Mixtaque cum veris passim commenta
vagantur
Millia rumorum: confusaque verba volutant.
E quibus
hi vacuas implent sermonibus auras:
Hi narrata ferunt alio:
mensuraque ficti
Crescit; & auditis aliquid novus
adjicit auctor.
Oy. Met. l. 12. Fab. 1.
Defensa de
nuestros Escritos periódicos, con la
diversion y complacencia que les ofrecen en la de los Escritos Errantes ó sueltos, que desde el
termino que me fijé al principio hasta el presente han logrado
de la luz pública y el comun aplauso, sus grandes
descubrimientos de critica y erudicion, sus noticias raras y
espantosas, sus maravillosos secretos y otras particularidades
nunca vistas, ni oídas, que los han de suspender y alegrar, por
mas acedos y avinagrados que sean. Sin embargo no se explica
sobre ellos la voz de nuestros Criticos y
Censores con mas piedad, que en los
antecedentes. Asientan que estas obrillas, por lo comun, no son
mas que unos abortos de la embidia ó de la ociosidad, y que
lejos de servir en su respectivo modo á la Bartholomé Ulloa (que es hasta donde ha
podido llegar su miseria) los sonróje y aniquíle con su Piscator Economico, diciendo, que si se ha atrevido á escrivierle, es porque se
averguencen de que un Lego, que mal sabe leer y
escrivir (y es hombre que no engaña á nadie) componga su Papelote bien atestado de
majaderias, (y con efecto afirman que las hay de gran
folio) y le publique, y le revuelva con los de
ellos, por ser poco mas ó menos que los suyos.
Finalmente contraen al proposito la autoridad de cierta
sentencia hallada, segun creen, en un Manuscrito Arabe de gande
antiguedad, que traducida fielmente al Castellano dice asi:
en que se viere conforme
el número de sus
Sábios
con el de sus Escritores.
Los fundamentos en que afirman estas decisiones
magistrales son los mismos, con poca diferencia, que en los
pasados: por lo qual me será ocioso el repetirlos, ni
impugnarlos, y pasaremos á lo que importa; pero debo advertir
que no pretendo hacer una rigurosa mencion de todos los Escritos sueltos ó particulares, que se
han publicado en el referido termino; porque esto sería proceder
en infinito, á causa de su enorme y asombrosa multitud, (de que
ya hemos dado razon y apuntado los motivos) pudiendose repetir
en nuestro tiempo, con la propia verdad, aunque no con la misma
consecuencia, lo que ponderaba en el suyo aquel taymado Escolar
y Autor de la Gatomachia, diciendo:
Mi designio es solamente el defender aquellos Escritos, que he considerado mas
notoriamente recomendables, tanto por su merito, como por
hallarlos mas ofendidos de la severa crisis de nuestros Censores; y siendo de esta calidad
quantos se publicaron en derechura contra la Obra del Pensador, durante su curso y
posteriormente, como que fue en sus tiempos el asunto para
hablar y para escrivir, pues segun afirmaba un devoto suyo en el
Pensamiento 46. no le disputarian la
gloria de haber con su vuelo commovido y provocado el de
tantas Aguilas; será forzoso que lleven el primer lugar
en mi relacion y apología: previniendo, que asi en ellos como en
los que les sucederán discurriremos con alguna mas
individualidad, que en los Periódicos: lo
primero porque lo pedirá la importancia de los asuntos: y lo
segundo y mas al proposito, porque podrán mejor desempeñar la
principal de mis intenciones, que es dar una clara idea del
estado de nuestra presente Escrivacidad.
