podia
hallarse la una sin la otra, y este grande amor continuó hasta
que tuviéron quince años. Entónces Filis
se hizo un peinado tan gracioso que desde aquel pun-
Estas dos competidoras en hermosura, eran tan parecidas en el
porte y en las facciones, que hablando de ellas, las mismas
palabras que servian para describir la una, daban idea de la
otra. Hubiera quasi sido imposible distinguirlas viéndolas
separadas, aunque muy diferentes observándolas juntas. Su
enemistad servia de diversion al bello sexô, por que una no
podia decir mal de la otra, sin que las palabras se volviesen
contra ella
Entre estas envidiosas emulaciones, sucedió un dia, justamente en
la Iglesia, que Filis agradó á un Señor
Americano, vestido con toda la magnificencia capaz de deslumbrar
á una persona, que no sepa distinguir una decencia honrosa, de
un fausto ridículo. Filis se rindió á
tanto explendor; y él tambien, alucinado de los atractivos de la
misma, no hizo caso de Bruneta, que se
estaba desesperando al ver la señalada victoria de su enemiga.
Poco despues, Bruneta sufrió la
mortificacion de ver á Filis casada con
el Americano, y su dolor se aumentó extremadamente, quando vió
que todos sus adoradores se contentaban con un rato de
conversacion, sin pensar en bodas. Filis
entretanto se fué con Bruneta que no perdia ocasion de
informarse de su estado, tuvo tambien el disgusto de saber, que
una numerosa comitiva de esclavos la servian, y la echaban ayre
al rededor con abanicos, quando queria dormir, y otras cosas que
se acostumbran en aquel pais. No pudiendo resistir á tales
noticias, empleó todos sus lisongeros artificios, y previno
todas las insidias que el amor inspira para ganar á un rico
Caballero del mismo pais, á fin de poderse oponer siquiera una
sola vez á su enemiga. Salió con su designio, y casó con un
Señor, cuyas vastas posesiones lindaban con las del marido de
Filis. Vecinas otra vez, y siempre
enemigas inexôrables, buscáron todas las ocasiones de superarse
una á otra. No acabaria esta Leccion si hubiese de entrar en
todas las menudencias. El caso grande que con el tiempo sucedió,
fué, que habiendo llegado á Cartagena de Indias un na-Filis, ésta
le mandó que guardase todas las estofas y telas de seda mas
primorosas, para poder escoger las mejores, ántes que Bruneta supiese que habian llegado. El
amigo cumplió exâctamente la comision, y dentro de pocos dias,
Filis se presentó vestida con un
brocado tan hermoso y rico, que jamas se habia visto igual en
aquellos paises. Bruneta no hallándose en
estado de llegar á la magnificencia de su competidora, enmudeció
á vista de tan grande espectáculo, y quedó sumamente afligida.
Habiendo despues comunicado su dolor á una fiel amiga, tuviéron
consejo, y buscáron inútilmente brocado semejante: mas no
encontrándose, estaba para entregarse á la desesperacion, quando
se acordó de las mañas de los Sastres de Europa, y se lisongeó
encontrar igual prerogativa en los de Indias; en efecto no se
engañó, porque el Sastre que habia hecho la bata á Filis, la sumi-Filis no dexaba de concurrir á todos los parages
públicos, donde presumia hallarse Bruneta. Esta, despues de haberse puesto en estado de
rechazar la afrenta, se presentó á un bayle con un manto negro,
todo unido, cubierto de un delgadísimo tafetan blanco, y
acompañada de una Esclava negra, vestida con una riquísima bata
del mismo brocado que habia causado su pesadumbre, y el triunfo
de Filis. Este objeto atrajo los ojos de
todos; la infeliz Filis se accidentó por
la sorpresa, y medio muerta la lleváron á su casa. Apénas
recobró las fuerzas, abandonando á su marido, se embarcó en el
mismo baxel, causa de su ruina, y no hace muchos años que ha
llegado á la patria inconsolable y desesperada.