Bajo de todos estos supuestos, el primer Escrito que se nos presenta en la palestra es el
siguiente:
acerca de otra, que se supone escrita por el
Autor del Pensador de esta Corte en el 21. de sus
Pensamientos, y remitida al mismo Pensador en 25. de Febrero
del presente año de 1763. por D. Juan Joseph Saabedra
Cerón. Todo el contexto de esta Carta se reducia á
de-Pensamiento en que se trataba la
materia, y á poner á su Autor de buelta y media sobre la ninguna
autoridad ni licitud que tenia, siendo un Seglar y petimétre, para
introducirse en cosas tan sagradas, corrigiendole en tono
fatidico y predicable con esta bella exclamacion: ¡Quanto mejor sería que quando Vmd. se vá á
oir los Sermones estuviese notando sus defectos propios,
pidiendo docilidad y fuerza necesaria para corregirlos, y no
fuera á hacer crítica de lo que no le es licito! Esto era para hacer ver,
que á los Seglares, y mucho menos á los petimétres, no les es
lícito meterse en hablar del método y estilo de los Sermones,
porque es menester discurrir que los Legos no tenemos alma ni
discernimiento; y aunque la tengamos, sus facultades en nosotros
son sin duda mas inferiores; pues dado el caso de que hayamos
estudiado en los mismos libros, y aprendido las propias
Facultades, con todo eso no entendemos ni debemos, en
conciencia, entender palabra de este mechanismo, no mas de
porque somos
Prosigue luego el señor Saabedra Cerón, y
dice llanamente, que no sabe latín; pero
esta yá se ve que no es falta, pues tampoco lo supo Aristoteles
y le llaman Principe de los Filosofos; sí
bien que aunque no sería el primero entre los que escriven, me
presumo que es humildad; porque luego sabe lo que es pleonasmo, y trae con grande oportunidad
y bella intencion lo de ridentem dicere
verum, y el ridiculum acri:
fuera de que sería una supinidad muy vergonzosa, que se pusiese
á defender los puntos de la predicacion quien no entendiera
palabra de latin. Lo que no me parece Buen
petimétre, ocioso de estrados, Charlatan, Maulero, Cajon de
Sastre y otras semejantes frases muy propias de la
buena critica y muy eficaces para convencer el entendimiento.
Por ultimo amonestaba al Pensador á que
continuase, si gustaba, en sus Pensamientos; fuese en materias mas conformes á su
estado: amenazandole que si seguia
con estos asuntos, se valdria de un hermano que ha estudiado
esta gerga en cierta Universidad, y mirase que le habia de
undir á critica, (¡qué bello golpe!) porque no es de los que andan con tornillos, ni
remiendos: estudiado la
gerga de las Universidades.
escrita por Don Simon de Latrás y Betastéa á
Don Alexandro Pacheco y Larrumbe, en le que dá cuenta, y
declara la vida, prision y muerte y el exemplar castigo
que se ha executado en la Ciudad de . . . . . pero valgame Dios
¿qué es lo que me digo? mis letores perdonen, que me habia
llevado de cierta correspondencia en la locucion: volvamos á
atar el hilo: del Pensamiento nono, que dió á luz el
Pensador, donde verá el Público vindicada la opinion de
algunos Poetas antiguos. Ya desde el Prologo empieza nuestro Autor á quejarse
con mucha razon de la mala correspondencia del
Escrivesme que escriviste
y escrivirás de
manera,
que por escrivir mas Cartas
te escrivirás la
respuesta.
Yo habia pensado al principio en encontrar en este
Escrito la defensa de algunos de los mas rancios y antiguos Poetas nuestros, tal como si
dixeramos el Arcipreste de Fita, el Monge de
Bercéo, Juan de la Encina, ú otros de esta calaña; pero
me hallé tambien defraudado en la
promesa, aunque muy gustoso del fraude, viendo que en
particular los dos postreros casi los pudo conocer el señor Don Simon, si no es su merced
muy mozo; pues reducia todo el asunto de su Carta á la justisima defensa de los tres famosos Lope, Calderon, y
Solís, contra el dicho Pensamiento nono, que se los llevaba de
calles, con todos los demás sequaces y discipulos suyos. Este
honroso empeño ha sido siempre (como demonstraremos en su lugar)
la ocupacion de las mas doctas plumas; pero al señor Betastéa le sacó de nuevo de sus casillas; pues
aunque satisfizo su curiosidad con leer su Prologo,
sacando proposito de no comprar sus Obras otra vez, porque
ha sido poco aficionado siempre á los que sin obgeto
determinado escriven, y tiene á estos Escritores por
inutiles en el Orbe literario: pues regularmente
(añade) los que escriven estos
quadernillos apenas poseen alguna facultad, y quieren
tratarlas como si todas las supiesen bien; no obstante
estas justas causas, y que estaba en su
estudio empleando el tiempo tranquilamente en leer los
Retratos de las Reynas del Padre Florez . . . . . le fue
preciso orillar tan gustosa é instructiva leccion, y romper
el proposito (sería de para leer el noveno ensamiento [sic], que le
habia enviado cierto Amigo aficionado á las buenas
letras.
Con esta entradilla se pone nuestro Autor á copiar casi todo el
citado Pensamiento, para que le sirva de
basa á la defensa de los tres referidos Ingenios, y probar que
todos quantos defectos se les imputan, y á todos los que los han
imitado, son voluntarios, ficticios é infundamentales. Por
egemplo, en los que nuestros rígidos Censores les achacan en quanto á la inteligencia de
Artes y Ciencias, opone asi nuestro Autor: Tambien tubieron alguna vez nuestros Poetas
dramaticos, tratando de otras Artes, algunos yerros,
especialmente en la Geometría, equivocando la situacion de
las Provincias, y las distancias de los mares y de la
tierra; pero ni estos defectos son dignos de reprension en
sentir de Aristoteles, por ser accidentales y estrangeros
del propio Arte; y sobre todo quando no tubieran tan
autorizada disculpa, bastaba su crédito para que Vmd. con
mas respeto los tratára. no son ni deben ser dignas de reprension en sentir de Aristoteles, que
tendria muy bien sabido las que habian de cometer, y dejó hecha
como en profecía la disculpa. Bien puede ser que alguno
repusiera entonces que Aristoteles, bien entendido, no dixo tal
cosa; pero la dificultad está en apurar quien lo entiende mejor,
y yo pongo por el señor Don Simon, que lo
tendria muy bien visto quando lo aseguró tan redondamente; y
dado que hubiese padecido alguna equivocacion, se responde, que
estos no son defectos que merecen
reprension en sentir de Aristoteles.
Convenceria acaso alguno el defecto de puntualidad é inteligencia
de las noticias de Artes y Ciencias con el egem-Geometría á la ciencia que enseña á
demarcar la situacion de las Provincias, y las
distancias de los mares y de la tierra, cuya ciencia
(diria) es y se llama en toda tierra de geometrías Geografía; pues la Geometría, definida generalmente, es la ciencia que
enseña á medir las lineas, las superficies y los sólidos, cosa
que saben hasta los Peones de Albañilería literaria; pero todo
se desvanece con saber que estos no son
defectos dignos de reprension en sentir de Aristoteles,
aunque no fuesen accidentales y estrangeros
del propio arte de escrivir contra el Pensador.
Sin embargo de lo dicho pienso yo que alguno se compadeció de la
candidéz del señor Don Simon, porque se
le soltó decir, que estaba leyendo los
Retratos de las Reynas del Padre Florez: como si se
leyesen los Retratos; mas el reparo mismo acredita lo poco que
sabía de mundo su Autor, y si no, escucheme: En cierto Gabinete
de Curiosidades de esta Corte se halla, entre otras exquisitas
piezas, un Retrato compuesto y pintado
todo de letras, con las quales está escrita la vida del Heroe
que representa, y le leen todos con muchisima facilidad. Vease
ahora cómo se pueden leer los Retratos, y
cómo se halla ya libre nuestro Autor de este mal paso, asi me
pudiera yo detener á sacarle de los que suponian que se
encontraban mas adelante, quando dixo: Me fue
preciso orillar tan gustosa leccion, y tengo por trabajo
digno de su acumen; pero no me meteré yo en este
berengenal, porque bien mirado, no son
defectos dignos de reprension en sentir de
Aristoteles.
Ultimamente el señor Don Simon, por ser
apasionadisimo del Metastasio y de la
Musica, se empeña con la misma felicidad en defender á
este Poëta del agravio que el Pensador le hizo en el citado Pensamiento, y despues le saluda con esta
vigorosa y elegantisima sentencia: Bien se conoce es de aquellos á quien el
clarin y el timbal mas les gusta, que la harmonica
delicadeza de una Orquesta; y que antes que tras del primor
de un buen recitado, se irá, tras de una mala jacara de
ciego. que antes que tras, y de la voz Orquesta, que asi la llamaba mi abuela, y
en verdad que sabía muy bien la Lengua Castellana; pues sin duda
suena mejor y mas dulcemente, que Orquestra ú Orchestra, como
querran que se deba decir los Doctores de la ley ortografica, y
por cuya regla sería muy conveniente establecer la pronunciacion
y escritura de esta voz y sus semejantes por el dialecto de los
niños, que es el mas sencillo y suave, diciendo: Orquesta, diesta, muesta, maesta,
&c.
En virtud de todo lo dicho, de aqui en adelante qualquiera
Escritor deberá irse muy despacio en lo que
piensa y en lo que escrive; pues como advierte
finalmente el señor Don Simon, quien parandose
tan poco, escrive, es forzoso que sea mucho lo que
yerre: teniendo presente, que aunque el leer Retratos, orillar leyendas, acumen, Orquesta y
otros, no sean defectos que merezcan
reprension en sentir de Aristoteles, el zaherir á unos
Ingenios, cuyo credito basta para que se
los trate con mas respeto, es defecto que merece la
reprension y el enojo del señor D.
Simon: lo que en mi juicio sobra
para que algun Crítico maligno y enconoso le respondiese con el
Diarista de los Sábios de París: Ils sont
fachez de ce que je fais conoitre leurs fautes, et moi je le
suis de ce qu’ils font de mauvais livres.
en defensa de las Damas y
vindicacion de su honor, deteriorado por el Ex-Soldado de la Corte; compuesto
por Don Manuel Maria D.L.T.C.D.R.G.E. Es menester
confesar sin pasion, que este escrito echó la puja del quarto à
todos quantos le precedieron, y que admira que el Pensador pudiese levantar cabeza despues
de este terrible golpe; porque su sábio y
modesto Autor apuró el caudal de sus fuerzas para darle. Todo él
era un precioso tegido de conceptos nobles, pensamientos
grandes, argumentos vigorosos y noticias selectas, adornado de
una moral acendradisima. Verdad es, que enmedio de estas
ventajas no faltaron génios, que juzgaron todo lo contrario, y
llegó á tanto la irritacion de uno de ellos, que estuvo yá con
la pluma levantada para soterrar al tal papel hasta el profundo
del desprecio, diciendo que esto era ya pasar la linea del
encono mas descubierto; pero bien presto se le cortó la bilis,
haciendole vér que no era asunto, que mereciese la pena de
destemplar á un hombre, y finalmente, que estaba destinado á
otras uñas el desollar estas zorras.
Otros mas maliciosos creían que este Autor tomó por asunto un
pretexto vano y aëreo para sacudir al Pensador, sin qué ni para qué, fingiendose enemigos en
el ayre, para hacer de persona en la palestra literaria, y meter
el montante en una lucha, que no hubo;
porque aunque conocian á las luces de la imparcialidad, que no
faltaban meritos en la obra del Pensador
para impugnarle en defensa del bello
sexo, porque hay pinturas que ofenden y perjudican, si no
por la verdad y propiedad del pensamiento, por la acritud ó
viveza del colorido; sin embargo hallaban que todo el contexto
de la presente é importuna Apología era una impostura garrafal,
y un testimonio manifiestamente falso, justificandolo con
aquello de que
señor Guedeja, que es un Uron politico de todos los diantres, y yá
tenia bien acreditada su fecunda y sólida erudicion aquella
immortal obra sin este hermoso retoño de su habilidad y nuevo
Chef D’Aeuvre, (en Castellano pieza de examen) con que acreditó lo Maestro, y justificó el tono impersonal y
dominante, con que entre otras cosas pregunta á su discipulo:
¿Digame, señor
Pensador, las almas tienen sexo? puede ser diga Vmd. que sì;
pero vaya, le doy de gracia el que sepa que no: bien. Y
digame mas, ¿sabe que una de las tres potencias del alma es
el entendimiento? doy tambien de barato el que lo sepa. Pues
ahora, siendo notoria la igualdad de todas las almas,
&c.
defensa
femenina, viendole lidiar con tales armas, pudiendo muy
bien alegar, para el caso en que se las reputasen por indecentes
y prohibidas:
Sin embargo, para convencer en lo posible la tenacidad
de sus acusadores y adversarios, que tanto ponderaban el infelíz
y lastimoso estado à que la injuria de los tiempos habia traído
al sexo hermoso, reduciendole à la
miseria de verse defendido por pluma semejante, debo hacer
presente la graciosa retaila de mugeres doctas y Poëtisas, que
ponia delante al Pensador, para destruír
su obcecacion y fatuidad, tomandola desde las Sibilas hasta Doña Maria de Zayas, y concluyendo con
esta elegantisima clausula: Y en esta Corte conozco yo tambien actualmente
tres, y una principalmente de subtilisimo ingenio y de quien
tengo excelentes obras poëticas suyas. Bien haya la Gramatica
que te parió.
De lo que no podria libertarse el Pensador, sería de los cargos que le resultaron ácia
nuestro Autor: el primero de infinitos errores, equivocaciones, desaliñado
rudo estilo, y demás faltas, sobre la mayor del ridículo
empeño à que se dirigen, y donde falla que sus papeles : : : : : podrán embargarse para
socarrar aves, ó agregarselos al gremio de Especieros,
y finalmente al de Coëteros, para que los
empleen en tacos en la primera funcion;
Y sobre todo por defender una causa tan justa, como la
Vindicacion del honor de las Damas,
deteriorado por el Ex-Soldado de la Corte, cuya
multitud de gracias y enhorabuenas, que aquellas, tal vez,
retribuirian á porfia á su flamante defensor, podria darle ocasion á decir con el asendereado Caballero de la Mancha,
viendose tan perseguido de plácemes y agradecimientos, ¿Qué buscais Princesas? ¿Qué me quereis
Emperatrices? Dexadme ya, doncellas de doce á catorce años.
Pensador tubo
hasta aqui y se subsiguieron despues, fueron despreciables, y de
ninguna consecuencia, comparadas con la que vió el orbe
literario en pos de la que acabamos de expresar: Observacion
Critica, y riguroso examen de las
proposiciones y suposiciones del Pensador, contenidas en el
Papel 24. de sus Pensamientos : : : : : por el Licenciado
Don Judas Thadeo de Llerena y Olabe, Cura de la Villa de
Canales &c. impresa con letra novisima, y en
papel superfino de estraza. Desde el glorioso punto en que se
publicó este Escrito, se fue difundiendo la admiracion entre los
sábios, por ofrecerles una nueva y clara idéa del estado de
nuestra literatura, considerandola por pieza grande, pieza
única, pieza original, y en suma, que quien no la haya leído, ni
oído puede decir, que no ha visto cosa buena en todos los dias
de su vida; y que desde el felíz instante en que se dió á luz,
sobran yá quantos auxilios dictan la medicina y la razon para
extinguir el humor melancólico. Yá era su sábio Autor bien
conocido en la República literaria por otras obras críticas,
asceticas y predicables; pero á todas excedió la presente en
asunto, método, estílo, dignidad y otras ventajas
apreciabilisimas. ¡Con qué solidéz de argumentos rebate las
proposiciones de su contrario! ¡Con qué novedad y altura de
pensamientos entabla y califica sus pruebas! ¡Con qué eleccion
de noticias exorna y autoriza sus demonstraciones! y finalmente
¡con qué primor de elocuencia y donayre ordena y sostiene su
estílo! Puede asegurarse sin temeridad, ni adulacion, que es
casi imposible encontrar otra pieza mas excelente, mas acabada,
ni mas perfecta en su linea. Desde la portada se manifies-utilisima al decóro de la Nacion
Española, (para que no se presumiese que era la Tudesca)
á la instruccion de los menos entendidos,
ó falsamente engañados, (porque tambien debe de haber
engaños sin
falsedad) y desagravios al Tribunal
de la Fé y nuestra Catholica Religion. Y para que
asimismo se conozca desde luego el sobresaliente merito que
encierra, prosigue: Que convence el Pensador
la falta de toda literatura y noticia en quantas especies
toca, y no menos la de verdad, con que finge la Carta y
Sermon en que se funda.
Es muy dificil, con efecto, de percibir á la primera luz los
fondos de erudicion, y dotrina que brillan en todo este tratado:
lo que al instante aparece es la imparcialidad, modestia y
criterio con que está concebido, en cuya prueba, y movido sin
duda su Autor del grande amor que le profesa
en el Señor á su amigo el Pensador, como afirma al fin de la Obra, se animó á
proferir aquellas tan cortesanas, tan tiernas, tan dulces y
caritativas expresiones de: Petimétre
engañado, almidonado Censor, Corredor de Estrados,
Sobrestante de Comedias, Visitador de Tertulias, hombre
desnudo de toda literatura, Canario, Papagayo, Gorrion y
Cotorra, Cajon de Sastre y Maulero de viejo. ¡Qué bella
manera de argüir! Este es el modo de criticar, que todo lo demás
es chanza. Gritáran norabuenas nuestros Sérios, que tales frases eran indignisimas de la
gravedad y circunspeccion de un Señor
Cura, en quien solo debe resplandecer la modestia en
las palabras, la compostura en las expresiones, la dotrina en
los avisos, la suavidad en la correccion y la dulzura en el
trato, y todo debe oler á seriedad, decencia y decóro, que yo
las tuve por audacia y
orgullo del Pensador, para que
no se introdugese en materias tan agenas de su profesion y de su
estado, siendo un seglar petimétre y
enarinado, como en lo sagrado y
religioso del Púlpito.
He aqui el punto crítico, que con tan justa causa exaltó la bilis
al Padre Cura: esto es el ver, que estos
sábios de peluquin y sombrero de tres
picos se hayan de meter en èl, sin
mas poder ó autoridad (como les dice muy oportunamente)
que la que les dá un vapor incauto, ó
sacrílego accidente. Pero no hay que esperar la menor
enmienda en su tenacidad de defender, que por ningun derecho les
es prohibido el entender estas materias, ni el criticar ó
combatir sus abusos y defectos, como se haga con la honestidad é
inteligencia que corresponde, que lo contrario á nadie es
permitido; porque ya es axioma muy rancio, el que las barbas,
las bayetas, las capillas, los bonetes, las peras y otras
exterioridades semejantes, no dan por sí solas facultad alguna,
si no las acompaña la suficiencia necesaria. De donde se sigue
aquel formidable error de calificar à la persona por la facultad
ó el oficio: error, que hizo la costumbre naturaleza en el
crédito del vulgo, y que se representa imposible de desterrar,
sin destruir toda la máquina de su cuerpo. A este proposito
compuso un amigo en cierta ocasion un Soneto, que no creo serà
muy ageno de este lugar, y dice asi:
Pero dexemos esto, y volvamos á seguir nuestro proyecto, señalando, con la posible brevedad, algunas de las particularidades, para formar el debido concepto de tan famoso Escrito.
Como el tenaz empeño de nuestros Críticos
en esta parte es el persuadir la gran necesidad del estudio de
la Retorica sagrada para el sagrado
ministerio de la predicacion, se empeña el señor Cura en defender nerviosamente, no hay
Retorica sagrada, porque la
Retorica (dice) es una misma, sea en
el Púlpito, sea en el Estrado, sea en Roma, sea en Grecia,
sea en la Iglesia, ó sea en la Mezquita. Fr. Luis de Granada no supo lo que se
escrivió en su excelente tratado de Retorica
Eclesiastica, porque no hay tal Retorica en el mundo;
pero á todo esto se responde, que basta que el Señor Llerena lo diga; porque sería una fuerte cosa el
que un Cura de Almas (por mas que se nos
suponga de Canales y en Asturias)
ignorase que habia en el mundo Retorica Sagrada ó
Eclesiastica.
Es verdad que á nuestro Autor se le daria muy poco de mormuraciones de Cortejantes almidonados é
idiotas Petimétres; pues aseguraba que la Retorica solo sería precisa si se colocase el Púlpito
en el Monte Pico de Tenerife, (¡qué pulla tan discreta
y tan elegante!) para clamar desde alli á uno
y á otro Mundo con las voces del Profeta Isaías: Oid Islas, Atended Pueblos Remotos, tanto de España como del Evangelio.
Padre Cura: parece que
le estoy á Vmd. oyendo predicar. Sin embargo sé yo muy bien que
muchos de los Lectores se quedaron en ayunas de esta ultima
clausula: tanto de España como del
Evangelio; porque aludiendo á la voz pueblos, dificultarian quales podrán ser los pueblos remotos de España, que no son del
Evangelio, ó sacarian una malisima
consecuencia de que no son del Evangelio los pueblos remotos de España, comparandolo con la
expresion de aquel, que pintando dos Exercitos, decia: de una parte estaban los Christianos, y de
otra los Castellanos; pero ¡ó señores Lectores! esto se
quisieran Vms. entender: dense Vms. por vencidos, y confesemos
de buena fé, que este arcáno incomprensible es uno de los
primores, flores y matices de que está tegida coda esta
hermosisima pieza; y quede establecido, que la Retorica sagrada para nada es necesaria en el Púlpito de
nuestra España, porque asi lo quiere el Señor Cura de Canales de abajo, y no tiene por
precisas sus reglas para que sean creidas las verdades
catholicas. (¡Qué bien lo entiende el Padre Cura! ¡ó, que es gran pajaro!) La Retorica sagrada sería solo precisa para ir á predicar á los despoblados, los
beriqüetos, ó los Picos de Tenerife.
Pero todo cese para aquella profunda exactitud é inteligencia en
nuestras antigüedades y noticias historicas. Alli se origen de la Lengua Española se tomó de la
Latina, ó del Lacio, (que debieron de ser cosas
distintas) que introdujo Augusto Cesar quando
vino sobre nuestro Reyno, quince años antes de Christo.
Descubridores é Ilustradores de
los origenes de la Lengua á referir en tres renglones lo que
ellos aun no pueden resolver en tomos y mas tomos, sin ponernos
en un concepto incontextable y seguro. Las Lenguas mas ilustres
del Mundo pretendian con ansia el derecho de maternidad de esta
hermosa hija: la Hebréa, la Griega, la Arabiga, la Latina, la
Theutonica y aun la Bascuence se contaban en aquel número. Unas
y otras tenian sus Valedores doctisimos y sus testimonios
justificativos; ¿pues qué remedio para cortar esta famosa
controversia, y quedar en un systéma fijo y constante? Venga el
Señor Cura de Canales y diga en quatro
palabras, que el origen de la Lengua Española
se tomó de la Latina, que introdujo Augusto Cesar quando
vino sobre nuestro Reyno, quince años antes de
Christo.
Lo mismo, con poca diferencia, sucede en lo que añade mas
adelante nuestro Autor, donde verán los aficionados, que la
Nacion Española se ha ido vistiendo de retazos, que la han
prestado, como á Novia de Aldéa, todas las Naciones del mundo;
de una (dice) tomó el sombrero, de
otra el peluquin, de otra la peluca, de otra los calzones,
de otra la casaca y chupa, de otra la camisola, los zapatos
y medias sin medida (tomate este tiqui
miqui) . . . . . y que esto es en quanto
al punto de vestidos, dejando la montera, el murrion, la
golilla, las cotas y todo lo que se habrá notado en las
pinturas ó medallas antiguas de los Reyes de España, que aun
hoy duran algunas en los Maragatos. En punto de Ladrones
es de sentir nuestro Autor, que los mayores son los mas grandes: verdad
inaudíta, y siendo semilla (prosigue) que se halla en todas tierras, no creo el que
en las Indias sea incognito el latrocinio, y mas
sabiendo (este es el golpe fuerte) que en las Filipinas están las Islas de los Ladrones.
¿Quien, por mucho que haya leído, será capaz de haber hallado otro mas hermoso y agradable retazo de Historia, Antigüedad y Geografia? Que se nos venga ahora el otro Poëta con imposibles y ponderaciones, diciendo:
Et citiùs nigros Sol agitavit
Equos,
Flumina, qui ad caput incipiunt revocare
liquores
Aridus & sicco gurgite piscis erit.
quando tenemos entre nosotros Autor tan espantosamente
erudíto, que estampa que las pinturas y
medallas antiguas de los Reyes de España duran hoy dia en
los Maragatos: que las Filipinas son en las Indias, y que en
aquellas están las Islas de los Ladrones.
Es verdad que le ayuda mucho á nuestro sábio Autor, para la
exposicion y ornato de sus bellas y originales noticias la
destreza con que, entre otras prendas, posee y maneja la Lengua
Castellana; pues despues de haberla señalado el único y
admirable origen que hemos ya referido, le ponia al Pensador como de perlas sobre el
arduisimo é importantisimo punto de si ha de decirse Tufos ó Rizos,
trayendo oportunamente las autoridades de San
Geronymo y San Ambrosio para
probar que escrivieron Rizos y no Tufos:
(y hasta ahora no sabía yo que estos Santos Doctores hubiesen
escrito en Lengua Castellana) Pensador,
que no desnaturalice las voces de su patria,
porque hay muchos hombres perdidos por desnaturalizados: que
examine el origen de donde se derivan, sin que le falte una
letra, porque por una letra (¡qué linda recancanilla!)
se ven muchos hombres pobres, habiendo antes sido ricos:
disipadas Cisternas, inducir barbarismos, vapores incautos,
accidentes sacrílegos, y le harán bellos gorgeos las jaulas
de los Canarios; y las nuevas y hermosas voces de ruslerias, murrion, critizar, Irroqueses,
Espicilegios, emmergentes, valgate San Sam, y otros
semejantes. Ahora suplíco yo muy rendidamente á los Doctores de
la Lengua, tengan piedad del Señor Cura,
porque teme mucho que le acuse la Academia . . . . . aunque ocupada en
respondernos de dónde se deriva la voz Tufos, que no
será menester que enciendan los Crisoles
para limpiar, fijar y dar explendor á
estas voces; pues como dice su merced, no
convienen á la Lengua Latina, Española, Francesa, ni
Alemana; y si acaso se les ofreciere alguna dificultad,
yá saben que el origen de la Lengua Española
se tomó de la Latina ó del Lacio, que introdujo Augusto
Cesar quando vino sobre nuestro Reyno, quince años antes que
naciese Christo.
¿Pues qué diré de aquella Advertencia al
Pensador, que ocupa cerca de la mitad del Discurso? Qué
he de decir, sino que es una nueva, rica y profunda mina de
erudiciones y sentencias; pero mejor lo dirá ella misma. Asi
empieza: Yo imaginé, Señor, que su intento era formar
un Espicilegio en que se recogiesen las mejores Espigas, que
dejaron de coger los antiguos Escritores en quantas materias
toca, ó las omitieron por no persuadirse á que la malicia
llegase à tanta altura; pero veo lo contrario: vés y que vá
á desbaratar lo que estaba bien pensado. ¡Qué hermosa locucion!
¡Qué noble pensamiento!
Le concedió á su Cántabra elocuencia
el ronco
acento del mejor paisano.
Como yo no me he propuesto ilustrar y defender todas
las proposiciones de nuestro Autor, por no faltar á la posible
brevedad que he prometido, me trago con bastante dolor muchas
cosas, que daban sobrada materia á mis designios; pues cada
capitulo . . . . . pero ¿qué digo yo cada capitulo? cada
oracion, cada periodo, cada palabra nos da asunto para una
alabanza, y motivo para un elogio. Lo que sobre todo los merece
es la admirable destreza con que dejó castigada en el Pensador la audacia de sus Pensamientos, y
convencida la falta de literatura, noticia y verdad en
quantas especies toca, y particularmente aquellas que
mas le atañian y enojaban al Señor Don
Judas, que como Predicador de muchas
circunstancias, se las redujo y constituyó á tal
estado, que no les faltaba ya mas que caminar al quemadero:
castigo muy bien merecido del Pensador,
porque no sabía palabra de
Jurisprudencia. Lo que sin duda nos dejó á todos edificados
fue su caridad profunda, su urbanidad y su modestia, igualmente
que aturdidos su portentosa y nunca vista erudicion, en
particular á los que estabamos poco instruidos
ó falsamente engañados en los varios puntos que
ignorabamos, hasta que hemos sabido que las
Cisternas se disipan, las censuras se rigen, los barbarismos
se inducen, las jaulas gorgean, la Retorica es una misma en
la Iglesia, que en la Mezquíta, las Filipinas están en las
Indias, y las pinturas y medallas antiguas de los Reyes de España
duran hoy dia en los Maragatos: noticia de que muy
desde luego me empecé á valer, encargando á los muchos que
vienen diariamente á la Corte me recogiesen y condujesen
algunas; porque entre ellos debe de haber, sin duda, grandes
Anticuarios.
Ello es, que el Pensador temió como muy
hombre, segun se lo amonestaba el Señor
Olabe en la cortesia, diciendole que se guardase de sus uñas, (¡qué expresion tan culta y
tan religiosa!) por equivalente al B.L.M. de
V. cosa en que hizo muy bien, y mas si el Señor Cura sabe tocar el Arpa ó el
Salterio; porque hasta alli (concluía)
solo habia sido mostrarselas con cariño y
amor, que le profesaba en el Señor: bien, que lo que
mas le contuvo fue este aviso, que le sugerió cierto penitente
de luz:
Aviso que nos debe servir á todos para proceder en lo
succesivo con el miramiento y cautela que corresponde, teniendo
presente aquella horrenda amenaza, y diciendo con nuestro Pantaleon:
Y si aun lo dicho no bastáre á temer los azotes y los
arañazos del Padre Cura, bastará que á
todos y á cada uno de nosotros nos sirva de egemplo la Mision,
que reducida á va-Pensador por fin y remate de la
citada Advertencia; suponia lo primero, que habria
cumplido con el precepto anual . . . . . y que el Confesor
prudente le habria mandado que no pensase tan mal de alli
adelante, y que por lo mal pensado restituyese las ganancias
mal habidas. (En esto, como en todo lo demás, son
muchas y varias las opiniones. Ojalá que esta ley se
estableciese con la formalidad y rigor, que pretendia el Señor Cura, que entonces no nos habiamos
de dar manos á restituir) Item, el daño
emergente de tanto dislate como ha infundido en los
pobrecitos ignorantes, vendiendoles hierro por oro,
(otra version dice gato por liebre; pero
el Señor Olabe siguió á Alvarez de Toledo, Burromach. Rebuz n. 2.) y el lucro cesante de tantas buenas obras como
ha impedido hacer por leer sus Pensamientos. (Y es tan
cierto, que á un Amigo mio, un dia de fiesta muy solemne, le
quitó el ir á Misa con su Cortejo el haberse detenido á leer el
Pensamiento en que se trataba del
asunto) Asimismo le habria mandado restituir
la honra y fama, que habia quitado á Calderon, Quevedo y
Compañeros, al Estado Eclesiastico por los Sermones que ha
fingido, y à toda la Nacion por lo que la ha infamado.
(Esto de fingir malos Sermones es muy mal
hecho: atengome al Padre Cura, y á otros
como su merced, que nunca los han fingido) Finalmente suponia, que venia absuelto de las censuras en
que habia incurrido contra las Bulas Apostolicas y Decretos
del Santo Tribunal, para que podamos enterrarle en sagrado
junto al Maulero Cajon de Sastre su Compañero, &c.
Este
El Discurso siguiente se dará el Martes quatro
de junio proximo.